EXPOSICIÓN.
Pensar en una transición
política en Venezuela una vez que se restituya el orden constitucional con la
existencia de diversos grupos armados que operan paralelamente[1] y en conjunto[2] con la Fuerza Armada
Nacional y otros órganos de seguridad del Estado es sumamente complejo. Ello
por diversas causas: En primer lugar debido a que el régimen político actual del
país está cabalgando sobre dos modelos, uno establecido en el año 1999 y otro
que se quiere implantar con la denominada ley Plan de la Patria, con lo cual
pueden aplicar la violencia como acto de restitución y/o como forma de
desobediencia dentro de una situación excepcional. En ambos casos usando para
ello a los grupos armados militares y civiles que logren mantener cohesionados.
En segundo lugar, si se reflexiona acerca de experiencias históricas del pasado
y del pasado reciente en Venezuela (1945, 1958 y 2002) y en la Europa oriental (1989
y 1991) va a ocurrir un proceso de disolución de la fuerza militar que va a
colocar en ventaja a los grupos armados paralelos en lo concerniente al empleo
de la fuerza. En tercer lugar, la dirigencia política que aspira a llenar el
vacío que se produzca al inicio de la transición ha ponderado estas situaciones
y busca mantenerse como opositor porque obtiene ventajas políticas inmediatas y
mediatas en ese estado de cosas o inconscientemente aspira a reeditar prácticas
políticas del pasado anterior a 1998 una vez obtengan el poder sin considerar
los cambios que ha tenido la sociedad venezolana en las últimas décadas. Y, en
cuarto lugar, la población venezolana, que aspira a un cambio político, no ha alcanzado
el grado de autoorganización necesaria para actuar como multitud con el fin de
crear las condiciones de posibilidad de recuperar y expandir sus espacios de
libertad como un modo de perseverar en su propia existencia en mejores
condiciones a motu propio.
Por ello, antes de indicar
algunos lineamientos político-estratégicos a tener en consideración teniendo
presente que el antagonismo actualmente presente tiene ribetes schmittianos, y
por lo tanto absolutos, vamos a examinar cada uno de los cuatros elementos
antes indicados.
Con respecto a la intención
del régimen político de implantar un modelo de desarrollo socialista de acuerdo
con el Plan de la Patria es conveniente considerar, más allá de las
dificultades que se han encontrado para su realización efectiva, que ello
depende de la estabilidad y fortaleza de la relación que mantenga el régimen político
venezolano con Cuba y con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC). Como se sabe, Cuba se encuentra en una fase de transición crítica y la
FARC se encuentra en un relativo proceso de desmovilización y desarme debido a
que su potencial ofensivo fue sacado de Colombia en un contexto signado por la deslegitimización
del régimen político legal colombiano. En la reflexión denominada “Operación
Escorpión”[3] se manejaron un conjunto
de escenarios derivados de la precariedad colombo-cubano-venezolana que se
traduce en inestabilidad y apuntaba a que se presentase una alta posibilidad de
que se desencadenase una crisis internacional grave iniciada por Venezuela o
por Colombia o por ambos países para fortalecer su posición interna[4]. Los conatos de esa crisis
ya se han presentado en los últimos incidentes fronterizos acaecidos en marzo
del presente año 2017. Pero hay otro aspecto que está apareciendo y fue
señalado convenientemente[5]. Es la invocación a la “llaneridad”
realizada por el jefe del régimen político venezolano, como parte del proceso
de des-esencialización del gentilicio venezolano, debido a que podría
observarse esta declaración como el preludio de la constitución de una máquina de guerra, conformada por los
grupos armados tanto colombiano y venezolano que operan en la frontera de ambos
países[6]. La constitución de esa máquina de guerra buscaría destruir
efectivamente a la forma Estado tal como tradicionalmente se conoce al norte de
América del sur. Hay que tener presente que el Plan de la Patria está
estrechamente relacionado con el acuerdo de paz firmado recientemente en
Colombia en lo concerniente al status
fronterizo y la conformación de una estructura de producción y unas nuevas relaciones
económicas basadas en la conformación de una nueva superestructura política[7].
En relación con la Fuerza Armada
Nacional (FAN) es conveniente mencionar la importancia de su estructura y su
conexión política una vez que se produjo la fractura del monopolio de la fuerza
al crear el cuerpo de milicias y cuerpos armados paramilitares para la defensa
del orden político. La estructuración de la FAN en Regiones Estratégicas (REDI),
Zonas Operativas (ZODI), Áreas de Defensa (ADI) y otras de menor entidad bajo
el mando directo del Comando Estratégico Operacional[8] a donde a su vez se
encuentran las milicias y los cuerpos armados paramilitares expresan varios
aspectos a tener en consideración: en primer lugar, la existencia de una doble
estructura de comando, una militar convencional y otra política dispuesta para
que en caso de fallar la militar funcione de manera efectiva. En segundo lugar,
la naturaleza de la estructura organizacional militar es fractal y
centralizada. La fractalidad viene dada porque la naturaleza del todo de la
organización político-militar se replica en todos los niveles de la estructura
militar, la centralidad viene dada por el hecho que puede ser dirigida de forma
militar y/o político desde el más alto nivel de decisión. ¿Qué significa ello? En
caso de invasión es altamente efectiva para mantener núcleos de resistencia
aunque esta no es la situación que pueda presentarse. Por el contrario si es
para responder a una crisis interna garantiza la reagrupación de fuerzas de una
manera eficaz. Si se tiene, por ejemplo, la ocurrencia de un escenario similar
al del 11ABR2002 la dirección política puede tener un control de los grupos
armados con la finalidad de actuar de forma eficaz en caso de necesidad. Si la
FAN no es capaz de actuar de forma eficaz en una circunstancia excepcional, la
milicia y los grupos armados paramilitares pueden actuar obedeciendo al comando
central político, por sustitución, y enlazar con los otros grupos armados que
operan en la frontera del país. La incapacidad de la FAN obedece a la rigidez
de la estructura normativa que la rige a pesar de actuar bajo el régimen constitucional
y el determinado por el Plan de la Patria. La zona de sombra evidenciada en el
espacio de no intersección de ambos proyectos políticos es el espacio donde se
va a evidenciar la parálisis.
La posible ineficacia de la FAN
en una circunstancia excepcional de esa naturaleza nos lleva al tercer y último
aspecto del problema: si la FAN tiene el control de las armas de la república y
administra el empleo de la fuerza para los fines del Estado, la principal
preocupación de los conductores de una transición política es asegurar que
mantenga de forma excluyente el control de las armas y que los militares actúen
no en función de una parcialidad política sino en beneficio de los venezolanos
tal como se indica en la Constitución Nacional. Ello supone la neutralización
de todos los grupos armados que estén al margen de la constitución.
Con respecto a la
incapacidad de la dirigencia política de pensar y actuar en función de la
construcción de un nuevo proyecto de país, es de mencionar que si bien, al
parecer, dada la ruptura del orden constitucional actual han adquirido
conciencia de que el problema del país no son solo elecciones siguiendo el
criterio que ha prevalecido en el país desde el año 1999, sino reconstruir la
república entonces hay unos aspectos que deben tener en cuenta para hacer ello
posible: en primer lugar, que asistir a elecciones en las condiciones actuales
es convertirse en rehén (incluyendo a la población) de fuerzas que van más allá
de sus capacidades como las indicadas en los párrafos anteriores, ello supone
incapacidad para ejercer la conducción administrativa de gobierno. En segundo
lugar, que la forma de hacer política tanto desde la perspectiva puntofijista
como en las condiciones actuales no han servido para dar respuestas a los
cambios sociales que ha vivido el país desde la segunda mitad del siglo XX. Volver
al pasado o mantener las prácticas del presente sería catastrófico para los
venezolanos y para hacer viable cualquier forma de conducción política. Cuando me
refiero a ‘volver al pasado’ no lo digo en términos de rentismo, sino a la práctica
política que se expresa en desconexión entre prácticas políticas partidistas y
la población en general. Esa desconexión ha impedido que los venezolanos
hayamos superado la crisis que nos afecta desde el año 1989 y fue la que
produjo el dialogo que desmovilizó a la población a finales de octubre de 2016.
Todos estos aspectos indican que los canales de participación política no están
relacionados con los partidos exclusivamente, sino en la estructura que permite
que haya participación. Ello de forma coloquial se traduce en lo siguiente: no
se le pueda dar más cheques en blanco a los políticos para que actúen en
función de conveniencias partidistas. Ello significa dos cosas: debe haber una
estructura política que disminuya el libre albedrío de la representación y en
esa misma estructura debe haber otro medio que garantice la cohesión social de
la comunidad política venezolana como un todo.
Finalmente, la constitución
de la multitud como fase previa de un proceso constituyente es de tener
presente que a nivel de opinión pública se habla de polarización, pero creo que
si esta existe es una polarización de las minorías y eso no es polarización. Eso
es otra cosa. Si la gran mayoría del país no quiere seguir sufriendo este régimen
y no quiere que regrese el pasado por ser causa de los padecimientos presentes,
entonces aquí en Venezuela no hay polarización sino una estructura de
manipulación que ha impedido que la política se ajuste al grado de desarrollo y
complejidad que ha alcanzado la sociedad venezolana. La manipulación se
evidencia en el uso indiscriminado de la palabra ‘pueblo’ que coarta cualquier
iniciativa política reproduciendo, en consecuencia, practicas del pasado. La palabra
‘pueblo’ tiene muchos significados, en cambio la palabra multitud no y, en Venezuela,
en un contexto signado por la destrucción de la república, en primer lugar, la
palabra ‘pueblo’ sirve para identificar facciones, no para reunificar a los
venezolanos, por ello me parece tendencioso su uso, así como la palabra ‘llaneridad’
y, en segundo lugar, la palabra ‘multitud’ puede ayudar a reconstituir la república
en condiciones verdaderamente democráticas porque indica el estado de
inseguridad en todos los órdenes que estamos viviendo por el debilitamiento y
casi extinción de la imperfecta estructura funcional que mantuvo, de forma
precaria, la gobernabilidad en el país desde mediados del siglo XX.
Como se puede observar el
foco de atención de esta reflexión ha orbitado en torno al poder y la fuerza y
su relación con la seguridad y la inseguridad política. Ahora voy a tratar de
dar una respuesta estratégica a partir del concepto de ‘centro de gravedad’ o ‘punto
de aplicación’.
LINEAMIENTOS
ESTRATÉGICOS
Con respecto a la intención
de implantar un modelo de desarrollo no contemplado en la constitución se hace
necesario mantener al régimen en el estado de ilegalidad y de ilegitimidad de
modo que la pretensión de usar la fuerza para imponer su designio le produzca
más daño que beneficio. Han habido muchas voces que han planteado la necesidad
de instaurar un gobierno de transición, llamado de unidad nacional, que pueda
tomar medidas drásticas para crear las condiciones necesarias para reconstituir
la república. Pero no estamos en el año 1945, ni 1958 que permita hacer cambios
políticos sin contar con la capacidad de emplear la fuerza para garantizar el
orden. Tampoco la situación que vive y va a vivir el país es similar a la de Venezuela
en 1998 porque la FAN era la única estructura que aún se mantenía en pie, ni de
la Europa oriental en el año 1989 debido a que los Estados de la cortina de
hierro tenían el monopolio de la fuerza. Esto lo aprendió la izquierda
internacional.
De ahí la existencia de los
grupos paramilitares. Y nuestra realidad es muy diferente a la de Siria e Irak,
países donde existen diferentes grupos étnicos y religiosos que están en
conflicto desde que entraron en guerra civil e incluso mucho antes. Venezuela es
diferente. Hay, al margen de la FAN dos grupos armados minoritarios más o menos
cohesionados que tienen una importante capacidad de emplear la fuerza y hay una
estructura fractal militar que orgánicamente está centralizada pero que
políticamente puede actuar de forma descentralizada que puede revertir por la
fuerza un cambio político que esté al margen o no de la Constitución Nacional. Este
hecho nos coloca en la posición de exponer cuál es el centro de gravedad que
debe considerar la conducción política del país para poder conducir una
transición de la manera menos cruenta posible.
Hay autores que han señalado
que dadas las circunstancias el centro de gravedad puede ser la capital o el
jefe que cohesiona la acción política. En Venezuela no está ocurriendo eso. El centro
de gravedad está representado por la legalidad y legitimidad. Eso fue lo que
perdió el régimen político venezolano. Solo les queda el poder y la fuerza. Por
ello, pensar una transición política bajo un gobierno de unidad que instrumente
un conjunto de medidas para reconstituir la república sería inefectivo sin
contar con la fuerza necesaria para ello. Un cambio político sin la legalidad y
la legitimidad lograda y sobretodo mantenida de forma consistente puede activar
a los grupos armados que no se sometan al nuevo estado de cosas y eso es lo que
hay que desactivar urgentemente con la finalidad de que cualquier defensa de la
nueva república se pueda hacer con bases firmes. No he hecho mención al aspecto
económico del problema, pero creo que el sufrimiento de la población que
adquiere productos médicos, alimenticios y de otra índole a precio dolarizado
ya ha vivido y está viviendo gran parte del trauma social, lo que queda es liberalizar
los canales de comunicación para que cada venezolano pueda desarrollar sus
capacidades productivas. Por ello mi foco estuvo centrado en la capacidad de
coacción y de hacer daño que se deriva del poder y la fuerza.
En este caso opera la
fragmentación de la estructura fractal actual solo posible mediante la
restitución de la conducción operativa al ejército, a la armada, a la aviación
y a la Guardia Nacional y la ejecución de operaciones conjuntas y/o combinadas
siguiendo al efecto una estructura matricial tal como existe en el mundo no
socialista.
Creo que un gobierno de
transición debe considerar este hecho. Un nuevo pacto de Punto Fijo supone la
exclusión y la repetición de la subversión armada de los sesenta en peores
condiciones. Por ello, creo que para conjurar esta amenaza que socave la
legalidad y la legitimidad debe ser sometido a escrutinio nacional acerca de si
se quiere seguir con el modelo de desarrollo actual o se reconstituye la
república en un proceso constituyente que tenga facultades legislativas y
ejecutivas hasta que se logre enrumbar al país con la fuerza suficiente para ir
neutralizando a los grupos que se mantengan irredentos.
Ello significaría seguir
esta secuencia
·
Que se restituyan los mecanismos
constitucionales para hacer efectiva la consulta nacional, se ejecuten las
medidas de emergencia para mitigar los sufrimientos de la población, se reestructure
a la FAN para que cumpla con las normas establecidas en la Constitución
Nacional (lo cual supone una fragmentación de la estructura fractal) preservando
al efecto todos los pertrechos militares que son de la república y, por último,
se deroguen todas las leyes que no estén en concordancia con la Constitución
Nacional. La rapidez con que se tomen estas medidas va a ser crucial.
·
Que se realice una consulta nacional mediante
referéndum con una observación internacional que garantice la pulcritud del
proceso.
·
Si la multitud ampliamente mayoritaria vota a
favor del cambio de modelo, que se instaure una asamblea constituyente con
capacidades legislativas y ejecutivas que refunden la república.
·
Que el poder constituyente de forma gradual
se convierta en poder constituido manteniendo la capacidad de observar las
diferencias entre orden político y cambios sociales.
En la nueva república de Venezuela,
el legislativo con una estructura de representación que sí responda a las
necesidades de la sociedad, debe tener primacía sobre el resto de los poderes
públicos, porque ello evidenciará verdaderamente el talante republicano y democrático
del nuevo país.
[1] Aquí nos referimos a los grupos
armados colombianos y venezolanos que están operando en la frontera tal como ha
sido suficientemente reseñado por los medios de comunicación independientes. También
a los grupos armados conocidos como colectivos capaces de emprender una
guerrilla urbana en caso de que lo consideren necesario.
[2] En lo concerniente a los cambios
que sufrió la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación. Ver al respecto: Blanco
(2016). Consideraciones Generales para una Política de Seguridad y Defensa en una
Venezuela Republicana. Caracas. [Documento en Línea] http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2016/03/consideraciones-generales-para-una.html
[3] Ver al respecto: Blanco (2014). Operación
Escorpión: La Crisis de la Corbeta “Caldas” en una Visión Prospectiva. Caracas.
[Documento en Línea]. http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2014/07/operacion-escorpion-la-crisis-de-la.html
[4] En el caso cubano, además de
vivir el mismo régimen de restricciones del pasado por el agravamiento de la
crisis venezolana, la reconfiguración del orden global a una estructura
multipolar los ha colocado aparentemente en una situación de desventaja por las
tendencias políticas del actual gobierno estadounidense.
[5] Ver al respecto: Blanco (2013). Venezuela
y su Historicidad Marítima: Pasado, Presente y Futuro. Caracas. [Documento en
Línea]. http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2013/12/venezuela-y-su-historicidad-maritima.html
[6] Alguien debió haber pensado re-editar
la efímera república de Casanare con los grupos armados existentes.
[7] Para que se tenga una idea de lo
indicado, ver al respecto: “FARC cita a quince alcaldes en la Goajira para que
le rindan cuentas”, en: [Documento en Línea]. Disponible: https://twitter.com/Webinfomil/status/850456628726042625
y https://twitter.com/Webinfomil/status/852189092687355907
[8] Esta estructura mantiene a la
par una conexión política con la integración de las regiones de desarrollo
integral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario