La crisis que presenta la
estructura de la comunidad internacional actual es expresión del dinamismo de
la realidad. El alcance de esta dinamicidad ha hecho que esta haya sido vista
como guerra por la máxima autoridad religiosa católica, por filósofos y por
portales de noticias. Es decir, el Papa Francisco, expresó que “está encendida
la mecha de la Tercera Guerra Mundial: Una hoguera que abrasaría el planeta”. Hardt
y Negri por su parte indicaron que vivimos una especie de Guerra de los XXX
Años (GdlXXXa), pero a escala Global, e Infobae, de manera representativa en
las redes sociales, ha señalado que vivimos una guerra civil global[1]. Nosotros por nuestra
parte hemos indicado que el estado de guerra ha permanecido desde que se puso
fin a la GdlXXXa y hemos indicado que existe la prohibición de un cierto y
determinado tipo de actos de fuerza que hemos denominado bellum, pero como estos actos son una forma específica de hacer
daño o amenazar con hacer daño, se comenzaron a observar otras formas de hacer
daño que eran igual de destructivas y estaban más allá de todo límite a pesar
de que esté en función de una norma dada jurídicamente o no en el sentido que
no existe o no se han concebido normas para ello.
A la par de lo indicado en el
párrafo anterior hemos dicho que la paz es un acuerdo para evitar bellum y hemos pensado también en una
condición eirenica de tranquilidad
del espíritu que se ajusta a la dinamicidad del mundo de hoy y, a su vez, hemos
dicho que el orden, o sea el nómos sobre el cual habíamos vivido, es decir, el
estado, lo estable, había perdido su consistencia histórica permitiéndonos
definir a los Estados como autoorganizados y exoorganizados en función de esta consistencia
o no. Esto nos ha llevado a afirmar que estamos viviendo de manera actualizada
las circunstancias previas al tratado de Paz de Westfalia que inauguró la era
de los estados-nacionales modernos como indicamos en “La estructura de la Comunidad Internacional y su evolución histórica a
la luz de los desplazamientos de significado de los conceptos de Guerra,
Soberanía y Paz” y nos plantea un conjunto de problemas como el de
establecer qué es la realidad y cómo esta se expresa en tanto que crisis. Y
como la crisis es una forma de movimiento o de no movimiento que tiene una
causalidad, nos preguntamos, cuál es esta causalidad. Las respuestas a estas
preguntas nos van a dar el marco estructural aproximado para entender el
proceso histórico que estamos viviendo.
Ya hemos señalado con el apoyo
de Xavier Zubiri de que la realidad es una sustantividad y es expresión de la
formalidad de lo que hay en términos
respectivos. La realidad, en este contexto, está dotada de una estructura[2]. Esta estructura expresa
una unidad que está actualizada en un sistema de notas o experiencias vividas en
estado de constructo que se fundamentan en el conocimiento y la voluntad. Las
notas son los efectos producidos por el dinamismo de la realidad en los entes
existentes o acontecimientos haciendo que algo sea tal cosa o tal
acontecimiento (talidad) y el dinamismo es el dar de sí de todas esas realidades que en conjunto constituyen el
cosmos, es decir, el orden de cada realidad respectiva o específica en general.
El mundo es, en este contexto, una relación de realidades que constituyen el
fundamento del cosmos, es decir, es su función trascendental. De manera más específica
es “la unidad de respectividad de todas las cosas reales en cuanto reales… [Constituyendo]
la mundanidad de cada cosa real, en cuanto realidad abierta, como real”. En
otras palabras, estamos considerando que el mundo como una totalidad está en
movimiento permanente, pero también consideramos que este movimiento puede ser
alterado, es decir, direccionado, detenido o acelerado desde una perspectiva
causal como hemos indicado en La
Estructura….
La causalidad es la
funcionalidad de lo real en tanto que real, es decir, es la estructura de las
relaciones producidas a partir de lo que se da y se recibe que hace que se vaya
produciendo una realidad o un estado de cosas y la realidad en sí misma. Esto
nos lleva de nuevo a lo que expresamos en La
Estructura de la Comunidad Internacional y su Evolución Histórica a la luz de
los desplazamientos de significado de los Conceptos de Guerra, Soberanía y Paz.
Allí partimos de un conjunto de tendencias donde se destacan predominantemente
un mundo postwestafaliano que en sí operaría como una actualización del orden
westfaliano y una red de poderes globales que en sí operaría como acaeció en
Occidente antes del establecimiento del orden westfaliano y que hoy denominan
como Deep State. Allí también
hablamos de una porción importante de la humanidad que está actuando como
objeto de estos procesos, pero pudiéramos agregar una tercera tendencia que
incluiría las cuatro posibilidades antes descritas. Esta última posibilidad es
lo que estamos describiendo como el mundo entendido como agregado de realidades
respectivas, pero nos falta explicar el dinamismo de la estructura de este
mundo para determinar la naturaleza de la crisis. Por ello vamos examinar ahora
la estructura dinámica de la realidad para responder las preguntas de cómo esta
se expresa en la realidad y cuál es la causalidad subyacente. Después
analizaremos el rostro de esta inestabilidad y, finalmente, la episteme que se
manifiesta como expresión del conflicto.
La
estructura dinámica de la realidad: La estructura de la inestabilidad
Hemos afirmado que estamos en
presencia de la acción de poderes estatales de talante westfaliano que están
operando en conjunto con otros poderes no estatales de alcance global, que
hemos dicho que se comportan como entidades políticas pre-westfalianas, cuya
jerarquía está determinada por su capacidad de hacer daño. Como las tendencias
apuntan a un cambio de poder a través del cambio de la estructura falta que se establezca
el punto de equilibrio que produzca dicha estabilidad. Desde esta perspectiva,
continuando con las líneas que nos indicó Jean-Paul Charnay vamos a construir
las entidades respectivas desde su manifestación actual efectiva o tendencial.
Como se recordará el autor francés expresó que el equilibrio estaba centrado en
lo macro en reinos e iglesia y en lo micro por los señoríos temporales y
eclesiales. Nosotros agregaremos los órdenes orientales en el sentido dado desde
Heródoto hasta Hegel. Así pues podemos empezar presentando el siguiente cuadro:
Reinos |
Iglesia |
Ordenes
orientales |
||
Señoríos
temporales o seculares |
Señoríos
eclesiásticos |
Señoríos
temporales |
Señoríos
eclesiásticos |
±
Señoríos |
El cuadro presentado nos obliga
a describir cada uno de sus elementos y para ello apelaremos al Diccionario de Autoridades para que se
pueda valorar los desplazamientos de significados en el presente teniendo en
cuenta que su publicación fue casi un siglo después de la Paz de Westfalia.
La palabra ‘reino’ proviene de
la raíz indoeuropea ‘rey’. En el cristianismo estaba referida al reino de los
cielos, la ciudad de Dios, a la cual
se podía acceder después de expresar su fidelidad en cualquier circunstancia.
Pasó al latín como regnum que
denotaba al conjunto de provincias sujetas a un Rey, es decir, al soberano que
rige y gobierna solo por derecho o por elección. Por este motivo Francisco de
Vitoria lo denominó república y después se denominaría Estado como indicamos en
¿Qué es la soberanía? Como ‘Estado’
ya hemos dicho que lo denominamos ‘autoorganizado’ cuando la comunidad lo
instituye y lo sostiene de manera estable, es decir, cuando es una res-publica
y exoorganizado cuando la organización es impuesta desde afuera y se utiliza la
fuerza mediante una estructura de justificación para sostenerlo. El
sostenimiento, en este caso, va a indicar la condición de estabilidad del
mismo.
Los órdenes autoorganizados
vistos como república en términos de equilibrio de poder global centrado en su
capacidad destructiva acumulada hemos dicho que son cuatro: EE.UU., China,
Rusia y el Reino Unido. Existen otros poderes con capacidad destructiva de
alcance global como Francia o con gran capacidad destructiva como India,
Pakistán, Israel y Corea del Norte, pero su capacidad de acción global está
limitada de alguna u otra manera. Por otra parte, la institucionalización, la
justificación y el sostenimiento (por la fuerza o por el acuerdo) son los
elementos que hacen posible la reunión en una comunidad política en términos
teológicos y políticos.
La palabra ‘iglesia’, por su
parte, proviene del griego ekklesia
(latín ecclesia) originalmente
significaba la reunión o asamblea de los ciudadanos para discutir asuntos
públicos y proviene de la palabra Ekkaleim
que significaba convocatoria y después pasó a denotar congregación de los
fieles de Jesucristo y el papa su vicario en el mundo católico. También
denotaba el conjunto de todos los cabildos, personas eclesiásticas y gobiernos
eclesiásticos de algún reino o alguna sacra orden o religión. Como
originalmente significaba reunión y convocatoria y después se le agregó la
fidelidad encontramos que la iglesia originalmente se hacía sin mediación para
obtener un bien y posteriormente se introdujo una mediación para trascender al
reino de los cielos considerado como el máximo bien. La mediación en el
medioevo determinaba el grado de fidelidad de los congregados, es decir, el
estatus de la liga a la congregación. Después del proceso de re-ligamiento
reformado o contra-reformado, del establecimiento del orden westfaliano y sus
crisis y con la separación de la iglesia y el Estado comenzó a cambiar el
sentido de la convocatoria a la iglesia, es decir, se dejó de ir a la iglesia y
en cambio la iglesia comenzó a ir a los individuos para asegurar el
mantenimiento de la congregación. En este contexto, el mediador se convirtió en
un congregador invertido, es decir, dejó de ser atractor que reúne para ‘predicar
un bien’, para ser un participe que ofrece satisfacción inmediata en un contexto
de dispersión de los concurrentes que generaba vacío entre la ordenación y lo
ordenado. Si consideramos en el presente la congregación, la convocatoria y la
fidelidad, la mediación para mantener ese triángulo se basa en el acto de
mantener la dispersión que en sí misma genera vacío. Una congregación de ese
tipo, que en sí es una especie de captura a distancia, es una ekklesia, podemos decir, que una ekklesia nihilista cuyo credo es la
inmediatez debido al vacío antes indicado. En el presente esa función de
congregar la hace el Influencer visto
en un sentido amplio. El influencer
es un congregador de esta ekklesia nihilista a pesar de que gire “a
la deriva en el remolino de las tendencias [y estar] sometido al arbitrismo del
público”[3] debido a que el efecto que
persigue este es mantener la estructura del vacío mediante un proceso continuo
de re-liga que se expresa en un rostro. Esto nos lleva a los señoríos
eclesiales que dan seguridad social y los seculares o temporales que dan
seguridad física y política. Ambos en las condiciones nihilistas que hemos
indicado constituyen las fuentes del totalitarismo moderno. Decimos moderno
porque en realidad estamos observando la reproducción de unas prácticas
teológico-políticas del pasado que se expresan en el presente como vacuidad y
en el pasado como esperanza.
La palabra ‘señorío’
finalmente denotaba dominio o mando sobre alguna cosa propia o sujeta, también
“imperio, y mando que alguien acepta y quiere tener sobre otros, sin un título
para ello y, territorio perteneciente a un señor y del cual es dueño. El
‘título’ y la ‘sujeción’ son dos aspectos que nos interesa destacar porque eran
algo dado o no. Cuando era dado por un contrato lo dado era para conceder
dominio alguno sobre una cosa inmueble o equivalente recibiendo también la
dignidad o reconocimiento y a cambio recibía fidelidad. De ahí viene la palabra
feudo o sea lo otorgado, que según el diccionario posiblemente es de origen
godo y proviene de la palabra ‘fe’. El
que otorgaba el feudo era el emperador, rey, príncipe o señor eclesiástico
romano. El feudo, en este contexto, fue un recurso empleado en Occidente que
permitió a prelados y señores convertirse en jefes sociales y políticos debido
a la fragilidad de los reinos y del poder que la misma iglesia tenía sobre el
orden existente.
Estos jefes recibieron,
entonces, "el poder de Dios" en base a un juramento de fidelidad
debiendo mantener la paz entre ellos, garantizar el orden dentro de la
comunidad y defenderla de acuerdo a la naturaleza del estado de guerra en que
se encontrase. Desde esta perspectiva, se constituyó un modelo en el que “gente
armada" en los confines de un orden determinado cumplían las mismas
funciones que un reino o un Estado sin tener la dignidad del reino o el Estado.
La importancia que reviste para nosotros la palabra ‘señorío’ es porque, por
una parte, permite explicar la realidad de los grupos armados enquistados en un
espacio político westfaliano como acaece en Venezuela, Colombia, México,
EE.UU., Líbano, Irak, Siria, Afganistán, etc., y la profesión de las armas
vista como un emprendimiento productivo y, por la otra, permite entender que si
estos señoríos cumplían funciones de seguridad y hemos dicho que esta depende
de la capacidad productiva de un individuo un ‘señor’ en los términos que aquí
estamos argumentando, son aquellos que producen sus medios para la vida y para
su defensa.
El señorío eclesial, por su
parte, es aquel, que como dijimos, da seguridad social más allá y se expresa
hoy en día en la red de poderes que constituyen la ekklesia nihilista que operan a escala global y su capacidad de
hacer daño no está en la potencia cinética o de liberación de energía sino en
la capacidad de operar más allá de los límites. Esto es lo que se conoce como Deep State[4]. Esto no quiere decir que
no posean capacidad cinética de destrucción, sino que no poseen propiamente
capacidad acumulada de destruir de forma masiva. Aquí se circunscriben los
empresarios de seguridad, es decir, aquellos que siguen il mestiere delle arme.
Con respecto a los órdenes
orientales debemos decir que si bien fueron ingresando al orden westfaliano
esto se produjo no tanto por la adopción de las prácticas westfalianas en su
proceso evolutivo sino por la incapacidad de Occidente de destruir dichos
ordenes como acaeció en China, Rusia, Turquía, Irán, Egipto, India-Pakistán. En
estos órdenes la iglesia cumplió originalmente un papel fundamental en el
sentido en que los regímenes fueron teocráticos y con el tiempo hubo una
tendencia a la separación y/o desplazamiento de la iglesia convirtiéndose
dichos estados en órdenes seculares.
Si consideramos que el orden
westfaliano simplificó esta organización política y este orden se encuentra en
crisis desde el año 1989 debido al advenimiento de una estructura de poder en
red que compite con los Estados y actúa a expensas de los mismos y que la forma
de la guerra actual se expresa en la acumulación de capacidades destructivas y
la operación fuera de los límites por todos aquellos que producen sus medios
para la vida y pueden a su vez hacer daño, podemos hacer una esquematización como
mostraremos a continuación:
Como se puede observar en el gráfico hay un salto del reino al Estado que explica la realidad en términos respectivos para cada entidad política. El dinamismo, o sea, lo que han dado de sí se evidencia en que un Estado puede variar de autoorganizado a exoorganizado y puede variar entre república y despotismo. Los órdenes orientales por su parte, a pesar de haberse actualizado mantienen su carácter histórico (Rusia, China, Irán y Turquía). Aquí, como dijimos, es que se observa el dinamismo de la realidad en términos westfaliano y en condiciones similares al antagonismo que se presentó en las cruzadas y contra los otomanos. La iglesia devino en ekklesia nihilista que opera mediante una estructura de mediación que es su cara visible. No la fe. Consecuentemente, el espacio de conflicto está representado por lo que he denominado estados exoorganizados. Una observación superficial de los países exoorganizados (pej. Colombia, Líbano, Venezuela o México) nos muestra el dinamismo de la realidad en términos de la relación recíproca desde la ‘suidad’ de cada uno de los entes políticos que participan. El conflicto se expresa en que el dar de sí de las realidades respectivas se produce en una variación o movimiento que no es recíproco, se produce en una sola vía, es decir, beneficia a una de las partes de la relación, en nuestro caso a los Estados, los órdenes orientales y a la ekklesia en un contexto donde todos ellos buscan maximizar o mantener el nivel de sus ganancias en sí y en función de la situación de otros espacios de conflicto. En esas entidades exoorganizadas es donde se observa con más claridad la acción de las tres fuerzas que caracterizan la estructura dinámica del mundo. ¿Cuál es la dinámica de estas fuerzas? Un venezolano, un colombiano, un sirio o un libanés racionaliza su realidad formalmente en función de su suidad, es decir, de lo que realmente lo afecta la dinamicidad de las interacciones donde está y en el tiempo en que está a partir del movimiento del todo. En la formalización opera la ekklesia en la medida que busca congregar positiva o negativamente en función de un interés dado. En la medida en que se produce la separación entre lo que realmente vive el individuo y cómo formaliza su realidad es que observamos el vacío o lo lleno en términos de resultados (insatisfacción o satisfacción, nihilidad o espíritu de trascendencia, etc.). Dicho de otra manera, si un individuo está viviendo en condiciones precarias de supervivencia y el modo en que formaliza su realidad no se corresponde con la situación de precariedad la dinamicidad de las interacciones que se producen en ese contexto dado conspira contra la formalización o no. La conspiración es o puede ser inducida o puede ser producto de la incapacidad de formalizar. Esto último es lo que Kant denominó el juicio de lo sublime. El estado de guerra se evidencia en su justa dimensión cuando un individuo es capaz de determinar la causalidad (dinamicidad) que impide que la respectividad de lo que lo afecta realmente no se traduzca en una formalización de la realidad que le permita ser respectivo o ser auténtico. La quietud que indicamos en ¿Qué es la paz?, se observa en la diferencia y en la artificialidad entre lo real y la realidad.
Así pues, el espacio de
conflicto se presenta como stasis o
conflicto civil por la transversalidad que produce la ekklesia nihilista donde
acaecen cosas y acontecimientos reales efectivamente (muerte no esperada,
empobrecimiento y/o soledad no deseada de forma inmediata o violenta o mediata
o erosiva) dentro de un contexto ekklesial
que distorsiona (oculta, maximiza, manipula, satura) la capacidad de formalizar
y el espacio de maniobra es aquel donde los actores intervinientes pueden
operar sin comprometer sus medios en relación con dicho escenario y con la
respectividad de los otros actores que intervienen que hemos agrupados en tres
como hemos indicado. Esto nos permite ahora pasar a examinar el rostro de la
inestabilidad
El
rostro de la inestabilidad
El rostro de la inestabilidad
se expresa en la estructura de mediación representada por la ekklesia vista como una forma de
religión en todas sus manifestaciones y como una forma respectividad de lo
real.
La ekklesia mediante la realización de operaciones de redundancia
construye los elementos que todos los intentos de formalización tratan de
realizar para conocer lo real en su suidad.
Esta operación es en sí la superposición de un conjunto de órdenes de razones
que se presenta como “un cuerpo del centro de significancia” que oculta el
régimen de violencia que existe y/o se está imponiendo. La rostridad, en este
contexto, es expresión de una redundancia que pivotea sobre dos ejes:
redundancia de significancia que oculta el régimen de violencia de una forma
tal que hace que el rostro se convierta en el rostro de la violencia expresada
en migraciones forzadas, hambruna, pandemia e inseguridad extrema como se vive
en Venezuela o Siria y redundancia de subjetividad cuando la ekklesia busca a través de su estructura
de mediación mantener y extender el vacío minimizando o relativizando los
efectos de la violencia del orden que la aplica[5]. Ahora bien, en el mundo
en conflicto que estamos viviendo se observan, por una parte, dos composiciones
de rostros que se mueven de forma alternante, es decir, como una especie de
péndulo que se mueve entre el conflicto agonal y existencial y, por la otra el
rostro de los órdenes orientales donde las operaciones de redundancia son
mínimas y más estables.
El régimen de violencia es lo
real que cada individuo está padeciendo de forma inconsciente y consciente de
las infinitas manifestaciones en que puede darse un daño. La inconciencia se
manifiesta de doble manera: los que asumen las ekklesias en sus diversas manifestaciones en función de la
condición de nihilidad en que se encuentran y los que no pueden formalizar lo
real de manera consistente por falta de capacidad de producir conocimientos.
Sobre lo primero ya hemos hablado. Sobre lo segundo ya hemos hecho en parte
mención, es decir, es la acción más allá de los límites o dicho como lo
hicieron sus ideólogos Qiao y Wang, Unrestricted
Warfare. Estos autores hicieron una categorización del conflicto en tres
niveles, es decir, militar, extramilitar y metamilitar. La militar abarca los siguientes
tipos: Nuclear, convencional, bioquímica, ecológica,
espacial, electrónica (cibernética), terrorista y de guerrillas (subversivas). La meta-militar se refiere
a: Diplomática, psicológica, tecnológica, de redes de información, de
inteligencia, de contrabando, de drogas y disuasión. La extra-militar incluye:
recursos, ayuda económica, sanciones, medios de información, finanzas,
comercio, derecho e ideología. Para que se tenga una idea del rostro del
conflicto en estados exoorganizados como Venezuela a partir de esta
categorización desde la perspectiva de lo real y de la acción de las ekklesias se tiene lo siguiente:
Militar
|
Ecológica. |
Extracción
de minerales estratégicos en el arco minero |
Electrónica
|
Interceptación
de señales, perturbación, decepción y engaño |
|
Terrorista
|
Ejecuciones
extrajudiciales por cuerpos paramilitares y señoríos |
|
Guerrillas
|
Concepto
estratégico militar en ejecución y establecimiento de señoríos. |
|
Meta-militar
|
Psicológica
|
Fomento
de la quietud y el apaciguamiento |
Redes
de información |
Saturación
de información, Interceptación de señales, perturbación, decepción y engaño y
operaciones de redundancia. |
|
Inteligencia
|
Espionaje,
operaciones especiales. |
|
Contrabando
|
De
extracción de minerales estratégicos |
|
Drogas
|
Operaciones
anti-narcóticos en el mar Caribe |
|
Disuasión
(convencional) |
Amenaza
de guerra popular prolongada |
|
Extra-militar
|
Recursos
|
Apoyos
de suministro de combustible, alimentos, dinero, sanidad, conocimientos para
reparaciones de gran envergadura. |
Ayuda
económica |
Al
régimen y a las ekklesias por
diferentes Estados y agencias. |
|
Sanciones |
Aplicadas
por Occidente contra el régimen entre 2016-2020 |
|
Medios
de información. |
Operaciones
de redundancia y/o saturación |
|
Finanzas |
Colapso
del sistema financiero |
|
Comercio
|
Paralización
casi total de la actividad comercial y económica. |
|
Derecho
|
Orden
de facto, estado de excepción, desmantelamiento del sistema judicial |
|
Ideología
|
Totalitarismo
|
En este cuadro se pueden
apreciar tres cosas: en primer lugar, no se observa el sometimiento de la
población venezolana mediante controles biopolíticos como formas en que se
expresa el conflicto que según esta categorización entran en el plano
extra-militar, en segundo lugar, hace considerar las operaciones terroristas o
guerrilleras como conflictos de muy baja intensidad en tiempo presente, pero este
no se observa desde la perspectiva histórica que es donde se evidencia
propiamente la gran dimensión de la erosión y el daño deliberado realizado y,
en tercer lugar, la baja intensidad del conflicto en el plano militar es
ocultada por la mediana intensidad de las interacciones en el plano
meta-militar y la alta intensidad en el plano extra-militar. Esta última nos
lleva a la consideración de dos temas: el de los flujos y el biopolítico.
Con respecto a los flujos, que
es más visible en el plano meta-militar y extra-militar, observamos claramente
algo que indicamos en ¿Qué es la
‘Guerra’?, es decir, el conflicto se expresa en la actualidad en el modo en
que se controlan los flujos, es decir, el dar
de sí que expresa la estructura dinámica de la realidad producido con fines
intencionales para provocar, retaliar o impedir un daño. En el campo
biopolítico, por su parte, se observan otros dos flujos: alimenticios y poblacionales.
El primero se evidencia en el sometimiento de la población a aquella categoría
que Hannah Arendt denominó ‘Labor’ y que autores, como Giorgio Agamben, en la
actualidad denotan como nuda vida, o
sea, una vida que puede ser sacrificada o llevada al sacrificio como se observó
en el pasado y se está viviendo en el presente en los ‘campos’ que se están
creando para regular, contener o preparar flujos poblacionales[6]. Esto tiene un impacto
notorio en lo que al concepto de vida se refiere. Con respecto a las
migraciones, la sola mención de la palabra ‘arma biológica’ usada contra los
venezolanos que debieron abandonar el país y regresar por efectos de la
pandemia global es un indicador de cómo los problemas sociales generados
deliberadamente pueden ser usados para producir daño sacrificando a seres
humanos que se encuentran en condiciones críticas. Las migraciones como ‘arma
social’ o ‘arma biológica’ han sido usadas contra Suramérica, EE.UU., Europa
Occidental por estados exoorganizados y por órdenes ekklesiasticos que actúan como medio de otros fines[7].
No obstante lo indicado,
la categorización realizada por los autores chinos nos sirve aun para entender
el dinamismo de la realidad. Teniendo lo indicado presente, ellos establecieron
una serie de principios para producir damno
donde se destaca el uso de medios ilimitados dentro de un contexto de objetivos
limitados y consumo mínimo. Operar con medios ilimitados en cada una de las
categorías mencionadas precedentemente nos da un abanico casi ilimitado de formas
de daño que pueden ser aplicadas: en primer lugar, omnidireccionalmente en
diferentes planos; en segundo lugar, de manera simultánea (sincrónicamente); en
tercer lugar, asimétricamente con respecto al punto más débil del adversario;
en cuarto lugar, mediante una coordinación multidimensional; y en quinto lugar,
a través de un sistema de ajuste y control. La diáspora venezolana, la
migración siria o las caravanas organizadas de migrantes hacia EE.UU. son
ejemplos de la aplicación de estos principios. Esto nos permite hablar ahora de
la episteme del conflicto.
La Episteme
manifiesta en el conflicto
A lo largo de la historia la
aparición de un arma ha generado a
posteriori un proceso de estandarización e igualación por la aplicación de
una relación de costos y beneficios. Igual sucede con los procedimientos para
producir daño. El ejemplo más patente de la aplicación de los principios
establecidos por Qiao y Wang fue el ataque del 11 de septiembre del año 2001 a
EE.UU., pero también la gigantesca explosión acaecida en Beirut el 04AGO2020
aunque todavía no se ha develado la causalidad que está subyacente en la cadena
de eventos que se ha generado[8].
Hasta el presente, la
forma en que el Estado había realizado bellum
se fundamentaba en la posibilidad de hacer pronósticos a partir de la evolución
de lo que se ha dado en denominar juegos
de guerra. El perfeccionamiento de estos juegos de guerra, gracias a las tecnologías de información y
comunicación, ha abierto a su vez la posibilidad de entender el citado fenómeno
como una forma de experimentación gracias al establecimiento de una imagen
mundo basada en la ciencia y la técnica. Este hecho ha permitido el desarrollo
de lo que se ha denominado epistemología
de bellum. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados para darle a bellum un carácter científico, hay dos
circunstancias que han perjudicado este esfuerzo: en primer lugar, el criterio
de verdad en bellum está sujeto a las
mismas limitaciones que encontramos en el Teorema de Gödel debido a que en la
actualidad el teatro de operaciones en un conflicto no se circunscribe a unos
medios y un espacio y un tiempo delimitado, es decir, abarca al mundo como
totalidad y, en segundo lugar, el estado de guerra hace el conflicto
inconmensurable en tanto que fenómeno en sí y en tanto su alcance desde una
perspectiva intencional. Esta incapacidad no sólo afecta a los tres grupos de
actores que juegan en el escenario global sino a toda la humanidad en su
conjunto debido a que no es la amenaza de bellum
lo que está en juego sino las bases fundamentales sobre los que este es posible.
Por ello creemos que la inconmensurabilidad conduce, en lo que respecta a la
toma de decisiones, a la inmediatez. Como la inmediatez se expresa en un estado
de carencia y/o de necesidad que induce deseos produce un tipo de conexión que
las ekklesias manipulan para mantener
una congregación determinada generando vacíos en las condiciones que ya hemos
indicado y dificultan el ejercicio de formalización de la realidad. El problema
que se nos presenta es que la inconmensurabilidad que podemos entenderla como
carencia de orden puede ser vista como una vivencia en el caos. Esto nos
permite pensarnos en el caos.
En ¿Qué es la soberanía?, hicimos mención a la palabra ‘nómos’ como
algo que denota ‘orden’ por lo que podemos decir que el ‘Estado’ en tanto que
algo estable es un ‘nómos’, es decir, un “orden objetivo, válido y obligatorio”
desde la perspectiva política y religiosa[9].
Pero esta acepción normativa perdería consistencia durante las guerras del
Peloponeso pasando a tener de forma ambigua el “sentido de costumbre”, es
decir, pasó a tener de forma ambivalente el sentido de ‘ley dominante’ y de
‘opinión común’ debido a la crisis que padecieron las polis griegas como
consecuencia de la stasis como hoy en
día estamos viviendo. Además de la palabra ‘nomos’ tenemos también la palabra
‘physis’. Physis por su parte fue
entendido originalmente, según Francisco Bravo, de dos maneras: como “sustrato
común de todas las cosas que cambian, engendrándolas, permaneciendo a través de
sus variaciones y unificando su multiplicidad” y como “las mismas cosas que
cambian, consideradas en su proceso de cambio”. Después se convirtió en “la
medida con que se ha de medir la rectitud de nómos”, es decir, lo que
contrariaba o no a Physis vista como
devenir. Esta contrariedad es el fundamento a partir del cual podemos pensar la
respectividad de lo real desde la perspectiva de un sujeto que está siendo
llevado por un caudal y un cauce que no son su caudal y su cauce desde el mismo
momento que el nómos perdió sentido
porque hay un interés en cambiar algo que en cierta forma podríamos denominar Physis debido a que es o era el
fundamento de ese orden. Es decir, la episteme manifiesta del conflicto está
dada por la separación intencional y el oscurecimiento de lo que es o acaece
por una apariencia que uno debe aceptar ekklesialmente
o por la fuerza a pesar del daño que nos está produciendo. Si el nómos perdió
fundamento lo real es el caos, es decir, la no existencia de un orden porque se
está reacomodando el mundo. En estas circunstancias las ekklesias nos dan una idea de un orden artificial e impuesto que
atenúa u oculta el caos mediante la promesa de una satisfacción inmediata. ¿Qué
significa eso?
Mucho se ha hablado del
concepto de ‘masa’. La argumentación que hemos realizado acerca del concepto de
ekklesia nihilista apunta a la indicación de un vaciamento del hombre y de
las sociedades que hacen que estas se comporten como un rebaño deseoso de
recibir satisfacciones inmediatas[10].
Esta forma de comportamiento inducido es la que expresa el estado de guerra, es
decir, que un ser en su suidad no
pueda actuar conforme a su naturaleza. Bellum
se expresa mediante un régimen de violencia en sus diferentes escalas que opera
como un mecanismo de corrección para el mantenimiento del estado de guerra
dentro del proceso de cambio del orden global. En este contexto, la acumulación
de capacidades destructivas se presenta como útil frente a un orden
post-westfaliano, pero inútil frente a un cambio de sus fundamentos. Esta es la
episteme del conflicto actual y su entendimiento permite la acción en función
de poder formalizar la realidad y actuar de forma cooperativa en función de un
propósito común tanto para desarrollar capacidades productivas como de defensa.
Todo esto nos coloca en
una situación de determinar cuál debe ser el perfil del agente que podrá
formalizar la realidad en términos respectivos y fomentar la convivencia, la
cooperación y la autoorganización necesarias para generar el flujo bélico que haga
posible pensar en una nueva forma de organización política.
Corolario
Es una paradoja que la
dinamicidad de la realidad hoy en día por efectos de la pandemia generada por
el virus de Wuhan la estemos viviendo en forma de quietud. Todo se está moviendo
en círculos y por ello todo se ve como detenido. Pero hay movimiento. Lo que
hay que entender es porqué el movimiento es en círculo y porqué es muy difícil
ver más allá de él. Eso ha sido lo que hemos tratado de hacer. En el encierro
en que nos encontramos nuestra capacidad productiva, en muchos casos, se
circunscribe a la capacidad de podernos mover precariamente a través de un hilo
que nos conecta con un mundo de imágenes deformadas superpuestas que también se
mueven en un espacio cibernético. En este mundo en movimiento que afecta
nuestra capacidad de establecer una dirección, vivir va a estar determinado por
la condición de posibilidad de preguntarse en todo momento qué es la realidad y
perseverar en la propia existencia.
[1] Por citar algunos ejemplos, ver al
respecto: “Aquí se habla Libertad” https://www.youtube.com/watch?v=2slhv9o8Qv0&feature=youtu.be,
“Guerra Global” en https://rebelion.org/guerra-global/
, La Tercera Guerra Mundial es ideológica y EEUU está siendo destruido en https://es.panampost.com/emmanuel-rincon/2020/07/13/tercera-guerra-mundial-eeuu/
, “tercera guerra mundial” en https://www.eluniversal.com.mx/tag/tercera-guerra-mundial
, “World War 3 MAPPED: The SIX places where WW3 could break out in 2020” en https://www.express.co.uk/news/world/1224361/world-war-3-map-where-could-world-war-3-start-in-2020-ww3-latest-news
[2] Ver al respecto: Zubiri, X.
(1995). Estructura dinámica de la
Realidad. 2° ed. Madrid. Alianza Editorial y Fundación Xavier Zubiri. 356 p.
[3] Ver al respecto: Benegas, J.
(2020). “POR QUÉ ES INEVITABLE QUE LA IZQUIERDA GANE”, en Disidentia [Documento en Línea]. Disponible: https://disidentia.com/por-que-es-inevitable-que-la-izquierda-gane/
y Bracho, J. (2019). “INTRAHISTORIA E IDEOLOGÍA (La ‘Ventaja’ de la Izquierda
Global)” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2019/12/intrahistoria-e-ideologia-la-ventaja-de.html
[4] Ver al respecto: Boccanera, F.
(2020). “LIBERALISMO Y NEOLIBERALISMO o cómo fue que llevaron la libertad al
mercado y la vendieron…” en https://www.youtube.com/watch?v=BIlp6sReh4Q&t=1s
[5] Sobre ‘rostridad’ ver al respecto:
Deleuze y Guattari (Op.Cit.)
[6] Sobre este tema del ‘campo’ ver al
respecto: “HOMO (NO) SACER: LO QUE QUEDA DE AUSCHWITZ DESDE UNA RELECTURA
ARENDTIANA” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/12/homo-no-sacer-lo-que-queda-de-auschwitz.html
[7] Ver al respecto: “IBN JALDÚN Y EL
IMPACTO POLÍTICO DE LAS MIGRACIONES: DE MACHIAVELLI A DELEUZE Y GUATTARI.
Reflexiones acerca de los procesos migratorios vistos como armas de destrucción
de alcance global” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/12/ibn-jaldun-y-el-impacto-politico-de-las.html
[8] Ver al respecto: “Renunció el
gobierno del Líbano tras la explosión en Beirut” en https://www.elnacional.com/mundo/renuncio-el-gobierno-del-libano-tras-la-explosion-en-beirut/
,
“Encuentran
túnel de Hezbollah cerca de la zona de explosión en Beirut” en https://es.panampost.com/jose-gregorio-martinez/2020/08/10/encuentran-tunel-de-hezbollah-cerca-de-la-zona-de-explosion-en-beirut/
[9] Sobre la relación ‘nomos’ y
‘physis’ ver al respecto: Bravo, F. (1993). “La antítesis sofistica
nómos-physis”. Caracas. UCV. Revista
Apuntes Filosóficos N° 4. Pp 103-134
[10] Sobre el concepto
de ‘masa’ ver al respecto: Ortega y Gasset, J. (1929-1999). La rebelión de las masas. Barcelona:
Espasa Libros. 336 p y Arendt, H. (2004). Los Orígenes del Totalitarismo. 4° ed. Madrid. (T. G. Solana).
Santillana ediciones generales. 618 p.