Hablar de
Venezuela y la geopolítica marítima durante cinco siglos de historia de acuerdo
con las pautas establecidas por el seminario “El Mar en la Historia de
Venezuela” de la Universidad Católica “Andrés Bello” comporta básicamente dos
problemas desde la perspectiva ontológica y epistémica: el primero de ellos es
referido al hecho que esa palabra comenzó a aparecer en el vocabulario
analítico en el siglo XX y, el segundo, muy relacionado con el primero es que
desde la perspectiva temporal se persigue aplicar un concepto a un período
determinado, es decir, desde el momento en que el territorio que hoy constituye
Venezuela comenzó a insertarse en Occidente desde el punto de vista político y
económico. Por ello prefiero hablar de Venezuela y su historicidad marítima, intentando
con ello hacer una revisión que permita indicar tendencias usando para ello la
propuesta filosófica de Deleuze y Guattari..
En relación
con el primer aspecto podemos afirmar que la geopolítica fue una expresión
derivada de la geografía política y se diferencia de esta en su carácter
intencional, es decir, la geografía política de la mano de Federico Ratzel se
desarrolló como una ciencia encargada de estudiar la relación de una comunidad
política con el espacio geográfico, en términos históricos, de acuerdo con
postulados darwinistas y positivistas característicos de la época. La principal
consecuencia de esta nueva ciencia fue que los estudiosos a posteriori comenzaron a asociar esta relación hombre y espacio
con las ideas de evolución y progreso, ambas fundamentadas en una división
internacional del trabajo. De esta nueva ciencia surgirían también tres
determinismos que expresaron cómo la geografía podía influir gracias a los
avances tecnológicos en las relaciones de poder existentes en el escenario
internacional. Estas visiones fueron: una marítima preconizada por A. Mahan
gracias al advenimiento de los buques a vapor y de acero, una terrestre
desarrollada por H. Mackinder basada en los desarrollos de las comunicaciones
ferroviarias y terrestres, y por último una aérea iniciada por Dohuet y
perfeccionada por Seversky gracias al desarrollo de la aviación. Estas tres
visiones deterministas de la geografía serían integradas en una sola después de
la Segunda Guerra Mundial gracias a la visión estratégica global desarrollada
por N. Spykman[1] y a los
desarrollos conceptuales realizados posteriormente por S. Bernard Cohen.
Geopolítica es
una expresión que refiere la causalidad espacial de los procesos políticos.
Dicho de otra manera es la geografía en movimiento producida desde una
perspectiva intencional. Podríamos decir que la geopolítica es un fenómeno
intencional basado en el análisis de cómo la acción política afecta un espacio
determinado. La intencionalidad está relacionada fenomenológicamente en cómo se
expresa la acción política, es decir, si se expresa en términos antagónico (o
competitivos), cooperativos o mixtos. La forma en que se expresa la acción
política se evidencia en determinar si la relación, disminuye o aumenta la
potencia de la comunidad política para mantener la relación que la une. Así
pues como concepto del siglo XX que debe ser aplicado al pasado, al presente y
al futuro se hace necesario ir a los antecedentes de esta expresión para tratar
de crear un marco de análisis suficientemente flexible que permita aprehender la
historia del movimiento geográfico producida por diversas conciencias
intencionales en un período determinado y poder así indicar tendencias que
permitan establecer hechos portadores de futuro.
Al respecto nos
referiremos a cuatro antecedentes sobre el estudio de la geografía para
propósitos políticos porque van a ayudar a emplear la expresión “geopolítica”
en el período considerado. En primer lugar se tiene que el primer antecedente
de la citada expresión lo encontramos con el trabajo del piamontés Giacomo
Durando, quien realizó un trabajo sobre geoestrategia para demostrar el efecto
que tenía la geografía en las operaciones militares (Coutau-Bégarie, 1999).
Antes que el autor piamontés, en segundo lugar, Raleigh, quien visitó las
costas de Tierra Firme con un propósito no amigable para la causa española,
expresó en el año 1552 que aquel que controlase el mar controlaría el comercio
y aquel que controlase el comercio mundial controlaría las riquezas del mundo. En
tercer lugar, Cicerón describió la importancia de la ubicación de una polis
para efectos de la defensa y, mucho antes que él, Kautilya (321 a. C. /2008), describió
el Arthasastra como la ciencia que enseña cómo se adquiere y se preserva la
tierra para la subsistencia de la humanidad. En cuarto y último lugar, me
quiero referir al origen de la palabra estrategia. La palabra estrategia, en la
Grecia clásica, y en especial en Atenas, proviene de la palabra ‘stratos’ que a
su vez significaba codificación en diferentes planos, es decir, político,
económico, etc.; ‘strato-agein’ significaba estratificación de un espacio y el ‘stratego’
era quien estratificaba espacios (Coutau-Bégarie, 1999). Así pues, Tucidides,
Nicias, Alcibiades fueron strategos
que mediante la guerra estratificaban espacios para los fines políticos de
Atenas.
Con ello
tenemos entonces que las palabras ‘geo-política’ y ‘geo-estrategia’ parecieran
ser redundantes[2]. Ya en
cierta forma hemos indicado los desplazamientos de significados de la expresión
‘geopolítica’ y cómo precisamos este concepto desde una perspectiva
intencional. En la palabra ‘estrategia’ también se produjo un desplazamiento de
significado. Hoy en día se conoce genéricamente como cualquier secuencia
meditada anticipadamente de decisiones puntuales que tiene como fin un
propósito específico. Si asociamos este concepto con la geografía y la
intención de producir un efecto en un período que se expande de un presente
dado a un futuro determinado podríamos afirmar que le hemos quitado a esta
expresión una redundancia de origen etimológico. Ahora ¿por qué codificar
espacios? Creemos que podríamos encontrar una respuesta mística en el Éxodo,
pero es en el Arthasastra donde podemos visualizar una explicación racional de
acuerdo con el significado que nos interesa porque plantea el tema del espacio
en términos de supervivencia de una comunidad política sedentaria.
Así pues,
codificar es apropiarse de un espacio para efectos de hacerlo parte de una
estructura de producción y de subsistencia. Este aspecto es conveniente tenerlo
en cuenta debido a que la comunidad política sedentaria se ha opuesto
históricamente a la comunidad política nómada. El primer estudio de esta
oposición se ubica en el siglo XIV con la obra de Ibn Jaldún (1377/1967) conocida en Occidente como los Prolegómenos para una Filosofía de la
Historia[3].
Si analizamos los momentos de gran conflictividad global a lo largo de la
historia encontramos que esta se produjo por la oposición o el antagonismo entre
comunidades políticas sedentarias y comunidades políticas nómadas (Chaliand,
1994)[4].
En el siglo XV este nomadismo se trasladó a los océanos iniciándose una nueva
era de conquista y apropiación de nuevos territorios. En América también
sucedió algo parecido, por ejemplo, entre los aymará frente a los tiahuanacos y
entre los caribes frente a los arahuacos. En este contexto, hablar entonces de Venezuela y la geopolítica marítima durante
cinco siglos de historia es hablar de la oposición o el antagonismo entre:
1.- Pueblos nómadas y pueblos nómadas europeos y
simultáneamente entre pueblos nómadas europeos contra pueblos sedentarios y
pueblos semi-sedentarios.
2.- Pueblos sedentarios y pueblos sedentarios, y
3.- Pueblos sedentarios y pueblos nómadas.
De acuerdo con
esta categorización podemos entender la geopolítica como el efecto de la
relación entre pueblos nómadas y pueblos sedentarios y ello nos permite
analizar los efectos de la intención política de actuar a través del mar y de
la tierra siguiendo los antagonismos que se han producido por esa relación a
partir de la capacidad de una comunidad política de autorganizarse en el
espacio que ocupa, es decir, en el mar (poder marítimo), en la tierra (poder
territorial) y en el aire (poder aéreo). Ibn Jaldún expresó que el curso de la
historia no era cíclico, sino que se producía en forma de espiral. Teniendo
esta afirmación presente, nuestro propósito es aplicar esta tesis para
constatar su actualidad siguiendo al efecto la reinterpretación de la obra de
este autor realizada por Deleuze y Guattari.
1.- El antagonismo entre nómadas
europeos y entre nómadas europeos y pueblos aborígenes.
El antagonismo entre europeos se
extendió con el proceso que condujo al Tratado de Tordesillas, es decir, el
instrumento que le dio a España y Portugal la exclusividad para conquistar,
colonizar y catequizar nuevos espacios políticos, es decir, recodificar nuevos
espacios y finalizó primeramente cuando europeos lograron establecerse
firmemente en el continente americano y finalmente con el Tratado de Paz de
Westfalia en el año 1648.
Este período
se caracterizó por el antagonismo entre europeos para lograr como españoles y
portugueses el acceso al mar y para conquistar y recodificar nuevos espacios.
También se presentó el antagonismo entre esos nómadas europeos contra pueblos
sedentarios como los aztecas, los mayas, los incas y los chibchas y se presentó
un antagonismo entre los nómadas europeos y otros pueblos nómadas o
semi-sedentarios en el mar, en los ríos y en la tierra como los que habitaron
lo que se conoció como Tierra Firme y hoy día se conoce como Venezuela.
En relación con
el antagonismo entre pueblos nómadas europeos frente a la exclusividad dada a
españoles y portugueses, es decir, un mare
clausum y un territorio sin
límites nos detendremos un poco para examinar los actos intencionales que
hicieron que la geografía marítima se moviera formalmente de un mare clausum a un mare liberum en el año 1648. Los actos intencionales realizados por
ingleses[5],
franceses[6]
y holandeses[7]
persiguieron demostrar mediante prácticas desarrolladas a tal fin sus derechos
tanto en los espacios marítimos como en los espacios terrestres de ultramar que
fueran encontrados a partir de la proyección marítima ¿cuál fue su fundamento y
en qué consistieron estas prácticas? Consistieron en:
La posesión efectiva del espacio.
El uso continuo y pacífico del mismo, al menos en la relación entre
europeos.
El comercio en condiciones exclusivas.
La importancia
de este modo de proceder es que estas prácticas comenzaron a generar costumbre
y la costumbre a dado títulos a lo largo de la historia. Hoy en día el concepto
que recoge esa posibilidad de adquirir títulos, desde el punto de vista
jurídicos, se cobija bajo la expresión ‘circunstancias especiales’. En el mar Caribe,
los españoles lograron la posesión efectiva en los grandes territorios. Dejaron
de manera deliberada los pequeños aún a pesar de que desde el principio de la
conquista tuvieron la certeza de que ese mar era un mar Mediterráneo con el
cual se dificultaría el control absoluto del espacio. Las prácticas continuas y
pacíficas de navegación (y otros usos) y comercio, la lograron los españoles en
relación con los otros europeos efectivamente con una política de exclusión por
un período considerable, es decir, en el período en que lograron mantener la
supremacía marítima. El enfrentamiento entre europeos, en ese entonces, se
produjo en el mar primeramente de forma asimétrica y limitada por el modo en
que se realizaba el combate naval, es decir, mediante el abordaje y porque
estos combates no amenazaron la existencia de las comunidades políticas
europeas, y posteriormente, con los cambios tecnológicos la guerra en el mar se
produjo de forma simétrica gracias al desarrollo de la artillería y la
aparición de naves más maniobrables, pero se mantuvo su carácter limitado
porque el objeto de los otros europeos fue el acceso a los nuevos espacios para
su re-codificación y no la aniquilación del adversario.
Con respecto
al antagonismo que se presentó entre los nómadas europeos (españoles y alemanes
en nuestro caso)[8] y los
pueblos aborígenes nómadas o semi-sedentarios en mar, ríos y tierra es de
indicar que este se produjo de forma asimétrica y absoluta. Asimétrica por la
diferencia tecnológica de los medios empleados entre antagonistas. Absoluta
porque la lucha fue planteada por los europeos para imponer una nueva
codificación del espacio, es decir, un estado basado en un tipo de relación
político-económica y por los aborígenes como una lucha contra ese estado que al
final les sería impuesto (Clastres, 1977)[9].
La forma en que se expresó el estado fue mediante el mantenimiento efectivo del
nuevo espacio. En este contexto los aborígenes pasaron a resistir ese poder en
la medida de sus posibilidades.
La
codificación del nuevo espacio se expresó, en primer lugar, en una
estratificación social fundamentada en un tipo de producción basada en la extracción,
es decir, perlas, oro, sal, azúcar y en la producción agrícola de las áreas que
fueron de interés para los españoles y, en segundo lugar, en el hecho que la
idea de la historia pasó a ser la visión del pasado impuesta por los
vencedores. Este aspecto es conveniente tenerlo en cuenta debido al mismo
nombre que se le ha dado al tema geográfico de una especial área del Caribe
como lo que hoy constituye Venezuela en este seminario del “Mar en la Historia
de Venezuela”, debido a que el antagonismo que se presentó fue entre pueblos
con historia (los europeos) y los pueblos sin historia, es decir, los pueblos que
se negaron a someterse a un poder que se hiciera histórico. La paradoja de esta
situación es que si seguimos la tesis de Cocco (2006-2008:305-310), con el
mestizaje, se produjo una especie de antropofagia guerrera donde los vencedores
adoptaron las formas y usos de los vencidos no sólo para adaptarse a la nueva geografía,
también para explotar sus ventajas en todos los campos del quehacer político[10].
Es decir la recodificación impuesta por los europeos en nuestro espacio supuso
la necesidad de adoptar los códigos con que los aborígenes vivieron y aun viven
en el mismo. Por ello, donde no hubo aborígenes, la presencia española y/o
alemana en los primeros tiempos fue muy escasa. Ello explica la perdida en 1632
de lo que hoy se conoce como las Antillas Holandesas a pesar de que cuarenta
años atrás Simón Bolívar “el viejo” codificó el espacio marítimo ubicado entre
Tierra Firme y las islas adyacentes bajo el nombre de Mar de Venezuela.
Este año de
1632 nos permite ubicarnos de nuevo en el contexto histórico europeo. Entre el
año 1618 y 1648 se desarrollo en Europa la denominada Guerra de los Treinta
Años (GdlXXXa) una guerra civil alemana que conectó de forma rizomática una
serie de guerras que estaban acaeciendo en ese continente convirtiéndose al
final una lucha por la supremacía europea (Blanco, 2012). En el mar, esta lucha
se desarrolló dentro del marco de la lucha realizada por los otros europeos
para abolir el famoso tratado de Tordesillas. Una de las guerras que conectaron
con la guerra alemana fue la guerra hispano-holandesa. Este enfrentamiento por
la independencia neerlandesa se desarrolló en Europa, América y en el mar. En tierras
europeas y americanas los holandeses obligaron a los españoles a desplegar medios
navales para defender Brasil entre 1625 y 1641 y para sostener el esfuerzo de
guerra en el centro de Europa. Por ello, para los españoles, Aruba, Curazao y
Bonaire eran objetivos menores que podrían recuperarse en una mesa de
negociaciones si el resultado de la guerra les era favorable. En el mar, el
momento culminante de la guerra lo constituyó la batalla naval de las Dunas
(1639) porque marcó, en la práctica, el agotamiento del poder naval español.
Esta batalla se produjo por el intento hispano de reforzar a sus fuerzas
terrestres en el Flandes. Si bien lograron el objetivo, a partir de ese
momento, el país ibérico no tendría la misma fuerza en el mar para defender su
tráfico marítimo.
El agotamiento
español y el agotamiento de los Habsburgos en el centro de Europa generaron las
condiciones para la concreción del Tratado de Paz de Westfalia. Ese tratado de
paz significó el fin de más de cien años de hegemonía española y el
establecimiento de un orden político multipolar que finalizó con el fin de la
Segunda Guerra Mundial. De este tratado nos interesan sus implicaciones
marítimas debido a que en él se consagró el principio de libertad de los mares
y el libre comercio, aspectos fundamentales para entender la realidad marítima
del mundo de hoy[11]. El Tratado
de Paz de Westfalia suplantó las cláusulas establecidas en el Tratado de
Tordesillas mediante la realización de una serie de actos intencionales que
tuvieron a la guerra en el mar como medio para el logro de un fin, es decir,
asegurar la posibilidad de navegar, conquistar y comerciar en igualdad de
condiciones que portugueses y españoles.
Las consecuencias de estos actos intencionales que se consagraron en un
derecho positivo nos indican la estrecha relación que ha existido entre guerra,
derecho y producción en el sentido que la violencia deliberada, tal como nos
los ha indicado Benjamin (1921/1998) es la forma en que se ha materializado la
apropiación de una capacidad productiva y se ha mantenido mediante un forma de
codificación normativa para efectos de un orden político determinado. La
“liberalización” de los espacios marítimos hizo que la soberanía de un Estado
quedase circunscrita al buque que navega en Alta Mar en un contexto en que la
navegación comportaba un riesgo generado no sólo por el desconocimiento del
espacio marítimo en sí, también por la dificultad de conocer a plenitud las
actividades que allí se ejecutaban (eso aun sucede hoy en día) tanto en el
buque como el espacio que navega. En estas circunstancias, la soberanía de los
Estados en el mar se rigió, en primer lugar, precariamente por ese derecho
positivo y, en segundo lugar, por la costumbre. Esta relación entre costumbre y
derecho pasó a ser el baremo que comenzó a determinar los estados de paz y de
guerra si nos atenemos a las prácticas depredadoras realizadas por europeos
contra los buques españoles y portugueses que intentaban llegar a sus
metrópolis con sus cargamentos de minerales preciosos extraídos gracias a otro
acto depredador en el continente americano.
En vista que
el derecho positivo en el mar pasó a ser el baremo que podía identificar un
estado de paz y un estado de guerra era necesario demostrar que un acto de
fuerza no fuese un acto de guerra. ¿Por qué esta afirmación? Porque dado que la
guerra, una actividad focalizada en la apropiación como se evidenció en la
GdlXXXa y las luchas por el control de espacios específicos en América, era
necesario generar prácticas de derecho que fuesen aceptadas a fin de asegurar
el espacio geopolítico. Este proceso será analizado a continuación.
2.- El Antagonismo entre pueblos
sedentarios.
A partir del
año 1648, es decir, desde el inicio de la era de la libertad de los mares,
comenzó una forma de antagonismo entre pueblos europeos que se habían hecho
sedentarios en los lugares que colonizaban que en cierta forma se ha mantenido
hasta el presente de acuerdo con la tesis de A. Quijano de la Colonialidad del Poder[12],
es decir, un antagonismo entre americanos de origen europeo y un
antagonismo realizado bajo la forma de resistencia de los aborígenes frente a
las poblaciones de origen europeo. Este largo período puede ser dividido en
varias etapas, a saber: Primera etapa entre 1648 y 1782, la segunda etapa entre
1782 y 1901 y la última etapa entre 1901 y el presente. A continuación vamos a
hacer un análisis de cada una de estas etapas.
a.- Etapa de
1648 a 1782.
Esta primera
etapa se caracterizó, entre europeos, en que el mar se convirtió un espacio en
disputa que produjo hasta inicio del siglo XVIII el agotamiento de neerlandeses
y españoles. Este hecho es pertinente tenerlo en cuenta debido a que, en primer
lugar, generó un entendimiento hispano-neerlandés que se reflejó en el Caribe
y, en segundo lugar, planteó a los españoles la necesidad de reorganizar sus
dominios a fin de que fueran estos autodefendibles[13].
Esta capacidad de autodefensa evidenciada como consecuencia de la nueva
organización demostró su eficacia en la Guaira, Puerto Cabello, Cartagena, San
Juan de Puerto Rico e incluso en el morro de la Habana a pesar del revés
sufrido por los españoles.
Con respecto a
la relación de europeos y la población aborigen y la población negra traída por
la fuerza de África se puede afirmar que, a pesar de la estratificación social,
se produjo un proceso de integración a occidente a partir del perfeccionamiento
de la estructura de producción. Este hecho fue de importancia capital debido,
en primer lugar, a que esta integración social a una actividad económica supuso
una división colonial e internacional del trabajo y, en segundo lugar, la
efectividad demostrada en la defensa del espacio a ataques provenientes desde
el mar entre 1739 y 1743 creó las condiciones para la generación de una
comunidad política autónoma que se denominaría Capitanía General de Venezuela
tal como se comenzó a designar gran parte del espacio que hoy se denomina
Venezuela.
Este
perfeccionamiento de la relación producción y defensa le permitió a España
recuperar una importante posición de poder en el hemisferio occidental y le
permitió además intentar cerrar espacios marítimos con el fin de asegurar
espacios continentales. Las consecuencias de estas prácticas administrativas,
como muy bien ha señalado Bracho (2005a), no sólo estuvo en que han sido
fuentes del derecho del mar actual a partir de una costumbre, también, la
eficacia, aunque baja, le dio títulos a los españoles por el reconocimiento
tácito de los infractores y le dio títulos a Venezuela para asegurar la
posesión de importantes espacios marítimos gracias a los acuerdos de límites
suscritos con Estados Unidos, Francia y el Reino de los Países Bajos entre 1978
y 1982.
Puesto que la costumbre pasó a ser la fuente básica para
declarar un derecho[14], esta se
conceptualizó como un hábito adquirido para ejecutar una misma cosa
continuadamente. Este hábito pasa a ser un fuero o ley no escrita que tiene la
misma fuerza y produce el mismo efecto que la propia ley, siempre y cuando se
aplique en las circunstancias o solemnidades prevenidas por derecho para que:
• sea sobre el
punto o cosa que se pueda seguir algún bien.
• su uso y
ejercicio sea público.
• se admita
con voluntad de todas las personas que componen el pueblo.
• no se oponga
o contravenga a los derechos o leyes escritas.
• la permita o
tolere autoridad constituida.
Así pues, si
tomamos como ejemplo la instrumentación de la teoría de los rumbos sospechosos
(Bracho, 2005 a) podemos afirmar que ésta comenzó a revertir la tesis de la
libertad de los mares desde su implantación a mediados del siglo XVIII. Otro
aspecto que se derivó de la recuperación de la capacidad de proyección
española, fue el desarrollo de nuevas capacidades navales dadas por la
liberalización del comercio intercolonial. Sin embargo, la rebelión de las
colonias británicas en América del norte produciría un reacomodamiento de la
relaciones de poder a escala global con efectos en la región. Como se sabe, la
guerra de independencia estadounidense fue un momento aprovechado por España y
Francia para recuperarse de las pérdidas sufridas en el Caribe durante la
Guerra de los Siete Años. Para España, con la excepción de su fracaso en
recuperar Gibraltar, la guerra fue favorable. El golpe final franco-español al
poder británico en el Caribe iba a ser la invasión de Jamaica, pero la fuerza
naval francesa fue interceptada en el estrecho de Los Santos siendo derrotada
por una fuerza similar británica. Esta batalla le daría al Reino Unido una
supremacía marítima, ratificada en Trafalgar, hasta el año 1923 fecha en que se
celebraría el Tratado de Washington. Este tratado fue un instrumento creado
para controlar la producción de buques de guerra de modo de evitar un
desequilibrio estratégico en perjuicio del Reino Unido[15].
b.- Etapa de
1782 a 1901.
Con la
independencia estadounidense, la lucha planteada en términos de apropiación
cambió de sentido puesto que, además del territorio conquistado y aún por conquistar
se buscó adquirir, desarrollar o crear una capacidad productiva. Esta
intencionalidad se haría más patente con la revolución francesa, la revolución
haitiana y posteriormente con la revolución de las colonias hispanoamericanas.
En lo que concierne a Francia, el estallido de la revolución en el año 1789
propició las condiciones para esparcir las ideas revolucionarias a escala
global, generando al efecto dos consecuencias: En primer lugar, hizo que se
reprodujera la revolución en el continente americano, primeramente, en Haití y
posteriormente en todo el continente. En segundo lugar, limitó la capacidad de
maniobra española en el Caribe. Para compensarla asumió una actitud
anti-revolucionaria en relación con los franceses, pero el costo de esta
actitud a mediano plazo comenzó a ser alto y por ello trató de restablecer la
entente franco-española. En este vaivén de la política española fue que se
produjo la perdida de la isla de Trinidad y el apoyo británico a la expedición
mirandoniana del año 1806.
Así pues, la perdida de la isla de
Trinidad en el plano geopolítico puso a Inglaterra dentro de una estrategia
preconcebida unas décadas antes (Plan Naitland y Plan Vansittart) en
disposición de una plataforma de proyección para penetrar el hinterland
venezolano vía río Orinoco. Por esta razón, las operaciones navales que
culminaron en Trafalgar tuvieron como pivote esta isla caribeña (Castex, 1937).
Pivotear sobre Trinidad con una capacidad de proyección marítima desde Puerto
Cabello hubiese sido suficiente para que España recuperara la citada isla. Ya
desde 1800 había desde Caracas planes para la citada recuperación, pero la
crisis que afectaría a España en la propia metrópoli y el fracasado intento de
Francisco de Miranda de libertar la América meridional indicó un cambio de
circunstancias que abrió las condiciones de posibilidad para la recodificación,
en términos fácticos, a la América hispánica.
La invasión de
España por parte de Napoleón produjo un cambio de la situación estratégica en Europa,
con consecuencias en Hispanoamérica y en especial en el Caribe, es decir, favoreció
la recodificación de la América Meridional y posteriormente portuguesa. Pero
la génesis de este proceso de recodificación que en sí se materializó en la
liberación americana de la península ibérica, se produjo desde el mismo proceso
de colonización. Kaldone Nweihed para explicar la atracción mutua que históricamente
ha existido entre Caracas y Buenos Aires, ha afirmado que esta atracción ha
obedecido a consideraciones de orden geopolítico. Esta consideraciones
estuvieron relacionadas con: 1.-) el trato secundario que le dio España a estos
dos polos en relación con las principales fuentes de riquezas del continente en
la época colonial y 2.-) por la visión continental del proceso colonizador
sobre todo a partir del siglo XVIII que relegó al océano Atlántico, canal de
comunicación entre la metrópoli y sus posesiones americanas (2000:379-388).
Desde el punto de vista geopolítico, estas dos ciudades se caracterizaron por
su desarrollo de cara al mar, produciendo una situación discordante entre los
principales puntos de interés geoeconómico españoles por lo que se crearon las
condiciones para que fuesen estos dos lugares los centros de irradiación de los
procesos revolucionarios que emanciparían a todo el continente del dominio
ibérico. Ya hemos indicado que la capacidad de proyección desde Tierra Firme se
inició con los caribes. Esta capacidad se recuperó en Venezuela temporalmente
con la compañía Guipuzcoana, pero fue sólo en el año 1804 que se
institucionalizó con la creación del apostadero de marina de Puerto Cabello
(Bracho, 2005b). La creación de este apostadero de marina formalizó una
realidad, es decir, la proyección marítima de una venezolanidad constitutiva.
El intento de Miranda de libertar la América
meridional y su propuesta de organización política para el estrato americano
representó una línea de fuga que tenía como propósito convertir a la región en
una entidad política que proyectase una nueva manera de entender el mundo, pero
dentro de un contexto liberal desde la perspectiva de la creación de
condiciones materiales para la vida. Esta línea de fuga sería seguida por
Bolívar unos años después aunque en unas condiciones diferentes por la misma
naturaleza de una liberalidad consagrada en el Congreso de Viena en el año
1815. En el Congreso de Viena, más allá del tema de la restauración monárquica
europea, se ratificó el artículo establecido en la Paz de Westfalia relacionado
con el libre comercio, pero las circunstancias eran diferentes[16].
En el año 1648 había varias potencias europeas compitiendo en el mar, por el
contrario, en el año 1815 había una sola potencia hegemónica que convertía el
libre comercio a escala global en una actividad cuyas condiciones sólo lograba
mayores beneficios quién tuviera una apreciable presencia en los espacios
marítimos. Si se consideran los planes ingleses de desintegración del poder
colonial español mostrados en el cuadro denominado “El Proceso Independentista
y la estructuración del orden Liberal” se pueden encontrar, en primer lugar,
coincidencias entre los planes ingleses y cómo fue el proceso de liberación y
liberalización suramericano, y en segundo lugar, se pueden hacer inferencias a
cerca del liberalismo como realidad económica dentro de un contexto ideológico
gestado gracias a la contribución, entre otros del pensamiento de B. Benthan.
Antes del año 1830, en el Caribe, la
prioridad estuvo dada por la percepción de una amenaza generada como
consecuencia de la restauración europea. Ello explica la realización del Congreso
Anfictiónico de Panamá convocado por el Libertador Simón Bolívar. Sólo cuando
se comenzó la fragmentación de la Gran Colombia gracias a las garantías de
libre comercio y el apoyo naval británico a los secesionistas encabezado por el
Almirante Fleeming, fue que se logró comprender que el “libre comercio” en
condiciones desventajosas era prácticamente un monopolio que sólo beneficiaba a
quién pudiese transportar lo producido.
Si bien, el libre comercio no
constituiría originalmente una fuente de conflictos, la fragmentación geográfica
generaría en los nuevos Estados problemas de delimitación de la propiedad cuya
solución en principio se ajustó a lo que las administraciones coloniales
pudieron defender efectivamente y el referente usado fue el instrumentado por
el Reino Unido y el Reino de España para acabar con la denominada guerra de la Oreja de Jenkins, es decir, lo poseído
continuará bajo posesión (utis possidetis
juris) (Allinson et alli, 2003 y Bracho, 2005a). Con ello, territorios que
los españoles por alguna u otra razón no ocuparon en tierra y mar pasaron a
tener una gran importancia dentro de la percepción de los dirigentes de las
recientes repúblicas pasando a constituir, en consecuencia, en fuente de
conflictos. Los otros problemas que el utis
possidetis juris no pudo resolver, fueron medianamente solucionados con la
aplicación en nuestra región de las prácticas normativas europeas consagradas
en el Congreso de Viena, en especial las relacionadas con límites y navegación
fluvial. Así pues de este proceso se puede destacar, en 3el caso venezolano, un
aspecto marítimo relativo a la posesión en sí y otro fluvial que implicaba
además de la posesión, otros usos cuyo fin era disminuir los riesgos de
conflictos en condiciones desventajosas.
En relación con la determinación de la posesión
efectiva en el escenario marítimo se tiene lo siguiente: En el Siglo XIX, en
primer lugar, las disputas por la soberanía de isla de Aves y el archipiélago
de Los Roques entre Venezuela y el Reino de los Países Bajos y, en segundo
lugar, isla de Patos entre Venezuela y el Reino Unido. Con respecto a la
navegación fluvial se tienen, en primer lugar, los casos del río Catatumbo y
río Guainía entre Venezuela y Colombia y, en segundo lugar, el río Orinoco
entre Venezuela y Colombia y el Reino Unido. En el espacio costero/ribereño
podemos mencionar, en primer lugar, la Goajira entre Venezuela y Colombia y, en
segundo lugar, la Guayana Esequiba entre Venezuela y el Reino Unido.
El resultado de todas estas disputas es
del todo conocido. En todas ellas, la diplomacia naval jugó un papel
preponderante. Nos interesa destacar que la posesión efectiva significa en si
la ocupación y/o uso del espacio. En este contexto, si bien el Estado hizo
esfuerzos materializados en la realización de actos de soberanía con sus
fuerzas navales en varios momentos en la segunda mitad del siglo XIX, fue la
actividad de los privados aseguradas desde el punto de vista público a partir
de un proceso de estratificación desarrollado mediante una estructura de
producción lo que determinó la propiedad del espacio. A finales del siglo XIX y
principios del siglo XX se hicieron esfuerzos desde el Estado para desarrollar
un poder marítimo. Al respecto Bracho ha destacado, por una parte, el papel de
Guzmán-Blanco y, por la otra, Bracho y Rivero-Blanco (2013) han destacado los
esfuerzos realizados por Cipriano Castro.
Sobre el origen del desarrollo del poder
marítimo podemos mencionar que en algunos casos ha sido privado, como el caso
español, inglés, italiano, neerlandés y estadounidense; en otros ha sido
público como el caso francés, alemán, ruso, hindú y actualmente chino; y, por
último, ha sido mixto, como el caso japonés, surcoreano, por citar sólo algunos
ejemplos. En el caso venezolano, los esfuerzos fueron privados en todo el siglo
XVIII y públicos desde la independencia y por el resto del siglo XIX. Quizás
ese fue un error que se arrastró desde el establecimiento de las ordenanzas
navales de Carlos III y Carlos IV. Habría que repensar la actividad marítima a
partir de las enseñanzas que nos dejó la Compañía Guipuzcoana, en el siglo
XVIII, a partir del impulso desde el Estado de la actividad marítima privada. En
todo caso, a pesar de los esfuerzos realizados por Guzmán-Blanco, en el Caribe
se estaban produciendo unos cambios políticos generados por el expansionismo
estadounidense generando un cambio de circunstancias que se sintieron en todo
el hemisferio occidental. Este expansionismo se materializó con la expulsión de
España del Caribe y la apropiación de la construcción del canal de Panamá que
significó a su vez la desmembración de una parte de Colombia. Estos hechos
junto con la amenaza de guerra en Europa y el desgaste que provocó en el Reino
Unido la guerra Boer, permitió la concreción del tratado Hay-Pauncefote en el año
1901 iniciándose con ello una nueva época en la región.
c.- Etapa de
1901 hasta el presente.
La pérdida de
capacidad del Reino Unido de influir en la región no la limitó a actuar en
momentos culminantes de nuestra historia como lo fueron el combate naval de Río
Hacha en 1901 y el bloqueo anglo-germano-italiano de 1902-1903. El poder
estadounidense se materializó en el papel de árbitro que jugó en los endémicos
conflictos internos en el país y en las crisis internacionales que se
presentaron a inicios del siglo XX. La creciente presencia estadounidense en la
región tuvo dos momentos de alta intensidad en el Caribe, es decir, durante la
Segunda Guerra Mundial y a inicios de la década de los años noventa con la
guerra contra el narcotráfico. Por esta razón podemos analizar este último
período a partir de la consideración de tres sub-etapas: la primera que va de
1901 a 1982 caracterizada por los esfuerzos venezolanos en resistir la
influencia estadounidense y la irrupción del pensamiento geopolítico en el país,
la segunda que va de 1982 a 1991 caracterizada por el desvelamiento de una
crisis manifestada en las formas de pensamiento que en el país se materializó
en el estancamiento de las capacidades marítimas y en la adopción de las tesis
propugnadas en lo que se denominó Consenso de Washington, y la última desde
1991 hasta el presente caracterizada por un proceso de fragmentación del orden
internacional ocasionado por el declive estadounidense y el surgimiento de
nuevos actores políticos en un contexto signado por una grave crisis social que
afecta a una gran parte de la humanidad. La determinación de ese período
obedece a las siguientes causas:
Si bien el año 1901 marcó el ascenso formal de EE.UU. como potencia
continental, ese año se produjo el único combate naval que empeñó a las fuerzas
navales venezolanas con fuerzas extranjeras provenientes de Colombia, Francia y
el Reino Unido (Bracho, 2011) y 1982 fue el año en que se aprobó la Convención
de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar, acuerdo en el que Venezuela no
formó parte por reservas realizadas al citado tratado.
En el año 1991 ocurrieron dos hechos notables que marcaron el
reformulamiento de las funciones de nuestras fuerzas navales. El primero fue la
segunda guerra del Golfo Pérsico liderada por EE.UU. para liberar Kuwait, un
importante país petrolero a escala mundial y el segundo fue el desmembramiento
de la Unión Soviética. En el medio de estos acontecimientos, el Ministro de la
Defensa de Venezuela, a la sazón el Vicealmirante Jurado Toro expresó
públicamente que el país se había preparado para defender todo el complejo
industrial petrolero venezolano y los buques de guerra estaban patrullando el
Golfo de Venezuela para prevenir cualquier tipo de interrupción del tráfico en
vista del aumento de los precios del petróleo. Este hecho indica que la
estructura de defensa nacional no estaba orientada solamente a satisfacer las
necesidades defensivas dentro del marco del conflicto este-oeste, también, que
el país tenía y tiene unos intereses que defender más allá del tema ideológico.
c.1 La Irrupción del pensamiento geopolítico en
Venezuela.
Si bien es cierto que F. Ratzel fue el fundador
de la geografía política, la connotación intencional que nos permite usar la
expresión geopolítica fue un proceso que tuvo varias vertientes. Estas
vertientes tuvieron sus orígenes, como ya se señaló, en los trabajos de Mahan, Kjellen
y Mackinder. Un análisis histórico acerca de las datas en que estos autores
dieron a la luz sus más importantes obras nos indica claramente que en términos
de ideas basadas en la geografía, fue el pensamiento de Mahan el primero que
entró en el país gracias a los escritos de Ramón Díaz en el año 1908[17].
Esta afirmación obedece a que la teoría de Mackinder sobre el Heartland se esboza
en el año 1911 y el término geopolítica creado por Kjellen apareció por primera
vez en el año 1916. Las causas por las cuales fue el pensamiento naval el que entró
tempranamente al país obedece a que, en primer lugar, Venezuela se comportó
como un país marítimo hasta que se inició el proceso independentista, en
segundo lugar, fue severamente afectada por el bloqueo naval anglo-germano-italiano
del año 1903 obligando a sus dirigentes a recuperar las prácticas hispánicas en
todo lo referente al quehacer marítimo y, en tercer lugar, Japón se había
convertido en un modelo a seguir luego de su victoriosa guerra contra los rusos
en el año 1904 y 1905 (Blanco/Rivero-Blanco, 2013).
Como se sabe, Venezuela experimentó, en esos
años, un importante crecimiento de su capacidad de autoorganizarse hacia el
mar. Este proceso fue detenido en el año 1913 debido al deseo del principal
caudillo del país Juan Vicente Gómez de perpetuarse en el poder (Ibíd.). Gómez
asumió el poder absoluto en ese año e instauró una política epirocrática (es
decir, continental) que en la práctica aisló al país del resto del mundo
dejando sólo como elemento de conexión el cordón representado por el creciente
desarrollo de la industria petrolera de manos de empresas neerlandesas,
inglesas y estadounidenses que harían del país más dependiente de las
comunicaciones marítimas. Las desavenencias con estas empresas, en especial con
las estadounidenses, el crecimiento de la capacidad productora petrolera
nacional y el aumento del poder naval (en mares y ríos) colombiano como
consecuencia de su victoriosa guerra contra Perú hizo que en la década de los
años treinta del siglo XX la clase dirigente comenzara nuevamente a preocuparse
de los asuntos marítimos (Ibíd.). Esta preocupación se evidenció tanto desde el
punto de vista educativo como material. Desde el punto de vista educativo,
Venezuela acudió a Argentina para formar nuevos cuadros de oficiales navales
(Blanco, 2013a). Desde el punto de vista material buscó el apoyo del Reino de
Italia para desarrollar una estrategia naval y adquirir medios que le
permitieran al país hacer una efectiva defensa de sus intereses en el mar
(Blanco, 2012)[18].
El estallido
de la Segunda Guerra Mundial interrumpió el desarrollo del poder naval
venezolano y ello obligó al país, en primer lugar, a negociar en desventaja con
Colombia trayendo como consecuencia la firma del acuerdo del año 1941 donde Venezuela
reconoció en la práctica la decisión del laudo Arbitral y los resultados del
proceso de delimitación realizado a
posteriori con la salvedad de que todo lo relativo a la materia fluvial
sería tratado en otro acuerdo y, en segundo lugar, a asumir una posición
política en la guerra que la alejó de la neutralidad quedando inmersa dentro de
la esfera de influencia estadounidense. Esta influencia estadounidense se
materializó tanto en los aspectos políticos como marítimos. Como aspectos
positivos de ese período se pueden mencionar el cambio de circunstancias que
significó la realización, a escala global, del primer tratado de delimitación
de áreas marinas y submarinas en el Golfo de Paria. Este hecho que significó
también el reconocimiento inglés de la soberanía venezolana de isla de Patos
produciría un efecto en cascada con la declaración unilateral realizada por
EE.UU. sobre su soberanía sobre la Plataforma Continental adyacente al
territorio estadounidense y consecuentemente la realización de conferencias
internacionales para determinar el alcance de la soberanía del Estado en el
mar. Así pues, con el ímpetu iniciado antes de la guerra mundial, las
diferencias con Colombia que se acrecentaron con el cuestionamiento de la
soberanía venezolana sobre el archipiélago de Los Monjes y las necesidades
derivadas del surgimiento de un nuevo concepto de mare clausum, Venezuela instrumentó una política de desarrollo del
poder marítimo y naval en la década de los años cincuenta del siglo XX que
aumentó su poder de negociación a escala internacional evidenciada, en lo
político, en la extensión del Mar Territorial a doce millas náuticas y en su
participación naval en la crisis que representó la instalación de misiles rusos
en Cuba en el año 1962 y, en lo económico, en el desarrollo de la marina
mercante y de facilidades marítimas a lo largo de nuestras costas para
satisfacer las necesidades de una creciente industria petrolera.
El
enfrentamiento ideológico que dio origen a la crisis en Cuba se inició en los
finales de la Segunda Guerra Mundial y ello produjo el desarrollo de una
estrategia de contención basada en una nueva concepción de la geografía
consistente, según Spykman, en el establecimiento de un anillo (rimland) de defensa para impedir el
control soviético de la masa continental euroasiática (Bernard Cohen, 1980 y
Chaliand, 1994). Dentro de este marco de confrontación este-oeste apareció, cuarenta
años después del escrito de Ramón Díaz, el primer escrito de geopolítica
venezolano que se tenga noticia. Se trata de los “Fundamentos de Geopolítica”
de L. Llovera Páez. Esta obra planteó, en términos prospectivos, la necesidad
de Suramérica de prepararse para el conflicto de Occidente con Oriente debido a
que la Europa de ese entonces no podía hacer frente al despertar de Asia y, en
este contexto, “los bárbaros
invadirían el occidente utilizando esta vez la técnica que de él han aprendido”(1949:142-148).
También hizo referencia a la inmadurez geopolítica de la región suramericana y
su dependencia de EE.UU. Otro pensador venezolano coincidió con lo afirmado por
Llovera Páez. Nos referimos al caso de Fernández Bolívar. Este autor expresó que
“La China constituye a lo largo… de éste ciclo histórico un gran peligro para
el mundo libre, un peligro inmediato y mediato” (1963/2009:112). La relevancia
del pensamiento de estos dos autores radica en que se diferenciaron de la
corriente de pensamiento imperante en ese entonces basada en la confrontación este-oeste[19].
La estrategia de contención dividió al mundo en
este y oeste y la necesidad de abstraerse de ese conflicto dividió el mundo a
su vez en norte y sur. El límite entre este y oeste estuvo determinado por lo
que se conoció como el rimland de la
masa continental euroasiática. El límite entre norte y sur estuvo determinado
por el grado de desarrollo de los países y por el límite de la capacidad de
proyección de Occidente. Así pues el Atlántico norte para Occidente llegaba
hasta el trópico de Capricornio y el Atlántico sur empezaba para los pensadores
geopolíticos brasileños, por citar un ejemplo, en el trópico de Cáncer. Esta
división se expresó también en el Caribe: para unos autores esta región está
conformada por todos los países bañados por sus aguas incluyéndose el Golfo de
México, para otros no lo incluye, y por último, para otros autores, el Caribe
incluye a los países y colonias ubicadas entre el este de Venezuela y el norte de Brasil. Para Venezuela,
la separación entre el mar Caribe y el océano Atlántico la marcaron las
denominadas Antillas menores, es decir, el cordón insular que va de la isla
Trinidad al sur hasta Puerto Rico en el norte, pero la división entre norte y
sur no fue un tema de consideración política debido a que el país se encontraba
al norte del Ecuador y por consiguiente en el hemisferio norte. La geografía
sería considerada por Venezuela de forma más explícita en la década de los años
noventa cuando se definió Caribe, Atlántico, amazónico y andino-llanero, pero
las implicaciones geopolíticas de la división norte y sur no recibiría una
debida importancia, hasta que se planteó, en primer lugar, la necesidad de
asumir una estrategia política más independiente sobre todo después de la
guerra de Yom Kippur/Ramadan y, en segundo lugar, cuando aparecieron las tesis
ambientalistas que obligaron a realizar un gran esfuerzo por integrar el sur del
país al espacio funcional del Estado[20].
En esta estrategia de contención el conflicto
global produjo una serie de cambios relacionados con la necesidad de cada
contendiente de mantener las alianzas existentes trayendo como consecuencia que
estos conflictos se presentaran bajo la forma de guerras civiles. Venezuela se
vio afectada por esta situación y la consecuencia fue que se perdió el impulso
para desarrollar el poder marítimo (Blanco, 2004). Este sería retomado, en
primer lugar, con el desarrollo del derecho del mar y las pretensiones
colombianas de acceder al Golfo de Venezuela, el bajo Orinoco y el brazo
Casiquiare, y en segundo lugar, por necesidad de desarrollar una capacidad de
proyección marítima debido a que dentro del marco del conflicto ideológico
este-oeste, Cuba había desarrollado una capacidad de proyección que amenazaba al
territorio venezolano. El desarrollo del derecho del mar permitió al país
crecer en el mar gracias a los acuerdos de delimitación de áreas marinas y
submarinas suscritos con EE.UU., el Reino de los Países Bajos, República
Dominicana, Francia y por último, en 1990, con Trinidad y Tobago. Este
crecimiento fue en el fondo la recuperación fáctica de la proyección marítima
de la Capitanía General de Venezuela en la última etapa de la dominación
española y desplazó el centro geográfico del país de nuevo hacia la región
norte-costera, en concordancia, en primer lugar, con las áreas más habitadas
del país y, en segundo lugar, con el espacio funcional del Estado. Entre los
artífices de este logro se encuentra Isidro Morales Paul.
Venezuela no
formó parte de la citada convención por su negativa a reconocer el concepto de
isla desarrollado en ese instrumento, por la forma de delimitación y por no
aceptar dirimir sus controversias territoriales ante terceros. Así pues, cuando
se concretó la Convención de la Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en el
año 1982, nuestro país estaba en una importante posición de negociación por la
posesión de espacios y su capacidad de defenderlos aunque la orientación en la
adquisición de medios de defensa estuvo dirigida a dar respuesta a los
problemas marítimos pendientes. La eficacia de esta capacidad defensiva en el
mar estuvo amparada por el hecho que la guerra fría se había acercado a la
región específicamente Centroamérica y este hecho permitió al Estado maniobrar
desde el punto de vista político hasta que se produjo el fin del conflicto
este-oeste, pero la crisis de la deuda iniciada en el año 1983 y la aparición
de teorías desarrollistas y ambientalistas basadas en el mantenimiento de la
división internacional del trabajo produjo un cambio de circunstancias cuyas
consecuencias se harían patentes en el país a partir del año 1991.
c.2 La crisis en las formas del pensamiento.
El crecimiento de Venezuela hacia el mar no
significó la consideración de la necesidad de crear una capacidad de
permanencia en los espacios marítimo, es decir, de desarrollar un poder marítimo.
Ello habría supuesto el desarrollo de la industria naval como medio para
asegurar esta capacidad de permanencia. Y el desarrollo de esta industria
dependía de la conciencia política del país y la orientación de los planes de
desarrollo. Así pues, mientras el conflicto este-oeste estaba en parte de los
territorios bañados por el mar Caribe y mientras el poder marítimo venezolano
pudo dar respuesta a las necesidades políticas y económicas en función de la
relativa estabilidad política presente, no hubo necesidad de pensar en función
de unas servidumbres derivadas de la alta dependencia del mar, pero cuando cesó
el conflicto este-oeste y la crisis de la deuda limitaba la capacidad de acción
del Estado se optó cómodamente por seguir el nuevo orden impuesto por una serie
de políticas desarrolladas en EE.UU. que se conocieron con el nombre de
consenso de Washington (Casilda, 2004). Con el adormecimiento que supuso en la
clase dirigente nacional un nuevo orden caracterizado por lo que se conoció en
ese entonces como el fin de las ideologías, según F. Fukuyama, se produjo no
sólo el Caracazo, el asalto de la plaza Tian'anmen y la caída del muro de Berlín en el año
1989, sino también se comenzó a producir un reordenamiento de la comunidad
internacional basado en unas consideraciones económicas que recuerdan la tesis
de los espacios económicos compensados de Norman Dix. De acuerdo con este
reordenamiento se trató de circunscribir las funciones de las fuerzas militares
a tareas policiales y las capacidades marítimas venezolanas comenzaron a
disminuir drásticamente por efectos de las citadas políticas. El punto de
inicio de este declive se produjo después de la crisis de la corbeta “Caldas”
que expresó el alto grado de apresto operacional de la Armada frente a una
agresión colombiana. Luego de este suceso las capacidades marítimas del país
comenzaron a decaer por circunstancias económicas y se trató de resolver los
problemas fronterizos por otras vías no militares.
A partir de
este proceso de declive relativo, pasó a segundo plano la alta dependencia del
mar y el tema de los límites marítimos y pasó a cobrar más importancia la lucha
contra el narcotráfico. Consecuentemente, el vacío llenado en el mar comenzó a
ser llenado por las potencias marítimas presentes en el área, es decir, EE.UU.
Francia, Reino Unido y el Reino de los Países Bajos. La consecuencia de este
hecho fue que se comenzó a generar un movimiento intelectual en el ámbito naval
para concientizar a la clase dirigente de las necesidades derivadas de la alta
dependencia marítima de Venezuela.
Si bien es de destacar los trabajos de Ramiro
Pérez Luciani, Ricardo Sosa Ríos, Armando De Pedraza, Julio Romero Yánez,
Isabel Bacalao Römer y Elías Daniels (Blanco, 2010), en ese período se produjo
muy poca concientización marítima en el ámbito político generándose, en
consecuencia, un vacío que en el país tendría graves consecuencias políticas entre
los años 1992 y 1994, debido a que el desarrollo del poder marítimo pudo haber
generado prosperidad y progreso a la sociedad venezolana evitándose así la
crisis primero social y después política determinada por el agotamiento del
modelo político impuesto después del año 1958.
c.3 La fragmentación del orden internacional y el
surgimiento del orden postwestfaliano.
Con el colapso soviético, la implantación del
consenso de Washington y el germen de la crisis social puesto en evidencia a
partir del año 1989 se produjo en Venezuela un período de inestabilidad
política que en el mar se tradujo en un retroceso de la presencia política
aunque se mantuvo la actividad económica acrecentada esta por el incremento de
la actividad pesquera tanto en nuestros espacios marítimos como en el océano
Pacífico y Atlántico. En este período se detuvo en parte el declive debido a la
acción de individualidades que lograron convencer, aunque tarde, a la clase
dirigente del país de la importancia de la geografía. Este hecho supuso un gran
esfuerzo material e intelectual. Desde el punto de vista material se
adquirieron nuevos buques de apoyo tanto para la marina de guerra como la
marina mercante. Desde la perspectiva intelectual, además de la reflexión
teórica realizada para adecuarse a las realidades de un mundo cambiante se
destacan un conjunto de acciones realizadas en los planos político, histórico y
estratégico. Desde el punto de vista político es de mencionar el trabajo
realizado por el CA Quintero Torres quién logró la aprobación de la primera
Concepción Estratégica Nacional en el año 1998 y las reflexiones realizadas por
J. Chacón (2000) en su obra Poder
Marítimo venezolano. Desde el punto de vista histórico, se destacan las
investigaciones realizadas por J. Bracho en el Archivo General de Indias y,
desde la perspectiva estratégica, es de mencionar los trabajos realizados por
el Estado Mayor General de la Armada entre los años 1996-2000 a partir de
prospecciones realizadas para construir un futuro desde ese presente ya histórico[21].
Junto con
estos esfuerzos se produjo en el año 1998 la declaración del Mar de Venezuela, retomándose con ello la
intención del Estado de proyectarse nuevamente hacia el mar, sin embargo, el
cambio de la visión del Estado producto de los cambios políticos producidos a
partir del año 1999 significaron el retorno del país a un concepción epirocrática
a pesar de la retórica gubernamental expresada en la anunciación de proyectos
marítimos de gran envergadura (Isla Caribe, puertos de aguas profundas en
oriente y occidente, etc.). Esta concepción epirocrática se evidenció, en
primer lugar, en las respuestas políticas realizadas con motivo del paro
petrolero del año 2002. En ese evento se constataron las vulnerabilidades
marítimas del país y, en segundo lugar, con el abandono del plan de desarrollo
de las Fuerzas Armadas elaborado en el año 2007 que perseguía crear desde el
punto de vista marítimo las condiciones de posibilidad para hacer una defensa
marítima posible mediante la creación de una infraestructura que facilitara el
uso de los espacios marítimos. En este período, el país fue objeto también de
la diplomacia naval estadounidense y de la presencia de fuerzas navales de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) dentro del marco de
ejercicios navales (Joint Caribbean Lion)
conducidos por el Reino de los Países Bajos en el mar Caribe una vez que
comenzó a hacerse patente la orientación política del gobierno venezolano.
Si bien es
cierto que se han adquirido medios navales y marítimos, estas adquisiciones no
han venido aparejadas con el desarrollo de una industria naval, ni de la
capacidad portuaria[22] y de
mantenimiento que aseguren una alta disponibilidad operacional y no han estado
en concordancia con unas necesidades derivadas de una mayor dependencia del mar
para la existencia de un Estado enmarcado dentro de un contexto político
internacional caracterizado por el antagonismo ideológico y geopolítico. Desde
el punto de vista ideológico, la estrategia estadounidense postguerra fría ha
sido, no sólo de la contener el crecimiento y desarrollo de Rusia, también:
1.-) la de prevenir que cualquier país imponga su propia particular ideología en
áreas ubicadas en las cercanías de las fronteras estadounidenses u otro país
que reciba su asistencia, y 2.-) la de monitorear las consecuencias de las
nuevas actividades económicas originadas por la globalización y la difusión de
tecnologías en las áreas de mayor inestabilidad global. Este esfuerzo se está
produciendo dentro de un contexto de un declive relativo ocasionado por la
crisis económica que afecta a ese país desde el año 2008.
Este declive
estadounidense ha estado acompañado por un importante esfuerzo por controlar el
tráfico marítimo a escala global a pesar de los importantes esfuerzos que han
hecho un relevante grupo de países para hacer una mayor presencia naval en los
espacios marítimos de todo el globo (Blanco, 2010). Esta intención de controlar
y de hacer presencia ha incrementado las posibilidades de conflicto en el
escenario marítimo (Blanco, 2013c). Con respecto a Venezuela, el antagonismo
con EE.UU. es ideológico, pero la línea política de contener ideologías que se
le opongan genera un alto riesgo de escalada si este antagonismo se conecta con
otros escenarios de conflictos presentes en el globo.
Por otra
parte, desde el punto de vista geopolítico, se están produciendo una serie de actos
intencionales que tienen una carga de futuro importante que pueden ser
clasificados desde una perspectiva regional y que afecta indirectamente a
Venezuela y una serie de hechos provocados de manera intencional generados por
Venezuela y/o sus aliados regionales que eventualmente podrían tener
consecuencias regionales. Los hechos con carga de futuro que están afectando a
la región e inciden indirectamente en la realidad venezolana son:
La ampliación del canal de Panamá.
El proyecto chino de apertura de un nuevo canal interoceánico en
Nicaragua
La realización de un moderno puerto de aguas profundas en San
Vicente y en La Habana.
La delimitación de áreas marinas y submarinas en la fachada Atlántica.
Los proyectos de interconexión de infraestructura de transportes en
Suramérica.
La autosuficiencia petrolera estadounidense a corto plazo.
La ampliación
del canal de Panamá va a generar un incremento del tráfico marítimo en la
región. Este incremento sería aun mayor si se construye el canal nicaragüense. Al
efecto, la preocupación de los planificadores chinos, dentro del marco de la
estrecha relación con Venezuela es la de aumentar la capacidad de las
instalaciones portuarias, especialmente petroleras, para adecuarse a los
efectos de los cambios por venir. El puerto de aguas profundas en San Vicente
va a generar un cambio del sentido del tráfico y frente a este hecho Cuba, usando como instrumento a Venezuela, logró en fecha reciente concretar un acuerdo marco para la construcción de un puerto cuyo propósito está dirigido a posicionar a ese país para cuando se produzca él cambio político. De lograrse este posicionamiento, esa isla va a ocupar el rol estratégico que jugó durante la dominación española en relación con Panamá e incluso Cartagena de Indias. Sobre este tema es de mencionar
que Venezuela ha jugado, a sus expensas, un importante papel en el desarrollo del poder marítimo cubano. En este sentido es importante destacar, la adquisición venezolana de una flotilla de
buques multipropósitos (cuatro hasta el momento), fabricados en la isla caribeña, cuyo propósito es conectar
marítimamente con el Caribe insular, especialmente con Cuba. Estos buques podrían fungir como
complementadores del tráfico que va a ser direccionado desde San Vicente. Además de estas construcciones se prevé la construcción de tres patrulleros y la asesoría en la modernización del sistema portuario venezolano. De estos dos aspectos trataremos más adelante.
Junto con la ampliación del canal de Panamá, está el proyecto de construcción de un nuevo canal interoceánico a través de Nicaragua con ayuda china. Este proyecto, de concretarse porque ha sufrido un retardo, en conjunto con el puerto habanero representará un desafío marítimo de las potencias emergentes a las potencias marítimas tradicionales. Este hecho permite también relacionar los problemas marítimos que ha tenido este país centroamericano con Colombia agravados por el impacto del proyectado canal y su relación con Venezuela.
Junto con la ampliación del canal de Panamá, está el proyecto de construcción de un nuevo canal interoceánico a través de Nicaragua con ayuda china. Este proyecto, de concretarse porque ha sufrido un retardo, en conjunto con el puerto habanero representará un desafío marítimo de las potencias emergentes a las potencias marítimas tradicionales. Este hecho permite también relacionar los problemas marítimos que ha tenido este país centroamericano con Colombia agravados por el impacto del proyectado canal y su relación con Venezuela.
Las disputas
marítimas entre Colombia y Nicaragua, al parecer, han congelado en cierta forma
las pretensiones colombianas en el Golfo de Venezuela y la red fluvial
venezolana. Desde la perspectiva marítima Nieves-Croes, como miembro de la
comisión de negociación, hizo abortar en el año 2009 un proyecto de acuerdo de
delimitación que lesionaba los intereses marítimos venezolanos[23].
Como este diferendo se ha desarrollado, hasta ahora, en los predios de la Corte
Internacional de Justicia, la actitud de
Venezuela debería propender a la realización de un monitoreo de lo que sucede
desde el punto de vista de la negociación que trae en si el juego jurídico en
ese escenario legal porque este hecho constituye una posibilidad que debe
ser manejada de que el diferendo colombo-venezolano se resuelva por esa vía u
otra que no están acordes con la línea política adoptada por Venezuela desde
inicios del siglo XX. Ello supone que debemos prepararnos para fortalecer los
actos administrativos realizados y por realizar en nuestros espacios marítimos
fronterizos y aumentar la capacidad de negociación jurídica y política teniendo
presente las otras delimitaciones pendientes, en especial en la Zona Económica
Exclusiva frente a las Antillas menores de origen anglosajón y en la fachada
Atlántica. Dicho de otra manera,
Venezuela debe poseer medios que aseguren una presencia permanente en esos
espacios de posibles disputas en un futuro próximo.
En relación
con la Zona Económica Exclusiva que proyecta isla de Aves y las islas que
conforman la cara exterior del Mar de Venezuela y se agrupan en parte en el
Territorio Insular Miranda es de mencionar que siendo el espacio donde se va a
percibir con mayor énfasis el incremento
de la navegación como consecuencia de la ampliación del canal de Panamá y el
desarrollo del puerto de aguas profundas en San Vicente, se hará necesario
ejercer un mayor control del espacio para efectos de la seguridad física y
política marítima y ello hará necesario desarrollar nuestra presencia en el mar
mucho más allá de nuestras capacidades actuales debido a que constituirán actos
políticos-administrativos que reforzaran nuestro poder de negociación a mediano
plazo.
Sobre la
delimitación de áreas marinas y submarinas en la fachada Atlántica llevada a
cabo por países vecinos es de
mencionar que este proceso se está desarrollando con la mediación de la Corte
Internacional de Justicia de la Haya. La importancia de este hecho es que el
foco de atención está dirigido a la Plataforma Continental Extendida y
Venezuela mantiene una controversia con Guyana por territorio y espacios
marítimos. Hasta el presente, ya se ha producido la delimitación de áreas
marinas y submarinas hasta la Zona Económica Exclusiva entre Barbados y
Trinidad y Tobago, entre Guyana y Surinam y entre Surinam y la República
Francesa. Como se sabe, este espacio es rico en recursos pesqueros de los
cuales históricamente (circunstancias especiales) los pescadores venezolanos se
han aprovechado y se estima que existen altas posibilidades de existencia de recursos
no vivos en el suelo y el subsuelo explotables hasta 300 millas náuticas de la
costa continental e insular. Este último aspecto ha sido el foco de interés de
los países que bordean la región, pero este interés ha sido promovido por
empresas transnacionales, especialmente petroleras que han usado a los países
interesados (en especial, Trinidad y Tobago, Barbados y Guyana como cabezas de
turco para tener acceso a los potenciales recursos allí existentes[24].
La fachada
Atlántica fue el efecto de un proceso de reorganización del espacio nacional
que se concretó formalmente con la aprobación del Concepto Estratégico Nacional
del año 1998. Esta fachada ha sido considerada como el espacio de proyección
venezolana hacia el Alta Mar, pero esta proyección no ha sido valorada en su
justa dimensión en el sentido que hasta fecha reciente se consideró sólo como
un espacio de acceso comunicacional al mar abierto, pero la realidad actual es
que esa fachada es el espacio de proyección territorial soberana del Estado
venezolano hacia el Alta Mar gracias a la extensión de la Plataforma
Continental, es decir, lo que se ha denominado Plataforma Continental Extendida.
Este hecho permite redefinir el océano Atlántico como un espacio dividido entre
norte y sur, y ayudaría a otorgarle al concepto de fachada un mayor carácter
intencional en el sentido que, Venezuela no sólo es Atlántica por la proyección
marítima de sus costas, también por la proyección que genera la difluencia
Casiquiare-Orinoco que permite acceder al Atlántico por el eje río
Negro-Amazonas.
Gracias al
Tratado de Tordesillas, los hispano-americanos fueron conocidos hasta la
independencia como hispanos provenientes de la América meridional, por ello
sería conveniente repensar nuestra fachada Atlántica como parte de un nuevo espacio geopolítico denominado
Atlántico Meridional para extender el área de actuación venezolana más allá
de las doscientas millas náuticas correspondientes a la Zona Económica
Exclusiva permitiendo así aumentar el poder de negociación en lo que concierne
a lo que se ha denominado Ocean
Governance de la que haremos mención en los próximos párrafos. Ello
impulsaría el desarrollo del poder marítimo y naval venezolano y aumentaría
nuestra presencia en ese nuevo espacio para el ejercicio de nuestras funciones
gubernamentales. Como se sabe, el proceso de conquista y colonización de
América se produjo como consecuencia de una línea abstracta que separó las
aspiraciones de España y Portugal. Esta forma abstracta de separar actos
intencionales desde el mar, es la que se han servido las potencias marítimas
desde el siglo XV primeramente para dominar espacios y actualmente para ejercer
desde el mar el control de los espacios continentales.
Con este
marco, es de conocimiento público que tanto Guyana como Barbados han otorgado
concesiones para la exploración del área y ello ha despertado la conciencia
nacional venezolana sobre un tema álgido, un asunto que el gobierno no ha
encarado como se debe, debido a que los hechos que han ocurrido en ese espacio
tienen una importante carga de futuro desde el punto de vista prospectivo que
pueden lesionar los intereses venezolanos en el área. Si bien es cierto que el
12OCT2013 fue detenido un buque de exploración en aguas venezolanas[25],
se evidencia que esta acción fue llevada a cabo por iniciativa de la Armada
(como ha sido desde el pasado reciente) y no como consecuencia de una
estrategia nacional articulada como se intentó hacer en el año 1999 y que han
indicado algunos actores políticos en fecha reciente. Ante estas circunstancias
podemos afirmar que la dirigencia nacional no se ha percatado que se está
planteando en la fachada Atlántica un antagonismo entre Venezuela y empresas
transnacionales que están usando a un pequeño grupo de países para sus fines
dentro del marco de una realidad internacional caracterizada por encontrarse en
un proceso de reacomodamiento que está oponiendo lo privado contra lo público.
Esta oposición
de lo privado contra lo público siempre ha existido. Se acrecentó con el
colapso soviético indicando con ello la naturaleza del orden postwestfaliano en
el sentido que, en primer lugar, se está buscando reducir el poder del Estado
en términos de autonomía, plenitud y capacidad de competencias sobre sus medios
materiales de subsistencia y, en segundo lugar, se está dejando al Estado sólo como
estructura de contención de las poblaciones que aglutina. Como en los espacios
marítimos los Estados poseen una relativamente baja capacidad de
autoorganización se está usando éste para recodificarlo en función de la
naturaleza de este nuevo orden global como se evidencia en el conjunto de
normas adoptadas por la Organización Marítima Internacional (OMI) y tienen
efectos políticos sobre todo en lo concerniente a la denominada guerra contra el terrorismo (Blanco, 2013c). La
recodificación está determinada también por un cada vez más creciente control
de los buques que navegan en Alta Mar[26]
bajo la figura de la Ocean Governance[27] y por la apropiación de recursos,
bienes y servicios en una escala global. Ello explica el desarrollo naval y
marítimo acelerado de un conjunto de países ya citados en otros trabajos[28]
y hace incomprensible que Venezuela no haya seguido un camino parecido a pesar
de su presencia en algunos foros internacionales.
La
fragmentación del orden postwestfaliano se evidencia entonces en la tendencia a
la configuración de un orden estatal multipolar que se opone a una tendencia
oligopólica de alcance global basada en la apropiación de los medios materiales
para la vida que usa al mar y otros espacios no codificados completamente como
el espacio aéreo y ultraterrestre, el espacio electromagnético e incluso el
continente Antártico para sus propios fines (Blanco, 2010). A estos espacios lo
hemos denominados espacios abstractos porque el hombre sólo puede estar en él
por intermedio de plataformas adecuadas para tal fin. La apropiación de estos
espacios está siendo realizada actualmente por empresas transnacionales que se
valen aun de la fuerza militar de las actuales potencias militares
tradicionales de Occidente, pero que cada día cuentan con el apoyo de empresa
de seguridad que están supliendo el papel de las fuerzas militares de los
Estados.
En el ámbito
fluvial, Sainz-Borgo (2011) siguiendo la estela dejada por Isabel Bacalao, ha
hecho recientemente una detallada relación del estado actual de nuestros temas
fluviales. El tema en la actualidad apunta a la interconexión suramericana. Un
proyecto a largo plazo que está tratando de desarrollar bajo los auspicios de La
Iniciativa para la Integración de Infraestructura en Suramérica (IIRSA), sin
embargo, en este esfuerzo es donde más se evidencia las tensiones geopolíticas
de un espacio amazónico que ha sido declarado patrimonio de la humanidad y que
los países de la región por diferentes caminos han tratado de integrar a sus
espacios funcionales[29]. Estas
tensiones han estado relacionadas con el modelo de desarrollo que se pretende
imponer para producir la integración y supone que esta, la integración en sí,
se ha constituido en la forma de expansión no violenta de los Estados con
capacidades para ello. Lo que es cierto en este caso es que cualquier proyecto
de integración fluvial debe partir del desarrollo fronterizo de todos los
Estados que comparten vías fluviales de modo que la forma de integración,
liberal o comunitaria no se constituya en un elemento de fragmentación local y
regional como indica tendencialmente la creación en Venezuela del Estado
Comunal como analizaremos más adelante.
La reciente autosuficiencia
estadounidense en el tema de los combustibles fósiles ha sido gracias al
desarrollo de una nueva tecnología que permite extraer la materia prima de
pozos que ya han sido explotados. El método conocido como fractura (fracking) usando
al efecto arena y agua le ha permitido a este país una gran capacidad de
maniobra estratégica a escala global y por consiguiente se la ha disminuido a los
tradicionales productores. El inconveniente de esta tecnología está relacionado
con los efectos colaterales puesto que ha sido causa de terremotos en una
escala importante. Estos efectos que han sido causa de protestas en varios
lugares del globo han permitido a estudiosos del tema pensar en el uso de esta
tecnología para fines militares no convencionales[30].
En todo caso, la ventaja estratégica que está alcanzando EE.UU. gracias a la
nueva tecnología le ha servido para suplir su consumo interno, exportar el
excedente y ejercer un mayor control del mercado energético mundial. También le
ha permitido aumentar sus reservas estratégicas en previsión de potenciales
conflictos.
Las acciones
emprendidas directamente por Venezuela y que también constituyen hechos con
carga de futuro han estado orientadas hacia dos direcciones: Una dirección
apunta a la concepción del Estado como una entidad convencional basada en la
autonomía, plenitud y capacidad de competencias sobre un territorio y una
población de acuerdo con una estructura de gobierno también convencional y
aceptada por la comunidad internacional. La otra dirección apunta a la
implantación de un Estado comunal basado en concepciones marxistas fundadas en
una materialidad dada por la capacidad productiva de la población y la complementariedad
generada a partir de los intercambios de lo producido en un espacio determinado
por el nuevo Estado. De acuerdo con la concepción convencional estatal se
tienen los siguientes hechos que poseen una importante carga de futuro:
La creación del Territorio Federal Insular Miranda y la situación de
la proyección marítima venezolana.
El engrandecimiento de la flota mercante y en especial la flota
petrolera.
La modernización del sistema portuario nacional.
La adquisición de buques guardacostas.
La adquisición de transportes multipropósitos.
El incremento de la producción de combustibles fósiles (petróleo y
gas).
La estrecha relación con China entendida como motor del movimiento
marítimo.
En relación
con el reordenamiento territorial evidenciado en la creación del Territorio
Insular, se ha buscado integrar las islas que protegen al mar de Venezuela a la
realidad funcional del Estado de modo que actúen como plataformas de proyección
marítima. Sin embargo, la estructura creada se ha topado con importantes óbices
creados por el mismo Estado para su desarrollo. Ello se evidenció en la poca
efectividad en la aplicación del Primer Plan Socialista 2007-2013 en relación
con los espacios marítimos. Sobre el engrandecimiento de la flota mercante y,
en especial la flota petrolera es de mencionar que ello ha constituido la punta
de lanza del desarrollo de la actividad marítima nacional y es aquí donde se
evidencia que este crecimiento no ha estado a la par de la creación de una
infraestructura que garantice una alta disponibilidad operacional de los medios
que se están adquiriendo. Igual está sucediendo con el sector portuario. A
pesar de los esfuerzos de modernización y de la ampliación de algunos puertos
existentes, a la fecha los proyectos de desarrollo de puertos de aguas
profundas en el oriente y occidente del país se han quedado sólo en la fase de
proyectos. Ha sucedido igual con el sistema de puertos fluviales en el sur del
país.
Con respecto
al crecimiento de la capacidad de vigilancia gracias a la adquisición de buques
guardacostas construidos en Cuba se puede afirmar que es un hecho positivo, pero la disponibilidad
operacional de estos buques va a estar condicionada a la infraestructura de
mantenimiento y de servicios que como ya hemos indicado no ha crecido a la par
del crecimiento del número de buques disponibles. Este aspecto es grave debido
a que, en primer lugar, en un escenario futuro de gran tráfico y de problemas limítrofes con los
países vecinos la presencia permanente es la que va a crear circunstancias
especiales que ayudarán a reforzar los títulos de soberanía que poseemos en
esos espacios y, en segundo lugar, la disminución del poder marítimo nacional, para beneficio cubano va a generar un tutelaje no sólo político, sino también una dependencia en cuanto a medios. Esta vulnerabilidad es evidente en el caso de la fachada
Atlántica, la Zona Económica Exclusiva adyacente a isla de Aves y las áreas marinas
y submarinas que proyecta el Golfo de Venezuela. De igual forma, la adquisición
de transportes multipropósito para conectar a Venezuela con las Antillas
menores y mayores, como ya indicamos, puede ser interpretado como un esfuerzo
concebido no sólo para integrar espacios, sino también para compensar las
deficiencias generadas por el retraso del país para hacer frente a los retos
que representan la ampliación del canal de Panamá, el proyectado canal
interoceánico de Nicaragua y el puerto de aguas profundas en San Vicente y en la Habana, sin
embargo, llama la atención que estos buques, construidos en Cuba, hayan sido
hechos por la empresa neerlandesa que ha construido en Venezuela un remolcador
de altura actualmente en servicio. Aquí se evidencia el poco interés nacional
en desarrollar un poder marítimo.
Lo que sí ha
sido ampliamente publicitado ha sido el proyecto de incrementar la producción
petrolera y de diversificar los intercambios con otros países en especial China
y la India. Este interés tiene un gran impacto marítimo en lo concerniente al
desarrollo de facilidades e industrias conexas que suponen el desarrollo de una
importante capacidad industrial a mediano plazo. Pero este interés que tiene
sus orígenes en el primer Plan Socialista 2007-2013 no se ha materializado
efectivamente en acciones concretas por lo que el desarrollo del poder
marítimo, al menos en lo concerniente al tema de los combustibles fósiles no ha
salido de la fase de las buenas intenciones. En este contexto, la relación con
China, que para nosotros reviste un carácter estratégico y debería ser objeto
del desarrollo de una capacidad marítima que se corresponda con la intensidad
de la relación bi-nacional no está suficientemente en conocimiento de la
sociedad venezolana y no es transparente en el Plan Socialista 2013-2019.
En vista de lo
antes mencionado se puede afirmar que el esfuerzo de la clase dirigente por
autoorganizar el país hacia el mar, desde el punto de vista convencional ha
estado muy por debajo de los planes elaborados y muy por debajo de las
necesidades de la sociedad. Por otra parte, de acuerdo con la concepción
comunal se tienen los siguientes hechos con una importante carga de futuro:
·
El fracaso del intento, por
intermedio de una reforma constitucional, de implantar una nueva forma de
ordenar el territorio en base a una nueva geometría del poder de acuerdo con la
concepción materialista de la historia iniciada por Marx a mediados del siglo XIX[31]
(MPPCI, 2007).
·
La institucionalización del
sistema de comunas mediante la creación de una Ministerio del Poder Popular
para las Comunas.
·
La propuesta para la Gestión
Bolivariana Socialista 2013-2019 (Plan de la Patria), es decir, “un programa de
transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y
protagónica” mediante un nuevo ordenamiento territorial a pesar de que fue
rechazado en el año 2007[32].
En relación
con una nueva manera de ordenar el territorio de acuerdo con una nueva
geometría del poder en el intento de reforma Constitucional del año 2007 es de
mencionar que esta ordenación se concibió a partir de la propuesta de
establecimiento de una unidad política primaria basada en la ciudad, es decir,
un asentamiento poblacional integrado por “áreas o extensiones geográficas
denominadas comunas” (2007:87). De acuerdo con esta propuesta,
“las comunas
serían las células geo-humanas del territorio y estarían conformadas por
comunidades… donde los ciudadanos,… comunas, tendrían el poder para construir
su propia geografía y su propia historia… A partir de la comunidad y la comuna…
se desarrollarán formas de agregación comunitaria” (Ibíd.).
Sobre esta
propuesta hay que tener presente, en primer lugar, que la comuna es la
consecuencia de la implantación de un modelo económico productivo “fundado en
los valores humanistas de la cooperación y la preponderancia de los intereses
comunes sobre los individuales… que garanticen la satisfacción de las
necesidades sociales y materiales del pueblo” a partir del desarrollo y fomento
de actividades productivas de propiedad social comunal o estatal (Ibíd.:94). En
segundo lugar, como la comuna, así como las comunidades son expresión del poder
popular, estas se constituyen en los depositarios de la soberanía (Ibíd.:97).
Estos dos aspectos nos indican que, en caso en que se hubiese aprobado esta
reforma, en la medida en que estas comunas existan efectivamente, en tanto que
entidades productivas, en esa medida se hubiese podido afirmar que el ejercicio
de la soberanía sería efectivo.
Con respecto
al Ministerio del Poder Popular para las Comunas se puede afirmar que fue un órgano
creado en el año 2009 para potenciar el desarrollo de la economía comunal. Su
propósito ha sido articular y conformar la comuna “como estrategia ofensiva
Revolucionaria para la liberación del país de la pobreza material y espiritual”
para lograr el Estado Comunal[33].
Desde el punto de vista práctico, éste órgano público, ha logrado crear una
importante cantidad de entidades comunales, pero si se tiene presente que su
fundamento es la productividad en un espacio geográfico determinado, entonces,
su eficacia está cuestionada debido a que el país hoy día es más dependiente de
una economía de puertos basada en importaciones. Este cuestionamiento ha sido
la base por medio del cual en el año 2012 se propuso un nuevo Plan que supone
la imposición de un nuevo modelo de desarrollo socialista basado en un nuevo
ordenamiento del territorio.
El Segundo
Plan Socialista para el período 2013-2019, que pasó a ser ley del Estado en
fecha reciente, es para sus promotores la carta estratégica que guiará al país
“por la ruta de la transición al socialismo bolivariano del siglo XXI”. Desde
esta perspectiva, este plan es el segundo Concepto estratégico realizado en el
país, diferenciándose del primero por el hecho que está por encima de la
constitución como veremos a continuación. Este plan en su segundo gran objetivo
persigue continuar la construcción del socialismo mediante la implantación de
la geometría del poder que no fue aprobada en el año 2007 y la economía comunal
que no se ha podido desarrollarse desde el año 2009 teniendo presente el
esfuerzo cooperativista que se instrumento desde el año 2005 aproximadamente.
El modo en que se piensa imponer el nuevo modelo de desarrollo es mediante “la
generación de tejido productivo bajo un nuevo metabolismo…” entendiéndose por
metabolismo como una especie de “injerto productivo” que permita sintetizar la
estructura productiva existente y producir así unidades productivas más
simples. La forma en que se piensa operacionalizar este concepto no está
descrita pero la tendencia ha apuntado a la nacionalización de los modos
privados de producción y su reconversión en entidades socialistas. Pero, hasta
la fecha estas unidades socialistas creadas como consecuencia de una
sistemática política de expropiaciones no han podido alcanzar el nivel de
productividad previo a la estatización o comunalización.
Desde la
perspectiva marítima, la situación es más crítica en el nuevo Plan. Como se
indicará en el cuadro que se muestra a continuación, el aspecto marítimo está
sólo relacionado con la industria petrolera a no ser que se haga un importante
ejercicio de abstracción que permita deducir planes en ese espacio en el
proceso de operacionalización del citado plan.
Objetivos
establecidos en el Plan 2013-2019
|
Observación
|
“Construir un terminal de aguas profundas en el
estado Sucre para recepción y despacho de crudos y productos con una
capacidad de exportación de 2,0 MMBD, así como tres terminales fluviales de
sólidos y líquidos en el río Orinoco”
|
Este objetivo es una reducción del proyecto de
construcción de los puertos de aguas profundas en oriente y occidente del
país contemplado en el plan 2007-2013.
|
Construcción de “06 bases petro-industriales en la
faja petrolífera del Orinoco para desarrollar actividades de metalmecánica,
servicio a pozos, naval…”
|
El objetivo es tan genérico que requiere su
sistematización y operacionalización.
|
“Desarrollar las reservas del cinturón gasífero en
nuestro Mar Territorial”, fachada Atlántica y Mar de Venezuela.
|
Supone desde el punto de vista deductivo el
desarrollo de una infraestructura de sostén logístico marítimo en una parte
importante de nuestros espacios marítimos.
|
“Expandir la infraestructura de transporte… de
petróleo y gas”
|
Supone la adquisición de buques y la creación de una
infraestructura de apoyo que permita asegurar una alta disponibilidad
operacional
|
“Fortalecer los procesos de construcción en Venezuela
de plataformas de perforación y producción de los yacimientos costa afuera”
|
El objetivo es tan genérico que requiere su
sistematización y operacionalización sobre todo en lo concerniente a la
expresión “fortalecer los procesos de…”
|
“Construcción de un amplio tejido industrial asociado
a una arquitectura de redes de sinergia productiva, orientado a bienes
esenciales de consumo final y/o generación de valor”
|
El objetivo es tan genérico que requiere su
sistematización y operacionalización
|
“Generar una estructura de sostén productivo, redes
regionales, infraestructura de apoyo a la producción logística y
distribución”
|
Supone desde el punto de vista deductivo el
desarrollo de una infraestructura de sostén logístico marítimo.
|
“Potenciar el eje fluvial Apure-Orinoco”
|
Es un proyecto que ha estado vigente desde los años
noventa del siglo pasado pero hasta la fecha no se ha desarrollado una
infraestructura de puertos y transportes adecuados a pesar de existir
proyectos relacionados con el tema.
|
“Integrar el territorio nacional mediante corredores
multimodales”
|
Se contempló el empleo de buques a colchón de aire
para articular espacios fluviales afectados por la variación del cauce y el
caudal y los proyectos fueron abandonados en el año 2007.
|
“Acelerar el desarrollo de un sistema que permita la
navegación del río Orinoco y el rio Apure sin depredar el ambiente”
|
|
“Defender los derechos territoriales y la soberanía
del Estado venezolano en las negociaciones relacionadas con la administración
de los espacios marinos y oceánicos, así como de la diversidad biológica
marina más allá de la jurisdicción nacional”[34]
|
Se requieren de la posesión de medios navales capaces
de operar más allá de la Zona Económica Exclusiva sobre todo en la fachada
Atlántica para disponer el poder de negociación creíble. Los proyectos
relacionados con el tema fueron abandonados en el año 2007.
|
Si se compara
lo reseñado en el cuadro con las tendencias regionales en lo concerniente al
canal de Panamá y el proyectado canal nicaragüense, el Puerto de aguas
profundas de San Vicente y por consiguiente el crecimiento del tráfico
marítimo, y además se agregan otros temas como la necesidad de la presencia
naval en las áreas en litigio y el mar de Venezuela, llama la atención la poca
importancia que el proyecto socialista le da al tema. Desde esta perspectiva, se puede afirmar que para el Plan de la
Patria Socialista 2013-2019, con la excepción de las actividades petroleras,
Venezuela es un país mediterráneo.
Consecuentemente
se puede afirmar que si en el país se está tratando de imponer un modelo de
desarrollo basado en una nueva geometría del poder que fue rechazado en el año
2007 que se sustenta a su vez en un reordenamiento territorial focalizado en la
producción comunal a pesar de que han fallado todos los intentos de hacerlo
desde al menos el año 2005, en un contexto signado por el hecho que la capacidad
productiva nacional se ha reducido a un nivel tal que ha reforzado a la
economía venezolana en su condición de economía de puertos y por consiguiente
altamente dependiente de las comunicaciones marítimas, entonces desde el punto
de vista prospectivo se va a producir un quiebre político que hará necesario un
llamado de conciencia de la sociedad como un todo que invite a los venezolanos
a dejar en pensar en el pasado para construir un nuevo futuro.
Por otra
parte, un Estado comunal, es una especie de síntesis entre una concepción
política basada en el territorio con otra concepción materialista focalizada en
el espacio de producción e intercambios. En esta síntesis los promotores de
esta nueva concepción del Estado no han considerado las consecuencias que ello
supone en lo que concierne al ejercicio de soberanía de unas comunidades
productivas inexistentes o en el mejor de los casos en proceso de gestación con
lo cual los conceptos venezolanos de frontera y límite se van a disolver en
beneficio de una ideología que para poder subsistir va a tener que negar todos
los postulados que justificaron su implantación a pesar del desacuerdo de la
mayoría de los venezolanos. Por lo que en caso de imponerse efectivamente el
Estado comunal, el quiebre político al que se ha hecho mención va a significar
también que el país, en primer lugar, se dirigirá a una situación de grave
inestabilidad con importantes consecuencias transfronterizas por la necesidad
de las comunas de apropiarse de cualquier capacidad productiva que le permita
al régimen subsistir a cualquier precio y, en segundo lugar, representará una
postergación al menos de seis años más de una política marítima de alcance
nacional que beneficie a todos los venezolanos. Estas necesidades comunales
convertirán a los sujetos que la conforman en unos nómadas organizados que se enfrentarán
necesariamente con pueblos sedentarios aquende y allende la frontera.
Hasta ahora no
se ha hecho mención a lo que hemos denominado poder aéreo. La causa es que si
bien los aviadores venezolanos han hecho un importante esfuerzo intelectual por
insertar al país en la era espacial, la importancia del poder aéreo no estriba
en la posibilidad de hacer presencia en el espacio aéreo y ultraterrestre, sino
en su relación con la tierra y los otros espacios abstractos, es decir, el mar,
el espacio electromagnético y el continente Antártico para efectos de control y
defensa en tanto que totalidad. De igual forma, el poder aéreo venezolano al
igual que el poder marítimo necesita de una infraestructura que pueda asegurar
una capacidad de proyección y de presencia permanente y eso hasta el presente
no ha pasado.
3.- El Antagonismo entre pueblos
sedentarios y pueblos nómadas.
Como ya hemos
señalado, desde el punto de vista histórico, los pensadores geopolíticos
venezolanos (De Nogales, Llovera y Fernández) alertaron sobre el papel
ascendiente de China como factor desencadenante del próximo conflicto mundial.
Pero esta visión, prospectiva desde la perspectiva de lo que estamos viviendo
hoy en día se fundamenta en una concepción estatal de las relaciones
internacionales. El tema del nomadismo, una reflexión realizada por Deleuze y
Guattari (DyG) e indicada al inicio de este opúsculo a partir de la obra de Ibn
Jaldún ha sido analizada por Hardt y Negri (HyN) como un esfuerzo para destruir
al capital representado por el Estado en su nueva manifestación política
tendencial que según ellos denominan Imperio.
Este nomadismo ha sido considerado bajo el concepto de Máquina de Guerra, es decir, un vector que produce cortes, escisiones, uniones y
mezclas, de las estructuras abstractas que configuran los espacios que tiene
como fin “destruir la forma-Estado y la forma-ciudad con las que se enfrenta…”(2008:416-451).
De una manera más amplia, se puede decir que es un tipo de agenciamiento que
tiene una línea vital abstracta que se transforma en línea de destrucción y
muerte cuando es apropiada por el Estado (1985:42 y 2008:421).
Para DyG, la máquina
de guerra se caracteriza desde la perspectiva epistémica por ser expresión
de un modelo: en primer lugar, “hidráulico”: el flujo es su realidad o
consistencia, en segundo lugar, “de devenir y heterogeneidad”: es de una
naturaleza atómica donde cada átomo opera a su libre albedrío, en tercer lugar,
“turbulento”: porque es efecto del paso de “la turba al turbo”, es decir, del
paso de “las bandas o manadas de átomos a las grandes organizaciones
turbulentas” y en cuarto lugar, es “problemático” porque se parte de la
superación de los obstáculos a partir de la consideración de estos en función
de los afectos que producen (2008:368). Normalmente estos flujos están
asociados a operaciones militares siendo la más emblemática la blitzkrieg instrumentada por una nueva
concepción de la política, pero desde el fin de la Segunda Guerra Mundial sólo
se ha puesto en práctica exitosamente en contadas ocasiones (Inchon, los Seis
Días, segunda y tercera guerra del Golfo y Afganistán). La causa es que la
guerra cambio su naturaleza haciendo que las únicas entidades legalmente
reconocidas para emplear la fuerza, es decir, los Estados se hayan convertido,
como ya se señaló, en estructuras de contención de flujos de destrucción
(originalmente ideológicos) para asegurar su supervivencia. Por tal motivo Deleuze
y Guattari han establecido una categoría de flujos
de destrucción que tienen que ver con: materia-energía (guerra convencional),
población (migraciones), bienes y servicios (contrabando, dumping, etc) y finanzas
(burbujas, etc) (2008:472). Estas categorías han sido ampliadas por Qiao y Wang
(1999) incluyendo, entre otras, la ecología, el narcotráfico, ayudas de
cualquier género, etc. La preocupación del Estado en este contexto es
canalizar, contener y limitar espacial y temporalmente dichos flujos. Desde el
punto de vista nómada, una máquina de
guerra sería entonces aquella que fuese capaz de proyectar todas estas
categorías de flujo para producir una nueva relación política.
Para
entender cómo funciona una máquina de guerra
desde la perspectiva nómada hay que tener presente que Jaldún[35] conceptualizó la existencia de dos estructuras sociales, es decir, (1) la sociedad urbana entendida como orden estatal, y (2)
la sociedad nómada entendida como una forma de organización social
incomprensible para un ser urbano. Junto a estas dos formas Hardt y Negri están
planteando una tercera (3) forma de organización social que podríamos
denominarla como semi-nómada la cual, según ellos, es la organización que se
constituye dentro de una sociedad urbana pero como sociedad excluida o
segregada dentro de ese mismo orden social del urbano estatal. Por ello, su
forma de constituirse en máquina de guerra es dentro de un mismo Estado a
partir de un proceso revolucionario. Como Jaldún afirmó que inexorablemente las
sociedades nómadas (y para nosotros también las denominadas semi nómadas)
tendían a destruir el orden estatal urbano, se explica entonces la insistencia
que hace DyG sobre el concepto de máquina
de guerra. La máquina de guerra,
reinterpretando a Jaldún, sería entonces la existencia o creación de “un cúmulo
de hechos que las sociedades producen y han producido como expresión de su
natural existencia” que conduce a la creación, conservación y destrucción de un
orden establecido.
Con este criterio si consideramos el
nomadismo y el semi-nomadismo analizado por estos
autores contemporáneos con el nomadismo que se generará de forma deliberada por
parte del Estado venezolano nos encontramos frente a dos concepciones dinámicas
para producir cambios políticos de repercusiones regionales e incluso globales.
Vamos a analizar en qué consisten estas dos formas de nomadismo partiendo de la
lógica de su origen, es decir, la originada autónomamente contra el Estado y la
que es creada por el propio Estado.
a.- La Máquina
de Guerra originada autónomamente.
En su concepción postmoderna, un nómada
es aquel cuya vida está determinada por trayectos donde el movimiento es
extensivo y la velocidad es intensiva. Movimiento extensivo porque el trayecto determina
los puntos que transita en un espacio liso o poco codificado y que hemos
denominado espacios abstractos. Velocidad intensiva porque el nómada llena un
“espacio liso a la manera de un torbellino, con la posibilidad de surgir en
cualquier punto” incluso espiritualmente (DyG, 2008:385-386). Así pues, como el
movimiento del nómada es absoluto por producirse en un lugar no determinado,
HyN proponen reproducir este movimiento para eliminar los límites impuestos por
el Estado a partir de la estructuración de unos regímenes de violencia que
sujetan a la población y le impiden desarrollar su potencia para perseverar en
su propia existencia. Las preguntas que surgen al respecto son ¿quiénes podrían
ser los nómadas hoy en día y cómo constituir una máquina de guerra? Estas preguntas han tratado de ser respondidas
por Hardt y Nagri.
Hardt y Negri han expresado que los
cambios sociales en la actualidad han sido importantes fuentes de antagonismo debido a la
insuficiencia de las constituciones republicanas modernas, en particular de sus
regímenes de trabajo, propiedad y representación en satisfacer las necesidades
de la población. Entre las causas que ambos autores han esgrimido se destacan,
en primer lugar, al mal funcionamiento de la relación acceso a la renta y los
derechos básicos de ciudadanía para quienes han estado fuera del mercado de
trabajo normal. En segundo lugar, el hecho que la propiedad privada sea el
segundo pilar fundamental de las constituciones republicanas representativas, importantes
movimientos sociales han impugnado los regímenes nacionales y globales de gobierno
neoliberal debido a que el capital está acumulando cada vez más riqueza
principalmente por medio de formas de renta, casi siempre organizadas mediante
instrumentos financieros, a través de los cuales capturan el valor que es producido
socialmente y con independencia de su poder excluyendo, en consecuencia, a la
mayor parte de la humanidad de sus potenciales beneficios. En tercer y último
lugar, las constituciones republicanas actualmente vigentes a escala global aíslan
los mecanismos de toma de decisión democrática de las potencias y los deseos de
la población. Según estos autores esta realidad ha planteado racionalmente la
necesidad de la revuelta en tanto que punto de partida para la construcción de
otro modo de entender la política. Este nuevo modo de entender la política es
concebido a partir del advenimiento de nuevas formas de vida y de organización
social basadas, a su vez, en nuevas relaciones de producción e intercambio
debido a que el capital está buscando mantener su poder y extenderlo a escala
global mediante la guerra justificada como un acto defensivo, acto de
conservación. Esta guerra, en este contexto, se ha constituido en un fin en sí
mismo y se ha expresado en la implantación sistemática de dispositivos de
disciplina y control que le han dado un carácter ontológico existencial por
amenazar a la humanidad misma en su condición.
Para evitar estas circunstancias Hardt y Negri se han
propuesto como propósito hacer la guerra
contra la guerra mediante una triple acción simultánea basada en lo que
denominan Éxodo, resistencia y vaciamiento de la estructura de poder del Estado.
Ello es posible, según ambos autores en el hecho que la globalización ha
generado un mundo común donde no hay un afuera. El Éxodo, en este contexto
consiste en la generación de un flujo que
alejándose de la estructura de poder del Estado persigue el socavamiento de sus
unas bases fundamentadas en la mediación entre necesidad y satisfacción de los
sujetos que aglutina gracias a los cambios generados en las relaciones de
producción dadas por el advenimiento de un tipo de trabajo que no se puede
medir temporalmente y por consiguiente no se puede capturar mediante la
aplicación de impuestos u otras medidas impositivas. Como el daño que produce
esta acción es realizado de manera deliberada, el acto deliberado en sí
constituye el vaciamiento de la estructura de poder del Estado. La resistencia,
por su parte, es el acto de contención que realizan los sujetos libres contra
la acción conservativa que realiza el Estado mediante el uso de la fuerza.
Según
ambos autores, estas acciones han sido el patrón de los principales movimientos
de protestas que se han presentado a escala global desde finales del siglo XX,
pero el propósito de Hardt y Negri ha sido determinar las condiciones de
posibilidad de que se presenten en forma de red a escala global. Los
movimientos de protestas, en este contexto, han sido realizados por
singularidades que actuando en común han podido eliminar la mediación que
ejercía el Estado entre sus necesidades y las formas de satisfacerlas. Estas
singularidades que operan en común con una finalidad política las han
denominado Multitud porque son expresión del acto de recuperar su derecho
natural de perseverar en su propia existencia mediante la expansión de su
espacio de libertad. Este proceso iniciado con el advenimiento de lo que
denominaron trabajo inmaterial y que puede servir para destruir el Estado lo
han interpretado HyN como una forma de nomadismo debido a que estos nuevos
nómadas no ven nada como permanente por lo que están en condiciones de trazar
nuevas sendas de vida a través de su propia existencia material.
Con
este criterio estos autores creen que es posible que se produzca una conexión
en red de protestas a escala global a partir de ese nuevo nomadismo como las
producidas en el pasado con el denominado mayo francés y en pasado en reciente
en Túnez y Egipto que puedan provocar cambios políticos a escala global que
conduzcan, a su vez, al establecimiento de una democracia constituyente en
sentido cosmopolita.
Con
la crisis financiera iniciada en EE.UU. y extendida a Europa, Hardt y Negri
creyeron que era posible que sucediera esta conexión pero para que esta se
produzca, la trinidad Éxodo, resistencia y vaciamiento de las estructuras del
Estado entendida como acto deliberado, deben operar de forma simultánea y eso
hasta el presente no sólo no ha ocurrido, sino también que los Estados han
podido capear el temporal político adaptándose a las nuevas circunstancias. De
igual forma, estos autores no han logrado establecer las características de ese
sujeto que va a desencadenar la guerra
contra la guerra explicando con ello el por qué, aunque según ellos existen
las razones, no se haya producido dicho fenómeno.
b.- La máquina de Guerra creada por el Estado contra el Estado
La máquina de Guerra que ha estado construyendo el Estado venezolano, de acuerdo con el criterio de Deleuze y Guattari no ha estado relacionada necesariamente con la reforma militar institucionalizada a partir del año 2004. En realidad la clase dirigente ha estado construyendo un dispositivo caracterizado por la estructuración de un aparato normativo que integra un conjunto de normas, específicamente la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, la Ley Orgánica de Comunas y el Plan de la Patria 2013-2019 que el gobierno ha convertido en ley en fecha reciente. Como se sabe, la Ley Orgánica de Comunas no tiene fundamentos constitucionales, ha sido la intención del proyecto político instaurado en el año 1998 de imponer al país, de forma práctica, un nuevo modelo de desarrollo[36]. Este modelo de desarrollo declarado socialista y que está contenido de forma explícita en el proyecto de Plan de la Patria fue rechazado, como ya se señaló, en la reforma constitucional del año 2007. La pregunta que surge es cómo se articularían dos instrumentos extra-constitucionales con la ley Orgánica de Seguridad de la Nación.
La respuesta a esta pregunta está
relacionada con el objeto de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación. Este
instrumento está fundamentado, tal como lo señala el artículo 2, en “el
desarrollo integral” el cual consiste, según su artículo 4 en “la ejecución de
planes, programas, proyectos y procesos continuos de actividades y labores que
acordes, con la política general del Estado y en concordancia con el
ordenamiento jurídico vigente, se realicen con la finalidad de satisfacer las
necesidades individuales y colectivas de la población…”. Consecuentemente, la
defensa integral es “el conjunto de sistemas, métodos, medidas y acciones de
defensa, cualesquiera sean su naturaleza e intensidad, que en forma activa
formule, coordine y ejecute el Estado… con el objeto de salvaguardar… el
desarrollo integral de la Nación”. En este contexto, el “Proyecto Nacional
Simón Bolívar” Plan de la Patria 2013-2019, en tanto que “programa de
transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y
protagónica” es la continuación del “Primer Plan Socialista de Desarrollo
Económico y Social de la Nación 2007-2013”.
Como se sabe, el Plan de la Patria
contempla cinco grandes objetivos estratégicos que orbitan en torno en el
“pleno desarrollo” de las capacidades
nacionales, para crear las condiciones “para el desarrollo de un modelo
innovador, transformador y dinámico” y “construir un modelo productivo
eco-socialista” a partir de la aceleración de la transición al modelo
“económico productivo socialista” y de la “consolidación y expansión del poder
popular a través… del autogobierno en poblaciones y territorios específicos
conformados como Comunas…”[37].
Estos propósitos están orientados dentro del plan para impulsar “la Alianza
Bolivariana…” y la dinamización de “los nuevos espacios regionales…”.
Si bien esta estructura normativa se
está imponiendo en el país, el camino al Estado comunal en Venezuela se está
siguiendo, desde unos años atrás, a la par en que se está reduciendo la
capacidad productiva. El método seguido para alcanzar este Estado comunal y que
hoy en día está mencionado en el plan es la “metabolización” de la capacidad
productiva. Esta consiste, como ya se indicó, en descomponer la capacidad
productiva existente en unidades de producción simples. Este proceso que se
inició con el proceso de expropiaciones y de creación de cooperativas unos años
atrás no ha permitido el desarrollo de nuevas capacidades productivas en el
país por lo que el comunalismo más que una intención política de crear unas
nuevas relaciones entre los venezolanos y entre el hombre y el medio geográfico
en que se desenvuelve, pareciera que estuviese generando un vacío conformado
por un conjunto de venezolanos que no producen dirigidos por un Estado
benefactor dentro de un contexto de escasez creando las condiciones política
para extender ese vacío a donde las necesidades los impulsen “en el nuevo
espacio regional”. Es decir, como este Estado comunal se sustenta en un espacio
de producción y de intercambio de lo producido y no de un territorio basado en
la concepción del Estado-nacional moderno, éste va a generar conexiones
afectivas fomentadas por el Estado venezolano, en tanto que ente benefactor,
haciendo que se extienda esta afectividad a otros territorios transfronterizos
caracterizados porque la presencia del Estado es baja y poseen altos niveles de
conflictividad. Este vacío entonces puede ser visualizado desde dos
perspectivas, es decir, desde el Estado territorial y desde el nuevo Estado
comunal. Desde el Estado territorial es una forma en que se manifiesta la
pérdida de soberanía en el sentido de la autonomía, plenitud y capacidad de
competencias en sentido amplio, porque va a ser consecuencia de un flujo de
destrucción provocado en un plano diferente al que se realiza la guerra y que
también puede ser denominado guerra.
Desde la perspectiva del Estado comunal,
las comunas actuaran como una forma de crear agrupamientos humanos conectados
afectivamente bajo una nueva idea de lo que se entiende por producción, es
decir, producción no sólo se refiere a fabricar, engendrar o crear cosas o
servicios de valor económico. Producir
proviene etimológicamente del latín pro-ductum
que significaba llevar, conducir hacia delante, avanzar, alargar, extender,
hacer crecer, educar, formar, elevar. Por lo que se puede afirmar que en cierta
manera es la acción de un Ser que se extiende material e inmaterialmente.
Materialmente a partir de un cuerpo y de lo que de él emana como producido e
inmaterialmente a partir de las ideas que se hacen códigos de prácticas
individuales que permiten a este Ser extenderse en el tiempo y en el espacio afectando
por esas dos vías a otros seres haciendo que se produzca comunidad debido a que
con ello se garantiza la supervivencia individual y la del grupo que conforma.
Paradójicamente,
en el único espacio donde se podría crear un espacio comunal a partir de una
capacidad productiva es en los espacios marítimos gracias a la actividad
pesquera artesanal que en nuestro país tiene una importante proyección en el
mar Caribe y en el océano Atlántico, pero como ya se señaló, a no ser por los
esfuerzos que se estarían realizando en el Territorio Insular Miranda y eventualmente
en el estado Nueva Esparta, el Plan de la Patria no contempla el desarrollo de
una proyección marítima.
En
este contexto, no se puede decretar un espacio público comunal, como en el caso
venezolano, para luego hacerlo productivo y capaz de ser defendido. Así pues,
con el Estado comunal lo que se está creando son las condiciones de posibilidad
para que las comunas que conformen dicho Estado se apropien de los espacios
productivos hasta agotar sus capacidades para luego trasladarse a otro para
generar el mismo efecto. Este traslado a los lugares donde hay producción sin
generar excedentes es lo que le va a dar a la comuna venezolana el carácter de
nómada constituyendo así una nueva máquina
de guerra. Para que se tenga
una idea de lo que se está afirmando, la intervención francesa en Mali fue para
detener el avance islamista proveniente del norte del país en un contexto en
que había colapsado el Estado por la inestabilidad política creciente originada
por la existencia de movimientos secesionistas y nacionalistas en ese
territorio. La máquina de guerra en
Mali se constituyó a partir de una idea política desarrollada a partir del
islam y ello ha provocado la guerra. En nuestro caso, la máquina de guerra venezolana va a ser creada por el Plan de la
Patria.
Las
comunas venezolanas entendidas como entidades depredadoras (máquinas de guerra) estarán constituidas
en principio en los espacios ocupados del antiguo Estado territorial y se irán
expandiendo a otros espacios ocupados en la medida en que se presente la
necesidad de procurar productos para su supervivencia. Este hecho afectará los
conceptos de frontera y límite vigentes en Venezuela en
el sentido que dejaran de ser expresiones sinónimas para recuperar sus
originales significados, es decir, frontera entendida como confín y límite como
línea de separación, trayendo, en consecuencia, en primer lugar que los límites
terrestres pasarán a ser áreas de tensión geopolítica en el sentido que donde
la frontera sea punto de intercambio transfronterizo promoverá la
comunalización, en segundo lugar, donde el límite esté constituido por ríos
navegables, la comunalización se extenderá a los espacios transfronterizos que
unen estas vías de comunicación, en tercer lugar, donde hayan espacios no
ocupados, se promoverán las condiciones para que otros entes políticos hagan
presencia al margen de la dinámica generada por el cambio al Estado comunal y,
en cuarto lugar, se convertirá al Estado en un espacio mediterráneo conectado
al mar sólo por el petróleo y por la necesidad de importar lo necesario para la
supervivencia del régimen político. En estas circunstancias, la tendencia que
marcará las relaciones políticas entre el viejo Estado convencional a nivel
nacional y a escala regional y el nuevo Estado comunal va a ser el conflicto
generalizado. Aun cuando este proyecto no se concrete, desde el punto de vista
normativo, el potencial de conflicto es sumamente alto debido a la existencia
de grupos irregulares que están haciendo la guerra en la frontera y esperan
estratégicamente la profundización del Plan de la Patria 2013-2019.
Para que se profundice
efectivamente este proyecto del Estado Comunal en Venezuela faltará saber si la
población estará dispuesta a asumir los compromisos que significan operar para
los fines de una abstracción así comporte su propio sacrificio. Si bien se
puede asumir que sólo se necesita una masa crítica de población para lograrlo
en realidad no hay y no habrá imposición que dure mucho tiempo tal como lo
demostró la experiencia del socialismo real a todo lo largo del siglo XX.
c.- Estado, Máquina
de guerra y espacio de maniobra.
Frente a las ideas de máquinas de guerra que hemos señalado
que operan contra el Estado está el Estado que busca permanecer en tanto que
orden político. La posibilidad de existencia del Estado está dada por su
capacidad de expandir su estructura de producción y de ejercer un efectivo
control de la misma. Pero como los Estados se han convertido en estructuras de
contención estos han buscado expandirse a aquellos espacios donde la
posibilidad de estar está condicionada a la disposición de plataformas
adecuadas a tal fin. Estos espacios son el Alta Mar, el continente Antártico,
el espacio electromagnético y el espacio ultraterrestre y por ello los hemos
denominado espacios abstractos (Blanco, 2010). Este ha sido su espacio de
maniobra. La carrera de los Estados con mayores potencialidades ha apuntado a
ejercer un mayor control de esos espacios debido a que por intermedio de ellos
es posible asegurar su supervivencia y ejercer indirectamente control la
producción a escala global y sobre territorios estatales. Para ello en sus
orígenes capturaron una maquina de guerra
que llegó a convertirse con el transcurrir del tiempo en las fuerzas armadas de
los Estados nacionales modernos, pero en el presente, los Estados han podido
crear su propia máquina de guerra en
el sentido que han podido abstraerse de las limitaciones humanitarias pudiendo
usarla efectivamente en guerra de corta duración.
Frente al Estado se opone, en primer lugar, la máquina de guerra que están proponiendo
Hardt y Negri a partir de los espacios productivos que no han podido controlar
el Estado por el advenimiento de nuevas formas de producción. Estos espacios
productivos se superponen al espacio de maniobra del Estado pudiendo crear las
condiciones de posibilidad para producir un colapso dentro de un o del Estado
tendencial que denominan Imperio. La
ventaja de esta propuesta es su carácter cosmopolitista. Su desventaja es que
aun no existen las condiciones materiales para su gestación y su
instrumentación a escala global. En segundo lugar, está la intención del Estado
venezolano de metabolizar la capacidad productiva aun existente dentro del
territorio para crear nuevas unidades productivas socialistas en un contexto
improductivo y bajo la tutela de un nuevo Estado basado en el control
monopólico de la actividad petrolera. En este marco, la capacidad de existencia
del nuevo Estado va a estar determinada por su capacidad para metabolizar la
capacidad productiva donde existan relaciones de producción e intercambio. Este
será su espacio de maniobra. Las posibilidades para que la clase dirigente
nacional alcance su objetivo van a estar condicionadas a que logren producir un
cambio de subjetividad de la población que permita que se cumpla el Plan de la
Patria, es decir que se construya o se apropie de capacidades productivas.
En este contexto, si se tiene presente que el
Estado está operando en espacios abstractos y que las nuevas formas de
nomadismos encarnadas en el concepto de Multitud y de Estado comunal están
operando bajo un concepto basado en unas nuevas formas de producción generadas
por un cambio de conciencia podemos afirmar que el conflicto actual se está
presentando en un espacio de maniobra abstracto y se va a desarrollar en
términos absolutos entre los actores políticos que pueden operar en los citados
espacios. Desde esta perspectiva, a la oposición entre sedentarios y nómadas
representada, en nuestro caso por el Estado y por la acción del Estado comunal
que se va a intentar imponer en Venezuela ha surgido otra idea de nomadismo que
representa una nueva tendencia que puede ser entendida como una línea de fuga
que no sólo podría romper el carácter cíclico basado en el sedentarismo y el
nomadismo con el cual se ha estudiado la historia de la humanidad tal como lo
ha cuestionado Jaldún. Esta línea de fuga nos indica, la existencia de un
alejamiento que permite pensar en la imagen de una espiral que en cierta forma podría
indicar progreso y la no posibilidad de ocurrencia de una guerra que nos pueda
afectar a todos.
4.- Reflexión final.
Lo que ha
determinado el carácter nómada o sedentario de un pueblo ha sido su capacidad
para producir. En un contexto donde cada día se hacen los recursos más escasos,
el mar está cobrando cada vez mayor importancia desde el punto de vista
político porque cada día se convierte en un espacio de producción. Desde esta
perspectiva llama la atención la poca capacidad de autoorganización venezolana
hacia el mar a pesar de la creciente dependencia del país de los espacios
marítimos a lo largo de la historia y resulta incomprensible que en un contexto
signado por la existencia de problemas de límites marítimos y de la creciente
importancia del mar para asegurar incluso la supervivencia de la clase
dirigente, se le haya dado la espalda para poder imponer un modelo de
desarrollo que sólo podría ser exitoso si fuese expresión voluntaria de una
sociedad que ha evolucionado a otra forma de organización política. Pero eso
aún no ha ocurrido. De igual forma, no se puede imponer un modelo de producción
basado en la metabolización de la capacidad productiva en un contexto donde se
está reduciendo las condiciones materiales para la subsistencia. En este
contexto, el Plan de la Patria no va a crear productores, va a crear pobres que
van a estar sometidos por la ideología de una clase dirigente que los va a
empujar al sacrificio.
Imponer un
modelo de desarrollo que ni siquiera posee el consenso de la totalidad de la
población ni bases constitucionales evidencia que la clase dirigente no es
expresión de la sociedad como un todo y por ello para garantizar su
supervivencia se ha apropiado de forma creciente de la capacidad productiva de
los medios que garantizan su orden frente a la sociedad. Esta apropiación ha convertido al Estado
a lo largo de la historia de su existencia en una epirocracia en que el mar ha
sido sólo un espacio de interés sólo cuando el orden instituido ha sido
amenazado.
En una nueva
Venezuela este aspecto es el que habría que cambiar para pensar reconstruir la
maritimidad de una sociedad que fue interrumpida por las luchas por el poder
que han afectado a la república desde su constitución en el año 1811. Esta
maritimidad le podrá dar a la nueva república el fundamento material e
intelectual para proyectarse sobre el mismo territorio y sobre el resto de los
espacios abstractos a partir de una productividad entendida a partir de la
reinvención de este concepto. Se la dará porque una talasocracia se fundamenta en un pensamiento complejo puesto que en el mar, parafraseando a Heráclito, lo único seguro es el cambio...
El reencuentro
con el mar será, en consecuencia, el acontecimiento que les podrá dar a los
venezolanos el camino de la paz y del progreso.
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[1] Ver al respecto: Geopoliticus (2012) e “Historia Naval en Imágenes”, una
página ubicada en la red social facebook que trata sobre temas navales
venezolanos organizada por Julio Chacón Hernández.
[2] Ver también: Blanco (Rivero-Blanco, 2013).
[3] Ver también: Vivancos (2000).
[4]
Ver también: Deleuze y Guattari (2008).
[5]
Para Inglaterra su conducta estratégica se fundamentó en exigir que:
• A cada Estado le correspondía el derecho al
libre comercio y la navegación.
• Cada Estado sólo podía prohibir el comercio a
súbditos de otros soberanos en su propio territorio, y que si bien ello era
legal, no obstante era injusto.
• Posesión efectiva.
• El mar y el aire están a disposición de todos
para uso común
[6]
Para Francia, su conducta estratégica se basó en una actitud monopólica que
exigía:
• Efectividad de la posesión
• Referidas a los territorios recién
descubiertos
• Comercio libre y mar abierto. Libre navegación
para ganarse el pan
[7]
Para los neerlandeses su enfoque estuvo dado por exigir:
• Libertad de comercio y navegación.
• Comercio supeditado a la realización de
tratados
• No podía ser derogado el principio de libertad
de los mares excepto por declaración unánime de todos los Estados.
[8]
Ver al respecto: Oviedo y Baños (1982/1722) y Balza (2009).
[9]
Ver también: Deleuze y Guattari (2008).
[10]
Ver también: Viveiro de Castro (2002).
[11]
Ver al respecto: artículos IX 1 y 2.
[Documento en línea]. Disponible: www.pax-westphalica.de.
[12]
La colonialidad del poder es uno de los elementos
constitutivos y específicos del patrón mundial de poder capitalista y
se fundaba en “la imposición de una clasificación racial/étnica de la
población del mundo como piedra angular de dicho patrón de poder y opera en
cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la
existencia social cotidiana y a escala societal”. Esta forma de colonialidad
determinó una relación jerárquica del poder desde la conquista de América y sólo
empezó a cambiar a finales del siglo XX.
[13]
Ver al respecto: Vivas (1998) en relación a las actividades realizada por la
Compañía Guipuzcoana, y Bracho (2005a) en relación con el impacto jurídico que
tuvieron los actos administrativos españoles en el mar Caribe venezolano.
[14] Además de los tratados, los actos unilaterales de los
Estados y los estudios realizados por especialistas en un tema en específico.
[15] Este tratado perdió su vigencia con el estallido de la
Segunda Guerra Mundial.
[16] El otro aspecto a tener en consideración sobre este
congreso es el relacionado con la navegación fluvial puesto que allí se
establecieron unos principios de aplicación universal como los relativos a las
formas de delimitación y la navegación en sí.
[17]
Ver al respecto: Blanco (Rivero-Blanco, 2013).
[18]
Ver también: Rivero-Blanco (2011 y 2012).
[19]
Hay un antecedente a la obra de estos autores. Está representado por el trabajo
realizado por Rafael De Nogales Méndez, El
Saqueo de Nicaragua. En esta obra este venezolano expresó: “Miremos más hacia el futuro y
podremos ver la probable diversión del comercio de América Latina con los
Estados Unidos y hacia Europa y Asia. China se avizora como el más grande
competidor. Ya el capital chino se encuentra detrás de los grandes sindicatos en
India, Java, Sumatra, traficando en seda, café, metales. Esos sindicatos
llevan nombres europeos. La China que despierta, laborando en modernas
industrias en gran escala —con sus millones de trabajadores baratos que
colaboran buscará su material primitivo y venderá sus refinados productos a
América Latina, es casi seguro. ¿Cómo podrían los Estados Unidos competir con ella?
Con altos salarios en los Estados Unidos y bajos salarios en China, podrán
los comerciantes chinos vender su mercancía en América Latina en cualquier
Mercado” (1932/2007:208).
[20]
Este esfuerzo de denominó “la Conquista del Sur” y fue iniciado y conducido en
la década de los años setenta del siglo pasado.
[21]
Ver al respecto: Blanco (2010).
[22]
Hay que reconocer que se ha emprendido un esfuerzo por modernizar la
infraestructura existente, sobre todo entre los años 2011 e inicios del año
2013.
[23] Ver al respecto: Reyes (2009). “Venezuela abandona posición histórica
frente al Golfo". Caracas. En El
Universal
http://www.soberania.org/Articulos/articulo_4852.htm
[24]
Este hecho igualmente sucede con el conjunto de islas ex-colonias británicas de
las Antillas menores que no han establecidos límites marítimos con Venezuela.
En este contexto, no son las islas, sino los intereses coloniales que están
detrás de sus acciones políticas. Esta es la cara anglosajona de la colonialidad del poder descrita por
Quijano.
[25] El buque detenido en aguas de la fachada atlántica venezolana por el
Guardacostas pesado de la Armada venezolana "Yekuana" fue el “RV
Teknik Perdana” de bandera panameña. Este buque panameño fue contratado por la
trasnacional Anadarko y pretendía realizar labores de exploración petrolera por
orden de Guyana. El buque detenido iba a una velocidad de 7 nudos, en posición
geográfica, latitud: 1Ø°20'3Ø"N y longitud: Ø57°3Ø'Ø7"W, en espacio
marítimo correspondiente a nuestra Zona Económica Exclusiva. Ver al respecto: http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/131012/armada-detuvo-a-barco-enviado-por-guyana Por otra parte, según el autor del
reportaje, T. Reyes, “Fuentes de la Armada comentaron que el patrullaje en la
fachada atlántica venezolana, que estaba suspendido desde hace un año, se
reinició desde el lunes pasado tras una
labor de convencimiento de parte del componente al alto Gobierno, que
accedió”.
[26] Este control ha llegado a los puertos bajo la figura de la
necesidad de protección contra el terrorismo. Ver al respecto: Blanco (2013c).
[27] La Ocean Governance
es un concepto surgido en el seno de la Organización de las Naciones Unidas a
finales del siglo XX, para hacer de los océanos un gran laboratorio para la
construcción de un nuevo orden internacional basado en un nueva forma de
cooperación internacional y de la organización de una nueva teoría
económica y de una nueva filosofía. Su principio se basa en el carácter
holístico de los océanos y del reconocimiento que los problemas que padece
están estrechamente relacionados y deben ser considerados como un todo. Este
gobierno implica la consideración de aspectos legales, institucionales (en el
marco de la ONU y otros organismos multilaterales establecidos dentro del marco
de la Carta de Jamaica) y de niveles de instrumentación (local, nacional,
regional e internacional) (Bailet, 2002).
[28]
Ver al respecto: Blanco (2010 y 2013c).
[29] Ver al respecto: El Proyecto de Interconexión
Fluvial de Sur América, en www.oas.org.
[30] La afectación del proyecto nuclear iraní por dos terremotos
ocurridos a mediados del presente año y las negociaciones que condujeron a la
disminución de la amenaza de guerra en el golfo Pérsico podrían ser la
evidencia de lo que se ha estado afirmando, no obstante hay muy poca
información sobre ese tema.
[31] Ver al respecto: Marx (1844/2001) y (1846/2001).
[32] Este Plan fue promulgado en ley por la Asamblea Nacional en
Gaceta Oficial Nº 6118 del 04DIC2013.
[33] Ver al respecto: www.mpcomunas.gob.ve.
[34]
Este tema ha sido reseñado bajo el concepto de Ocean Governance.
[35] Ver: Jaldún (1377/1967) y Vivancos (2000:29-42).
[36] De acuerdo con la Ley Orgánica de Comunas artículo 4, el Estado comunal es
“la forma de organización político-social,…, en la cual el poder es ejercido
directamente por el pueblo, a través de los autogobiernos comunales, con un
modelo económico de propiedad social y de desarrollo endógeno y sustentable” a
partir de una célula fundamental constituida por la “Comuna”.
[37] La comuna, de acuerdo con el artículo 5 de la Ley Orgánica de Comunas es
“un espacio socialista… definida por la integración de comunidades vecinas con
una memoria histórica compartida, rasgos culturales, usos y costumbres, que se
reconocen en el territorio que ocupan y en las actividades productivas que le
sirven de sustento, y sobre el cual ejercen principios de soberanía y
participación protagónica como expresión del Poder Popular, en concordancia con
un régimen de producción social y el modelo de desarrollo endógeno y
sustentable, contemplado en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la
Nación”.
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