martes, 16 de julio de 2019

EL MAR CARIBE Y LA PERTURBACIÓN DEL TRÁFICO MARÍTIMO EN EL MAR ARÁBIGO



Hay varios elementos en común entre Venezuela e Irán, pero me interesa mostrar dos: la alineación de intereses estratégicos de la tiranía en Venezuela y la teocracia iraní y el uso del petróleo como medio y fin de su política exterior. Como se sabe, en el Golfo Pérsico se ha producido una escalada en intensidad del conflicto por una serie de eventos acaecidos a propósito de la guerra civil en Yemen convertida indirectamente en un conflicto regional. La guerra civil en ese país enfrenta a un bando conformado por una coalición de chiitas y sunitas que representaban el antiguo régimen apoyados por Irán que regresaron al poder mediante un golpe de estado y sus oponentes (sunitas) que también habían accedido al poder por un golpe de estado apoyados por una coalición árabe sunita liderada por Arabia Saudita con el concurso de EE.UU., Reino Unido y Francia. Esta internacionalización se debe a la importancia estratégica de Yemen, es decir, su ubicación en la entrada al mar Rojo (Golfo de Adén), un importante nodo de comunicaciones marítimas entre el Golfo Pérsico y el mar Mediterráneo. Esta guerra civil estalló efectivamente a principios del año 2015, pero después de cuatro años se evidencia un estancamiento desde el mismo momento que la coalición árabe se ha comenzado a resquebrajar obligando, en consecuencia, a los actores involucrados forzar una decisión dentro de un contexto signado por esfuerzos internacionales por acabar el conflicto civil y por consiguiente, detener la escalada de conflicto a nivel regional[1]. ¿Cuál es la relación de semejanza del conflicto en Yemen con Venezuela? Hay un conflicto civil en Colombia que tiene más de sesenta años. En las últimas dos décadas este conflicto sufrió un fraudulento proceso de paz a la vez que los grupos que lo provocaron estrecharon sus relaciones con la tiranía en Venezuela y Cuba convirtiéndose en un foco de inestabilidad regional.
Ahora, la relación de Irán con Venezuela, si la ubicamos en el contexto actual, presenta también una tendencia a la semejanza desde el punto de vista de la naturaleza de los antagonismos desde el mismo momento que ambos países (incluyendo a Cuba) han sido objeto de sanciones por parte de EE.UU. y en menor medida por Europa Occidental y han realizado acciones de fuerza (en escalas diferentes) de manera recíproca y de diversa naturaleza que han sido visibles y nos ha permitido hacer una reflexión sobre el caso.
Así pues podemos hablar de un contexto similar, una guerra civil que se ha o ha tendido a internacionalizarse, un conjunto de acciones extra-militares y militares en el plano económico-financiero internacional que evidencian los alineamiento que se han presentado, un conjunto de acciones recíprocas de fuerza en el plano naval y la actitud estratégica que determina la intensidad del conflicto. Sobre estos cuatro aspectos vamos a orientar el presente análisis comparativo.
El contexto
La expresión “nuevo orden global” ha sonado en distintos momento de la historia, pero ha resonado aún más en el mundo una vez que se produjo el colapso soviético y el fin del orden westfaliano. Este ‘nuevo orden’ ha resonado porque desde esa fecha han surgido diversas tendencias que han resultado ser antagónicas. De las diferentes tendencias, además del mantenimiento del statu quo, se destacan dos: por una parte, una recomposición del orden westfaliano pero en una configuración más inclusiva, es decir, que implica ir más allá de la representación de los países con poder de veto según la organización de las Naciones Unidas y consecuentemente la inclusión de nuevos poderes estatales y, por la otra, una destrucción del orden en su fase tendencial y el establecimiento de un mundo pre-westfaliano en donde el papel del Estado (en su concepción moderna) va a quedar relativizado. En esas tendencias hay una situación conflictiva entre Estados, específicamente grandes y medianos poderes, y dentro de los Estados en variable medida. Al final todos luchan por su supervivencia.
En ese conflicto, los Estados cuyos procesos de toma de decisiones está condicionado por el hecho de ser un asunto res-publicano se encuentran en desventaja. Esa desventaja está siendo aprovechada por poderes estatales y no estatales (que están utilizando Estados débiles o fallidos) dentro del marco de las tendencias antes indicadas para socavar (corromper) sus bases políticas y generar inestabilidad. Entre los poderes estatales que están actuando en ese juego estratégico se encuentran Rusia, China, Irán, EE.UU., Reino Unido, Francia, entre otros. Entre los Estados débiles o fallidos que están siendo instrumento de otros poderes se encuentran Yemen, Siria, Venezuela (fallidos), Colombia (débil) y Cuba. En el medio de estos dos polos se encuentran grupos de interés y organizaciones transnacionales que operan en función de intereses privados y anti-republicanos. En el caso de Yemen, Siria y Venezuela podemos ver, además, que el primero padece un conflicto convencional, el tercero un conflicto no convencional que en la práctica ha significado la disolución del tejido social e institucional y el segundo es mixto. Las consecuencias en los tres casos son las mismas. Veamos la naturaleza de esos conflictos desde la perspectiva de las medidas coercitivas que han instrumentado.
Las medidas extra-militares y militares
Como ya se indicó, Irán, Cuba y Venezuela, y podemos incluir a Siria, han sido objeto de sanciones que afectan esencialmente al tráfico marítimo de cada uno y su sistema económico financiero. Si bien el foco de las sanciones queda en el plano extra-militar, es decir, en el campo económico-financiero, su aplicación efectiva implica la combinación de información y acciones coercitivas en un espacio que es esencialmente abstracto[2]. Ello significa que el espacio de maniobra se encuentra ubicado en aquellos espacios donde el hombre sólo puede estar mediante el empleo de plataformas adecuadas a tal fin. Si analizamos las acciones que se están ejecutando podemos afirmar que estas se ubican en el espacio electromagnético, el espacio aéreo y el espacio marítimo que se caracterizan por ser todavía res nullius, es decir, cosas de nadie. Ello significa que, quien no pueda hacer presencia, no podrá ejecutar actos de ataque o defensa de manera efectiva.
Como las acciones se ubican en el plano económico-financiero podemos afirmar que el foco de atención de las medidas extra-militares y militares está dirigido al espacio productivo y, consecuentemente, a la dirección de los flujos económicos de lo producido, por lo que la praxis en el conflicto se evidencia en el mantenimiento o no de un determinado flujo económico. Esta praxis se está desarrollando dentro de un contexto de cambio de la actividad productiva a escala global que en sí misma genera inestabilidad para aquellos Estados cuya existencia no se fundamenta en la relación entre productores sino en la captura de la actividad productiva. Dentro de ese marco Yemen y Colombia son campos de batalla y los espacios abstractos que envuelven a esos dos Estados y a Venezuela, Cuba e Irán se han convertido en espacios de conflicto que tienden a abarcar el territorio de dichos Estados. Esto nos coloca en el plano militar de la disuasión, persuasión y coerción. Veamos cómo se están desarrollando las acciones coercitivas.
Las acciones navales coercitivas.
La combinación de información y acciones coercitivas contra Irán, Cuba y Venezuela se focalizan en los espacios abstractos económico-financieros y marítimos, ahora, su proceso efectivo de producir daño está en curso. Ya hemos indicado dos cosas a tener en consideración: que hay dos escenarios de guerra terrestre: Yemen que es de mediana intensidad y Colombia que es de baja intensidad y que la disolución del Estado en Venezuela se expresa como un conflicto civil que en términos convencionales es de baja intensidad y en términos no convencionales sus efectos son similares al conflicto civil en Yemen y Siria. Como en estos dos países el conflicto se ha estancado, las operaciones militares se han extendido a otros espacios provocando una ascensión en intensidad. Igual sucede en el eje Colombia-Cuba-Venezuela, es decir, ha ocurrido un estancamiento, pero como veremos en el siguiente cuadro, no ha generado una escalada.
Área
Causa
Acciones
Zona gris de acciones policiales
Respuesta


Mar Arábigo
(Golfo de Adén y estrecho de Ormuz)

Desestabilización regional y sanciones.
-1-
Ataque a tanqueros por actores no conocidos[3].
Perturbación del tráfico por medios no reconocidos[4]

Piratería
-4-
Despliegue de fuerzas navales[5].
Escolta a tanqueros[6].


Mar Caribe

Desestabilización regional y sanciones.
-2-
Diplomacia naval:
Buque hospital.
Incursión del USCG “James”[7].

Narcotráfico
Asaltos a mano armada en el mar
-3-
Encubrimiento de buques para mantener tráfico[8]

En la introducción indicamos las coincidencias entre Irán y Venezuela. Esta coincidencia pudiera indicar la existencia de una alta probabilidad de coordinación de acciones para garantizar una mayor libertad de maniobra política. Esta coordinación no necesariamente tiene que ser explicita. Todo depende del tamaño del tablero en el cual se está produciendo el juego estratégico. Así pues, podemos pensar en un entendimiento que se expresa en una coalición anti-Occidental de naturaleza práctica entre Cuba, Irán y Venezuela (con el apoyo de China y Rusia) y su oponente es otra coalición formada por EE.UU., Reino Unido, Arabia Saudita (y otros países árabes de la cuenca del Golfo Pérsico) y Francia
Así pues, si se observa con atención los ítems (1) y (3) se puede constatar que la coalición (Irán, Cuba, Venezuela) cuyo poder naval es débil está actuando teniendo como eje las comunicaciones marítimas, es decir, ha desplegado iniciativa y actitud ofensiva bajo un denominador común: están actuando al margen del derecho convenido. El encubrimiento, el camuflaje, el sigilo se han usado a lo largo de la historia como costumbre o como norma aceptada, la diferencia es que en la actualidad se está operando más allá de dichas convenciones. Un ejemplo de estos encubrimientos lo constituye la transferencia barco-a-barco realizada recientemente frente a Malta, para eludir las sanciones estadounidenses. Por su parte, las acciones de las potencias marítimas que representan (2) y (4) se caracterizan por ser defensivas, reactivas de forma inmediata (escolta) y mediata (despliegue de medios). Parecieran apuntar a la contención.
Llama la atención los ítems (3) y (2). El (3) porque constituye un desafío por parte de los poderes navales débiles. Y el (2) porque las respuestas de las potencias marítimas a pesar de haber incluido un conjunto de acciones de inteligencia no parecen haber sido lo suficientemente efectivas. Esto nos permite afirmar dos cosas: la primera es que la guerra de los tanqueros, que parece haber retornado al Golfo Pérsico, se está presentando de forma opuesta a lo que acaece en el mar Caribe sin una respuesta proporcional. Ahí los poderes navales débiles están haciendo un mejor aprovechamiento de sus capacidades navales (Golfo Pérsico) y marítimas (mar Caribe) en función de sus objetivos políticos desde el mismo momento en que están actuando más allá de lo convencional. Para nosotros, la novedad es que la forma histórica en que se manifestó el alineamiento de Venezuela con Occidente, que fue su tráfico marítimo, quedó rota desde el mismo momento que sus buques están actuando de forma clandestina para actuar contra Occidente. Desde esta perspectiva, la acción de contención emprendida por Occidente en el Golfo Pérsico resulta razonable. No así lo que está sucediendo en el mar Caribe.
La segunda es que, a pesar de que el impacto de Venezuela en el comercio internacional se ha reducido drásticamente por la reducción de su capacidad de exportar combustibles fósiles, la forma no convencional con que está conduciendo la guerra en el mar indica que sus buques tanqueros están dejando de ser medios de transporte para convertirse en armas cuya efectividad, en relación con un buque de guerra, radica en su bajo costo. Esto no significa que Venezuela esté cambiando su orientación estratégica que apunta a la de ser un país mediterráneo evidenciada en los planes de la patria, por el contrario como instrumento del Foro de São Paulo está disponiendo de los medios que le quedan para la satisfacción de intereses foráneos[9]. En ese contexto, se circunscribe el anuncio de ejercicios navales para los próximos días[10].
Finalmente me quiero referir a la zona gris donde acaecen delitos internacionales que pueden producir una escalada debido a que al ser actos fuera de la ley y que a su vez se asocian con el terrorismo, pueden acaecer juntos (coordinada o paralelamente) con las acciones encubiertas de perturbación del tráfico marítimo que se desarrollan en ambos espacios geográficos[11]. Es decir, la finalidad de la piratería y el narcotráfico es privada aunque sus efectos son públicos. De igual forma, la perturbación del tráfico marítimo o el empleo de transportes marítimos como armas tienen una finalidad pública y privada, pero sus efectos son privados. Vista así las cosas se puede observar aquí el foco de atención sobre el cual orbitan los antagonismos en que estamos inmersos y la posibilidad de conjunción de intereses económico-financieros vistas como emprendimientos realizados al margen de los Estados. Esta posible conjunción de actividades en la sombra nos permite reflexionar sobre la actitud estratégica de las fuerzas políticas enfrentadas.
La actitud estratégica
Occidente está empeñado en dos teatros de operaciones: Afganistán y el cercano Oriente. En vista de estas circunstancias, actúa con cautela cuando surge en otro espacio una situación de conflicto que afecte sus intereses y plantee la necesidad de considerar el empleo de la fuerza. El empleo de la fuerza depende de cómo se presenta la amenaza, es decir, si es incipiente y se puede contener o si está desbordada y cualquier acción, además de ser reactiva, pasa a ser insuficiente. Desde el año 1945, con contadas excepciones ese ha sido el patrón. La contención fue la concepción geoestratégica de Nicolás Spykman y esta concepción no ha sido superada a pesar del cambio radical de los escenarios de conflictos desde el año 2001 y del cambio de su naturaleza. Pero Occidente no es la España del siglo XVII. Occidente se comporta con la misma cautela que le permitió a la Roma de Bizancio existir por un milenio. Pero las circunstancias son diferentes.
La estrategia de contención que está aplicando Occidente en el mar Arábigo y en el mar Caribe es expresión de la incapacidad de dar respuesta a los nuevos procesos políticos globales. Esa actitud es lo que le ha permitido a las fuerzas anti-occidentales avanzar desde dentro y desde fuera de los Estados sin ser molestadas. Estas fuerzas anti-occidentales, entonces, se han enquistado y aprovechado de la estructura normativa Occidental para usarla en su contra y el nudo gordiano ha sido la reticencia en reconocer el estado de guerra global que estamos viviendo. El estado de guerra es un estado de excepción. En Venezuela ese estado de excepción se llama revolución y su justificación obedece a que ese orden saopaulista no se puede preservar si no se desestabiliza a toda la región. Esta es una de las caras de la realidad.
La incapacidad de responder es un signo de debilidad. Esta debilidad es moral y esta moralidad se puede observar desde dos perspectivas: la de haber fomentado la inestabilidad de alguna u otra manera trayendo como consecuencia la dificultad de justificar una acción coercitiva y la de no poder exigir sacrificios a sus nacionales porque se han producido fisuras en la estructura política de esos Estados. Desde el otro lado de la colina no opera la moralidad desde el mismo momento que se ha usado la corrupción como medio para obtener fines políticos y se ha usado a la población como medio y como arma para la obtención de esos fines.
Corolario
La crisis en el mar Arábigo y su relación con Venezuela indica que la clave para entender la crisis que vive Venezuela depende del tamaño del tablero desde el cual se participe. Cualquier evaluación que no considere ese aspecto no sólo va estar destinada al fracaso, sino también va significar que la participación no va a ser la de decisor sino la de ficha en ese tablero. Y como se sabe, la diferencia entre un decisor y una ficha está, en este caso, en que el primero tiene la posibilidad de romper el tablero e iniciar un nuevo juego. Pero para romper un tablero estratégico se requiere de voluntad política. Y la voluntad política es expresión de un poder que proviene de una promesa mutua que no puede ser rota dentro de una comunidad. Lo contrario, que es lo que hemos vivido los venezolanos desde el 16 de julio del año 2017 hasta el presente es lo que debemos desechar para iniciar un proyecto político nuevo.




[1] Ver al respecto: “Emiratos Árabes reduce sus tropas en Yemen”: https://elpais.com/internacional/2019/07/10/actualidad/1562752566_079722.html
[2] Ver al respecto: “ESPACIO-TIEMPO Y LA GUERRA. APROXIMACIÓN A UNA TEORÍA” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2015/08/espacio-tiempo-y-la-guerra-aproximacion.html
[3] Ver al respecto: “El segundo ataque a petroleros en un mes en el Golfo Pérsico enciende la alarma de un conflicto militar” en https://www.elmundo.es/internacional/2019/06/13/5d01ffcbfc6c8300118b457c.html y “UAE-based oil tanker disappears in Iranian waters in the Strait of Hormuz” en https://www.washingtonpost.com/world/middle_east/uae-oil-tanker-disappears-in-persian-gulf-in-iranian-waters/2019/07/16/6a0463e2-a7b8-11e9-86dd-d7f0e60391e9_story.html?noredirect=on
[4] Ver al respecto: “Golfo Pérsico: lanchas iraníes “trataron de interceptar” un carguero británico y un buque de guerra inglés debió interceder” en https://www.clarin.com/mundo/golfo-persico-lanchas-iranies-trataron-interceptar-carguero-britanico-buque-guerra-ingles-debio-interceder_0_Ok-bwukxv.html#cxrecs_s
[5] Ver al respecto: “EE.UU. refuerza su flota militar en el Golfo Pérsico y crece la tensión con Irán” en https://www.clarin.com/mundo/ee-uu-refuerza-flota-militar-golfo-persico-crece-tension-iran_0_cuDqYetR2.html y “Escala la crisis en el Golfo Pérsico: Irán exige a Occidente que retire sus barcos” en https://www.clarin.com/mundo/escala-crisis-golfo-persico-iran-exige-occidente-retire-barcos_0_KIYwmbUNm.html
[6] Ver al respecto: “Reino Unido denuncia que Irán intentó interceptar un petrolero en el conflictivo estrecho de Ormuz” en https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-48947813
[7] Ver al respecto: “DIPLOMACIA NAVAL: DE LA INTERRUPCIÓN DEL TRÁFICO PETROLERO VENEZUELA-CUBA AL INCIDENTE DEL USCG JAMES” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2019/05/diplomacia-naval-de-la-interrupcion-del.html
[8] Ver al respecto: “Cambian nombres y vuelven fantasmas a tanqueros que trabajan con Pdvsa para seguir regalando petróleo a Cuba” en https://www.lapatilla.com/2019/07/09/cambian-nombres-y-vuelven-fantasmas-a-tanqueros/ y “la Bitácora de los tanqueros fantasmas al servicio de la revolución” en https://armando.info/Reportajes/Details/2557
[9] Ver al respecto: “PANORAMA ESTRATÉGICO NAVAL VENEZOLANO” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/03/arenga-digital-panorama-estrategico.html y “VENEZUELA Y SU HISTORICIDAD MARÍTIMA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO” en http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2013/12/venezuela-y-su-historicidad-maritima.html
[10] Ver al respecto: “Maduro anunció ejercicios militares en la frontera de Venezuela” en http://www.el-nacional.com/noticias/gobierno/maduro-anuncio-ejercicios-militares-frontera-venezuela_287575
[11] Ver al respecto: “SOBRE PIRATERÍA, EL CORSO, EL TERRORISMO Y LA RELATIVIZACIÓN DE AMBOS CONCEPTOS” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/10/sobre-pirateria-el-corso-el-terrorismo_25.html

domingo, 7 de julio de 2019

EL LOGOS DE LA GUERRA CONTRA LA GUERRA.




Der Krieg, “…hat freilich seine eigene Grammatik,
aber nicht seine eigene Logik…”

Clausewitz, 1832

Hardt y Negri (HyN) han establecido un concepto de guerra para poder hacer la guerra contra la guerra. Este concepto integra una trinidad indisoluble integrada por la resistencia, el Éxodo y el vaciamiento de la estructura de poder del Estado que tiene por objeto destruir el orden existente por ser expresión de un estado de guerra global que ha alcanzado un estatus absoluto y ontológico. Este hecho nos obliga a hacer un sucinto recorrido de la historia del concepto en sí para poder abrir a la comprensión la naturaleza del concepto hardtnegriano[1].  
Platón ha tenido el mérito de haber sido el primero que se dedicó al estudio de la definición como paso previo para producir conceptos. Según Bravo, el carácter esencialista de la pregunta “¿Qué es X?”, le permitió al filósofo ateniense superar la ambigüedad subyacente a esta interrogante cuando se refiere al sujeto o al predicado al dirigir su atención al contexto en que ésta es determinada. Esta determinación le permitió definir la definición como un proceso y como un resultado por intermedio del término que las refiere (2002:78). Como proceso la definición, entendida como ‘horizein’ (que se traduce como delimitar, confinar) refleja, “como dice en el Fedro”, una “téchnê” (Ibíd.:81), que consistía en dividir y distinguir, que tenía en Platón el sentido de definir (‘diorízein’) constituyendo este un principio de demostración. Como resultado, el acto de definir tenía como resultado un hóros (ὅρος) o un logos (λóγος) (Ibíd:82). Hóros tenía el sentido lingüístico de “término” y además el sentido epistemológico de “criterio” para discernir e incluso proveer una regla de acción. Logos por su parte tenía un nivel lingüístico que puede ser entendido como palabra y otro gnoseológico que se entendía como pensamiento (Ibíd.).
Según Bravo, la definición tenía para Platón un objetivo y un propósito. Como objetivo, su intención tenía un carácter semántico, ético y epistemológico. Semántico para determinar qué términos pueden aplicarse a los objetos sensibles; ético teniendo como foco el cuidado de sí, tal como hemos indicado, y epistemológico, en el sentido que esta es la “la premisa necesaria para obtener cierta información que se encuentra más allá de la simple extensión del término general involucrado” (Ibíd.:94). Su objeto es, por una parte, la cosa (Ousía, Eîdos e idea y Génos y Physis), es decir, pragma o praxis y, por la otra, expresiones que entran en el campo del metalenguaje (Ibíd.:97-105). Sus características estaban relacionadas con la unidad (esencia, cualidad y metalenguaje) y la totalidad (engloba todo su contenido, no carece de partes y tiene un principio, medio y fin) para evitar una pluralidad que asemeje un enjambre (σμήνος smênós) (Ibíd.:130-132). El método para definir en Platón evolucionó de una dialéctica basada en la hipótesis, seguida por el análisis filosófico basado en la reunión y la división de “varios objetos” o “diversas ciencias”, hasta llegar al método del paradigma fundamentado éste en un razonamiento por analogías que persigue “abrir la vía hacia un logos” por intermedio de un modelo que permitiera descubrir un orden detrás de las cosas sensibles. Para el filósofo griego, la definición es la condición necesaria de todo conocimiento (Ibíd.:200-203 y 302). Desde esta perspectiva podríamos afirmar que HyN reunieron dialécticamente dos cosas con un mismo significado en una misma definición, es decir, hacer la guerra contra la guerra. En esta reunión definieron, como hemos indicado, la guerra contra la guerra esencialmente como la guerra contra el Estado porque el Estado se había convertido en un estado de guerra, para hacer del “hacer la guerra contra…” un principio de democracia.
Siguiendo con el recorrido, Aristóteles denominó logos al estudios de las voces de significación compleja (335-322 a.C./1995, 41). En los Tópicos, el estagirita expresó que una definición (ὸρισμός, horismós) es un enunciado que significa qué es ser con el fin de declarar la esencia del mismo (Ibíd., 95-96)[2]. En los Analíticos Segundos expresó, de igual manera, que una definición es una tesis que,
“… o bien es un principio de la demostración, o bien una demostración que difiere por la posición <de los términos>, o bien la conclusión de una demostración… y sólo hay que entenderla” (Ibíd.).

En la Metafísica la definición es efecto de la unidad de un enunciado, es decir, es la razón resultante de las diferencias. Está basado en su forma y en la diferencia de sus partes componentes (Aristóteles, 352)[3]. Para el estagirita, una definición puede ser clara u oscura. La claridad y la oscuridad dependen, en primer lugar, de la falta de elegancia demostrativa y, en segundo lugar, de la falta de rigor para capturar su esencia y lo que la hace evidente para obtener certeza. Esto es más notorio en los casos de las definiciones retóricas o poéticas y en el caso de la metáfora (Zagal, 2002:52). La importancia de esta categorización obedece a que si bien, una definición retórica o poética puede ser considerada como clara, en el caso de una metáfora ello resulta dificultoso por lo que Aristóteles afirmó que no era conveniente su uso desde el punto de vista ontológico debido a que no era explicativa (Op. Cit., 475)[4]. La obscuridad puede provenir, según Zagal, (2002:55-57), en primer lugar, por el intento de hacer semejante por homonimia una expresión definitoria como han tratado de hacer HyN con su concepto de guerra contra la guerra cuando asocian al Estado como estado de guerra. En segundo lugar, cuando no es evidente la definición de lo contrario a partir de lo enunciado.
La falta de rigor puede provenir de la equivocidad y de la redundancia. La equivocidad se debe a que las partes de la definición no son adecuadas para unir significante y significado y la redundancia se produce cuando se añaden más elementos de lo estrictamente indispensable que hace oscura la esencia de lo que se pretende significar, en nuestro caso, cuando se entiende que la guerra contra la guerra es la guerra contra el Estado sin indicar que en la democracia que pretenden alcanzar la guerra va a seguir siendo un fenómeno de nuestra condición humana. Como se sabe, en el siglo XX Unamuno y Friedrich usaron la expresión antes mencionada para tratar de proscribir la guerra realizada entre Estados de acuerdo a lo que la práctica había producido desde el Tratado de Paz de Westfalia, pero como HyN hacen analógicas las expresiones guerra y Estado, a partir de la exegesis de la obra de Deleuze y Guattari (DyG), se evidencia que ambos autores hacen intencionalmente un giro lingüístico en el uso de la citada expresión que hace necesario prestar atención al aspecto retórico por la carga política que contiene.
Después de Aristóteles, la definición de retórica cambió con la escuela megárico-estoica. Para esta escuela, la definición de retórica provenía, de acuerdo a Bochenski, del logos filosófico constituido por una triple partición donde sus componentes estaban íntimamente relacionados: una parte era física (relativa al alma), la otra era ética y la última era lógica (1985:118). La lógica consecuentemente estuvo dividida en Retórica y Dialéctica. Para los estoicos, el objeto principal de la lógica era lo dicho, lekta (λεκτά), que constituía la cosa significada. Lekton (λεκτόυ), era entendido como una representación mental. El lekton era, en términos del filósofo polaco, lo que equivaldría al concepto objetivo escolástico (Ibíd.:120)[5]. Así pues, un concepto plenamente desarrollado era un horismós y este es a su vez dos cosas: en primer lugar, la forma en que se manifiesta la actividad pensante y, en segundo lugar, la esencia que poseemos cuando llegamos a poseer algo (Glockner, 1965:27).
Con la modernidad, Descartes expresó que el concepto es producto de una concepción clara y distinta generada por un sujeto que determina los límites, el alcance y el criterio de verdad y falsedad del acto de conocer dado que “… lo verdadero es alguna cosa” (1641/2004:89). Siguiendo este criterio, Spinoza expresó que el concepto expresa “una acción del alma” (1677/1980:67) y “que la verdadera definición de cada cosa no implica ni expresa nada más que la naturaleza de la cosa definida” por lo que debe notar en ella que la causa “en cuya virtud existe” está contenida en la misma naturaleza y en su definición (Ibíd.:33-34).
El concepto de concepto se modificó gracias a Kant cuando en la lógica trascendental este se transformó en una teoría del conocimiento, es decir, cuando se buscó establecer una estructura formal del saber acerca de un contenido, tratando de garantizar con ello la objetividad de un objeto de conocimiento en el seno de la subjetividad (Glockner, 1965:32)[6]. Este saber formal estaba relacionado con el juicio entendido éste como un puente entre el concepto y lo que realmente era concebido (Composition, Zusammensetzung) o comprendido (begreifen), es decir, el fenómeno[7]. Al estar el fenómeno determinado espacial y temporalmente, este fue visualizado en una posición anterior a todo concepto, por lo que el concepto en sí poseía además de su propio contenido un elemento fenoménico (Ibíd.:35-36). Como se puede observar, con Kant, el concepto (Begriff) adquirió una nueva dimensión gracias a la introducción del concepto de juicio (Urtheilskraft) debido a que el juicio, en sí es la facultad de subsumir bajo reglas o de distinguir si una cosa está o no bajo una regla dada (1781/1993:133). Según Glockner, a la manera kantiana podría ser definido conceptualmente el juicio como “un elemento esencial de todo juicio, sin el cual ningún juicio es posible” (1965:41), permitiéndose con ello ir más allá de lo formal. Este ir más allá trajo como consecuencia que la filosofía saliera del marco teórico especial de una doctrina de las ciencias generando las condiciones de posibilidad de examinar aspectos de naturaleza metafísica del concepto en sí desde una perspectiva intencional como a continuación examinaremos.
Desde esta perspectiva de cambio es que se enmarca el pensamiento de Hegel. Este filósofo alemán definió el concepto (Definition)[8] como un objeto de conocimiento revestido primeramente de la forma de la noción determinada (Begriff), de tal modo que se pudiese poner su género (Gattung) y su determinabilidad general por intermedio de un proceso de externalización (Äußerlichkeiten) de la noción de aquellos elementos necesarios para su existencia y de abstraer (abstrahirt) lo que permitiría su determinación (1841/1973:360). Este proceso, que se constituyó a partir del movimiento de un Ser hacia un devenir que se produce “dentro de un conceptualismo puramente apriorístico que facilita el paso del concepto, como preformativo, a la idea cumplida” (Glockner, 1965:76), permitió considerar al concepto desde una perspectiva intencional[9]. Este devenir, consecuentemente, ha sido considerado como “la identidad del Ser y del no-Ser, y el proceso que lleva de la nada hacía algo” (Ibíd.:84). Este carácter intencional del concepto es conveniente tenerlo en cuenta, debido a que DyG también le dan al concepto un carácter intencional, siguiendo la estela dejada por Hegel y posteriormente por Peirce, Husserl y Heidegger[10] (y si se quiere también Wittgenstein[11]), con la diferencia que adoptaron la idea de que éste posee un devenir y está dirigido a un acontecimiento por venir (1991/2007:17).
A este punto, es conveniente destacar que el concepto hardtnegriano de guerra contra la guerra a pesar de expresar en sí mismo un acto del pensamiento, tiene dos aspectos que deben ser tomados en consideración: en primer lugar, el giro lingüístico hecho por HyN pareciera hacer oscura la representación mental por la homonimia estado de guerra y Estado, trayendo como consecuencia que la esencia de la expresión tenga algo más que es de difícil aprehensión que hace necesario su examen para una mayor comprensión y, en segundo lugar, a pesar de la fuerte presencia del pensamiento de Spinoza en la obra de estos autores, no siguen la idea que este autor tuvo sobre el mismo. Vamos ahora a abrir a la comprensión el pensamiento de DyG y sus ideas acerca del concepto, por ser fundamental en la obra de HyN.
DyG expresaron que la filosofía procede por frases y filosofar es producir conceptos. Este aspecto es importante tenerlo en cuenta debido a que la expresión guerra contra la guerra es un concepto desarrollado por HyN que, como ya hemos indicado, posee una historia (devenir) que, en el siglo XX se inicia con Unamuno  hasta que DyG le da una orientación que apunta hacia el porvenir (1991/2007:206)[12]. También posee un horizonte a donde va dirigido, es decir, un mundo posible materializado, en nuestro caso, en una democracia absoluta de inspiración spinozista.
Como este horizonte “est le contour, la configuration, la constellation d’un événement à venir” (1991/2007:36), el problema que se plantearon HyN fue el de desarrollar un concepto que permitiera alcanzar ese mundo posible. Pero, el concepto guerra contra la guerra, como ya hemos señalado, es expresión de un proceso que contiene en sí mismo el acto de luchar, el objeto contra el que se lucha o se va a luchar, el Estado y los seres llamados a ejecutarla, es decir, las singularidades que conforman la multitud. No obstante, no se puede visualizar en el concepto el futuro por venir, debido a que en una primera instancia se entiende que el fin último es acabar con las guerras, como ya hemos indicado, pero en Multitud aclaran que lo que persiguen es limitar su alcance dentro de un contexto democrático spinoziano, por lo que el evento por venir caracterizado por contener en su seno el futuro a alcanzar no es visible desde su propia enunciación. Este hecho hace necesario examinar este concepto en tanto que concepto para constatar, de acuerdo con DyG, si éste se avala por la naturaleza de los eventos que convoca o nos hace capaces de decantar (dégager) en conceptos la naturaleza de esos eventos porvenir (Ibíd., 37). En este orden de ideas, DyG han afirmado que un concepto es autoreferencial y posee dos características que deben ser tenidas en consideración: en primer lugar, remite a un problema, en nuestro caso la guerra y, en segundo lugar, está compuesto por tres elementos heterogéneos inseparables que le dan su consistencia, a saber: mundo posible (en este caso, un mundo sin guerra o una democracia que la limite), rostro existente (visage existant) o acontecimiento (en nuestro caso “hacer la guerra contra…”) y lenguaje real (langage réel ou parole) que nos indica la forma en que el concepto es expresado como un  todo comprensible (Ibíd.:23). Esta consistencia es, según ambos autores, interna y externa y está relacionada a un “plano de inmanencia” entendido este como el plano donde se erigen los conceptos. Además, tiene como guía a unos “personajes conceptuales” que operan los movimientos que describen el “plano de inmanencia” de HyN y han permitido que estos desarrollen el concepto de guerra contra la guerra que nos aproxima al objeto de estudio. Sobre estos dos últimos aspectos, es decir, los “personajes conceptuales” y el “plano de inmanencia”, DyG expresaron que
 “Le concept est bien une solution, mais le problème auquel il réspond reside dans ses conditions de consistance intensionnelle,... Si le concept est une solution, les conditions du problème philosophique sont sur le plan d’immanence qu’il suppose (à quel mouvement infini renvoie-t-il dans l’image de la pensé?) et les inconnues du problème sont dans les personnages conceptuels qu’il mobilise (quel personnage précisément?)” (Ibíd.:78).

Por último poseen un espacio físico, psicológico y social que DyG denominan “geo-filosófico”. Esta “geo-filosofía” es definida como el grado de vecindad que conecta los componentes de un concepto en un territorio, otorgándole un fundamento uniforme sin niveles y una ordenación sin jerarquía (Ibíd.:107). Un territorio es una construcción social, es decir, un nomos que se estructura en un espacio que ambos lo definen dividiéndolo en liso y estriado. Un espacio liso es vectorial, proyectivo y topológico sin conductos ni canales y el espacio estriado es métrico, es decir, delimitado (2008:368).
Pensar consiste, según DyG, en extender un “plano de inmanencia” que absorbe la tierra entendida como construcción social mediante un proceso de reunión y división proyectándola sobre un devenir establecido (1991/2005:106). En nuestro caso la relación tierra y territorio se evidencia, en primer lugar, en la tensión entre la historia y un devenir que la considera como el estudio del conjunto de condiciones por medio de las cuales nos desviamos para crear algo nuevo (Ibíd.) y, en segundo lugar, entre el Ser y el ente, es decir, en cómo definir y separar en conceptos dos entidades determinadas. En HyN esta tensión, desde el punto de vista conceptual, se observa en el concepto de multitud, es decir, entre el Ser entendido como una singularidad que va a actuar políticamente en común con un conjunto de singularidades que como un todo va a generar un efecto político. 
Al seguir los postulados filosóficos de DyG, HyN han producido, dentro del marco de la propuesta de instaurar una democracia de talante spinozista de alcance global, un concepto de guerra contra la guerra orientado a un futuro por venir..
Así pues, el concepto de guerra contra la guerra sería producto de una intuición en lo que concierne a la guerra como un estado donde los actos son permanentes y una intención que se expresa en hacer “la guerra contra…” siguiendo al efecto, en primer lugar, la lógica spinoziana consistente en incluir en dicho concepto la causa y el efecto de tal manera que la unidad del objeto no sea fragmentada y, en segundo lugar, otorgándole una carga intencional orientada al futuro de acuerdo con DyG. Por este motivo nos propusimos determinar la consistencia de este concepto desde la perspectiva fenomenológica, epistemológica y ontológica con el fin de determinar el logos de la guerra contra la guerra para ambos autores.
Como hemos visto, desde un enfoque fenomenológico, el concepto hardtnegriano esta nueva manera de hacer la guerra presenta dos inconvenientes, por una parte, ocurrieron cambios de circunstancias que lo hicieron inaplicable y, por la otra, de saber quiénes serían los llamados a emprenderla.
El primer inconveniente nos llevó a una epistemología de la guerra contra la guerra, que supone la aplicación de un criterio de razonabilidad que intenta suplantar el miedo por una temor basado en el cálculo de riesgo que depende, en primer lugar, de una fe que compensa la falta de información y, en segundo lugar, de la confianza en que se va poder alcanzar el objetivo político. Esta suposición limita la capacidad de producir ideas adecuadas creando las condiciones de posibilidad de generar, por una parte, un resultado inesperado o indeseado y, por la otra, que un ser actúe de acuerdo con un cálculo de riesgo en función a la información existente limitando la acción política. Desde la perspectiva de la multitud, de igual forma, se evidencia que lo que motiva la acción es una mezcla fluctuante de ideas adecuadas y no adecuadas producidas por alegrías y tristezas en un lugar y momento determinado y, en este contexto, no tiene sentido otorgarle a una tristeza la capacidad de producir una idea adecuada. Este hecho le resta consistencia a la propuesta hardtnegriana debido a que la acción política va a generar más incertidumbre que la que existía antes de dicha acción. Con respecto al segundo aspecto que nos conduce al Ser de la guerra contra la guerra, hemos encontrado que este es inexistente y su generación podría constituir una minoría que podría generar las mismas condiciones por las cuales se haría la guerra contra la guerra debido a que en tanto que minoría, podría establecer un orden similar al que se ha pretendido deponer.
Teniendo presente lo antes indicado, ambos autores no pudieron dar consistencia al concepto de guerra contra la guerra por lo que éste desde el plano intuitivo se presenta como una reflexión acerca de las condiciones de posibilidad de ocurrencia de un evento de esa naturaleza.
Teniendo presente lo antes indicado, el concepto hardtnegriano de guerra contra la guerra, no es oscuro, ni ha tendido a desvanecerse desde su elaboración. Tampoco ha perdido los componentes que le han dado forma, pero requiere, para que obtenga consistencia, que sea sumergido en un medio caracterizado no por la relación Ser y Estado, sino en un medio que abarque todas las relaciones presentes en el mundo de hoy desde la perspectiva de los antagonismos existentes entre seres singulares, grupos y Estados, de modo que sea posible pensar un nuevo orden y no reproducir los mismos males que han aquejado a la humanidad desde los orígenes de los tiempos. La inmersión a la que se hace alusión obedece a que en la actualidad se está usando el lenguaje para imponer una realidad a pesar de que esta realidad nos está desbordando.

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[1] Concepto es una expresión que proviene del latín ‘conceptus’, ‘concipio’ que denotaba recibir, coger, absorber, contraer, concebir y expresar. En el Diccionario de Autoridades, entre otras acepciones denota “la idea o imagen que forma el entendimiento” a partir de un principio de proporcionalidad debido a que “en él fe atiende à la correfpondencia que hacen los extremos cognofcibles entre sí” y, también, “se suele tomar por el feto” desde la perspectiva de la concepción entendida esta como principio de formación. De acuerdo con la Real Academia Española denota, entre otras, idea que concibe o forma el entendimiento, pensamiento expresado con palabras, sentencia, agudeza dicho ingenioso y feto.
[2] Ver también: Bochenski (1985:64). Según este filósofo, la definición se deriva de la expresión hóroi que significa límite, por lo que definición en sí es una determinación o delimitación (Ibíd.:56).
[3] De igual forma agrega que el concepto (νόημα) es “uno, no sólo en lo concerniente a las ousias (οuσία), sino también a otras cosas” (Aristóteles, 143). Ver también: Bravo (2002:268).
[4] Ver también: Zagal (2002:53). Este autor agregó, siguiendo a Aristóteles, que una metáfora es la asignación “de un nombre poco usual o contrapuesto a lo común o desde el género a la especie o desde la especie al género, o desde una especie a otra especie, o por analogía” (Ibíd.:62). La analogía era entendida a partir de la igualdad de razones, específicamente es una transposición de nombres basada en una relación de relaciones (Ibíd.:65). Este aspecto es conveniente tenerlo en cuenta, en lo concerniente al concepto de semejanza que Foucault asoció a la episteme europea prevaleciente hasta el siglo XVII.
[5] A este punto es conveniente indicar que los estoicos siguieron las descripciones realizadas por Porfirio que permitieron “incorporar la lógica aristotélica al neoplatonismo especialmente la doctrina de las categorías del ser interpretada en los términos de las entidades”. La consecuencia de este hecho fue que los conceptos se comenzaron a subordinar partiendo de los más generales a los más simples dando inicio a lo que se conoció como nominalismo (Abbagnano, 1994:220 y 339).
[6] En su lógica trascendental, Kant expresó que pensar es el conocimiento por conceptos, pero los conceptos se refieren, como predicados de juicios posibles, a cualquier representación de un objeto todavía indeterminado (1781/1993:90). Por otra parte, el filósofo alemán agregó que la lógica trascendental encuentra ante sí el múltiple de la sensibilidad a priori, que la estética trascendental lo presenta para dar una materia a los conceptos puros del intelecto, por lo que esta multiplicidad debe ser penetrada, recogida y unificada para obtener un conocimiento mediante un acto que él denominó síntesis (Ibíd.:94).
[7] Ver al respecto: Kant, (1795/2000:235).
[8] También puede traducirse como “término”.
[9] “Hegel a défini puissamment le concept, parce qu’elles constituent le côté sous lequel le concept est créé par et dans la conscience, á travers la succession des esprits, tandis que les moments dressent l’autre côté suivant lequel le concept se pose lui-même et réunit les esprits dans l’absolu du Soi. Hegel montrait ainsi que le concept n’a rien á voir avec une idée générale ou abstraite, pas plus qu’avec une Sagesse incréée qui ne dépendrait pas de la philosophie même” (Hegel definió poderosamente el concepto por las figuras de su creación y los Momentos de su autoposición: las figuras se tornan en pertenencias del concepto, porque constituyen el lado sobre el cual el concepto es creado por y en la consciencia, por medio de una sucesión de espíritus, en cuanto los momentos erigen el otro lado, por el cual el concepto se pone a sí mismo y reúne los espíritus en lo absoluto de sí. Hegel mostraba así que el concepto nada tiene que ver con una idea general o abstracta, ni tampoco con una sabiduría no creada, que no dependería de la propia filosofía). Ver también: DyG (1991/2007:17).
[10] Peirce (1931/1994) estableció, gracias a lo que denominó abducción, las condiciones de posibilidad para generar hipótesis explicativa que permiten inventar una teoría que las explique, porque facilita la introducción de nuevas ideas en el proceso de adquisición de nuevos conocimientos (Ver también: Gil, 2014 y Espejo, 2008). Husserl, por su parte, expresó que  “se puede tomar la definición en el sentido de que no sólo un contenido parcial sea puesto en relación con un todo más amplio, sino en general un contenido con otro contenido, aunque los dos sean disyuntos” de igual forma, llama conceptos “a tanto los objetos universales como a las representaciones universales (significaciones universales) o más exactamente las representaciones directas de objetos universales” por lo que significación quiere decir también concepto  (I, 1901/2006:382). En relación con Heidegger, él expresó con respecto al Begriff des Logos que este “ist φωνή und zwar φωνή μετά φαντασίας” (1927/1967:33)  (“el λóγoς es φωνή y además φωνή μετά φαντασίας”) y agregó que su función “im schlichten Sehenlassen von etwas liegt, im Vernehmenlassen des Seienden, kann λóγos Vernunft bedeuten” (consiste en el simple permitir ver algo, en el permitir percibir los entes, puede el λóγoς significar también “percepción racional” y “razón”). De ahí que fenomenología puede formularse en griego como λéγeιν τά φαινόμενα” (1927/ 1993:43-44).
[11] Para Wittgenstein un concepto (Begriff) es a su vez un significado que forma parte de una familia de significados (familie von Bedeutungen) y una regla que expresa un límite no trazado que indica un juego de lenguaje (sprachspielen) (2004:69-75)
[12] “Vouloir la guerre contre les guerres à venir et passées, l’agonie contre toutes les cicatrices, ou nom du devenir et non pas de l’eternel: c’est en ce seus seulement que le concept rassemble” (1991/2007:151).