viernes, 5 de marzo de 2021

LA CRISIS DE LA ESTRUCTURA DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL ACTUAL


La crisis que presenta la estructura de la comunidad internacional actual es expresión del dinamismo de la realidad. El alcance de esta dinamicidad ha hecho que esta haya sido vista como guerra por la máxima autoridad religiosa católica, por filósofos y por portales de noticias. Es decir, el Papa Francisco, expresó que “está encendida la mecha de la Tercera Guerra Mundial: Una hoguera que abrasaría el planeta”. Hardt y Negri por su parte indicaron que vivimos una especie de Guerra de los XXX Años (GdlXXXa), pero a escala Global, e Infobae, de manera representativa en las redes sociales, ha señalado que vivimos una guerra civil global[1]. Nosotros por nuestra parte hemos indicado que el estado de guerra ha permanecido desde que se puso fin a la GdlXXXa y hemos indicado que existe la prohibición de un cierto y determinado tipo de actos de fuerza que hemos denominado bellum, pero como estos actos son una forma específica de hacer daño o amenazar con hacer daño, se comenzaron a observar otras formas de hacer daño que eran igual de destructivas y estaban más allá de todo límite a pesar de que esté en función de una norma dada jurídicamente o no en el sentido que no existe o no se han concebido normas para ello.

A la par de lo indicado en el párrafo anterior hemos dicho que la paz es un acuerdo para evitar bellum y hemos pensado también en una condición eirenica de tranquilidad del espíritu que se ajusta a la dinamicidad del mundo de hoy y, a su vez, hemos dicho que el orden, o sea el nómos sobre el cual habíamos vivido, es decir, el estado, lo estable, había perdido su consistencia histórica permitiéndonos definir a los Estados como autoorganizados y exoorganizados en función de esta consistencia o no. Esto nos ha llevado a afirmar que estamos viviendo de manera actualizada las circunstancias previas al tratado de Paz de Westfalia que inauguró la era de los estados-nacionales modernos como indicamos en “La estructura de la Comunidad Internacional y su evolución histórica a la luz de los desplazamientos de significado de los conceptos de Guerra, Soberanía y Paz” y nos plantea un conjunto de problemas como el de establecer qué es la realidad y cómo esta se expresa en tanto que crisis. Y como la crisis es una forma de movimiento o de no movimiento que tiene una causalidad, nos preguntamos, cuál es esta causalidad. Las respuestas a estas preguntas nos van a dar el marco estructural aproximado para entender el proceso histórico que estamos viviendo.

Ya hemos señalado con el apoyo de Xavier Zubiri de que la realidad es una sustantividad y es expresión de la formalidad de lo que hay en términos respectivos. La realidad, en este contexto, está dotada de una estructura[2]. Esta estructura expresa una unidad que está actualizada en un sistema de notas o experiencias vividas en estado de constructo que se fundamentan en el conocimiento y la voluntad. Las notas son los efectos producidos por el dinamismo de la realidad en los entes existentes o acontecimientos haciendo que algo sea tal cosa o tal acontecimiento (talidad) y el dinamismo es el dar de sí de todas esas realidades que en conjunto constituyen el cosmos, es decir, el orden de cada realidad respectiva o específica en general. El mundo es, en este contexto, una relación de realidades que constituyen el fundamento del cosmos, es decir, es su función trascendental. De manera más específica es “la unidad de respectividad de todas las cosas reales en cuanto reales… [Constituyendo] la mundanidad de cada cosa real, en cuanto realidad abierta, como real”. En otras palabras, estamos considerando que el mundo como una totalidad está en movimiento permanente, pero también consideramos que este movimiento puede ser alterado, es decir, direccionado, detenido o acelerado desde una perspectiva causal como hemos indicado en La Estructura….

La causalidad es la funcionalidad de lo real en tanto que real, es decir, es la estructura de las relaciones producidas a partir de lo que se da y se recibe que hace que se vaya produciendo una realidad o un estado de cosas y la realidad en sí misma. Esto nos lleva de nuevo a lo que expresamos en La Estructura de la Comunidad Internacional y su Evolución Histórica a la luz de los desplazamientos de significado de los Conceptos de Guerra, Soberanía y Paz. Allí partimos de un conjunto de tendencias donde se destacan predominantemente un mundo postwestafaliano que en sí operaría como una actualización del orden westfaliano y una red de poderes globales que en sí operaría como acaeció en Occidente antes del establecimiento del orden westfaliano y que hoy denominan como Deep State. Allí también hablamos de una porción importante de la humanidad que está actuando como objeto de estos procesos, pero pudiéramos agregar una tercera tendencia que incluiría las cuatro posibilidades antes descritas. Esta última posibilidad es lo que estamos describiendo como el mundo entendido como agregado de realidades respectivas, pero nos falta explicar el dinamismo de la estructura de este mundo para determinar la naturaleza de la crisis. Por ello vamos examinar ahora la estructura dinámica de la realidad para responder las preguntas de cómo esta se expresa en la realidad y cuál es la causalidad subyacente. Después analizaremos el rostro de esta inestabilidad y, finalmente, la episteme que se manifiesta como expresión del conflicto.

La estructura dinámica de la realidad: La estructura de la inestabilidad

Hemos afirmado que estamos en presencia de la acción de poderes estatales de talante westfaliano que están operando en conjunto con otros poderes no estatales de alcance global, que hemos dicho que se comportan como entidades políticas pre-westfalianas, cuya jerarquía está determinada por su capacidad de hacer daño. Como las tendencias apuntan a un cambio de poder a través del cambio de la estructura falta que se establezca el punto de equilibrio que produzca dicha estabilidad. Desde esta perspectiva, continuando con las líneas que nos indicó Jean-Paul Charnay vamos a construir las entidades respectivas desde su manifestación actual efectiva o tendencial. Como se recordará el autor francés expresó que el equilibrio estaba centrado en lo macro en reinos e iglesia y en lo micro por los señoríos temporales y eclesiales. Nosotros agregaremos los órdenes orientales en el sentido dado desde Heródoto hasta Hegel. Así pues podemos empezar presentando el siguiente cuadro:


Reinos

Iglesia

Ordenes orientales

Señoríos temporales o seculares

Señoríos eclesiásticos

Señoríos temporales

Señoríos eclesiásticos

± Señoríos

El cuadro presentado nos obliga a describir cada uno de sus elementos y para ello apelaremos al Diccionario de Autoridades para que se pueda valorar los desplazamientos de significados en el presente teniendo en cuenta que su publicación fue casi un siglo después de la Paz de Westfalia.

La palabra ‘reino’ proviene de la raíz indoeuropea ‘rey’. En el cristianismo estaba referida al reino de los cielos, la ciudad de Dios, a la cual se podía acceder después de expresar su fidelidad en cualquier circunstancia. Pasó al latín como regnum que denotaba al conjunto de provincias sujetas a un Rey, es decir, al soberano que rige y gobierna solo por derecho o por elección. Por este motivo Francisco de Vitoria lo denominó república y después se denominaría Estado como indicamos en ¿Qué es la soberanía? Como ‘Estado’ ya hemos dicho que lo denominamos ‘autoorganizado’ cuando la comunidad lo instituye y lo sostiene de manera estable, es decir, cuando es una res-publica y exoorganizado cuando la organización es impuesta desde afuera y se utiliza la fuerza mediante una estructura de justificación para sostenerlo. El sostenimiento, en este caso, va a indicar la condición de estabilidad del mismo.

Los órdenes autoorganizados vistos como república en términos de equilibrio de poder global centrado en su capacidad destructiva acumulada hemos dicho que son cuatro: EE.UU., China, Rusia y el Reino Unido. Existen otros poderes con capacidad destructiva de alcance global como Francia o con gran capacidad destructiva como India, Pakistán, Israel y Corea del Norte, pero su capacidad de acción global está limitada de alguna u otra manera. Por otra parte, la institucionalización, la justificación y el sostenimiento (por la fuerza o por el acuerdo) son los elementos que hacen posible la reunión en una comunidad política en términos teológicos y políticos.

La palabra ‘iglesia’, por su parte, proviene del griego ekklesia (latín ecclesia) originalmente significaba la reunión o asamblea de los ciudadanos para discutir asuntos públicos y proviene de la palabra Ekkaleim que significaba convocatoria y después pasó a denotar congregación de los fieles de Jesucristo y el papa su vicario en el mundo católico. También denotaba el conjunto de todos los cabildos, personas eclesiásticas y gobiernos eclesiásticos de algún reino o alguna sacra orden o religión. Como originalmente significaba reunión y convocatoria y después se le agregó la fidelidad encontramos que la iglesia originalmente se hacía sin mediación para obtener un bien y posteriormente se introdujo una mediación para trascender al reino de los cielos considerado como el máximo bien. La mediación en el medioevo determinaba el grado de fidelidad de los congregados, es decir, el estatus de la liga a la congregación. Después del proceso de re-ligamiento reformado o contra-reformado, del establecimiento del orden westfaliano y sus crisis y con la separación de la iglesia y el Estado comenzó a cambiar el sentido de la convocatoria a la iglesia, es decir, se dejó de ir a la iglesia y en cambio la iglesia comenzó a ir a los individuos para asegurar el mantenimiento de la congregación. En este contexto, el mediador se convirtió en un congregador invertido, es decir, dejó de ser atractor que reúne para ‘predicar un bien’, para ser un participe que ofrece satisfacción inmediata en un contexto de dispersión de los concurrentes que generaba vacío entre la ordenación y lo ordenado. Si consideramos en el presente la congregación, la convocatoria y la fidelidad, la mediación para mantener ese triángulo se basa en el acto de mantener la dispersión que en sí misma genera vacío. Una congregación de ese tipo, que en sí es una especie de captura a distancia, es una ekklesia, podemos decir, que una ekklesia nihilista cuyo credo es la inmediatez debido al vacío antes indicado. En el presente esa función de congregar la hace el Influencer visto en un sentido amplio. El influencer es un congregador de esta ekklesia nihilista a pesar de que gire “a la deriva en el remolino de las tendencias [y estar] sometido al arbitrismo del público”[3] debido a que el efecto que persigue este es mantener la estructura del vacío mediante un proceso continuo de re-liga que se expresa en un rostro. Esto nos lleva a los señoríos eclesiales que dan seguridad social y los seculares o temporales que dan seguridad física y política. Ambos en las condiciones nihilistas que hemos indicado constituyen las fuentes del totalitarismo moderno. Decimos moderno porque en realidad estamos observando la reproducción de unas prácticas teológico-políticas del pasado que se expresan en el presente como vacuidad y en el pasado como esperanza.

La palabra ‘señorío’ finalmente denotaba dominio o mando sobre alguna cosa propia o sujeta, también “imperio, y mando que alguien acepta y quiere tener sobre otros, sin un título para ello y, territorio perteneciente a un señor y del cual es dueño. El ‘título’ y la ‘sujeción’ son dos aspectos que nos interesa destacar porque eran algo dado o no. Cuando era dado por un contrato lo dado era para conceder dominio alguno sobre una cosa inmueble o equivalente recibiendo también la dignidad o reconocimiento y a cambio recibía fidelidad. De ahí viene la palabra feudo o sea lo otorgado, que según el diccionario posiblemente es de origen godo y proviene de la palabra ‘fe’.  El que otorgaba el feudo era el emperador, rey, príncipe o señor eclesiástico romano. El feudo, en este contexto, fue un recurso empleado en Occidente que permitió a prelados y señores convertirse en jefes sociales y políticos debido a la fragilidad de los reinos y del poder que la misma iglesia tenía sobre el orden existente.

Estos jefes recibieron, entonces, "el poder de Dios" en base a un juramento de fidelidad debiendo mantener la paz entre ellos, garantizar el orden dentro de la comunidad y defenderla de acuerdo a la naturaleza del estado de guerra en que se encontrase. Desde esta perspectiva, se constituyó un modelo en el que “gente armada" en los confines de un orden determinado cumplían las mismas funciones que un reino o un Estado sin tener la dignidad del reino o el Estado. La importancia que reviste para nosotros la palabra ‘señorío’ es porque, por una parte, permite explicar la realidad de los grupos armados enquistados en un espacio político westfaliano como acaece en Venezuela, Colombia, México, EE.UU., Líbano, Irak, Siria, Afganistán, etc., y la profesión de las armas vista como un emprendimiento productivo y, por la otra, permite entender que si estos señoríos cumplían funciones de seguridad y hemos dicho que esta depende de la capacidad productiva de un individuo un ‘señor’ en los términos que aquí estamos argumentando, son aquellos que producen sus medios para la vida y para su defensa.

El señorío eclesial, por su parte, es aquel, que como dijimos, da seguridad social más allá y se expresa hoy en día en la red de poderes que constituyen la ekklesia nihilista que operan a escala global y su capacidad de hacer daño no está en la potencia cinética o de liberación de energía sino en la capacidad de operar más allá de los límites. Esto es lo que se conoce como Deep State[4]. Esto no quiere decir que no posean capacidad cinética de destrucción, sino que no poseen propiamente capacidad acumulada de destruir de forma masiva. Aquí se circunscriben los empresarios de seguridad, es decir, aquellos que siguen il mestiere delle arme.

Con respecto a los órdenes orientales debemos decir que si bien fueron ingresando al orden westfaliano esto se produjo no tanto por la adopción de las prácticas westfalianas en su proceso evolutivo sino por la incapacidad de Occidente de destruir dichos ordenes como acaeció en China, Rusia, Turquía, Irán, Egipto, India-Pakistán. En estos órdenes la iglesia cumplió originalmente un papel fundamental en el sentido en que los regímenes fueron teocráticos y con el tiempo hubo una tendencia a la separación y/o desplazamiento de la iglesia convirtiéndose dichos estados en órdenes seculares.

Si consideramos que el orden westfaliano simplificó esta organización política y este orden se encuentra en crisis desde el año 1989 debido al advenimiento de una estructura de poder en red que compite con los Estados y actúa a expensas de los mismos y que la forma de la guerra actual se expresa en la acumulación de capacidades destructivas y la operación fuera de los límites por todos aquellos que producen sus medios para la vida y pueden a su vez hacer daño, podemos hacer una esquematización como mostraremos a continuación:


Como se puede observar en el gráfico hay un salto del reino al Estado que explica la realidad en términos respectivos para cada entidad política. El dinamismo, o sea, lo que han dado de sí se evidencia en que un Estado puede variar de autoorganizado a exoorganizado y puede variar entre república y despotismo. Los órdenes orientales por su parte, a pesar de haberse actualizado mantienen su carácter histórico (Rusia, China, Irán y Turquía). Aquí, como dijimos, es que se observa el dinamismo de la realidad en términos westfaliano y en condiciones similares al antagonismo que se presentó en las cruzadas y contra los otomanos. La iglesia devino en ekklesia nihilista que opera mediante una estructura de mediación que es su cara visible. No la fe. Consecuentemente, el espacio de conflicto está representado por lo que he denominado estados exoorganizados. Una observación superficial de los países exoorganizados (pej. Colombia, Líbano, Venezuela o México) nos muestra el dinamismo de la realidad en términos de la relación recíproca desde la ‘suidad’ de cada uno de los entes políticos que participan. El conflicto se expresa en que el dar de sí de las realidades respectivas se produce en una variación o movimiento que no es recíproco, se produce en una sola vía, es decir, beneficia a una de las partes de la relación, en nuestro caso a los Estados, los órdenes orientales y a la ekklesia en un contexto donde todos ellos buscan maximizar o mantener el nivel de sus ganancias en sí y en función de la situación de otros espacios de conflicto. En esas entidades exoorganizadas es donde se observa con más claridad la acción de las tres fuerzas que caracterizan la estructura dinámica del mundo. ¿Cuál es la dinámica de estas fuerzas? Un venezolano, un colombiano, un sirio o un libanés racionaliza su realidad formalmente en función de su suidad, es decir, de lo que realmente lo afecta la dinamicidad de las interacciones donde está y en el tiempo en que está a partir del movimiento del todo. En la formalización opera la ekklesia en la medida que busca congregar positiva o negativamente en función de un interés dado. En la medida en que se produce la separación entre lo que realmente vive el individuo y cómo formaliza su realidad es que observamos el vacío o lo lleno en términos de resultados (insatisfacción o satisfacción, nihilidad o espíritu de trascendencia, etc.). Dicho de otra manera, si un individuo está viviendo en condiciones precarias de supervivencia y el modo en que formaliza su realidad no se corresponde con la situación de precariedad la dinamicidad de las interacciones que se producen en ese contexto dado conspira contra la formalización o no. La conspiración es o puede ser inducida o puede ser producto de la incapacidad de formalizar. Esto último es lo que Kant denominó el juicio de lo sublime. El estado de guerra se evidencia en su justa dimensión cuando un individuo es capaz de determinar la causalidad (dinamicidad) que impide que la respectividad de lo que lo afecta realmente no se traduzca en una formalización de la realidad que le permita ser respectivo o ser auténtico. La quietud que indicamos en ¿Qué es la paz?, se observa en la diferencia y en la artificialidad entre lo real y la realidad.

Así pues, el espacio de conflicto se presenta como stasis o conflicto civil por la transversalidad que produce la ekklesia nihilista donde acaecen cosas y acontecimientos reales efectivamente (muerte no esperada, empobrecimiento y/o soledad no deseada de forma inmediata o violenta o mediata o erosiva) dentro de un contexto ekklesial que distorsiona (oculta, maximiza, manipula, satura) la capacidad de formalizar y el espacio de maniobra es aquel donde los actores intervinientes pueden operar sin comprometer sus medios en relación con dicho escenario y con la respectividad de los otros actores que intervienen que hemos agrupados en tres como hemos indicado. Esto nos permite ahora pasar a examinar el rostro de la inestabilidad

El rostro de la inestabilidad

El rostro de la inestabilidad se expresa en la estructura de mediación representada por la ekklesia vista como una forma de religión en todas sus manifestaciones y como una forma respectividad de lo real.

La ekklesia mediante la realización de operaciones de redundancia construye los elementos que todos los intentos de formalización tratan de realizar para conocer lo real en su suidad. Esta operación es en sí la superposición de un conjunto de órdenes de razones que se presenta como “un cuerpo del centro de significancia” que oculta el régimen de violencia que existe y/o se está imponiendo. La rostridad, en este contexto, es expresión de una redundancia que pivotea sobre dos ejes: redundancia de significancia que oculta el régimen de violencia de una forma tal que hace que el rostro se convierta en el rostro de la violencia expresada en migraciones forzadas, hambruna, pandemia e inseguridad extrema como se vive en Venezuela o Siria y redundancia de subjetividad cuando la ekklesia busca a través de su estructura de mediación mantener y extender el vacío minimizando o relativizando los efectos de la violencia del orden que la aplica[5]. Ahora bien, en el mundo en conflicto que estamos viviendo se observan, por una parte, dos composiciones de rostros que se mueven de forma alternante, es decir, como una especie de péndulo que se mueve entre el conflicto agonal y existencial y, por la otra el rostro de los órdenes orientales donde las operaciones de redundancia son mínimas y más estables.

El régimen de violencia es lo real que cada individuo está padeciendo de forma inconsciente y consciente de las infinitas manifestaciones en que puede darse un daño. La inconciencia se manifiesta de doble manera: los que asumen las ekklesias en sus diversas manifestaciones en función de la condición de nihilidad en que se encuentran y los que no pueden formalizar lo real de manera consistente por falta de capacidad de producir conocimientos. Sobre lo primero ya hemos hablado. Sobre lo segundo ya hemos hecho en parte mención, es decir, es la acción más allá de los límites o dicho como lo hicieron sus ideólogos Qiao y Wang, Unrestricted Warfare. Estos autores hicieron una categorización del conflicto en tres niveles, es decir, militar, extramilitar y metamilitar. La militar abarca los siguientes tipos: Nuclear, convencional, bioquímica, ecológica, espacial, electrónica (cibernética), terrorista y de guerrillas (subversivas). La meta-militar se refiere a: Diplomática, psicológica, tecnológica, de redes de información, de inteligencia, de contrabando, de drogas y disuasión. La extra-militar incluye: recursos, ayuda económica, sanciones, medios de información, finanzas, comercio, derecho e ideología. Para que se tenga una idea del rostro del conflicto en estados exoorganizados como Venezuela a partir de esta categorización desde la perspectiva de lo real y de la acción de las ekklesias se tiene lo siguiente:


Militar

Ecológica.

Extracción de minerales estratégicos en el arco minero

Electrónica

Interceptación de señales, perturbación, decepción y engaño

Terrorista

Ejecuciones extrajudiciales por cuerpos paramilitares y señoríos

Guerrillas

Concepto estratégico militar en ejecución y establecimiento de señoríos.

Meta-militar

Psicológica

Fomento de la quietud y el apaciguamiento

Redes de información

Saturación de información, Interceptación de señales, perturbación, decepción y engaño y operaciones de redundancia.

Inteligencia

Espionaje, operaciones especiales.

Contrabando  

De extracción de minerales estratégicos

Drogas

Operaciones anti-narcóticos en el mar Caribe

Disuasión (convencional)

Amenaza de guerra popular prolongada

Extra-militar

Recursos  

Apoyos de suministro de combustible, alimentos, dinero, sanidad, conocimientos para reparaciones de gran envergadura.

Ayuda económica  

Al régimen y a las ekklesias por diferentes Estados y agencias.

Sanciones

Aplicadas por Occidente contra el régimen entre 2016-2020

Medios de información.

Operaciones de redundancia y/o  saturación

Finanzas

Colapso del sistema financiero

Comercio  

Paralización casi total de la actividad comercial y económica.

Derecho

Orden de facto, estado de excepción, desmantelamiento del sistema judicial

Ideología

Totalitarismo

 

En este cuadro se pueden apreciar tres cosas: en primer lugar, no se observa el sometimiento de la población venezolana mediante controles biopolíticos como formas en que se expresa el conflicto que según esta categorización entran en el plano extra-militar, en segundo lugar, hace considerar las operaciones terroristas o guerrilleras como conflictos de muy baja intensidad en tiempo presente, pero este no se observa desde la perspectiva histórica que es donde se evidencia propiamente la gran dimensión de la erosión y el daño deliberado realizado y, en tercer lugar, la baja intensidad del conflicto en el plano militar es ocultada por la mediana intensidad de las interacciones en el plano meta-militar y la alta intensidad en el plano extra-militar. Esta última nos lleva a la consideración de dos temas: el de los flujos y el biopolítico.

Con respecto a los flujos, que es más visible en el plano meta-militar y extra-militar, observamos claramente algo que indicamos en ¿Qué es la ‘Guerra’?, es decir, el conflicto se expresa en la actualidad en el modo en que se controlan los flujos, es decir, el dar de sí que expresa la estructura dinámica de la realidad producido con fines intencionales para provocar, retaliar o impedir un daño. En el campo biopolítico, por su parte, se observan otros dos flujos: alimenticios y poblacionales. El primero se evidencia en el sometimiento de la población a aquella categoría que Hannah Arendt denominó ‘Labor’ y que autores, como Giorgio Agamben, en la actualidad denotan como nuda vida, o sea, una vida que puede ser sacrificada o llevada al sacrificio como se observó en el pasado y se está viviendo en el presente en los ‘campos’ que se están creando para regular, contener o preparar flujos poblacionales[6]. Esto tiene un impacto notorio en lo que al concepto de vida se refiere. Con respecto a las migraciones, la sola mención de la palabra ‘arma biológica’ usada contra los venezolanos que debieron abandonar el país y regresar por efectos de la pandemia global es un indicador de cómo los problemas sociales generados deliberadamente pueden ser usados para producir daño sacrificando a seres humanos que se encuentran en condiciones críticas. Las migraciones como ‘arma social’ o ‘arma biológica’ han sido usadas contra Suramérica, EE.UU., Europa Occidental por estados exoorganizados y por órdenes ekklesiasticos que actúan como medio de otros fines[7].

No obstante lo indicado, la categorización realizada por los autores chinos nos sirve aun para entender el dinamismo de la realidad. Teniendo lo indicado presente, ellos establecieron una serie de principios para producir damno donde se destaca el uso de medios ilimitados dentro de un contexto de objetivos limitados y consumo mínimo. Operar con medios ilimitados en cada una de las categorías mencionadas precedentemente nos da un abanico casi ilimitado de formas de daño que pueden ser aplicadas: en primer lugar, omnidireccionalmente en diferentes planos; en segundo lugar, de manera simultánea (sincrónicamente); en tercer lugar, asimétricamente con respecto al punto más débil del adversario; en cuarto lugar, mediante una coordinación multidimensional; y en quinto lugar, a través de un sistema de ajuste y control. La diáspora venezolana, la migración siria o las caravanas organizadas de migrantes hacia EE.UU. son ejemplos de la aplicación de estos principios. Esto nos permite hablar ahora de la episteme del conflicto.

La Episteme manifiesta en el conflicto

A lo largo de la historia la aparición de un arma ha generado a posteriori un proceso de estandarización e igualación por la aplicación de una relación de costos y beneficios. Igual sucede con los procedimientos para producir daño. El ejemplo más patente de la aplicación de los principios establecidos por Qiao y Wang fue el ataque del 11 de septiembre del año 2001 a EE.UU., pero también la gigantesca explosión acaecida en Beirut el 04AGO2020 aunque todavía no se ha develado la causalidad que está subyacente en la cadena de eventos que se ha generado[8].

Hasta el presente, la forma en que el Estado había realizado bellum se fundamentaba en la posibilidad de hacer pronósticos a partir de la evolución de lo que se ha dado en denominar juegos de guerra. El perfeccionamiento de estos juegos de guerra, gracias a las tecnologías de información y comunicación, ha abierto a su vez la posibilidad de entender el citado fenómeno como una forma de experimentación gracias al establecimiento de una imagen mundo basada en la ciencia y la técnica. Este hecho ha permitido el desarrollo de lo que se ha denominado epistemología de bellum. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados para darle a bellum un carácter científico, hay dos circunstancias que han perjudicado este esfuerzo: en primer lugar, el criterio de verdad en bellum está sujeto a las mismas limitaciones que encontramos en el Teorema de Gödel debido a que en la actualidad el teatro de operaciones en un conflicto no se circunscribe a unos medios y un espacio y un tiempo delimitado, es decir, abarca al mundo como totalidad y, en segundo lugar, el estado de guerra hace el conflicto inconmensurable en tanto que fenómeno en sí y en tanto su alcance desde una perspectiva intencional. Esta incapacidad no sólo afecta a los tres grupos de actores que juegan en el escenario global sino a toda la humanidad en su conjunto debido a que no es la amenaza de bellum lo que está en juego sino las bases fundamentales sobre los que este es posible. Por ello creemos que la inconmensurabilidad conduce, en lo que respecta a la toma de decisiones, a la inmediatez. Como la inmediatez se expresa en un estado de carencia y/o de necesidad que induce deseos produce un tipo de conexión que las ekklesias manipulan para mantener una congregación determinada generando vacíos en las condiciones que ya hemos indicado y dificultan el ejercicio de formalización de la realidad. El problema que se nos presenta es que la inconmensurabilidad que podemos entenderla como carencia de orden puede ser vista como una vivencia en el caos. Esto nos permite pensarnos en el caos.

En ¿Qué es la soberanía?, hicimos mención a la palabra ‘nómos’ como algo que denota ‘orden’ por lo que podemos decir que el ‘Estado’ en tanto que algo estable es un ‘nómos’, es decir, un “orden objetivo, válido y obligatorio” desde la perspectiva política y religiosa[9]. Pero esta acepción normativa perdería consistencia durante las guerras del Peloponeso pasando a tener de forma ambigua el “sentido de costumbre”, es decir, pasó a tener de forma ambivalente el sentido de ‘ley dominante’ y de ‘opinión común’ debido a la crisis que padecieron las polis griegas como consecuencia de la stasis como hoy en día estamos viviendo. Además de la palabra ‘nomos’ tenemos también la palabra ‘physis’. Physis por su parte fue entendido originalmente, según Francisco Bravo, de dos maneras: como “sustrato común de todas las cosas que cambian, engendrándolas, permaneciendo a través de sus variaciones y unificando su multiplicidad” y como “las mismas cosas que cambian, consideradas en su proceso de cambio”. Después se convirtió en “la medida con que se ha de medir la rectitud de nómos”, es decir, lo que contrariaba o no a Physis vista como devenir. Esta contrariedad es el fundamento a partir del cual podemos pensar la respectividad de lo real desde la perspectiva de un sujeto que está siendo llevado por un caudal y un cauce que no son su caudal y su cauce desde el mismo momento que el nómos perdió sentido porque hay un interés en cambiar algo que en cierta forma podríamos denominar Physis debido a que es o era el fundamento de ese orden. Es decir, la episteme manifiesta del conflicto está dada por la separación intencional y el oscurecimiento de lo que es o acaece por una apariencia que uno debe aceptar ekklesialmente o por la fuerza a pesar del daño que nos está produciendo. Si el nómos perdió fundamento lo real es el caos, es decir, la no existencia de un orden porque se está reacomodando el mundo. En estas circunstancias las ekklesias nos dan una idea de un orden artificial e impuesto que atenúa u oculta el caos mediante la promesa de una satisfacción inmediata. ¿Qué significa eso?

Mucho se ha hablado del concepto de ‘masa’. La argumentación que hemos realizado acerca del concepto de ekklesia nihilista apunta a la indicación de un vaciamento del hombre y de las sociedades que hacen que estas se comporten como un rebaño deseoso de recibir satisfacciones inmediatas[10]. Esta forma de comportamiento inducido es la que expresa el estado de guerra, es decir, que un ser en su suidad no pueda actuar conforme a su naturaleza. Bellum se expresa mediante un régimen de violencia en sus diferentes escalas que opera como un mecanismo de corrección para el mantenimiento del estado de guerra dentro del proceso de cambio del orden global. En este contexto, la acumulación de capacidades destructivas se presenta como útil frente a un orden post-westfaliano, pero inútil frente a un cambio de sus fundamentos. Esta es la episteme del conflicto actual y su entendimiento permite la acción en función de poder formalizar la realidad y actuar de forma cooperativa en función de un propósito común tanto para desarrollar capacidades productivas como de defensa.

Todo esto nos coloca en una situación de determinar cuál debe ser el perfil del agente que podrá formalizar la realidad en términos respectivos y fomentar la convivencia, la cooperación y la autoorganización necesarias para generar el flujo bélico que haga posible pensar en una nueva forma de organización política.

Corolario

Es una paradoja que la dinamicidad de la realidad hoy en día por efectos de la pandemia generada por el virus de Wuhan la estemos viviendo en forma de quietud. Todo se está moviendo en círculos y por ello todo se ve como detenido. Pero hay movimiento. Lo que hay que entender es porqué el movimiento es en círculo y porqué es muy difícil ver más allá de él. Eso ha sido lo que hemos tratado de hacer. En el encierro en que nos encontramos nuestra capacidad productiva, en muchos casos, se circunscribe a la capacidad de podernos mover precariamente a través de un hilo que nos conecta con un mundo de imágenes deformadas superpuestas que también se mueven en un espacio cibernético. En este mundo en movimiento que afecta nuestra capacidad de establecer una dirección, vivir va a estar determinado por la condición de posibilidad de preguntarse en todo momento qué es la realidad y perseverar en la propia existencia.

 



[1] Por citar algunos ejemplos, ver al respecto: “Aquí se habla Libertad” https://www.youtube.com/watch?v=2slhv9o8Qv0&feature=youtu.be, “Guerra Global” en https://rebelion.org/guerra-global/ , La Tercera Guerra Mundial es ideológica y EEUU está siendo destruido en https://es.panampost.com/emmanuel-rincon/2020/07/13/tercera-guerra-mundial-eeuu/ , “tercera guerra mundial” en https://www.eluniversal.com.mx/tag/tercera-guerra-mundial , “World War 3 MAPPED: The SIX places where WW3 could break out in 2020” en https://www.express.co.uk/news/world/1224361/world-war-3-map-where-could-world-war-3-start-in-2020-ww3-latest-news

[2] Ver al respecto: Zubiri, X. (1995). Estructura dinámica de la Realidad. 2° ed. Madrid. Alianza Editorial y  Fundación Xavier Zubiri. 356 p.

[3] Ver al respecto: Benegas, J. (2020). “POR QUÉ ES INEVITABLE QUE LA IZQUIERDA GANE”, en Disidentia [Documento en Línea]. Disponible: https://disidentia.com/por-que-es-inevitable-que-la-izquierda-gane/ y Bracho, J. (2019). “INTRAHISTORIA E IDEOLOGÍA (La ‘Ventaja’ de la Izquierda Global)” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2019/12/intrahistoria-e-ideologia-la-ventaja-de.html

[4] Ver al respecto: Boccanera, F. (2020). “LIBERALISMO Y NEOLIBERALISMO o cómo fue que llevaron la libertad al mercado y la vendieron…” en https://www.youtube.com/watch?v=BIlp6sReh4Q&t=1s

[5] Sobre ‘rostridad’ ver al respecto: Deleuze y Guattari (Op.Cit.)

[6] Sobre este tema del ‘campo’ ver al respecto: “HOMO (NO) SACER: LO QUE QUEDA DE AUSCHWITZ DESDE UNA RELECTURA ARENDTIANA” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/12/homo-no-sacer-lo-que-queda-de-auschwitz.html

[7] Ver al respecto: “IBN JALDÚN Y EL IMPACTO POLÍTICO DE LAS MIGRACIONES: DE MACHIAVELLI A DELEUZE Y GUATTARI. Reflexiones acerca de los procesos migratorios vistos como armas de destrucción de alcance global” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/12/ibn-jaldun-y-el-impacto-politico-de-las.html

[8] Ver al respecto: “Renunció el gobierno del Líbano tras la explosión en Beirut” en https://www.elnacional.com/mundo/renuncio-el-gobierno-del-libano-tras-la-explosion-en-beirut/ ,

“Encuentran túnel de Hezbollah cerca de la zona de explosión en Beirut” en https://es.panampost.com/jose-gregorio-martinez/2020/08/10/encuentran-tunel-de-hezbollah-cerca-de-la-zona-de-explosion-en-beirut/

[9] Sobre la relación ‘nomos’ y ‘physis’ ver al respecto: Bravo, F. (1993). “La antítesis sofistica nómos-physis”. Caracas. UCV. Revista Apuntes Filosóficos N° 4. Pp 103-134

[10] Sobre el concepto de ‘masa’ ver al respecto: Ortega y Gasset, J. (1929-1999). La rebelión de las masas. Barcelona: Espasa Libros. 336 p y Arendt, H. (2004). Los Orígenes del Totalitarismo. 4° ed. Madrid. (T. G. Solana). Santillana ediciones generales. 618 p.