miércoles, 26 de abril de 2023

CREATIVIDAD, DISEÑO, INNOVACIÓN Y CIENCIA DE DIRECCIÓN

 



Ludwig VERA ROJAS

ORCID 0000-0001-7847-8934

ludwigvera@gmail.com

Venezuela

Edgar BLANCO CARRERO

ORCID 0000-0002-3927-8371

blanco.galeano@gmail.com

Venezuela

 

Resumen

A partir de la consideración de la polémica acerca de la existencia o no de un diseño inteligente del universo, se ha partido de la valoración del principio de creatividad de la filosofía procesual de Alfred N. Whitehead para valorar, a su vez, la facticidad de una ciencia de dirección que comprenda el diseño y la innovación como elementos constituyentes de este principio, de modo que sea posible la acción de forma armónica con la naturaleza entendida como una unidad que contiene el todo destacando las dificultades de actuar considerando esta naturaleza de forma bifurcada a partir de la asunción de estar ésta conformada por dos realidades distintas de difícil aprehensión a través del lenguaje. Para tal fin se examina la actualidad del concepto de creatividad whiteheadano; seguidamente se analiza el pensamiento de diseño desde una perspectiva filosófica, luego se analiza el diseño desde una perspectiva práctica para constatar los aspectos armónicos y desarmónicos desde una lectura procesual y, finalmente, se actualiza el principio de creatividad y pensamiento de diseño en la ciencia de dirección. En este derrotero se valora cómo se construye una nueva entidad en términos de red de relaciones y cómo la metáfora actúa como un mecanismo de aunamiento mediante la traslación y el rito.

Palabras Claves: creatividad, novedad, diseño, innovación, cibernética

Abstract

From the consideration of the controversy about the existence or not of an intelligent design of the universe, we has been based on the assessment of the principle of creativity of the process philosophy of Alfred N. Whitehead to assess, in turn, the facticity of a science of management that includes design and innovation as constituent elements of this principle, so that action is possible in harmony with nature understood as a unit that contains the whole, highlighting the difficulties of acting considering this nature in a bifurcated way starting from the assumption that it is made up of two different realities that are difficult to grasp through language. To the aim, the relevance of the Whiteheadan concept of creativity is examined; next, design thinking is analyzed from a philosophical perspective, next then design is analyzed from a practical perspective to verify the harmonic and disharmonious aspects from a procedural reading and, finally, the principle of creativity and design thinking in the management science is updated. This course values how a new entity is built in terms of a network of relationships and how the metaphor acts as a uniting mechanism through translation and ritual.

Keywords: creativity, novelty, design, innovation, cybernetics

1.        Introducción

En el ensayo Intuición y prospección: la realidad y su impacto en la toma de decisiones se considera el concepto de entidad actual whiteheadano como un modo de ubicarse en un punto intermedio entre el concepto de ‘modo’ de Benedicto de Spinoza y el estado de cosas actuales determinado por la física moderna según Timothy Eastman para dimensionar al hombre dentro de un contexto más general como lo es el universo en que vivimos con el fin de que fuese posible, observando cómo se comporta la realidad, establecer patrones que permitieran hacer prospecciones que, a su vez, permitiera a todos como personas funcionar en un mundo donde están acaeciendo aceleraciones y desaceleraciones que afectan las formas de vida y de relacionamiento[1].

Pero, a este punto se considera pertinente ahondar sobre la naturaleza ontológica del cambio siguiendo la misma línea discursiva sostenida en el ensayo anterior debido a que se cree que todo fluye, siguiendo el lenguaje de Heráclito, y esta fluencia casual mantiene un equilibrio armónico porque este fluir se produce en todas las escalas del universo de forma interrelacionada. Esta casualidad que se observa a nivel macroscópico le ha llevado a muchos autores a hablar de un diseño inteligente del universo desde una perspectiva determinista como Frank Wiczek, quien argumentó sobre la existencia de “un orden profundo de la belleza en la naturaleza”, es decir, “el universo encarna formas bellas, formas cuyos distintivos son la simetría –armonía, equilibrio, proporción ― y la economía”[2], que contrasta con el pensamiento de Leonard Susskind, quien ha argumentado que en un paisaje cósmico, no hay cabida a elementos extra científicos como los que utilizan todos aquellos que propugnan un ‘diseño (y diseñador) inteligente’ inclinándose por una visión evolucionista desde la misma casualidad que se ha estado mencionando (2006:25)[3].

Interesa examinar lo que representa el problema de las escalas en estas dos polémicas opiniones debido a que para Whitehead y sus seguidores el universo, como un nexus de prehensiones, todas las entidades actuales en todas las escalas están interrelacionadas y autocreándose. Si para Whitehead la creatividad es el principio de novedad último de su sistema metafísico cómo podemos entender el diseño y la innovación dentro de este sistema creativo teniendo presente que la física moderna está tendiendo a la asunción de la filosofía del proceso como fundamento metafísico (Clayton, 2003:25)[4]. Para Whitehead la creatividad es un acto puro no especificado ni limitado que está privado de carácter propio, pero que todo lo crea e inventa, incluso a Dios. El diseño, por su parte, como una concepción original de un objeto u obra es entendido a partir de la existencia de un sujeto creador dentro de un contexto determinado[5] y, la innovación, finalmente, se define como una forma de vinculación de capacidades productivas con un proceso de desarrollo que se puede entender desde una perspectiva adaptativa y funcional[6].

Se pueden considerar estas tres perspectivas sobre cómo se define el cambio o cómo se presenta todo aquello que deviene como tres formas en que se presenta la fluencia en el decir de Heráclito, pero interesa valorar si estas perspectivas se presentan procesualmente de forma armónica o no. Es decir, en la armonía se observa duración y, también, la intuición de manera más firme como la coherencia, la consistencia y la no-ambigüedad en el comportamiento de la realidad que pudiera facilitar el proceso de toma de decisiones de una manera que se le pueda asociar al conocimiento intuitivo de Dios o la naturaleza tal como nos la legó Benedicto de Spinoza[7] y en la desarmonía producida de forma fortuita o deliberada que implicaría reflexivamente la dirección estratégica en términos de adaptación y adecuación a una realidad determinada a partir de sobresaltos que producen una distorsión entre pensamiento y acción que impide, a su vez, dar cuenta de la misma en términos intuitivos. Desde esta perspectiva se puede entender la desarmonía como una forma de bifurcación que expresa una idea de orden o de caos en función del conocimiento que se posea de la realidad o del grado de referenciación que se tenga de la misma.

Por ello, para tal propósito valorativo entonces se va a examinar la actualidad del concepto de creatividad siguiendo la metafísica procesual de Alfred N. Whitehead; seguidamente se analiza el pensamiento de diseño desde una perspectiva filosófica, es decir, hermenéutica y sintética, seguidamente se analiza el diseño desde una perspectiva práctica para constatar los aspectos armónicos y desarmónicos desde una lectura procesual siguiendo el principio de creatividad whiteheadano y; finalmente, se actualiza el principio de creatividad y el pensamiento de diseño para dar respuesta a una ciencia de dirección en un mundo que se aproxima a una nueva fase histórica basada completamente en el conocimiento.

2.        La actualidad del principio creatividad de Alfred N. Whitehead

Para adentrarnos en el principio de creatividad de Whitehead es menester tener presente que etimológicamente esta es una palabra que proviene del latín ’creare’, es decir, engendrar. Creación, por su parte, es el acto de crear y/o de producir de nuevo una cosa, por lo que cuando se dice ‘creatividad’ se hace referencia a la cualidad de crear. Por ello, se examina, en primer lugar, en qué consiste la filosofía del proceso y, en segundo lugar, dentro de este marco procesual, se analiza el principio de creatividad en Whitehead y finalmente su actualidad.

Cuando se habla de filosofía o teología del proceso u ontología del avenir se hace referencia a un enfoque general y programático de procesos. Un proceso, en este contexto, puede ser entendido como el avance creador de estados de disyunción o de conjunción o puede ser también vista como una serie estructurada de eventos en los que el tiempo (o espacio-tiempo) juega un papel crucial en dicha estructuración (Clayton, 2003:05). Llanes, por su parte, lo definió como el resumen de “la idea de acción, de llegar y dejar de ser, devenir y perdurar siendo elementalmente lo mismo mientras se deviene” (2020:41). Nosotros vamos a entender como proceso la estructura del cambio. Teniendo esto presente, Rescher (1996) observó en la filosofía del proceso o del organismo dos tendencias principales:

·  Una teleológica (teológica) que ve la procesualidad de la naturaleza como un asunto de orientación teleológica hacia un destino positivo.

·  Otra naturalista (laicista) que ve la procesualidad de la naturaleza como una cuestión de dinamismo interno sin ninguna dirección o al menos sin ninguna dirección hacia un destino especificable.

Ambas coinciden en otorgar un papel central a la dinámica inherente en la naturaleza. Pero la corriente naturalista observa esta dinámica en términos de aleatoriedad alejándola de forma arbitraria de las formulaciones existentes de un pasado establecido, mientras que la corriente teleológica o teológica observa esta dinamicidad en términos de la existencia de un propósito dirigido por una entidad preestablecida con algún valor atribuido. Nosotros, desde una lectura spinoziana, observamos ambas tendencias como una sola bajo la premisa de que Dios, naturaleza y sustancia son sinónimas debido a que, como veremos, la influencia de Spinoza es muy notoria en el pensamiento de Whitehead y la lectura desde el pensamiento spinoziano nos da más consistencia a nuestra argumentación.

Whitehead, dentro de esta perspectiva procesual, es un tipo particular de atomista que toma la ocasión actual individual no sólo como el fundamento básico de su metafísica que se focaliza en los procesos analíticos considerados desde la perspectiva de la física, sino también que observa esta ocasión actual como un proceso de devenir. Así como se introdujo el concepto de proceso, la palabra ‘relación’ va a ser un aspecto sobre el cual se volverá más adelante. Aquí solo se indica para enmarcar nuestra la línea discursiva que las sociedades, es decir, el conjunto de ocasiones que se mantienen en una relación determinante entre sí a lo largo del tiempo, son redes de ocasiones individuales que tienen una realidad suya y respectiva. Desde esta perspectiva, el nivel más básico de la realidad consiste en un flujo de ocasiones reales y actuales o eventos individuales de devenir. Ello nos permite afirmar que la unidad básica de la realidad, como ya se expresó, es un evento: un suceso o suceso que acaece en términos efectivos o en términos potenciales (entidades actuales) dentro de un contexto dado, constituyendo el universo un avance creativo constante hacia la novedad donde todas las decisiones y puntos de vistas cuentan[8]. Por ello, la ocasión, en este contexto es una forma de entender en Whitehead lo que es existencia debido a que expresa también duración (Cobb, 2015:15). Es en este marco de novedad donde se ubica el principio de creatividad.

La creatividad, según Whitehead, como principio último que crea e impulsa el mundo introduce novedad en el contenido de los muchos, que son, en sí, el universo observado como una multiplicidad en proceso autocreativo (1929:21). Es lo que Spinoza denominó naturaleza naturante y naturaleza naturada[9], o sea, una naturaleza (o sea Dios) en proceso autocreativo que expresa su esencia eterna e infinita, en tanto que causa libre y todo lo que se sigue de esa naturaleza naturante puesto que cada atributo y modo, o sea naturaleza naturada, en tanto que son cosas que son en Dios buscan mejorar su estructura de relaciones a través de sus propios esfuerzos que hacen que el todo se exprese en cada una de sus partes como causa inmanente[10]. Aquí ya se comienza a observar, desde esta lectura, las ideas de intuición (armonía) y reflexividad o analiticidad (desarmonía) a la cual se hizo mención en la introducción.

La creatividad se fundamenta ontológicamente en las entidades actuales que ella misma crea haciendo desde el seno de cada actualidad que ellas representan que todos sus componentes constitutivos concrescan[11] dinámica y afectivamente para la producción de una entidad nueva en condiciones cada vez más complejas[12]. ‘Actualidad’, en este sentido, consiste, desde una lectura zubiriana, “en que lo real, por ser real, es ‘actual’, es un estar presentándose en cuanto estar”[13]. Así pues, cada entidad actual, como expresión de lo real, es la resultante del aunamiento de una multiplicidad de elementos (datos) físicos y mentales que inician, conducidos por su esfuerzo en perseverar en su propia existencia, una conjunción (togetherness) fecunda que se puede denominar, en una primera instancia, ‘diseño’ por la diversidad de formas en que se puede presentar el aunamiento. Una entidad actual, en este contexto, abarca un átomo, una planta, un ser vivo, hasta el universo que imprime la forma de su existencia que se ha vislumbrado (envisage) o se ha establecido como una forma de auto-diseñado desde el inicio de su conformación[14].

En este proceso interno, en primer lugar, los datos se van adecuando y adaptando mediante la prehensión[15] de ocasiones actuales de su propio pasado, logrando, por una parte, duración, innovación y, consecuentemente, novedad y, por la otra, indicando concrescencia; en segundo lugar, se integran en “la nueva entidad de los potenciales puros u objetos eternos en el sentido de no-temporales, que son categorías de la existencia” (Llanes, Op. Cit.:45); y, en tercer lugar, logran su cumplimiento final o "satisfacción" (satisfaction) en la cual la entidad actual queda completada o concretada. La "satisfacción" expresa, en sí, que una entidad actual está lo suficientemente desarrollada para responder a las exigencias particulares del momento en el tiempo que dure su existencia o se produzca la disyunción. Lo suficientemente completada para ser actual, espacio-temporalmente, un devenir determinado, un objeto eterno nuevo en términos de ideas o conceptos potenciales que se propuso concretar y permiten entender y reproducir cómo una entidad actual dura, es decir, cómo se autodiseña en procesos sucesivos de autoajuste y cómo innova para adecuarse en una estructura de relaciones. Esto nos lleva a analizar más profundamente el concepto de creatividad.

En la filosofía del proceso o del organismo cada ser, entendido individualmente (entidad actual) existe por su propia virtud, es autocreador, causa de sí mismo. Por lo que es a través de una lectura multicéntrica del universo, que el pensamiento de Whitehead vuelve a ser actual. Esto se puede observar por dos vías. Por una parte, la actualidad plena de lo múltiple en un movimiento infinito en todo el universo que se observa en los esfuerzos de la humanidad en temas como el multiculturalismo, etc. y, por la otra, el principio de creatividad “como actividad genérica por cuya eficacia toda entidad actual es activa” (Oroz, 1995) que asegura que el mundo en sí esté en un eterno fluir gracias a la novedad y el cambio.

En esta situación de existencia condicionada del principio de creatividad se entiende que haya sido observada por Whitehead como “la categoría de lo último” o Ur-categoría, en el sentido de que expresa, por una parte, un significado de Dios, de los objetos eternos y del mundo, tal como la señala Weber (2007:189), que permite expresar la condición de posibilidad de existencia de una armonía tal como Heráclito la concibió a través del ejemplo del arco y la lira, es decir, por la armonía que se produce por la tensión en ambas que como veremos en el parágrafo tres y cuatro puede dar la idea de conflicto y, por la otra, “el carácter metafísico universal de todas las entidades que ella misma produce” resultando imprescindible para explicar el universo como un todo orgánico que se crea y funda a sí mismo en diferentes niveles (Oroz, Op. Cit.). Como se puede observar aquí, en Whitehead hay una estrecha relación de lo ‘uno’ y lo ‘múltiple’ que facilita una lectura teológica del proceso y permite entender esta armonía como un fluir cuyo movimiento se produce por la creatividad.

Desde este enfoque discursivo se advierte entonces la existencia de un orden del universo basado en la creación o autocreación que se caracteriza por su asombrosa armonía que, como se dijo, le permitió a Frank Wiczek argumentar la existencia de un diseño inteligente del universo, pero como se ha analizado, desde la lectura whiteheadana, este orden es contingente y de difícil aprehensión en términos de la infinitud de las entidades que lo conforman. Así que, desde la creatividad o autocreatividad, hay auto-diseño o producción de sí de forma individual y producción o autoproducción del mundo gracias a la concepción de objetos eternos que coadyuvan a la duración y a la creación de tejidos, redes de relación o estructuras de cooperación a través de un círculo que comprende la creación y recreación generando novedad. De ahí que Oroz expresara que:

Precisamente la creatividad viene a ser el dinamismo creador último que esclarece el misterio más recóndito. Es ella quien impulsa las formas y estructuras que se hacen reales en el mundo. Suscita y crea las entidades actuales... Las entidades actuales necesitan de ella para ser dotadas de ímpetu creador; pero la creatividad necesita también de las entidades actuales para sustentarse y actuar (Ibid.).

Esto lleva de nuevo a la consideración de la creatividad desde una perspectiva teológica o teleológica. Para Whitehead, como se ha indicado, las realidades primeras están constituidas por las entidades actuales. Las entidades actuales tienen su inspiración en el concepto de modo spinoziano, es decir, Dios o la naturaleza está constituida por infinitos modos (seres vivos y no vivos) e infinitos atributos de los que sólo conocemos el pensamiento y la extensión[16]. Así pues, al ser Dios un acto puro no-temporal y primordial accidente de la creatividad y, por tanto, autolimitado que se expresa en infinitos modos Whitehead estableció que este acto, naturaleza o Dios, fuese sustituido por la creatividad, individualizada como causa inmanente en las entidades actuales que se producen y reproducen de forma múltiple y compleja[17]. La creatividad al ser, entonces, la causa inmanente de todas las cosas trasciende cada hecho individual convirtiéndose así en el “lazo de conexión del universo y apremio de perpetuo proceso de creaciones” (Ibid.). Ahora bien, cómo opera desde el concepto de objetos eternos.

Para Whitehead los objetos eternos (Forms of Definiteness) son ideas y conceptos potenciales puros que sirven para la determinación o contribución en una decisión específica, concreta, de los hechos, de lo real que permiten, a su vez, la definibilidad de cualquier entidad actual (1929:32-34). En esta definibilidad juega un papel clave el lenguaje como medio para la interrelación o mejor dicho prehensión o agenciamiento. Sobre estos objetos eternos las entidades actuales se sustentan y concrecen en términos de conjunción de datos físicos y formales[18].

Estos objetos eternos no constituyen un mundo propio separado, es decir, no son producto de una bifurcación o desarmonía de la naturaleza en dos realidades distintas o separadas donde una es aprehendida en la acción de la mente y otra producida por las entidades físicas causadoras de la aprehensión haciéndolas incongruentes e inconciliables[19], sino más bien, como producto de su carácter indeterminado pueden generar dos formas de idealidad que pueden conducir a la armonía o a la desarmonía como ya se ha estado argumentando. Si se parte de la idea spinoziana de que el orden y conexión de las ideas es el mismo orden y conexión de las cosas se puede decir que pensamiento y extensión son atributos de la sustancia que es Dios, por lo tanto, no es que están intrínsicamente implicados los objetos eternos y las entidades actuales como realidades ideales y físicas separadas sino, se insiste, más bien constituyen expresión de una misma naturaleza o sustancia.

Teniendo lo antes expresado presente se agrega, además, que la creatividad actúa como un impulsor que aúna la multiplicidad de datos de modo que se constituya en un ‘uno’ dando así lugar a una entidad actual nueva y, consecuentemente, a una red de relaciones. Así pues, del principio de creatividad whiteheadano que impulsa el mundo hacia nuevas realidades, la naturaleza es entendida como un tapiz sin costuras que está lleno de acontecimientos que fluyen como olas de un valor sin precedentes hacia nuevas realidades (Weber, Op. Cit.:29). Actuar, en este contexto, denota, en primer lugar, el carácter de ‘acto’ puro, pleno y posible de la creatividad y, en segundo lugar, en una lectura zubiriana, la actualidad es justamente la entidad actual por ser esta real y estar presentándose en cuanto estar. Las costuras, en este sentido, constituyen los esfuerzos por imponer una realidad determinada a partir de una concepción basada en una naturaleza bifurcada que genera desarmonía.

Si bien Whitehead se inclinó por una visión múltiple y multicéntrica del universo que da una idea de a-jerarquía, a-centralidad y se puede incluir también a-significancia siguiendo el concepto de rizoma de Deleuze y Guattari (2008)[20], la importancia y actualidad del principio de creatividad, se enfatiza, radica en que, para ‘nosotros’, las nociones de ‘uno’ y ‘muchos’ juntos con esta categoría de lo último permiten observar el cambio de una forma armónica y natural que se expresa en duración. La desarmonía indica también una idea de cambio caracterizada por la cortedad de la duración de las entidades que conforman el universo como un todo que proviene de una concepción basada en la existencia de una naturaleza bifurcada.

Esta armonía se expresa en que, una vez ya completada una entidad actual se prehende con otras entidades también completadas iniciando con ello una nueva conjunción (togetherness) que, a su vez, se extiende en una escala infinita generando nexus de prehensiones y el nexus de prehensiones que en sí constituye el mundo, pero aclarando que la conjunción de la naturaleza nunca es completa, es decir, hay una recreación creativa interminable del mundo. En el lenguaje whiteheadano “Los muchos se hacen uno y se aumentan por uno” (Whitehead, 1929:32), por lo que el movimiento rítmico de creación y recreación procesualmente sigue de forma ininterrumpida un movimiento sin fin.

La creatividad, como se puede observar, no parte de la existencia de un universo disyuntivo, una naturaleza bifurcada, al contrario, al ser la fuerza de conjunción que impide a las cosas ser definitivamente, impulsa la novedad en todo momento y de forma infinita en un infinito llegar a ser (Oroz, Op. Cit:14 y Weber, Op. Cit.:25). Esta disyunción, vista como una bifurcación de la naturaleza, no se observa solo como una bifurcación de la realidad en dos segmentos de naturaleza distinta que genera desarmonía, sino también como una sola realidad a la cual sólo se puede acceder de forma intuitiva en el sentido spinoziano del término como ya se ha indicado. El conocimiento de Dios o la naturaleza como una totalidad, siguiendo el pensamiento spinoziano, sólo es posible bajo la consideración de una idea del bien que va más allá de la bifurcación antes mencionada y apunta a la captación de la idea de lo ‘uno’ siempre de manera aproximada debido al infinito fluir de la novedad. Esto es lo que constituye en Spinoza el tercer nivel de conocimientos. Así pues, se tienen dos concepciones del conocimiento: una bifurcada y desarmónica y otra concebida a partir de la totalidad que busca encontrar, comprender y actuar a partir de la armonía en una forma intuitiva dada a partir de la coherencia y la consistencia.

En una lectura whiteheadana, el conocimiento se entiende entonces como la discriminación consciente de objetos experimentados que, según Weber, son entretejidos parcialmente en un tren de pensamiento de lo que se capta intuitivamente por destellos (Op. Cit.:05). Desde una perspectiva intuitiva se afirma que si para Whitehead esta es entendida como un número definido de actos de experiencia obtenidos sólo mediante destellos donde cada uno de estos está enfocado en un nivel (amplitud) particular de duración sólo alcanzable a través de un conocimiento intensivo y preliminar, entonces esta intuición, luego de un proceso parcial de entretejimiento de captaciones de destellos de apreciable intensidad, explica porque se le ubica en un tercer nivel de conocimientos a la manera de Spinoza. De ahí la importancia que se da a las historias coherentes y consistentes y la no-ambigüedad considerando la existencia de una realidad donde orden y caos están unidos por un hilo orgánico que une la mente con la realidad (Vera y Blanco, Op. Cit.:86).

A este punto se puede observar que, a pesar del análisis sistemático realizado del principio de creatividad, el hecho de que sea el universal de todo los universales, la categoría de lo último, como se ha indicado, hace que su posibilidad de descripción precisa sea limitada debido a que su definición afectaría su generalidad.

Desde esta perspectiva se tienen entonces dos concepciones del conocimiento y, por consiguiente, de la creatividad: una que parte de la concepción basada en la bifurcación de la naturaleza y otra que parte de la consideración de la unidad de la misma a partir de la existencia de una causa inmanente que se expresa en infinitos modos e infinitos atributos al cual se llega por intuición y deducción. Es en esta segunda acepción que se observa finalmente la actualidad del concepto de creatividad whiteheadano entendido desde una lectura spinoziana bajo el enfoque hermenéutico del concepto de naturaleza que se ha usado[21]. Si se considera el diseño desde la perspectiva de la creación se puede decir entonces que él se expresa en estos dos fundamentos de la creatividad. Por ello se analiza, a continuación, el diseño desde una perspectiva filosófica.

3.        El pensamiento de diseño: una perspectiva filosófica

El pensamiento de diseño se ha hecho una disciplina de estudio en los últimos tiempos en tanto y en cuanto expresa creatividad e innovación. Tal ha sido su desarrollo que ha sido objeto de estudios filosóficos tanto desde la perspectiva hermenéutica como sintética. Por tal motivo si se considera que la hermenéutica es entendida como una forma de pensamiento procesual y por ende cercana al pensamiento whiteheadano y que la síntesis, según Kolko, es entendida como el proceso de construir significados (2011:3-4)[22], se va a determinar el alcance de esta cercanía para contextualizar los elementos armónicos y desarmónicos que pueden ayudar en el proceso de toma de decisiones en una ciencia de dirección desde una perspectiva armónica.

Desde un ángulo hermenéutico el diseño puede ser observado a partir de dos estructuras de relaciones: ser-lenguaje-mundo y ser humano-lenguaje-objeto, por lo que el lenguaje es el aspecto clave en tanto que estructura de prehensión o agenciamiento de enunciación. Etimológicamente, la palabra ‘diseñar’ proviene del latín ‘designare’, que denota ‘marcar’ y ‘señalar para un determinado fin’. Ambas significaciones se pueden interpretar en el plano social o relacional como “una actividad vinculada significativamente a un modo de vida cultural, una experiencia o una historia particular dentro de algún contexto determinado” (Arbeláez, 2019: p.78). Aquí se pueden destacar dos cosas: en primer lugar, esta actividad en la actualidad se observa, a su vez, desde dos ángulos de análisis: el procesual espontáneo (intuitivo) que se asocia con la armonía de la naturaleza y el procesual reflexivo que parte de la desarmonía y la bifurcación de la naturaleza y, en segundo lugar, la contextualidad que remite a la propuesta ontológica de Eastman en el sentido de considerar desde una lectura whiteheadana la procesualidad no sólo en función de la binariedad (entrada y salida) sino más bien de una trinidad que incluye también el contexto en que las entradas y salidas se producen y la red de relaciones en que se encuentran inmersos (2020: p. 238).

En ambos casos se desemboca en una praxis dada a través de un círculo de comprensión que se mueve entre lo “estético” y lo “lógico” cruzados, a su vez, por un “flujo lingüístico” y contextual que, según Arbeláez, incluye la metáfora como un elemento substancial, como se verá más adelante, para la creación y nos lleva a una filosofía del lenguaje entendida, en este caso, “como una filosofía de la cultura o de las formas” que permite, por una parte, considerar la conciencia como un proceso relacional de las cosas reales que posibilita, a su vez, entender cada giro objetual en el proceso de diseño desde una perspectiva hermenéutica (Ibid.:83-86)[23] y, por la otra, permite comprender cómo se produce el proceso de interrelación para la conformación de una nueva entidad. La experiencia sensible de la racionalidad que se deriva a través del lenguaje se le ubica en el plano afectivo en el sentido whiteheadano que ya ha sido indicado.

El enfoque hermenéutico es observable en el cambio del diseño y de lo diseñado a través del advenimiento de nuevas figuras que expresan metafóricamente, a su vez, lo que fueron y lo que significaron desde una perspectiva histórica (Ibid.:99-100). La metáfora, en este contexto, es lo que permite la fusión de horizontes y la conformación de una red de relaciones que se ha enmarcado como nexus de prehensiones dentro de un contexto de creatividad. El lenguaje como medio de traslación es también un acto de creación que facilita la prehensión, la relación y la constitución de entidades actuales en concrescencia facilitando a su vez la relación en forma cada vez más compleja. Desde esta perspectiva el diseño es expresión de la existencia de un lenguaje adecuado puesto que posibilita la prehensión o agenciamiento e interrelación en virtud de que la creación y recreación, en términos exegéticos, permiten entretejer los objetos experimentados captados mediante destellos que, como dijimos, crean las condiciones de posibilidad de conocer en la medida en que el circulo de comprensión, giro hermenéutico, da una coherencia y una consistencia que se expresa en duración.

Así pues, de forma armónica se hacen sinónimas las palabras creación y diseño, en la medida en que se considere el todo, el universo de las entidades actuales y un mundo comprendido a partir de la existencia de prehensiones o agenciamientos de deseo y de enunciación. Desde este ángulo de análisis sí se puede hablar también, en primer lugar, de entidades actuales como diseñadores y nexus de prehensiones como nexus de diseñadores en equilibrio armónico con la naturaleza y, en segundo lugar, de una historia efectual basada en el principio de creatividad whiteheadano visto desde la lógica del diseño y de una fusión de horizontes basada en la armonía de la naturaleza y la red de relaciones de cosas reales.

Por otra parte, desde la perspectiva del proceso de construcción de significados es a partir de la reflexión realizada por Kolko (Op. Cit), que muchos investigadores en otras disciplinas han estado estudiando en el mundo de hoy. En este punto debemos hacer una aclaratoria. La red de relaciones de cosas reales o nexus de prehensiones en sí no tiene significado, es a-significante, ahora, el modo en que se produce la relación, es decir, el modo en que un ente es afectado sí, por ello cuando Kolko habla de construcción de significados está refiriéndose a la naturaleza interna de la relación, o sea, a la prehensión o agenciamiento como se analizará en el parágrafo cuarto. Dentro de este marco resulta interesante tener presente que Simon, referido por Kolko (Ibidem: p. 4), estuvo al inicio de su carrera tratando de descubrir cómo la gente decide y luego se inclinó hacia la comprensión de cómo las personas resuelven problemas, porque la resolución de problemas es, en última instancia, no solo un proceso de toma de decisiones, sino también un proceso de diseño (de creación).

Simon definió criterios para establecer cuando un problema es “bien estructurado”[24] y, por defecto, cuando un problema es “mal estructurado” y en este último tipo de problema es que -por lo general- se ubican los diseñadores de productos, servicios y software. En este sentido Kolko expresó que no se le puede pedir a una computadora, por volver al ejemplo expuesto, por lo que se observa aquí el principio de creatividad y, consecuentemente, el diseño como un acto natural basado en un criterio que integra lo ‘uno’ y lo ‘múltiple’ de forma armónica y no a partir de una naturaleza bifurcada como ya hemos hecho mención. La novedad en este caso visto desde la bifurcación puede generar el fin de una relación que en términos whiteheadano se corresponde con una disyunción.

Gladwell (2007, referido por Kolko, ibidem), plantea que a menudo se toman decisiones en un "parpadeo" o un destello, como ya se ha indicado, y en ello la intuición actúa a partir de una corazonada o percepción instantánea que se tenga siempre y cuando esta se exprese a partir de la coherencia, la consistencia y la no-ambigüedad para determinar lo más exhaustivamente posible el comportamiento de la realidad (el problema en un mundo de realidades) y tomar la decisión en un mundo de posibles soluciones, lo cual se esquematizó en “El camino rizomático hacia la realidad deseada”[25]. Para ello se utiliza el conocimiento tácito y este no es más que el conocimiento acumulado a lo largo del tiempo sobre el problema a través de la experiencia, es decir, es el conocimiento producido en base a destellos entretejidos expresados en una red. La metáfora, en este sentido, es el medio que permite la traslación que hace este conocimiento explicito y da consistencia y coherencia al tejido de relaciones en el proceso de toma de decisiones.

Por otra parte, Klein, Moon y Hoffman (2006, referidos por Kolko, ibidem), definen “creación de sentido”[26], como un esfuerzo continuo y motivado para comprender las conexiones que pueden existir entre personas, lugares y eventos que se entiende desde una perspectiva contextual, con el fin de anticipar su desenlace y actuar con eficacia. Pero, esta construcción del sentido se basará en el ‘marco de referencia’[27] que como perspectiva describe y percibe una situación determinada a través de un círculo de comprensión ya que los marcos de referencia definen lo que cuenta como datos y dan forma a estos datos que en términos relacionales expresan la existencia de una entidad actual físicamente o un objeto eterno en un movimiento continuo determinado por la fluencia de la realidad[28]. De allí que Kolko, expresara que “a frame is, simplistically, a point of view[29]. A partir de esta afirmación se puede inferir que el ser humano usa su punto de vista (frame), para darle ‘sentido a las situaciones’[30] y, además, el sentido o significado que se le da a una situación dada (realidad), está moldeado por el cúmulo de experiencias de cada quien (o mundo de vida) y, a su vez, el punto de vista (frame) continuará dando forma a acciones y comportamientos posteriores tanto de manera individual de una entidad actual (concrescente) como en un nexus de prehensiones, de acuerdo con la línea discursiva en desarrollo. El punto de vista, en este contexto, es el punto de inicio del proceso de constitución de una red de relaciones más compleja desde un enfoque procesual.

Kolko expresó entonces que:

In design, framing can be thought of as the designer’s perspective when approaching the problem (both conceptually and pragmatically). The frame itself applies a set of exteriors, subjective constrains to the design problem; it is built on the types of experiences referenced during sensemaking[31].

En sentido práctico, lo antes expuesto lleva a considerar que, en el ámbito de la ciencia de dirección, es decir, de la toma de decisiones a partir de varias posibilidades o soluciones para crear y concretar una realidad deseada, cada uno -como diseñador- tendrá una aproximación siguiendo un camino rizomático dado por su punto de vista que puede posibilitar la estructuración de una red de relaciones. Ello implica que, por ejemplo, algunos ante una misma situación, se aproximen afectivamente con criterios de ‘utilidad’, ‘facilidad de uso’ o de ‘empoderamiento de la gente’, ‘equidad’, ‘asunto agradable y emocionalmente satisfactorio’, ‘capacidad o niveles de control’, ‘políticas de Estado’, ‘lineamientos organizacionales’, ‘cooperación’ entre muchas otras perspectivas o puntos de vista.

Al seguir la línea discursiva de Kolko (Ibidem, pp. 43-51), además de lo anterior, del punto de vista desde el cual se aborda una situación, también entran en juego las restricciones, entendidas estas como descriptores que deben cumplir la solución por necesidades presentadas en diferentes niveles de relación, y que impone fronteras de tiempo, espacio y lugar, etc. Sin embargo, también existen restricciones impuestas por el mismo diseñador. En el caso de generar soluciones para ‘otros’, hay restricciones que de manera selectiva pueden ser ignoradas toda vez que el resultado (solución) sea exitoso, en términos de duración, y resulta obvio que no se puede garantizar el éxito de una solución si no se intenta, se prueba, se pone en práctica en un proceso continuo de ajuste y control. A este punto, resulta necesario desarrollar la habilidad para trasladarla a ‘otras’ entidades porque algunas restricciones no son apropiadas en un esfuerzo por traer la ‘idea de diseño’ (solución) a la realidad generando concrescencia.

Las restricciones en sí mismas expresan la naturaleza de la relación. Ya se ha indicado que el ‘sentimiento’ (feeling), en términos whiteheadanos, es una relación vectorial que puede asegurar tanto la interdependencia como su atomicidad y se agrega también que puede restringir o refrenar un proceso, es decir, el estado de una entidad actual. En esta relación una restricción expresa la diferencia que puede existir entre entidades que conforman un nexus y la naturaleza y alcance de la co-operación. Por ello, el lenguaje, y específicamente la capacidad de trasladar mediante metáforas resulta, fundamental en tanto y en cuanto coadyuvan a que una relación dure.

De las dos perspectivas antes examinadas en este parágrafo queda que la ‘metáfora’ como traslación de una forma de sentido a otra y el ‘significado’ observado aquí como sentido y referencia de lo captado de una realidad experimentada y verificada (o falsada) bajo una nueva significación en términos de función, uso y duración expresan el modo en que se manifiesta la creatividad entendida como un proceso de estructuración de entidades con mayor grado de complejidad. Así pues, se tiene que para explorar ‘ideas divergentes’ hay que mover temporalmente las restricciones y expandir innovativamente las fronteras de lo que se considera como apropiada solución o adecuada decisión en un proceso de diseño (ibidem, p. 47). Esta última afirmación conduce a la frontera de la praxis.

4.        El pensamiento de diseño: una perspectiva práctica.

Aristóteles expresó que la práctica (‘praxis’) es expresión de ser-en-acto de una comunidad política y consideró que la ‘prudencia’ (‘phrónesis’) es el medio a través del cual es posible entender la idea de orden y estabilidad de ser que busca preservarse de la mejor manera posible. En este sentido, la prudencia puede ser entendida como un modo de ser racional que permite, por una parte, funcionar en todos los quehaceres en el mundo y, por la otra, reflexionar y relacionarse efectivamente en todo momento y en todo lugar. Desde esta perspectiva nexus y prudencia coinciden en cuanto a disposición en la medida en que dure una relación. Este modo de ser dentro de un contexto de fluencia que requiere un proceso de adaptación y adecuación constante enmarca la ‘originalidad’, la ‘innovación’ y el ‘diseño inteligente’, tres aspectos que permiten entender la praxis siguiendo el principio de creatividad y novedad que hemos desarrollado. Las tres se examinan a continuación para valorar la cercanía o lejanía entre la filosofía y la praxis del principio de creatividad y del diseño en términos de armonía y desarmonía.

La originalidad expresa el carácter de la novedad sirviendo de modelo para su reproducción. Martin (2009, pp. 158-169), planteó en este sentido práctico que algunos contextos no se benefician de la repetición, la estructuración y la planificación que son distintivos de la maestría en el hacer y que para contextos distintos a los normalmente manejados se requiere crear nuevos enfoques o soluciones, es decir, se requiere originalidad. En este sentido, el citado autor (ibidem, p. 166), planteó que la originalidad exige la voluntad de experimentar; que una situación novedosa demanda de espontaneidad como respuesta; que a medida que la información llega es necesaria la flexibilidad para cambiar cursos de acción determinados; y que a medida que las oportunidades se presentan, incluso si son inesperadas, hay que tener capacidad de respuesta. La originalidad, consecuentemente, es una de las formas en que se presenta la creatividad favoreciendo la duración de una entidad y su concrescencia. Martin insistió, en este sentido, en que el dominio[32] sin originalidad se convierte en una repetición mecánica o habitual que se asocia con la visión bifurcada de la naturaleza que se quiere evitar[33]. En este sentido el autor desarrolló el siguiente esquema con el que describe al sistema de conocimiento de los pensadores de diseño:



Cuadro de texto: Ilustración 1 Gráfico tomado de Martin (2009: p.167. Figura  7-3)

Las líneas que indican ‘información’ y ‘guía’ expresan la estructura de adaptabilidad que promueve la originalidad. Como la originalidad es una cualidad de lo nuevo se puede ahora hablar de innovación.

La innovación está relacionada con el proceso de realización de cambios materiales y espirituales en entidades relativamente estables. También puede ser entendida como la praxis del principio de creatividad en tanto y en cuanto es efecto de un proceso de adecuación y de adaptación cuya naturaleza expresa elasticidad desde una perspectiva prudencial. La palabra ‘innovar’ está relacionada, desde esta perspectiva, con la palabra ‘inventar’. La primera tiene su origen en la palabra latina ‘innovare’ y significa “mudar o alterar algo, introduciendo novedades” y, la segunda palabra "invención" viene del latín ‘inventio’ y significa "hallar o descubrir algo nuevo o no conocido".

La relación de estas dos palabras que en sí expresan la complejidad que en ellas está subyacente obedece a un esfuerzo para desarrollar una filosofía de la innovación a partir de la reinterpretación de la concepción leibniziana del Ars Inveniendi en lo concerniente a dos aspectos a tener en consideración: la producción de nuevos conceptos en un proceso analítico que permite la elaboración de nuevas definiciones y un proceso sintético que posibilita justificar “combinatoria y deductivamente lo ya conocido… o suministrar nuevos teoremas, nuevos hechos o nuevos artefactos”[34]. Esta propuesta leibniziana ha sido usada para dar sustento a la innovación desde una perspectiva axiológica y procesual en los diferentes campos del quehacer humano[35]. En el centro de esta filosofía de innovación se encuentra la individualidad entendida como autenticidad[36]. Según Carol Steiner el término autenticidad se refiere aquí tanto a un enfoque no convencional del mundo como a una apertura a puntos de vista alternativos a partir de la consideración de ser en un mundo complejo, haber sido arrojado al mundo y por tanto originalmente no comprometido con ningún paradigma y, finalmente, estar en su naturaleza el ser cooperativo. La individualidad es fundamental según esta autora debido a que permite funcionar fuera de formas de pensar basadas en estructuras convencionales o científicas que, como se ha visto, parten de la consideración de una naturaleza bifurcada donde se examinan las cosas de forma aislada de sus vínculos naturales o de la red de relaciones de la que forma parte. La innovación, en este sentido, es el motor de la originalidad y es expresión del principio de creatividad. Con ello, podemos analizar ahora la visión de sistema y diseño, más allá de procesos y pensamiento.

Según Flaviano Celaschi et alii (2016), el diseño como un acto de pura creatividad está relacionado con la producción de valor a fin de generar satisfacción. Esta producción de valor implica en el estado de cosas del universo que producción y diseño tienden a ser sinónimas en tanto y en cuanto es una expresión del esfuerzo por perseverar en la propia existencia. Ahora bien, este esfuerzo enmarcado en un nexus, un tejido creativo armónico del uno y el todo que los autores mencionados denominan ecosistemas creativos se contrapone a una visión que evidencia la ocurrencia de una bifurcación en la medida en que reconocen la existencia de dos realidades donde una se opone o se impone a la otra generando inseguridad. Por ello estiman en una lectura coincidente al universo creativo whiteheadano que deberían

considerar los ecosistemas de la creación como un todo. Como otros tipos de ecosistemas culturales. Los ecosistemas creativos albergan innumerables, diversas y articuladas conexiones que incuban procesos creativos dirigido a interpretar, criticar, repensar y transformar el mundo, incluidos los procesos de diseño (2016 p. 28).

Esta visión practica del diseño entendida como ecosistema creativo orbita en torno a la práctica de las relaciones creativas que incluyen la originalidad y la innovación que hemos examinado contribuyendo así a evitar la inestabilidad. De ahí que los autores le han dado importancia a lo que se puede entender como una ‘filosofía del diseño’ e incluso ‘filosofía de la innovación’, debido a que el proceso de diseño se traduce epistémicamente en métodos para la creación, la práctica y la evolución de las estrategias que organizan los distintos entes en un proceso de diseño desde la perspectiva del ‘uno’ y el ‘todo’, permitiendo así la consideración de lo regular y lo evidente, lo posible e incluso la desviación y lo impredecible, la casualidad y el error desde un enfoque especulativo y prospectivo debido a la intraducibilidad del proceso creativo en su relación con una realidad que se caracteriza por su dinamicidad.

Por otra parte, los autores se focalizaron en el concepto de ‘relación’ desde una perspectiva procesual y la entendieron como una forma de mediación que cada vez más se ha constituido en el centro de atención desde una perspectiva exegética debido, según la línea discursiva que se ha seguido en este ensayo, a que desde ella una estructura a-jerárquica, a-centrada y a-significante como lo es un ecosistema creativo puede dejar de serlo promoviéndose así una forma de bifurcación y por consiguiente dos realidades incompatibles con la naturaleza vista como una unidad. A pesar de esta dificultad práctica, el diseño observado por los citados autores como motor de la innovación y el cambio debe expresar una actitud estratégica y anticipatoria que representa una manera de afrontar el futuro.

La intraducibilidad del lenguaje conduce al tema de la metáfora como vehículo para hacer viable la originalidad, la innovación, el diseño y el nexus de diseños. Para estos autores el diseño estratégico es una especie de apertura hacia el futuro, como condición de subjetividad, que está relacionada con la necesidad de hacer ajustes que permitan a una estructura de relaciones mantenerse en el tiempo en un contexto de ‘creatividad’. Así pues, una entidad actual es original desde su creación y es innovadora a partir de su propio autodiseño en tanto y en cuanto concrece hasta su completa satisfacción. Desde esta perspectiva, la praxis del diseño está relacionada con el futuro construido desde el presente en una secuencia de ajustes y adecuaciones a partir de una concepción de la realidad que tiende a oscilar entre un uno de la armonía y un dos de la bifurcación o desarmonía.

Sin embargo, esta praxis del diseño se procesa más efectivamente cuando se hace a través de la conjunción de individualidades, que como hemos afirmado, tienen que ver con variedad de perspectivas o ‘puntos de vista’. Sobre este particular Martin (Ibídem, p. 167-177), plantea que los individuos son mayormente ‘pensadores analíticos impulsados por la confiabilidad’[37]; pero, que las organizaciones necesitan de ‘individuos conducidos por la validez’[38] para evitar así que “la organización se estanque debido a una sobre explotación o baja exploración”[39]; esto último lo que busca es propiciar la innovación. Para lograr que ambos tipos o estilos de pensadores se comuniquen pasa por la capacidad de comunicación entre las partes o integrantes de un sistema cooperativo ya que los ‘analíticos’ y los ‘intuitivos’ hablan diferentes lenguajes. Para ello, resulta pertinente tener presente el siguiente esquema deducido a partir de Martin (ibídem):

 


Ilustración 2 relación entre estilos de pensar analítico e intuitivo con los demás. elaboración propia de los autores

En la ilustración 2 se hace un resumen de cómo ambos estilos de pensamiento, el orientado por el análisis y el basado en la intuición, se relacionan con las soluciones y el posible camino a seguir en cada caso. En él se trata de evidenciar que:

·                Los pensadores analíticos (ubicados en el extremo izquierdo del eje azul, referido al estilo de pensamiento)[40], buscan resultados o soluciones predecibles, lo que lleva a conocer tanto en profundidad la situación o realidad a transformar como la mayor variedad de opciones para decidir cuál de ellas es la solución. En este caso se trata de manejar data, hechos (el pasado[41]), pruebas, análisis de regresión, certeza, mejores prácticas, entre otras cosas que den garantía de ‘resultados predecibles’[42], pues, la confiabilidad[43] es lo más importante. En este caso el ‘pensamiento de diseño’ debe aceptar el reto de encontrar formas creativas para reconocer la ‘validez’ en el camino hacia la mejor solución[44]. Por tanto, el ‘pensador analítico’ debe transitar desde el área delimitada por líneas rojas representando a las soluciones predecibles, hacia arriba del gráfico y hallar, quizás, que las soluciones predecibles sean impregnadas por formas creativas que las hagan soluciones aceptables (de significado o validez para el beneficiado). Entendiendo así al ‘pensador analítico’, lleva a que el ‘pensador intuitivo’ a la hora de comunicarse con un ‘pensador analítico’, deba hacerlo mediante un lenguaje de analogías[45] (metáforas), de historias que muestren la idea y su posible ejecución.

·                En cambio, el ‘pensador intuitivo’ ve cosas que escapan al ‘pensador analítico’. El ‘intuitivo’ busca avanzar, crear cosas nuevas e impresionantes en el mundo y su visión no apunta al pasado sino al futuro[46]. Se focaliza en crear cosas que agraden, gusten y eso es lo más importante, por tanto, es una personal más emocional que razonable. Ello lleva a pensar en escenarios para construir el camino hacia el futuro deseado que es distinto al futuro posible o predecible y aquí está la esencia de la prospectiva, es decir, de la búsqueda de lo que se desea (hacer el deseo realidad). Para ello se desconecta del pasado (experiencias) para innovar, a observar el mundo como podría ser (no como es) para crear algo nuevo que seguramente tiene valor o significado para él y otros, con lo cual alcanza la validez. Por tanto, el ’pensador intuitivo’ transita en el área delimitada por las líneas color naranja representada a la derecha y hacia arriba del gráfico. Asumiendo así al ‘pensador intuitivo’, el ‘pensador analítico’ a la hora de comunicarse con un ‘intuitivo’, debe hacerlo mediante el compartir datos y razonamientos mas no conclusiones.

En una lectura spinoziana, el pensamiento analítico se corresponde con el segundo nivel de conocimientos y el pensamiento intuitivo, como ya se indicó, se corresponde con el tercer nivel conocimiento que va más allá de la experiencia y evoca todo aquello que expresa el orden de la naturaleza. Allí no hay conceptos, porque no hay hechos ni lenguaje porque se ubica en un plano que se acerca a la mística y a la metáfora.

Como a este punto el sentido discursivo está en la efectividad de la praxis del diseño a partir del trabajo en equipo, con variedad de perspectivas o ‘puntos de vista’ , cabe acotar que lo planteado en ese gráfico y lo antes expuesto, es válido tanto para las relaciones de los individuos con sus pares o estructuras cooperativas, pues, las relaciones que se tejen deben buscar la comunicación empática y ello pasa por el reconocimiento de una necesidad. La empatía, en este contexto, nos convoca de nuevo a examinar el principio de creatividad y cómo se constituye una entidad actual en armonía con la naturaleza.

5.        Principio de creatividad y pensamiento de diseño en la ciencia de dirección

La concepción del mundo a partir de una naturaleza bifurcada afecta el principio de creatividad debido a que en las dos realidades que genera se funciona con lenguajes diferentes. El logro de la armonía en términos procesuales nos coloca en conexión con el ‘uno’ y el ‘todo’ que, de acuerdo con Spinoza, nos ubica en el tercer nivel de conocimiento, es decir, el conocimiento intuitivo de Dios o la naturaleza. La bifurcación de la naturaleza, como ya se ha indicado, es expresión de un modelo filosófico-científico que bifurca la realidad en dos segmentos de naturaleza distintas, la influente de carácter fenoménico, factual, físico, extrínseco y casual y la efluente de carácter aparente, valorativo, ideal, intrínseco e aprehensivo (Ferreria, Op. Cit. p12). Su problematicidad proviene a que, si esta es analizada a través de la perspectiva metodológica de la Filosofía Especulativa, que exige coherencia y adecuación, ni en la epistemología o teoría del conocimiento y ni en la metafísica asociada la bifurcación es aceptable (Ibíd.:15). Por ello fue que definimos la intuición a partir de la coherencia, la consistencia y la no-ambigüedad en tanto que permite procesualmente entretejer captaciones de destellos de apreciable intensidad. Por ello vamos a analizar el proceso creativo de establecimiento de un sistema autoreferenciado, es decir, cómo surge una nueva entidad y cómo establecerla dentro de una totalidad y una unicidad determinada y finalmente vamos a valorar la metáfora como medio para pensar en una naturaleza no bifurcada que permita la conexión con el ‘uno’ y ‘todo’ en una ciencia de dirección a partir de la consideración del principio de creatividad whiteheadano.

Debemos indicar que el contexto en que se desarrolló la filosofía de Whitehead se enmarcó dentro de un ambiente neokantiano que bañó con su lenguaje los primordios de la física y metafísica moderna planteándose con ella la dificultad de usar palabras convencionales para describir nuevos fenómenos. De ahí la importancia que se le ha dado a la filosofía del proceso debido a que representa un punto de convergencia que permite la creación o la innovación a partir del lenguaje. Es en este marco en que se ubica el pensamiento de Eastman. Creemos que la bifurcación de la naturaleza se produce cuando en una realidad determinada se actúa sólo analíticamente a partir de consideraciones binarias o booleanas teniendo presente las entradas y salidas de un proceso. La lógica triádica, según el citado autor, es necesaria para comprender la compleja totalidad del mundo real y consiste, en primer lugar, en la valoración de la naturaleza de la diferencia (diádica entrada/ salida, todo/parte, etc.), en segundo lugar, el orden (orden triádico que incluye contexto/semiótica y las cualidades subjetivas de las experiencias individuales), y, finalmente, el origen (dimensión espiritual) que incluye dentro de la parte contextual de un orden o situación dada (Ibid.:24-26).

Para pensar en términos autoreferenciales como un medio para generar armonía vamos a analizar, en términos de recursividad y fractalidad[47] desde una perspectiva que procesualmente se ubica Cibernética de 2º Orden para luego entender dicho proceso a partir del lenguaje. Para ello nos apoyaremos en el trabajo de Lares et alii (2012) debido a la aproximación que hicieron de la cibernética de 3º Orden desde la perspectiva del lenguaje[48]. El proceso analítico al cual se hizo mención contiene tres partes: la primera ubicada teórica y metodológicamente dentro de la fenomenología; la segunda, tiene que ver con la percepción de la realidad esencial a partir de una visión compleja y, por último, la construcción de la autorreferencialidad.

Desde la perspectiva fenomenológica el foco de atención está dado en la consideración de los puntos de vista y sus diferencias que expresan la individualidad subyacente en un proceso de interrelacionamiento como paso previo a la estructuración de una red de relaciones dentro de un contexto determinado. Esta estructuración de la red parte, en primer lugar, de un proceso de valoración de cada punto de vista, en segundo lugar, de la posibilidad de un mayor abarcamiento, las posibilidades de volcamiento de cada individuo o vuelta al en sí y su superación, en tercer lugar, la construcción de nuevos conceptos que expresen la autorreferencialidad como medio para la constitución de una nueva esencia y, en cuarto lugar, el aunamiento y construcción de una nueva entidad con un mayor grado de complejidad. En esta nueva entidad se evidencia el principio de creatividad y en los cuatro momentos antes indicado se observa el proceso de diseño y de innovación que conduce a la armonía del ‘uno’ y ‘todo’ (Lares, Op. Cit.).

Desde una perspectiva compleja nos encontramos frente a una entidad en constitución que tiende a ser recursiva y no-lineal. En esta entidad se pasa de la individualidad a individualidades y de aquí a la idea de una unidad superior que no significa homogeneización. Ahora el cambio se deriva como concepto de la idea de conflicto que asumimos que es un estado y un acto que contiene, el cambio o el conflicto, la identidad y la diferencia. La idea del conflicto es entendida también aquí como un imaginario, puesto que este eventualmente puede ser interpretado como un proceso de dominación u homogeneización. Desde esta perspectiva el conflicto es un cambio determinado por la inmediatez y de ahí la idea de estrechez o de inseguridad. La no-inmediatez significa o es entendida como un proceso progresivo de incorporación de identidades y diferencias que conteniéndose pasan a constituir otro tipo de unidad, de esencia. Lo que da idea de cambio es el movimiento de concrescencia dentro de la estructura en conformación hacia un estado de mayor complejidad en la nueva entidad que se está gestando. Consecuentemente, la verdad es cambio y la estructura es la existencia conformada por la esencia y lo externo a ella. El cambio, es decir, la conformación de estructuras más complejas y en múltiples niveles genera capacidad de adaptación por las múltiples formas de relacionamiento en que se produce. Este hecho genera auto-referenciación desde una perspectiva cibernética de 2º orden (Krieger, 1998:05).

La auto referenciación, como el tercer aspecto que se ha considerado, es en sí un proceso de creación donde el cómo, en la medida en que se establecen relaciones, se da como proceso. Pero como proceso de organización, es decir, de auto-organización, se produce dentro de un proceso de superación de las identidades en sus distintas contextualidades y sus diferencias produciéndose una identidad nueva o un nuevo ecosistema. Dicho de otra manera, si se observa la individualidad como una individualidad se evidencia que los momentos de la totalidad están presentes en cada parte de dicho proceso creativo, así como también los momentos individuales se contienen en la totalidad generando momentos contextuales diferentes en la medida en que cristaliza la nueva relación. Por lo que se puede afirmar que la suma del todo no produce el todo, sino que el todo se construye con la construcción de cada una de las partes. Dicho de otra manera, se debe observar en el proceso autosemejanza en las partes y en el todo (Lares, Op. Cit.).

En el proceso de construcción de una entidad se destaca en primera instancia la diversidad y la idea. La diversidad determinada por la multiplicidad. La idea surge de una situación inicial que lleva al establecimiento de un concepto, un objeto eterno, una epistemología a partir de la propia experiencia de los componentes de una nueva red de relaciones. El proceso creativo de constitución de una entidad actual permite entender loa cambios como ajustes que persiguen adecuar innovativamente las capacidades disponibles con las necesidades planteadas en el proceso de su constitución desde una perspectiva cibernética de 2º orden. Como se puede observar una entidad actual es un sistema no-lineal que se autodiseña de forma procesual. Así pues, el acto de creación, de diseño y de innovación no son exteriores a una entidad desde un enfoque bifurcado, sino que es interior y exterior en relación con la misma entidad y ello explica la necesidad de autoobservación. El modo de acceder al conocimiento de una estructura de esta naturaleza es, como ya se expresó, a través del “círculo hermenéutico” entendido como un proceso exegético que va del todo a las partes y de las partes al todo. El conocimiento del todo determina el sentido de las partes, pero, a la vez, el conocimiento de las partes corrige y profundiza el significado del todo.

Pero este conocimiento dentro del proceso de conformación de una nueva entidad debe seguir la misma secuencia procesual de conformación de la estructura. Debemos recordar, en este sentido, la proposición spinoziana: el orden y conexión de las cosas es el mismo orden y conexión de las ideas debido a que la procesualidad que genera mayor complejidad también se presenta en el lenguaje.

La complejidad en el lenguaje que hemos dicho está presente en las relaciones que se han establecido entre física moderna (cuántica) y sistemas neuronales siguiendo a Roger Penrose lleva, por una parte, de nuevo al plano de la metáfora, al dibujo de una distinción para luego producir una traslación[49] y, por la otra, al plano de la mística, de lo espiritual, para hacer traducible lo que es intraducible por estar más allá de nuestra experiencia. La distinción aquí posee dos componentes: Una frontera que hace posible diferenciar las partes y pasar de una a otra y un sentido que tiene la separación de las partes y su marcaje, la cual, por la forma de la distinción obliga al observador, en esta fase, a salir de una parte de lo distinguido, es decir, a salirse de una posición asumida para comprenderse a sí mismo y al conjunto. La traslación que se produce en sí en esta distinción es expresión de un ‘giro lingüístico’ que funge como un atractor que entrevera datos, generando un ethos semántico propio que cumple el doble papel de código gramatical (morfosintáctico y filológico) y de modo procedimental ajustado al sistema de solución de problemas teórico-práctico (onto-epistemológico).

En el proceso “hacia” el establecimiento de una nueva red de relaciones, Lares et alii (Op. Cit.) expresaron que “un tejido construye el tejido que estudia a partir de los propios elementos instituyentes, es decir, las ‘comunicaciones o informaciones’ específicas de cada componente de la red”. Este tejido se hace o autohace sin costuras puesto que se busca duración desde la perspectiva individual y conjuntiva. En este determinado tipo de auto-referencia cada momento del proceso muestra dos aspectos a tener en consideración;

El primero es que cada componente de la red favorece de una manera operativa la construcción de un entramado teórico dirigido al análisis de la propia información que genera para su distribución dentro de la misma red que se está constituyendo. El segundo consiste en la comprensión de que el orden emergente es un sistema semiótico o de significados (Ibid.).

El “llegar a ser” de este proceso de autoconstitución se expresa, en primer lugar, en la socialización del conocimiento que produce el proceso de inicio, en segundo lugar, en el carácter dialogante de cada componente en la construcción de una identidad y, consecuentemente, este proceso traslada el entorno del conocimiento de una especifidad propia a un consenso “entre” especificidades. Con ello se establece efectivamente una nueva red de relaciones de mayor complejidad. Este cambio implica, por una parte, la modificación del “código” que organiza la nueva entidad[50] y, por la otra, el pasaje desde un individuo en su especificidad como gestor de conocimiento a la red-trans-específica de relaciones como organizador del conocimiento (Ibid.). De igual forma, el dialogo de “significaciones” es un proceso que reconoce que hay una ampliación de los límites de cada individualidad. En este proceso, una red concrescente considera su especificidad como medio para comprender el sentido y significado del hacer de la nueva relación, evitando así una concepción bifurcada de la naturaleza y/o la binariedad.

El dialogo de significaciones que produce el consenso entre especificidades es un proceso de ajuste sólo explicable de manera retrospectiva mediante metáforas explicativas, pues sólo ellas son las que hacen posible dicho consenso. La metáfora, en este contexto, permite explicar el fenómeno de aunamiento que acontece como proceso y en tanto que proceso. En esta explicación la metáfora representa en si una forma de superación que agrega valor en relación con cada componente de la nueva entidad permitiendo la constitución de una nueva metáfora que contiene las metáforas individuales explicativas originales que contribuyen en el proceso de aunamiento y constitución de la nueva entidad[51].

En el paso de la metáfora explicativa a la metáfora superada se produce la autorreflexibilidad, y con ella la posibilidad de un lenguaje que producto de la conciencia puede ser observado como un acto de entendimiento que permite observar la intuición como posibilidad de entretejimiento de captaciones que garantizan la coherencia, la consistencia y la no-ambigüedad (Ibid.). Desde el punto de vista de la superación esta se produce cuando se apela a la metáfora para explicar el fenómeno del proceso de interrelación. La auto-referencia, la autosemejanza y el principio de creatividad, consecuentemente demuestran de forma equilibrada la cibernética de 2º orden. El equilibrio se produce en la simultaneidad y fluidez estable de los procesos expresando duración. La duración, desde este ángulo de análisis, se expresa de manera metafórica como “control”, en tanto y en cuanto este puede ser considerado como un elemento místico que actúa como un puente entre el todo y las partes. Aquí la expresión “control” indica un nombre que refiere un proceso y la palabra dentro de un juego determinado que permite la comprensión de lo nuevo, de lo dado, más allá de la propia experiencia nos lleva a examinar finalmente los juegos del lenguaje, la intuición y la metáfora como proceso de diseño y autodiseño más allá de la experiencia.

La experiencia viviente del sentido dentro de un contexto de apertura evita la adopción de un esquema de pensamiento que expresa una naturaleza bifurcada sustituyéndola por una concepción basada en la relación entre el todo y las partes. Pero como la palabra expresa pensamientos que se dan de forma intuitiva se nos presenta un problema a considerar que fue señalado originalmente por Ludwig Wittgenstein al expresar que:

El lenguaje disfraza el pensamiento. Y de un modo tal… que de la forma externa al ropaje no puede deducirse la forma del pensamiento disfrazado; porque la forma externa del ropaje está construida de cara a objetivos totalmente distintos que el de permitir reconocer la forma del cuerpo (1992:49).

Este disfraz es un óbice que impide efectivamente la concreción de una prehensión o un agenciamiento y/o la revelación del mundo en la medida en que no se supera una situación determinada fomentando la bifurcación y la analítica de la binariedad. Esto es debido a que la realidad nos sume en confusión por no saber hacer respectiva las cosas reales a la mano de forma adecuada, y la palabra, en este contexto, puede ayudarla a ocultárnoslas aún más. En este sentido hay que tener presente, siguiendo a Lares et alii (Op. Cit.), que

La revelación del mundo viene dada por la otredad que permite superar lo aparencial, contingente y temporal, y permite postular lo esencial. De ahí la necesidad de determinar lo que es dicho y lo que no ha sido disfrazado de manera consciente o inconsciente. En tal sentido el lenguaje es una herramienta para comprender y construir el mundo.

El lenguaje funciona en sus usos, pero estos usos son múltiples y éstos usos a su vez son dinámicos dado que son formas de vida en tanto que se reproducen mediante ‘juegos’ y en estas variaciones el lenguaje describe, pregunta, indaga, descubre, consuela, manda, entre tantas posibilidades. Wittgenstein (2004), al respecto, expresó “que no hay una función del lenguaje, como no hay una función de una caja de herramientas…”, lo único que hay son similaridades, aires de familia, que se combinan, intercambian y se entrecruzan y permiten la constitución de una nueva entidad cuando sus componentes pueden efectivamente participar en el juego (Ibid.). Estos juegos también facilitan la construcción de metáforas explicativas y compartidas.

Krieger, por su parte, expresó que el análisis de la comunicación exige una identidad que se construye por mecanismos comunicativos procesuales de proclamación, iniciación, representación ritual que conecta con lo intraducible, repetición narrativa y exclusión/inclusión, porque los sistemas de la semiótica surgen y se organizan, como se ha indicado ya, a través de la autorreferenciación dentro de un contexto de sentido o dentro de un juego determinado (Op. Cit.). Los juegos, en este sentido, se expresan en estos mecanismos comunicativos que permiten la innovación porque constituye un sistema de ajuste y/o autoajuste dentro de un contexto de necesidad. En este sentido, en la explicación (comunicación) la necesidad es fundamentada por el proceso y el proceso en sí es entendido como intuición que impulsa la superación debido a que la coherencia se expresa en un histórico que indica la existencia de un patrón de entretejimiento determinado de creatividad. Aquí la metáfora opera como una especie de intuición lingüística, dado que se considera como producida por el proceso creativo y es interpretada dentro del mismo a pesar de dar cuenta de cosas ubicadas más allá de lo sensible. En estas intuiciones lingüísticas se pueden encontrar similitudes en las metáforas empleadas de forma explicativa por los componentes de una nueva relación que cuando son superadas pueden dar paso a metáforas compartidas. Estas metáforas compartidas, son efecto de un proceso continuo de auto-ajustamiento individual y colectivo donde pasan a contenerse unas a otras y a coexistir unas con otras, así como ocurren con las cosas y las ideas. La superación de la metáfora explicativa individual en la metáfora compartida del conjunto, puede ser denominada también, según Krieger, como el proceso de construcción de una nueva identidad (Ibid.). Así pues, la necesidad como fundamento de la creatividad impulsa el movimiento dentro de una lógica de la mediación determinada, por una parte, por la metáfora como traslación y, por la otra, por el rito desde una perspectiva que nos coloca en el tercer nivel del conocimiento en sentido spinoziano.

El retorno de la universalidad a la particularidad es una de las maneras en que se presenta la intuición y esta se hace manifiesta en el uso de metáforas que permiten, por una parte, entretejer captaciones que generan novedad y, por la otra, explicar lo particular en lo universal dentro un contexto creativo. O sea que, en la sensibilidad para aprehender el proceso se produce un viaje de lo universal a lo particular y de lo particular a lo universal y la mediación se produce en el acto de creación, acto donde está en juego la palabra (Ibid.). En este sentido, Heidegger (1996) expresó

Allí donde dicho traer delante trae expresamente la apertura de lo ente, es decir, la verdad, lo traído delante sería una obra. Semejante modo de traer delante es el crear. En tanto que modo de traer, es más bien un recibir y tomar dentro de la relación con el desocultamiento...

El traer adelante mediante metáforas lo inexplicable permite usar la expresión “creación” como proceso que, como se ha visto, también se enmarca en el sentido whiteheadano que hemos desarrollado y permite pensar en la existencia de una conexión con lo divino. Pero el proceso de creación representa, de suyo, una primera vez, es decir, originalidad que está determinada por dicho contexto creativo que hemos asociado con la armonía de la naturaleza. Es en esta circunstancia que “en la medida que el lenguaje nombra por primera vez a lo ente, es ese nombrar el que hace acceder lo ente a la palabra y la manifestación...” (Ibid.). En la primera vez es que se observa la traslación y la novedad que dentro de un contexto armónico refiere también innovación y diseño.

La palabra conlleva entonces la creatividad y la significación y constituye el puente entre el individuo y lo que para él es relevante o útil en un tejido de relaciones. La expresión en tanto que expresión, en este contexto, es un instrumento, un medio que permite un ‘para’. Este ‘para’, el fin, es lo que es significativo.

La metáfora, en este contexto, es un medio y un fin. Es medio en tanto que desocultador, de portador, de llevar lo inexplicable a lo más o menos explicable permitiendo la conformación de tejidos de relaciones dentro de un contexto creativo. Es fin porque para desocultar, también tiene que ser desocultada y tomada para significar y ser significante, y en este acto creativo, como una totalidad es la que permite de forma ritual ajustar, innovar, en relación con lo que es significativo, lo que es posible. En la intuición, por su parte, están presentes dos procesos: el proceso de desocultar la expresión y ajustarla o entretejerla a aquello que es desocultado para hacer de este desocultamiento un hecho relevante en sí, para sí y para los otros y el proceso de desocultar el ente en la unicidad de la razón y la reflexión. Por ello, Lares et alii finalmente expresaron que

La intuición como un proceso se contiene y se supera lo particular y lo general, lo objetivo y lo subjetivo, lo limitado y lo ilimitado, el ser y la conciencia, lo empírico y lo razonable y el tiempo en sentido físico y metafísico (Ibid.)

Este proceso es el que hemos entendido a partir de la coherencia, consistencia y no-ambigüedad dentro, a su vez, de un proceso de entretejimiento de patrones captados en una realidad determinada y de un contexto armónico dónde la creatividad, el diseño, la originalidad y la innovación estén relacionados en un ‘uno’ que contiene el ‘todo’. Es desde esta forma procesual que es posible una ciencia de dirección.

6.        Corolario

La agilidad del diseñador para moverse entre pensar analíticamente y el pensar intuitivamente es solo posible mediante la flexibilidad y la superación. Con ello es posible evitar la problemática consideración de la existencia de dos realidades y por consiguiente desarmonía. Si se considera que el conocimiento intuitivo es el conocimiento de Dios o la naturaleza pensar de forma intuitiva permite hablar más de autodiseñador que de diseñador en tanto y en cuanto es la forma en que se presenta la armonía expresada bajo la metáfora del arco y la lira en sentido heracleitiano. Desde esta perspectiva se entiende, el principio de creatividad, el autodiseño, la innovación y la originalidad gracias a la superación de la teleología y el naturalismo, pero conteniendo a ambas bajo la consideración de la existencia de infinitos modos e infinitos atributos integrando el nexus de todos los nexus de prehensiones que en sí constituye el mundo en constante creación.

Finalmente, Benedicto de Spinoza expresó en su Tratado Político que el orden político que más se correspondía con el orden de la naturaleza era la democracia debido a que ella era el producto de la conversión de un estado de naturaleza en un estado civil sin perder su carácter natural dentro de un proceso autocreativo. Aquí se observa en el pensamiento de este filósofo del siglo XVII la importancia de la coherencia, la consistencia y la no-ambigüedad como medios para conectarse con el ‘uno’ y ‘todo’ que permite funcionar y alcanzar la beatitud. También se considera que ello se aplica en una ciencia de dirección que se sustente de manera armónica con la naturaleza, en el principio de creatividad whiteheadano, en el autodiseño permanente y en la innovación y, utilice el lenguaje, como medio de traslación, que haga la armonía y la conexión con el ‘uno’ y ‘todo’ en un proceso, ya entendido de manera ritual, sucesivo e infinito de desocultamiento.

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[1] Ver al respecto: Vera Rojas, L., & Blanco Carrero, E. (2021).

[2] Ver al respecto: Wiczek, F. (2016).

[3] Susskind, L. (2006).

[4] Clayton, Philip, “Introduction to Process Thought”, en Eastman, Timothy y Keeton, Hank. (2003).

[5] Ver al respecto: Arbeláez (2019:78).

[6] Sobre este tema, ver al respecto: Colina Arenas, B.; Adrianza Colina, A.; Camacho de Adrianza, J. (2015).

[7] Ver al respecto: Tratado de la Reforma del Entendimiento y Ética demostrada según el orden geométrico en: De Spinoza, B. (2011[1677]).

[8] La distinción efectivo-potencial se reconoce, según Eastman (2020), en aquellos eventos que no sucedieron o en aquellas decisiones que no tomamos.

[9] Ver al respecto: Tratado Breve (Spinoza, Op. Cit.:240).

[10] Ver al respecto: Ver al respecto: Edgar Blanco: “Juan David García Bacca y Alfred N. Whitehead. Una metafísica del ser en cuanto creación” en: María Guadalupe Llanes (Coord.) (2020).

[11] Concrescencia (concrescence) es el proceso de llegar a ser concreto (Llanes, 2020:55). De forma más específica Whitehead expresó “One kind is the fluency inherent in the constitution of the particular existent. This kind I have called ‘concrescence’… Concrescence moves towards its final cause, which is its subjective aim; transition is the vehicle of the efficient cause, which is the inmortal past” (1927:210).

[12] Es conveniente acotar que para Whitehead ‘sentimiento’ es una relación vectorial interna-externa que asegura tanto la interdependencia de todas las entidades reales como su atomicidad idiosincrásica.

[13] Xavier Zubiri (1995:19).

[14] Oroz Ezcurra, Javier. (1995).

[15] La prehensión es, en sí una relación recíproca. De manera más específica, podemos decir que de acuerdo con la Real Academia Española (RAE), la palabra castellana que denota la inglesa ‘prehension’ es ‘prensión’ que proviene del latín ‘prehendere’. ‘Prensión’ es acción y efecto de prender. Examinando el Diccionario de Corominas nos encontramos con esta, si se quiere bifurcación entre el latín y el latín vulgar. En el latín ‘prenděre’, Corominas (1987) coincidió con el significado que actualmente da RAE, sin embargo, hace mención al otro latín incluyendo palabras como ‘aprehender’ y ‘comprehender’ dentro del mismo origen de ‘prender’ que si se aproxima a lo que creemos tiene el sentido que le da Whitehead en el sentido de la concepción, es decir, ‘concebir’. En Deleuze y Guattari la palabra que sustituye a la inglesa ‘prehension’ es ‘agenciamiento’ que refiere “un conjunto de singularidades y de rasgos extraídos de un flujo – seleccionados, organizados, estratificados – a fin de converger (consistencia) artificialmente y naturalmente” (Deleuze y Guattari, 2008:408). Dicho de otra manera, significa también, co-funcionamiento, expresión y movimientos organizados a modo de composición.

[16] Ver al respecto: Spinoza, EId1-4 (Op. Cit.: 1147-1149)

[17] Ver al respecto: Monserrat, J. (2008).

[18] De igual manera, la definición la observa como una forma, es decir, una determinación: otra manera de definir un objeto eterno que de modo concreto hace que el principio de creatividad se haga actual. Así pues, la creatividad toma en la entidad actual los datos (objetos eternos y entidades actuales satisfechas) que el mundo le ofrece en aquel punto del espacio en un proceso determinado por una duración (Oroz, Op. Cit.). Ver también: Whitehead, (1920:145) y (1958:9).

[19] Ver también: Ferreira, R. (2021).

[20] Ver al respecto: Deleuze, Gilles y Guattari, Félix (1991/2005).

[21] Weber (Op. Cit.)

[22] Kolko, J (2011: 3-4)

[23] Para la comprensión de los problemas estéticos relativos al diseño desde una perspectiva hermenéutica, ver también: Gadamer, (2006).

[24] Uno de los descriptores de un problema estructurado, es que la solución es única. Por tanto, son el tipo de problema que pueden resolverse a través de un ordenador.

[26] Sense-making.

[27] Interpretación de la palabra “frame”.

[28] Describe o define la realidad dentro del mundo de realidades.

[29] “un marco es, de manera simplista, un punto de vista”.

[30] Construir significados.

[31] “En el diseño, el encuadre (ver algo desde un punto de vista) se puede considerar como la perspectiva del diseñador al abordar el problema (tanto conceptual como pragmáticamente). El marco en sí (el punto de vista) aplica un conjunto de restricciones exteriores y subjetivas al problema de diseño; ello se basa en los tipos de experiencias a las que se hace referencia durante la construcción de sentido (dar significado)”.

[32] Mastery.

[33] Rote.

[34] G. W. Leibniz (1997:43-47).

[35] J. Echeverria, 2008:32-36).

[36] Ver al respecto: Steiner, C (1995) y Heidegger, M. (1927[1998]).

[37] Reliability-driven analytical thinkers

[38] Validity-driven people. Por validez se entiende el significado que la solución, producto o servicio, tenga para el usuario o cliente, lo cual a su vez se relaciona con la satisfacción de una necesidad. En otras palabras, es válido cuando satisface la necesidad y eso le da significado.

[39] Martin, R. (ibidem, pp. 167-168).

[40] Ubicados en el extremo izquierdo del eje azul, referido al estilo de pensamiento.

[41] Uno de los extremos del eje en color verde que es la línea del tiempo.

[42] En este caso las soluciones predecibles se encuentran en esa área delimitada por líneas rojas que están a la izquierda y abajo del grafico tridimensional.

[43] Extremo inferior del eje en color negro y que representa la fuerza motora de la intensión. Aquí la intensión es mayormente gobernada mucho más por la razón que por la emoción.

[44] Al final, la decisión que se tome y su concreción pasa por una adecuación continua del hacer, pero, en esencia es adecuable siempre y cuando el receptor del efecto de la solución vea satisfecha sus aspiraciones, es decir, le de validez (significado deseado).

[45] Una analogía o historia ayuda a la persona impulsada por la confiabilidad a ver que no se está fundamentando un argumento exclusivamente en eventos futuros sino en parte en eventos pasados (Martin, ibidem, p. 174)

[46] Representado por el extremo a la derecha del eje temporal en color verde, en el que tiene un significado de valor para el beneficiario, se le construye o da validez y, por ende, se relaciona con el eje en color negro en su extremo superior, en el que la emoción es una fuerza motora superior a la razón.

[47] Con respecto a este concepto no existe una definición precisa y por ello Kenneth Falconer (1990), propuso como un concepto de estructura fractal la que satisface alguna(s) de las siguientes propiedades:

     “Posee detalles en todas las escalas de observación”;

     No se puede describir bajo el criterio de la geometría euclidiana;

     Posee algún tipo de autosemejanza;

     “La dimensión fractal es mayor que su dimensión topológica”;

     “El algoritmo que sirve para describirlo es muy simple, y posiblemente de carácter recursivo”.

La recursividad, por su parte, tiene que ver con las estructuras metafóricas. Estas son ilimitadas dentro de su contenido de significatividad, pero enmarcadas o constreñidas dentro de la aceptabilidad de la comprensión particular referida a una totalidad.

[48] Sobre el tema de relación y lenguaje ver al respecto: Lares et alii (2012).

[49] Ver al respecto: Vera y Blanco (2021).

[50] Ver también: Krieger (1998).

[51] Por metáfora explicativa se entiende aquí como la manera en que es captada la realidad.