viernes, 29 de octubre de 2021

APROXIMACIÓN METODOLÓGICA PARA UN DIRECCIONAMIENTO ESTRATÉGICO DESDE UNA PERSPECTIVA PROCESUAL

 



El contexto de incertidumbre que vive la humanidad por las circunstancias transicionales que apuntan al establecimiento de un nuevo orden global sin conocerse a ciencia cierta su naturaleza la posibilidad de que los sistemas de dirección y planificación estratégica puedan otear más allá del horizonte se dificulta por la deriva paradigmática que han seguido en términos epistémicos para correlacionar intereses (querencias racionalizadas), objetivos, medios y fines.

Esta deriva epistémica a pesar de considerar la contingencia y el cambio, es decir, la dinamicidad de la realidad o la procesualidad de la realidad, estructuralmente mantiene paradigmáticamente una lógica científica clásica que sigue partiendo de una espacialidad que considera el tiempo también de manera espacializada sin tener presente que en el nivel más profundo de la realidad esta está constituida por un flujo de ocasiones reales o eventos individuales de devenir que debe partir de la consideración del espacio y el tiempo de manera procesual, es decir, desde una filosofía del proceso que se sustente en la existencia de redes de relaciones con un horizonte de futuro completamente abierto y no una visión de contenedor del espacio y el tiempo, donde el espacio es un contenedor de objetos y el tiempo espacializado un contenedor de eventos[1]. De este hecho debemos decir tres cosas: primero, sobre los paradigmas ya Thomas Kuhn nos ha dicho de manera explícita el impacto de estos cuando se empiezan a conocer nuevos fenómenos que pueden ser analizados científicamente[2]: La física moderna, o sea, la física cuántica es un desarrollo que puede servir de ejemplo de este cambio paradigmático. Segundo, ya Giorgio Agamben nos ha planteado el problema del anclaje ontológico para la comprensión del ‘ser’ como “un campo de tensiones esencialmente históricas”[3]: la consideración del principio de autoridad (arché) como un dato científico y sus consecuencias en todo lo relativo a una ciencia de dirección es un ejemplo de ello. Y tercero, Roland Omnès[4] nos ha planteado la posibilidad de que en un futuro se pueda a través de la física de partículas y su correlato, la función de ondas, tener un conocimiento del todo y las partes como un Uno y Todo lo cual podría tener importantes consecuencias en la aplicación del principio de autoridad porque lo podría trasladar a una esfera global donde las organizaciones y los individuos que la conforman serían severamente afectados porque reduciría su libre albedrio y su capacidad para determinar su propia realidad. Desde esta perspectiva entendemos a las organizaciones como un nexus de entidades actuales que se mantienen en una relación recíproca a lo largo del tiempo. Estos nexus están compuestos a su vez por ocasiones individuales que tienen una realidad subsidiaria.

Partiendo de estas consideraciones y de que hemos asumido, siguiendo el lenguaje de Xavier Zubiri[5], la realidad a partir de su dinamicidad o procesualidad consideramos que estas tensiones históricas y la necesidad de repensar las teorías existentes en lo concerniente a la dirección estratégica a la luz de una filosofía del proceso que considera que ‘Todo fluye’, es decir, la contingencia, el cambio y la permanencia de organizaciones entendidas como entidades actuales que se actualizan y reactualizan en una suerte de autoorganización permanente[6], nos permite pensar en un enfoque metodológico para la dirección estratégica a partir de la procesualidad. Este enfoque innovativo parte de la consideración de una filosofía del proceso que la estamos entendiendo, en este sentido, como “una secuencia estructurada secuencialmente de fases sucesivas que en sí misma son tipos de eventos u ocurrencias (en el caso de un proceso abstracto) o realizaciones definidas de tales tipos (en el caso de un proceso concreto)” en un contexto de alta dinamicidad de la realidad siguiendo el criterio de Uno y Todo[7].

La filosofía del organismo o del proceso considera la realidad de forma histórica, dinámica y aproximativa a partir de una generalidad, una coherencia y una consistencia basadas en una estructura de relaciones actuales y procesuales que observa el futuro como abierto en términos de creatividad, innovación y novedad que obliga a entender esta realidad en términos de probabilidad y definición teniendo, a su vez, a la experiencia como paradigma para comprender, a través de análisis coordinados y genéticos, el ser y el llegar a ser para actuar efectivamente en tanto que ser-en-el-mundo y para ello creemos que aplicando al efecto la abducción, como herramienta para la innovación, la creatividad y la novedad, debido a que con esta episteme podemos no sólo entender la tecnología como medio y no como un fin en sí, sino también para revertir el proceso de conversión de los seres humanos en medios de una estructura de intereses y hacerlos capaces de producir su propia realidad.

Teniendo presente lo antes expresado, desde esta perspectiva procesual, vamos a explicar cómo una entidad actual que aquí puede ser entendida como un individuo o una organización puede actuar efectivamente en un futuro auto establecido, siguiendo la siguiente secuencia: en primer lugar, el principio de autoridad ‘Arché’ que da sentido a actuar de una manera determinada, en segundo lugar, la excepcionalidad y marco normativo y su dinamicidad, en tercer lugar, examinaremos las consideraciones metódicas donde analizaremos cómo se abordó la dinamicidad de la realidad y la prospectiva estratégica, el diagnostico organizacional y la abducción desde una perspectiva innovativa, en cuarto lugar, vamos a describir qué tipo de orientaciones se derivan de un direccionamiento realizado, en quinto lugar, indicaremos el alcance del dispositivo de control de ejecución visto como libertad de maniobra, en sexto lugar, examinaremos la correlación medio-fines: estructura y procesos y, finalmente haremos, como corolario, unas reflexiones finales.

1.- El principio de autoridad ‘Arché’ que dio sentido a la directiva estratégica.

El carácter de fluencia de la realidad, es decir, su dinamicidad estructural implica que hagamos un abordaje epistémico basado en un nuevo logos que nos permita establecer nuevos marcos de racionalidad teniendo como foco varios aspectos: la historicidad de los planes y su relación contextual, el plan rector de la instancia superior (o el timos que empuja a actuar de una manera determinada) que obliga a responder estratégicamente en términos de operacionalización para su aplicación en un ámbito y un contexto específico y las particularidades específicas de la entidad actual, es decir, la reestructuración para adecuarse a las nuevas circunstancias. El abordaje procesual permite la consideración del plan rector, en un escalafón superior, como sentido último de una entidad actual teniendo presente aspectos cualitativos determinados por el contexto y cuantitativos determinados por la necesidad de medir la capacidad de respuesta de esta entidad actual en términos de adaptación a las nuevas realidades del entorno.

Este logos permite el abordaje de la realidad como proceso por doble vía: estableciendo categorías generales fundamentadas en el criterio de la modalidad y la interrelación y la consideración de que cada entidad actual es un agregado de entidades actuales que en sí conforman un nexus de relaciones en los siguientes términos: en primer lugar, inmanencia y trascendencia es decir, el todo está en cada una de las partes y el todo y las partes concrecen gracias a la innovación, la creación y la novedad[8], en segundo lugar, unidad y complejidad, esto es la red de relaciones que puede ser observada como un Uno y como una red en sí misma de entidades actuales que actúan y afectan a los otros miembros de la red, en tercer lugar, inmutabilidad y mutabilidad, desde la perspectiva del Uno que hace que todo se observe como actual y existente y desde la perspectiva del Todo como partes que mutan dentro de un contexto de innovación, creación y novedad y, en cuarto lugar, eternidad y actuidad en el sentido de que la relación entendida como Uno y Todo permanece y actúa actualizándose permanentemente. Este es el principio de autoridad que inspira un direccionamiento estratégico y puede entenderse como la entidad primordial y superior y marco normativo que genera este movimiento.

2.- La excepcionalidad y el marco normativo.

El marco normativo que rige el uso y el ejercicio de la arché es el plano de referencia a través del cual se ha actualiza una entidad actual dentro de un contexto dado, pero más allá de la dinamicidad de la realidad y las circunstancias excepcionales que genera que en sí mismo nos indica un contexto dado por el halo de incertidumbre existen otros contextos normativos cuyos movimientos se desenvuelven en diferentes velocidades, es decir, la estructura del Todo o mejor dicho de la comunidad internacional en su fase transitiva y la estructura que regula el actuar en un espacio liso. La primera nos afecta en términos políticos y geográficos, la segunda, por su parte, nos regula y nos exige comportamientos determinados en sentido geofilosóficos. Pero a pesar de su movimiento, contextualmente nos genera una referencialidad que tiende a ser estable.

Este contexto de excepcionalidad en diferentes niveles de actualidad ha determinado que la plataforma normativa existente en términos jurídicos y tradicionales haya entrado en tensión por el hecho de que muchas normas han sido suspendidas y otras han quedado obsoletas por la fluencia de la realidad planteándose la necesidad de su actualización cuando se estabilice la situación. Con todo ello hemos querido enfatizar que el marco normativo a pesar de las circunstancias le da sentido a la dirección estratégica y le da sustento para actuar con una importante libertad de maniobra en términos referenciales.

3.- Las consideraciones metódicas.

Con respecto a la metodología empleada ya hemos indicado la arché sobre el cual se sustenta un direccionamiento estratégico y por tal motivo, para indicar el por qué debíamos deducir un objetivo general que sirviese de plataforma conceptual para podernos ‘mover’ desde una perspectiva metafísica considerando la relación de la temporalidad de la totalidad y el tiempo local de una particularidad dentro de un espacio campal con las categorías de la relación y la modalidad de modo que se pudiera pensar la fluencia en términos que nos pudiera colocar en una posición de pensar procesual y prospectivamente considerando el ser y el llegar a ser dentro de un horizonte abierto y nos permitiera, a su vez, determinar las formas de correlación (prehensión) de la respectividad de lo real de una entidad actual en su entorno interno con la fluencia de un mundo en constante cambio (entorno externo) con la finalidad de construir una propia realidad que favorezca la autoorganización. Para tal fin consideramos un campo de inmanencia de ser en términos organizacionales e individuales. Teniendo esto presente vamos a describir sucintamente la prospección desde la perspectiva de su realización, luego examinaremos cómo se hace el análisis del entorno interno y finalmente analizaremos la abducción como proceso.

3.1.- La dinamicidad de la realidad y la prospectiva estratégica

El análisis del entorno externo partió del establecimiento de categorías que la consideramos desde una perspectiva estructural dinámica en un espacio y tiempo determinado. Estas categorías o variables fueron establecidas histórica y metafísicamente modificando fundamentalmente la metodología clásica acerca de la prospectiva y estrategia[9]. Históricamente al valorar el grado de consistencia de las variables usadas en la construcción de escenarios desde el año 1997 y filosóficamente siguiendo dos líneas de acción: por una parte, determinando situaciones acontecimentales que puedan ser observadas consistentemente como hechos portadores de futuro y, por la otra, mediante el establecimiento de escenarios secuenciales que permitan observar los objetos y los eventos como redes de relaciones que se producen en diferentes escalas y en contextos diferentes. Con ello dejamos claro que el ‘Todo fluye’ posee una estructura cuyo logos es expresión de una metafísica anclada a lo real de las cosas que suceden.

Teniendo esto presente asumimos que las circunstancias excepcionales deben indicar hasta qué punto lo ‘amenazante’ o ‘beneficioso’ de la realidad se ha desplegado efectivamente y cómo afecta la libertad de maniobra de una entidad actual. De ahí se sigue que, aunque las restricciones que se puedan haber impuesto se mantengan en cada uno de los escenarios desarrollados, en unos casos más severos que otros, en realidad estas restricciones deben ser vistas como fuente de oportunidades a pesar de un potencial daño a padecer debido al hecho de estar, es decir, ser-en-acto a pesar de las circunstancias.

3.2.- El diagnostico estructural en una entidad actual

En un entorno turbulento las fortalezas y/o vulnerabilidades en una entidad actual pasan a ser relativas. Todo va a depender del contexto en que esta se desenvuelve dentro de una perspectiva panorámica o podemos decir también topológica teniendo como referente al marco normativo que regula sus acciones. Teniendo presente lo antes indicado los aspectos que hemos tenido en cuenta han sido dos: en primer lugar, la relación con las cosas reales que cambian y permanecen en diferentes niveles de realidad y cómo se produce la concrescencia en términos de autoconstitución y, en segundo lugar, la constitución de la entidad actual y cómo esta contribuye a dicha relación. La constitución de la entidad actual la entendemos en cómo su estructura beneficia o no el perseverar en la propia existencia. Así pues, la técnica basada en el Focus Group, es decir, una técnica basada en el estudio de opiniones o actitudes que se realizan desde diversos ángulos de análisis (sentido, potencia para la acción y voluntad entendida en una relación recíproca con el entendimiento), ayuda a identificar de una manera constructiva el desbalance existente entre realidad y la constitución de una entidad actual. Este desbalance está relacionado, por una parte, con los efectos de las restricciones que pudiera producir ‘lo amenazante’ o ‘beneficioso’ y las medidas de contingencia que se instrumenten o puedan instrumentarse y, por la otra, con las características del sentido de concrescencia adoptado que, en diferentes casos, pudiera haber sido orientado a provocar una escisión de manera fortuita o deliberada entre lo que efectivamente sucede o sucedía y lo que se percibía y comprendía de esos acaecimientos. Este es el contexto de la entidad actual que nos interesa desde la perspectiva de un direccionamiento estratégico.

El contexto de la realidad para nosotros es fundamental debido a que este afecta a una entidad actual de diversas maneras en función de la relación recíproca que mantiene cada una de sus partes con el entorno. Esta diferencia en las formas de afectación indica el grado de desalineación de una entidad actual con respecto a su fin en el sentido que estas afectaciones producen respuestas diferentes dentro de la estructura que no está articulada con la razón de ser de una entidad actual en sí en términos de duración y el ordenamiento establecido o impuesto. Es decir, el nivel superior de direccionamiento y de apoyo de una entidad actual puede estar afectada por el contexto, el nivel sustantivo puede estar afectado por el contexto y por el contexto de su propósito entitativo y el nivel operativo está afectado por la sustantividad de la organización y el contexto. La asimetría (es decir, la inmunidad a un posible cambio) y/o simetría que se produce por estas afectaciones deben ser analizadas para determinar el significado de cada contexto para evitar una simplicidad del pensamiento basado en el criterio de dualidad. Dicho de otra manera, las asimetrías encontradas deben decir cómo está la entidad actual en términos estructurales a partir de la única dualidad asumida basada en lo que entendemos como permanencia y cambio. Esta orientación metodológica permite abducir lo necesario para corregir estratégicamente las asimetrías existentes entre la organización vista como una entidad actual y la realidad.

3.3.- Abducción

Hemos considerado a la abducción como el aporte innovativo para correlacionar ser y realidad en términos respectivos en un entorno signado por la innovación, la ciencia y la tecnología. Según Charles S. Peirce, la abducción es el proceso por medio del cual se puede hacer una hipótesis explicativa, de la misma forma que en una deducción o inducción, introduciendo al efecto una nueva idea o un nuevo conocimiento en términos inferenciales y universales, desde una nueva perspectiva que permite la innovación, la creatividad y la novedad[10]. La ventaja de la abducción vista como método radica en que permite corregir y perfeccionar sobre la base de las semejanzas y las diferencias en un entorno cambiante.

Así pues, el análisis del entorno externo parte de la deducción y el análisis del entorno interno parte, de forma inductiva, del examen de la salud organizacional para determinar abductivamente qué aspectos entitativos se interrelacionan con la dinamicidad de la realidad en todos sus niveles contextuales (semejanzas) y qué aspectos no (diferencias). La abducción, en este sentido, permite inferir aquellos vacíos estructurales de una entidad actual en relación con la realidad de sus funciones específicas permitiendo producir una actualización y/o reactualización en función de la fluencia de la realidad, es decir, las oportunidades que están emergiendo para perseverar en nuestra propia existencia en mejores condiciones. El arché, en este contexto, sirvió como hipótesis general para la abducción de acuerdo con una imagen de futuro enmarcada en lo que se consideró como deseado, es decir, el aumento de la potencia para perseverar en nuestra propia existencia.

Así pues, con este método se buscó producir una analogía entre la estructura deseada y la realidad que esperamos con la finalidad de producir una mutua dependencia de modo tal que esta se extiende a la entidad actual vista como un nexus de prehensiones entendido como una totalidad que dure de manera efectiva.

4.- Los objetivos estratégicos derivados del direccionamiento

El alineamiento del objetivo estratégico general con las inferencias producidas abductivamente permiten valorar el grado de consistencia del ‘en sí’ y ‘para sí’ de una entidad actual y su posterior reactualización de acuerdo con el estado de cosas y estados de idea existente. Las concordancias y discrepancias encontradas en el análisis deben sufrir un nuevo proceso de autoajuste en la fase correspondiente a la determinación del proyecto de existencia que se decida seguir. Esta fase que es inductiva debe recurrir a la intuición como medio para direccionar las intenciones y las intensiones (intensidades) de una entidad actual, es decir, el análisis indica cómo se producen las conexiones que permiten pasar de intuiciones a situaciones problemáticas para al final de cuentas establecer soluciones y funcionar en términos estratégicos. Esto nos lleva, finalmente, a la determinación de los objetivos estratégicos y consecuentemente a las acciones estratégicas.

Esta fase es la más crucial en la elaboración de un direccionamiento debido a que se debe, como hemos dicho, interrelacionar la deducción y la inducción en función de cómo es afectada una entidad actual en términos de intencionalidades e intensionalidades en fases sucesivas. Creemos que, con la alineación estratégica, el esfuerzo en investigación y desarrollo y el desarrollo de potencialidades para ser, desde una macroperspectiva estratégica son suficientes para aumentar la potencia para perseverar en la propia existencia. Al ser el aumento de la potencia la palabra clave para aumentar la capacidad de ser de una entidad actual, vamos a examinar ahora cómo se entiende el dispositivo de control de la ejecución de un direccionamiento estratégico que hemos desarrollado.

5.- El alcance del dispositivo de control de ejecución de un direccionamiento estratégico

Si bien es cierto que todo indicador en general se basa en una métrica en el más puro sentido cartesiano, la fluencia de la realidad, como la hemos abordado nos coloca en un plano no-paramétrico que supone en sí una dificultad para medir, por una parte, contextos de cumplimiento de los objetivos estratégicos determinados y, por la otra, conceptos como aumento de la potencia para perseverar en la propia existencia y seguridad dentro de una perspectiva metafísica amplia. Si bien nos hemos referido al ‘contexto’ de la realidad que nos afecta sobre él volveremos en el próximo parágrafo. Aquí analizaremos el concepto de aumento de la potencia para perseverar en la propia existencia y su relación con la seguridad para explicar cómo se debe establecer el indicador macro de un direccionamiento estratégico.

El concepto de potencia lo entendemos aquí desde una perspectiva spinoziana, es decir, desde el derecho natural para que un ser persevere en su propia existencia[11]. La potencia de un Ser, en este contexto, es su capacidad de afectar y ser afectado, por lo que cualquier acto que regule, limite o menoscabe la capacidad de ser afectado o de afectar puede generar acontecimientos que pueden producir ideas inadecuadas, pasiones o ideas adecuadas, cuya respuesta entendida como luchar o alejarse, puede significar la existencia de una situación antagónica o estado de inseguridad que debe ser superado. Desde el punto de vista fenomenológico cualquier impedimento deliberado para menoscabar la potencia de una entidad actual para perseverar en su propia existencia puede ser causa de miedo o de actuar bajo un criterio de cálculo de riesgo que vamos a denominar ‘temor’.

La seguridad y el incremento de la potencia vista como ‘desarrollo’ son los elementos claves que nos permiten expresarnos en términos de direccionamiento estratégico. Como en este caso estamos entendiendo el aumento de la potencia como efecto de una relación compositiva que expresa un orden de la naturaleza determinado por las pasiones (Eth., 1252), y se materializa en la capacidad de afectar y ser afectado. Este orden puede generar, en primer lugar, una capacidad homeostática frente al entorno cuya duración puede ser finita o tender al infinito, en segundo lugar, una nueva relación que tiende al infinito y aumenta la potencia de actuar y, en tercer lugar, cuando se produce un encuentro con otro ente cuya relación no genera composición puede producir sentimientos de inseguridad que pueden disminuir la potencia de actuar.

Este concepto de seguridad presupone un estar, es decir, un ‘estar seguro’ indica que el ‘estar’ se refiere a un espacio de ser que debe estar libre de carencias y amenazas y, como dijimos, es un proceso proyectivo que no tiene límites. Llenar la carencia en el ‘estar’ cuando sea el caso y hacer extensiva la presencia en este ‘estar’ constituye el futuro deseado de un direccionamiento estratégico. Esto considerado de manera procesual expresa un ciclo ininterrumpido, es decir, el desarrollo.

La forma como se puede medir este proceso de aumento y/o disminución de la potencia para perseverar en la propia existencia es a través de la consideración de tres indicadores a saber: duración, libertad de maniobra e incremento de las condiciones de ser en mejores condiciones. Como se puede observar estos baremos se refieren a la capacidad de producir y reproducir sus medios para la existencia.

Lo innovador de esta propuesta es que el enfoque es investigativo y experimental. Investigativo debido a que se operacionaliza en un plano ejecutivo y, experimental debido al establecimiento de un sistema de referencia que epistémicamente va a permitir aguas abajo adecuarse a la dinamicidad de la realidad.

6.- La correlación medio-fines: estructura y procesos

La estructura de una entidad actual y sus procesos representan el cómo de un direccionamiento estratégico. El ‘cómo’ es en sí el acto de adecuación de medios a los objetivos estratégicos establecidos desde una perspectiva procesual, pero en nuestro caso, evitando tratar dichos procesos de forma binaria, a pesar de que estos poseen tanto un elemento temporal y un elemento de extensión que posibilitan su medición. El proceso, en este sentido, lo observamos como una noción más fundamental que el tiempo (es decir, el tiempo entendido como la forma de medir el proceso) y que la extensión (es decir, la extensión es una noción más fundamental que el espacio entendido como nuestro lenguaje para hablar y medir la extensión)[12].

Así pues, los procesos los entendemos, en nuestro caso, que están ubicados en diferentes niveles de realidad y por tanto hay que considerarlos en términos métricos y no métricos, es decir, desde la forma de los números basada en el establecimiento de medidas de cumplimiento (entradas y salidas de una secuencia establecida) en todos los niveles de la estructura de una entidad actual y desde la forma del contexto que se basa en la consideración de indeterminaciones que en muchos casos producen referencias a terceros e introduce un elemento de potencialidad que en nuestro caso está dada por la forma en que se pueden mover los escenarios observados de una manera prospectiva en relación con el movimiento de la estructura de la realidad.

Estas dos maneras de observar la estructura y los procesos para la adecuación a un fluir de la realidad introducen una nueva lógica que se sustenta en cómo se produce el cuidado de sí mismo o el curarse a sí mismo. La cura de sí es lo que permite, en función de un contexto dado, que una entidad actual actúe en función de un contexto determinado. Desde esta perspectiva, este diseño estructural considera en los procesos la dinamicidad de la realidad desde una lectura que observa la ubicuidad del contexto en los diversos niveles de la estructura de una entidad actual que nos indica, por una parte, que todo está en alguna relación con todo lo demás y, por la otra, que permite la adecuación y la autoorganización lográndose con ello adaptabilidad a un entorno cambiante de modo que, en este proceso de adaptación, se cumplan los objetivos que se hayan establecido como direccionamiento estratégico.

7.- Corolario.

Todo fluye. Esta fluencia no presupone la existencia de un destino determinado. La fluencia en sí misma es un estado de cosas y un estado de ideas que no sólo nos indica un modo de ser sino también un estar con respecto a algo desde una perspectiva temporal que se presenta como abierta y llena de potencialidades. Estos estados de cosas y estados de ideas expresan, a su vez, la actualidad de una entidad actual que no es más que un nexus de entidades que concrecen permanentemente articulada en un todo orgánico que dura en tanto y en cuanto la duración es la expresión de eternidad de una entidad finita.

 



[1] Sobre el flujo de ocasiones reales y eventos individuales ver: Clayton, Philip e Eastman, Timothy en Eastman, Timothy y Keeton, Hank (ed.). (2003). Physics and Whitehead. Quantum, Process, and Experience. New York. State University of New York Press.

[2] Kuhn, T.S. (2004). La Estructura de las Revoluciones Científicas. México/Buenos Aires. (T. A. Contin). FCE. 318 p

[3] Agamben, G. (2008). Signatura Rerum. Sobre el Método. Buenos Aires. (T.F. Costa y M. Ruvituso). Editora Adriana Hidalgo. 162 p.

[4] Omnès, R. (1999).  Quantum Philosophy, Understanding and Interpreting Contemporary Science, Princenton, Princeton University Press.

[5] Zubiri, X. (1995). Estructura dinámica de la realidad, Alianza, Madrid. 372 p

[6] Whitehead, A.N. (1978). Process and Reality, Corrected edition, edited by David Ray

Griffin and Donald W. Sherburne, New York, The Free Press, y Llanes, María Guadalupe. (Coord.). (2020). Evoluciones Metafísicas. Permanencia, emergencia y diálogo. Caracas. Ediciones Rivero-Blanco. 328 p.

[7] Ver al respecto: Rescher en Llanes (2020).

[8] El término ‘concrescencia’ está referido aquí a una entidad actual en términos autoconstitutivos.

[9] Ver al respecto: Godet, M. (1993). De la Anticipación a la Acción. Manual de Prospectiva y Estrategia. Barcelona. Boixaren editores Marcombo. 359 p y Grumbach, R. (1997). Prospectiva. A Chave para o planejamento Estratégico. Rio de Janeiro. Editorial Catau. 128 p.

[10] Peirce, CH. (1931/1994). Collected Papers of Charles Sanders Peirce. Cambridge. Editado por C. Hartshorne. Harvard University Press.

[11] Benedicto de Spinoza: Tutte le Opere, Trad. M. Buslacchi, A. Dini, G. Durante, S. Follini y A. Sangiacomo, Milano, Editorial Bompiani, 2011 (1677).

[12] Eastman, T. (2020). Untying the Gordian Knot: Process, Reality, and Context. Maryland. Lexington Books. 354 p

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