martes, 8 de marzo de 2022

COMENTARIO DEL CONCEPTO DE JUSTICIA QUE SE DISCUTE EN EL LIBRO I DE LA REPÚBLICA DE PLATÓN


 

El libro I de la República, comienza con un dialogo sobre la vejez entre Céfalo y Sócrates en la cual afirma el primero que ella “es un estado de reposo y de libertad en lo que atañe a los sentidos...” y complementa afirmando que “la vejez es soportable cuando se tienen costumbres moderadas y cómodas...” en caso contrario “tanto la vejez como la juventud son infelicísimas”.

A este respecto creo que la sabiduría obtenida por el conocimiento y la experiencia permiten a un individuo ser en cualquier circunstancia. La moderación a la que se refiere Céfalo está dada como un estado de equilibrio que es buscado en todo momento, y este equilibrio se va manifestando en cambios de estados que al ser interiorizados generan esa libertad y reposo. No pienso en que deba hablarse de la vejez como algo que se deba soportar o no, es y más nada.

Inquiriendo aún más Sócrates pregunta a Céfalo el porqué de la manera desapegada en que ha vivido en lo que atañe a sus riquezas, debido a que los hombres sienten apego a aquello logrado por obra suya. Céfalo le dio la razón a Sócrates sin agregar más comentarios al respecto.

Para Céfalo ha sido fácil puesto que su circunstancia le permitió tener otras motivaciones en la vida y no el preocuparse de la procura de lo necesario para vivir y a la vez tener otras motivaciones que le permitan a uno estar en armonía y equilibrio. Tal vez esa es la razón por la cual algunos individuos llegados a la vejez sufren del “yugo de los sentidos”. Sus circunstancias lo han obligado a elegir o se lo ha obstaculizado, pienso que al final todos llegan a ese estado, aunque sea por un breve tiempo. La moderación es importante, pero para que ella sea es necesario conocer, o al menos conocer por intermedio de otros. Habría que entender que la vida no son momentos sino la acumulación de todos ellos.

Pero Sócrates va más allá, pregunta: ¿Cuál es la mayor ventaja de cuantas procuran las riquezas? A este respecto Céfalo expresa que “...cuando uno está al término de su vida, comienza a sentir temores e inquietudes por cosas por las que antes no se preocupaba...” y “repasa todos los actos de su vida para ver si ha hecho o no daño a alguien...”, el que no tiene de que preocuparse encuentra una dulce esperanza que acompaña a la vejez por haber “vivido justa y santamente”. Luego Céfalo contesta que “las riquezas son de grandísima utilidad para llegar a ese estado”, agregando que sólo para aquellos hombres que son sensatos; puesto que gracias a ellas se puede vivir lejos de la mentira y se pueden pagar las deudas que no se hayan podido saldar.

¿Qué se podría entender por sensato en este contexto? Pareciera ser buen juicio de las personas razonables que entienden el mundo no sólo a partir de su ser sino también a partir de los otros. Sería como aquel ser capaz de encontrar un punto de armonía entre el uno y lo demás.

El dialogo continua con la siguiente pregunta que hace Sócrates: ¿...te parece que sea definir bien la justicia hacerla consistir simplemente en decir la verdad, y en restituir a cada cual lo que de él se haya recibido, o no será esto más bien justo o injusto según los casos? Ante esta pregunta Céfalo se retira y cede el puesto a Polemarco, quedando en el aire la expresión “lo propio de la justicia es dar a cada cual aquello que se le debe...”. Este argumento fue analizado en una primera instancia siendo catalogada como un arte, pero con el siguiente interrogante ¿Qué da y a quien le conviene? El dialogo luego se extiende para tratar de responder ambos interrogantes. 

Acredito que la justicia sea un arte, entendida como creación, pero como el hombre es un ser inconmensurable, la justicia es un arte que está en estado de generación y no de existencia. La justicia da certidumbre, trata de dar forma a algo que está en estado de generación para que los individuos puedan convivir en armonía. Este intento de dar forma es un esfuerzo constante por crear un equilibrio que facilite la armonía a la que se hizo mención, y en todo momento.

Luego se hace la pregunta  ¿no es la justicia la virtud propia del hombre? al afirmar que sí, se discute sobre la virtud y se concluye que es un error de un hombre sensato afirmar que la justicia es dar a cada cual lo que se le debe, eso es un argumento “de cualquier hombre rico y poderoso”, para lo cual se vuelve a preguntar ¿en qué consiste la justicia?

Si es difícil establecer en que consiste la justicia, por ello hice mención a que es una forma en estado de generación, pero considero que no es absoluta la conclusión a la que llegaron los conversadores, creo que es una conclusión parcial, es una parte de ella puesto que como es un ente que se le intenta dar forma, esa puede ser una de sus caras. Por ello es que Trasímaco afirma a través de una negación que “es lo que conviene, lo que es útil, lo que es ventajoso, o lucrativo, o provechoso”.

Pero Trasímaco al final de cuentas no quiso decir eso, realmente él afirma que “la justicia no es otra cosa sino aquello que es ventajoso para el más fuerte” y agrega “en cada Estado, la justicia no es sino el provecho de aquel que tiene en sus manos la autoridad y es, por ende, el más fuerte. De lo cual se sigue, para todo hombre que sepa razonar, que dondequiera que sea, la justicia y lo que aprovecha al más fuerte son una y la misma cosa”.

Aquí hay dos caminos que sigue la justicia, una entre los hombres y otra entre el Estado y los hombres. Entre hombres Trasímaco afirma que es provechosa al más fuerte. Y entre el Estado y los individuos a quien tiene la autoridad. Con respecto a este último aspecto estimo que el Estado es un producto de la suma de voluntades, todos se congregan en él porque perciben que con ello pueden convivir en armonía y en equilibrio. Si ello es así es menester que el Estado sea fuerte, puesto que si es fuerte puede cumplir de manera eficaz con el pacto social que le da existencia. Así pues, la justicia hace al Estado fuerte en la medida en que garantizando la armonía y el equilibrio puede hacer que todos sus miembros sientan seguridad en que pueden alcanzar la condición de bienestar que le permita desarrollarse.

Ahora Trasímaco habló que beneficia al que tiene más autoridad. Si ello es así es porque se está produciendo una desviación debido a que ese quien tiene autoridad la tiene no es porque la obtuvo para si a pesar de los otros sino por la aceptación de los otros. La autoridad vino dada por un pacto que se sintetiza en el hecho que “te doy autoridad para que nos facilites a todos el Estado de bienestar que deseamos”, si esto no es así esa autoridad la perderá al termino de la distancia. Pero Trasímaco también expresó que “la justicia no es otra cosa sino aquello que es ventajoso para el más fuerte”. Es posible en relación a su rol dentro del Estado, pero aquí también se produce una desviación en lo que correspondería a cualquier pacto social. Si el pacto social es impuesto no existe como tal puesto que lo que se impone es una situación de desarmonía y desequilibrio que generará inseguridad y finalizará cuando ya sea esta insostenible.

El discurso de Trasímaco es descriptivo y es dicho, al parecer, en un contexto donde los sentidos, todavía lo subyugan, siendo afectado por esa situación y su circunstancia.

Sócrates se encarga de refutar los argumentos de Trasímaco y en esa discusión sale a relucir otro argumento: que es lo que se entiende por “provechoso para el más fuerte es aquello que el más fuerte considera que redunda en beneficio suyo”.

Pienso que la discrepancia producida entre la relación hombre-Estado y hombre-hombre que hacen que se quiebre el pacto social es producto de la expresión citada arriba, es decir, “lo que el más fuerte considera...”; un individuo que actué de esta manera carece de sabiduría, o sea aún está sometido al “yugo de los sentidos”, no permitiéndole razonar para poder encontrar un punto de armonía entre el uno y lo demás, por ello considero valida la expresión de Sócrates de que “todo hombre que gobierne, considerado como tal, y de cualquier orden que su autoridad sea, no se propondrá jamás, en aquello que ordene, su interés propio, sino el de sus súbditos”. No obstante, esta afirmación sería más exacta si es hecha de manera condicional debido a que Sócrates mismo habla de recompensa, o sea premio o castigo para las personas que tienen que enfrentar dichos cargos, agregando además que “el peor castigo para el hombre de bien... consiste en ser gobernado por otro hombre peor que él”.

Si la sabiduría es el conocimiento obtenido por la experiencia y el estudio, y esta se logra luego de un largo recorrido y sólo las personas que han vivido podrían discernir entre lo justo y lo injusto, dándole a cada quien lo que le corresponde, entonces, el problema es cuando se obtiene esta condición de sabio.

Luego Sócrates retoma nuevamente la noción de virtud, sacándole a Trasímaco la asociación virtud a la justicia y de vicio a la injusticia. Después, en un proceso de deducción asocia virtud con cordura, sensatez, habilidad terminando por afirmar que justicia es habilidad y virtud e injusticia es ignorancia, por lo que se entiende que la justicia es un arte que requiere la sabiduría. Si la injusticia hace surgir sediciones, odios y combates mientras que la justicia mantiene la paz y la concordia, entonces la justicia es equilibrio y la injusticia desequilibrio. Virtud es, en consecuencia, aquella noción del bien que permite lograr el estado de armonía y equilibrio. Los individuos virtuosos procurarán los medios que garanticen una justicia virtuosa y la sabiduría es el medio para conseguirlo debido a que esta está en estado de generación. Por ello es más fácil describir sus atributos y su naturaleza, puesto que con ello se tiene una idea de las dos expresiones más repetitivas de este ensayo: armonía y equilibrio.

Se es sabio entonces cuando se está en reposo y se es libre de los sentidos.