jueves, 25 de abril de 2019

TRES BANDERAS Y TRES NOMBRES: HISTORIA DEL CRUCERO GENERAL SALOM


Elaborado por Gustavo Sosa Larrazabal

Ferdinand de Saussure nos indicó en una oportunidad que la lengua puede parangonarse a una sinfonía cuya realidad es independiente del mundo en el cual se expresa. Es ante todo praxis porque la sinfonía como tal tiene que ser ejecutada virtuosamente con un único fin: que sea dirigida a cualquier cosa para generar un efecto deseado. Su fin es extra-lingüístico, es decir, público. De forma derivada es episteme porque también demanda el acto de producirlo.
El carácter extra-lingüístico indica que cuando se pronuncia es, con lo cual se puede ver en él un carácter ritual en cada uno de los discursos o frases que pronunciamos sobre todo cuando se trata del uso de performativos absolutos como, por ejemplo, ‘te bautizo’. El performativo es un enunciado donde se hace alguna cosa hablando de un modo tal que es capaz de modificar la realidad con sus notas ‘musicales’ debido a que pone en movimiento una potencia que se expresa en los modos en que las palabras se combinen. Por ello se ha afirmado que el performativo absoluto es el órgano de una revelación de naturaleza materialista gracias a la cual la raíz aflora en superficie, o mejor dicho, se muestra siempre ahí como es.
Esta reflexión me vino a la mente al pensar la historia de un buque que sirvió a dos banderas, tuvo tres nombres y más o menos igual número de propósitos fundamentales. Me refiero a la última obra de Gustavo Sosa “la Historia del cañonero General Salom” (ex - Atalanta y ex - Restaurador). En este relato me llamaron la atención los actos performativos que marcaron el destino del buque y, desde el punto de vista de la episteme sobre el cual fueron demandados, el proceso que produjo dichos actos y la correspondencia entre acto de habla e historia del navío.
Desde la perspectiva de los actos performativos, Gustavo Sosa nos habla de uno. Cuando el buque fue bautizado con el nombre de ‘Atalanta’. Él nos señala que la intención del dueño al concebirlo fue “alejarse del foco público” de ahí que pensó en poseer un medio que pudiera “moverse con gran velocidad hacia el logro de sus objetivos antes de que fuesen evaporados por el destino”. De ahí el nombre, “Atalanta”, una heroína cazadora consagrada a la diosa Artemisa, reconocida por su belleza e imbatibilidad en las competencias de carrera. El acto de habla en el momento de su botadura fue: “Yo te llamo Atalanta” y de ahí inició una singladura marcada por la necesidad de alejarse y de moverse a gran velocidad, con lo cual esa cosa bautizada fue ‘Atalanta’. Después se produjeron dos cambios que redujeron su posibilidad de alcanzar los objetivos para los cuales fue hecho porque de alguna u otra manera estos nuevos propósitos se evaporaron por el destino antes de que estos fuesen alcanzados. No hubo un performativo absoluto que renombrase ese navío en sus futuros destinos. El autor nos señala que este navío cuando fue modificado en el astillero fue marcado con el nombre ‘Restaurador’ y cuando llegó a La Guaira, después de una accidentada travesía, un acto administrativo lo incorporó a la Armada Nacional. O sea, no hubo el fiat lux que, como acto ritual, debió indicar el nuevo destino del navío a partir del performativo. Claro, como bien apunta Gustavo Sosa, el ‘Restaurador’ tuvo una historia, pero una historia signada por la incapacidad para alejarse y de moverse a gran velocidad. Esta incapacidad fue sentida en momentos culminantes de su vida: la caza del Ban Righ y la captura alemana durante el bloqueo del año 1902. Esto no significa que su historia bajo otra marca no haya sido relevante en el sentido del propósito con que el navío fue adquirido. No estuvo en el espíritu del autor polemizar acerca si el nombre ‘Restaurador’ se ajustaba a la intención del nuevo dueño debido a que debería responder a la pregunta ¿restaurar qué? El caso es que fue una máquina que se adecuó a una intención y una estructura de relaciones entre sentimientos y sensaciones que se le impuso otra estructura de acciones, es decir, el ‘Atalanta-Restaurador’ actuó, diríamos, con dos personalidades. Este cambio de personalidad es el que nos va mostrando Sosa en la medida en que sus palabras brotan burbujeantes mediante la lectura del libro mostrándonos, en consecuencia, información inédita para lectores y especialistas en la historia de la marina de guerra de inicios del siglo XX.
El segundo cambio convertiría al ‘Atalanta-Restaurador’ en ‘General Salom’. Su finalidad, tal como la indicó el autor fue “borrar a Castro de la memoria política del país”. Para tal fin se elaboró y se leyó una resolución junto con una “corta biografía del héroe”. Por qué ese héroe y no otro. El General Bartolomé Salom fue un hombre leal al Libertador y un abnegado y competente oficial patriota que supo retirarse a la vida privada una vez que la fortuna política le fue adversa. El navío, con ese nuevo nombre, tuvo otra historia que le dio una nueva personalidad que se superpuso a las otras dos y aunque cumplió un sinfín de misiones en la larga vida que tuvo con ese nombre no pudo tener los dones que el performativo absoluto del bautismo le dio originalmente. Los avatares del ‘Salom’, escrito por Sosa, constituyen una de las nuevas páginas de la historia de nuestro país que no solo nos dicen las vicisitudes de los hombres que le dieron vida a ese navío, en esta nueva etapa, sino también nos muestra desde un nuevo enfoque cómo fue la evolución de la Marina de Guerra de Venezuela en esa fase histórica del país signada por graves acontecimientos globales como la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Con respecto al proceso que generó dichos actos, es decir, las intenciones que produjeron la partitura que marcó la vida del Atalanta-Restaurador-Salom en sus diferentes etapas nos indica el contexto histórico que condicionó la existencia del navío: de la revolución industrial estadounidense y de una opulencia que compitió con el modo de vida victoriano y su laissez faire, a capital ship de las fuerzas gubernamentales venezolanas empeñado en acciones bélicas que Sosa señala como memorables y finalmente como buque escuela, de representación diplomática y de apoyo en un contexto político signado por la represión y falta de libertades políticas en el país. Aquí se puede inferir de la lectura muchas cosas que ayudaran a entender la realidad política del país en ese momento histórico. Solo diremos que el ‘Salom’ no necesitó más de los dones con los cuales fue concebido el Atalanta y que el hilo de oro que le tejieron las Moiras fue más extenso que el negro y/o de otro color que marcó su existencia.
Finalmente, en relación con la correspondencia entre acto de habla e historia del navío, es decir, la sinfonía en sí misma, Sosa nos cuenta cómo los venezolanos tuvieron que lidiar con una tecnología que estuvo fuera de su alcance para que el navío, que había dejado de ser Atalanta, fuese una entidad que estuviera a la altura de las necesidades para las cuales fue adquirido. Los marinos habitualmente asocian a un buque con un ser vivo. Si consideramos que para Benedicto de Spinoza un ser vivo es una composición determinada por la resultante de una relación de reposo y movimiento y al ser expresión del Dios-naturaleza naturante, sus atributos en extensión y pensamiento indican como naturaleza naturada que la existencia del navío en sí, en su fase venezolana, dependía de cómo la relación entre sensaciones y sentimientos podían apuntar a la producción de ideas adecuadas que crease las condiciones de posibilidad para perseverar en su propia existencia como una entidad concreta. Teniendo esto presente, si se considera que ese navío sirvió al país por casi medio siglo podemos afirmar que si bien la diosa Týchê de forma azarosa le dio al Atalanta un nuevo destino, los venezolanos pudieron crecer y ser como marinos a pesar de que la clase dirigente venezolana interrumpiera dicho proceso.
Para finalizar, Gustavo Sosa expresa que la manzana de oro que marcó el cambio de destino de la cazadora y corredora Atalanta de alguna u otra manera fue también lanzada al ‘Salom’. Sin embargo, hubo un cambio de circunstancias que convergió en un mismo resultado: la historia de Atalanta se convertiría en una mitosis que permitió explicar la realidad de la Grecia arcaica, el Restaurador-Salom, como expresión del atributo ´pensamiento’, le permitió a Gustavo Sosa con nuevos e importantes aportes traernos al presente la historia de un navío que protagonizó una época importante de la historia de Venezuela por lo cual recomiendo ampliamente su lectura.

sábado, 6 de abril de 2019

EL BOOMERANG DEL APACIGUAMIENTO.



Las circunstancias políticas que hemos vivido los venezolanos desde los primeros días de enero de 2019 no fueron producto del carisma de un liderazgo emergente, fueron producto de la confluencia de un conjunto de hechos que generaron una situación que ha contenido una serie de eventos inesperados. Esto no desmerita el rol que ha jugado el Sr. Juan Guaidó como presidente encargado, al contrario, hemos visto la serenidad y entereza en asumir un papel para el cual no estaba preparado en una situación que nadie había previsto. Ello se evidencia en el alto nivel de improvisación desplegado en las acciones políticas ejecutadas para tratar de aprovechar las oportunidades que se estaban presentando tanto por el grupo que a él lo apoya como la tiranía. Ocurrió un destrabamiento político y en estos casos el que despliegue más fuerza e inteligencia puede lograr avanzar en su propósito de alcanzar sus objetivos. La tiranía, en este contexto, ha usado la violencia sin ningún tipo de escrúpulos para sostener su posición y ha sido eficaz en alcanzar sus fines. Ahora, sus oponentes que no han podido responder de forma simétrica ¿han usado la inteligencia para utilizar la fuerza de que disponen para alcanzar el cambio político?
La sociedad venezolana a pesar de las traiciones y desencantos ha respondido racionalmente y de manera efectiva para apoyar al presidente encargado en correspondencia con su actitud, pero, la clase política representada en la mud-fa ha utilizado el momento político para reposicionarse en función de intereses que no se corresponden con las aspiraciones de la sociedad. Ello lo han hecho tratando de construir un carisma en torno al presidente encargado para ganar tiempo que no necesita para conducir una transición. Así pues la sociedad venezolana busca un cambio político total y la mud-fa busca un cambio político que no es un cambio del sistema que lo rige. Esta discrepancia de objetivos en los que se oponen a la tiranía produjo los resultados que vivimos en el año 2014, 2016 y 2017. Ello significó que la sociedad venezolana no tuvo representantes. En este año 2019, después de la parálisis estratégica generada por el fracaso del 23F[1], el ritornelo de la negociación  se ha hecho de nuevo presente debido a la mezquindad de sus intereses que apuntan realmente a para tratar de evitar lo inevitable, es decir, su desaparición como clase política[2]. Esto se evidencia en el hecho de que el objetivo de la mud-fa ha sido provocar un ‘quiebre en la fuerza armada (fanb)’ que asegure su permanencia en el poder. Es decir, han usado un medio como un fin, cuando el conflicto no es militar sino político. Así pues, en esta situación todo el foco de atención se ha dirigido a la fanb, es decir, el centro de gravedad del nuevo entramado político de la mud-fa.
La fanb como centro de gravedad.
Pero la fanb dejó de ser lo que el común de la sociedad entendía como ‘lo militar’, para tender a convertirse en una milicia revolucionaria al servicio de una parcialidad política que opera de acuerdo a intereses transnacionales siguiendo una estructura de acción basada en la concepción de guerra popular prolongada[3]. Por ello es que se puede decir que un medio, el militar, se ha convertido en fin. Pero por qué la fanb se ha convertido en fin, a quien le conviene eso. Observar a la fanb como un fin sólo es posible en aquellos individuos o grupos de interés que mantienen una visión pretoriana de la política. Aquí se incluye a la tiranía y a la clase política desgastada agrupada en lo que se conoce, como dijimos, en la mud-fa. A pesar de esta coincidencia en cuanto a fines, se diferencian en cuanto a su visión en cuanto a instrumento. Mientras la tiranía está prescindiendo de la fanb en función de su proyecto político, la mud-fa ha buscado traer al presente el paradigma de las relaciones político-militares del pasado. Y en el pasado eso fue lo que generó la crisis que estamos viviendo.
De manera elegante un antiguo comandante de la armada expresó que la causa de la crisis en la institución militar se originó cuando se relativizó el baremo que indicaba cuándo se debía castigar y cuándo se debía premiar una acción determinada. Ello ocurrió en la segunda mitad de los años ochenta del siglo pasado y se profundizó en el año 1992. Esta relativización ha sido la misma que se ha estado aplicando en la política militar instrumentada por el presidente encargado dentro del marco de la mud-fa en el conjunto de situaciones que han colocado a la crisis venezolana al borde del apaciguamiento. En esta oportunidad la cara de la relativización es la amnistía.
La repetición de la relativización del baremo, en los actuales momentos, mediante la llamada ley de amnistía no provocó que más de un millar de militares decidieran apoyar el nuevo orden político, sino que un grupo de militares con antiguas filiaciones político-económicas con la tiranía busquen asegurar su impunidad. Esta perversión que acentúa el proceso de degeneración de la visión de lo militar evidencia cómo ha sido vista esa institución en los últimos cuarenta años y explica, por una parte, la emergencia de la milicia y, por la otra, una visión de la política militar de la mud-fa que ha seguido dos vías: en primer lugar, el interés de ‘negociar’ porque se rechaza cualquier ayuda internacional directa a pesar de que esta ayuda ha sido ofrecida y muchos venezolanos y organizaciones políticas exigen mediante la aplicación de mecanismos institucionales que se solicite[4] y, en segundo lugar, se está comenzando a hablar de ‘reinstitucionalizar’ la fanb dejando intacta la visión pretoriana[5]. Esta situación explica porque la ayuda internacional en cualquiera de sus formas no haya sido más efectiva.
La maniobra estratégica y la política militar.
El interés en negociar por parte de la mud-fa, por las carencias que padece, para al menos mantener una cuota de poder frente a la tiranía explica la agonía de los venezolanos en este período histórico iniciado en el año 1999. Si bien su intención es recuperar o restaurar un orden desaparecido, la forma de acción que han adoptado ha implicado falta de voluntad política y ha partido del hecho de ver a la sociedad venezolana como un medio para alcanzar sus fines partidistas. La falta de voluntad se evidencia en el hecho de que para la tiranía se está viviendo una circunstancia de guerra revolucionaria y actúa en consecuencia y la mud-fa como observa el conflicto en función de intereses partidistas busca atenuar lo que entienden por conflicto mediante la obtención de cuotas de poder a expensas de la sociedad venezolana. Por ello, para negociar entonces hay que apaciguar. Apaciguar es crear las condiciones de posibilidad para que un grupo sin poder ni legitimidad se aproveche de una situación ventajosa. Es esperar en una calma que precede la tormenta obtener beneficios sin que lo afecte el acontecimiento. Desde esta perspectiva de la negociación la preocupación del presidente encargado es el tiempo. No en los días por venir a pesar del riesgo de un desenlace político que se puede materializar en una escalada de violencia, una nueva diáspora o ambas, sino cuando tenga que entregar la presidencia de la asamblea y consecuentemente la presidencia encargada en enero del próximo año. Si bien ya hay una negociación tras bastidores, se están generando las condiciones para una negociación abierta y en esas circunstancias el partido que logre obtener la presidencia de la asamblea en el año 2020 será el que conduzca la negociación y probablemente una transición gatopardiana. Esa es la estrategia de la mud-fa. En esa estrategia, el presidente encargado es un instrumento. La pregunta que surge es:¿seguirá el presidente encargado siendo instrumento de la mud-fa o actuará en función de los venezolanos?
Una ayuda internacional directa en este caso es un estorbo para la mud-fa e implicaría una organización político-militar que no están dispuestos a realizar a la brevedad e implicaría también un cambio de paradigmas que se opone a su visión pretoriana de la política y sus intereses a corto plazo. Por ello estamos viviendo una gigantesca manipulación para apaciguar que persigue convertir la potencia de la sociedad venezolana en un nuevo rebaño como aconteció en el año 2017[6]. El apaciguamiento persigue alargar el tiempo de una manera suficiente para reducir la capacidad de maniobra de EE.UU. en vista de la campaña electoral que se avecina, es decir, se busca detener el proceso de escalada. El apaciguamiento se observa en el hecho de que la mud-fa no sigue el mismo ritmo de escalada de las sanciones internacionales que se están instrumentando contra la tiranía. Por ello creemos que el apaciguamiento va a actuar como un boomerang contra la mud-fa debido a que la inacción ni las limitaciones no producen resultados. Esto nos pone de nuevo en el foco militar, es decir, en el tema de la reinstitucionalización militar como expresión de una nueva política militar, teniendo presente que el conflicto venezolano es político, no es militar. Lo militar es un medio de la política.
La reinstitucionalización de la fanb supone la instrumentación de una política militar que no repita los errores que condujeron a los acontecimientos de 1992, 1998, 2014-2019 y permita a su vez usar a los militares para producir un efecto político. Pero si se considera la amnistía en sí y el papel que ha jugado la comisión de seguridad y defensa de la asamblea nacional, al menos, desde el año 2015, indica que esta política militar no ha existido ni ha sido pensada por la mud-fa más allá de los discursos de buenas intenciones. Vista así las cosas el foco militar se presenta como una maniobra para justificar el apaciguamiento.  
Una política militar, y en general, una política de seguridad y defensa debería partir de la consideración y/o al menos discusión, en primer lugar, de un concepto estratégico nacional y militar que contrarreste la concepción de la guerra popular prolongada presente en el concepto estratégico militar de la fanb (al menos desde el año 2012), en segundo lugar, el establecimiento de una estructura de fuerzas, de seguridad ciudadana y de inteligencia, etc acordes con un nuevo concepto y, en tercer lugar, desarrollar esa política militar. Sobre eso ya se debería estar actuando convenientemente. Esta política militar dentro del marco de la seguridad y defensa tiene que ir más allá del paradigma pretoriano que ha existido en el país al menos desde el año 1913. Esto nos lleva a examinar la concepción de lo militar por la tiranía y por la mud-fa.
La reinstitucionalización militar como expresión de una política gatopardiana.
La tiranía está consciente de que la utilidad de la fanb se está agotando. Por ello está apelando a la milicia, grupos paramilitares (farc, eln, fbl, colectivos, etc.) y la ayuda internacional (Cuba y Rusia). Para mantener la cohesión interna dentro de su aparato coercitivo la tiranía apela al terror, es decir, la relación premio-castigo no existe y amenazan a los miembros de la institución armada con provocar un daño intolerable que se puede extender a sus familiares directos. En fin son un medio. En cambio, la mud-fa ofrece una amplia impunidad frente a violaciones sistemáticas de la constitución y otra serie de delitos enmarcados en la legislación nacional e internacional vigente. Eso es una muestra de debilidad y de desconocimiento del medio militar. El problema es que este ofrecimiento se hace de acuerdo con un paradigma anterior al año 1998 y nos llevó a este estado de cosas frente a una estructura normativa posterior a ese año que garantiza una parcialidad política que sería reforzada por esa impunidad.
Frente a la situación de tener que decidir entre diversas formas de daño, un militar, dentro de una perspectiva temporal, opta por lo menos perjudicial. La tiranía conoce esta psique y asume que los militares tienen dignidad porque valoran su capacidad de hacer daño y por ello los aterrorizan para forzarlos a actuar de acuerdo a sus intereses. La mud-fa cree que los militares no tienen dignidad y por ello creen que los pueden comprar. Por ello es que no se va a producir un ‘quiebre’ porque la percepción que se tiene es de subestima como ha sido históricamente.
La realidad es que un militar opera en función de la existencia o no de una ‘fuerza superior’ para decidir si rompe o no con un juramento. Esta fuerza superior es en todo sentido: moral, material, etc. Si pensamos en un ejemplo, me viene a la mente el caso francés en Siria en el año 1941 en vista de que hay sectores de la opinión pública que piden la organización de fuerzas militares de venezolanos en el exterior. Era una guerra civil entre la Francia de Vichy y la Francia libre apoyada por los aliados en un territorio colonial. Los franceses de Vichy se rindieron a una fuerza superior francesa que contaba con apoyo aliado después de haber combatido duramente porque moralmente estaban justificados y legalmente no podían ser considerados traidores. Esta rendición supuso a posteriori un cambio de bando, probablemente hubo amnistías, pero todo ocurrió después de que se aplicó la fuerza, pero se buscó preservar el honor militar como fundamento de la capacidad combativa para poder usar a esa fuerza contra los que consideraban los verdaderos enemigos. Es entonces un tema de honor militar que la mud-fa subestima, quizás por desconocimiento, quizás porque las distorsiones generadas en el año 1992 ocultaron de forma deliberada o no, la esencia del ser-militar[7]. Este desconocimiento es lo que está haciendo que su intención de apaciguar opere como un boomerang en su contra porque el tiempo de la sociedad venezolana no es el tiempo de la tiranía ni de la mud-fa y muchos individuos que se pudieran estar acobijando en la propuesta de ley de amnistía van a sembrar una semilla corrupta en un orden futuro gatopardiano o no.
Hay muchos que dirán que en la fanb la concepción del honor ya no existe. Les puedo decir, que en el reglamento de marina del año 1905 todavía se contemplaba sobre todo en lo que concierne al concepto de ‘fuerza superior’. Esto se comenzaría a diluir en el tiempo en la medida en que la concepción de lo ‘militar’ desde la perspectiva de la conducción política comenzó a dar paso a una visión ‘administrativa’ de la organización armada de una manera tal que me hizo preguntar ¿qué es ser-militar en el mundo de hoy? Pero el problema del honor, que se puede visualizar mediante la idea del juramento como fuente de cohesión ha dado paso, dentro de una estructura coercitiva que está fuera de la ley, a otro tipo de lazo de unión que se ha estado sellando a expensas de la sangre de los venezolanos[8]. Este lazo que es muy fuerte sólo puede ser roto mediante ‘una fuerza superior’. Esto nos lleva al tema de la ayuda internacional.
La ayuda internacional y el establecimiento de un nuevo orden político.
La falta de claridad de objetivos con que un observador externo visualiza la realidad de la oposición encarnada en eso que se llama mud-fa hace que las opciones para apoyar un cambio político sean armónicas con la bruma. Ya hemos indicado que obedece a una estrategia de apaciguamiento que se oculta en el conjunto de fuerzas políticas que han estado interactuando a nivel nacional e internacional. Si la ‘política’ surgió como un opuesto a ‘polemos’ el riesgo de conflicto en una comunidad siempre es permanente. En esas circunstancias no se puede oponer la negociación, digamos en el plano discursivo, al conflicto cuando este es desencadenado.
El conflicto en si es una forma de comunicación y podemos decir de negociación. Al lenguaje de las armas lo único que se le puede oponer es una fuerza equivalente. Sólo eso puede dar paso a otro tipo de lenguaje: a una mesa de negociación y acuerdo. Siempre opera una simetría. En una circunstancia asimétrica, como hemos vivido los venezolanos, la tiranía ha avanzado debido a que los representantes de la sociedad venezolana han usado la asimetría para sus intereses mezquinos. Encarar un conflicto en un momento determinado es lo que determina o no el respeto por el otro y eso es lo que le ha faltado a la mud-fa y por ello ha sido observada como una organización sin voluntad política en el mejor de los casos. Nadie en la comunidad internacional va a sacrificar vidas por unos individuos que no están dispuestos a sacrificarse para su propio beneficio. Por ello la estrategia de apaciguamiento actual, como pasó en el año 2014, 2016-2018, va a generar los mismos resultados. La diferencia es que las circunstancias son diferentes. En los venezolanos desde el año 2014 hay conciencia del conflicto y no lo han rehuido. Sólo están esperando una conducción efectiva…
En el plano internacional, los principales afectados de la situación venezolana entienden que la crisis venezolana es una amenaza a la paz y seguridad regional y del propio occidente y por ello, el hecho de considerar todas las opciones en el caso venezolano no obedece a un acto de caridad internacional como lo propone Walzer, ni ‘la responsabilidad de proteger’ como medio para evitar desbordamientos humanitarios, sino para preservar sus propios intereses nacionales.
Corolario.
El regreso del boomerang por el intento de apaciguar se va a producir. para la tiranía por tratar de ganar tiempo, para la mud-fa por usar el tiempo que gana la tiranía para sus propios intereses a expensas de los venezolanos y para los principales países afectados por tratar de evitar algo que ya ocurrió y es el hecho de encontrarse en un conflicto civil de escala continental, es decir, Colombia, por la relación tiranía venezolana y grupos armados, Brasil y otros países vecinos por el incremento de la diáspora venezolana y EE.UU. por el socavamiento de las bases de su poder a escala global frente a China y Rusia.



[1] Ver al respecto: “EL RIESGO DE UNA PARÁLISIS ESTRATÉGICA EN LA CRISIS VENEZOLANA Y EL PAPEL DE LA AYUDA HUMANITARIA” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2019/02/el-riesgo-de-una-paralisis-estrategica.html
[2] Ver al respecto: “LOS BUFONES DE LA HISTORIA: SOCIALISMO Y COLABORACIONISMO, LA CRÓNICA DE UN RITORNELO” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/11/los-bufones-de-la-historia-socialismo-y.html
[3] Ver al respecto: “LA DISOLUCIÓN DE LA FUERZA ARMADA VENEZOLANA Y EL PAPEL DE LA MILICIA EN LA DEFENSA DEL PROYECTO SÃOPAULISTA” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/12/la-disolucion-de-la-fuerza-armada.html
[4] Ver al respecto: María Corina Machado: "El 187.11 es la mejor protección! Hablamos a los venezolanos en esta hora de urgencia." En https://www.pscp.tv/MariaCorinaYA/1BdxYOZwYvMGX
[6] Ver al respecto: “23E: UN NUEVO REBAÑO PARA EL BENEFICIO DE UNA CLASE POLÍTICA DESGASTADA O UN ENJAMBRE DE ALCANCE CONSTITUTIVO” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2019/01/23e-un-nuevo-rebano-para-el-beneficio.html
[7] Ver al respecto: “EL NUEVO SER-MILITAR VENEZOLANO EN LA NUEVA VENEZUELA REPUBLICANA” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/06/el-nuevo-ser-militar-venezolano-en-la.html  .
[8] Ver al respecto el concepto de ‘assabiya en: “IBN JALDÚN Y EL IMPACTO POLÍTICO DE LAS MIGRACIONES: DE MACHIAVELLI A DELEUZE Y GUATTARI Reflexiones acerca de los procesos migratorios vistos como armas de destrucción de alcance global” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/12/ibn-jaldun-y-el-impacto-politico-de-las.html