miércoles, 6 de enero de 2016

EPISTEMOLOGÍA Y CONFLICTO




Problema: Aprehender el fenómeno conflicto a través de la epistemología social

Para empezar sería conveniente tratar de precisar que se entiende por conflicto. El conflicto la Real Academia Española lo define como combate, lucha, pelea, enfrentamiento armado. Apuro situación desgraciada y de difícil salida. Problema, cuestión, materia de discusión. Coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo capaces de generar angustia y trastornos neuróticos. Esta definición considera al conflicto referido desde un ente tanto hacia otro como dentro del mismo ente. Es tomado del latín conflictus que significa lo mismo, afectos de amor y odio, aprieto, estrecho, peligro, trabajo que sucede y angustia el animo. De igual forma, la guerra es definida como estado, pugna, disidencia entre dos o más personas, lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos en una misma nación, toda especie de lucha o combate aunque sea en sentido moral; oposición de una cosa con otra; hostilidad declarada, entablar abiertamente lucha o competencia con alguien[1]. De estas dos definiciones se observa una sinonimia, con la excepción que en el caso de la guerra se especifica con mayor claridad a los entes que pudieran encontrarse en ese estado. También es conveniente destacar que ambas definiciones expresan que el conflicto-guerra es un acto y un estado.

La importancia de que la guerra-conflicto sea vista como un acto y un estado se debe a que la filosofía política, en general, desde Hobbes ha considerado un estado de la naturaleza como un estado de guerra. En ese sentido Hobbes expresó que la guerra no sólo consiste en el acto de luchar sino que es un periodo en que la voluntad de confrontación violenta es suficientemente declarada. Todo otro tiempo es tiempo de paz. Con esta expresión a la noción de estado y acto se le agrega otro componente, es decir, el tiempo.

La idea del estado permite introducir el concepto de cambio, puesto que el cambiar contiene el estado y el acto. El paso estrecho de un estado al otro en donde confluyen la unión y la oposición, se podría entender en una primera instancia como guerra o conflicto. Aquí es conveniente acotar que se utilizará la palabra “conflicto” aunque se podría usar sin ningún inconveniente la palabra “guerra”.
Fernando Miliá[2] hizo un análisis estructural del conflicto, y expresa que a este estado se llega por una situación causal que es producto de una alteración de una situación ordinaria provocando un problema. El deseo y consecuentemente la voluntad de volver a la situación ordinaria produce la confrontación, es decir, el conflicto. Pero como ya se hizo mención el conflicto es el momento de paso de un estado a otro, un momento de cambio caracterizado por su estrechez puesto que como es posible que se de un cambio de estado, este no es necesariamente dado en su totalidad. Los aspectos que aquí son conveniente recoger son lo que podría entenderse como una “situación problemática” y la “voluntad”.

La situación problemática es un desequilibrio producto de una insatisfacción. Esta insatisfacción da origen a deseos o determinaciones de la razón que pueden conllevar al establecimiento de necesidades. Estas necesidades pueden propender al establecimiento de intereses que la volunta los convierte en objetivos conduciendo a la acción. La voluntad es la facultad de decidir y ordenar la conducta propia o también elección de algo sin precepto o impulso externo que a ello obligue.

Clausewitz[3], principal teórico de la guerra, expresó que ésta es un acto cruento y violento que persigue como propósito doblegar la voluntad del adversario con la finalidad de conseguir un objetivo político. Por tal motivo se ha podido afirmar que la guerra es la continuación de la política  con otros medios.

En la definición clasewitziana se evidencia que la guerra es un acto, pero como este caso el empleo de la fuerza es un uso normal, entonces la idea de periodo y consecuentemente de estado está presente, pero también está presente la idea de una situación de satisfacción que está relacionada con el objetivo alcanzado, por lo tanto se puede afirmar que el periodo de confrontación y de la voluntad de confrontarse es indeterminado. Esta circunstancia da a la noción de guerra o conflicto la representación de acto, estado en un periodo indeterminado, obstáculo, inseguridad y  peligro. El conflicto es, por consiguiente, mixto y múltiple, es el estado natural de las relaciones humanas, pero este se presenta como consecuencia del proceso de cambio de lo viejo a lo nuevo.

El conflicto, según Frischknecht[4] surge de la diversidad de significados o concepciones resultantes de atribuir valores diferentes a los mismos objetos. Estos significados provienen de los diversos tipos de representaciones que las comunidades hacen de la realidad y es lo que permite afirmar que la imagen que se tenga de una situación específica determina si hay o no un conflicto, es decir, si las imágenes que comparten tanto los tomadores de decisiones como los ejecutores de esas decisiones representan una situación conflictiva, hay conflicto o dicho de otra manera necesidad de cambiar una situación desventajosa. 

El desequilibrio que estas representaciones producen y el deseo de volver a una situación original o ventajosa provoca el estado y el acto de esa circunstancia de cambio. Por ello se puede afirmar que el proceso de cambio es un acto racional constituyendo el conflicto el estrecho paso de un estado a otro. Estos significados provienen de la diversidad de visiones del mundo que tienen los actores, de la natural evolución de sus intereses y de la intención de influirse mutuamente. El nivel de conflicto determina la magnitud de los medios puestos en juegos.

Esta visión del conflicto presentada por Frischknecht considera que la determinación del objetivo es realizada racionalmente y para ello se vale de la definición kantiana de interés. Según Aron[5], el método clausewitziano es dialéctico en sentido clásico. En él se maneja la relación entre tres parejas de conceptos: defensa-ataque, medios-fines, fuerza material-moral y varía de una a otra.

Las fuerzas materiales y fuerzas morales[6] remiten, respectivamente, a las cosas y a los hombres. La fuerza resulta de la unión de estos dos conceptos: Por un lado, la capacidad empleada, por el otro la confianza de los individuos en sus conductores, la experiencia... etc. Ataque y defensa no son excluyentes: en el ataque se puede defender y en la defensa se puede atacar. Ambas se disuelven cuando ocurre el choque.

Relación medios y fines está determinada por la determinación tanto de los medios como de los fines en el momento de plantearse el conflicto. Esta ambigüedad plantea: ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿Por qué? Y así sucesivamente. Los medios son los medios de cambio que varían según la apuesta en juego, o sea los fines. Estos fines, generalmente, cambian según el nivel de decisión, es decir, el proceso racional a la que se encuentra inmerso un grupo varía de acuerdo a su ubicación en una estructura organizacional. Los problemas a los que se encuentra cada individuo tanto desde el punto de vista vertical, como horizontal son diferentes y en esta relación están inmersa las otras dos anteriores relativas a fuerza-moral y ofensiva-defensiva conformando pues tres momentos que juntos producen el cambio, esto es el conflicto.

Pero el objeto de conocimiento está contenido en cada nivel haciendose énfasis en un problema específico. La idea que se persigue es la articulación del todo, es decir, el objeto determinado por la voluntad en todos de manera que se genere el movimiento que conlleve a la obtención del fin y en estas circunstancias se produce un movimiento donde se pasa de la particularidad a la generalidad y de la generalidad a la particularidad en cada nivel y entre niveles. De igual forma se produce un movimiento en donde el conocimiento tácito se hace explicito y lo explicito se hace tácito.

La constatación, verificación o evaluación no va dirigida a los resultados sino al conflicto para determinar si este es satisfactorio o no. La motivación en ese sentido hace un juicio global de la situación y pondera los resultados estableciendo si continua o no en ese estado fijando otro nuevo proceso de cambio. La situación, su evolución y posterior evaluación completan la concepción del cambio para el sujeto. Esta concepción es sólo un conjunto de ideas a ser comprobadas en la acción (Frischknecht), en otras palabras este es un proceso de ensayo y error. En el nivel operacional el comportamiento de los ejecutores es heurístico, es decir, implica la investigación de documentos o fuentes históricas y el arte de inventar[7]. En la táctica el  proceso es empírico, cualitativo y algorítmico.
Desde el punto de vista de la Justificación, la guerra se ha topado desde la edad media con el concepto de “guerra justa”. Este fue un intento para justificar o legitimar algo que no ha sido un bien en si pero necesario para la conquista y colonización violenta que se realizó desde la edad media y la edad moderna[8]. Pero como este concepto no aclaraba que era lo que se consideraba una guerra justa, fue necesario establecer otro que evitara pronunciarse sobre la difícil cuestión de saber quién tiene la razón ética o moral en una guerra. La primera aproximación sobre este asunto la hizo Baltasar Ayala quien consiguió diferenciar entre las guerras que corresponden a la confrontación entre dos estados soberanos calificados cada uno de ellos de "iustus hosti" y las "guerras civiles" y "demás persecuciones penales y supresión de bandidos, rebeldes y piratas". El uso de la palabra "justo" en el sentido de la "guerra justa" fue entendido entonces en el sentido de "ajustado a la forma"[9].
Varios siglos después Kant introdujo la categoría política del "enemigo injusto" rompiendo con ello la "igualdad formal" entre Estados beligerantes.  Él definió como "enemigo injusto" a aquel "cuya voluntad manifestada públicamente es evidencia de una máxima según la cual, si se convirtiera en máxima general, no sería posible un estado de paz entre los pueblos, sino que habría de eternizarse el estado de naturaleza", con ello sentó las bases para la conformación de representaciones que tienden a la exclusión, discriminación, dominación y agresión o retaliación[10]. Por supuesto que esta calificación parece no haber contribuido a una paz perpetua sino a un estado de la naturaleza interestatal en el más puro sentido kantiano como pareciera evidenciarse hoy en día. Al respecto, Kant ha posibilitado la introducción de "guerras" contra un "enemigo" que es considerado peor que un "criminal", en lugar de un adversario, alejando así las posibilidades de un cambio por vías no estrechas.
Desde la perspectiva simbólica esta interpretación ha permitido convertir a la modernidad, como una realidad construida, un símbolo que permite justificar los cambios signados por la estrechez o el conflicto. La modernidad, consecuentemente es un imaginario a partir del cual se determina lo que es bueno y lo que es malo y justifica el conflicto para hacer “bueno” lo que no lo es.
De igual forma, Kant desde el punto de vista de la filosofía política fundamentó el estado de guerra en sentido hobbesiano, con algunas variantes de naturaleza moral y de derecho privado que si bien describen el estado de guerra como un estado de incertidumbre que dada la potencialidad del conflicto se manifiesta ya antes de que este se concrete introduce otro conflicto dentro del individuo entre lo que aspiro como máximo bien desde la perspectiva del imperativo hipotético y el deber ser del imperativo categórico. Si volvemos al concepto de conflicto esbozado previamente se tiene que Kant llega a estas dos conclusiones partiendo de la separación o abstracción si se entiende por conflicto “lo mismo”. En otras palabras Kant toma a los otros como opuestos que hay que coaccionar, dominar o eventualmente eliminar si se hace extensiva la definición del “enemigo injusto”.

Esta separación que realiza Kant permite traer a colación el concepto hegeliano[11] de esencia. El sistema filosófico de Kant parte de la propiedad esencial, es decir la propiedad a través del cual es posible identificar al objeto pudiéndose abstraer todo lo demás. Para Hegel “la esencia es pura reflexión. No constituye así sino una relación consigo misma; no en cuanto relación inmediata, sino en cuanto relación reflejada: es la identidad en si”. La identidad, en este sentido es “el ser que ha devenido por la supresión de la determinabilidad inmediata, y, por tanto, el ser en cuanto idealidad”, para ello no es conveniente excluir la diferencia puesto que la identidad “contiene también la diferencia”. Así pues, según Hegel “lo positivo” y “lo negativo” son en si una sola determinación por lo que puede afirmar que “la razón de ser es la unidad de la identidad y de la diferencia”. Estos conceptos guardan una estrecha coincidencia con el concepto de conflicto al cual se ha hecho mención, por lo que el conflicto, el cambio signado por su estrechez o la razón de ser parecen constituir sinominias que reflejan una especie de oposición entre lo separado y lo unido en el sentido que lo separado tiende hacia lo unido de muy diversas formas.

Desde el punto de vista de los imaginarios la idea de lo separado entendido como ha sido hasta ahora, desde la perspectiva kantiana, busca unir mediante la exclusión (abstracción), dominación y asimilación. Expresado de una manera más estrecha se podría interpretar que con la propiedad esencial no es necesaria la diferencia considerándose a la unidad o totalidad solo como una parte. Desde la perspectiva clausewitziana este imaginario se entiende desde lo separado puesto que en coincidencia con Hegel, el conflicto absoluto se da en forma ideal y la realidad mantiene la separación “el otro” como un mecanismo de manutención en el juego, o sea que la unidad se produce en el juego, mientras que en el resto de los momentos lo unido  se mantiene separado.

Pero, Hegel[12] teniendo presente la importancia que Kant le otorga al espíritu subjetivo y a la voluntad individual dentro de la perspectiva de la moralidad y la razón, consideró el espíritu objetivo y las representaciones (bildung) como constructores de una realidad que está en cambio constante, es decir, desarrollo como la forma en que se manifiesta la autoconciencia (esencia) y la eticidad. La liberación del alma es el telos del individuo y de los pueblos y esta es entendida como medio y fin, por lo que esta búsqueda constante constituye el desarrollo, un desarrollo que se produce mediante el cambio de estado. En este sentido, la oposición no se produce, pero si la estrechez y la mismidad en sus múltiples formas.

Entonces hay cambios dentro de uno y fuera de uno y así sucesivamente, pero como este cambio se produce también entre otros entes la intercambiabilidad se produce en la medida que el “Inter” permite que el cambio dentro de uno y fuera de uno se ha más allá de la estrechez y la estrechez se produce cuando hay dificultad para que el cambio se produzca. La estrechez se manifiesta en estados causales, es decir, aprehensión, miedo, inseguridad,  etc.

De lo expuesto anteriormente se evidencian tres momentos de cambio o cambios signados por la estrechez (conflicto): el clasewitziano que se produce en función de la relación medios-fines, el kantiano que se produce en función de la dualidad entre el imperativo categórico y el imperativo hipotético y el hegeliano cuyo objeto es la liberación del alma individual y colectiva. Estas tres concepciones no se contradicen, al contrario se complementan, de hecho Hegel parte de la idea de Kant para construir su sistema de legalidad. En el caso de Clausewitz, este por si sólo podría ser considerado como una forma desarrollada del imperativo hipotético kantiano que es teórico – instrumental, y que explica la base material de un tipo de intercambio que es contrario al desarrollo porque implica un desgaste o perdida de capacidades. Las tres perspectivas podrían ser consideradas como un instrumento que permitiría determinar las redes de ideas, imágenes, sentimientos, carencias y proyectos, es decir, la realidad.

Estos tres ejes serían el eje de tres tipos de relaciones: medios-fines, moralidad-fines y eticidad – fines. La primera de las relaciones está dirigida a lo material (que puede ser físico o abstracto), la segunda de las relaciones a los otros en tanto que el individuo se entiende como parte de un colectivo y el tercer tipo de relaciones está dirigida a la búsqueda de la autoconciencia.

Ahora estos momentos de cambio se producen en el tiempo-tiempo. En ella, el movimiento que se produce en estos tres ejes en un periodo y en un espacio determinado producen un tejido de relaciones que se manifiestan en representaciones que van de lo tácito a lo explicito y viceversa tanto desde el punto de vista individual como colectivo.

Consecuentemente, la verdad es el cambio, pero el cambio entendido dentro de esta triple perspectiva puesto que en ella sería posible identificar y evaluar el proceso de producción de conocimiento en lo individual y en lo social[13], debido a que en estos dos niveles jerárquicos las unidades se enfrentan a esta trinidad. Ello hace posible la interacción de lo individual a lo individual y de lo individual a lo social.   

Desde el punto de vista de la Epistemología Social, estos momentos podrían permitir la consideración de aspectos a-racionales (Laudan) entendidos a partir de lo que se ha explicado de imaginarios sociales y podrían ser medidos desde el punto de vista racional (Thagard) y a-racional mediante métodos ya probados como el Delphi.





[1] El Diccionario de Autoridades agrega además que la guerra es: modo y disposición de hacerla; oposición y contrariedad que hace una cosa con otra como el calor al frío, incluyendo dentro de esta conceptualización la guerra de entendimiento entendida como la oposición de dictámenes, juicios  y opiniones sobre cosas. Por su parte, el Diccionario de Autoridades define el conflicto como: lucha, combate, pelea o batalla. Hallase usado con frecuencia en lo moral, y que pertenece al animo y espíritu..
[2] MILIÁ, Fernando. El Conflicto. Análisis Estructural. Buenos Aires. Instituto de Publicaciones Navales. 1985. 150 p.
[3] CLAUSEWITZ, Karl Von. On War. Princeton University Press. California. 1989. 732 p.
[4] FRISCHKNECHT, Federico y otros. Lógica, Teoría y Práctica de la Estrategia. Buenos Aires. Escuela de Guerra Naval. 1994. 271 p.
[5] ARON, Raymond. Pensar la Guerra, Clausewitz. Tomo I. La edad europea. Madrid. Ministerio de la Defensa. 1993. Pp 323-331. 
[6] La moral es aquí es entendida en el sentido que un individuo o un colectivo entienden como idea del bien la dignidad.
[7] PERTUSIO, Roberto. Estrategia Operacional. 2ª Edición.  Buenos Aires. IPN. 2000. p-19 
[8] MUÑOZ, Antonio. Kant, Baltasar Ayala y Carl Schmitt: ¿hacia la “guerra” perpetua o hacia verdaderos Tratados de Paz?   Santo Tomás de Aquino estableció que los requisitos para que una guerra sea declarada justa son: un fin puramente pacífico sin odios ni ambiciones, causa justa, declaración de guerra por autoridad legítima, y prohibición de toda mentira.
[9] Por esta razón, Baltasar Ayala señaló lo siguiente:
a) “la guerra en el sentido justo” hay que desviarla de la justicia material, de la causa justa, hacia “las cualidades formales de una guerra jurídico pública, es decir, interestatales”. Es esta la cuestión fundamental: “la guerra ha de ser pública en ambos lados”. No puede admitirse las “guerras privadas” (ámbito en el que tendría cabida los “principios éticos” de negación de las “guerras”).
b) “la guerra justa” es la que se produce entre “enemigos justos”. Y "enemigo" es el iustus hostis, el soberano estatal en paridad e igualdad con el estado beligerante, aunque éste no tenga "causa justa" para la guerra, en el sentido moral, ya que se cumple sencillamente con ser un “estado soberano”.
c) la decisión sobre "si existe o no una causa justa le corresponde exclusivamente a cada soberano estatal".
[10] En este sentido Kant entendió lo "justo" como "moralmente" bueno, e "injusto" como "malo".
[11] HEGEL, G. W. F. Lógica. 2a edición Editorial Ricardo Aguilera. Madrid. 1973. Pp 185-262
[12] HEGEL, G. W. F. Il Dominio della Política. Fenomenología dello Spiritu. 2ª Edición. Editorial Riuniti. Roma. 1997. Pp 263-297
[13] GOLDMAN, Alvin. Social Epistemology. http://plato.stanford.edu/entries/epistemology-social

lunes, 14 de diciembre de 2015

COMENTARIOS SOBRE “LA EPISTEMOLOGIA SOCIAL”





La introducción del articulo “Social Epistemology” de Alvín Goldman establece que “es el estudio de las dimensiones sociales del conocimiento o información” entendiendo como conocimiento aquello que es creído, o aquellas creencias institucionalizadas en sí o por la comunidad, cultura o contexto. Entonces el problema estriba en como es producido este conocimiento: por un proceso de interiorización de este, por un proceso de socialización o por ambas interactuando simultáneamente. En principio ambas formas actúan simultáneamente. El conocimiento interiorizado es aquel que se encuentra en cada individuo de forma tácita producto de su interacción con el mundo sensible. El conocimiento común es el resultado de un proceso de exteriorización que permite la socialización de ese conocimiento y por consiguiente su institucionalización. De forma gráfica ello se representaría de la siguiente manera:



La combinación es el proceso a través del cual se pasa del conocimiento exteriorizado a un conocimiento interiorizado, es decir, el conocimiento se interioriza, luego se exterioriza para luego ser interiorizado.

Ahora la socialización trae subyacente el concepto de organización y esta podría darse en una comunidad política o en una comunidad científica.  La socialización implica la aceptación de ese conocimiento y su aplicación como practica consuetudinaria, es decir, aceptada. La aplicación es una practica continua y aceptada en función del tiempo en una sociedad como la Comunidad Política o la Comunidad Científica. Este concepto que es el de costumbre genera una autoridad basada en la tradición o en la razón.

Cuando Locke expresa el asunto de la autoconfianza y Hume y Reid de la confiabilidad de la fuente, Goldman expresa la duda que ha existido sobre el origen de lo que es creído y con ello se evidencia los tipos de inteligencia que se pueden visualizar en función de las capacidades humanas, hechos de manifiesto en la Teogonía: Prometeo o el que es capaz de razonar antes de que ocurran los hechos, basada en la autoconfianza y Epimeteo o la inteligencia que es capaz de razonar y reflexionar luego que estos hayan ocurrido, es decir teniendo presente la confiabilidad de la fuente. Locke representa con su argumento una inteligencia que es capaz de discernir e interiorizar un conocimiento  (prometeica) para a partir de allí iniciar la exteriorización y Hume y Reid, representan el tipo de inteligencia que parte del conocimiento exteriorizado que luego de una combinación es interiorizado (la epimeteica por decirlo de una determinada manera).

No se puede inclinar por un tipo de conocimiento o de pensamiento en particular porque todos se producen de manera simultánea. Un individuo perteneciente a una Comunidad Política o Científica puede producir un conocimiento y la posibilidad de su uso podría generar practicas regularizadas que podrían constituirse en costumbre, o sea la socialización (que implica la aceptación) puede producirse también antes de la practica o combinación en el proceso del conocimiento. Aquí hay una diferencia entre lo que es conocer el conocimiento y el proceso de producción del mismo. El conocimiento es en función de lo que se ha creído y el proceso de producción es el camino que ha llevado a esa creencia. Lo que se ha creído es algo que ha sido interiorizado y la socialización permite que esa creencia sea interiorizada por otros convirtiéndose en una practica consuetudinaria.

Con respecto a Karl Marx, Goldman afirma que su “Teoría de la Ideología” podría bien ser considerada un tipo de epistemología social. Tal vez la razón de esta afirmación es el hecho que esta teoría se basa en un fundamento: materialismo histórico, y un método: el dialéctico,  como nuevas formas de comprender la realidad, por eso es que podría ser entendido como una nueva epistemología. Pero el ciclo de acuerdo a lo mencionado previamente es al revés, es decir, el conocimiento interiorizado es a través de una combinación exteriorizada para luego a través de un proceso de socialización ser interiorizado. La forma de interiorización fue convertida por los soviéticos en dogma y eso sólo pudo permitirles “ver el árbol y no el bosque”, con las consecuencias que la historia ha hecho presente. En otras palabras, el conocimiento se hizo producto de un proceso que se hizo dogma, evitándose con ello la producción de nuevos conocimientos debido a la validez o no del método empleado.

Con respecto a Habermas, este expresó que “las creencias, que agentes podrían acordar en una situación discursiva ideal, son ipso facto creencias verdaderas”, con lo que el dispositivo social comunicacional es tratado como un tipo de epistemología estándar, que se infiere por el papel que juega el proceso de socialización en el pasaje de un conocimiento interiorizado (tácito) a uno exteriorizado (explicito).

Al final se hizo mención al primer uso que se le dio al concepto de “Epistemología Social”, el cual trata del estudio del conocimiento en sociedad en lo referente a los patrones de producción, flujo, integración y uso de todas las formas del pensamiento comunicadas a través de todo el tejido social. Esta conceptualización involucra, en principio, al conocimiento en sí y de cómo a él se llega en una comunidad. No obstante, la esencia de la epistemología es la tensión que existe entre contenido vs. Proceso, estos dos aspectos no son fijo y a veces uno de ellos es tomado como fijo, produciendo una desfocalización que saca de contexto al que estudia cualquier campo del quehacer humano.

En esta primera parte se ha visto que tanto Locke, Hume y Reid, hicieron énfasis en lo que es creído y el resto en cómo se ha llegado a esta creencia. Shera-Egan consecuentemente centraron sus esfuerzos en integrar ambas corrientes, es decir, la del contenido y la del proceso en el “estudio del conocimiento en sociedad ...”.

Teniendo presente el impacto que tuvo el pensamiento de Descartes en lo que concierne al “método” como racionalidad subyacente para alcanzar la verdad es pertinente mencionar como el sistema concebido por él permite generar creencias no a partir de la interiorización del conocimiento sino a partir de un proceso que partiendo de la racionalidad y la justificación puede ser interiorizado. La importancia de esta afirmación estriba en el hecho que desde Platón la noción de bien, sabiduría y justicia era la unión de lo que era entendido por ciencia y lo que se denominó “conjeturas verdaderas”.



En esta perspectiva el hombre era el centro de todo y con la propuesta descartiana de un método que tiene como objetivo obtener creencias racionales o justificadas pareciera dejar a fuera al hombre como esencia de la ciencia, o mejor dicho del proceso de la búsqueda y obtención del conocimiento. En este sentido la racionalidad permitió un proceso de sistematización y la analogía más pertinente es la de la maquina que permitió a su vez la automatización con lo cual se hizo posible la deducción automática en función de parámetros establecidos. Consecuentemente, el “método” dejó de ser social para ser científico, contribuyendo con los grandes desarrollos que ha alcanzado la humanidad hasta el presente.

De acuerdo a lo que se ha visto hasta ahora, Alvín Goldman ha sido, quizás, el primero que hizo trabajo relativos a la formulación de la verdad orientada a la “Epistemología Social” al hacer proponer la división de la epistemología en una individual (sujeto epistémico) y otra social (epistémica), que buscan identificar los procesos, métodos o practicas que contribuyan a la producción de creencias verdaderas. Pero desde el punto de vista individual hace énfasis en el aspecto psicológico y la social busca identificar y evaluar los procesos sociales por los cuales el sujeto epistémico interactúa con otros sujetos sobre quienes se ejercen una influencia causal en sus creencias.

En otras palabras los primeros trabajos de Goldman hicieron énfasis en el proceso de obtención, interiorización del conocimiento, socialización, exteriorización y combinación de ese conocimiento adquirido para que luego sea interiorizado. Este problema que a finales de los noventa ha sido tratado por Nonaka y Takeuchi para crear organizaciones inteligentes como estrategia empresarial, fue en los setenta un problema que habría que indagar como se produjo, es decir a través de la reflexión de un sujeto epistémico o fue producto del entorno social científico.

Consecuentemente, puesto que existe un proceso, faltaría saber cuando una creencia pasa a ser creencia desde el punto de vista individual y colectivo, es decir es un asunto automático a partir del cual se pasa del no creer al creer o es un fluido que va llenando todo, de manera poco perceptible hasta que es evidente al individuo o al grupo.

En este sentido Kitcher introduce el concepto de “consenso practico”. Este concepto da luces sobre el problema desde la perspectiva de entender el paso de un estado de no creencia al estado de creencia, pero cuando en el articulo se refiere que un virtual consenso practico como una practica generada por aquellos que toman en cuenta los acuerdos, metodologías, etc que los miembros aceptan indirectamente por la aprobación de otros científicos considerados como autoridades, se evidencia que ese “consenso practico” es un sistema que funciona en una organización racional de científicos que se rige por parámetros que conjugan la tradición, el carisma y la razón, es decir, los tipos de autoridad establecidos por Max Weber, trayendo como consecuencia que dicho consenso tenga componentes burocráticos (en sentido weberiano).

En clase se trajo a colación otro tipo de “consenso practico”, como el que se produjo en Caracas por una presunta escasez de gasolina que se presentó en ese día que llevó a las personas a las estaciones de servicio de gasolina de manera simultanea. Esto al parecer fue una creencia individualizada cuya suma de individualidades produjo un consenso practico que a su vez fue exteriorizado e interiorizado por otros. En este caso no había una organización pero la creencia hizo que las personas se comportaran de una determinada manera en función de la misma creencia.

Pienso que es difícil referirse a la obtención de creencias partiendo de una visión sistémica puesto que la idea de maquina da a la creencia su asunción como la acción de un interruptor que pasa de “off” a “on” en un momento determinado. La interiorización de una creencia sería eventualmente un proceso nutritivo similar al resto de las funciones del cuerpo humano, pero que opera en la memoria.

Lo que he percibido de Goldman es que trata de comprender un proceso orgánico, al entender el componente social de la epistemología a través de la idea de un sistema que tiene fundamentos descartianos.

ANEXO
De acuerdo a lo recopilado en la discusión se extrajo lo siguiente:

ANTICLASICA
CLÁSICA
Rechaza normas universales u objetos de racionalidad y los criterios de verdad
Búsqueda de la verdad y conocimiento a través de los valores veritativos de racionalidad, justificación y experiencia.
Busca tener un enfoque más abierto
Consenso practico como mecanismo para llegar a la verdad
La verdad como resultante del proceso de estabilización
Autoridad testimonial
Consenso holístico y cientifistas
Enfoque más descriptivo que normativo

De acuerdo al profesor estas dos corrientes colocan limites, no obstante en clase se hizo mención a que la corriente anticlasica pareciera ser una evolución en lo que concierne a la Teoría del Conocimiento.

Ahora si se consideran ambos enfoques como caminos para aproximarse a la verdad y si se considera la posición anticlasica como una evolución, la aceptación o la negación de los dos enfoques como herramientas para aproximarse a la verdad es lo realmente lo anticlasico.

El problema de la Epistemología Social es ser un conocimiento universal de la particularidad.

Democratización del conocimiento ....

Conocimiento particular
Conocimiento Específico
Conocimiento Universal
Hume y Kant trataron de hacer ciencia y filosofía particulares para producir conocimiento universal








La epistemología social produce un conocimiento universal de la particularidad
Conocer lo universal o filosofar sobre eso

Hegel habló sobre la dialéctica entre lo general y lo particular y el conocimiento se produce + en espiral desde lo particular a lo específico a lo general


El profesor trata de enfocar la sociedad del conocimiento desde la perspectiva de la epistemología social.

Epistemología es Teoría del conocimiento. Proceso del pensamiento, para ello se requiere un enunciado lógico elemental pero este está afectado por:

  • Solipsismo, es decir, trasladar experiencias personales a lo público.
  • Indefinición ... de enunciados elementales que abren la puerta a la metafísica.
  • Refutabilidad, en el sentido de ser concluyentemente verificable y refutable, con lo cual también abre la puerta a la metafísica

Se siguen buscando verdades eternas universales, y no hay referente para fenómenos físicos.

domingo, 1 de noviembre de 2015

LA SEGURIDAD DE LA NACIÓN DESDE UNA RE-LECTURA DEL PENSAMIENTO DE NICOLÁS DE CUSA.







Hay una estrecha relación entre las palabras ‘doctor’ e ‘investigar’. ‘Doctor’ proviene de la expresión latina ‘docere’, enseñar e, ‘investigar’, también de origen latino era ‘vestigium’ y denotaba ir en busca de una huella, un dato. Así pues, podemos decir que un doctor es alguien que enseña los resultados de una búsqueda de algo. Este algo puede estar relacionado con la verdad o falsedad, lo bueno o lo malo, el bien y el mal y lo bello y lo feo. Este algo, que tiene que ver con un dato, indica la búsqueda de un principio dentro de un contexto de limitación. Y de una limitación también se puede inferir una incapacidad para determinar cualquier cosa. Este es un aspecto a tener en consideración porque un docto es un ser que piensa en los límites, aleja los límites y/o determina los límites de nuestra propia ignorancia para cuestionarlos y romperlo, y crear así las condiciones de posibilidad de adquirir nuevos conocimientos.

Se reconoce que Nicolás de Cusa (1440/2011:100) con su obra De Docta Ignorancia ayudó a promover un movimiento intelectual que produjo una nueva manera de ver el mundo. Esto lo hizo dentro de un contexto determinado por la existencia, en primer lugar, de conflictos político-religiosos en el seno de la cristiandad y, en segundo lugar, por la amenaza creciente del imperio otomano sobre Europa. Este pensador alemán, según Cassirer (1927/1951), produjo una ruptura en el pensamiento escolástico en lo concerniente a la determinación del concepto de verdad objetiva al ahondar en el concepto de medida puesto que el conocer era un “simple caso particular de la función universal del medir” abriendo la posibilidad de establecer otros referentes que permitieran acceder al conocimiento. ¿Cómo pudo hacer eso? Koyré (1999) nos da una respuesta acerca de ello.
Según este pensador ruso-francés, el cusano negó la finitud del mundo y su clausura dentro de los muros de las esferas celestes sin afirmar la infinitud del universo. Él reservó a Dios el calificativo «infinito» e indicó que el universo era «interminado» (interminatum), es decir, carecía de “fronteras… [y] de precisión y de determinación estricta… [y] Por consiguiente, no [podía] ser objeto de conocimiento preciso y total, sino tan sólo de un conocimiento parcial y conjetural” (Ibíd.).
Este reconocimiento del carácter limitado de nuestro conocimiento, y por consiguiente, de la imposibilidad de construir una representación unívoca y objetiva del universo, fue lo que constituyó uno de los aspectos de la docta ignorantia que permitió  “transcender las limitaciones de nuestro pensamiento racional”. La manera como lo logra Nicolás de Cusa fue explicada por Cappelletti (Bravo, 1998). Este pensador argentino-venezolano expresó que “la idea cusana de la concidentia oppositorum” permitió la postulación de una nueva lógica “basada en el principio de contradicción”, debido a que como “entre el infinito (Dios) y finito (hombre)” no había proporción, se podía pensar adecuadamente lo infinito” pudiéndose demostrar no sólo que Dios es inaccesible, sino también que está en todo[1].
Reconocer esta limitación y pensar cómo sobrepasarla significó una ruptura y una apertura que llevó a la humanidad de un mundo cerrado a un universo infinito. Nicolás de Cusa escribiría otros libros. De ellos me interesa destacar “De Pace Fidei” (1453/1996). Este libro fue escrito bajo la influencia de la caída de Constantinopla. En esta obra el cusano trató de pensar una “paz perpetua” en las religiones “por un medio conveniente y conforme a la verdad” a partir de un criterio basado “una sola religión en la diversidad de los ritos”. Es una coincidencia que el estado de ansiedad que se vivió en el siglo XV sea similar al que estamos viviendo hoy en día, quizás de forma contraria, cuando el propio papa Francisco I alertó el hecho de que la humanidad está viviendo una nueva guerra mundial cuya naturaleza es civil, siguiendo los criterios de Agamben (2015), debido a que el principal antagonismo se presenta en el alcance de los límites entre lo público y lo privado[2]. Hablar de guerra nos coloca en el plano de la defensa y la seguridad y, consecuentemente, en la docta ignorantia en todo lo relativo a la seguridad de la nación. Por ello nos hemos establecido como objetivo general tratar de examinar los problemas onto-epistémicos acerca de la seguridad de la nación en Venezuela siguiendo la episteme usada por el pensador alemán del medioevo tardío. Para tal fin vamos, en primer lugar, a describir de qué manera saber es ignorar en lo concerniente a la seguridad de la nación, en segundo lugar, a analizar la incomprensibilidad de la seguridad de la nación en lo concerniente a la relación entre norma y ordenamiento y, en tercer lugar, examinar los problemas de los fundamentos metodológicos para reflexionar acerca de la seguridad de la nación.

1.- De qué manera saber es ignorar en lo concerniente a la seguridad de la nación.

La seguridad de la nación en Venezuela es un concepto que fue desarrollado durante el proceso constituyente para marcar una diferencia con relación a la doctrina de seguridad nacional que estuvo vigente hasta el año 1999. Según los constituyentistas la seguridad nacional fue el reflejo de la imposición de una forma de hacer política que creó las condiciones de posibilidad de considerar enemigos a una parte de la población venezolana por pensar y hacer de manera diferente. La seguridad de la nación, en cambio, fue el concepto que se produjo para dar consistencia a la nueva realidad política que se estaba constituyendo. El alcance del concepto de seguridad de la nación está establecido en el artículo 2° de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación[3]. Aquí comienzan los interrogantes. La Constitución Nacional y la Ley Orgánica de la Seguridad de la Nación constituyen, consecuentemente, el marco sobre el cual se puede determinar la verdad o falsedad, la bondad o la maldad, lo bueno o lo malo y lo bello y lo feo de un enunciado. La verdad o falsedad remiten a lo científico, la bondad o la maldad así como lo bueno o lo malo entre en el plano filosófico y lo bello y lo feo entran en el plano estético. Teniendo estos aspectos presentes, desde el punto de vista científico ¿podemos afirmar que el plano de referencia de la seguridad de la nación considera las variables necesarias para asegurar que no sea falsado desde una perspectiva poperiana?, ¿las causas que motivaron el paso del concepto de seguridad nacional a seguridad de la nación están presentes desde una perspectiva ontológica?, y consecuentemente ¿establecer nuevos límites, desechar los existentes o cambiar la visión epistémica que los establece y su fundamento ontológico, será posible? Desde la perspectiva filosófica ¿el concepto que va a anunciar el acontecimiento desde un enfoque constitucional o legal es consistente?, ¿es posible dar consistencia a un concepto normativo o constitucional a partir de un sistema de referencia dado? Con relación al lado estético de nuestro análisis, entendido éste desde una analítica de la facultad de juzgar teleológica que considera un concepto a partir de su idoneidad objetiva y material desde las causas y sus efectos, ¿una acción política puede ser considerada como producto de un arte o material para un arte de la política de otros posibles seres de la naturaleza?[4]
Con estas interrogantes lo que he buscado es indicar que el plano sobre el cual se sustenta la seguridad de la nación es endeble desde el punto de vista conceptual, cognoscitivo o estético y este plano es el asidero sobre el cual un docto va a enseñar sus hallazgos en términos de referencia, consistencia o sensibilidad. Por ello Nicolás de Cusa (1440/2011) en el capítulo primero de su docta ignorancia indica de qué manera saber es ignorar debido a que el saber exacto es incomprensible desde el mismo momento que un entendimiento limitado de las cosas indiferentemente de las causas que sean no puede dar cuenta de lo indeterminado y lo infinito. Con ello podemos ahora reflexionar acerca del alcance de esta incompresibilidad.

2.- La incomprensibilidad de la seguridad de la nación en lo concerniente a la relación entre norma y ordenamiento.

Entiendo por ordenamiento aquello que hace que los miembros de una comunidad política puedan, en sentido spinoziano, perseverar en su propia existencia adquiriendo mayores grados de perfección (Spinoza, 1677/1980)[5]. Y por norma, las reglas que permiten que ello sea posible. De aquí se deriva que una comunidad política bien ordenada es aquella, como ya he indicado en otras oportunidades, estructura política que permite a cada ser que conforma esa comunidad perseverar en su propia existencia de la forma más libre posible a fin de alcanzar una mayor perfección, es decir, es producir y autoproducirse en las mejores condiciones posibles y de la mejor manera deseable y un buen gobierno es aquel que sea más efectivo en el logro de ese propósito. La defensa, consecuentemente, es la protección contra algo que impida que se efectúe el buen ordenamiento (Blanco, 2013). Esta conceptualización plantea una serie de interrogantes y problemas sobre los cuales habría que reflexionar por los límites que en sí están subyacentes en el enunciado. Estos son: ¿Es posible pensar la seguridad de la nación en una comunidad que no está bien ordenada?, ¿qué significa buen ordenamiento y cómo éste puede ser producido?
Si se considera los escritos de Spinoza que, como se sabe, tuvieron en Machiavelli una importante influencia se evidencia que en el ordenamiento de una comunidad política hay una tensión entre los conceptos de seguridad y libertad. Esta tensión se evidencia en el hecho que el pensador neerlandés pasó de considerar la libertad y la seguridad desde una especie de liberalismo individualista a un comunalismo democrático a fin de garantizar la seguridad mediante un buen gobierno (Blanco, 2014). Teniendo presente lo antes indicado podemos indicar que el artículo 3° de la Constitución Nacional al establecer que el fin esencial del Estado es “la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad,…, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo…” se entiende que el Estado va a definir el desarrollo de cada persona y lo que es ‘prosperidad’ y ‘bienestar’ y la seguridad de la nación (artículo 2°) mediante planes y programas va a hacer ello posible y la defensa estará orientada a preservar ese estado de cosas. De esta situación se evidencian tres aspectos a tener en consideración para pensar desde el punto de vista teórico en los límites de la seguridad de la nación. En primer lugar, para el Estado es más importante la seguridad del orden, que se supone bueno, que la libertad de sus miembros, en segundo lugar, si los miembros no están seguros, ni prósperos ni en condiciones buenas y dignas no se está cumpliendo la constitución y no hay ordenamiento y, en tercer lugar, como el fin del Estado es su autoconservación va a hacer todo lo posible para preservarse a expensa de sus miembros, lo que implica a su vez la conflictivización de lo público y lo privado.
Como se puede observar, en este estado de cosas hay una tensión entre seguridad de la nación y libertad de los miembros que la conforman que hace incomprensible todo lo concerniente a la seguridad de la nación debido a que los límites que han sido impuesto por la norma y el ordenamiento no logra evitar que se repita aquello que se trató de corregir cuando se cambió la expresión de ‘seguridad nacional’ por ‘seguridad de la nación’. Ello obliga a considerar la esencia misma de lo que se entiende por buen ordenamiento desde una perspectiva originaria para pensar en la seguridad de la nación desde una perspectiva docta.

3.- Los problemas de los fundamentos metodológicos para reflexionar acerca de la seguridad de la nación.

Reflexionar acerca de lo que se entiende por buen ordenamiento desde una perspectiva originaria es considerar aquello que Agamben denominó anclaje ontológico desde un enfoque epistémico. El anclaje ontológico, según Agamben (2008), es una expresión que indica el fundamento a partir del cual se va a intentar dar cuenta de una realidad determinada.
De aquí se derivan otros problemas para abordar una investigación: ¿Cuál es el anclaje ontológico a usar para encarar cualquier tema relativo a la seguridad de la nación considerando los problemas abordados en los parágrafos anteriores?, ¿este anclaje va a estar basado en las ciencias del espíritu a partir de una aproximación genealógica o en las ciencias cognitivas por intermedio de una aproximación biológica centrada en el sistema neuronal o el código genético? Imagínense, seguir un camino nos coloca en el plano metafísico que conduce a determinar esencialmente la naturaleza de la seguridad de la nación desde la perspectiva de la conceptualización de ‘buen ordenamiento’ y en el plano científico que nos lleva a la construcción de modelos teóricos para aplicar la seguridad de la nación en un contexto determinado. Si se adopta el camino cognoscitivo se va a colocar límites a un problema metafísico como lo constituye la seguridad. Por ello es importante plantearse la pregunta: ¿Cuál es el fundamento en que descansa la seguridad de la nación? Una lectura detallada del artículo 2° de la ley antes indicada nos dice que esta es una sensación y un proceso basado en un modelo, pero si nos preguntamos qué es ‘seguridad’ y qué es ‘nación’ más allá de las respuestas que podamos encontrar está el hecho que pensar en la seguridad de la nación es pensar en los fundamentos que garanticen la existencia misma de la comunidad política no de un tipo particular de ordenamiento[6]. Por otra parte ¿Cuál va a ser el camino a seguir para pensar en los fundamentos y sus límites conceptuales? La episteme sobre la cual reflexionó el cusano se basaba en la semejanza. Esta episteme estaba caracterizada según Foucault (1968), en primer lugar, por la búsqueda del sentido para “sacar a la luz lo que se asemeja” y, en segundo lugar, por la determinación de “la ley de los signos” porque ello permitía “buscar las cosas semejantes”. Desde el siglo XVII esta, según este autor, comenzó a ser suplantada por la medida (rex extensa) y en el presente el mismo Foucault así como otros autores han tratado de construir los medios de salirse de esta visión del mundo fundamentada en la medida y que ha constituido el fundamento de la modernidad. Teniendo esto presente, ¿es posible medir la seguridad de la nación o algún aspecto de ella…?, ¿es posible pensar la seguridad de la nación a partir de una semejanza establecida por una realidad de nuestro pasado a apropiándose de un modelo foráneo?
Enfrentar estos interrogantes desde la perspectiva de Nicolás de Cusa es establecer la esencia de la docta ignorantia. Evadirse es aferrarse a los límites impuestos por un ordenamiento o autoimpuestos por una realidad incomprensible y no considerarlo es retornar a los supuestos que hicieron que el pensador alemán cuestionara a través de la obra comentada en los supuestos del conocimiento. ¿Cuáles eran estos supuestos? Un saber limitado por producirse en un mundo cerrado de acuerdo con los dictámenes de un poder trascendente que determinaba qué era verdadero o falso, bueno o malo y bello o feo, frente a una realidad que estaba cambiando. Nicolás de Cusa tuvo la audacia de no cuestionar estos límites y sin embargo crear las condiciones de posibilidad de que fuesen desbordados.

4.- Corolario.
La importancia de tomar al cusano como referencia, siguiendo a Cassirer, se debió, en primer lugar, a que este filósofo tuvo en Leonardo da Vinci y Albert Dürer unos herederos del pensar metódico que posibilitó una nueva manera de entender el mundo. Esta nueva forma de pensar, fundamentada en la asunción de la existencia de un sujeto cognoscente que unió la experiencia técnica manual con la actividad científica, fue seguida, según Rossi (1970) por indoctis artesanos y agricultores y posteriormente por filósofos y científicos. En segundo lugar, hubo, por una parte, una importante relación entre el filósofo alemán y el matemático P. Toscanelli, un personaje que mantuvo “unas relaciones de amistad y cooperación con Brunelleschi y Alberti” que simbolizaron el profundo movimiento de renovación que se produjo en Firenze en la segunda mitad del siglo XV, y, por la otra, una notable conexión entre el pensamiento del cusano y el máximo representante de la academia platónica de esa ciudad italiana, M. Ficino (Cassirer, 1927/1951). Todos estos personajes representativos de lo que se conoció como Renacimiento, según Huizinga (1927/1982), contribuyeron a generar un nuevo concepto de virtud antropocéntrica fundamentada en el hacer bien lo que se hiciese. Machiavelli, según Cassirer (1927/1951), fue otro de esos personajes.
Por ello, así como Nicolás de Cusa dio cuenta de sus propios límites para pensar en lo indeterminado y lo infinito en los prolegómenos de un movimiento cultural de alcance mundial como el Renacimiento, un docto en seguridad de la nación debe dar cuenta de sus propios límites para acceder a la realidad y crear las condiciones de posibilidad para proponer o producir algo digno de ser asegurado.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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[1] En este sentido, Hardt y Negri (2000) expresaron que este filósofo alemán demostró la coherencia de un nuevo saber ontológico inmanente basado en la “afirmación de los poderes de este mundo” al manifestar que “la especulación es un movimiento del intelecto del quia est al quid est; y puesto que el quid est está infinitamente alejado del quia est, tal movimiento nunca concluye porque su movimiento no genera fatiga, sino que produce luz y calor”.
[2] Sobre la naturaliza de la guerra global actual, ver: Blanco (2015).
[3] Decreto N° 1473, G. O. E. N° 6156 del 19NOV2014
[4] Ver al respecto: Kant (1790/2005) y Arendt (2003).
[5] Sobre la relación del pensamiento de Spinoza y la seguridad de la nación, ver también: González (2014).
[6] Ver al respecto: Blanco (2013).