UNA AMPLIACIÓN DE LO CONTENIDO EN ESTE ESCRITO SE ENCUENTRA EN EL LIBRO: "HISTORIA DE LA MARINA DE GUERRA DE VENEZUELA DE INICIOS DEL SIGLO XX: VIDA Y LEGADO DE RAMÓN DÍAZ"
El concepto de PODER NAVAL en Venezuela al parecer vio luz de la mano del entonces Teniente de Navío Ramón Díaz en el año 1908[1]. Para este marino, PODER NAVAL era sinónimo de Marina de Guerra, pero la expresión poder naval es una elaboración posterior de una discusión iniciada por el marino estadounidense Alfred T. Mahan después de la publicación de su principal obra Influencia del poder en el mar en la historia. Esta discusión se produjo porque en el texto de Mahan no se definió qué era lo civil y que era lo militar dentro de las fuentes de ese poder en el mar. Según Till los teóricos de la Marina Imperial alemana fueron los que acuñaron los conceptos de poder marítimo para referirse a lo “civil” y poder naval para referirse a lo “militar” en el mar[2].
Lo interesante a destacar aquí fue que ese
concepto de PODER NAVAL apareció entre finales del siglo XIX y principios del
siglo XX cuando la Alemania del segundo Reich se abocó a una carrera para
desarrollar su marina de guerra para poder asegurar su comercio marítimo y este
concepto fue usado por un venezolano tan pronto como este salió a la luz en
Europa con una intencionalidad político-estratégica.
Ramón Díaz en su ensayo conecta varias
ideas para poder dar sustento a la necesidad de desarrollar el PODER NAVAL
venezolano. Estas son las siguientes: 1.-) una justificación geo-económica a
partir de la propuesta mahaniana[3],
2.-) una justificación republicana y de relaciones internacionales basada no
sólo en la experiencia del bloqueo anglo-germano-italiano ocurrido tan sólo
cinco años atrás, también de cómo el Japón, que sufrió una experiencia similar,
pudo desarrollar su capacidad militar en el mar, y pudo asumir una posición de
igualdad en el concierto de naciones luego de derrotar a los rusos en el
extremo oriente, 3.-) unas ideas de modernidad y de civilización basadas en lo
que por ellas era entendido en una época signada por el liberalismo y el
imperialismo[4]
y 4.-) la serie de medidas adoptadas por Cipriano Castro para el desarrollo del
PODER NAVAL destacándose entre otras la aprobación de un Código de Marina que
en la práctica rescató las reales ordenanzas navales españolas de la época
anterior a la guerra de independencia.
A partir de estas cuatro ideas
generales se podría analizar este acontecimiento del pensamiento[5]
que le permitió a este pensador naval justificar la necesidad de desarrollar
una marina de guerra. Para ello se hace necesario tener presente la época en
que fue concebido y en ello se observa lo siguiente: trazos páticos, es decir, el hecho del autor de haber pensado por sí
mismo para forzar a pensar sobre algo determinado, trazos relacionales, con respecto al impacto de lo pensado en
relación con otras necesidades del momento que pudieron haber generado fricción
por su contenido, trazos dinámicos
por el hecho de haberse deslizado sobre una visión del mundo proponiendo nuevas
ideas, trazos normativos en la medida
en que se trata de enfrentar lo que se considera bueno o malo y trazos existenciales en la medida en que
ese pensamiento pudo o no inventar nuevas posibilidades de vida.
Teniendo presente estos trazos hay que
considerar que las ideas que le permiten a Díaz conceptuar el PODER NAVAL
estaban contextualizadas en un marco signado por la estrecha relación entre
Cipriano Castro y el Comandante de la Armada de ese entonces Román Delgado
Chalbaud. Esta relación, que ha sido destacada por Bracho[6],
se caracterizó por una serie de intrigas que se tejieron en el país para romperla
afectando la implantación de medidas tendientes a generar una capacidad
marítima y hacer del país una república soberana. Bajo esta premisa, la obra de
Díaz se presenta como una exhortación estructurada que pivotea a partir de los
halagos a un presidente de la república[7]
que no está en ejercicio de su cargo y que sería definitivamente depuesto diez meses
después para conminar a la sociedad venezolana para que se integre al
desarrollo de la defensa naval en momentos en que una parte del país estaba
siguiendo otro camino distinto a las iniciativas que comenzaron a sentar las
bases de un PODER NAVAL venezolano. Pero esta exhortación la hace desechando en
parte los conceptos geoeconómicos que estaban subyacentes en las reales
ordenanzas navales que fueron rescatados en el código de marina de Castro al
introducir ideas de carácter mahaniano.
Las reales ordenanzas navales de Carlos
III y Carlos IV fueron unos dispositivos concebidos para aplicar la ley en los
mares adyacentes a los territorios españoles de ultramar en época de paz y en
época de guerra. Los destinatarios de estas ordenanzas fueron las entidades
administrativas coloniales que habían logrado una capacidad de autodefenderse[8].
Aplicar la ley en el mar en los dominios españoles significaba en cierta forma:
1.-) mantener una actividad económica regulada por la visión monopólica de la corona
española y un comercio restringido a España y a los virreinatos de la Nueva
España y Nueva Granada y 2.-) reprimir el contrabando inglés, holandés y
francés en nuestras aguas. Así pues, rescatar estas ordenanzas en un código
implicaba poseer una estructura similar a la colonial española en términos
político-administrativos, pero esa no era la realidad del año 1903. En el año
1903, o mejor dicho desde el año 1811, el país comenzó a adoptar el liberalismo económico y esta visión del mundo
en el país entró en crisis por las guerras civiles que asolaron a Venezuela sobre
todo a finales del siglo XIX. Si se observa las justificaciones europeas para
bloquear nuestras costas a principios del siglo XX lo económico estaba presente en términos de deudas no pagadas,
reparaciones por daños a la actividad económica extranjera en el país y otros
problemas colaterales relacionados con territorio y uso de vías fluviales de
comunicación que indicaban una ruptura de principios liberales relacionados con
la confianza que debe existir para el comercio y el marco en que esta confianza
debería producirse es decir, un laissez
faire, un dejar hacer. En este contexto Díaz alaba a un presidente ausente
e introduce un concepto que en cierta forma es afín al código de marina pero para
que se haga efectivo se requiere de un cambio de la estructura del Estado[9].
Partiendo de esta premisa, se plantea
la necesidad de: Analizar el impacto de
la introducción del concepto de PODER NAVAL teniendo presente la estructura del
estado venezolano de la era castrista y gomecista. Para ello se haría
necesario lo siguiente:
·
Estudiar la vida y obra de Ramón Díaz para
entender como el liberalismo y el mahanismo fueron usados para introducir una
propuesta de cambio político[10].
·
Analizar la obra PODER NAVAL de Ramón Díaz
como un acontecimiento del pensamiento.
·
Analizar comparativamente el código de
marina castrista con las ideas en boga sobre poder marítimo y poder naval.
·
Analizar la relación liberalismo y en
cierta medida proteccionismo que prevaleció en las relaciones internacionales
de esa época.
Esta estrategia de investigación podría
ayudar no sólo a determinar la vigencia del pensamiento de Díaz no sólo en el
pasado, también en el presente si se tiene en cuenta que, como lo señaló Julio
Chacón Hernández "Venezuela, siempre ha tenido elementos que la consagran
como un país con potencial marítimo. De ellos cabe destacar, el liderazgo para
llevarla a ese máximo nivel de empleo de sus recursos y vías de comunicación
internas, que protegidos por su elemento armado -El Poder Naval- ubiquen a
nuestro país en el sitio que le corresponde entre las potencias marítimas del
continente. El Teniente de Navío Ramón Díaz, en el año 1908, conceptuó
magistralmente nuestro "PODER NAVAL", lo dejó escrito, en una
comunidad naval de pocos testimonios documentales sobre estrategias y asuntos
relacionados con el poder...”.
[1] Ver: Poder Naval en Revista
Militar Naval N° 27 año III de enero 1908. Pp 17-20.
[2] Sobre el tema del Poder Marítimo
ver: Chacón (1995). Poder Marítimo.
Caracas. CGA. 129 p y publicado recientemente por la editorial Aleph y Blanco
(2004) Reflexiones sobre estrategia
marítima en la era de la libertad de los mares. Caracas. Panapo. 323 P.
[3] El rastro
mahaniano del concepto de poder naval se evidencia en plantear la necesidad de
un Estado de poseer una marina de guerra para ser “centinela de las costas y la
garantía expansiva de su marina mercante”.
[4] Esta idea se
observa en la expresión: “para no ser absorbido por el más fuerte y más
civilizado”.
[5] Esta expresión “acontecimientos
del pensamiento” fue usada por Deleuze y Guattari para ubicar epocalmente el
advenimiento de un concepto dado a partir de los trazos diagramáticos del
pensamiento del personaje conceptual que los trajo al mundo (1991/2009. O que é a Filosofia? Sao
Paulo. Editora 34. 279 p.)
[7] Estos halagos se observan en las
expresiones: “A nuestro Heroico Presidente…”, “… el primero de todos los
venezolanos, el Restaurador de Venezuela…” , “…egregio conductor…” y “…sincero homenaje hacia el héroe Restaurador…”
si bien esta forma pudiera ser de uso común en la época, las circunstancias del
propio presidente indicaban otras realidades políticas que estarían fuera de su
control y serían a la postre causantes del cambio político.
[8] Al respecto ver: Bracho (2006) La Defensa Marítima de la Capitanía General
de Venezuela, 1783-1810. Caracas. INEAI. 275 p.
[9] Aquí habría que aclarar que
después de la era castrista no se produjo un cambio a una visión liberal. Juan
Vicente Gómez, su sucesor se apoyó de potencias extranjeras, específicamente el
Reino de los Países Bajos y Estados Unidos, para asegurar su permanencia en el
poder a cambio de concesiones petroleras, por lo que la osada propuesta de
Ramón Díaz quedaría en el olvido.
[10] Sobre la vida y obra de Ramón
Díaz ver la introducción que hace Bracho en (2012). Hombres de Hierro. Tomo I. Caracas. CGA y la intensa recopilación documental realizada
por Ramón Rivero-Blanco.
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