jueves, 18 de enero de 2018

T. E. LAWRENCE Y LA ESTRATEGIA DEL ENJAMBRE.



INTRODUCCIÓN
Se ha tendido a afirmar que Mao Zedong es el padre de la teoría de la guerra revolucionaria. Ciertamente este pensador chino sistematizó unas prácticas subversivas que dieron paso a una doctrina sobre el tema que ha sido aplicada a rajatabla por muchos líderes revolucionarios desde su cristalización. Sin embargo, una de las fuentes de inspiración de este autor fue el rifeño Abdelkrim el Jatabi  quien lideró una revuelta anticolonialista en el Magreb usando tácticas guerrilleras contra fuerzas superiores[1]. Esto no fue nuevo. La revuelta árabe liderada por T.E. Lawrence también se basó en la instrumentación de tácticas guerrilleras a partir de un profundo conocimiento de la historia y de la cultura de la civilización árabe[2]. Ahora, si bien las acciones emprendidas por estos dos personajes fueron sumamente cruentas hubo una diferencia sustancial, es decir, mientras el rifeño dirigió sus esfuerzos contra las fuerzas coloniales españolas y posteriormente francesas por tener una baja moral para el combate, el inglés se focalizó en perturbar el esfuerzo logístico otomano con el objeto de ayudar a provocar un colapso sistémico en el momento en que se produjera el esperado acontecimiento de la ofensiva en Gaza que, al final de cuentas, resultaría definitorio[3].
Este foco de acción contra el sistema logístico es el que me interesa analizar debido a que nos podría ayudar a establecer un objetivo físico en una estrategia del enjambre que pudiese ayudar a provocar un colapso sistémico sin producir pérdidas de vidas ni daños personales de ninguna naturaleza. Para ello, vamos a examinar el razonamiento desarrollado por Lawrence para acelerar el debilitamiento del potencial militar otomano en sus dominios árabes y posteriormente vamos a tratar de establecer la condición de posibilidad que permita operacionalizar aún más la estrategia del enjambre siguiendo al efecto los ensayos realizados previamente como una suerte de estructura para la acción[4].
LAWRENCE Y LOS SIETE PILARES DE LA SABIDURÍA[5].
La revuelta árabe fue un acontecimiento que contribuyó a terminar con el dominio otomano en el cercano oriente y facilitó la entrada de Francia y el Reino Unido configurando así un escenario de confrontación cuyas cruentas consecuencias se observan en los conflictos que actualmente se desarrollan en ese espacio. Eso no quiere decir que los pobladores de ese espacio hayan vivido de forma pacífica, al contrario, ese territorio ha sido testigo de grandes catástrofes humanas y de choques civilizacionales. A inicios del siglo XX esa región estaba bajo el dominio otomano, un imperio de gran longevidad, pero que después de la apuesta realizada de participar en la guerra europea comenzó a agonizar de forma acelerada y es la evaluación que hizo Lawrence acerca de la situación de Turquía la que me interesa mostrar desde dos perspectivas: la evaluación de la situación y la orientación de la acción.
En relación con la evaluación de la situación, el pensador inglés señaló que Turquía agonizaba por “el excesivo esfuerzo realizado, por la tentativa de mantener, con recursos cada vez menores y con las condiciones tradicionales [un vasto territorio]”. La causa de esta decadencia se debió a que la vida se le había hecho demasiado compleja para ese pueblo “cuya pujanza había radicado en la simplicidad, en la paciencia y en la capacidad de sacrificio”. Esta complejidad vista como un problema se evidenciaba en su incapacidad “para adaptarse a las nuevas ciencias de gobierno y de vida” trayendo como consecuencia que su población y la de sus dominios se fuese alejando de sus gobernantes. Como el método que emplearon para detener este alejamiento fue la fuerza se produjo una carga abrumadora para los pobres “cuyas privaciones comenzaron a aumentar incesantemente” en un contexto donde los hombres que aplicaban la fuerza actuaban como un rebaño que padece “una fiebre estéril [y] una falta incurable de iniciativa”. Frente a este proceso de descomposición se encontraban los árabes, un pueblo caracterizado por la falta de cohesión política y social que el pensador inglés veía como una civilización “más disolvente que dominante” y capaz de ayudar a terminar la agonía otomana perturbando las líneas de comunicaciones que facilitaban el sostén logístico.
Lawrence consideró que los enfrentamientos frontales en una estrategia de desgaste contra un adversario que no se puede derrotar eran muy costosos y ello era muy grave en el caso en que no se contase con una fuerza organizada. Esta gravedad era aun mayor debido a que los árabes, en ese entonces, eran un pueblo caracterizado culturalmente por darle un mayor peso a los sentimientos que a consideraciones de naturaleza racional por lo que no se podían soportar bajas humanas debido a que ello podía generar disolución del esfuerzo.
Pero estimó, en el caso otomano, que en un contexto de escasez sobre todo de medios materiales que hacía que los hombres fuesen “menos apreciados que el equipo” más que destruir la estructura de fuerza de combate había que destruir los materiales que posibilitaban el uso de la fuerza. Esto lo denominó estrategia de apartamiento y su fin fue fijar al enemigo “mediante la amenaza callada” caracterizada por la erosión de su capacidad para dominar un vasto territorio mediante el aislamiento de sus centros logístico. En este modo de acción buscaron mantener la confidencialidad hasta el momento de una acción ofensiva puntualmente localizada. Este ataque fue nominal, sólo se dirigió a destruir los medios materiales más accesibles del oponente. Para ello desarrolló “el hábito de no entablar combate jamás” a menos que las circunstancias obligasen desde el punto de vista defensivo y usó como herramientas la velocidad y el tiempo. El espacio lo observó como un mar donde se podía desplazar a cualquier punto frente a un enemigo que lo consideraba limitado a una línea de comunicación que sostenía unos emplazamientos fijos con un alto costo de mantenimiento.
Con esta concepción estratégica, finalmente estableció que las virtudes necesarias para emprender una rebelión debían ser la reserva y el dominio de sí mismo y las cualidades para que ello fuese posible la rapidez, la resistencia y la independencia respecto a las fuentes de suministros debido a que el tipo de acciones que llegaron a realizar fueron “mucho más intelectual que una carga a la bayoneta” y mucho más agotadora que una acción basada en una organización formal. Para Lawrence el desorden máximo fue su punto de equilibrio por lo que la irregularidad, la diversidad y el capricho fueron vistos como fortalezas en virtud de que las acciones fueron simples e individuales o realizadas por pequeños grupos.
Como se sabe, la rebelión árabe fue un fracaso motivado a que no lograron lo que aspiraban alcanzar. Ello fue debido a la incapacidad que mostraron en convertirse en un poder constituyente que organizase políticamente el espacio liberado y la existencia de intereses foráneos que terminaría convirtiendo la región en un espacio de conflictos. Veamos ahora cómo podría la reflexión estratégica de Lawrence ayudar a construir un objetivo físico en una estrategia del enjambre.
EL OBJETIVO FÍSICO DE LA ESTRATEGIA DEL ENJAMBRE.
Así como hay pilares de la sabiduría, hay cosas abominables. Estas cosas abominables la padecen una clase política que ha llevado a Venezuela al desastre[6]. Contra esto estamos luchando. Nosotros no hablamos de rebelión, al contrario lo que se busca, en principio, es restituir el orden constitucional roto. Nuestra palabra es Restitución. Como creo que esta operación de restitución debe ser multinivel mi propósito es indicar qué pudiera hacerse en el nivel más bajo siguiendo la exégesis lawrenceana.
En dos trabajos previos, “… la multiplicidad de enjambre” y “auctoritas situacional…” hice una serie de orientaciones que sucintamente hay que retomarlas de nuevo.
En “… la multiplicidad de enjambre” se indicó que la tiranía había escogido el espacio para la contención de las protestas y el tiempo para agotarla y había adoptado un esquema de maniobra que ha satisfecho sus necesidades temporales que no viene al caso mencionar en este momento. Esas condiciones fueron aceptadas por lo que hoy negocian neutralizando la posibilidad de escalar en el conflicto hasta niveles que sirvieran para restituir el orden.
La tiranía actuó de forma más o menos limitada y direccional generando asimetría porque condujeron a la oposición por el camino donde era más fuerte. De igual forma actuó de manera sincronizada multidimensionalmente con medios más o menos ilimitados porque controlaba los pocos recursos que entraban en el país. Sin embargo ha sufrido un alto consumo en todos los ámbitos y en la actualidad se encuentra con mayores limitaciones operativas reduciendo, en consecuencia, su capacidad para reprimir a gran escala. Por ello, se consideró que en la medida en que se erosione la movilidad de su fuerza, en general, se puede reducir hasta hacer inefectiva su capacidad represiva. Esta inefectividad se puede lograr por una parte, obligándolos a desplegar sus medios y evitando la represión y, por la otra, inutilizando  sus medios materiales en la medida de las posibilidades de forma ocasional (blanco de oportunidad) y antes de los despliegues evitando toda confrontación. El factor sorpresa se lograría mediante un despliegue masivo de iniciativa y creatividad. El objeto es actuar asemejando un enjambre en una escala que evite lamentables pérdidas humanas a pesar de que estamos conscientes de que enfrentamos una estructura difusa que está escalando en violencia para permanecer en el poder como pudimos observar el 15ENE2018 donde fueron asesinados unos valientes venezolanos inspirados que con iniciativa, creatividad y conocimiento de sus capacidades trataron a su manera de restituir el orden constitucional y construir una república bien ordenada.
Así pues trate de desarrollar un 'cómo' para hacer efectiva la restitución del orden político venezolano. El propósito fue proponer la creación de una estructura capaz de operar en red mediante la articulación horizontal y con un máximo de flexibilidad e iniciativa para diseñar y ejecutar acciones de forma múltiple que provocase un colapso sistémico.
En “Auctoritas situacional…” traté de describir el carácter de quiénes contribuirían a la restitución del orden realizando acciones por propia iniciativa. La auctoritas situacional consiste, como se indicó, en la conducción y desarrollo de un ciclo, el cual se inicia con un diagnóstico sobre una situación y del nivel de apresto del individuo para emprender una acción erosiva, continua con la aplicación de un modo de conducción adecuado al diagnóstico hecho para cumplir la misión que se ha establecido dentro de un contexto cooperativo y la ejecución realizada por iniciativa y creatividad. Las claves son: determinación de una oportunidad, inspiración, cooperación y furtividad.
La articulación horizontal que describí como estrategia del enjambre hace necesario explicarla entonces desde la auctoritas situacional. Un enjambre es una analogía biológica que expresa la existencia de un patrón de ataque donde singularidades dispersas en un tejido dado convergen (en red) en un mismo blanco desde diferentes direcciones con el fin de mantener una presión sostenida que en nuestro caso apuntaría a la erosión de las capacidades operacionales de una fuerza represiva. La forma en que se produce la convergencia se denomina stigmergy, es decir un modo de comunicación indirecta basado en la modificación del ambiente que permite que un cambio de conducta individual sea percibido por un grupo de modo que estos adapten sus acciones a las nuevas circunstancias. Es decir, buscar y detectar una situación oportuna y con inspiración procurarse con lo disponible en el lugar de medios que sirvan para reducir la movilidad del enemigo de modo que pueda reproducirse a escala local y global.
Aquí es donde se circunscribe el auctoritas situacional debido a que posibilita la conformación de estructuras cooperativas ad-hoc. Esta auctoritas situacional no es fija, va a depender de las competencias de cada uno de los miembros de la estructura, por los que sus integrantes, es decir, la multitud, de alguna u otra manera van a ser expresión de la autoridad, en la medida en que cada miembro coopere en la ejecución de una acción restitutiva mediante la erosión de capacidades.
La estructura auto-organizada posibilitada por auctoritas situacionales actuando, gracias a la detección en el ambiente de una situación favorable (stigmergy), es la expresión estructural de un enjambre. Este enjambre, sin rostro, furtivo, realizado de forma simultánea y sostenida dirigido a la inutilización de todos los medios materiales posibles que son usados para reprimir o apoyar a la represión podría ocasionar una parálisis estratégica que podría generar las condiciones de posibilidad de constituir una república.
Teniendo presente las orientaciones dadas por Lawrence, la estructuración del cómo a partir de la estrategia del enjambre realizadas por auctoritas situacionales capaces de generar estructuras cooperativas ad-hoc, se puede afirmar que el objetivo físico para una tiranía que padece una importante limitación de recursos es definitivamente la inutilización masiva y simultánea de sus medios materiales usados para reprimir o apoyar la represión, en un sentido amplio, mediante la iniciativa, la creatividad la a-rostridad y la furtividad, evitando la confrontación en cualquier caso.
COROLARIO.
La naturaleza metafísica de la propuesta realizada es la erosión. Esta erosión supone la estructuración de otro conjunto de acciones restitutivas, por lo que la acción en sí es complementaria a un hecho principal. No obstante, si se considera el deterioro creciente de la situación social, económica y sanitaria del país, dentro de un contexto de parálisis política, cualquier acontecimiento servirá como la situación principal y restitutiva que junto con la estrategia del enjambre permitirá la conformación de un proceso constituyente embrionario como inicio de un proceso de transición. En estas circunstancias del acontecimiento, el enjambre debe asumir una actitud defensiva mientras la estructura que va a restituir el orden transite a la ejecución efectiva de sus funciones constitucionales. Para ello, la estructura de transición debe estar lista para asumir sus funciones.
Para finalizar, con el uso de la palabra ‘restitución’ he buscado quitar la carga negativa que pudiera tener la palabra ‘rebelión’ y con la palabra ‘enjambre’ he buscado darle a la carga intencional de la palabra ‘restitución’ un espíritu democrático y constituyente.



[1] Ver al respecto: MADDY-WEITZMAN, B. (2012). “Abdelkrim: Whose Hero is He?”.  Providence, RI. The Brown Journal of World Affairs. Volume XVIII . [Documento en Línea]. Disponible: https://www.brown.edu/initiatives/journal-world-affairs/sites/brown.edu.initiatives.journal-world-affairs/files/private/articles/18.2_Maddy-Weitzman.pdf
[2] Ver al respecto: LAWRENCE, T. E. (1990). Los siete Pilares de la Sabiduría. 2° ed. Madrid. Editorial Libertarias. 848 p.
[3] Vale decir que un venezolano a las órdenes del ejército otomano, Rafael De Nogales Méndez realizó acciones similares a las ejecutadas por Lawrence en la península de Sinaí hasta la segunda batalla de Gaza, pero eso es otra historia.
[4] Ver al respecto: “Auctoritas Situacional, Multitud y Colapso Sistémico” en: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/11/auctoritas-situacional-multitud-y.html y “Acerca del ‘Plan Zamora’: De la unicidad de la tiranía a la multiplicidad del enjambre” en: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/06/acerca-del-plan-zamora-de-la-unicidad.html
[5] “La Sabiduría edificó su casa, talló sus siete columnas, inmoló sus víctimas, mezcló su vino, y también preparó su mesa. Ella envió a sus servidoras a proclamar sobre los sitios más altos de la ciudad: El que sea incauto, que venga aquí. Y al falto de entendimiento, le dice: Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé. Abandonen la ingenuidad, y vivirán, y sigan derecho por el camino de la inteligencia". Capítulo 9, El banquete de la Sabiduría, 9:1- 9:6. Consecuentemente, los pilares son: (1) mantén las relaciones sociales y religiosas, (2) administra con eficacia, (3) ejerce compasión hacia los desafortunados, (4) aconseja al fracasado, (5) evita ser avergonzado, (6) colabora con los que están pasando adversidades y (7) teme a Dios.
[6] Las siete cosas que son para el Señor una abominación son: “los ojos altaneros, la lengua mentirosa y las manos que derraman sangre inocente; el corazón que trama proyectos malignos, los pies rápidos para correr hacia el mal, el falso testigo que profiere mentiras, y el que siembra discordias entre hermanos”. Capítulo 6, El banquete de la Sabiduría, 6:16- 6:19.

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