martes, 22 de febrero de 2022

SOBRE EL CONCEPTO DE MÁQUINA: KANT, HEIDEGGER Y DELEUZE Y GUATTARI (Fragmentos)

 



La palabra ´máquina´ refiere básicamente tres cosas: la de un artificio para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza y al conjunto de aparatos combinados entre sí para producir un efecto determinado o para la formación de un todo. Esta palabra proviene del latín ‘machĭna’, y este del griego dórico μαχανά machaná. En el diccionario griego clásico - español, la palabra μηχανή: máquina, refiere: ingenio (de guerra, etc.); invención traza, expediente, medio, camino, recurso, remedio. Ahora bien, esta palabra ´máquina’ en los textos clásicos griegos fue usada en tres momentos: en el Crátilo (Platón) para referir el momento en que en el teatro se usaba una máquina para levantar a un Dios de donde surgió la palabra Deux ex machina, en el Ayante (Sófocles) para denotar un ardid en un hecho de guerra y, en la Ilíada (Homero) como medio para alcanzar un objetivo[1]. La relevancia de lo indicado obedece a que Deleuze y Guattari usaron las expresiones ‘máquina abstracta’ y ‘máquina de guerra’ para construir una nueva manera de pensar la filosofía. Esto nos lleva a realizar un recorrido dentro de la modernidad para rastrear el uso de esta palabra específicamente en Immanuel Kant, luego observaremos el sentido que Heidegger le dio a esta palabra para examinar finalmente analizaremos el concepto deleuzoguattariano de ‘máquina´ para comprender el alcance de esta palabra en el mundo contemporáneo.

1.- Immanuel Kant y el desarrollo de su concepto de máquina en el Opus Postumum

Si bien en René Descartes vamos a observar el mecanicismo del cuerpo humano como algo que funciona gracias a los estímulos procedentes del exterior, que funciona por sí mismo y cuando deja de hacerlo no es porque el alma esté ausente en él, sino porque alguna de sus partes se ha corrompido, fue Immanuel Kant quien hizo un notable esfuerzo por definir un concepto de máquina para darle consistencia a su sistema filosófico y, en especial, a su concepto de espacio[2].

Immanuel Kant en el Opus Postumum usó la palabra ‘máquina’ para referirse a los cuerpos orgánicos. Una máquina es “un cuerpo sólido cuya composición es posible únicamente por medio del concepto de fin, y que ha sido formado por analogía con un cierto movimiento intencionado. Si esta forma no viene representada como intención efectiva, sino [que es] meramente pensable, entonces un cuerpo tal es una máquina natural” (p, 214)[3].

El cuerpo es una materia que, por medio de sus fuerzas interna y externamente motrices, delimita en sí misma su estructura y figura y se opone a toda variación de estas (Ibíd.:217-218). Como toda máquina es un cuerpo que consta de partes fijas y tiene una fuerza motriz fundada en fines y dirigida hacia ellos que deberá ser juzgada por analogía con un producto del arte, como obra de una causa eficiente que tiene entendimiento. Una máquina por lo que respecta a su origen no debería ser explicada como un cuerpo orgánico (plantas, animales, hombres) sino considerándolo en su género (Ibíd.:193). En este sentido, un cuerpo orgánico es una máquina natural que, es: 1.-) un cuerpo en el cual [aun] la parte más simple es unidad absoluta del principio de la existencia y la forma de todas las demás partes del todo (Ibíd.:199), 2.-) un cuerpo en el que cada parte existe por mor de la otra (recíprocamente, como fin y a la vez como medio), 3.-) aquel en el que cada parte es unidad absoluta del principio de existencia y movimiento de las demás componentes de su todo. De forma articulada es aquel en que cada parte, con su fuerza motriz, se refiere necesariamente al todo en cada parte de la composición de este. La fuerza productiva de esta unidad es la vida, por lo que es un mecanismo cognoscible meramente por experiencia (Ibíd.:213). Así pues, la tierra como cuerpo orgánico alcanza su fin nacido del caos en el mecanismo de la naturaleza (Ibíd.:216).

Un cuerpo orgánico es aquel cuya causa productiva debe hallarse en un ser que actúa en virtud de fines (Ibíd.:314), lo que presupone un principio organizador inmaterial, sea interno o externo que está fuera del espacio y es por analogía una inteligencia, es decir: una causa que no nos podemos representar de ningún modo. Desde esta perspectiva, los cuerpos orgánicos están en relación recíproca con un órgano superior, a través del éter (Ibíd.:525). A este éter lo denominó estofa (tejido, lienzo o una tela de labores. Etimológicamente procede del francés antiguo «stofe» -Eintopf-, es decir, materiales de cualquier clase) móviles a priori de su movimiento (Ibíd.:210).

Finalmente podemos agregar que para él la naturaleza organiza la materia, no sólo en cuerpos sino [de modo] que estos también, a su vez, se organicen en corporaciones, que igualmente tienen relaciones recíprocas de finalidad (Uno existe por mor del otro). Por tanto, todo es orgánico en el universo.  

2.- Martín Heidegger y sus maquinaciones.

El foco sobre el cual orbitó el pensamiento de Heidegger fue la cuestión del ser en lo concerniente a su sentido y su verdad. En este contexto, para este autor la fenomenología fue solo un método que le permitió buscar el origen en el sentido que la cuestión del ser concierne a la fenomenología que como tal "no nos es dada y de la que no se puede hacer ni una exposición ni una descripción". Como el hombre está abierto al ser, llama a esta apertura Dasein que designa el ámbito esencial en el que el hombre en cuanto ente se sitúa como relación al ser. De igual forma, como Dasein y Sein se pertenecen mutuamente y no podrían darse por separado, lo que buscó fue cancelar todos los dualismos del objeto y sujeto, "para atenerse..., a lo único que los une y los hace aparecer, el Zwischen que los determina". De ahí que se vio en la necesidad de hacer un viaje, un volverse hacia lo que ha determinado Sein und Zeit y ello hace que el camino seguido por este autor se haya tornado genealógico con el fin de determinar la diferencia entre el ser y el ente, o más bien, constatar "que el ser es diferencia". Esta diferencia es el acontecimiento que designa con la palabra 'Ereignis'.

El Ereignis es el origen del ser tanto como de la presencia, es lo que hace advenir al ser: y hace donaciones a él. Es la emergencia de una dimensión que se perfila más allá de la presencia permitiendo con ello que la localización de la metafísica se realice efectivamente. En Aportes de la filosofía: acerca del evento expresó que el acontecimiento es el ‘entre’ con referencia al paso del dios y la historia del hombre[4]. Pero es en la parte correspondiente a Evento e historia donde aparece la palabra máquina en un sentido que nos regresa a los griegos: “Los acontecimientos ‘históricos-mundiales’ pueden asumir dimensiones aún no vistas, que habla en favor del aumento del frenesí en el ámbito desatado de las maquinaciones y del número”. La decisión tiene que crear ese espacio-Tiempo, es decir, fundar y crear de antemano y por encima de sí disponer o bien abandonar y perder.  La decisión es la necesaria forma de realización de la libertad. En las otras dos partes donde aparece son: II Resonancia y en la máquina y la maquinación (técnica).

En “II Resonancia” vuelve sobre el tema de la maquinación que entendemos en sentido homérico como facultad de pensar

¿Qué significa maquinación? Maquinación y presencia estable; poiesis- techne ¿hacia dónde conduce la maquinación? Hacia la vivencia ¿cómo acaecerá esto? a través del desencantamiento del ente, que a través de un encantamiento autorrealizado emplaza al poder. Desde el punto de vista metafísico el problema es la determinación de sus límites entre Dios, alma y mundo. Si usamos esos referentes que en occidente se caracterizan por limitar el ámbito de Dios, nuestro problema es definir qué es Dios y cuáles son sus límites.

La voluntad se ha entregado por adelantado a la maquinación de aquella interpretación del ente como re-presentable y re-presentado. Re-presentable significa, por una parte: accesible al opinar y calcular; y significa luego: formulable en la producción y ejecución. Pero todo ello pensado desde el fundamento: el ente como tal es lo re-presentado y sólo lo representado está siendo. Lo que aparentemente pone una resistencia y un límite a la maquinación, es para ella sólo el material de ulterior trabajo y el impulso al progreso, la ocasión de extensión y engrandecimiento. Al interior de la maquinación no hay nada digno de ser cuestionado, tal que a través del preguntar pudiera ser dignificado y solo dignificado y con ello alumbrado y elevado a la verdad.

Al interior de la maquinación se dan, por el contrario, muy bien y tanto más ‘problemas’, las conocidas ‘dificultades’, que solo están para ser superadas. Hay falta de claridad y cosas no aclaradas al interior del ex-plicar re-presentativo pro-ductivo, tareas une aún no están resueltas. Pero todo ello se da solo porque la maquinación determina a la entidad del ente, no acaso porque ella misma pudiera admitir un límite.

Pero porque a través de la maquinación la cuestionabilidad es desalojada, extirpada y estigmatizada como la auténtica acción diabólica, y porque tal vez y en el fondo esta destrucción de la cuestionabilidad no es plenamente posible hasta para la época de la plena carencia de cuestionabilidad, por ello esto mismo requiere todavía lo que le permite maquinadoramente dejar regir lo cuestionable y sin embargo al mismo tiempo hacerlo inofensivo. Y esto es la vivencia: que de todo devenga una ‘vivencia’. La vivencia, aquí mentada como el modo fundamental del representar de lo maquinador y de mantenerse en él, es lo público accesible a todos de lo misterioso, es decir, excitante, provocativo, ensordecedor y encantador, lo que hace necesario lo maquinador. La época de la plena carencia de cuestionabilidad no soporta nada cuestionable y destruye toda soledad por ello justamente necesita difundir el discurso de que los hombres ‘creativos’ son ‘solitarios’, que con ello todo el mundo sea puesto en conocimiento acerca de la soledad. Esta época de la plena carencia de cuestionabilidad sólo puede ser vencida por una época de simple soledad, en la que se prepare la disposición para la verdad del ser [Seyn] mismo.

Cuando el ser [Seyn] se oculta en la manifestación del ente se deja convertir en objeto de la maquinación por lo que el ser [Seyn] es esencialmente determinado como este ocultar que se sustrae. P102

El abandono del ser (indigencia) tiene que ser experimentado como el acaecimiento fundamental de nuestra historia y ser elevado a saber. Al abandono del ser le pertenece el olvido del ser y la desintegración de la verdad. El abandono del ser [Seyn] es exclusión e impedimento del evento. Es en el fondo una descomposición del ser [Seyn]. En qué se anuncia el abandono del ser. En la fuga hacia los acontecimientos y maquinaciones, desintegración de occidente, la huida de los dioses, la muerte del Dios moral cristiano, su cambio de interpretación. Los encubrimientos del abandono del ser se muestran como cálculo, rapidez y el surgir de lo masivo. El cálculo puesto en el poder a través de la maquinación de la técnica fundada en el saber matemático. De ahí la seguridad de la dirección y planeamiento, del ensayo, no requiriéndose ya la pregunta por la esencia de la verdad. Todo se orienta por el cálculo, por ello se ha convertido en la ley fundamental de comportamiento.

Por un lado, la rapidez, el aumento mecánico de las velocidades, la fugacidad como ley fundamental de la estabilidad que hace de lo eterno el mero continuar de lo mismo, el vacío. Por el otro, el surgir de lo masivo, las masas se establecen sólo porque rige el número y lo calculable, es decir, lo accesible a cada uno de igual manera. Con estas cosas se agrega el despojo, el hacerse público y común de toda disposición que corresponden a la creciente inautenticidad de toda postura y junto con ello la depotenciacion de la palabra.

El nombre de maquinación debe indicar el hacer (poiesis-techne) que por cierto conocemos cómo comportamiento humano. Que algo se hace por sí mismo y según ello es también hacible para un correspondiente proceder, el hacerse-por-si mismo es la interpretación de la physis llevada a cabo a partir de la techne y su círculo de referencia, de modo que ya rige la preponderancia de lo hacible y de lo que se-hace (relación de idea y techne), lo que brevemente sea llamado maquinación. Solo que, en la época del primer comienzo, puesto que adviene la depotenciación de la physis, no se revele aún la maquinación en su plena esencia, alcanzando su máxima crisis en la entelequia en medio del pensar griego. El concepto medieval de actus encubre la esencia griega inicial de interpretación de entidad. Con ello se relaciona el que ahora lo maquinador se abra paso más claramente y, a través, de la entrada en juego del pensamiento judeocristiano de la creación y de la correspondiente representación de Dios, el ens devenga ens creativo, la relación causa-efecto se hace omnidominante (Dios como causa sui). Esto es un alejamiento esencial de la physis y al mismo tiempo el tránsito al surgir de la maquinación como esencia de la entidad en el pensamiento moderno. Los modos mecánicistas y biológico de pensar son siempre solo consecuencias de la oculta interpretación maquinadora del ente.

La maquinación como esenciarse de la entidad, de una primera sería de la verdad del ser [Seyn] mismo. Bastante poco sabemos de ello a pesar de que domina toda la historia del ser de la filosofía occidental. P113.

Parece ser una ley de la maquinación que cuanto más decisivamente se despliega - así en el medioevo y la modernidad- tanto más obstinada y maquinadoramente se oculta como tal, en el medioevo detrás del Ordo y analogía entis, en la modernidad detrás de la objetividad efectiva y objetividad como formas fundamentales de la realidad y por consiguiente de la entidad. Y a esta 1º ley está anudada una 2º: cuanto más decididamente la maquinación se oculta de esta manera, tanto más impele al predominio de lo que parece totalmente contrario y sin embargo es de su esencia: a la vivencia. De este modo se inserta una 3º ley: cuanto más incondicional la vivencia como pauta de corrección y verdad (y con ello ‘realidad’ y estabilidad), tanto más inútil deviene el que desde aquí se realice un reconocimiento de la maquinación como tal.

Si la maquinación y vivencia son nombrados conjuntamente, ello señala una esencial pertenencia recíproca de ambos, pero a la vez encubre una igualmente esencial desigualdad temporal en el tiempo de la historia del ser [Seyn]. La máquina es la temprana pero también largamente oculta inesencia de la entidad del ente.

La correspondencia entre ambas es solo concebida a partir del retroceso a su más amplia desigualdad temporal y de la disolución de la apariencia de su extrema oposición maquinación y vivencia es formalmente una versión más originaria de la fórmula para la pregunta conductora del pensar occidental: entidad (Ser) y pensar (como con-cebir re-presentativo).

Maquinación y vivencia nombran la historia de la verdad y de la entidad como historia del 1º comienzo. En este contexto, la ciencia es organización de correcciones dentro de un ámbito explicativo y las ciencias historiográficas del espíritu se convierten en ciencia periodística. Las ciencias naturales se convierten en ciencias mecánicas. Aquí ‘diario’ y ‘maquina’ son mentados en sentido esencial como los modos que se abren paso en definitiva objetivación, que en sí absorben todo contenido del ente y a este solo aún como motivo del vivenciar. Aquí se produce una confluencia que evidencia el carácter empresario de la ciencia

En la máquina y la maquinación (técnica) Heidegger hace esbozos relacionados y unos planteamientos problemáticos sin respuestas

La máquina en su esencia, el manejo que exige, el desarraigo que trae industria (empresas); el trabajador industrial, queda arrancado de patria e historia, puesto en la ganancia. Esto nos lleva a la educación mecánica vista como maquinación y el negocio ¿Qué transformación del hombre se instala aquí? (¿Mundo-tierra?). El gran número, lo gigantesco, pura extensión y creciente trivialización y vaciamiento que conduce a la cursilería y lo inauténtico.

Con los fragmentos expuestos podemos ahora introducirnos al concepto de ‘maquina’ de Deleuze y Guattari que como veremos que buscaron producir una síntesis de las tres acepciones griegas bajo tres figuras: Máquina abstracta, máquina deseante y máquina de guerra. La máquina abstracta, en este contexto tiene primacía sobre las otras como veremos a continuación.

Deleuze y Guattari y sus concepciones sobre las máquinas

La máquina para estos autores es un compuesto que contiene agenciamientos por lo que podemos decir que una máquina, de forma abstracta produce conexiones de intuiciones en función de una intensidad dada que permiten funcionar: yo funciono. Así una máquina abstracta puede ser observada como la facultad de pensar puesto que es esquema de agenciamientos y va mucho más allá del lenguaje. Desde esta facultad los autores llaman mecanosfera al conjunto de las máquinas abstractas y de los agenciamientos maquínicos a la vez fuera de los estratos, en los estratos y en interestráticos.

La máquina deseante no es una metáfora[5]. Estas se relacionan con flujos materiales continuos, encierra en si misma un código que en su quehacer se encuentran el corte y territorialización del deseo.

Deleuze y Guattari definieron deseo como un devenir vital. Para ambos, el deseo es la tendencia del cuerpo a unirse que, en una lectura spinoziana, tiende a aumentar la potencia de acción para perseverar en la propia existencia. Todo en el universo son encuentros: buenos o malos. Experimentamos alegría al encontrar un cuerpo que se compone con el nuestro y eleva nuestra potencia, y tristeza en el encuentro de un cuerpo que descompone el nuestro y nos quita potencia. El grado de potencia cambia según cuantas sean las pasiones tristes y las pasiones alegres que vivamos. Y en eso será determinante cuán malos o buenos hayan sido los encuentros.

Las máquinas deseantes son máquinas binarias o de régimen asociativo en tanto y en cuanto una máquina siempre va acoplada a otra. La síntesis productiva, la producción de producción, posee una forma conectiva: ‘y’. Siempre hay, además de una máquina productora de un flujo, otra conectada a ella que realiza un corte, una extracción de flujo. y como la primera a su vez está conectada a otra con respecto a la cual se comporta como corte o extracción, la serie binaria es lineal en todas las direcciones. El deseo aquí no cesa de efectuar el acoplamiento de flujos continuos y de objetos parciales esencialmente fragmentarios y fragmentados.

La máquina abstracta posee dos estados distintos: unas veces incluida en los estratos, en los que asegura desterritorializaciones que tan sólo son relativas, o desterritorializaciones absolutas que, no obstante, siguen siendo negativas; otras, por el contrario, desarrolladas en un plano de consistencia que le confiere una función "diagramática", un valor de desterritorialización positiva, como la capacidad de formar nuevas máquinas abstractas. Dicho de otra manera, es diagramática y algo que permite la producción de conceptos. Ella “construye un real futuro, un nuevo tipo de realidad”.

Como se puede observar, Deleuze y Guattari intentaron superar el pensamiento heideggeriano a partir de un nuevo logos fundamentado en el concepto de multiplicidad.

Ahora, una máquina abstracta puede devenir en máquina de guerra. De aquí los autores señalaron que esta es exterior al Estado y su propósito es la destrucción del mismo en tanto que orden determinado. De manera más específica, la Máquina de Guerra es un vector que produce cortes, escisiones, uniones y mezclas, de estructuras abstractas que configuran los espacios mentales y el Aparato de Captura es entendido como el mecanismo estatal de apropiación de los excedentes de lo producido. La interrelación de estos conceptos es la siguiente: Una Máquina de Guerra es un tipo de agenciamiento[6] que tiene una línea vital abstracta (máquina abstracta) que se transforma en línea de destrucción y muerte cuando es apropiada por el aparato de captura del Estado. El carácter suplementario obedece a que la máquina de guerra ni siquiera tiene la guerra por objeto primero, sino como objeto segundo, suplementario o sintético, en el sentido que está obligada a destruir la forma-Estado y la forma-ciudad con las que se enfrenta. Dicho de otra manera, la guerra es la actividad suplementaria de una máquina de guerra que la adopta como objeto cuando es asumida por el Estado, por lo que es poco probable su erradicación.

La máquina de guerra se caracteriza desde la perspectiva epistémica por ser expresión de un modelo: en primer lugar, “hidráulico”: el flujo es su realidad o consistencia, en segundo lugar, “de devenir y heterogeneidad”: es de una naturaleza atómica donde cada átomo opera a su libre albedrío, en tercer lugar, “turbulento”: porque es efecto del paso de “la turba al turbo”, es decir, del paso de “las bandas o manadas de átomos a las grandes organizaciones turbulentas” y en cuarto lugar, es “problemático” porque se parte de la superación de los obstáculos a partir de la consideración de estos en función de los afectos que producen.



[2] Ver al respecto: KANT, I. (1882 [1983]). Transición de los Principios Metafísicos de la Ciencia Natural a la Física (Opus postumum). Madrid. (T.F. Duque) Editora Nacional. 778 p.

[3] En toda máquina cada parte existe por mor de la otra, y la fuerza motriz retorna sobre sí misma mientras mueve una materia externa: en consecuencia, es un todo únicamente posible por causa de un cierto entendimiento (sea un entendimiento humano o sobrehumano).

[4] HEIDEGGER, M. (2003). Aportes de la filosofía: acerca del evento. Buenos Aires (T. D. Picotti). Biblia: biblioteca Internacional Heidegger. 415 p

[5] Gilles Deleuze y Félix Guattari (1985). El Anti-Edipo: Capitalismo y Esquizofrenia, Barcelona, editorial Paidós, 430 p y Gilles Deleuze y Felix Guattari, Las máquinas deseantes http://estafeta-gabrielpulecio.blogspot.com/2010/05/gilles-deleuze-y-felix-guattari-las.html .

[6] Un agenciamiento es “un conjunto de singularidades y de rasgos extraídos de un flujo – seleccionados, organizados, estratificados – a fin de converger (consistencia) artificialmente y naturalmente”. Es un término que significa también, co-funcionamiento, expresión y movimientos organizados a modo de composición.