jueves, 31 de enero de 2019

IBEROAMÉRICA Y EL DEVENIR EN EL 2019

(Entrevista realizada por Isabella Blanco Galeano UMA)


Una derrota para la izquierda y un ascenso cuesta arriba para la derecha es lo que propició el 2018 a Iberoamérica. Edgar Blanco Carrero, Dr. en Filosofía y oficial de marina retirado,  profesor en la Universidad Central de Venezuela en la misma cátedra, nos compartió un balance de lo que fueron los movimientos políticos en la región durante el año pasado, asimismo como la explicación histórico-política del surgimiento de estos y de las respectivas ideologías que respaldan, añadiendo la definición de los términos utilizados comúnmente como “derecha e izquierda”.
¿Qué significó el 2018 para Latinoamérica?
“Estamos viviendo un proceso histórico que realmente tiene su punto de inicio en el 2004 por una serie de procesos políticos que se dieron a nivel global y que tuvieron como eje la invasión de Irak por parte de EE.UU, un retroceso de los gobiernos tradicionales en toda Iberoamérica. A partir de ahí, prevaleció un movimiento político de naturaleza globalista que tuvo como propagador el Foro de Sao Paulo. Actualmente, la región tras un conjunto de regímenes que se hacían llamar progresistas, la población en general se desencantó de políticas que aplicaron porque fueron de pobre alcance y se adscribieron dentro de una estructura de corrupción inimaginable que derivó en el debilitamiento de las instituciones políticas de todos los países. Por esto, a finales del 2014, los gobiernos auto – proclamados “progresistas” empezaron a retroceder en toda la región y en el año 2018 se hizo evidente en países como Brasil,  Paraguay y Colombia, los cuales dieron paso a unos gobiernos de naturaleza republicana. No estoy hablando de izquierda o derecha, sino de globalistas o republicanos, este siendo de talante kantiano porque en el kantismo el republicanismo contenía el globalismo o cosmopolitismo de acuerdo a su visión de progreso.”
¿Qué significó para lo que a muchos se referirían como izquierda y derecha respectivamente?  
“Izquierda y derecha son categorías políticas que emplearon los marxistas desde un punto de vista histórico. En realidad, lo que nosotros hemos estado enfrentando todo el tiempo son acciones de movimientos globalistas con respecto a las acciones del movimiento republicano. ¿Qué quiero decir con esto? Cuando surgieron los movimientos marxistas y anarquistas a nivel internacional a mediados del siglo 19, estos movimientos se caracterizaban por ser anti estado; la visión política de ellos era destruir el orden estatal porque, según ellos, era la fuente de opresión que hacía que las poblaciones, en cada uno de esos países, vivieran una condición de pobreza a niveles inhumanos, como se puede evidenciar en las novelas concernientes a la revolución industrial. Pero, después del fin de la primera guerra mundial y el triunfo del marxismo/leninismo en Rusia y a lo que posteriormente se le conoció como la Unión Soviética, ha sido muy difícil hablar de derecha o izquierda. Por ejemplo, si uno toma los países, a lo que yo consideraría, los más liberales del mundo siendo Nueva Zelanda el más figurativo y preguntas si en este país hay programas sociales, te das cuenta que hablar de izquierda o derecha o hablar de regímenes socialistas o conservadores es una visión que no tiene sentido porque en el fondo todos los gobiernos aplican políticas sociales. Entonces por ello, hablo más bien de esa visión globalista, que quiere imponerse en contra de una visión republicana que está basada en el respeto de la naturaleza política de todas las comunidades a nivel global, dentro de una estructura dirigida a una idea de progreso que permite que un individuo en Venezuela pudiese viajar y residenciarse o visitar a cualquier país del mundo con las mismas condiciones de derecho que vive en Venezuela sin ningún tipo de problema. La posición no es entre izquierda o derecha, sino entre sistemas globalistas que terminan siendo totalitarios como el marxista/leninista, y las visiones republicanas, que es en la que estos momentos está liderando países como EE.UU, Brasil con el ascenso de Jair Bolsonaro y los gobiernos que reemplazaron a los movimientos Sao Paulistas que estaban enquistados en la región.”
 El entrevistado añadió que el globalismo engloba a movimientos marxistas que eran llamados nacionalistas en el siglo 17 y cuya realización práctica derivaba en la imposición de un esquema totalitario que reduce la capacidad del individuo de subsidiarse a sí mismo y de vivir bajo el concepto de libertad que la comunidad establecía de acuerdo a un consenso. Se trata de un proceso evolutivo de los medios de comunicación y la tecnología a la par del resurgimiento industrial posterior a la segunda guerra mundial de países como EE.UU, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Japón. Los movimientos marxistas vaciaron el concepto de globalización y le dieron un contenido político que fuese similar al de los marxistas y leninistas en el siglo 19 en función de destruir a los órganos políticos estatales.
Por otra parte, el republicanismo es la forma que posee cada uno de los individuos, que fuesen capaces de producir sus medios de supervivencia sin necesidad de un Estado que los subsidie, de establecer una comunidad política en donde cada quién pudiese dirimir la cosa pública. Nos estamos refiriendo a como se entienden un grupo de personas  para resolver una situación que es de materia pública.
¿Qué significó para el globalismo el pasado año debido a los procesos que tuvieron comienzo en el 2004?
“Una derrota, un retroceso, causados por ellos mismos, sobre todo por las noticias de la casi desintegración del partido español “Podemos” y que se encuentra en una situación de debilidad extrema, y, como esa situación ya ellos la percibieron desde el año 2015 con la derrota que sufrieron tanto en Venezuela como en Argentina, están dispuesto a ir hasta las últimas instancias, que serían la aplicación de la fuerza para mantenerse en el poder. Ello explica lo que estamos viviendo nosotros en Venezuela, el atentado que ocurrió en Colombia hace unos días, las protestas que han ocurrido en el nordeste brasileño, sobre todo en Fortaleza contra el recién nombrado presidente, los asesinatos políticos que han transcurrido recientemente en México, la situación de inestabilidad que está transitando Argentina o los atentados terroristas que ocurrieron hace un mes en Chile.”
¿Eso significaría una cuesta arriba para los republicanos?
 “Eso significa que para los gobiernos republicanos, y toda la región, va a entrar en una fase crítica de guerra civil. Estos grupos, que se resisten a abandonar el poder y que estuvieron inmersos en muchos actos reconocidos como delincuenciales a nivel mundial, como por ejemplo su participación en lavado de capitales, narcotráfico, trata de blancas, etc,no pueden dejar el poder porque van a tener que rendirle cuentas a la justicia,  por eso prefieren escalar en la violencia.  La región Iberoamericana, desde España y México hasta la Patagonia, van a sufrir un empate violento de gran intensidad.”
“De cierta forma, la guerra civil ya está ocurriendo gracias a las situaciones violentas que generan inestabilidad política como ya antes mencioné. Es conveniente aclarar que en contexto de guerra civil no solamente se ve afectada Iberoamérica,  ya que se está expandiendo por todo el continente. Así como ocurre en Venezuela, Brasil, Argentina y España, ocurre también en EE.UU, Francia, en Alemania, en Italia, en países que también están sufriendo los embates de esta situación generada por estos movimientos pero en una situación más compleja porque, en el caso extra continental, se mezcla con otras situaciones conflictivas relacionadas con la crisis que vive Ucrania, Siria o Libia.”
¿Cómo afecta este movimiento continental en el accionar de las potencias globales? , ¿Existe algún tipo de relación entre lo que pasa globalmente con las potencias y con lo que pasa en Iberoamérica?
“Después de 1945, se presentó una confrontación de alcance global que tuvo dos actores principales: EE.UU y la Unión Soviética, los cuales en la práctica fueron los países vencedores de la segunda guerra mundial. Esta confrontación que tuvo una naturaleza ideológica adquirió un alcance global a posteriori porque se mezcló con todos los procesos de descolonización que hubo después del año 1945 y afectó a los imperios coloniales franceses, ingleses y portugueses. Estos movimientos de descolonización, de cierta forma, se presentaron como movimientos republicanos pero que en el fondo, en la mayoría de los casos, fueron apoyados por la URSS. En casos emblemáticos donde hubo el apoyo soviético y después el Chino, fueron los de Argelia, Vietnam y Corea, que significaron situaciones de tensión, desde el punto de vista político, de gran alcance. De hecho, si bien la guerra de Argelia afectó a Francia, esta guerra estuvo muy relacionada con la guerra de indochina que también afectó a Francia e involucró a un grupo de países. Por otra parte, en la guerra de Corea, que fue vista casi como una guerra mundial debido a la participaron alrededor de 17 países, indica lo que fue la naturaleza del conflicto.”
“Cuando se concreta esa fase de descolonización, la otra región del mundo que se incendió por esa carga independentista y de descolonización fue África, en donde el conflicto ideológico se mezcló con conflictos tribales y eso generó un grado de complejidad que hizo que se patentaran estos conflictos a través de las discrepancias ideológicas. El primer punto donde se presentó este tipo de conflicto fue en la Guerra Civil Española, pero después del ascenso de Fidel Castro en Cuba, que después de darle a su proceso de ascenso al poder un carácter ideológico al alinearse al bando de la Unión Soviética hizo  que toda la región continental aplicara este talante ideológico a los conflictos históricos de material social que poseía/posee.”
“Los conflictos a nivel global no han sido resueltos. La creación de enclaves occidentales en el cercano oriente hizo que todos los gobiernos de esta zona se alinearan a la Unión Soviética y dieran un mayor grado de inestabilidad en la región. En Iberoamérica, los remanentes de los países que se mantienen ideológicamente en contra de occidente tuvieron un aliado en Venezuela con Hugo Chávez, que con cuyo ascenso en 1998 se concretó la instalación de vasos comunicantes entre las situaciones conflictivas desde un punto de vista ideológico que lidera el foro de Sao Paulo aquí en el continente con los conflictos que hay en el cercano oriente y con los conflictos remanentes de la segunda guerra mundial,  con lo que respecta sobre todo a Corea y a la situación política de tensión que se está viviendo en el mar de China con Japón. Si vemos las principales zonas de conflicto que son Venezuela – Colombia, Siria – Irak y Corea del Norte hay una relación que involucra tanto a la Unión Soviética y China y a cada uno de estos espacios de conflicto en relación con EE.UU, haciendo ver un conflicto entre grandes potencias que tiene diferentes escenarios de adversión.”
Entonces, ¿se puede decir que nosotros sufrimos las expresiones políticas de estas grandes potencias, que se manifiestan a través de terceros?
 “Este tipo de conflictos nacen como guerras civiles, tomando como ejemplo a la Guerra Fría entre EE.UU y la Unión Soviética. Desde el año 1945 todas las guerras se han manifestado como guerras civiles, con muy pocas excepciones como la Guerra de las Malvinas y los conflictos árabe-israelíes.”
 ¿El ciudadano común no tiene la oportunidad de rechazar este tipo de situaciones de las cuales pueden estar en desacuerdo?
“En este caso, los ciudadanos no tienen opción. Un orden republicano que tenga instituciones que sean aceptadas por toda la población hace que un conflicto externo sea más difícil de presentarse dentro del territorio. Puede ocurrir que en una situación de conflicto externo la población general, inmiscuida en un sistema republicano, lo rechace o se defienda. El Reino Unido, que es una monarquía constitucional, posee un sistema republicano que,  para mí, es modelo porque la población no permite que conflictos externos se presenten como situaciones de guerras civiles. De hecho, la mayoría de las veces en las cuales los británicos se han inmiscuido en guerras es para impedir que ocurra esto. “
“Por otra parte tenemos a los suizos. Ellos son uno de los únicos países que no forma parte de la Organización de las Naciones Unidas debido a que se declararon un país neutral y no aceptan tropas extranjeras por su territorio. Para ellos poder mantener ese estatus a nivel político, tienen que tener el apoyo de toda la población y la consecuencia de ese apoyo es que el país más armado del mundo sea Suiza. Ahí, todos son soldados, todos poseen armamento militar en sus casas, todos deben cumplir servicio militar obligatorio porque ellos en cualquier momento pueden verse obligados a responder con la fuerza ante países que se hubiesen comportado como amigos o países que pudiesen ser enemigos. Por ejemplo, ellos derribaron, durante la Segunda Guerra Mundial, aviones alemanes y estadounidenses ya que era la única forma en la que podían garantizar su soberanía. En una circunstancia de ese tipo, mientras más representativo sea un sistema político con respecto a los intereses de su población, es muy difícil que se interpongan potencias extranjeras dentro de su territorio.”
“En el caso venezolano, nosotros nos vamos a movilizar el día 23 de enero para hacer una demostración que sea vista a nivel mundial pero el riesgo a esto es que nos convirtamos en un rebaño en función de intereses foráneos, en una situación conflictiva en donde la capacidad de decisión que poseemos es nula porque la estructura política está completamente pervertida.”
“Cuando uno hace una ley dentro de una comunidad, la ley debe ser hecha para beneficiar a la mayoría de la población; uno no puede hacer una ley en contra de una parte de la población, que fue lo que ocurrió aquí en Venezuela y está ocurriendo en México.”
¿Por qué al movimiento globalista se le dificultó perpetrar dentro de la institucionalidad brasileña?
“Porque existe un núcleo poblacional con una base moral republicana que al ver los escándalos de corrupción, como por ejemplo el colapso de Petrobras o el de Odebrecht, vieron que estaban siendo destruidas las instituciones, se sintieron amenazados y respondieron ante ese virus destructor que estaba corriendo dentro de la estructura política que se había instituido a finales del siglo pasado. En Venezuela, vivimos una historia que fue hecha en el sentido del positivismo como metodología para explicar la realidad, la cual justificó una situación política a partir de 1958 que fue vista como una democracia que permitió una alta movilidad dentro de una sociedad, pero que en el fondo se comportó como un régimen de talante globalista que se evidenció incluso en la pertenencia  de la mayoría de los políticos del internacional socialista.”
“Ese globalismo se desgastó a finales de la década de los setenta y eso trajo como consecuencia que las instituciones empezaran a corroerse políticamente. El punto de ruptura que se ubica popularmente con el viernes negro, cuando hubo una crisis en el sistema bancario, lo que provocó la primera devaluación con mayor significativo en el país en febrero del 1983. Después se produjo la caída pronunciada en función de carácter representativo que tenía la clase política con respecto a la población, que tuvo como su punto de explosión El Caracazo en el año 1989 y el año 1992  los intentos de golpe de Estado hechos por esta infiltración desde la cultura militar de La Habana, y avanzó de una manera tal que permitió que en el año 1998 se produjera el cambio político que sufrimos en este momento.”
 ¿El papel del narcotráfico y el terrorismo juega en favor de estas corrientes globalistas?
“El narcotráfico y el terrorismo son medios para lograr un fin. El narcotráfico posee como objetivo la destrucción del centro de las sociedades republicanas,  el cual es la familia, siendo medio de estos movimientos globalistas para imponer su doctrina. El terrorismo es el otro brazo de esos movimientos, usado para aterrorizar a las poblaciones de los distintos países y forzarla a tener que aceptar esos dictámenes políticos globalistas de acuerdo a su visión del mundo, según ellos es lo mejor para cada una de las sociedades, pero a la práctica, como lo hemos vivido aquí en Venezuela, lo que buscan es imponer las prácticas de gobiernos totalitarios y esto hace que por el contrario la población viva en condiciones de pauperización extrema, tanto desde la perspectiva económica como de la perspectiva moral y ellos se mantengan en el poder.”
 En lo que resta del 2019 y para el resto del mandato de cada uno de los gobiernos iberoamericanos, ¿Qué pudiesen pensar o accionar las alianzas republicanas, con respecto a focos globalistas?
“El asunto es saber cuál es la capacidad de maniobra de los gobiernos republicanos recién instaurados en función de los problemas sociales que poseen cada uno en sus países. Hay que tener presente que se generaron expectativas por el ascenso de Duque al poder en Colombia y resulta que la gente no consideró que ellos poseen una guerra civil que ya tiene 50 años contra grupos guerrilleros que actualmente actúan para tratar de reducir la capacidad de maniobra del gobierno colombiano y garantizar la supervivencia del orden político en Venezuela. Dentro de esta corriente podemos encontrar el atentado que ocurrió recientemente en la Escuela de la Policía más la situación de inestabilidad económica que viven los argentinos y los atentados terroristas que ocurrieron el año pasado en Chile. No sabemos realmente, a pesar de las alianzas que puedan establecerse desde el punto de vista republicano, que pueden hacer ellas con respecto a la guerrilla en Colombia y al régimen narco tiránico en Venezuela. Es una situación realmente crítica que implicaría la adopción de medidas radicales por parte de los países que poseen un rango mayor de capacidad de acción, que en mi opinión son EE.UU, Brasil y Chile, pero no sabemos que acontecerá en el futuro cercano.”

Finalmente, ¿Qué significa la situación que actualmente enfrenta Venezuela con el ascenso de Guaidó y el respaldo de la mayoría de los países americanos con respecto al contexto este de republicanos y globalistas?



Con respecto al estado de cosas representado por el rol que juega Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela me viene a la mente la situación española en los días previos al estallido de la guerra civil desde una perspectiva internacional y nacional. En el plano internacional por efectos de los dictámenes de la tercera conferencia de la internacional comunista que estipulaba la lucha contra el fascismo y el nacional socialismo el mundo se dividió entre internacionalistas y nacionalistas (teniendo presente lo atroz que fueron esos regímenes). Los pocos países liberales (UK, EEUU) se mantuvieron neutrales aunque hubo muchos voluntarios que participaron en la guerra. Hoy sabemos que esos internacionalistas y esos nacionalsocialistas en el fondo fueron sistemas totalitarios en concordancia con lo expresado por Hannah Arendt. Con Guaidó el antagonismo se presenta entre internacionalistas (globalistas, progres ) y republicanistas, digámoslos así, y el mundo se ha dividido de igual forma. La diferencia es que los republicanistas representan a las democracias liberales que se están sintiendo amenazadas. Desde el punto de vista continental el antagonismo, con unas excepciones, se presenta entre América y Asía. La Europa, también con sus excepciones, trata de mediar y apaciguar sin poder de negociación. Cómo se puede ver estamos en el ojo del huracán. En Venezuela se va a decidir el destino del orden global implantado en Westfalia en el año 1648 en lo concerniente a “no injerencia en los asuntos internos”.

En lo nacional puedo decir que no vamos a una guerra civil como la española debido a que el antagonismo aquí se presenta mayoritariamente de la sociedad contra el estado. Desde este ángulo de análisis el Sr. Juan Guaidó al cumplir los dictámenes establecidos en el artículo 233 de la constitución nacional está tratando de restituir un orden roto en el año 2017 dentro de un contexto de disolución institucional. Esta disolución es lo que permite afirmar que Venezuela se ha convertido en un estado fallido, pero estado al fin y Guaidó en la actualidad es lo que detiene que nuestro país termine de convertirse en un espacio de bandas que operan a su libre albedrío y conveniencia. Algo así como lo que Hobbes denominó estado de naturaleza que se corresponde a los primeros días del estallido de la guerra civil española. Nuestro deber como ciudadanos es que surja otro Leviathan que nos atemorice a todos..

domingo, 20 de enero de 2019

23E: UN NUEVO REBAÑO PARA EL BENEFICIO DE UNA CLASE POLÍTICA DESGASTADA O UN ENJAMBRE DE ALCANCE CONSTITUTIVO



Las gigantescas acciones de protestas realizadas por los venezolanos en el año 2017 fueron manipuladas, direccionadas y apaciguadas para materializar un propósito: que los autores de estas operaciones lograran su supervivencia política en función de intereses privados y partidistas. La manipulación y el direccionamiento de las manifestaciones anularon la potencia restauradora del orden roto, al menos perceptivamente a finales de marzo de 2017, mediante una disipación de la fuerza contenida por los protestantes a través de dos medios: el desgaste y el engaño, es decir, domesticaron la indignación neutralizando su capacidad destructiva convirtiendo a la multitud en un rebaño en contraposición a la potencia constitutiva de un enjambre que en muchos momentos de esas protestas estuvo presente.
La población venezolana fue llevada como un rebaño en los años 2014, 2016 y 2017 para favorecer un proceso de negociación que sólo benefició a los negociantes. Los venezolanos en este contexto fuimos sacrificados. La conciencia de esa perfidia realizada de manera seriada y sistemática provocó una estampida que se materializó en una gigantesca diáspora dada la imposibilidad de encontrar una salida a una situación cada día más desesperante. Pequeña en el año 2014 e inconmensurable a partir del año 2017. No obstante, a inicios del año 2019 se produjo un cambio de circunstancias con un alto potencial de generar un cambio político que ha sido percibido por la gran mayoría de los venezolanos.
Este cambio percibido más o menos de la misma manera por esa gran mayoría, al parecer, no fue producto de un hecho intencional y en la percepción no hubo una mediación que dirigiese los sentimientos de los venezolanos como ocurrió en el año 2017. Esto nos lleva a analizar este cambio de circunstancias y valorar si debemos comportarnos de nuevo como un rebaño.
El cambio de circunstancias.
Los venezolanos hemos vivido una serie de acaecimientos ocurridos entre 05 y el 11ENE2019 y días subsiguientes que han representado un cambio de circunstancias desde el punto de vista político después que el presidente de la asamblea nacional (PAN) expresara su voluntad de aplicar el artículo 233 de la constitución nacional y se convirtiera, al efecto, en un auctoritas situacional[1]. Este cambio de circunstancias que ha sido percibida por la mayoría de los venezolanos como una oportunidad para crear las condiciones de posibilidad de establecer un nuevo orden político, también ha sido percibida como una oportunidad para que la clase política desgastada y encarnada mayoritariamente por los dirigentes de los partidos que se agrupan en lo que se denomina frente amplio (fa), que ha colaborado de forma directa e indirecta con la tiranía asumiendo estructuras similares en el pasado, recupere su papel de mediador frente a una posibilidad cierta de cambio político.
Esta percepción de la clase política desgastada e histórica ha dado paso a episodios como el acontecido en Maracaibo donde se pretendió usar la figura convocada por el PAN para subrepticiamente reaparecer como protagonista de otro episodio donde las palabras ‘negociación’, ‘dialogo’ más allá de una transacción parecería ser un medio para pasar la página de actos reconocidamente delictivos como Odebrecht, Derwick, pdvsa, arco minero, operaciones cambiarias, etc. que les permitiría resucitar políticamente a expensas de los venezolanos[2]. Si bien ese conato de protagonismo, que en su momento fue rechazado, ya no representa ninguna amenaza, es la punta del iceberg de la compleja trama de negociaciones tras bastidores que se ha estado produciendo que expresa en sí mismo un complejo proceso de reacomodamiento político en el rio revuelto que se ha convertido la realidad nacional. La complejidad se evidencia en el tiempo que se le está cediendo a la tiranía para preparar sus medios de respuesta para garantizar su supervivencia en el poder.
Los reacomodamientos en sí indican de suyo la necesidad de mostrarse frente y conducir un rebaño que pueda ser usado, como aconteció en el año 2016 y 2017, para que la clase política se mantenga en el juego de la representatividad sin representados, y la conciencia de esa debilidad tanto de esos individuos agrupados y escondidos en la fa así como el rechazo de la mayoría de los venezolanos nos enfrentan al siguiente dilema: volver a ser parte de un rebaño de acuerdo con la convocatoria del 23 E, para que una dirigencia pasada siga usufructuando de un orden agotado o comportarse como un enjambre donde cada individuo opera conforme a su naturaleza, desde una perspectiva liberal (y de acuerdo a sus potencialidades constitutivas), y potencialmente sea capaz operando en conjunto, es decir, co-operando, crear las condiciones de posibilidad de superar el orden de la tiranía y las prácticas políticas del pasados que nos lanzaron a este precipicio. Como hemos visto ya, un rebaño no le ha hecho daño suficiente a la tiranía, más bien han logrado usarlo para evitar un enjambre.

Rebaño o Enjambre.
Un rebaño presupone la existencia de un poder que lo trasciende y lo conduce. El concepto de ‘masa’ es aproximadamente su correlato político. En estas condiciones ese poder, que en nuestro caso lo representa el denominado fa, pretende usar la fuerza del rebaño para oponerla a la tiranía que controla la cápsula donde está contenido a pesar de que no ha mostrado en veinte años ni ahora la potencia ni interés para provocar un cambio del sistema político. La intención de esta agrupación que reúne los restos de la clase política del pasado no es más que permanecer en el juego. Sin embargo, así como ellos han percibido una oportunidad de supervivencia política, los venezolanos hemos visto la oportunidad de salvar al país. Esta convergencia de percepciones obliga a los venezolanos a mostrar su fuerza de manera diferente para hacer del 23E el momento de mostrar su potencia de cambios frente a la fa exigiendo, a su vez, la concreción de la disposición hecha manifiesta por el PAN y mostrar la voluntad de cambios frente a la tiranía no sólo como un rebaño para cumplir un requisito formal, sino también como un enjambre que no pueda ser manipulado.
Dicho de otra manera una demostración, como se pretende realizar hasta ahora, sólo sirve para mantener inutilizado un potencial para la acción. Parafraseando a Víctor Hugo sería como afirmar que la fuerza de una concentración proviene de una suma de inutilidades, es decir, para mostrar el deseo de producir un cambio político mediante la asistencia a ‘una’ concentración (que se puede reproducir en todo el país y sigue siendo ‘uno’) tengo que inutilizarme para que otros, los organizadores en tanto que representantes, se beneficien de alguna u otra manera del evento a partir del uso de unos ciudadanos que sólo se sienten representados por un individuo que manifestó un deseo aun no concretado de asumir la conducción de un cambio político aun con  una finalidad no aclarada.
Pero sí tenemos presente que el acto que se pretende realizar el 23E es político, no podemos seguir rigiéndonos con las mismas reglas que nos condujeron a esta ruinosa situación, de ahí que resultaría más conveniente que la asistencia a ese evento tenga la intención de conformar un enjambre, es decir, sea expresión de ‘una’ congregación de individuos no inutilizados que constituyan una multiplicidad que actúe de manera tal que cree las condiciones de posibilidad para comenzar a provocar una parálisis estratégica en la tiranía y produzca una fractura en la estructura que sostiene a ese sistema perverso. Sobre los modos de iniciar ese proceso ya hemos expresado ideas que pueden servir para ello[3].
Así pues, el 23E para que tenga sentido debe ser una demostración contra la tiranía, una protesta contra la clase política desgastada enmascarada en el fa y una exigencia al PAN como auctoritas situacional para que asuma sus responsabilidades. Como el objetivo general es producir el cambio político mediante el cumplimiento de esos tres objetivos específicos, la estructura de acción del enjambre debe estar dirigida a la ejecución de acciones individualizadas (tareas delimitadas) que dañen a la tiranía de forma multidimensional y omnidireccionalmente siguiendo el principio del mínimo riesgo.


[1] Ver al respecto: “AUCTORITAS SITUACIONAL, MULTITUD Y COLAPSO SISTÉMICO” en: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/11/auctoritas-situacional-multitud-y.html
[2] Ver al respecto: @yasmincnunez (18/1/19 10:16) en “1) Ojalá y lo q pasó en el “Cabildo Abierto” de Maracaibo sirva de escarmiento a los politiqueros. La ciudadanía tiene claro que no acuden para recibir un mitin de Manuel Rosales, sino para respaldar al diputado Guaidó para que asuma él, y solo él, la presidencia interina de Vzla.”.
[3] Ver al respecto: “CAOS, ORDEN Y ESTRATEGIA DEL ENJAMBRE” en: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/06/caos-orden-y-estrategia-del-enjambre.html , “SEGURIDAD CIUDADANA Y ESTRATEGIA DEL ENJAMBRE” en http://edgareblancocarrero.blogspot.com , “T. E. LAWRENCE Y LA ESTRATEGIA DEL ENJAMBRE” en http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/01/t-e-lawrence-y-la-estrategia-del.html  

miércoles, 2 de enero de 2019

EL NOMOS DE LA TIERRA Y CÓMO EL SISTEMA DE REFERENCIA HA IMPACTADO LA DEFENSA DEL TERRITORIO VENEZOLANO AL OCCIDENTE DEL PAÍS Y LA FACHADA ATLÁNTICA



A Javier Nieves-Croes, in memorian

Mi propósito es hacer un homenaje a Javier Nieves-Croes. No sólo es traer al presente las ocurrencias que compartimos como profesor y alumno. Muchos recuerdan la anécdota de la pistola Glock 9 mm usada con fines intimidatorios para poder continuar dando sus clases de derecho del mar. Tampoco quiero traer al presente los retos que encaramos en el Estado Mayor General de la Armada, por ocho años, para sostener las posiciones históricas en defensa de la soberanía nacional en los ríos fronterizos y en las áreas marinas y submarinas que pertenecen a todos los venezolanos. Voy a compartir los empredimientos pasados y presentes que desarrollamos en el plano intelectual para poder crear las condiciones de posibilidad de pensar en una nueva Venezuela en el futuro por venir. Ambos, junto con un grupo de republicanos que se hicieron llamar “Cañoneros” creímos que era preciso revisar la historia nacional para traer al presente aquello que por alguna u otra causa fue deliberada o fortuitamente sepultado en el olvido. En este sentido, Javier insistió en que se debería revisar el período comprendido entre 1830 y el fin del siglo XIX porque creía que en ese fase histórica, a pesar de los avatares de la guerra civil que diezmo al país, habían elementos consistentes acerca de una visión de la defensa del territorio nacional que podrían ayudarnos a establecer el rumbo a seguir en la nueva Venezuela que ya está en gestación.
La consistencia a la que se ha hecho mención obedece al hecho de que después del año 1830 Venezuela contó con una débil capacidad para la defensa del territorio nacional que se evidenció en una notable disminución del ejército y de la marina de guerra. A pesar de esta realidad, durante la denominada revolución de las reformas el gobierno nacional logró movilizar un importante contingente militar y naval que le permitió restituir el orden establecido. Seis años después de ese hecho, Codazzi en el año 1841, reflexionando acerca de la hipótesis de una agresión al país por una potencia extranjera expresó que la naciente república no se podía defender en la costa porque las aguas adyacentes constituían un puerto natural que facilitaba las operaciones navales agresivas. Este hecho permite afirmar que la principal preocupación de este pensador venezolano fue que la defensa nacional estaba supeditada a una eventual amenaza proveniente del mar.
Por tal motivo expresó que la defensa era posible desde el territorio interior a partir de tres líneas de defensa que iban de la sierra costera hasta la selva amazónica. Con esta afirmación se puede inferir que se produjo un cambio en el nomos (ordenamiento) sobre el cual se había regido el territorio venezolano. Diez años después de la reflexión realizada por Codazzi, Castelli, en el año 1851 no sólo recordó el carácter hispánico del dispositivo de defensa nacional, sino también indicó la necesidad de potenciar el sistema de defensa costero planteando, además, la necesidad de mantener lo que hoy conocemos como un equilibrio estratégico en relación con los vecinos. Con ello se constata que el nomos español marcó el pensar y el hacer venezolano desde una perspectiva intuitiva e intencional a pesar de no tenerse conciencia sobre el fundamento sobre el cual este nomos había sido establecido. Así pues, la consistencia a la cual hemos hecho mención obedeció a que de alguna u otra manera, la defensa del territorio nacional siguió en cierta manera la teoría y la praxis hispánica.
Esta génesis del pensamiento acerca de la defensa del territorio nacional entre 1830 y 1869 se produjo a la par de una serie de acontecimientos bélicos desarrollados en nuestras costas como las guerras civiles, la diplomacia naval que afectó al país en el período y las acciones de guardacostas y de diplomacia naval realizadas por Venezuela que permiten hacer una reflexión acerca de las concordancias y discrepancias entre el pensamiento y la acción político-estratégica en el período considerado teniendo como referente, podemos decir, el modelo español y, de cómo un pensar y hacer alejado de dicho modelo ha sido perjudicial para los intereses venezolanos.
Consecuentemente, la posibilidad de acceder a documentos inéditos en el Archivo General de la Nación y otras fuentes documentales originales sobre temas navales de la época y la constatación de que la manera de concebir la defensa naval entre los años 1830 y 1901 evolucionó al menos en el plano del pensamiento de una concepción epirocrática en Codazzi a una tendencialmente talasocrática en Díaz y Delgado-Chalbaud ha creado las condiciones de posibilidad para examinar la teoría y praxis de la defensa naval del territorio nacional desde el inicio de la era republicana de modo de hacer histórica esa manera de pensar y hacer la defensa a partir de la consideración de una amenaza desde el mar para demostrar con ello las carencias de la política marítima y naval venezolana a lo largo de nuestra historia republicana como eje fundamental del pensamiento estratégico nacional.
Para ello se hará, en primer lugar, un análisis del impacto de la herencia hispánica en el plano estratégico y operacional para determinar cómo la línea de amistad establecida en Tordesillas ha servido como referente ha servido para dar titularidad sobre territorios continentales, en segundo lugar, se analizará la conducta estratégica venezolana desde la perspectiva del nomos y su efecto en la reclamaciones territoriales en relación con el Esequibo y Colombia a partir de las fracturas que sufrió el modelo hispánico y, en tercer lugar, se va a examinar cómo la evolución del nomos de la tierra ha impactado en la soberanía nacional en la era republicana. El objetivo final es demostrar que el alejamiento del sistema de referencias usado por España para asegurar la defensa del territorio venezolano ha traído graves consecuencias para la preservación de la integridad territorial como hoy en día estamos observando
1.        DE LA HERENCIA HISPÁNICA EN EL PLANO ESTRATÉGICO Y OPERACIONAL DE LAS PRACTICAS MILITARES Y NAVALES EN EL PERÍODO INDEPENDENTISTA.
Jairo Bracho en su importante estudio acerca de la defensa marítima de las costas de Venezuela y su papel en el desarrollo del derecho del mar destacó una serie de aspectos estructurales del sistema de defensa territorial español que es bueno recordar: en primer lugar, que este sistema estaba originalmente centralizado y compuesto, de manera general, por una flota del mar océano y unas flotas de defensa de costas tanto en la metrópoli así como en el Mar Caribe, en segundo lugar, un sistema de fortificaciones para garantizar la conexión marítima desde la metrópoli y hacia el interior del territorio continental para operar como punto de proyección hacia el hinterland americano, en tercer lugar, una estructura de normas que actuaban como especie de reglas de enfrentamiento[1]. Todos, en su conjunto, actuaban como un dispositivo que aseguraba el dominio español en América. En él, el mar desempeñaba un papel de importancia capital como medio de unión que facilitaba la integridad de la totalidad de su espacio. Franco (2009), en el mismo orden de pensamiento, expresó que la centralización de la defensa naval española de sus dominios continentales heredada de Felipe II fue retomada a finales del siglo XVIII por Carlos III luego que España volviese a recuperar su papel de potencia marítima en los mares del mundo. La centralización y la descentralización de la defensa naval española, en este sentido, es un aspecto clave para entender la guerra de independencia en Venezuela y consecuentemente los proyectos de defensa naval del territorio venezolano por el resto del siglo XIX, pero para entender estos dispositivos hay que examinar el plano de inmanencia sobre el cual era visto los dominios españoles fuera de Europa y a qué se refiere la centralidad y descentralidad.
El plano de inmanencia, para nuestros efectos, es el plano intuitivo sobre el cual se yergue la intención que permite la formulación de un proyecto, es decir, es “la evaluación de las variables internas de enunciación relacionadas con el conjunto de las circunstancias” que permiten pensar y hacer algo (Deleuze y Guattari, 2008). El plano intuitivo es, según Deleuze y Guattari (DyG) un a priori y se fundamenta en un acontecimiento que se produce en un espacio y tiempo desarrollado mediante la constitución de “trazos diagramáticos” que actúan como direcciones absolutas de naturaleza fractal (1991/2005). En este contexto, el Tratado de Tordesillas fue un trazo diagramático que permitió que se desarrollara un proceso de adquisición de conocimientos y, consecuentemente, de colonización, cristianización y apropiación, es decir, territorialización, de nuevos espacios, por lo que intención, espacio, tiempo y fractalidad son los aspectos que nos van a ayudar a entender el concepto estratégico naval español hasta los albores del siglo XIX (Blanco, 2016).
La intención estuvo materializada en el interés de las monarquías ibéricas de asegurar un espacio exclusivo de proyección. El espacio y el tiempo están condicionados por el poder[2]. Un poder que desde el Tratado de Tordesillas hasta el Tratado de Paz de Westfalia estableció su naturaleza y alcance dado el papel que jugó España en ese período. Después de Westfalia, el tiempo y el espacio pasaron a ser relativos, es decir estuvieron condicionados por los poderes europeos que emergieron victoriosos del conjunto de guerras que orbitaron en torno a la guerra civil alemana de los Treinta Años. El alcance estaba determinado por la capacidad de ejercer el poder en sí y el horizonte de su ejercicio y su naturaleza estaba dada por la capacidad de excluir a otros en el espacio de dominio. 
Teniendo presente lo antes indicado, los territorios que hoy conforman Venezuela fueron un confín unido a la metrópoli por un mar entendido como medio de comunicación y fuente de recursos. El carácter de horizonte de Venezuela, es decir, de frontera, indicaba que su posesión dependía de la capacidad de mantenerlo y de extenderlo más allá del límite que había alcanzado. Esta afirmación, vista desde la perspectiva de un observador en Madrid, puede ser entendida como un centro cuyo radio indicaba un trazo que señalaba hasta dónde se ejercía la soberanía. Esta afirmación permite explicar cómo varió la estructura de defensa española durante el período colonial a partir de la instrumentación de círculos de interés que indicaba de forma diagramática la capacidad de respuesta del soberano. Ahora si se considera que este observador estuviese frente a un plano de referencia que lo ayudase a ejercer su poder para asegurar sus dominios, este plano en sí expresa la estructura y la capacidad de representar ese poder de forma cartográfica. Esto significó que de un trazo diagramático realizado de forma intuitiva se pasó a una estructura de representación realizada desde una perspectiva referencial. Así pues, la clave de lo que aquí se está indicando son los fundamentos de la estructura de referencialidad para delimitar y proyectar el dominio del espacio.
Un observador observa estableciendo círculos de observación que en cierta forma constituyen círculos de representación. Para un observador español Venezuela era un confín aunque supiese que más allá de ese territorio hubiese otros dominios españoles como Perú y los dominios portugueses que pasaron a formar parte de una misma corona por un período determinado. El espacio entre el horizonte venezolano y los otros dominios españoles es lo que fraccionaba el círculo de representación. Este fraccionamiento no fue percibido como un problema debido a que al encontrarse entre dominios frente a un mismo tiempo del poder, sólo bastaba dilatar (para dominar) el espacio. El mismo tiempo del poder estaba referido a la sujeción de todos los seres del espacio de dominio a la dinámica del poder que, en nuestro caso, estaba relacionada con el establecimiento de un ciclo económico que integró al territorio venezolano a la realidad europea. Esta integración es lo que hizo, por una parte, que para un colono en Venezuela, las decisiones, indiferentemente de la naturaleza de la misma, estuviesen condicionadas por España y, por la otra, que la extensión del espacio estuviese subordinada a lo que efectivamente pudiese ser defendido.
Este modo de ser y hacer se mantuvo más o menos igual hasta el año 1648. Después de ese año se produjo una fragmentación desde el mismo momento que España reconoció la independencia de Portugal y perdió formalmente la supremacía marítima. Desde ese momento, los dominios españoles en América estuvieron amenazados desde el mar por las potencias marítimas europeas (Francia, Países Bajos y el Reino Unido) y desde tierra por los dominios portugueses.
Así pues, si volvemos a una concepción estratégica para la defensa de los dominios españoles basada en la manutención de las rutas marítimas de la flota de indias por intermedio de la flota de guerra del mar océano y los sistemas de defensa intermedio, es decir, los constituidos por los guardacostas y las fortificaciones construidas para cerrar los puntos de acceso al hinterland en cada caso en particular, para garantizar un ciclo económico esencialmente mercantilista[3], podemos entender que la fortaleza de este sistema estaba determinada por la capacidad de defensa y esta capacidad estaba condicionada a la productividad de dichos espacios y al aseguramiento de vectores de proyección que asegurasen la conexión de dichos espacios. La capacidad productiva fue lo que determinó los límites del poder español.
Estos límites se hicieron patentes después del Tratado de Paz de Westfalia y sobre todo después de la guerra de sucesión que obligó a la nueva monarquía borbónica española a instrumentar los mecanismos que le permitieran restituir su poder militar en el mar y a fortalecer su sistema de defensa. Con esta necesidad la España borbónica reorganizó sus dominios siguiendo hoy en día un criterio que podríamos llamarlo fractal, es decir, una cosa, en nuestro caso la soberanía española, cuyo ser se repite a diferentes escalas[4]. Es decir, España reorganizó sus dominios de modo tal que su ser-político se repitiera a diferentes escalas para garantizar su integridad territorial en un alcance global de una manera descentralizada. Pero esto se produjo dentro de un contexto determinado por una fragmentación porque la falta de conocimiento del espacio y la existencia de otros poderes competidores impidieron que este fuese completamente integrado. La evidencia más palpable de este hecho es que si se observa las fortificaciones españolas en la Venezuela de 1750, estas iban en el norte desde San Carlos, en Maracaibo, pasaba por Puerto Cabello, la Guaira, Margarita, Cumaná y Puerto España y, en el sur, por Angostura[5] y, posteriormente, por San Carlos y San Felipe Neri en el Río Negro. A este punto es conveniente que nos detengamos un poco para examinar el dispositivo de defensa español en Venezuela y su importancia en relación con el resto de sus dominios en América.
Zapatero (1990) nos ha indicado que la corona española designó a una serie de enclaves como llaves “por ser decisiva política y militarmente su conservación para la seguridad y desenvolvimiento de un territorio”. Siguiendo a este autor, podemos acotar que de las veinte llaves que cerraban al Caribe para la protección de los dominios españoles, cinco se encontraban en lo que hoy es Venezuela (y Trinidad)[6]. Al conjunto del dispositivo venezolano se le denominó el caño de la Ymbernada o ruta de penetración de los navíos españoles que después de la travesía del océano, se internaban en busca de los abrigos de Tierra Firme[7]. Esta concentración de fortalezas en nuestro país nos permite afirmar que Venezuela se originó como un país fortaleza. La importancia de esta afirmación obedece a que la caída de una de estas llaves amenazaba completamente todo el dispositivo para quien fuese el soberano, tal como se demostró en el año 1634 con la pérdida de lo que hoy se conoce como Antillas Holandesas, en 1795 con la pérdida de Trinidad, en 1811 Puerto Cabello y posteriormente, en el año 1817 con la liberación de Margarita, Cumaná y Angostura[8].

La eficacia de este sistema de defensa se demostró entre los años 1739-1743 y 1806 y en el esfuerzo por reprimir y contener la piratería, el corso, el contrabando y las incursiones armadas que sufrió la colonia. Esta eficacia evidencia que la erección de la Capitanía General de Venezuela, tal como fue reorganizada en el año 1776 fue posible a que ésta se constituyó como una eficaz estructura de contención dentro de un dispositivo defensivo de gran envergadura en el mar Caribe. Desde otro punto de vista, la entidad fractal ya constituida, es decir, la Capitanía General, tal como la conocemos, se convirtió en un espacio productivo que le permitió obtener mayores grados de autonomía. Esta autonomización se produjo, tal como nos las indicó Franco, dentro de un contexto de centralización de la defensa naval[9]. Así pues, la fractalización política tenía un cordón umbilical representado por la defensa naval de un territorio fragmentado.
El problema que se presentaría, como lo veremos más adelante estaría en que la forma de demarcación se mantendría dentro de un concepción euclideana a pesar de que la fractalidad parte de la asunción de la existencia de un espacio no-euclideano. Aun así, en el año 1804, con la creación del Apostadero de Marina de Puerto Cabello se formalizó la capacidad de proyección naval de la fortaleza Venezuela como señaló Bracho (2005).
Esta fragmentación padecía otro inconveniente. El dispositivo de defensa español se fundamentaba en una concepción territorial del espacio que hizo de España una epirocracia a pesar de su dependencia del mar. ¿Qué significa ello? Para que se tenga una idea de lo que se quiere indicar, la batalla de Salamina significó para DyG, una ruptura ontológica en el sentido de que este hecho, que colocó la guerra en el plano de la conciencia, creó las condiciones de posibilidad de apropiarse de un espacio por intermedio de una abstracción dada a partir del aprovechamiento de la capacidad productiva que estaba en concordancia con las necesidades de la época[10]. España no fue capaz de producir una ruptura de naturaleza semejante y ello se evidenció en que las cerraduras (fortalezas) que guardaban las llaves del dispositivo español en América no guardasen las entradas en sí, sino los dominios interiores desde donde España obtenía su riqueza y su poder. De ahí que Nweihed (2000) haya indicado que las puertas marítimas representadas por Caracas y Buenos Aires jugaran un papel preponderante en el proceso independentista continental.
De igual forma, estas llaves a pesar de su capacidad de auto-sostenerse, dependían de la seguridad que ofrecía la flota del mar océano, es decir, sin la posibilidad de defensa desde el mar, la capacidad de contención de las llaves dependían de una serie de factores internos. Por ello, a pesar de la fortaleza del dispositivo de defensa la costa venezolana de Tierra Firme estuvo expuesta a la influencia extranjera, es decir, a otra manera de entender el mundo ¿Qué implicaciones tiene esta afirmación?
El interés extranjero en los territorios de Tierra Firme estaba determinado, por la intención de integrar al espacio a otro ciclo productivo. Este último aspecto es conveniente destacarlo debido a que el monopolio español en sí mediaba entre las necesidades de las colonias y la posibilidad de satisfacción ubicada en muchos casos fuera del dominio. La intención de integrar a Tierra Firme en otro ciclo económico buscaba romper con esa mediación, no eliminar necesariamente esa forma dependencia. La república liberal que se instituyó en el año 1811 en Venezuela, fue la resultante de esa trama de relaciones intencionales. Así pues, el sistema defensivo español en Venezuela fue capaz de contener físicamente las amenazas de las otras potencias marítimas, mas no de las ideas, entendidas como fundamento de la referencialidad, que estaban subyacentes en la intención de romper el sistema de contención.
La ruptura del dispositivo de defensa de los dominios en América se produjo por triple vía: la pérdida de Trinidad, la derrota en Trafalgar y la ocupación napoleónica de la península ibérica. La consecuencia de estos hechos fue que del fracto se produjo una fragmentación política y geográfica, es decir, una guerra civil en un espacio débilmente ocupado que precisó ser delimitado. Ello explica la naturaleza de las operaciones militares y navales al inicio de la guerra de independencia en Venezuela, es decir, el propósito fue integrar fragmentos al nuevo espacio político. Las operaciones navales que se realizaron en Tierra Firme se desarrollaron, en primer lugar, en el espacio circunscrito a las fortificaciones[11] y, en segundo lugar, en el espacio fuera de las mismas. En el espacio fortificado, las operaciones fueron básicamente:
·         De bloqueo y contrabloqueo para intentar mantener abiertas las líneas de comunicaciones marítimas dentro del espacio fortificado y fragmentado.
·         Evacuación y transporte de tropas, que se realizaron durante casi todo el periodo de la guerra para dar continuidad a las operaciones.
·         Suministro de víveres y pertrechos, para sostener la guerra terrestre y para socorrer poblaciones civiles.
·         Enfrentamientos navales puros, cuyo nivel de intensidad fue baja en función de las fuerzas empeñadas.
El tipo de confrontación que se desarrolló en este espacio fue de desgaste. Este desgaste se observa en el agotamiento de la capacidad productiva de la antigua colonia por diferentes causas relacionadas con el tipo de antagonismo que se desarrolló en nuestro espacio, es decir, una guerra revolucionaria[12]. Así pues, las operaciones ejecutadas en el espacio fortificado estuvieron orientadas a disminuir las capacidades logísticas, si se puede llamar así, del adversario.
La reconexión del fracto venezolano con la metrópoli se produjo en sólo tres momentos: 1815, 1817 y 1821[13]. En el año 1815, arribó a Carúpano una expedición conducida por el Brigadier de la Armada Pascual Enrile y Alsedo. Esta expedición condujo a tierra a 10.209 hombres. La importancia de esta expedición se evidenció en el hecho que este comandante español expresó que:
“… las marchas que el ejército expedicionario acaban de hacer prueban hasta la evidencia de que la posesión de Venezuela no es interés tanto solo por lo que vale sino por el papel que juega con respecto a la Nueva Granada y que sus frutos codiciados y recogidos en las haciendas de la costa, tientan a los extranjeros, y de allí nace el tener los insurgentes armas y los negros esclavos para soldados... Sin un cierto pie de marina no puede tranquilizarse Venezuela, y sin un aumento de marina en los momentos de las cosechas no florecerá Venezuela. Si Venezuela se perdiera, sucumbiría la Nueva Granada antes de seis meses, ocuparían el Centro de la América los rebeldes, y el Perú sería el primero que se emanciparía” (Pérez, 1992:191-222).

Después de la expedición 1815, siguió la expedición de Francisco de Paula Topete, que condujo a 1600 hombres a Barcelona en el año 1817. La última expedición de apoyo a la bandera realista en Tierra Firme la condujo Ángel Laborde, quien trasladó 1500 hombres a Puerto Cabello (Ibíd.)[14]. Estas operaciones realistas evidenciaron la necesidad de detener la espiral de desgaste que produjeron las operaciones dentro del cordón fortificado y expresan de suyo la existencia de una entidad política que dejó de ser fracto español.
Antes de examinar el espacio que estaba ubicado fuera de las fortificaciones es de destacar que este estaba constituido por el mar Caribe, el cinturón de islas que cubre el mar de Venezuela (con la excepción de Margarita), los territorios no ocupados al sur de Angostura, al sur del rio Arauca y Meta y el alto Orinoco. Los lugares de máxima vulnerabilidad española estuvieron representados por Trinidad y las Antillas Holandesas[15], y los lugares considerados como llaves estratégicas por su capacidad de proyección estaban representadas, como ya lo indicamos, por los lugares donde se encontraban las principales fortificaciones en el país, es decir, San Carlos en Maracaibo, Puerto Cabello, La Guaira, el eje Margarita-Cumana y Angostura. Este dispositivo nos indica que entre Angostura y la fortaleza de San Carlos viniendo desde el sur, no había una estructura de defensa consolidada debido a que era un territorio interior español resguardado por lo agreste de la geografía. De ahí la importancia de estas dos plazas una vez pérdida Trinidad. Si caían en manos de potencias extranjeras quedaba amenazado todo el dominio. Pero este no fue el caso del año 1811. Ese año se produjo una fragmentación del territorio y Angostura pasó a ser, por una parte, un lugar de importancia estratégico para quién lo poseyera y, por la otra, dada su importancia estratégica sería un lugar donde se producirían enfrentamientos que inclinarían la balanza de la guerra como lo demostraron la serie de combates fluviales que condujeron al enfrentamiento en Sorondo en 1811 donde las armas patriotas fueron severamente derrotadas (Díaz, 2009) y, la liberación de Angostura por parte de las armas patriotas en el año 1817[16].
El establecimiento de una base firme de operaciones en la llave estratégica de Angostura colocó a las fuerzas patriotas ante la posibilidad de operar en el interior del cordón fortificado y afuera del mismo porque esa llave conectaba los espacios marítimos, que en ese momento se encontraban en disputa, con el hinterland suramericano libre de la presencia de fuerzas organizadas realistas. Ello explica de por sí la campaña de los Andes y el propio Armisticio del año 1820. Al estar cortadas las líneas de comunicaciones terrestres realistas con el sur, y el mar encontrándose en una situación de control en disputa, la decisión de la guerra no estaría necesariamente en los campos de batalla terrestres, sino en la imposibilidad de que los realistas recibieran refuerzos[17]. En este contexto, la Batalla Naval del Lago de Maracaibo fue un enfrentamiento con resultados trascendentes debido a que redujo la capacidad de maniobra española fuera de los espacios fortificados, obligándolos, en consecuencia, a replegar su fuerza organizada de combate para una hipotética defensa de los territorios insulares que todavía formaban parte de sus dominios con los escasos medios disponibles para esta tarea[18]. Hipotéticamente debido, en primer lugar, a que en la mente de los conductores de la naciente república se percibía la posibilidad de un intento de invasión por parte de España, según Jiménez (2006)[19] y, en segundo lugar, a que la capacidad de proyección de la naciente república no estaba dada por su capacidad productiva sino por las posibilidades de conexión de la llama independentista al resto del continente. Sin embargo, el hecho de encontrarse dentro de una fortaleza y con el dominio de las llaves que le permitiría proyectarse al hinterland del continente desde una posición, si se quiere central, le dio a Venezuela y posteriormente a la Gran Colombia una ventaja estratégica insuperable.
Así pues, la naciente república pudo proyectar su poder naval hacia las aguas cubanas e incluso a aguas metropolitanas españolas mediante la realización de operaciones de corso. Hubo otros actos donde se buscó crear las condiciones de posibilidad de proyectar el poder contra España. Uno fueron los proyectos para liberar Cuba y las islas Filipinas y, el otro fue la constitución del congreso anfictiónico de Panamá. El primero permaneció como una idea. El segundo se materializó efectivamente en un congreso. Este congreso generaría una nueva dinámica política que estuvo condicionada por la debilidad marítima de los participantes. Las debilidades de la capacidad de proyección marítima colombiana se evidenciarían inmediatamente después del fin de la guerra de independencia en Suramérica debido a la destrucción de su capacidad productiva.
La independencia generó en sí los fundamentos de una nueva referenciabilidad, por lo que el problema de los venezolanos fue cómo restaurar el sistema defensivo español y cómo producir proyectabilidad desde una perspectiva material e inmaterialmente para reducir la dependencia. Dentro de este marco problemático es que se circunscriben los problemas que el país comenzó a padecer desde el año 1830.
II.-        LA CONCEPCIÓN DE LA DEFENSA DEL TERRITORIO NACIONAL EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX.
Julio Chacón ha sido enfático en afirmar que es muy difícil hablar de poder naval entre los años 1835 y 1890 debido a que este concepto surgió a finales del siglo XIX con los trabajos de Mahan y a pesar del incremento del comercio marítimo y del impacto de la revolución industrial en la actividad marítima, en Venezuela esta actividad fue entregada a las casas comerciales extranjeras que operaban en el país. De igual forma agregó que también era problemático hablar de defensa nacional debido a que si bien, en la teoría hubo una preocupación por la defensa nacional en la praxis, las operaciones navales que se realizaron en el país fueron contra insurgentes y no contra potencias extranjeras, y ahí lamentablemente se fue desvaneciendo la visión ofensiva y defensiva estratégica en Venezuela. Por este motivo, vamos a examinar cuál fue la conducta estratégica nacional a la luz de los problemas marítimos venezolanos con las potencias navales del área.
Las indicaciones realizadas por Castelli relativas a la necesidad de defensa en San Carlos de río Negro, en Sinamaica y el Golfo de Venezuela y en el oriente del país constituyeron en sí el retorno de la idea del país fortaleza señalada al principio de este ensayo. Esta preocupación surgió veintiún años después de la separación de Colombia y después de que el país sufriera dos movimientos insurreccionales de gran envergadura. Ahora, ¿qué estaba subyacente en esta preocupación? El sur del río Orinoco era un espacio vacío, en la Goajira se encontraba una civilización que hacía resistencia a la europeización y a sus herederos republicanos y el avance inglés al oeste del río Esequibo no encontraba ningún obstáculo civilizacional.
Como también indicamos, la proyección española en el continente se realizó sobre la base de una línea que se conoció como la partición del mar en el año 1494 en Tordesillas. La línea de Tordesillas facilitó el proceso de territorialización del espacio a partir de una abstracción producida por usar como referencia un meridiano. La actitud asumida para la territorialización del espacio americano fue ofensiva en el continente y ofensivo-defensiva en el espacio marítimo favoreciendo, en consecuencia, la generación de un nuevo tipo de nomos de la tierra a partir de la territorialización del globo mediante el establecimiento y perfeccionamiento de un sistema de coordenadas geográficas. El Tratado de Paz de Westfalia marcó formalmente un punto de inflexión en la conducta estratégica española debido a que significó que España tuvo que adoptar, desde ese entonces, una estrategia eminentemente defensiva en un tiempo territorializado y compartido. Es decir, un tiempo de los principales poderes capaces de proyectarse en el globo.
Esta actitud permitió la implantación de un dispositivo de defensa que fue eficaz para la manutención del imperio colonial por más de un siglo. Así pues, la conducta estratégica de los colonos en Venezuela comenzó siendo defensiva. La fortaleza Venezuela en este contexto fue una estructura de defensa dentro de un dispositivo que reforzó en la conciencia esta conducta pasiva de aquel cuya aptitud se basa en la espera. El movimiento independentista iniciado en el año 1810 cambió esta actitud cuando, mediante una acción ofensiva, buscó la re-territorialización del espacio bajo un nuevo ordenamiento.
Esta re-territorialización se realizó en el espacio fortificado dejando a un lado el espacio marítimo. La causa de este hecho se debió a que el único modo de territorializar el espacio marítimo fue y ha sido siempre por intermedio de la producción y el uso del espacio. Después de la instauración del apostadero de marina de Puerto Cabello en el año 1804, sólo fue durante el gobierno de Páez que se planteó la necesidad de crear una base productiva marítima que permitiera la proyección más allá del espacio fortificado. Esta había sido la principal enseñanza de este General venezolano luego de sus andanzas en el año 1848, sin embargo, la guerra federal impidió que se concretara su proyecto efectivamente.
Si se tiene presente el contexto sobre el cual el General Páez consideró la posibilidad de desarrollar una industria naval hay que considerar que éste estuvo caracterizado por la revolución industrial. Quizás él visualizó la vulnerabilidad de Venezuela tanto en el espacio marítimo como en lo concerniente a la capacidad productiva que permitiera alcanzar dicha proyección. Pensar en desarrollar una capacidad de proyección marítima, en este estado de cosas, es pensar como un emprendedor y como un marino. Ello basado en el criterio de que producir una ruptura ontológica como la acontecida en Salamina, en plena revolución industrial, resultaba razonable si se considera que las invenciones y los nuevos procesos industriales podrían haber hecho que el salto a dar de una economía agraria a otra industrial en un período de recuperación fuese más efectivo en términos de resultados. De forma gráfica mostraremos a continuación ese proceso evolutivo de la conducta estratégica venezolana.

En el cuadro mostrado precedentemente se observa que frente a la concepción de defensa territorial del territorio de Codazzi y Castelli se ejecutaron operaciones navales en el espacio marítimo que fue cedido voluntariamente a un potencial adversario como se evidenció con las acciones de 1848 y 1902.
 Con esta vulnerabilidad estructural, la conducta estratégica de la Venezuela republicana tendió a ser defensiva. Y esta actitud reforzada por la aptitud que se heredó del período colonial hispánico hizo que el modo con que se trató de resolver las disputas internacionales fuese por la vía pacífica como se evidenciaría frente a los Países Bajos, Colombia y el Reino Unido a partir de una práctica consuetudinaria (Utis Possidetis Iuris). En el caso específico del Reino Unido, el uso de la isla Trinidad como un punto de proyección de sus intereses pasó a ser un aspecto estratégico cuya valoración a pesar de ser considerada por los colonos españoles en el momento de su pérdida, no fue suficientemente percibida por los conductores de la joven república en lo atinente a las llaves defensivas construidas por España y operacionalizadas en el siglo XVIII. Después de 1830 se planteó, desde la perspectiva de la práctica estatal, la necesidad de generar una nueva llave que asegurara el hinterland del país frente a amenazas extranjeras y consecuentemente permitiera la completa re-territorialización del espacio y ello no fue percibido plenamente, debido a las estrechas relaciones que mantuvo inicialmente el país con el Reino Unido. 
Desde la perspectiva de Codazzi y Castelli, no hubo una ruptura ontológica en relación con el dispositivo de defensa español. En todo caso, el segundo, consideró la gravedad de la baja densidad poblacional como un impedimento para la defensa y consecuentemente, planteó la necesidad de territorializar la totalidad del espacio venezolano. Guzmán Blanco, consciente de los avances tecnológicos acelerados que se estaban produciendo en Europa y de la debilidad del país en términos productivos, apostó por las comunicaciones terrestres como medio para integrar espacios. Pero no tomó debidamente en consideración que dichos desarrollos también estaban afectando el cómo establecer sistemas de referencia territorial.
Desde el punto de vista de la defensa naval del territorio Nieves-Croes y Jairo Bracho afirmaron que Guzmán Blanco proyectaría la extensión de la línea de defensa al cordón insular que protege al mar de Venezuela. Esto, siguiendo nuestra línea discursiva puede ser entendido como una forma de territorialización.
El modo en que el gobernante venezolano posiblemente concibió la defensa fue mediante el empleo de pequeñas embarcaciones dentro de un concepto estratégico enmarcado en lo que se conoció como Jeune Ecole. Ramón Rivero-Blanco ha descubierto planos de proyectos para la construcción de buques para el país en la era guzmancista que permiten concluir de forma categórica acerca de esta intención[20]. Como se sabe, este proyecto guzmancista a pesar de considerarse la conformación del territorio federal insular teniendo como sede la isla La Blanquilla no se concretó a cabalidad. No obstante, si se analiza este proyecto se evidencia que al ser una especie de evolución del pensamiento de Codazzi y Castelli, no produjo una ruptura ontológica con lo hispánico, como la que se ha hecho alusión, que permitiera colocar al país en capacidad de responder efectivamente ante amenazas externas, lo que faltó fue adecuar esa concepción a las realidades de ese presente histórico. Con ello, la vulnerabilidad estructural del país se mantuvo hasta finales del siglo XIX y esa situación desventajosa tendría, en primer lugar, importantes consecuencias frente al Reino Unido y Colombia en relación al territorio y, en segundo lugar, se constataría durante el bloqueo anglo-germano-italiano entre los años 1902 y 1903 la preocupación de Codazzi en relación con el puerto natural que constituye el mar de Venezuela para la ejecución de operaciones ofensivas contra el país.
La aptitud y las actitudes constatables de la clase dirigente venezolana después del año 1903, fue la misma aun a pesar de que entre los años 1939 y 1944, la guerra mundial se desarrollara a tres millas náuticas de nuestras costas y que el fin de la guerra fría en el año 1991 generó un proceso de reacomodo internacional que nosotros los venezolanos en la actualidad estamos padeciendo. La excepción de esta tendencia estuvo representada por los esfuerzos realizados, en primer lugar, por Román Delgado-Chalbaud y Ramón Díaz[21] a principios del siglo XX, en segundo lugar, por Ghersi Gómez y Sosa Ríos después de la Segunda Guerra Mundial y, en tercer lugar, por Seijas Villalobos y Mendoza Ramírez, como consecuencia de la evolución del derecho del mar. A continuación se muestra el dispositivo de defensa venezolano pensado y activado en 1935 por la Regia Marina Militare italiana y entre 1941 y 1945 por el U.S. Army.

Así pues, la Venezuela republicana mantuvo la conducta estratégica defensiva legada por España sin tener en consideración las fracturas que había sufrido el dispositivo hispánico en la fase final de la colonia ni la estructura de referencialidad que le permitió a España asegurar su dominio por un poco más de tres siglos. Esta fractura estaría agravada esencialmente por el carácter de un ser-español que no superó una orientación dada a la apropiación física de la tierra sin considerar esta desde el punto de vista productivo. De igual forma, los cambios en los modos de establecer los sistemas de referencia que condicionaron la apropiación y defensa del territorio comenzaron a ser percibidos sólo cuando los perjuicios que generaron en el país se hicieron evidentes. Este aspecto es importante tenerlo en cuenta si se considera que en la actualidad los principales sistemas de posicionamiento globales son estadounidense, europeo, ruso y próximamente chino, pero con un nomos que sigue estando establecido por una convención que regula el tiempo y el espacio y una práctica que aún mantiene la intencionalidad de la línea de amistad que constituyó Tordesillas.
Como esta apropiación física permitió que se desarrollaran prácticas que se hicieron consuetudinarias y que hoy día se enmarcan como aquello que se conoce como circunstancias especiales dentro del actual ordenamiento jurídico global, que en sí es el fundamento del sistema de referencia, pero no el cómo aplicarlo para la delimitación y defensa de territorios, vamos a examinar ahora cómo ha impactado el proceso de ordenamiento global en el caso venezolano a partir de la pasividad antes indicada.
III.-    EL NOMOS DE LA TIERRA Y SU IMPACTO EN LA DEFENSA DEL TERRITORIO VENEZOLANO.
Kant nos enseñó en su estética trascendental que el espacio y el tiempo son los fundamentos del conocimiento. Si aceptamos esto como válido hay que imaginarse cómo fue acordado un tratado como el de Tordesillas donde el espacio y el tiempo se constituirían en los fundamentos de la apropiación en la medida en que estos se fueran conociendo. Esta acotación se debe a que siendo una línea, un meridiano, ubicada en el océano a 360 leguas de Cabo Verde que le iba a determinar la titularidad de lo que se obtuviere, habría que preguntarse por una parte, cuándo se produjo el cambio para que desde “una partición del mar” diese titularidad sobre la tierra[1], se pasase a otra donde la tierra generase apropiación del mar si esto efectivamente ocurrió así y, por la otra, hasta dónde llegaban los límites de esa titularidad, es decir, si ese meridiano iba de norte a sur dónde se ubicaría su opuesto.
Si se tiene presente que la navegación realizada con “rrumos de vientos e çrados de norte o de sol” era posible de norte a sur y viceversa en términos de certeza en el posicionamiento, la navegación de altura hacia el oeste era sólo posible con un reloj y un compás que indicara el norte magnético. Con ello quiero señalar que la titularidad del espacio que se consiguiese y conociese se produjo por una abstracción basada en una línea que en sí marcaba desde donde se iniciaba y terminaba la exclusividad de la territorialización de un espacio que, en principio, no tenía límites. Dicho de otra manera, el espacio empezó a ser dibujado a partir del movimiento que realizaron sobre el mismo los ibéricos teniendo como referente una línea trazada sobre el espacio marítimo.
Territorializar es convertir la tierra en un territorio sometido a un régimen de apropiación u ordenamiento. Un territorio es una construcción social, es decir, un nomos que se estructura en un espacio (tierra) que DyG (2008) lo definen dividiéndolo en liso y estriado. Un espacio liso es vectorial, proyectivo y topológico sin conductos ni canales como históricamente ha tendido a ser el Alta Mar y el espacio estriado es métrico, es decir, delimitado como un Estado (incluyendo el Mar Territorial, Zona Contigua y Plataforma Continental) o como fue el mar océano luego del Tratado de Tordesillas para efectos de apropiación. Guattari, en este sentido, ha señalado que el territorio,
“… puede ser relativo tanto a un espacio vivido como a un sistema percibido dentro del cual un sujeto se siente ‘una cosa’. El territorio es sinónimo de apropiación, de subjetivación fichada sobre sí misma. Él es un conjunto de representaciones las cuales van a desembocar, pragmáticamente, en una serie de comportamientos, inversiones, en tiempos y espacios sociales, culturales, estéticos, cognitivos” (Guattari y Rolnik, 2006).

Estos “territorios” remiten al tipo de agenciamiento que permite que estos sean construidos porque relacionan pensamientos y deseos produciendo, en consecuencia, vectores de “desterritorialización” (des-apropiación) y “reterritorialización” (re-apropiación) que le dan contenido y expresión. La “desterritorialización” es relativa en la medida en que concierne a la relación histórica de la tierra con un territorio, como, por ejemplo, el proceso que condujo a la concreción del principio de libertad de los mares en el Tratado de Paz de Westfalia, y es absoluta cuando la tierra entra en el puro “plano de inmanencia” de un pensamiento, que remite propiamente al acto de pensar, es decir, cuando se es capaz de observar el espacio más allá de toda construcción social. Pensar consiste, según DyG (1991/2005), en extender un “plano de inmanencia” que absorbe la tierra entendida como fundamento de una construcción social mediante un proceso de reunión y división proyectándola sobre un devenir establecido. En nuestro caso la relación tierra y territorio se evidencia, en primer lugar, en la tensión entre la historia y un devenir que la considera como el estudio del conjunto de condiciones por medio de las cuales nos desviamos para crear y conservar una república a partir de la realidad española y, en segundo lugar, entre el Ser y el ente, es decir, en cómo definir y separar en conceptos dos entidades determinadas que puedan expresarse en una realidad concreta.
La separación de conceptos que medio para crear otro u otros tiene que ver, como lo hemos indicado, con la ruptura ontológica que permitió el paso de una realidad basada en un territorio a una realidad basada en la producción. En el caso ateniense, este fue un acto des-territorialización que fue posible a partir de un reconocimiento de su ser en sí. Este acto fue producido de golpe, es decir, fue producto de una situación contingente. A finales del siglo XV este acto fue más bien un proceso histórico. Veamos esto más de cerca.
Con la unión de los reinos de España y Portugal la línea de Tordesillas pasó a ser, según Schmitt (2005), la línea que indicaba hasta dónde se aplicaba el ordenamiento europeo. Con ello se iniciaría una competencia entre Inglaterra, Francia y los Países Bajos, para obtener nuevos espacios y para lograr determinar cuál era la antípoda de la línea usada como referencia para concretar el tratado luso-español, es decir, el meridiano de los 180°. Si bien, la primera aproximación la lograron navegantes al servicio de España, su orientación apuntó al espacio que podría ser apropiado. El resto de los competidores también consideraron la importancia del espacio, pero su foco estaba dirigido al tiempo debido a su conexión con la producción y el libre comercio. La obra de Umberto Eco, l’isola del giorno prima, nos cuenta de forma fabulada cómo fue un el proceso histórico de determinación del meridiano 180° desde el siglo XVII hasta finales del siglo XVIII[2][2]. En este proceso es de destacar que con la Paz de Westfalia, el océano pasó a regirse por el tiempo de los usuarios del mismo, es decir, pasó a ser relativo y el espacio estuvo en función de quien lo dominaba.
Cuando España dejo de ser la potencia hegemónica su tiempo del poder dejó de ser el referente sobre el cual orbitaron las relaciones europeas. Según Mahan el Reino Unido alcanzaría la hegemonía en el mar, en el Mar Caribe, en la batalla del canal de Les Sainte en el año 1782 contra Francia dentro del marco del proceso independentista estadounidense y esos acontecimientos marcarían el inicio de los procesos de cambio en toda la región al acentuarse la relativización del tiempo en el mar.
Esta relatividad del tiempo en el mar fue la que empezaron a percibir los habitantes de la Capitanía General de Venezuela entre los siglos XVII y XVIII. La relatividad del tiempo en el mar de los poderes que hacían uso del mismo fue lo que ayudó a Venezuela a producir la ruptura con España. Esta ruptura significó, en primer lugar, que el nuevo país se integraba directamente al orden westfaliano, en segundo lugar, que las prácticas territoriales realizadas por los colonos hispanos quedaran como remanente consuetudinario de un modo de ser-español que tuvo en su plano de conciencia la dependencia a una estructura y unos modos de subsistencia que le permitieron permanecer y trascender en el nuevo territorio y, en tercer lugar, que el Reino Unido se constituyese en el referente, desde el punto de vista temporal, del nuevo Estado. Este referente es el que va a primar en los futuros procesos de demarcación desde una perspectiva temporal y productiva determinada por una relación: Tiempo-valor-trabajo.
La relación tiempo-valor y trabajo fue un recurso desarrollado para explicar las consecuencias de las relaciones económicas producidas por el dominio de esta relación. El desarrollo de la teoría del valor creó las condiciones de posibilidad de observar los procesos históricos que había producido el estado de cosas de ese entonces pudiendo a DyG explicar después que las actuales relaciones de poder global enmarcadas en el orden westfaliano han sido la expresión de un poder global segmentado y sustentado bajo una misma concepción del tiempo basado en la producción en función de las necesidades del mercado. Con esta manera de entender las relaciones internacionales, al establecerse el poblado de Greenwich como el meridiano 0° un siglo después, en plena revolución industrial, el Reino Unido alcanzó lo que habían logrado los atenienses en Salamina más de dos milenios atrás.
Teniendo lo antes indicado presente se puede entender que Estados Unidos produjo una ruptura ontológica gracias al desarrollo de una estructura de producción y los venezolanos al arrojarse al mundo como entidad política independiente heredaron, por una parte, un sentido de ser segmentado por la conciencia de su propia realidad en términos de subsistencia y la realidad impuesta por el hecho de formar parte de un ordenamiento que había dejado de ser global frente a un nuevo nomos que comenzaría a gestarse con la ascensión del Reino Unido como potencia hegemónica y, por la otra, una actitud pasiva heredada de la experiencia colonial, que les ha impedido producir una ruptura que les permitan ser y consecuentemente les permita producir su propia realidad desde una propia temporalidad dentro de un contexto de cambios.
La realidad del mundo está y ha sido determinada por la producción. Esta se presenta como un acto de superación frente a una práctica consuetudinaria y un orden imperante. En la Convención del Mar del año 1982 estas dos acciones están tipificadas como circunstancias especiales (la costumbre en el uso del espacio marítimo) y circunstancias pertinentes (la aplicación de la norma). Con estas dos tipificaciones podemos volver a la fortaleza Venezuela y el impacto que ha tenido el nomos instaurado por los británicos al capturar Trinidad y apropiarse de las tierras al oeste del rio Esequibo y las pretensiones colombianas en los ríos fronterizos y en el Golfo de Venezuela.
La fractura de la fortaleza Venezuela con la conquista de Trinidad y el avance inglés al oeste del rio Esequibo produjo un nuevo ordenamiento a pesar de que se mantuvieron las prácticas consuetudinarias del uso del mar, es decir, la navegación y la obtención de recursos. Ello se mantuvo igual aún mucho después del Laudo de París que decretó la pérdida del territorio Esequibo. En el año 1998, la Armada de Venezuela consciente de que en la fachada del Atlántico Meridional que proyectaba el territorio Esequibo y la desembocadura del río Orinoco[3] se iban a generar presiones políticas de gran alcance por el interés guyanés de otorgar concesiones a empresas extranjeras para explotar los recursos ubicados en áreas que le corresponden a Venezuela, hizo una serie de propuestas orientadas a generar circunstancias especiales en el uso del espacio para reforzar la posición política en un esquema de negociación que comenzaba a presentarse como complejo.
Luego de un importante esfuerzo marítimo realizado a principios del siglo XXI por el Estado venezolano, que en principio supuso una ruptura ontológica desde el mismo momento que se utilizó a la producción como un arma de negociación en ese espacio marítimo, el gobierno nacional ha realizado un cambio de orientación de su política con respecto a los intereses de Venezuela al focalizar sus esfuerzos en un territorio que el país no ocupa, ni usa. Es decir, si bien Venezuela por una serie de causas no usa el espacio terrestre de la Guayana Esequiba, si usa su proyección marítima, y si se considera que la proyección marítima que produjo el Tratado de Tordesillas creo las condiciones de posibilidad de apropiación y territorialización de América, se considera que es en el mar, por intermedio de su uso, lo que podría colocar a Venezuela en una fuerte posición negociadora no sólo frente a Guyana, sino también a las empresas y países que están detrás de esa controversia. Así pues, la manera más razonable de territorializar el Atlántico meridional es por intermedio del uso del espacio marítimo, es decir, creando circunstancias especiales que le den al país un mayor poder de negociación.
Esto nos lleva a otro aspecto del problema. De acuerdo con el derecho del mar todo territorio genera titularidad en el mar, pero cómo un país como Guyana, con una baja capacidad productiva puede aspirar a la explotación de un espacio donde los verdaderos usufructuarios serán empresas transnacionales cuyas sedes se ubican fuera de la región. La respuesta es que aún la línea establecida en Tordesillas permite desde el mar establecer la titularidad de un espacio. Ese es lo que está en juego en la fachada atlántica. Si consideramos que los países con sistemas de posicionamiento propio tienen intereses en Guyana y que el nomos es británico el tema de delimitación va a estar dado por el sistema de referencia (que incluye las circunstancias pertinentes), el nomos y la práctica consuetudinaria.
Con respecto a Colombia, el Laudo de Madrid y el acuerdo de amistad del año 1941 produjeron una nueva fractura en la fortaleza Venezuela. Esta fractura ha ido en dos sentidos, en los ríos fronterizos y en el Golfo de Venezuela. En los ríos fronterizos, gracias al citado laudo, Colombia logró avanzar a los ríos Arauca medio, Meta bajo, Orinoco medio, Atabapo, Guainía y Negro. Su principal interés ha sido lograr navegar libremente hacia el Atlántico por el rio Orinoco y conectar por vía de la navegación fluvial entre el Orinoco y el rio Negro por la difluencia Orinoco-Casiquiare[4][4]. Como se recordará estos espacios quedan fuera de la fortaleza Venezuela que en un momento histórico fueron espacios vacíos y hoy en día espacios con baja densidad poblacional. Esta circunstancia motivó la instrumentación de planes de desarrollo del sur hasta finales del siglo XX con la finalidad de establecer cuñas en los espacios de la fortaleza que habían sido horadados y una concepción estratégica de gran alcance, desde el punto de vista ambiental, para desarrollar de forma sustentable el espacio venezolano ubicado fuera de la fortaleza.
Como se indicó previamente, la posesión de la llave del río Orinoco permitiría el acceso por vía terrestre o fluvial al centro de Colombia y al sur del continente como lo hizo el Libertador Simón Bolívar en el siglo XIX y al río Amazonas y Manaus en el norte de Brasil. Este hecho en sí no ha pasado desapercibido para potencias extranjeras: por una parte, los estadounidenses consideraron la posibilidad de conectar por vía fluvial a Suramérica durante la Segunda Guerra Mundial y, por la otra, un análisis del Admiralty Charts and Publications británico, nos permite considerar que tomando como centro a la Venezuela continental, divide al país en tres áreas cartográficas de alcance global desde su temporalidad estatal por su potencial de comunicación y la concentración de recursos existentes. Consecuentemente, la importancia que en el pasado le dieron los españoles y en el pasado reciente le dan los británicos a ese espacio ameritaría por parte de Venezuela la realización de un importante esfuerzo de reflexión de los sistemas de referencia y, por supuesto, de territorialización, que supondría colocarlo en condiciones para que los habitantes del país fuesen capaces de producir sus medios de vida y evitar así que el ordenamiento global determine la utilidad de ese espacio para efectos de la estructura de producción por canales directos o indirectos como lograron estadounidenses, japoneses y coreanos por citar sólo tres ejemplos.
Por otra parte, la pérdida de territorio al Occidente del país también dejó una práctica consuetudinaria en relación con la obtención de recursos en el golfo de Venezuela y en el archipiélago de Los Monjes. Junto a esta práctica se agregó el uso del espacio de manera creciente en lo que concierne a la navegación. Estos dos hechos han permitido percibir esa parte del territorio desde una perspectiva productiva generando, en consecuencia, una conciencia de dependencia y de identidad que se ha materializado en actos de fuerza para demostrar el interés por mantener el dominio sobre el mismo[5].
Así pues, mientras que el foco de atención en el Atlántico Meridional apunta a la recuperación de un territorio relativizando las circunstancias especiales que pudiesen aumentar el poder de negociación del país, en el Occidente la propiedad del espacio ha estado basada en el uso del mismo, es decir, a partir de la producción dentro de una estructura global relacionada con el petróleo y unas circunstancias especiales relacionadas con el uso del espacio como fuente de recursos de forma consuetudinaria.
La fortaleza Venezuela no fue cosa del pasado, el Proyecto de Desarrollo Sustentable del Sur (PRODESSUR) instrumentado entre 1994 y 1998 tenía como foco la arteria que representa el rio Orinoco. No con la amplitud británica basada en una estructura de producción, sino con la visión española de la dominación de espacios. La visión británica indica, como señalamos en otra oportunidad, que el centro de Suramérica se encuentra en territorio venezolano aunque el centro de Venezuela se ubique en Caracas si se considera el espacio marítimo. El centro de la fortaleza Venezuela queda ubicada de acuerdo con el sistema de referencia global británico, es decir, el eje Caicara-Cabruta y sólo una visión del espacio considerado desde una estructura nacional de referencia y producción es lo que permitiría a los venezolanos producir la ruptura ontológica similar a la que permitieron a atenienses y estadounidenses trascender desde el punto de vista histórico, sobre todo si se considera que al sur-este de esa área se ha confirmado la existencia de recursos que podrían ayudar a generar ese cambio a partir de su transformación desde el punto de vista productivo.
La titularidad de un espacio no la da la tenencia, sino su aprovechamiento desde el punto de vista productivo. La producción, en este contexto, es expresión de una facultad de juzgar o dicho en sentido deleuzoguattariano, de una máquina abstracta que persigue alcanzar mayores grados de perfección y de libertad. Con ello se puede afirmar que la iniciativa de Javier Nieves-Croes Aguirre nos ha permitido usar la concepción de defensa de Codazzi-Castelli para reflexionar acerca de la estructura de acción venezolana desde su génesis hispánica para alertar que en esta segunda década del siglo XXI se ha producido en el país un retroceso que puede tener graves consecuencias para el ser-venezolano desde el mismo momento que la concepción de defensa del país ha retornado a la imagen del espacio fortificado del siglo XVIII y XIX. En todo caso, hay que tener presente que no es que la tierra genere mar o que el mar genere tierra! Lo que da títulos sobre un espacio determinado es el sistema de referencias que se use dentro de un contexto intencional. La importancia de esta acotación obedece a que, con el advenimiento de la era espacial está tendiendo a cambiar el nomos de la tierra en la medida en que se está implantando un nuevo sistema de referencia.

IV.-   REFLEXIÓN FINAL.

El Tratado de Tordesillas fue un trazo diagramático realizado en un plano de inmanencia absoluto sobre un espacio liso. Según Schmitt, el sentido de este trazo cambio cuando Estados Unidos utilizó aproximadamente esa línea para declarar que el espacio ubicado a Occidente de la misma era una zona de paz y neutralidad en el año 1939. En todo caso, los estadounidenses usaron mutatis mutandi el mismo plano de referencia. Si bien los desarrollos aeronáuticos produjeron un nuevo sistema de referencia, este aún se basó en la estructura abstracta que permitió la territorialización del mar con la Convención de Jamaica en el año 1982. El surgimiento de la era espacial ha producido un cambio de circunstancias que está impactando los sistemas de referencias y la producción.
Sin embargo, aún está el plano de inmanencia sobre el cual se hacen trazos diagramáticos. Schmitt anunció el papel que las comunicaciones radioeléctricas estaban empezando a jugar en la humanidad. No profundizó sobre el tema debido a que trazar una línea en el espacio electromagnético es colocar una línea en un espacio físico y en el espacio metafísico. En el espacio físico colocar una línea para partir el espacio significa tener presente los desarrollos satelitales y consecuentemente ir más allá de las orbitas de los satélites actualmente en uso como a finales del siglo XV se realizó con los medios disponibles. En el espacio metafísico es colocar una línea en el plano de la conciencia que se corresponde con la introducción de una idea estructurada con una finalidad específica. En ambos casos al igual que en el pasado, privó una voluntad y una intención que fue conectada intuitivamente produciendo un concepto que marcó la vía para la acción, materializada en una práctica productiva entendida desde el punto de vista material e inmaterial. Este acto intencional es lo que permite establecer un sistema de referencias como lo representó Tordesillas.
Ser independiente, en este contexto, es ser capaz de establecer su propio sistema de referencias. Si ello no es posible va a ser difícil generar los medios para perseverar en la propia existencia y consecuentemente para hacer una defensa viable.


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[1] Ver al respecto: Bracho (2005 a y b).
[2] Para nosotros el poder es la capacidad de mediar entre necesidades y satisfacciones.
[3]Los supuestos fundamentales del sistema mercantilista fueron, en general, los siguientes: los metales preciosos constituyen la medida más valiosa de la riqueza de una nación; aparte de la extracción de minerales, el comercio  es el medio principal de acumular metales preciosos en forma de numerarios; como consecuencia de lo anterior hay que favorecer las exportaciones y reducir las importaciones, establecer colonias para garantizar provisión de materias primas y asegurar mercados de productos terminados (Barnes, 1987:326)
[4] Los fractales son entidades matemáticas que están por todas partes. Por sus cualidades son difíciles de definir porque no todos cumplen con las mismas características. Sin embargo, poseen algo en común, es decir, son el producto de la repetición de un proceso geométrico elemental que da lugar a una estructura final de una complicación extraordinaria. Hay muchos objetos de la naturaleza que, debido a su estructura o comportamiento, son considerados fractales naturales aunque no lo parezcan: las nubes, las montañas, las costas, los árboles y los ríos. En lo que se diferencian de los fractales matemáticos es que éstos son entidades infinitas. El padre de esta nueva manera de concebir matemáticamente la naturaleza fue primeramente G. Julia y posteriormente, B. Mandelbrot (DyG, 2008).
[5]Las fortalezas de Angostura estaban orientadas al mar y no al hinterland venezolano.
[6] Estas llaves abarcaban desde la Florida, las Antillas mayores, Centroamérica hasta Cartagena de Indias (Ibíd.:39).
[7] Ver también: Bracho (2005a) y Blanco (2004).
[8]Bracho al respecto ha hecho una importante recopilación acerca de las incursiones realizadas contra el territorio que hoy se conoce como Venezuela. En esa recopilación ha indicado que en al menos en veinticinco oportunidades nuestras costas fueron atacadas de forma localizada o simultánea por importantes fuerzas francesas, neerlandesas o inglesas. Ver al respecto: Bracho (Blanco, 2010:17). Sobre la pérdida de las Antillas Holandesas ver al respecto: ArteHistoria, “Holandeses: guerra de la Sal y contrabando” en http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/1591.htm.. Y sobre la pérdida de Trinidad ver: Zapatero (1990)
[9] Esto significó para Venezuela, siguiendo a Bracho, la institucionalización de una capacidad militar con implicaciones productivas como lo fue el Apostadero de Marina de Puerto Cabello.
[10] Sobre la guerra entendida como un estado de conciencia, ver al respecto: Blanco (2016).
[11] Ver al respecto: Blanco (2004) y Rivero-Blanco (2013).
[12]Esta afirmación sugiere la implantación de una estrategia acorde con las necesidades de guerra que bien podría categorizarse como de guerra prolongada y en este sentido es conveniente destacar que la guerra de corso fue una de las prácticas más empleadas según Franco (2009) y Pérez (1992). El corso patriota se caracterizó por enmarcarse dentro de tácticas dilatorias “fiados en la mayor movilidad de sus naves y la escasez de embarcaciones españolas...”,“...con el fin de que el tiempo y el mar dejasen a los españoles desprovistos de buques” (Ibíd.:264 y 268). Ciertamente los patriotas tuvieron plena conciencia de las limitaciones de los realistas en cuanto a medios, pero si se considera que los medios navales patriotas eran de proveniencia privada, institucionalizada por una patente de corso, la necesidad de preservar la empresa como medio de sustento era un imperativo funcional y de ahí se pudiera presumir la prudencia en realizar combates directos contra unos enemigos dispuestos a acabar la insurrección por cualquier medio.
[13] En el año 1813 la fragata Venganza, condujo a mil soldados a Puerto Cabello (Blanco, 2004).
[14] Esta expedición denominada la “División de Costa Firme” arribó a Puerto Cabello después de haber derrotado a las fuerzas navales patriotas en la citada plaza en el año 1823 antes de la batalla del lago de Maracaibo (Díaz, 2009).
[15] Hay que recordar que para el momento del estallido de la guerra, se estaba constituyendo en Europa una importante coalición anti-napoleónica que tuvo en el mismo bando a España, el Reino Unido y los Países Bajos, por lo que estos territorios, para efectos de la guerra que se libraba en tierra firme eran más o menos neutrales. De ahí la importancia de Haití como lugar de proyección de las operaciones navales bolivarianas.
[16] Piar expresó que la Guayana era “la llave de los llanos, es la fortaleza de Venezuela... ella por su posición está en contacto con los países extranjeros y con todo el interior; ella está cubierta y defendida por un muro más fuerte que el bronce, por el Orinoco, ella, es en fin, el único territorio de Venezuela que exento de las calamidades de la guerra anterior nos ofrece recursos para proveernos de lo necesario, y el único punto de defensa que podemos elegir, así para establecer nuestros almacenes, como para tener un asilo seguro si la suerte nos redujese al último término. La ocupación de Guayana debe ser, pues, con preferencia, el objeto de nuestros esfuerzos. Sus ventajas son incalculables, y los males que produciría el dejarla a nuestra espalda  son conocidos de todos los venezolanos”. La importancia del corso fue tan relevante que el Contralmirante francés Jurien de la Graviere afirmó que esta guerrilla naval, hizo perder sólo a Francia veintitrés buques destinados al comercio en un solo año motivando la presencia de una escuadra francesa en Puerto Cabello para resolver “diplomáticamente”, estas perturbaciones al tráfico marítimo. Ver al respecto: Blanco (2004). Laborde, expresó que para corregir los problemas derivados del corso instrumentó a partir del año 1821 un sistema de convoyes entre Puerto Cabello, La Guaira, Puerto Rico y Saint Thomas para minimizar las posibilidades de pérdidas comerciales más allá de lo grave que ya fueron (Chaves, 2009:233).
[17]La campaña del sur se inició en Angostura, luego del Congreso Constituyente, para lo cual se remontó el río Orinoco y el Arauca, para cruzar la región más septentrional de los Andes. Luego de Boyacá, una parte de las fuerzas patriotas navegaron el río Magdalena dirigiéndose al norte ganando la costa, liberaron Cartagena de Indias y siguieron al este desembocando en el lago de Maracaibo por mar, mientras que otros lo hacían desde el este por tierra y mar.
[18] Ver al respecto: Rodríguez (2014).
[19] Si bien es cierto que pudo haber sido posible que la monarquía española pensase en recuperar sus dominios, también es cierto que el absolutismo monárquico entraría en crisis después del año 1817 y ello reduciría la capacidad militar ibérica para emprender grandes operaciones fuera de la península.
[20] Sobre la influencia de la Jeune Ecole en Venezuela ver al respecto: Blanco (2015).
[21] Ver al respecto: Rivero-Blanco (2013).
[1] “procurar e conseruar mayor paz o más ritmo concordia e sosieço çue el mar en çue las dichas islas están e fueron halladas se / parta o demarçue entre nos todos en alçuna buena çierta e limitada manera” (Tratado de Tordesillas).
[2] Sobre este tema, ver al respecto: Blanco (2015a).
[3] El uso de la expresión ‘Atlántico Meridional’ obedece a que de acuerdo con la concepción geopolítica brasileña y occidental el Atlántico Sur comienza al sur del Trópico de Cáncer. Ello ha determinado el establecimiento de áreas de influencia que subordinan al país frente a las potencias marítimas del norte y del sur. Por ello el uso de esta expresión ‘Atlántico Meridional’ busca darle un nombre histórico a la pretensión venezolana de proyectarse en el océano Atlántico. Ver al respecto: Blanco (2013).
[4] De igual forma Colombia ha mostrado interés en acceder al Lago de Maracaibo por intermedio del rio Catatumbo y al Golfo de Venezuela por el rio Limón.
[5] Para ello sólo basta recordar la defensa del Archipiélago de Los Monjes en el año 1952 y la crisis de la corbeta “Caldas” en el año 1987. Ver al respecto: Blanco (2004).https://www.ivoox.com/nomos-tierra-como-el-audios-mp3_rf_50636271_1.html