En el trabajo “Aproximación a la Epistemología Social desde la Perspectiva de los Imaginarios Sociales”, se abordó el tema de la complejidad a partir de la transdisciplinariadad y ese proceso significó que el equipo de trabajo se convirtiera un ente autoreferente entendido ello como el análisis del proceso que permitió que no sólo nos estableciéramos una referencia, sino también el de poder describir el proceso que nos permitió establecerla y poder expresarnos dentro del contexto de la epistemología social.
Pero nosotros dentro de ese proceso representábamos la totalidad, por lo cual faltaría demostrar que el proceso que se produjo en la totalidad se repitió en cada uno de nosotros, lo cual nos permitirá hablar de recursividad y de fractalidad dentro de un nuevo esquema de trabajo.
En este sentido, ahora se va a tratar de reconocer en el trabajo citado previamente y que constituye el fundamento de este trabajo lo que se ha denominado Cibernética de 2º Orden, para colocar el trabajo inicial dentro del lenguaje de lo que se entiende por este nivel de complejidad para luego tratar de entender dicho proceso a partir del lenguaje.
Consecuentemente, se va a perfeccionar el trabajo realizado previamente de acuerdo con el siguiente esquema de presentación:
1.- Epistemología y Construcción de lo Social.
2.- Los individuos en el proceso epistemológico de construcción de lo Social.
3.- Juegos del lenguaje, intuición y metáfora.
4.- Bibliografía Consultada.
1.- EPISTEMOLOGÍA Y CONSTRUCCIÓN DE LO SOCIAL.
Epistemología es sintéticamente teoría del conocimiento, entendido éste como un proceso, que comprende el qué, el cómo, el por qué, etc. del conocimiento. En el caso particular de estudio se consideró el qué, para llegar al cómo, para luego procesar el qué y así sucesivamente, debido a que el enfoque que se trató de mantener fue el de la epistemología social, haciendo énfasis en la producción de conocimiento.
La estrategia metodológica que se desarrolló en esta investigación, correspondió a tres momentos de pre-investigación: la primera ubicada teórica y metodológicamente dentro de la fenomenología; la segunda, percibir la realidad esencial[1] a partir de una visión transdisciplinaria y por último, la construcción del objeto de estudio, así como el establecimiento de una propuesta metodológica ubicada dentro de consideraciones propias de la perspectiva de la complejidad. Consecuentemente se explicarán estos momentos metodológicos y posteriormente el Alcance y Método
a.- Los Momentos Metodológicos
El intento de hacer epistemología social de acuerdo a la propuesta desarrollada por Alvin Goldman produjo tres momentos epistemológicos, constituyendo este un momento que permitió establecer la posibilidad de decir un cómo.
Primer momento: Una postura fenomenológica
En esta etapa correspondió evaluar las diferentes opiniones emitidas por los individuos como sujetos (con claras diferenciaciones biográficas). Esta etapa permitió demostrar, la importancia, relevancia y alcance de cada una de las perspectivas[2] individuales y a partir de estas discusiones se debió “ceder” y abrir paréntesis; una vez realizado este paso se pudo hablar de transdisciplinariedad.
Segundo momento: la transdisciplinariedad
Esta perspectiva exige de un desprendimiento de lo en sí, para trascender al para sí, es decir la posibilidad a partir del intercambio con los otros de un mayor abarcamiento (un abrir paréntesis) de la perspectiva o realidad esencial del problema, el cual necesariamente implicó lo que tentativamente fue distinguido como Epistemología Social, el intento por reconciliar la filosofía normativa con una sociología empírica de conocimiento[3].
Con ello, no solamente se buscó objetivar el problema, que para ese segundo momento giraba, en enfoques diversos: conflicto, multiculturalidad, comunidad, imaginario sociales e incluso alcances metodológicos y su verificabilidad, dejando de lado la epistemología con la cual se pensaba tener acceso a lo social. Una vez que se comprendió lo superfluo o aparencial que se presentaba esta discusión, nos percatamos que ese primer paso dado, nos conducía a una vuelta a nosotros, a un volcamiento[4]. En tal sentido, la objetivación pasaba por el enriquecimiento del intercambio, y fue a partir de allí que el objeto de estudio se nos presentó de forma clara, es decir, nosotros mismo como una totalidad entendida a algo que debe originar algo que nos permita a través de esa misma totalidad alcanzar metas para sí y en sí, dado que las relaciones iniciales realizadas desde las diferentes perspectivas, no podíamos dar cuenta de la compleja red de relaciones que se nos planteaban, si era vista exclusivamente desde nuestro paréntesis.
En este sentido, hemos enfatizado que se debe comprender la transdisciplinariedad como un proceso que comienza con un área de investigación previamente determinada, más no objetivado el problema, por que de ser así, lo único que se logra es; o bien la imposición de una disciplina o saber científico, o una investigación estudiado desde diferentes saberes, salvando cada disciplina su propia parcela de conocimiento, en este segundo momento comprendimos dos cuestiones de suma significación: una, que la transdisciplinariedad es realmente un momento previo al objeto de estudio y segundo, que una vez logrado esto, no debemos volver a nuestros saberes inmutables, sino que a partir de nuestra experiencia reconocemos, que nuestra disciplina solo puede dar cuenta de uno de los perfiles de cualquier objeto de estudio, que sólo a partir del trato del mismo, en virtud de otras experiencias es que podemos acercarnos a él de forma más próxima a su esencia, en este sentido el señalamiento o advertencia de Thompson “los acercamientos a éstas vistas mundiales (Worldviews) promueven su comprensión. Sin embargo, ellos también encuentran el problema del holismo. Cuando ellos reducen todos los fenómenos a una metáfora, teoría o ideología, riesgo de esquema de transdisciplinariedad que se vuelven proyectos monolíticos o sistemas cerrados. Finalmente, también la propuestas de unificar la multitud ha exacerbado la fragmentación de conocimientos”[5]; al momento que nos percatamos que la red de relaciones que intervienen en cualquier aspecto de la realidad, sobrepasa la reducida esfera de un saber, comprendemos el valor que tiene la transdisciplinariedad “una visión comprensiva que metafóricamente abarca todas las áreas del conocimiento… sistema común de axiomas para un juego de disciplinas”.
Tercer momento: la realidad esencial bajo un enfoque complejo
Se optó por analizar y redefinir las diferentes perspectivas[6], esto último implicó la construcción de conceptos para establecer los criterios por medio de un procedimiento inductivo, que sólo fue posible gracias al trabajo de intercambio, dada la complejidad de la tarea. Se procedió de la siguiente manera:
1.-) Se partió de conceptualizaciones individuales que fueron consideradas como provisionales o primarias.
2.-) Se llegó a conceptualizaciones comunes y jerarquizaciones de las relaciones que fueron logrando evidenciarse en el intercambio o trabajo transdisciplinario.
3.-) Se logró establecer el siguiente marco teórico conceptual:
· El cambio como fenómeno.
· En la base del cambio: los imaginarios sociales.
· El conflicto cultural: Globalización Vs. Localización. Superación: La Glocalización.
Este marco teórico conceptual se caracterizó por evidenciar de manera expresa la identidad y la diferencia. La identidad se evidenció en el objeto del trabajo y se mostró en el tratamiento de los imaginarios sociales. La diferencia se mostró en las disciplinas que interactuaron para formar el todo, y aunque esta diferencia se mostró como tal, hubo intentos sucesivos de homogeneizar. Así pues, en la comunidad que al final de cuentas se autoestudió se produjo un proceso de hibridización o mejor dicho de constitución de una esencia.
Cuarto momento: el volcamiento[7]
La idea de este enfoque es que en el proceso se hizo una especie de “construcción de lo social”, pero está construcción que parte de la transdisciplinariedad, activo códigos de comportamiento “social”, es decir, imaginarios que fueron permitiendo el direccionamiento hacia la solución de un problema. Este direccionamiento o proceso, fue estableciendo esencias (identidad y diferencia), que han permitido, ir de lo separado a lo unido, en procesos sucesivos que fueron permitiendo aclarar el proceso del cómo y del qué, de manera alternada y sucesiva.
b.- Alcance y Método
El problema que se enfrentó en este trabajo fue romper con el paradigma del individuo como agente epistémico e indagar sobre los grupos como entes capaces de generar creencias, es decir, un cuerpo capaz de auto realizarse. En este esfuerzo se paso de la individualidad a individualidades y de aquí a la idea de grupo en un contexto donde comenzó a coexistir la individualidad y el grupo como una unidad superior. Pero esta unidad superior no significó un proceso de homogeneización, lo que se produjo fue un cambio de momentos de cambios del “en sí” y “para sí”, con respecto al individuo, al otro individuo y lo que estos se establecen como objetos del cambio y para el cambio, a otro momento de cambio donde el grupo contiene esos mismos momentos de cambio. Ahora el cambio fue derivado como concepto de la idea de conflicto que asumimos que era un estado y un acto, conteniendo el cambio o el conflicto la identidad y la diferencia.
Entendido desde la perspectiva de los imaginarios sociales, se está bajo la presencia de varios niveles de construcción de imaginarios, donde la idea del conflicto pasa a ser un imaginario, puesto que este eventualmente puede ser interpretado como un proceso de dominación u homogeneización. Desde esta perspectiva el conflicto es un cambio determinado por la inmediatez y de ahí la idea de estrechez o la inseguridad. La no-inmediatez significa o es entendida como un proceso de hibridización, en otras palabras un proceso de incorporación de identidades y diferencias que conteniéndose pasan a constituir otro tipo de unidad, de esencia.
Así asumido el momento de la esencia es el imaginario, por lo cual la esencia en si es un proceso de cambio, es decir, cambio. En una estructura compleja conformada por individualidades, cuya esencia es compleja, que conforman una unidad superior que posee las mismas características, lo que da idea de cambio es el movimiento dentro de la estructura y este movimiento es entendido como inestabilidad. La constatación de la instabilidad determina la existencia de cambio que significa el paso a una mayor complejidad en la misma estructura. Esta complejidad podría estar determinada por el tipo de relación dentro de la estructura que favorecería la incorporación o creación de nuevas estructuras relacionadas. Ahora, se verifica cuando un imaginario pasa a ser una creencia compartida por el grupo cuando el cambio se produce. Consecuentemente, la verdad es cambio y la estructura es la existencia, conformada por la esencia y lo externo a ella. El cambio, es decir, la conformación de estructuras más complejas, es lo que ha permitido el desarrollo del conocimiento.
En este contexto, la posibilidad que esta reflexión ofrece es que el cambio es un estado y acto cuya presencia y permanencia podría ser catalogada como una existencia que puede ser aprehendida en múltiples niveles. Puesto que domina el azar, por las múltiples formas de relacionamiento, el efecto es una mayor complejidad. El fin de este proceso es la autorrealización, es decir, un hacerse permanentemente. Donde no hay cambio hay estabilidad y donde el cambio tiende a la simplicidad su fin es la estabilidad. Las tecnologías de información y comunicación son medios que favorecen el cambio hacia la conformación de estructuras más complejas. Estos medios han hecho que el pensar y lo pensado se hayan dinamizado de tal manera favoreciendo también el desarrollo del pensamiento.
En tales circunstancias no es posible hablar de método, sino más bien de métodos con lo cual los enfoques de la epistemología social podrían ser abordados en función de las circunstancias.
Por lo antes mencionado se estima que el estudio de la epistemología social es el estudio de la complejidad y en consecuencia, el problema entonces está dado en determinar que factores producen la conformación de estructuras complejas y la confianza, la responsabilidad individual y colectiva, la pertinencia, la originalidad, la voluntad y la necesidad son los elementos capaces de unir lo que anteriormente pudo haber estado unido mediante procesos sucesivos de atracción y repulsión.
De igual forma, este proceso fue un proceso de construcción de una forma y de un contenido. La forma estuvo conformada por el grupo y la naturaleza del grupo y el contenido se produjo a partir de los enlaces de las relaciones que se produjeron y permitieron que a partir del problema se generara una capacidad de perpetuación y esta capacidad o mejor dicho el proceso a partir del cual se generó esta fue el proceso de auto-referencia.
Hacer uso de la expresión auto-referencia permite la introducción de otros conceptos que intuitivamente fueron empleados pero que han requerido su estudio y confirmación. En primer lugar la posibilidad de habernos auto-referenciado operacionalmente en función de un objetivo puede ser entendido como cibernética de segundo orden de acuerdo a los criterios establecidos por David krieger. Esta capacidad se confirmó por el hecho que colectivamente nos involucramos en un proceso de creación donde el cómo, en la medida en que se fueron estableciendo relaciones, se fue dando como proceso. Esta capacidad de auto-creación es denominada autopoiesis. Pero como proceso de organización, es decir, de auto-organización, se produjo un proceso de superación de las identidades y las diferencias produciéndose una identidad nueva. El proceso que produjo esta nueva identidad fue similar a la lógica hegeliana del concepto.
El otro concepto que estuvo presente en este estudio fue el de fractalidad. Con respecto a este concepto no existe una definición precisa y por ello Kenneth Falconer (1990), en su trabajo Fractal Geometry: Mathematical Foundations and Applications, propuso como un concepto de estructura fractal la que satisface alguna(s) de las siguientes propiedades:
· “Posee detalles en todas las escalas de observación”;
· No se puede describir bajo el criterio de la geometría euclidiana tanto en lo local como globalmente;
· Posee alguna clase de autosemejanza;
· “La dimensión fractal es mayor que su dimensión topológica”;
· “El algoritmo que sirve para describirlo es muy simple, y posiblemente de carácter recursivo”.
En otro nivel de abstracción se puede afirmar que lo anteriormente reseñado puede ser explicado en la relación del todo y las partes como la unidad de la contradicción, desde el punto de vista hegeliano. A este respecto Hegel expresó que el todo es en las partes igual a si mismo y la igualdad de la totalidad y las partes expresan sólo la tautología que el todo como totalidad es igual no a las partes sino como a un todo.
En la siguiente parte de este trabajo se intentó demostrar que la estructura fractal o mejor dicho, la unidad de la contradicción, estuvo presente en todo el proceso de construcción de lo social y para lograrlo se partió de un proceso inverso de constatación, sobre todo en los aspectos correspondientes a autosemejanza, la presencia de detalles en las escalas de observación y la incapacidad de aplicar la geometría euclideana.
2.- LOS INDIVIDUOS EN EL PROCESO EPISTEMOLÓGICO DE CONSTRUCCIÓN DE LO SOCIAL.
El proceso de construcción de lo Social se inició a partir de lineamientos establecidos por el conductor de la cátedra destacando en primera instancia la diversidad y la idea. La diversidad determinada por la multiplicidad de disciplinas de los participantes en el curso. La idea inicial surgió a partir del planteamiento del problema o mejor dicho de la situación inicial que nos llevaría a establecer un concepto, una epistemología a partir de nuestra propia experiencia, por lo que más que una epistemología de la epistemología, lo que se produjo fue una onto-epistemología.
La idea inicial estuvo contenida en el siguiente gráfico y se esperaba integrar la comunidad, la cultura, la industria y la universidad a partir de la transdisciplinariedad / interdisciplinariedad utilizando como herramienta el conflicto. Partiendo de esta introducción se va a describir nuevamente el proceso desde una visión retrospectiva, es decir, apelando a la conciencia discursiva de acuerdo a la definición de Anthony Giddens[8], para determinar que fue capaz de recordar verbalmente, para luego a partir de lo recordado evaluar los elementos que permitieron la construcción de lo social. Para ello se hará nuevamente mención la perspectiva del conflicto, de los imaginarios sociales y de la cultura. El cambio que se observó fue producto de un ajuste que perseguía adecuar las capacidades disponibles con las necesidades planteadas por el problema. Ahora cada uno de estos aspectos van a ser abordadas siguiendo el mismo esquema metodológico seguido en la primera parte de este trabajo, es decir: 1º, 2º, 3º y 4º momentos, al final se hará una síntesis de los aspectos que evaluará lo ocurrido a la luz de los objetivos que fueron planteados en este trabajo. Posteriormente se hará una conclusión parcial que indicará el alcance y método desde la perspectiva de la cibernética de 2º orden.
Imaginarios Sociales[9]
Nosotros, los integrantes de este grupo multidisciplinario en busca de un conocimiento, o, más bien, de una explicación de nuestra manera de conocer como grupo, constituimos un sistema no lineal. Esto lo afirmo hoy, después de dos semestres de trabajo en grupo. Pero cuando iniciamos nuestra investigación éramos un agregado de individualidades, totalmente caótico.
Ahora ya no estamos fuera de la máquina, somos la máquina. Esta máquina, este sistema en el cual nos constituimos, ya no es una simple yuxtaposición de elementos, sino que cada uno de nosotros es parte constituyente de una totalidad organizada en interacción. Somos un sistema y nuestra labor es captar nuestra estructura dinámica interna.
No somos un ‘sistema lineal’ con poca interacción y susceptible de descomponerse en sus elementos y volver a componerse con facilidad, donde el determinismo está en la propia estructura conduciendo las acciones. Nos constituimos como ‘sistema no lineal’, impredecible, donde un pequeño cambio puede causar una diferencia notable en el resultado de cada proceso, e incluso, esperamos, la novedad.
Para pensar estos sistemas es necesario estudiarlos desde adentro y su explicación tiene que ir acompañando al proceso.
Los ‘sistemas no lineales’ no son nuevos en nuestro mundo, pero la epistemología ha empezado a considerarlos recientemente.
Explicar un sistema significa tomar en cuenta cada uno de sus elementos en relación con los demás y en función de su lugar en el todo. Y esto en medio del cambio, de la evolución del propio sistema. Es decir, cada parte es dinámica en medio de una estructura dinámica como totalidad, y en relación con las demás partes que están a su vez cambiando. Por eso, el conocimiento que se produce debe ser, así mismo, dinámico. Esto lo explica muy bien Parsons cuando afirma que: “la condición más decisiva para que un análisis dinámico sea válido es que cada problema se refiera continua y sistemáticamente al estado del sistema considerado como un todo”[10].
Varios enfoques hacen ese esfuerzo neo-epistémico, de entender los sistemas complejos no lineales, como la cibernética, la informática, la teoría de juegos, etc. Pero todos tienen en común el tipo de aproximación que se plantean: la búsqueda de la forma en que la estructura del sistema está configurada.
Esta perspectiva desafía a la lógica tradicional. Para lograr la aprehensión epistémica de nosotros como sistema produciendo un conocimiento, e incluso al objeto de ese conocimiento, seguimos intuitivamente la sugerencia de Miguel Martínez[11]: Primero nos reconocimos como una estructura dialéctica, donde cada cosa influye y cambia la ruta de las demás; en segundo lugar, constatamos que un dato nuevo podía cambiar por completo la interpretación de la totalidad. Además, cada visión personal llegó a una posición extrema para después superarla, al confrontarla con las demás. Por último, entendimos que, a pesar de nuestro esfuerzo por lograr una interpretación definitiva, cada resultado era relativo y provisional.
Hay algo más que complicó nuestra labor, y es que las relaciones que nos convirtieron en sistema son una red vivida, no sólo pensada.
Como entidad emergente, tenemos que acceder al conocimiento de nuestra estructura desde una lógica dialéctica. La lógica deductiva no proporcionaría el tipo de conocimiento que buscamos. Lo que buscamos es lo que Dilthey llama “círculo hermenéutico”, un proceso de interpretación que va del todo a las partes y de las partes al todo. El conocimiento del todo determina el sentido de las partes, pero, a la vez, el conocimiento de las partes corrige y profundiza el significado del todo.
Explicaré primero, pues, mi experiencia como parte en los cuatro momentos que atravesamos:
1er. Momento: El observador observado.
En el primer momento yo era un sujeto esperando un objeto cognoscible, al lado de otros sujetos en actitud similar. Cada uno de nosotros, con una formación académica diferente y sin un objeto aprehensible común, ante el reto de construir nuestro objeto de conocimiento y sin un plan preestablecido. El profesor nos proporcionó a todos una bibliografía y elegimos, como era de esperar, cada uno un tema diferente.
Yo, desde mi estructura mental programática, sentía la necesidad de encontrar un hilo conductor que nos condujera a una investigación tradicional y segura, por eso propuse al grupo la creación de un índice que abarcara la multiplicidad temática y nos marcara un camino claro y distinto. Pero, esto significaba que yo, como parte, estaba tratando de imponer un cambio en las otras partes. Primero surgió una resistencia que desembocó en la consciencia de la naturaleza dialéctica de nuestra asociación. Estábamos comunicándonos aunque fuera a partir de desacuerdos.
2º. Momento: Separar para unir.
Con esta nueva conciencia, definimos claramente cada objetivo por separado, defendiendo cada quien su parcela. Comenzamos a apreciar en cada investigación su relación con las demás, y cómo, al agregar un dato nuevo, cambiaba la interpretación de lo que empezaba a surgir a modo de estructura.
No obstante, lo que aparecía ante nosotros era, eso, un objeto ante nosotros. Pensé que se había logrado un punto de equilibrio y que nuestra trayectoria sería ahora horizontal.
Establecimos un orden, pero duró poco.
3er. Momento: Los extremos se tocan.
Comenzamos a percibir que aquel orden en el sistema no era lo esencial, es decir, el propio sistema. Llegamos al extremo en la objetivación del conocimiento que estábamos articulando y esto precipitó el cambio en nuestra conciencia como grupo. Por fin estábamos colaborando como sistema en el estudio de nuestra estructura sistémica, trascendiendo nuestros acervos culturales.
4º. Momento: Todo fluye.
A partir de una nueva conciencia, la de estar unidos estructuralmente de manera dinámica, se elaboró un producto sabiendo que no era un trabajo definitivo ni el fin del proceso, sino un estadio, un nuevo equilibrio en el sistema que volvería a estallar en la búsqueda de una mayor complejidad y de nuevos objetos. Logramos crear un marco epistémico común, dialéctico-hermenéutico, que permitió nuestra propia redefinición y reestructuración como todo.
Este proceso es mencionado por Niels Bohr, cuando dijo:
“Conocen…la poesía de Schiller Sentencias de Confucio… aquellos dos versos: “Sólo la plenitud lleva a la claridad y es en lo más hondo donde habita la verdad”. La plenitud es aquí no sólo la plenitud de la experiencia, sino también la plenitud de los conceptos, de los diversos modos de hablar sobre nuestro problema y sobre los fenómenos. Sólo cuando se habla sin cesar con conceptos diferentes de las maravillosas relaciones entre las leyes formales de la teoría cuántica y los fenómenos observados, quedan iluminadas estas relaciones en todos sus aspectos, adquieren relieve en la conciencia sus aparentes contradicciones internas, y puede llevarse a cabo la transformación en la estructura del pensar, que es el presupuesto necesario para comprender la teoría cuántica… Hemos de poner en claro el hecho de que el lenguaje sólo puede ser empleado aquí en forma parecida a la poesía, donde no se trata de expresar con precisión datos objetivos, sino de suscitar imágenes en la conciencia del oyente y establecer enlaces simbólicos…Desde el momento en que no pudiéramos hablar ni pensar sobre las grandes interdependencias, habríamos perdido la brújula con la que podemos orientarnos rectamente”[12].
El Conflicto Cultural: lo general vs. Lo local[13].
1º Momento: El anclaje en la especialidad propia
En un primer momento, al iniciar las discusiones acerca de cuál especialidad (de las diversas que integraban nuestro equipo de trabajo) debía liderar el esfuerzo del colectivo, aspiraba a que desde las Letras (Gramática, Literatura y Latín) se coordinase el eje reflexivo que, en combinación con las disciplinas a las que adscriben mis colegas se llegase a la elaboración del trabajo final del semestre.
El asunto fue que al iniciar la primera reunión con mis compañeros me encontré con que ellos... ¡tenían la misma pretensión!
Posteriormente, al reflexionar sobre tan curiosa circunstancia, en un segundo momento recapacité sobre los términos: perspectiva, enfoque, punto de vista y cosmovisión a los cuales suele tomarse por equivalentes; descubriendo entre ellos la asinonimia (o carácter de no sinónimos) que los unía.
A esta conclusión arribo luego de proceder a la definición particular de cada uno de ellos desde la interdisciplinariedad (particularmente a partir del concepto de sistema) hallando acepciones alejadas de la coloquialización de la que son objeto en el habla regular, me permitieron arribar a una novedosa concepción de los mismos que podría, eventualmente, permitirme superar el marco estrecho de mi especialidad al estar desconectada de otras ajenas a la mía[14].
Estos nuevos sentidos de los vocablos precedentes me hicieron comprender el slogan de von Foester: “Draw a distinction” según el cual observar se convierte entonces en la elaboración de una distinción, en la elaboración de una estructura compleja[15].
Especulando más sobre este asunto entendí que debía preservarme, al estudiar un problema, de los siguientes reduccionismos: subjetivismo, unilateralidad y superficialidad[16].
Llegado a esta altura de mis meditaciones, hoy veo claramente desvelada la Paradoja (ante la que me encontraba y no lo sabía en aquel entonces) de von Foester: “no se puede ver, que no se ve lo que no se ve”. Es decir, ya me encontraba a las puertas de la clave que permitiría a mi equipo resolver el problema que se nos había planteado.
2º Momento: Cesión, clave de la auto-trascendencia[17]
Ellos, al igual que yo, nos vimos precisados por fuerza de las circunstancias a cejar en nuestro empeño de mutua resistencia y a restringir nuestras diferencias en aras del objetivo común en virtud a dos factores de consideración: a) la obligación de entendernos y b) el poco tiempo de que disponíamos de cara a todo el proceso de elaboración, redacción, montaje y exposición de la tarea que nos encomendó el Prof. Briceño.
De este modo, arribamos al concepto de auto-superación personal y en consecuencia, a auto-trascender el campo de nuestras respectivas especialidades, lo cual determina el surgimiento de nuestra comunidad de trabajo como sujeto colectivo que observa a un observador en cuanto observador (hoy sabemos que éste el fundamento de la Cibernética de 2º Orden, al que arribamos, intuitivamente en el plano reflexivo y práxicamente en el ámbito de la cooperación mutua).
Un término clave para esta auto-trascendencia fue aportado por el concepto (Atractor): “Imaginario Social” el cual, epistemológicamente saldó nuestras diferencias y consolidó, cual cruce de caminos, la unidad del grupo. En torno a él se produciría el “giro lingüístico” a través del cual se llevaría a cabo el entreveramiento de datos que desde entonces, nos dotó de un ethos semántico propio que cumple el doble papel de: código gramatical (morfosintáctico y filológico) y de modo procedimental ajustado a nuestro sistema de trabajo teórico-práctico (onto-epistemológico).
3º Momento: La integración del saber (interdisciplinariedad integral)
A través de este proceso arribamos a la integración del saber, por la cual se elabora y difunde un conocimiento integral al que se incorporan los hallazgos e invenciones de todas las ramas del saber científico y humanístico. Dicha integración del saber es viable a partir de una visión integral (holística, totalizante) del hombre, lo que podríamos llamar “una perspectiva antropológica” que cumple tres funciones:
a. Sirve como base para la integración de diversos saberes (disciplinas particulares)
b. Ofreció un enfoque de amplio espectro desde el que se postulan preguntas de relevancia decisiva a cada disciplina peculiar
c. Operó como condición necesaria para el planteamiento de las cuestiones éticas en las que se pone en juego el servicio de la ciencia y de la técnica a la dignidad humana, a los derechos humanos y al bien común.
Todo ello en contra de la tendencia generalizada y cada vez más vertiginosa que conduce hacia el fraccionamiento y especialización del saber.
Los saberes de que disponemos en nuestra comunidad de trabajo (filosófico, sociológico, literario, teológico, militar y médico-psiquiátrico) disfrutan de sus respectivas autonomías por las cuales, no requieren de fundamentación ni de justificación recíproca; unos y otros encuentran en sí mismos y en la misma naturaleza del hombre sus cimientos.
Sin embargo, las respectivas autonomías no consisten en independencias totales: se trata de autonomías relacionales que se traducen en una mutua circularidad hermenéutica (o mayéutica): tal como, por ejemplo, en Teología se da entre Razón (Filosofía) y Fe (Religión); es decir, la Razón contribuye a la investigación, mostración y exposición de los contenidos y de la experiencia de la fe (no puede “demostrar” los contenidos de la fe, sino “mostrar” su razonabilidad). La Fe por su parte, plantea a la Razón preguntas importantes (desde la trascendencia de la existencia humana) e ilumina su búsqueda de respuestas al ofrecer un horizonte de sentido, motivaciones e intenciones que traducen la visión del hombre que ella misma inspira.
En el transcurso del presente semestre puedo decir plenamente que hemos pasado, al decir de Antonio Gramsci, del sentido común (de la doxa, de la opinión vulgar, del nivel intuitivo-empírico) al buen sentido (episteme, conocimiento científico y sistemático de la realidad que proporciona una nueva cosmovisión de la realidad, esto es, una nueva concepción del mundo, del hombre y de la historia = Ideología). O si se prefiere, también gramscianamente, hemos transitado del momento ético-político a la reforma intelectual y moral en la cual lo subjetivo, conciente y responsablemente asume su misión histórica: la superación de la realidad trascendiendo el aspecto contemplativo de la misma y disponiéndose a la transformación de la realidad[19].
El manejo teórico e instrumental de nuevos conceptos tales como: autopoiesis, autoorganización, recursión, rizomas, autorreferencia, complejidad y metáfora entre otros nos permite superar la ingenuidad (filosóficamente hablando) mostrada en el pasado reciente y proceder a una reflexión y elaboración del trabajo de este semestre entendiéndonos como una estructura que dialoga desde la circularidad mayéutica a la que aludimos más arriba intercambiando saberes para la complejidad desde nuestras especialidades.
Como grupo hemos estudiado, comprendido y valorado a Hegel como el adelantado de la Complejidad , gracias a la lectura y hermenéutica que de este autor nos ha facilitado nuestro profesor y guía Miguel A. Briceño.
La novedosa conciencia de que disponemos acerca de la Interdisciplinariedad y de los Sistemas Complejos nos ha permitido el acercamiento y aplicación práctica de la dialéctica metáfora-complejidad como un modo de asir y definir lo innombrable o lo no conceptualizable.
Igualmente, los conceptos de intuición, memoria involuntaria y duración permanente de Henri Bergson nos han colocado en posición de acceder a aquello a lo que aludía Wittgenstein en el Tractatus logico-philosophicus: “de lo que no se puede hablar, mejor es callar”; es decir, no se trata de un acercamiento del filósofo austriaco a la dimensión mística y apofática (como reza el lugar común al referirse a él) sino que entendemos hoy que ya no es posible la concepción del mundo desde la Cibernética de 1º Orden, la Geometría Euclídea , la Mecánica Clásica de Newton y la Epistemología de Kant.
El mundo contemporáneo requiere de la superación de paradigmas y concepciones que lo devastan en un abismo brutal de contradicciones aparentemente irresolubles, con las secuelas consabidas de muerte, exclusión, hegemonía y explotación.
Estoy convencido de que en este curso los participantes prefiguramos el modelo de hombre del nuevo siglo que empieza: aquel que formado en una especialidad (ubicado en una parcela del conocimiento en un momento histórico determinado) y desde ella aborda heurísticamente el diálogo de saberes que supone e implica la complejidad.
La perspectiva del Conflicto[20].
El 1º Momento: La aproximación.
Desde la perspectiva del conflicto, en un primer momento, el problema que se planteó fue tratar de entender el conflicto en tanto que conflicto y para ello se intentó entender la palabra desde la perspectiva etimológica y positivista y ello permitió entender que el conflicto, el algo que contiene lo igual y lo diferente con respecto a uno, con respecto a los otros y como un proceso de desarrollo. Al final se entendió el conflicto como un cambio. A partir de este proceso interior se exteriorizó este aprendizaje interior como “la verdad revelada” por medio del cual se podría construir una epistemología. Frente a esta verdad que se mostró como la más cierta, de acuerdo a lo que se entendió debía ser el trabajo se presentaron otras “verdades” que evidenciaron la particularidad en un contexto donde se tenía que ir a una generalidad, generalidad de lo particular. En este momento prevaleció la razón en el más puro sentido cartesiano y una visión desde la particularidad.
El 2º Momento: la necesidad como intuición
El segundo momento se dio cuando a partir de las observaciones del conductor de la materia y de las otras visiones, se entendió que había que buscar un punto intermedio que pudiese aglutinar todas las visiones y este entendimiento estuvo condicionados por las necesidades impuestas por las reglas del juego y por la aprehensión de entender que de acuerdo a esas mismas reglas el problema no era un asunto de individuos que suponía una imposición o llenar una vacío, sino la construcción de un algo. En este momento prevaleció la intuición, debido a que se tanteo para saber hasta que tanto se podía aceptar una creencia diferente a lo que la razón en un primer momento estableció que era lo que debía ser creído a partir de si mismo. Este proceso fue entendido como una búsqueda de una identidad con el otro a partir de la diferencia, pero esta búsqueda fue un dando-negando hasta que lo dado y lo negado fue fijado. A partir de aquí se produjo la identificación y la armonía.
El 3º Momento: El equilibrio.
El tercer momento se dio cuando hubo coincidencias con otras visiones de que el problema no era el que se había establecido, sino el camino para establecerlo y afrontarlo y este entendimiento fue aceptado y asumido en parte por los otros puesto que pudo ser confirmado por la experiencia del proceso en función de las reglas del juego y la confirmación generó una creencia en parte del grupo y aceptación en el resto. En este momento hubo una combinación de razón e intuición debido a que se sintió que se produjo un enlace, un flujo en una misma dirección, un mismo camino que generó simpatía.
El 4º Momento: la Identificación.
El cuarto momento fue el que se produjo cuando ya había un grupo de trabajo que entendió que se estaba estudiando a si mismo permitiendo cambiar el objeto de estudio del qué al cómo, es decir, el cuarto momento se produjo cuando todo el grupo de trabajo pudo autoreferirse y cambiar la referencia cuando el imperativo de las reglas y la aprehensión de la realidad lo había demostrado. Aquí se creó un nuevo concepto de valor a partir del cual se fundó la totalidad, el grupo. En este momento prevaleció en mayor medida la razón, pero en general se puede afirmar que en todos estos cuatro momentos se produjo una combinación de razón e intuición puesto que con el flujo creado se buscó que este siguiese y nos condujese.
La perspectiva metodológica[21]
El profesor Briceño nos planteó en la primera clase de la materia “Problemas Epistemológicos de las Ciencias Sociales”, que pensáramos en el posible tema de investigación que debíamos desarrollar para el semestre, práctica propia del mundo universitario donde nos movemos, piso epistemológico y metodológico que ofrece estabilidad, una estabilidad signada por la circularidad[22]
En tal sentido me dediqué a buscar un problema, con las siguientes características: de interés personal (área de competencia), enmarcado dentro de un contexto manejable (hay que tomar en cuenta el tiempo que dura el semestre) y por último que el mismo nos sirva para engrosar el perfil curricular tan necesario para sobrevivir en la academia, teniendo en cuenta esos tres aspectos que podemos reducir a los de conveniencia, yo decidí trabajar los problemas metodológicos en los diferentes enfoques existentes. Todo marchaba dentro de lo previsto en un semestre académico, trajimos nuestras inquietudes a las siguientes clases, y todo se desenvolvía en forma natural, pero esta era pura apariencia, a la cuarta sección de clase, yo por mi parte quedé frustrada porque en las dos sesiones anteriores no logré delinear lo que me proponía trabajar. Cuando el profesor nos comunica que debemos hacer un trabajo en equipo, mi problema entonces se maximizó pues entendí desde un principio que deberíamos decidir trabajar lo que proponían cualquiera de mis compañeros. A mi me correspondería diseñar la metodología (la cual la vislumbraba como el III capítulo, correspondiente al Marco metodológico). Nada más lejos de la verdad…
1º Momento: El ser comienza a desplegarse.
Lo que llamaríamos en el trabajo primer momento, lo vemos hoy como la etapa que permitió distinguir posturas, visiones y alcances disciplinarios, que tenían en común la separación del objeto del proceso del conocimiento, por eso me atrevo a decir hoy, que el vínculo inicial fue el conflicto como construcción teórica, pero al mismo tiempo el “conflicto” era parte fundamental en nuestras relaciones, y fue un aprendizaje de vital importancia para consolidar lo que nos unía y no desconocer lo que nos separaba. La necesidad de superar las diferencias nos llevó a cambiar las perspectivas iniciales y de manera intuitiva comenzamos a percibir tímidamente al objeto como auto-exteriorización, es decir…
2º Momento: Se sabe el saber como objeto.
El llamado segundo momento, vino a ser el reconocimiento de la imposibilidad de tomar un objeto de estudio, de asir alguna de las cuestiones planteadas. La intuición nos siguió guiando y comenzamos a percatarnos que las discusiones lejos de ser estériles, habían producido cambios de actitud. En este contexto, ya no se buscó convencernos de uno u otro aspecto, sino la viabilidad de mantenernos unidos, comprometidos con un fin común (aún no éramos un concepto que se piensa a si mismo), mi problema siguió siendo como plantear esto metodológicamente.
Los diferentes saberes se nos presentaron como formas de acercamiento a un objeto, en tal sentido el objeto dejo de ser nuestro objetivo, pues entendimos (sin saber que lo habíamos logrado) que nuestros saberes se habían contrapuesto a si mismo, pues el objeto no tiene ninguna objetividad fuera del saber.
3º Momento: La exteriorización.
El llamado tercer momento, lo entiendo hoy en día, bajo la conceptualización de la cibernética de segundo orden, el comprender nuestras limitaciones, a partir de abrir paréntesis. Este acto nos dio la posibilidad de unirnos, pero la identificación completa vino dada por las discusiones y éstas nos fueron llevando a consolidarnos a partir de un fin común, buscando entender que estábamos haciendo sin que esto fuera en sí un hecho concreto, sino más bien un acuerdo subyacente en las últimas secciones de discusión. Sin embargo paso algo bien importante, uno de los integrantes de la clase se presentó con un clásico objeto de estudio, a partir de objetivar un problema, esto lo veo hoy como un atractor que permitió que nos aglutináramos y respondiéramos como uno solo en defensa de lo que realmente se había vuelto importante para nosotros, el proceso que habíamos vividos durante varias semanas. Entendimos, consecuentemente, en defensa del proceso que en la otredad nos identificamos en esa relación compleja que se había logrado, entonces, nos percibimos como el objeto, la conciencia de ser objeto y el proceso se hizo el objeto (no hicimos un objeto en sí). Esto nos permitió actuar como un sistema que se defiende de un atractor, para preservarse, pues al salir del caos, obtuvimos lo que podríamos llamar una determinación estructural[23] y establecimos un continuo y vital proceso interpretativo de nuestras interrelaciones, no en concordancia de los resultados, sino con el proceso o acoplamiento estructural[24]. A partir de aquí convertimos nuestra situación en algo complejo, pues el discurso que podíamos utilizar se nos hizo inapropiado, al incorporar lo complejo, aquello de lo cual no puede decirse todo, pero se intuye una realidad esencial.
4º Momento: La nulidad del objeto para conocer.
El cuarto momento se convirtió en la negación del objeto[25], nos permitió, por un lado reconocer lo temporal o transitorio, de cualquier intencionalidad o direccionalidad construida conceptualmente en virtud de su finitud, y reconocimos lo eterno y absoluto en el proceso, en este sentido la fenomenología se nos presentó como la metodología que utilizamos para entender el proceso, y a partir de ella superamos lo estático (el objeto) y nos arropó la dialéctica en un sentido amplio, pues encontramos la transición de un “para si” en un “en sí”. A partir de la otredad, nos identificamos como una identidad, de acá concluimos que se había dado un volcamiento, pues comprendemos ahora, que un saber complejo, amerita que como individuos no estemos separados de nosotros mismos, pero tampoco del otro, para que pueda surgir una verdad en sí. “Lo verdadero es el todo (fenomenología HW3, 16ff), pero el todo (Das Ganze) es la esencia (Das Wesen) que sólo se completa en su desarrollo, por tanto, es esencialmente resultado”[26], esto viene a ser, nosotros nos convertimos en el objeto, y allí se dio una ruptura con la epistemología clásica[27].
Las metáforas como rasgo distintivo de los momentos
En el contexto de una epistemología “hacia” lo social, la fuerza instituyente de la transdiciplinariedad, instituyó al equipo como una entidad autorreferente. Esto es, la búsqueda de un conocimiento de lo social construye lo social que estudia, a partir de los propios elementos instituyentes: las “comunicaciones o informaciones” específicas de cada disciplina. En este determinado tipo de auto-referencia cada momento metodológico mostró dos evidencias; la primera fue que cada uno, en lugar de intentar dar una respuesta de lo social que investigaba, favorecía de una manera operativa la construcción de un entramado teórico dirigido al análisis de la propia información que generaba para su distribución social. La segunda evidencia –no detectaba en el trabajo que lo precedió-, consistió en la comprensión de que el orden emergente del propio trabajo era un sistema semiótico o de significados.
El “llegar a ser” de este proceso se mostró como sigue: La socialización del conocimiento que iba generando cada momento metodológico fue un proceso no ulterior a la investigación, al contrario fue su inicio. En la compleja identidad disciplinaria cada miembro del equipo se hizo “dialogante” y esto trasladó el entorno del conocimiento de su propia disciplinaria a un consenso “entre” disciplinas. Con ello se estableció una nueva red de relaciones de mayor complejidad: la transdisciplinariedad”[28]. En términos de Morin, se operó una reducción de complejidad con mayor complejidad[29]. Este cambio, implicó también la modificación del “código” (Krieger, 1996) que organiza al objeto transdiciplinario. El cambio señalado significó un pasaje desde el individuo-disciplina como gestor de conocimiento al grupo-transdisciplina como organizador del conocimiento. En este sentido, el grupo-transdiciplina estableció como guía para la conducción del trabajo a “los imaginarios sociales” y con ello instituyó un “volcamiento”, cuyos intercambios se socializaban entre sus miembros a medida que ocurría una “auto-identificación” a través de los significados de sus propias significaciones (Krieger). Ahora bien, el dialogo de “significaciones”, fue un proceso que reconoció que no hay una verdadera supresión de los limites disciplinarios, pero sí una ampliación. Por ello, el grupo se planteó la interdisciplinariedad en un sentido que le otorgó preponderancia a la “coordinación mediante conceptos de nivel superior” (Morin, 2000) y no como un traspaso mecánico de los estudios de un campo de conocimientos a otros. En este proceso, el grupo-transdisciplina, consideró el propio aspecto ontológico que se encuentra en la transdisciplinariedad al considerarla clave para comprender el sentido y significado del hacer social humano, pues el saber transdisciplinario al dejar atrás la disyunción del conocimiento se conviertió en un proceso de causalidad auto-generada/generativa que desembocó en la producción de una nueva disciplina. Con tal planteamiento, el grupo-transdisciplina arribó a la idea-vivencia de la complejidad. En lugar de dejarse “poseer” por nuestras instrumentalidades disciplinarias, estableciendo una lucha entre ellas, se realizó una permanente dialógica con ellas, y eso se logró a través de las ideas mismas. Y a medida que se adoptó esa auto-reflexibilidad critica se sorteó con mayor éxito los caminos del error y la ilusión que identifican de una manera irrestricta la idea con la realidad. Se empezó a actuar sobre las ideas pero con ideas que se “des-identificaran” con lo real admitiendo la complejidad y la critica, es decir, un espacio donde la transdisciplinariedad puede ser comprendida y explicada.
De lo anteriormente reseñado se observa que en todas las experiencias mostradas en retrospectiva, hubo necesidad de recurrir a la metáfora para explicar el fenómeno acontecido para a partir de allí interpretar y conceptuar en función del proceso como proceso. En otras palabras, a través de un concepto (primigenio) se intentó determinar una ontología del proceso. Pero este concepto no es propiamente un concepto, sino más bien una idea y como tal una metáfora que representó en si una superación, una agregación de valor con respecto a cada individuo.
Pero estas metáforas superadas, son metáforas que pasaron a ser inicios en la construcción de lo social, es decir, el proceso que se dio “para si” en el individuo, se da “para si” a partir de la idea de grupo (gracias a la intuición), permitiendo la construcción de una nueva metáfora que contuvo las otras metáforas individuales. En la auto-observación lo mencionado se visualizó, desde el punto de vista individual, como sigue[30]:
Si se observa la individualidad como una individualidad se evidencia que los momentos de la totalidad estuvieron presentes en cada individuo, pero como fue en cada individuo que se inició el proceso de construcción de lo social los mismos momentos de la individualidad estuvieron presentes y conformaron la totalidad. En este trabajo se partió de la totalidad para constatar que en la individualidad se había producido ese proceso y nos encontramos que en el de la individualidad (o en las partes) se produjo el mismo proceso que se dio en la totalidad. Por lo que se puede afirmar que la suma del todo no produjo el todo, sino que el todo se construyó con la construcción de cada una de las partes, los individuos. En otras palabras, se observó autosemejanza en las partes y en el todo. Además se presentaron detalles en la escala de observación de los individuos que permiten la posibilidad de posteriores evaluaciones.
De la metáfora explicativa, a la metáfora superada, se dio la autoreflexibilidad, y con ella la posibilidad de un lenguaje que producto de la conciencia, la cual comprendimos como la duplicidad superada, en la identidad que contiene (lo aparencial y lo esencial, lo subjetivo y lo objetivo), como un acto de entendimiento, a partir del movimiento de un “para sí” e un “en sí”, que no es otra cosa que la intuición, no como necesidad sino como posibilidad. En tal sentido: “Cada síntesis de la razón y su correspondiente intuición – que están ambas unidas en la especulación – está, como identidad de la conciencia y la inconsciencia para sí, en lo absoluto e infinito”[31].
Desde el punto de vista de la conciencia discursiva se observó en el primero, tercero y cuarto actor una superación de la barrera en el sentido que siendo la experiencia anterior a la capacidad de expresarla se apeló a la metáfora para explicar el fenómeno, y el proceso por medio del cual éste se llevó a cabo fue un camino que condujo de lo universal a lo particular, es decir, la apelación a lo comúnmente conocido para explicar un fenómeno particular. Por otra parte, se observó que en el primer y segundo actor se presentaron, en parte, este fenómeno con la particularidad que la metáfora estuvo determinada por constructos teóricos que le permitieron al actor explicar el fenómeno acaecido desde su visión del mundo.
La auto-referencia, la autosemejanza y la situación autopoietica, presentes en esta autorreflexión, demostraron cibernética de segundo orden. También se puede afirmar que hubo fractalidad o dicho desde la perspectiva hegeliana se presentó una tautología en “el todo” y en cada una de las partes. De la muestra también se puede extraer otros elementos en el proceso “en sí” y de la manera como éste fue presentado por los individuos, específicamente, de la unidad de la contradicción se puede expresar que se mantuvo un equilibrio en la simultaneidad de los procesos. Este equilibrio, que muestra la solución al problema de auto-permanencia, Sarnovsky le da el nombre metafórico de “control”[32]. Pero este control desde la perspectiva hegeliana es el proceso que va de lo abstracto a lo concreto.
El problema ahora es entender ese camino de lo abstracto a lo concreto o entender la expresión “control”, por que el este control entendido desde una primera aproximación refiere a un quien, no a un que. Pero como la expresión “control” indica un nombre para referir un proceso al igual que las palabras mencionadas en el cuadro anterior, tanto las palabras, como lo que querían significar, así como la propia comprensión de lo nuevo, de lo dado, más allá de la propia experiencia es lo que nos fue pertinente analizar.
3.- JUEGOS DEL LENGUAJE, INTUICIÓN Y METÁFORA.
A partir del volcamiento, el cual se experimentó epistemológicamente como una “experiencia viviente del sentido”, y metodológicamente, como una apertura, de una comprensión radical de lo social (de lo cual somos parte) quedo sin sentido el esquema objeto – sujeto el cual fue sustituido por una relación entre el todo y las partes, donde el todo es mayor que las partes, pero donde las partes contienen el todo. La realidad que hemos entendido es que somos nosotros en otredad, la cual se nos da en dudas, certezas y síntesis. La síntesis sólo es posible a través del lenguaje, que expresa nuestro pensamiento que se ha dado de forma intuitiva. Esto nos conduce a resolver un problema ya señalado magistralmente por Wittgenstein: “EL lenguaje disfraza el pensamiento. Y de un modo tal, en efecto, que de la forma externa al ropaje no puede deducirse la forma del pensamiento disfrazado; porque la forma externa del ropaje está construido de cara a objetivos totalmente distintos que el de permitir reconocer la forma del cuerpo”[33].
Es importante destacar que este autor también entiende la imposibilidad de un “idioma privado”. Esta imposibilidad nace en el hecho que la aprehensión del mundo externo, no es un acto aislado, de ser así sólo se percibiría lo aparencial. La revelación del mundo, viene dada por la otredad, que permite superar lo aparencial, contingente y temporal, y postular lo esencial, en tal sentido el lenguaje es una herramienta para construir el mundo, dentro de un continuo.
El Wittgenstein de las investigaciones no creía que las cuestiones filosóficas no tuvieran significación, de ser así carecerían del poder de embrujamiento que han tenido en el hombre, tampoco las reducía a cuestiones lingüísticas. Podemos decir entonces que si bien es cierto que las cuestiones filosóficas “emergen del lenguaje”, los problemas subyacentes en la filosofía tienden a confundirse con el lenguaje expresado en palabras, pero esto es aparente, porque el problema realmente radica en las realidades que nos sumen en confusión por no saber tratarlas adecuadamente, y en vez de develárnosla con la palabra la ocultamos aún más, por ello el problema filosófico es como usamos el lenguaje y no el lenguaje en sí. Por ello, de una manera más especifica, lo que se ha planteado es determinar de lo que es dicho, lo que no ha sido disfrazado de manera consciente o inconsciente.
El lenguaje funciona en sus usos, no hay que preguntar por las significaciones, hay que preguntar por los usos, pero estos usos son múltiples, como múltiples son los lenguajes, y éstos a su vez son dinámicos dado que son formas de vida en tanto que son “juegos del lenguaje” y en estas variaciones el lenguaje: describe, pregunta, indaga, consuela, manda, entre tantas; esto queda ilustrado por Wittgenstein cuando dice “que no hay una función del lenguaje, como no hay una función de una caja de herramientas”, tampoco hay innumerables clases de expresiones y modos de usar las palabras, incluyendo las mismas palabras, lo único que hay son similaridades, aires de familia, que se combinan, intercambian y se entrecruzan.
Aproximación a una propuesta: el eterno advenimiento[34]
Nuestro trabajo debe entenderse no como una conclusión, sino como una introducción del proceso, no como un medio, sino una mediación entre el ser y el concepto y el postulado de la razón, y que la temporalidad e historicidad son parte del todo y “sólo son comienzo o continuación de una existencia total y unificada de lo real en tanto resultado tendencial. De allí la necesidad real y no solo formal de auto negarse en acción y conciencia como fijos al entrar en intercambio equivalente, a objeto de cubrir sus deficiencias particulares y específicas”[35].
Krieger, apunta que el análisis de la comunicación en las ciencias sociales no debe basarse en las hipótesis y procedimientos de comprobación, la unidad de los contrarios demanda una identidad y esta se construye por mecanismos comunicativos, de proclamación, iniciación, representación ritual, repetición narrativa y exclusión/inclusión, porque los sistemas de la semiótica surgen y se organizan a través de su tipo de autoreferencia (contexto de sentido). Entonces la pregunta no es sobre el proceso sino sobre el inicio del proceso (la necesidad) de que existan redes de comunicación.
La metodología del autor–red, parte del siguiente principio: la comunicación es construcción operacional de identidad, es constante (advenimiento), por lo tanto la imparcialidad analítica (agnosticismo general) analiza las redes donde se mueve el autor en tres categorías básicas: Interessement, Translation, Enrolment. Con esas tres categorías básicas se hace posible describir y analizar la emergencia de redes de comunicación más precisas, y vienen a ser los del discurso límite.
Utilizamos la siguiente metodología para la investigación empírica: el actor – participante que cambia constantemente al de observador – participante, que observa el proceso donde esta implícito, para explicitarlo (comunicarlo) como una posibilidad de conciencia ciencia, donde la necesidad es fundamentada por el proceso, proceso que a su vez es entendido como intuición, el movimiento en una lógica dialéctica, es el impulso (necesidad – intuición) de la superación.
La puesta en práctica de este enfoque metodológico, ameritaba para dar un primer paso hacía la superación del momento inicial, un proceso de selección[36] que implicaba: ¿Qué hacer?. Esto nos ubicaba en la búsqueda de cierto equilibrio, que se caracteriza por sobrellevar las interferencias o asechanzas del entorno que le sirve de contexto. En tal sentido nos avocamos a la reconceptualización sistemática de los problemas y marcos categoríales de la cibernética del tercer orden[37] en dos vías: Epistemológicamente[38] dándole un sentido de identidad (como un sistema), estructurado socialmente a partir de nuestras temporalidades y metodológicamente[39] a partir de discusiones que no buscaban imponer, sino comprender la otredad, con la finalidad de poder comunicar nuestra experiencia con otras otredades, entendiéndonos nosotros como (sistema = otredad) no como individuos, a través de las siguientes tareas:
a.- Para la unificación del marco categorial bajo los contenidos de la cibernética de segundo orden, utilizamos la siguiente dinámica: cuatro de los integrantes del grupo, realizamos un ejercicio de memoria, en cuanto la forma en que se percibió de manera particular el inicio del proceso tanto epistemológico como metodológico. Al quinto integrante le correspondió buscar en las particularidades las similitudes (o puntos de confluencia) que permitan una interpretación del proceso como totalidad[40]. Para ello se empleó un análisis de los discursos buscando metáforas (que pudieran estar siendo utilizadas con un sentido de significación aceptable como intuiciones lingüísticas, dado que se admiten como producidas por el proceso (contexto) e interpretadas dentro del mismo[41].
b.- Se hizo una evaluación de la carga metafórica en cada integrante del grupo y al grupo como totalidad, para determinar cómo fue el proceso de construcción de identidades. En una primera instancia se puede afirmar que en metáforas diferentes hay similitudes en los significados debido al hecho que hace referencia a un mismo proceso. Estas metáforas, en la medida en que fueron entendidas por los otros actores dejaron de ser metáforas individuales para ser metáforas compartidas si es posible utilizar esta expresión. De acuerdo a Habermas hubo un criterio compartido y un consenso en un contexto de producción de nuevos conocimientos. En otras palabras, de una noción lineal del límite del significado metafórico se pasó a una noción espacial donde un significado pasó a tener diferentes maneras de ser referido. Estas metáforas compartidas, en cierta manera pasaron a contenerse unas a otras y a coexistir unas con otras y la manera en que lo hicieron fue mediante un proceso continuo de auto-ajustamiento individual y colectivo, en otras palabras, mediante un proceso de superación de las contradicciones allí presentes, de la unidad de los opuestos. Este auto-ajustamiento se indujo dentro del grupo (mediante un proceso que contuvo: inclusión/exclusión, iniciativa, iniciación, representaciones rituales y proclamación) y es lo que permitió afirmar la existencia del grupo. De igual forma, este auto-ajustamiento puede ser entendido como un proceso mediante el cual lo postulado por la razón se hizo uno con la unilateralidad de la obra de la reflexión[42]. Esta unicidad es definida por Hegel como intuición. La superación de la metáfora individual en la metáfora colectiva, puede ser denominada también según krieger, como un proceso de construcción de una nueva identidad.
Es importante resaltar que este proceso particular viene a ser el entendimiento reflexivo, (I y II momento) que separa sujeto – objeto (cartesianamente) y constituye lo aparencial en todo fenómeno sensible, donde lo esencial es sustituido por lo singular y contingente, sin embargo, esto es el primer momento, el cual es superado intuitivamente, con otra forma de la conciencia[43], la cual acepta tanto una necesidad externa, como interna en la producción de un saber social, que ciertamente no niega los saberes particulares, pero reconoce que ellos cercenan el saber.
Realizar esta actividad, nos permitió redimensionar nuestro propio proceso dialéctico y ubicarnos en el saber que busca epistemológicamente acceder a la “cosa en sí” en lo complejo (III y IV momento) a partir de la unidad de los contrarios, el cual llamamos volcamiento, pues se esta desplegando de forma intuitiva (pues no existe otra) la conciencia social real (el desarrollo del ser social en sí)
Este segundo momento, es el inicio del tercer paso y nos descubre como ser (abstracto – concreto) que no es otra cosa que un contexto de sentido que busca la totalidad la cual no es posible ser entendida sino a partir de la complejidad que se expresó en las relaciones dentro del grupo como una condición que debe “adquirir la capacidad de auto determinarse en su necesidad como sistema de determinaciones del pensamiento que constituye la lógica objetiva”[44], no por los individuos que la conforman[45], sino en la relación que se dan entre los mismos. Es un sistema dinámico y por lo tanto abierto, pero con un orden y una estructura que le permiten su preservación. Como decía Timeo “Así que todos los términos pasan a ser lo mismo entre sí, y, por ser lo mismo, todo resultara uno”, a lo cual agrega García Bacca “No hay, pues, algo que sea, esencialmente, primero, extremo, medio; primero puede ser extremo, extremo de primero y extremo. Todos hacen de vínculos de unión, y, por ello, dan un todo” que se garantiza por no alcanzar el equilibrio, pues de darse esto se convierte en estático (una especie de nirvana), donde la contradicción no tiene cabida y por lo tanto la escisión necesaria deja de tener sentido porque la misma la hemos entendido como la superación de la oposición, pero esta superación no es la negación de nosotros como individuos, sino que nos contiene en las posibilidades de unión y nos recrea en las imposibilidades de unión.
La dirección epistemológica puesta en práctica (como una forma de conciencia que constituye el pensamiento científico)[46], es el de la conciencia relativa pues se supera constantemente. Esta superación en cuanto a contenido la hemos trabajado con los conceptos básicos de la cibernética de tercer orden, bajo un contexto wittgensteniano del lenguaje, y el de la conciencia social real bajo los criterios de la temporalidad manejada por Anthony Giddens. De igual forma se tomó en consideración la expresión de Krieger, que cualquier juego, cuando las reglas se disputan, uno deja de jugar el juego y habla de las reglas.
Con esto se buscó contener al ser social, dentro del concepto, como una necesidad que impulsa al movimiento dentro de una lógica de la mediación[47]. Este tercer momento se caracteriza no por la exclusividad del entorno como fuente de interferencia, sino que nos definimos como sistema precisamente por la relación con él[48] “todo producto del ser social, por más material que éste sea, es al mismo tiempo relación social y, por tanto pensamiento social” (Briceño, p.63)[49].
Ya en una parte de este trabajo se hizo mención a que el retorno de la universalidad a la particularidad es una de las maneras en que se presenta la intuición y que esta se hizo manifiesta cuando se superaron las barreras de la conciencia discursiva mediante la creación, mediante el uso de metáforas que permitieron explicar lo particular en lo universal[50]. O sea que, en la sensibilidad para aprehender el proceso en que se estuvo inmerso y en la capacidad para expresarlo se produjo un viaje de lo universal a lo particular y de lo particular a lo universal y la mediación se produjo en el acto creativo, y en ella estuvo en juego la palabra[51]. En este sentido, Heidegger expresó “Allí donde dicho traer delante trae expresamente la apertura de lo ente, es decir, la verdad, lo traído delante sería una obra. Semejante modo de traer delante es el crear. En tanto que modo de traer, es más bien un recibir y tomar dentro de la relación con el desocultamiento...”.
El haber traído adelante mediante metáforas[52] para explicar el proceso en que nos vimos inmersos nos permitió usar la expresión “creación” como proceso. Pero el proceso de creación de por si representa una primera vez que está determinada por un contexto. En este sentido Heidegger apunta que “en la medida que el lenguaje nombra por primera vez a lo ente, es ese nombrar el que hace acceder lo ente a la palabra y la manifestación. Este nombrar nombra a lo ente a su ser a partir del ser”.
De igual forma este autor expresa que: “Para ver esto sólo es necesario comprender correctamente el concepto de lenguaje. El lenguaje no es sólo ni en primer lugar una expresión verbal y escrita de lo que ha de ser comunicado. El lenguaje no se limita a conducir hacia delante en palabras y frases lo revelado y lo oculto, eso que se ha querido decir: el lenguaje es el primero que consigue llevar a decir lo abierto a lo ente en tanto que ente”.
La palabra conlleva entonces la creación y la significación es el puente entre el sujeto y lo que para él es relevante o útil. Pero, la expresión en tanto que expresión es un instrumento, un medio que permite un “para”. Este “para”, el fin, es lo que es significativo. En este sentido, la expresión oral o escrita son instrumentos para alcanzar un fin: ser-en-el-mundo. No obstante, a pesar de ser instrumento, también la palabra es un fin puesto que mediante la comunicación se es y se está, y este ser-estar, plantea una reflexión sobre si mismo en tanto ser-en-el-mundo y en tanto ser-con-los-otros. Esta reflexión representa la necesidad de descubrir, de desvelar la expresión, pero haciendo de este hacer el camino, la expresión, el proceso para desocultarse a si y al mundo.
La palabra es un medio y un fin. Es medio en tanto que desocultador, de portador, de llevar lo inexplicable a lo más o menos explicable. Es fin porque para desocultar, la palabra también tiene que ser desocultada y tomada para significar y ser significante, y en este acto creativo, como una totalidad, es la que permite ajustar lo que es significativo, lo que es posible.
Desde una perspectiva hegeliana, lo traído delante es la superación de la contradicción entre el ser y la conciencia mediante la unión de estas con algún postulado de la razón. Pero esto traído contiene también otra superación: la de hacer significativo mediante la expresión lo traído delante mediante un proceso de ajustamiento de lo universal a lo particular para hacer significativo el fenómeno. Consecuentemente, en la intuición están presentes dos procesos: el proceso de desocultar la expresión y ajustarla a aquello que es desocultado para hacer de este desocultamiento un hecho relevante en si, para si y para los otros y el proceso de desocultar el ente en la unicidad de la razón y la reflexión.
Todo este proceso intuitivo que nos ha permitido llegar hasta aquí, es lo que nos ha permitido reflexionar sobre la intuición como un proceso donde se contuvieron y se superaron lo particular y lo general, lo objetivo y lo subjetivo, lo limitado y lo ilimitado, el ser y la conciencia, lo empírico y lo razonable y el tiempo en sentido físico y metafísico. Consecuentemente, la metáfora fue el medio sobre el cual orbitó todo este proceso y dejará de serla cuando de proceso pase a ser producto, es decir cuando pase a ser referida por otro observador.
En el proceso en que se estuvo inmerso fuimos observadores y observados en una formación (bildung) donde la escisión (necesaria) y la necesidad estuvieron contenidas en todo el recorrido. El valor como efecto del proceso de la razón es al final de cuentas el motor que nos permitió llegar hasta el presente momento y es quizás el motor de todo proceso.
4.- BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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BRICEÑO, M. Á. Hegel y el Pensamiento Actual. Caracas. UCV. Cuadernos de Postgrado # 1. FHE. 1992. 108 p.
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LARES, I et alii. Una Aproximación a la Epistemología Social desde la Perspectiva de los Imaginarios Sociales. Caracas. UCV. 2004. Cátedra de Problemas Epistemológicos de las Ciencias Sociales. Profesor: Miguel Ángel Briceño. 46 p.
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MARTÍNEZ, M. El paradigma emergente, Ed. Trillas, México, 2002.
SARNOVSKY, J. Hegel and Complexity. www.marxist.org/reference/archive/hegel/index.htm.
THOMPSON KLEIN, J. Notes Toward a social epistemology of transdiciplinarity. 1996.
WITTGENSTEIN, L. Tractatus Lógico-philosophicus
WITTGENSTEIN, L. Investigaciones Filosóficas.
[1] Partimos de la conceptualización de Hegel de “la razón de ser”, la cual expone en los siguientes términos “es la unidad de la identidad y de la diferencia, la verdad de lo que se ha producido como diferencia e identidad. Es la reflexión sobre sí que es también reflexión sobre otro que sí y recíprocamente. Es la esencia puesta como totalidad” Lógica, p.202; nos remitimos a la razón de ser para poder comprender en su justa dimensión la definición hegeliana de realidad esencial como “es la unidad inmediata de la esencia y de la existencia, o de lo interno y lo externo. La manifestación de lo real es lo real mismo, de tal modo que éste guarda su naturaleza esencial en su manifestación, y que no posee esta naturaleza sino en tanto que está colocado en la existencia inmediata exterior” Idem p.235)
[2] En ese momento manteníamos fuertemente nuestra identidad, pero entendida fenomenologicamente, para aclarar mejor que llamamos identidad, nos valdremos de la siguiente cita “En la esencia, la relación consigo toma la forma de la identidad, de la reflexión sobre sí. Esta ha reemplazado a la inmediatividad del ser. Ambas constituyen los mismos momentos abstractos de la relación consigo. La sensibilidad no ve en toda cosa limitada y finita sino el ser. Esta ausencia de verdadero pensamiento en la sensibilidad, deviene aquí terquedad del entendimiento que no quiere ver aquí sino el ser idéntico consigo, el ser que no encierra en sí mismo la contradicción ” Idem p.189)
[3] Goldman, A. Social Epistemology. http://plato.stanford.edu/entries/epistemology-social
[4] Entendido como la “vuelta a sí mismo”
[5] Thompson Klein, J (1996). Notes Toward a social epislemology of transdiciplinarity
[6] Las demarcaciones tienen el poder para ser las barreras divisivas, pero ellas también son las membranas permeables.
[7] Este volcamiento, sólo puede y debe ser entendido como el proceso de intercambio social, el cual experimentamos durante el transcurso de la investigación.
[8] Anthony Giddens expresó que la conciencia discursiva connota las formas de recordación que un actor es capaz de recordar verbalmente. Por otra parte este autor afirma que lo inconsciente designa modos de recordación a los que el actor no tiene acceso directo porque está presente una “barrera negativa de algún tipo que inhibe su integración inmediata al registro reflexivo de la conducta y más en particular a una conciencia discursiva”. Los orígenes de esta barrera son esencialmente: Las experiencias son anteriores a la capacidad discursiva y/o el inconsciente contiene represiones que inhiben la formulación discursiva.
[9] Esta parte fue realizada por Guadalupe Llanes
[10] Citado por Lyotard en: La condición postmoderna, Ed. Cátedra, Madrid, 1989.
[11] Martínez, Miguel, El paradigma emergente, Ed. Trillas, México, 2002.
[12] Citado por Heisenberg en: Diálogos sobre la física atómica, Ed. BAC, Madrid, 1975.
[13] Esta parte fue desarrollada por Pedro Corros.
[14] Esto fue lo hallado:
Perspectiva: aspecto que presentan los objetos vistos a distancia o considerados como un todo en relación al lugar donde se miran.
Enfoque: consiste en analizar un asunto para adquirir una visión clara del mismo y resolverlo acertadamente.
Punto de vista: es la manera de considerar algo.
Cosmovisión: es el modo de concebir e interpretar el mundo.
[15] Una distinción tiene siempre dos partes: Una frontera que hace posible diferenciar las partes y pasar de una a otra y el sentido que tiene la separación de las partes y su marcaje; la cual, por la forma de la distinción obliga al observador a salir de una parte de lo distinguido.
[16] Por subjetivismo se entiende no saber afrontar los problemas objetivamente, es decir, incapacidad de trascender el enfoque personal idealista para asumirlos desde el punto de vista materialista.
Por unilateralidad se concibe no saber abordar los problemas en todas sus facetas.
Por superficialidad se admite el no considerar ni las características de la contradicción en su conjunto, ni las características de cada uno de sus aspectos; esto es, no reconocer la necesidad de ir al fondo de las cosas para estudiar minuciosamente las características de la contradicción sino limitarse a mirar de lejos y, después de un vistazo a los contornos generales de la contradicción, tratar inmediatamente de resolverla (responder a una pregunta, zanjar una disputa o manejar un asunto).
La ley de la contradicción en las cosas, es decir, la ley de la unidad de los contrarios es la ley fundamental de la dialéctica materialista. La dialéctica, sensu strictu, es el estudio de la contradicción en la esencia misma de las cosas. Ella existe en el proceso de desarrollo de éstas y el movimiento de los contrarios aparece desde el principio al fin del desarrollo de las cosas.
Engels lo explicó así: “ (...) la vida consiste, precisamente, en que un ser es en cada instante el mismo y a la vez otro; al cesar la contradicción cesa la vida y sobreviene la muerte” (Anti-Düring, Primera Sección, Capítulo XII, “Dialéctica, Cantidad y Calidad”.
[17] Ceder, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) significa: “Dar, transferir, traspasar. Disminuir o cesar la resistencia de una cosa o persona”. Y eso fue lo que justamente sucedió conmigo y con mis condiscípulos.
[18] Mi abordaje del tema para el trabajo de Epistemología Social fue el siguiente:
El tema seleccionado por mí como aporte para el trabajo semestral fue el conflicto cultural, es decir, la superación dialéctica de la contradicción planteada entre lo global y lo local.
Aparte de la documentación pertinente que supuso la investigación del mismo, centré mi reflexión en un aspecto fundamental, clásico en filosofía, particularmente en Lógica: la relación entre los conceptos universal y particular y su respectiva síntesis.
En el problema de estudio que me planteé el concepto universal se hallaba representado en “lo global” (o globalización) y el particular se encontraba significado en “lo local”, alcanzando la superación de la contradicción entre ambos en el término “hibridización”.
Para llegar a ello, tuve que redefinir lo universal y lo particular y proponer a través de la hibridización un nuevo camino de aproximación a la diversidad cultural.
Al término de mi respectiva parte del trabajo pude constatar que lo particular y lo universal están unidos, y no sólo la particularidad sino también la universalidad de la contradicción son inherentes a toda cosa: la universalidad reside en la particularidad (ahora sé que se trata del concepto de fractalidad)[18]; por ello, al estudiar una cosa determinada (en mi caso el conflicto cultural) debemos tratar de descubrir estos dos lados y su interconexión; lo particular y lo universal dentro de la cosa misma y su interconexión, y de descubrir las interconexiones entre dicha cosa y las numerosas cosas exteriores a ella.
La relación entre la universalidad y la particularidad de la contradicción es la correspondencia entre el carácter general y el carácter individual de la contradicción. Por carácter general de ésta entendemos que ella existe en todos los procesos y los recorre de principio a fin: movimiento, cosas, procesos, y pensamiento; todo es contradicción. Negarla es negarlo todo.
Esta es un verdad universal para todos los tiempos y países, sin excepción. Tal es el carácter general (absoluto) de la contradicción. Sin embargo, lo general está contenido en todo ser individual (fractalidad): sin carácter individual no puede haber carácter general (es preciso recalcarlo aunque parezca la verdad de Perogrullo). Si todo lo individual fuera excluido ... ¿qué sería de lo general? Cada contradicción es particular y de ahí lo individual.
Lo individual existe condicional y temporalmente (contingentemente) y es, por lo tanto, relativo.
Esta evidencia referente a lo general y a lo individual, a lo absoluto y a lo relativo es la quintaesencia del problema de la contradicción en las cosas; no comprenderla equivale a abandonar la dialéctica.
Para mayores detalles acerca de este proceso, confrontar la parte dedicada al Conflicto Cultural en el Trabajo de Epistemología Social.
[19] Cfr. Tesis XI de Marx Sobre Feuerbach
[20] Esta parte fue desarrollada por Edgar Enrique Blanco Carrero.
[21] Esta parte fue desarrollada por Ingrid Lares.
[22] Partimos de un problema, pero el problema debió estar previamente sometido a los criterios de demarcación propios del mundo de la ciencia
[23] “las interacciones de la unidad autopoiética con su entorno no están determinadas por las constituyentes físicos (que pueden cambiar de un momento a otro sin alterar el carácter de las interacciones de la unidad con su entorno) sino por la organización del organismo: a esto se le llama determinación estructural”
[24] Cuando hay patrones de interacción recurrentes o repetitivos (constituyendo perturbaciones mutuas), entre una unidad autopoiética y otra o entre una unidad autopoiética y su entorno, entonces decimos que se da un acoplamiento estructural.
[25] El método es la lógica interna del propio Ser, que es lo existente, es su automovimiento hacía su propio desarrollo; y ese método que va construyendo lo real, es el que, a su vez, va construyendo en el pensamiento la conciencia científica o lo real captado en pensamientos; y esto pertenece al propio tratado del desarrollo del Ser. No es pues, una simple definición y clasificación de la materia social, hecha por un investigador en base a lo que puede tener a su alrededor, un acto de separación e insistencia en aquellas separaciones logradas; es más bien la culminación del proceso de la razón, superando esas determinaciones mediante su negación.
[26] Idem, p. 66
[27] “Nada hay en el cielo, en la naturaleza, en el espíritu o donde sea, que no contenga al mismo tiempo la inmediatez y la inmediación, de tal manera que estas determinaciones se presentan unidas e inseparables” idem, p. 77
[28]La interdisciplinariedad podemos definirla como una desafiante tarea de interacción de y entre las competencias específicas de las diferentes disciplinas del saber, involucrando sus niveles epistemológicos y ontológicos. Ello no significa solapamiento, yuxtaposición, cooperación, transmisión ni préstamo disciplinar. Más bien se trata de un acercamiento a un determinado problema o tema mediante la unión oportuna, sistemática y global de los intersticios entre los saberes de las fragmentaciones disciplinares.
[29]En sentido, es como la transdisciplinariedad operaría: las relaciones entre las disciplinas generarían conceptos novedosos y soluciones inéditas a viejos problemas del conocimiento, en relación a las producciones epistemológicas de las disciplinas consideradas en forma aislada. Y estas, son la mismo tiempo, “las cualidades fenomenológicas del sistema” (Morin, 1999:134).
[30] Por metáfora explicativa se entiende aquí como la manera en que es captada la realidad.
[31] Briceño, p. 135
[32] Este autor expresa que: “The control may be this mystical element which is bridge between whole and ist parts”.
[33] Wittgenstein. Tractatus Lógico-Filosófico p.49
[34] “En principio, lo social y su conciencia, como punto de partida, aún no es. Es sólo la unidad diferenciada de ser y no ser lo social. Lo cual perdurará hasta ser completo desarrollo que, dicho sea de paso, aún no es ni será completamente” (Idem p. 80)
[35] Idem, p.68
[36] Selección: La información, una forma comunicativa y la aceptación.
[37] “The question of how the theory of self – organization can be operationalized for social science research, specifically for the analysis of information production, distribution and application networks” (Krieger, p.1), The operations of a semiotic system consist in making something meaningful. In order to make something meaningful in must be given a name, a designation, a signification, that is, it must be taken up into semiotic coding. The elements of a semiotic system are therefore signs (in the full sense of the word that includes pragmatics!). This is why meaning systems are semiotic systems, for semiotics is the science of signs, designations, names. A semiotic system can refer its operations of designating to itself only if it designates itself. (idem p. 5)
[38] El fundamento epistemológico al que nos acogemos, es que las realidades no están compuestas de agregados de elementos, forman totalidades organizadas con fuerte interacción, y su estudio y comprensión requiere la captación de esa dinámica interna que la caracteriza.
[39] La interacción de muchas variables, de organización, de regulación, de elección de procedimientos.
[40] “Toda vez que un observador describe las conductas de interacción entre organismos como si el significado que él asume que ellas tienen para los participantes determinase el curso de tales interacciones, el observador hace una descripción en términos semánticos” (Barandiaran, Resumen y comentarios. P, 13)
[41] Lo que interpretamos como recursividad viene a ser las estructuras metafóricas. Estas son ilimitadas dentro de su contenido de significatividad, pero enmarcadas o constreñidas dentro de la aceptabilidad de la comprensión particular referida a una totalidad.
[42] El profesor Briceño expresó que “el acto de reflexión – sola- es deficiente porque sólo pone en contraposición al ser y a la conciencia” y ello genera una circularidad determinada por el entendimiento..
[43] Debemos aclara que incluimos este término, dentro de lo que Hegel entiende por dialéctica, y no como una cosa o entidad psíquica.
[44] Hegel Lógica en Briceño. Idem p. 76
[45] Somos construcciones del sistema, porque existe una identidad (antológicamente) y nos debemos es a la comunicación.
[46] La conciencia científica, es la negación del pensamiento en su particularidad… afirmándose en su generalidad – por equivalente – intercambiable en el curso incesante de la producción teórica.
[47] Entendida como un elemento fundamental dentro de la “constituido por la unidad (del ser y del concepto) y a la consecuente inseparabilidad de sus determinaciones (diferenciadas) o a que la unidad está fundamentada en esas diferencias, entonces debe haber relación entre ellas” Hegel, citado en Briceño p.66
[48] Los actores despliegan las reglas en el curso de la interacción, pero al mismo tiempo esa interacción reformula por si misma las reglas.
[49] Al respecto Krieger señala “For the purpose of Operationalizing self – organization theory for social science research I Hill focus on the concept of self – referents” Idem.
[50] “La escisión entre la vivacidad del espíritu en su generalidad y su parte no libre, …constituye la necesidad de la filosofía, y por ende de cada filosofar en particular” (Briceño p 26). Pero hay que aclarar que la necesidad es fundamento de la creatividad no de la filosofía debido a que la filosofía la contiene a ambos.
[51] El lenguaje es, según Hegel, “el único puente de comunicación con el polo del mundo sensible” (Briceño, p 17)
[52] La expresión “metáfora” es usada aquí como “traslación”, como la palabra que expresa “lo traído delante”, “lo que es llevado hasta” frente a nosotros.
Consiliencia
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