martes, 5 de febrero de 2019

EL RIESGO DE UNA PARÁLISIS ESTRATÉGICA EN LA CRISIS VENEZOLANA Y EL PAPEL DE LA AYUDA HUMANITARIA

La tiranía ha asumido que se encuentra en una situación de conflicto y está concentrando sus medios para hacer frente a los ejes donde se ha anunciado que se orienta lo que estiman es su amenaza. En este conflicto político sus medios son militares y paramilitares. Como los ejes son tres, es decir, Cúcuta, Santa Elena de Uairén y el Mar Caribe estiman que donde se puede producir una dispersión es en este último frente. Para contrarrestar las amenazas cuentan, en primer lugar, con la fuerza armada nacional y como su nivel de confiabilidad y eficacia se ha reducido notablemente cuentan, en segundo lugar, con cuerpos paramilitares y de milicia que operan más allá de los cánones convencionales que regulan los conflictos políticos. Esta es su primera línea de defensa. Su segunda línea de defensa es que no van a permitir que directamente  la ayuda llegue a los que la necesiten a no ser que en última instancia sean los tiranos y sus seguidores quienes la controlen. En este nivel es que van a compensar sus problemas de dispersión. Su última línea de defensa es que pueden y están dispuestos a generar una situación caótica que pueden dirigir hacia la consecución de sus propósitos. O sea, como ellos controlan el caos en que vivimos, pueden aumentar sus niveles hasta lograr someter a la población. ¿Qué están haciendo sus antagonistas encarnados esencialmente por la gran mayoría de la población venezolana y que en esta oportunidad está dirigida por un intinerato colegiado?

La población venezolana ha encontrado en el Sr. Juan Guaido un referente que los puede ayudar a salir de la situación opresiva en que se encuentra. Están dispuestos a soportar grandes sacrificios en función de ese propósito. Para ello él, como presidente encargado, cuenta con un irrestricto apoyo internacional y una clase política de mala reputación que ha comerciado con la sociedad venezolana. En el plano internacional han expresado que están considerando todas las opciones posibles para ayudar a la población venezolana, inclusive la militar, entendible si se consideran los medios empleados por la tiranía venezolana. Dentro de este marco se circunscribe la ayuda humanitaria. En el plano nacional, el Sr. Guaido cuenta con un staff representado por esa clase política mal reputada que está orientada a conducir una hipotética transición una vez que el presidente encargado asuma efectivamente la conducción política, y además conducirla a la realización de unas nuevas elecciones en condiciones confiables. La ayuda humanitaria tiene dos trabas: entrar (primera línea de defensa de la tiranía) y distribuirse (Segunda línea de defensa). Si las organizaciones no gubernamentales y la iglesia han expresado, en parte, que no van a participar si no hay condiciones la pregunta que surge es: ¿el staff del presidente encargado estará manejando la situación como un conflicto político, una crisis humanitaria o ambos?

La respuesta a este interrogante tiene varias vertientes. Solo me enfocaré en si considera o no el conflicto: si es sólo vista como una crisis humanitaria, la tiranía sólo tiene que mantener su posición y eso será suficiente para producir una parálisis estratégica que va a desgastar los esfuerzos de cambio y en el mejor de los casos provocará otra diáspora que en la práctica se unirá a la cadena de derrotas que la oposición ha coleccionado desde el año 2002. Desde esta perspectiva, la ayuda humanitaria será usada no para los que estamos adentro, sino a los que salgan del país de alguna u otra manera. Esto plantea otras dudas dentro de ese staff: ¿habrá gente jugando para eso?, ¿Habrán oportunistas jugando en el contexto para posicionarse en función de intereses particulares? Frente a estas dudas, se plantean otros interrogantes ¿quiénes están evaluando la situación estratégica?, ¿están manejando el conflicto en términos estratégicos o están esperando a que caigan los mangos sin hacer ningún esfuerzo?

Si los evaluadores consideran el conflicto o el conflicto dentro de un contexto de ayuda humanitaria, se plantea la interrogante de saber si la apuesta sólo considera la ayuda humanitaria. Si es así, la parálisis estratégica es inminente debido a que nadie, en el mejor sentido del término se va a arriesgar o va a arriesgar vidas si en lo interno del país el staff y quien lo conduce no planifica ni hace nada que evite la parálisis estratégica. Pensar sólo en la ayuda humanitaria es pensar que caigan los mangos sin hacer el más mínimo esfuerzo. Esto plantea otras interrogantes: si bien existen presiones gigantescas para abrir un proceso de negociación, no se podría ver la parálisis como otra forma de negociación, en función de los intereses de la clases política mal reputada. Si es así, muchos están jugando a no lograr lo que aspiran los venezolanos dentro del mismo staff que acompaña al presidente encargado. 

Si la tiranía ha concentrado todos sus medios militares y paramilitares para lograr un mejor rendimiento, con exhortaciones y amnistías no se va a destrabar la situación, y ese es el camino que estamos siguiendo. Las exhortaciones y otras medidas ‘blandas’ tienen que estar acompañadas de otras acciones que partan de la existencia de una maniobra producto de una concepción estratégica. Ellos (militares y paramilitares) deben valorar que es lo menos dañino para ellos si se quiere lograr destrabar la situación, pero para ello se debe tener en cuenta el punto de aplicación (schwerpunkt), y este se desplazó al dispositivo de defensa de la tiranía, es decir, su estructura organizativa de defensa, ya no es la fuerza armada per se. Ello significa que, si están concentrados hay que dispersarlos, si están fijos hay que obligarlo a moverse, etc.. El tiempo para la acción, mientras mas se prolongue beneficia a la tiranía y desacredita al presidente encargado. La ventana que le abrio la comunidad internacional y la población es de corta duración.

Por otra parte, el ‘plan país’ y su orientación operativa no parte de la existencia de un conflicto ni indica la consideración de que el conflicto se va a mantener en otras condiciones aunque sea de forma mínima. Busca solo extender la 'ayuda humanitaria' de modo que sea una acción permanente. Sólo basta pensar en la conflictividad que hubo en el país entre 1958 y 1968 para que se tenga una idea mínima de lo que estoy diciendo. Y creo que no va a ser conveniente buscar a otros para que hagan lo que tenemos que hacer y que está rehuyendo la clase política mal reputada, o sea el conflicto.

El conflicto es la situación que se vive en Venezuela. La tiranía ha sido hábil en plantearlo en términos imperiales o coloniales. Lo han podido hacer porque los ‘opositores’ mal reputados han evadido hasta el presente la realidad aunque la sociedad venezolana está consciente de la situación conflictiva. La evaden por miedo a perder unos privilegios que le ha mantenido la propia tiranía. Pero, a pesar de la ansiedad y del temor los venezolanos tenemos esperanzas. Fíjense que hablo de temor y no de miedo. El temor, siguiendo a Spinoza, supone un cálculo de riesgo y el miedo no. Por ello pienso que la sociedad debe transformarse en un enjambre constitutivo que ayude a destrabar la situación estratégica y evitar la parálisis como paso previo a una transición que si fomente el establecimiento de un nuevo estado de cosas desde el punto de vista político.

No hay comentarios:

Publicar un comentario