Publicado en la revista arbitrada Arkia (2022-2)
Ludwig VERA ROJAS
ORCID 0000-0001-7847-8934
Venezuela
Edgar
BLANCO CARRERO
ORCID 0000-0002-3927-8371
Venezuela
Resumen
A partir de la consideración de la polémica acerca
de la existencia o no de un diseño inteligente del universo, se ha partido de
la valoración del principio de creatividad de la filosofía procesual de Alfred
N. Whitehead para valorar, a su vez, la facticidad de una ciencia de dirección
que comprenda el diseño y la innovación como elementos constituyentes de este
principio, de modo que sea posible la acción de forma armónica con la
naturaleza entendida como una unidad que contiene el todo destacando las dificultades
de actuar considerando esta naturaleza de forma bifurcada a partir de la
asunción de estar ésta conformada por dos realidades distintas de difícil
aprehensión a través del lenguaje. Para tal fin se examina la actualidad del
concepto de creatividad whiteheadano; seguidamente se analiza el pensamiento de
diseño desde una perspectiva filosófica, luego se analiza el diseño desde una
perspectiva práctica para constatar los aspectos armónicos y desarmónicos desde
una lectura procesual y, finalmente, se actualiza el principio de creatividad y
pensamiento de diseño en la ciencia de dirección. En este derrotero se valora
cómo se construye una nueva entidad en términos de red de relaciones y cómo la
metáfora actúa como un mecanismo de aunamiento mediante la traslación y el
rito.
Palabras
Claves: creatividad, novedad, diseño, innovación, cibernética
Abstract
From the consideration of the controversy about the
existence or not of an intelligent design of the universe, we has been based on
the assessment of the principle of creativity of the process philosophy of
Alfred N. Whitehead to assess, in turn, the facticity of a science of
management that includes design and innovation as constituent elements of this
principle, so that action is possible in harmony with nature understood as a
unit that contains the whole, highlighting the difficulties of acting considering
this nature in a bifurcated way starting from the assumption that it is made up
of two different realities that are difficult to grasp through language. To the
aim, the relevance of the Whiteheadan concept of creativity is examined; next,
design thinking is analyzed from a philosophical perspective, next then design
is analyzed from a practical perspective to verify the harmonic and
disharmonious aspects from a procedural reading and, finally, the principle of
creativity and design thinking in the management science is updated. This
course values how a new entity is built in terms of a network of relationships
and how the metaphor acts as a uniting mechanism through translation and
ritual.
Keywords: creativity, novelty,
design, innovation, cybernetics
1.
Introducción
En el ensayo Intuición y prospección: la realidad y su impacto en la
toma de decisiones se considera el concepto de entidad actual
whiteheadano como un modo de ubicarse en un punto intermedio entre el concepto
de ‘modo’ de Benedicto de Spinoza y el estado de cosas actuales determinado por
la física moderna según Timothy Eastman para dimensionar al hombre dentro de un
contexto más general como lo es el universo en que vivimos con el fin de que
fuese posible, observando cómo se comporta la realidad, establecer patrones que
permitieran hacer prospecciones que, a su vez, permitiera a todos como personas
funcionar en un mundo donde están acaeciendo aceleraciones y desaceleraciones que
afectan las formas de vida y de relacionamiento[1].
Pero, a este punto se considera pertinente ahondar sobre la naturaleza
ontológica del cambio siguiendo la misma línea discursiva sostenida en el
ensayo anterior debido a que se cree que todo fluye, siguiendo el lenguaje de
Heráclito, y esta fluencia casual mantiene un equilibrio armónico porque este
fluir se produce en todas las escalas del universo de forma interrelacionada.
Esta casualidad que se observa a nivel macroscópico le ha llevado a muchos
autores a hablar de un diseño inteligente del universo desde una perspectiva
determinista como Frank Wiczek, quien argumentó sobre la existencia de “un
orden profundo de la belleza en la naturaleza”, es decir, “el universo encarna
formas bellas, formas cuyos distintivos son la simetría –armonía, equilibrio,
proporción ― y la economía”[2], que contrasta con
el pensamiento de Leonard Susskind, quien ha argumentado que en un paisaje
cósmico, no hay cabida a elementos extra científicos como los que utilizan
todos aquellos que propugnan un ‘diseño (y diseñador) inteligente’ inclinándose
por una visión evolucionista desde la misma casualidad que se ha estado
mencionando (2006:25)[3].
Interesa examinar lo que representa el problema de las escalas en estas
dos polémicas opiniones debido a que para Whitehead y sus seguidores el
universo, como un nexus de prehensiones, todas las entidades actuales
en todas las escalas están interrelacionadas y autocreándose. Si para Whitehead
la creatividad es el principio de novedad último de su sistema metafísico cómo
podemos entender el diseño y la innovación dentro de este sistema creativo
teniendo presente que la física moderna está tendiendo a la asunción de la
filosofía del proceso como fundamento metafísico (Clayton, 2003:25)[4].
Para Whitehead la creatividad es un acto puro no especificado ni limitado que
está privado de carácter propio, pero que todo lo crea e inventa, incluso a
Dios. El diseño, por su parte, como una concepción original de un objeto u obra
es entendido a partir de la existencia de un sujeto creador dentro de un
contexto determinado[5] y, la innovación,
finalmente, se define como una forma de vinculación de capacidades productivas
con un proceso de desarrollo que se puede entender desde una perspectiva
adaptativa y funcional[6].
Se pueden considerar estas tres perspectivas sobre cómo se define el
cambio o cómo se presenta todo aquello que deviene como tres formas en que se
presenta la fluencia en el decir de Heráclito, pero interesa valorar si estas
perspectivas se presentan procesualmente de forma armónica o no. Es decir, en
la armonía se observa duración y, también, la intuición de manera más firme
como la coherencia, la consistencia y la no-ambigüedad en el comportamiento de
la realidad que pudiera facilitar el proceso de toma de decisiones de una
manera que se le pueda asociar al conocimiento intuitivo de Dios o la
naturaleza tal como nos la legó Benedicto de Spinoza[7] y
en la desarmonía producida de forma fortuita o deliberada que implicaría
reflexivamente la dirección estratégica en términos de adaptación y adecuación
a una realidad determinada a partir de sobresaltos que producen una distorsión
entre pensamiento y acción que impide, a su vez, dar cuenta de la misma en
términos intuitivos. Desde esta perspectiva se puede entender la desarmonía
como una forma de bifurcación que expresa una idea de orden o de caos en
función del conocimiento que se posea de la realidad o del grado de
referenciación que se tenga de la misma.
Por ello, para tal propósito valorativo entonces se va a examinar la
actualidad del concepto de creatividad siguiendo la metafísica procesual de
Alfred N. Whitehead; seguidamente se analiza el pensamiento de diseño desde una
perspectiva filosófica, es decir, hermenéutica y sintética, seguidamente se
analiza el diseño desde una perspectiva práctica para constatar los aspectos
armónicos y desarmónicos desde una lectura procesual siguiendo el principio de
creatividad whiteheadano y; finalmente, se actualiza el principio de
creatividad y el pensamiento de diseño para dar respuesta a una ciencia de
dirección en un mundo que se aproxima a una nueva fase histórica basada
completamente en el conocimiento.
2.
La actualidad del principio creatividad de Alfred N. Whitehead
Para adentrarnos en el principio de
creatividad de Whitehead es menester tener presente que etimológicamente esta
es una palabra que proviene del latín ’creare’, es decir, engendrar. Creación,
por su parte, es el acto de crear y/o de producir de nuevo una cosa, por lo que
cuando se dice ‘creatividad’ se hace referencia a la cualidad de crear. Por
ello, se examina, en primer lugar, en qué consiste la filosofía del proceso y,
en segundo lugar, dentro de este marco procesual, se analiza el principio de
creatividad en Whitehead y finalmente su actualidad.
Cuando se habla de filosofía o teología
del proceso u ontología del avenir se hace referencia a un enfoque general y
programático de procesos. Un proceso, en este contexto, puede ser entendido
como el avance creador de estados de disyunción o de conjunción o puede ser
también vista como una serie estructurada de eventos en los que el tiempo (o
espacio-tiempo) juega un papel crucial en dicha estructuración (Clayton,
2003:05). Llanes, por su parte, lo definió como el resumen de “la idea de
acción, de llegar y dejar de ser, devenir y perdurar siendo elementalmente lo
mismo mientras se deviene” (2020:41). Nosotros vamos a entender como proceso la
estructura del cambio. Teniendo esto presente, Rescher (1996) observó en la
filosofía del proceso o del organismo dos tendencias principales:
· Una
teleológica (teológica) que ve la procesualidad de la naturaleza como un asunto
de orientación teleológica hacia un destino positivo.
· Otra
naturalista (laicista) que ve la procesualidad de la naturaleza como una
cuestión de dinamismo interno sin ninguna dirección o al menos sin ninguna
dirección hacia un destino especificable.
Ambas coinciden en otorgar un papel
central a la dinámica inherente en la naturaleza. Pero la corriente naturalista
observa esta dinámica en términos de aleatoriedad alejándola de forma
arbitraria de las formulaciones existentes de un pasado establecido, mientras
que la corriente teleológica o teológica observa esta dinamicidad en términos
de la existencia de un propósito dirigido por una entidad preestablecida con
algún valor atribuido. Nosotros, desde una lectura spinoziana, observamos ambas
tendencias como una sola bajo la premisa de que Dios, naturaleza y sustancia
son sinónimas debido a que, como veremos, la influencia de Spinoza es muy
notoria en el pensamiento de Whitehead y la lectura desde el pensamiento
spinoziano nos da más consistencia a nuestra argumentación.
Whitehead, dentro de esta perspectiva
procesual, es un tipo particular de atomista que toma la ocasión actual
individual no sólo como el fundamento básico de su metafísica que se
focaliza en los procesos analíticos considerados desde la perspectiva de la
física, sino también que observa esta ocasión actual como un proceso de
devenir. Así como se introdujo el concepto de proceso, la palabra ‘relación’ va
a ser un aspecto sobre el cual se volverá más adelante. Aquí solo se indica
para enmarcar nuestra la línea discursiva que las sociedades, es decir, el
conjunto de ocasiones que se mantienen en una relación determinante entre sí a
lo largo del tiempo, son redes de ocasiones individuales que tienen una
realidad suya y respectiva. Desde esta perspectiva, el nivel más básico de la
realidad consiste en un flujo de ocasiones reales y actuales o eventos
individuales de devenir. Ello nos permite afirmar que la unidad básica de la
realidad, como ya se expresó, es un evento: un suceso o suceso que acaece en
términos efectivos o en términos potenciales (entidades actuales) dentro
de un contexto dado, constituyendo el universo un avance creativo constante
hacia la novedad donde todas las decisiones y puntos de vistas cuentan[8].
Por ello, la ocasión, en este contexto es una forma de entender en Whitehead lo
que es existencia debido a que expresa también duración (Cobb, 2015:15). Es en
este marco de novedad donde se ubica el principio de creatividad.
La creatividad, según Whitehead, como
principio último que crea e impulsa el mundo introduce novedad en el contenido
de los muchos, que son, en sí, el universo observado como una multiplicidad en
proceso autocreativo (1929:21). Es lo que Spinoza denominó naturaleza naturante y naturaleza
naturada[9],
o sea, una naturaleza (o sea Dios) en proceso autocreativo que expresa su
esencia eterna e infinita, en tanto que causa libre y todo lo que se sigue de
esa naturaleza naturante puesto que cada atributo y modo, o sea naturaleza
naturada, en tanto que son cosas que son en Dios buscan mejorar su
estructura de relaciones a través de sus propios esfuerzos que hacen que el
todo se exprese en cada una de sus partes como causa inmanente[10].
Aquí ya se comienza a observar, desde esta lectura, las ideas de intuición
(armonía) y reflexividad o analiticidad (desarmonía) a la cual se hizo mención
en la introducción.
La creatividad se fundamenta
ontológicamente en las entidades actuales que ella misma crea haciendo
desde el seno de cada actualidad que ellas representan que todos sus
componentes constitutivos concrescan[11]
dinámica y afectivamente para la producción de una entidad nueva en condiciones
cada vez más complejas[12].
‘Actualidad’, en este sentido, consiste, desde una lectura zubiriana, “en que
lo real, por ser real, es ‘actual’, es un estar presentándose en cuanto estar”[13].
Así pues, cada entidad actual, como expresión de lo real, es la
resultante del aunamiento de una multiplicidad de elementos (datos) físicos y
mentales que inician, conducidos por su esfuerzo en perseverar en su propia
existencia, una conjunción (togetherness) fecunda que se puede denominar, en
una primera instancia, ‘diseño’ por la diversidad de formas en que se puede
presentar el aunamiento. Una entidad actual, en este contexto, abarca un
átomo, una planta, un ser vivo, hasta el universo que imprime la forma de su existencia
que se ha vislumbrado (envisage) o se ha establecido como una forma de
auto-diseñado desde el inicio de su conformación[14].
En este proceso interno, en primer lugar,
los datos se van adecuando y adaptando mediante la prehensión[15]
de ocasiones actuales de su propio pasado, logrando, por una parte, duración,
innovación y, consecuentemente, novedad y, por la otra, indicando
concrescencia; en segundo lugar, se integran en “la nueva entidad de los
potenciales puros u objetos eternos en el sentido de no-temporales, que
son categorías de la existencia” (Llanes, Op. Cit.:45); y, en tercer
lugar, logran su cumplimiento final o "satisfacción" (satisfaction)
en la cual la entidad actual queda completada o concretada. La
"satisfacción" expresa, en sí, que una entidad actual está lo
suficientemente desarrollada para responder a las exigencias particulares del
momento en el tiempo que dure su existencia o se produzca la disyunción. Lo
suficientemente completada para ser actual, espacio-temporalmente, un devenir
determinado, un objeto eterno nuevo en términos de ideas o conceptos
potenciales que se propuso concretar y permiten entender y reproducir cómo una entidad
actual dura, es decir, cómo se autodiseña en procesos sucesivos de
autoajuste y cómo innova para adecuarse en una estructura de relaciones. Esto
nos lleva a analizar más profundamente el concepto de creatividad.
En la filosofía del proceso o del
organismo cada ser, entendido individualmente (entidad actual) existe
por su propia virtud, es autocreador, causa de sí mismo. Por lo que es a
través de una lectura multicéntrica del universo, que el pensamiento de
Whitehead vuelve a ser actual. Esto se puede observar por dos vías. Por una
parte, la actualidad plena de lo múltiple en un movimiento infinito en todo el
universo que se observa en los esfuerzos de la humanidad en temas como el
multiculturalismo, etc. y, por la otra, el principio de creatividad “como
actividad genérica por cuya eficacia toda entidad actual es activa”
(Oroz, 1995) que asegura que el mundo en sí esté en un eterno fluir gracias a
la novedad y el cambio.
En esta situación de existencia
condicionada del principio de creatividad se entiende que haya sido observada
por Whitehead como “la categoría de lo último” o Ur-categoría, en el
sentido de que expresa, por una parte, un significado de Dios, de los objetos
eternos y del mundo, tal como la señala Weber (2007:189), que permite expresar
la condición de posibilidad de existencia de una armonía tal como Heráclito la
concibió a través del ejemplo del arco y la lira, es decir, por la armonía que
se produce por la tensión en ambas que como veremos en el parágrafo tres y
cuatro puede dar la idea de conflicto y, por la otra, “el carácter metafísico
universal de todas las entidades que ella misma produce” resultando imprescindible
para explicar el universo como un todo orgánico que se crea y funda a sí mismo
en diferentes niveles (Oroz, Op. Cit.). Como se puede observar aquí, en
Whitehead hay una estrecha relación de lo ‘uno’ y lo ‘múltiple’ que facilita
una lectura teológica del proceso y permite entender esta armonía como un fluir
cuyo movimiento se produce por la creatividad.
Desde este enfoque discursivo se advierte
entonces la existencia de un orden del universo basado en la creación o
autocreación que se caracteriza por su asombrosa armonía que, como se dijo, le
permitió a Frank Wiczek argumentar la existencia de un diseño inteligente del
universo, pero como se ha analizado, desde la lectura whiteheadana, este orden
es contingente y de difícil aprehensión en términos de la infinitud de las
entidades que lo conforman. Así que, desde la creatividad o autocreatividad,
hay auto-diseño o producción de sí de forma individual y producción o
autoproducción del mundo gracias a la concepción de objetos eternos que
coadyuvan a la duración y a la creación de tejidos, redes de relación o
estructuras de cooperación a través de un círculo que comprende la creación y
recreación generando novedad. De ahí que Oroz expresara que:
Precisamente la
creatividad viene a ser el dinamismo creador último que esclarece el misterio
más recóndito. Es ella quien impulsa las formas y estructuras que se hacen
reales en el mundo. Suscita y crea las entidades actuales... Las entidades
actuales necesitan de ella para ser dotadas de ímpetu creador; pero la
creatividad necesita también de las entidades actuales para sustentarse y
actuar (Ibid.).
Esto lleva de nuevo a la consideración de
la creatividad desde una perspectiva teológica o teleológica. Para Whitehead,
como se ha indicado, las realidades primeras están constituidas por las entidades
actuales. Las entidades actuales tienen su inspiración en el
concepto de modo spinoziano, es decir, Dios o la naturaleza está constituida
por infinitos modos (seres vivos y no vivos) e infinitos atributos de los que
sólo conocemos el pensamiento y la extensión[16].
Así pues, al ser Dios un acto puro no-temporal y primordial accidente de la
creatividad y, por tanto, autolimitado que se expresa en infinitos modos
Whitehead estableció que este acto, naturaleza o Dios, fuese sustituido por la
creatividad, individualizada como causa inmanente en las entidades actuales
que se producen y reproducen de forma múltiple y compleja[17]. La
creatividad al ser, entonces, la causa inmanente de todas las cosas trasciende
cada hecho individual convirtiéndose así en el “lazo de conexión del universo y
apremio de perpetuo proceso de creaciones” (Ibid.). Ahora bien, cómo opera
desde el concepto de objetos eternos.
Para Whitehead los objetos eternos
(Forms of Definiteness) son ideas y conceptos potenciales puros que
sirven para la determinación o contribución en una decisión específica,
concreta, de los hechos, de lo real que permiten, a su vez, la definibilidad de
cualquier entidad actual (1929:32-34). En esta definibilidad juega un
papel clave el lenguaje como medio para la interrelación o mejor dicho
prehensión o agenciamiento. Sobre estos objetos eternos las entidades
actuales se sustentan y concrecen en términos de conjunción de datos
físicos y formales[18].
Estos objetos eternos no
constituyen un mundo propio separado, es decir, no son producto de una
bifurcación o desarmonía de la naturaleza en dos realidades distintas o
separadas donde una es aprehendida en la acción de la mente y otra producida
por las entidades físicas causadoras de la aprehensión haciéndolas
incongruentes e inconciliables[19],
sino más bien, como producto de su carácter indeterminado pueden generar dos
formas de idealidad que pueden conducir a la armonía o a la desarmonía como ya
se ha estado argumentando. Si se parte de la idea spinoziana de que el orden y
conexión de las ideas es el mismo orden y conexión de las cosas se puede decir
que pensamiento y extensión son atributos de la sustancia que es Dios, por lo
tanto, no es que están intrínsicamente implicados los objetos eternos y
las entidades actuales como realidades ideales y físicas separadas sino,
se insiste, más bien constituyen expresión de una misma naturaleza o sustancia.
Teniendo lo antes expresado presente se
agrega, además, que la creatividad actúa como un impulsor que aúna la
multiplicidad de datos de modo que se constituya en un ‘uno’ dando así lugar a
una entidad actual nueva y, consecuentemente, a una red de relaciones.
Así pues, del principio de creatividad whiteheadano que impulsa el mundo hacia
nuevas realidades, la naturaleza es entendida como un tapiz sin costuras que
está lleno de acontecimientos que fluyen como olas de un valor sin precedentes
hacia nuevas realidades (Weber, Op. Cit.:29). Actuar, en este contexto, denota,
en primer lugar, el carácter de ‘acto’ puro, pleno y posible de la creatividad
y, en segundo lugar, en una lectura zubiriana, la actualidad es justamente la entidad
actual por ser esta real y estar presentándose en cuanto estar. Las
costuras, en este sentido, constituyen los esfuerzos por imponer una realidad
determinada a partir de una concepción basada en una naturaleza bifurcada que
genera desarmonía.
Si bien Whitehead se inclinó por una
visión múltiple y multicéntrica del universo que da una idea de a-jerarquía,
a-centralidad y se puede incluir también a-significancia siguiendo el concepto
de rizoma de Deleuze y Guattari (2008)[20],
la importancia y actualidad del principio de creatividad, se enfatiza, radica
en que, para ‘nosotros’, las nociones de ‘uno’ y ‘muchos’ juntos con esta
categoría de lo último permiten observar el cambio de una forma armónica y
natural que se expresa en duración. La desarmonía indica también una idea de
cambio caracterizada por la cortedad de la duración de las entidades que
conforman el universo como un todo que proviene de una concepción basada en la
existencia de una naturaleza bifurcada.
Esta armonía se expresa en que, una vez ya
completada una entidad actual se prehende con otras entidades
también completadas iniciando con ello una nueva conjunción (togetherness)
que, a su vez, se extiende en una escala infinita generando nexus de prehensiones
y el nexus de prehensiones que en sí constituye el mundo, pero aclarando que la
conjunción de la naturaleza nunca es completa, es decir, hay una recreación
creativa interminable del mundo. En el lenguaje whiteheadano “Los muchos se
hacen uno y se aumentan por uno” (Whitehead, 1929:32), por lo que el movimiento
rítmico de creación y recreación procesualmente sigue de forma ininterrumpida
un movimiento sin fin.
La creatividad, como se puede observar, no
parte de la existencia de un universo disyuntivo, una naturaleza bifurcada, al
contrario, al ser la fuerza de conjunción que impide a las cosas ser
definitivamente, impulsa la novedad en todo momento y de forma infinita en un
infinito llegar a ser (Oroz, Op. Cit:14 y Weber, Op. Cit.:25). Esta disyunción,
vista como una bifurcación de la naturaleza, no se observa solo como una
bifurcación de la realidad en dos segmentos de naturaleza distinta que genera
desarmonía, sino también como una sola realidad a la cual sólo se puede acceder
de forma intuitiva en el sentido spinoziano del término como ya se ha indicado.
El conocimiento de Dios o la naturaleza como una totalidad, siguiendo el
pensamiento spinoziano, sólo es posible bajo la consideración de una idea del
bien que va más allá de la bifurcación antes mencionada y apunta a la captación
de la idea de lo ‘uno’ siempre de manera aproximada debido al infinito fluir de
la novedad. Esto es lo que constituye en Spinoza el tercer nivel de
conocimientos. Así pues, se tienen dos concepciones del conocimiento: una bifurcada
y desarmónica y otra concebida a partir de la totalidad que busca
encontrar, comprender y actuar a partir de la armonía en una forma intuitiva
dada a partir de la coherencia y la consistencia.
En una
lectura whiteheadana, el conocimiento se entiende entonces como la
discriminación consciente de objetos experimentados que, según Weber, son
entretejidos parcialmente en un tren de pensamiento de lo que se capta intuitivamente
por destellos (Op. Cit.:05). Desde una perspectiva
intuitiva se afirma que si para Whitehead esta es entendida como un número
definido de actos de experiencia obtenidos sólo mediante destellos donde cada
uno de estos está enfocado en un nivel (amplitud) particular de duración sólo alcanzable
a través de un conocimiento intensivo y preliminar, entonces esta intuición,
luego de un proceso parcial de entretejimiento de captaciones de destellos de
apreciable intensidad, explica porque se le ubica en un tercer nivel de
conocimientos a la manera de Spinoza. De ahí la importancia que se da a las
historias coherentes y consistentes y la no-ambigüedad considerando la
existencia de una realidad donde orden y caos están unidos por un hilo orgánico
que une la mente con la realidad (Vera y Blanco, Op. Cit.:86).
A este punto se puede observar que, a
pesar del análisis sistemático realizado del principio de creatividad, el hecho
de que sea el universal de todo los universales, la categoría de lo último,
como se ha indicado, hace que su posibilidad de descripción precisa sea
limitada debido a que su definición afectaría su generalidad.
Desde esta perspectiva se tienen entonces
dos concepciones del conocimiento y, por consiguiente, de la creatividad: una
que parte de la concepción basada en la bifurcación de la naturaleza y otra que
parte de la consideración de la unidad de la misma a partir de la existencia de
una causa inmanente que se expresa en infinitos modos e infinitos atributos al
cual se llega por intuición y deducción. Es en esta segunda acepción que se
observa finalmente la actualidad del concepto de creatividad whiteheadano
entendido desde una lectura spinoziana bajo el enfoque hermenéutico del
concepto de naturaleza que se ha usado[21].
Si se considera el diseño desde la perspectiva de la creación se puede decir
entonces que él se expresa en estos dos fundamentos de la creatividad. Por ello
se analiza, a continuación, el diseño desde una perspectiva filosófica.
3.
El pensamiento de diseño: una perspectiva filosófica
El
pensamiento de diseño se ha hecho una disciplina de estudio en los últimos
tiempos en tanto y en cuanto expresa creatividad e innovación. Tal ha sido su
desarrollo que ha sido objeto de estudios filosóficos tanto desde la
perspectiva hermenéutica como sintética. Por tal motivo si se considera que la
hermenéutica es entendida como una forma de pensamiento procesual y por ende
cercana al pensamiento whiteheadano y
que la síntesis, según Kolko, es entendida como el proceso de construir
significados (2011:3-4)[22], se va a determinar el alcance de esta
cercanía para contextualizar los elementos armónicos y desarmónicos que pueden
ayudar en el proceso de toma de decisiones en una ciencia de dirección desde
una perspectiva armónica.
Desde un
ángulo hermenéutico el diseño puede ser observado a partir de dos estructuras
de relaciones: ser-lenguaje-mundo y ser humano-lenguaje-objeto, por lo que el
lenguaje es el aspecto clave en tanto que estructura de prehensión o
agenciamiento de enunciación. Etimológicamente, la palabra ‘diseñar’ proviene
del latín ‘designare’, que denota ‘marcar’ y ‘señalar para un determinado fin’.
Ambas significaciones se pueden interpretar en el plano social o relacional
como “una actividad vinculada significativamente a un modo de vida cultural,
una experiencia o una historia particular dentro de algún contexto determinado”
(Arbeláez, 2019: p.78). Aquí se pueden destacar dos cosas: en primer lugar,
esta actividad en la actualidad se observa, a su vez, desde dos ángulos de
análisis: el procesual espontáneo (intuitivo) que se asocia con la armonía de
la naturaleza y el procesual reflexivo que parte de la desarmonía y la
bifurcación de la naturaleza y, en segundo lugar, la contextualidad que remite
a la propuesta ontológica de Eastman en el sentido de considerar desde una
lectura whiteheadana la procesualidad no sólo en función de la binariedad
(entrada y salida) sino más bien de una trinidad que incluye también el
contexto en que las entradas y salidas se producen y la red de relaciones en
que se encuentran inmersos (2020: p. 238).
En ambos
casos se desemboca en una praxis dada a través de un círculo de comprensión que
se mueve entre lo “estético” y lo “lógico” cruzados, a su vez, por un “flujo
lingüístico” y contextual que, según Arbeláez, incluye la metáfora como un
elemento substancial, como se verá más adelante, para la creación y nos lleva a
una filosofía del lenguaje entendida, en este caso, “como una filosofía de la
cultura o de las formas” que permite, por una parte, considerar la conciencia
como un proceso relacional de las cosas reales que posibilita, a su vez,
entender cada giro objetual en el proceso de diseño desde una perspectiva
hermenéutica (Ibid.:83-86)[23]
y, por la otra, permite comprender cómo se produce el proceso de interrelación
para la conformación de una nueva entidad. La experiencia sensible de la
racionalidad que se deriva a través del lenguaje se le ubica en el plano
afectivo en el sentido whiteheadano que ya ha sido indicado.
El
enfoque hermenéutico es observable en el cambio del diseño y de lo diseñado a
través del advenimiento de nuevas figuras que expresan metafóricamente, a su
vez, lo que fueron y lo que significaron desde una perspectiva histórica (Ibid.:99-100).
La metáfora, en este contexto, es lo que permite la fusión de horizontes y la conformación
de una red de relaciones que se ha enmarcado como nexus de prehensiones
dentro de un contexto de creatividad. El lenguaje como medio de traslación es
también un acto de creación que facilita la prehensión, la relación y la
constitución de entidades actuales en concrescencia facilitando a su vez
la relación en forma cada vez más compleja. Desde esta perspectiva el diseño es
expresión de la existencia de un lenguaje adecuado puesto que posibilita la
prehensión o agenciamiento e interrelación en virtud de que la creación y
recreación, en términos exegéticos, permiten entretejer los objetos
experimentados captados mediante destellos que, como dijimos, crean las
condiciones de posibilidad de conocer en la medida en que el circulo de
comprensión, giro hermenéutico, da una coherencia y una consistencia que se
expresa en duración.
Así pues,
de forma armónica se hacen sinónimas las palabras creación y diseño, en la
medida en que se considere el todo, el universo de las entidades actuales
y un mundo comprendido a partir de la existencia de prehensiones o
agenciamientos de deseo y de enunciación. Desde este ángulo de análisis sí se
puede hablar también, en primer lugar, de entidades actuales como diseñadores
y nexus de prehensiones como nexus de diseñadores en equilibrio
armónico con la naturaleza y, en segundo lugar, de una historia efectual basada
en el principio de creatividad whiteheadano visto desde la lógica del diseño y
de una fusión de horizontes basada en la armonía de la naturaleza y la red de
relaciones de cosas reales.
Por otra parte, desde la perspectiva del proceso de construcción de significados es a partir de la reflexión
realizada por Kolko (Op. Cit), que muchos investigadores en otras disciplinas
han estado estudiando en el mundo de hoy. En este punto debemos hacer una
aclaratoria. La red de relaciones de cosas reales o nexus de prehensiones en sí
no tiene significado, es a-significante, ahora, el modo en que se produce la
relación, es decir, el modo en que un ente es afectado sí, por ello cuando
Kolko habla de construcción de significados está refiriéndose a la naturaleza
interna de la relación, o sea, a la prehensión o agenciamiento como se
analizará en el parágrafo cuarto. Dentro de este marco resulta interesante
tener presente que Simon, referido por Kolko (Ibidem: p. 4), estuvo al inicio
de su carrera tratando de descubrir cómo la gente decide y luego se inclinó
hacia la comprensión de cómo las personas resuelven problemas, porque la
resolución de problemas es, en última instancia, no solo un proceso de toma de
decisiones, sino también un proceso de diseño (de creación).
Simon definió criterios para establecer cuando un problema es “bien
estructurado”[24]
y, por defecto, cuando un problema es “mal estructurado” y en este último tipo
de problema es que -por lo general- se ubican los diseñadores de productos,
servicios y software. En este sentido Kolko expresó que no se le puede pedir a
una computadora, por volver al ejemplo expuesto, por lo que se observa
aquí el principio de creatividad y, consecuentemente, el diseño como un acto
natural basado en un criterio que integra lo ‘uno’ y lo ‘múltiple’ de forma
armónica y no a partir de una naturaleza bifurcada como ya hemos hecho mención.
La novedad en este caso visto desde la bifurcación puede generar el fin de una
relación que en términos whiteheadano se corresponde con una disyunción.
Gladwell (2007, referido por Kolko, ibidem), plantea
que a menudo se toman decisiones en un "parpadeo" o un destello, como
ya se ha indicado, y en ello la intuición actúa a partir de una corazonada o
percepción instantánea que se tenga siempre y cuando esta se exprese a partir
de la coherencia, la consistencia y la no-ambigüedad para determinar lo más
exhaustivamente posible el comportamiento de la realidad (el problema en un
mundo de realidades) y tomar la decisión en un mundo de posibles soluciones, lo
cual se esquematizó en “El camino rizomático hacia la realidad deseada”[25]. Para ello se
utiliza el conocimiento tácito y este no es más que el conocimiento acumulado a
lo largo del tiempo sobre el problema a través de la experiencia, es decir, es
el conocimiento producido en base a destellos entretejidos expresados en una
red. La metáfora, en este sentido, es el medio que permite la traslación que
hace este conocimiento explicito y da consistencia y coherencia al tejido de
relaciones en el proceso de toma de decisiones.
Por otra parte, Klein, Moon y Hoffman (2006, referidos por Kolko,
ibidem), definen “creación de sentido”[26],
como un esfuerzo continuo y motivado para comprender las conexiones que pueden
existir entre personas, lugares y eventos que se entiende desde una perspectiva
contextual, con el fin de anticipar su desenlace y actuar con eficacia. Pero,
esta construcción del sentido se basará en el ‘marco de referencia’[27]
que como perspectiva describe y percibe una situación determinada a través de
un círculo de comprensión ya que los marcos de referencia definen lo que cuenta
como datos y dan forma a estos datos que en términos relacionales expresan la
existencia de una entidad actual físicamente o un objeto eterno
en un movimiento continuo determinado por la fluencia de la realidad[28]. De allí que Kolko,
expresara que “a frame is, simplistically, a point of view”[29].
A partir de esta afirmación se puede inferir que el ser humano usa su punto de
vista (frame), para darle ‘sentido a las situaciones’[30]
y, además,
el sentido o significado que se le da a una situación dada (realidad), está
moldeado por el cúmulo de experiencias de cada quien (o mundo de vida) y, a su
vez, el punto de vista (frame) continuará dando forma a acciones y
comportamientos posteriores tanto de manera individual de una entidad actual
(concrescente) como en un nexus de prehensiones, de acuerdo con la línea
discursiva en desarrollo. El punto de vista, en este contexto, es el punto de
inicio del proceso de constitución de una red de relaciones más compleja desde
un enfoque procesual.
Kolko expresó entonces que:
In design, framing can be thought of as the
designer’s perspective when approaching the problem (both conceptually and
pragmatically). The frame itself applies a set of exteriors, subjective
constrains to the design problem; it is built on the types of experiences
referenced during sensemaking[31].
En sentido práctico, lo antes expuesto lleva a
considerar que, en el ámbito de la ciencia de dirección, es decir, de la toma
de decisiones a partir de varias posibilidades o soluciones para crear y concretar
una realidad deseada, cada uno -como diseñador- tendrá una aproximación
siguiendo un camino rizomático dado por su punto de vista que puede
posibilitar la estructuración de una red de relaciones. Ello implica que, por
ejemplo, algunos ante una misma situación, se aproximen afectivamente con
criterios de ‘utilidad’, ‘facilidad de uso’ o de ‘empoderamiento de la gente’,
‘equidad’, ‘asunto agradable y emocionalmente satisfactorio’, ‘capacidad o
niveles de control’, ‘políticas de Estado’, ‘lineamientos organizacionales’,
‘cooperación’ entre muchas otras perspectivas o puntos de vista.
Al seguir la línea discursiva de Kolko (Ibidem, pp.
43-51), además de lo anterior, del punto de vista desde el cual se aborda una
situación, también entran en juego las restricciones, entendidas estas como
descriptores que deben cumplir la solución por necesidades presentadas en
diferentes niveles de relación, y que impone fronteras de tiempo, espacio y
lugar, etc. Sin embargo, también existen restricciones impuestas por el mismo
diseñador. En el caso de generar soluciones para ‘otros’, hay
restricciones que de manera selectiva pueden ser ignoradas toda vez que el
resultado (solución) sea exitoso, en términos de duración, y resulta obvio que
no se puede garantizar el éxito de una solución si no se intenta, se prueba, se
pone en práctica en un proceso continuo de ajuste y control. A este punto,
resulta necesario desarrollar la habilidad para trasladarla a ‘otras’
entidades porque algunas restricciones no son apropiadas en un esfuerzo por
traer la ‘idea de diseño’ (solución) a la realidad generando concrescencia.
Las restricciones en sí mismas expresan la naturaleza
de la relación. Ya se ha indicado que el ‘sentimiento’ (feeling), en términos
whiteheadanos, es una relación vectorial que puede asegurar tanto la
interdependencia como su atomicidad y se agrega también que puede restringir o
refrenar un proceso, es decir, el estado de una entidad actual. En esta
relación una restricción expresa la diferencia que puede existir entre
entidades que conforman un nexus y la naturaleza y alcance de la co-operación.
Por ello, el lenguaje, y específicamente la capacidad de trasladar mediante
metáforas resulta, fundamental en tanto y en cuanto coadyuvan a que una
relación dure.
De las dos perspectivas antes examinadas en este
parágrafo queda que la ‘metáfora’ como traslación de una forma de sentido a
otra y el ‘significado’ observado aquí como sentido y referencia de lo captado
de una realidad experimentada y verificada (o falsada) bajo una nueva
significación en términos de función, uso y duración expresan el modo en que se
manifiesta la creatividad entendida como un proceso de estructuración de
entidades con mayor grado de complejidad. Así pues, se tiene
que para explorar ‘ideas divergentes’ hay que mover temporalmente las
restricciones y expandir innovativamente las fronteras de lo que se considera
como apropiada solución o adecuada decisión en un proceso de
diseño (ibidem, p. 47). Esta última afirmación conduce a la frontera de la praxis.
4.
El pensamiento de diseño: una perspectiva práctica.
Aristóteles expresó que la práctica (‘praxis’) es
expresión de ser-en-acto de una comunidad política y consideró que la
‘prudencia’ (‘phrónesis’) es el medio a través del cual es posible entender la
idea de orden y estabilidad de ser que busca preservarse de la mejor manera
posible. En este sentido, la prudencia puede ser entendida como un modo de ser
racional que permite, por una parte, funcionar en todos los quehaceres en el
mundo y, por la otra, reflexionar y relacionarse efectivamente en todo momento
y en todo lugar. Desde esta perspectiva nexus y prudencia coinciden en
cuanto a disposición en la medida en que dure una relación. Este modo de ser
dentro de un contexto de fluencia que requiere un proceso de adaptación y
adecuación constante enmarca la ‘originalidad’, la ‘innovación’ y el ‘diseño
inteligente’, tres aspectos que permiten entender la praxis siguiendo el
principio de creatividad y novedad que hemos desarrollado. Las tres se examinan
a continuación para valorar la cercanía o lejanía entre la filosofía y la
praxis del principio de creatividad y del diseño en términos de armonía y
desarmonía.
La originalidad expresa el carácter de la novedad
sirviendo de modelo para su reproducción. Martin (2009, pp. 158-169), planteó
en este sentido práctico que algunos contextos no se benefician de la
repetición, la estructuración y la planificación que son distintivos de la
maestría en el hacer y que para contextos distintos a los normalmente manejados
se requiere crear nuevos enfoques o soluciones, es decir, se requiere
originalidad. En este sentido, el citado autor (ibidem, p. 166), planteó que la
originalidad exige la voluntad de experimentar; que una situación novedosa
demanda de espontaneidad como respuesta; que a medida que la información llega
es necesaria la flexibilidad para cambiar cursos de acción determinados; y que
a medida que las oportunidades se presentan, incluso si son inesperadas, hay
que tener capacidad de respuesta. La originalidad, consecuentemente, es una de
las formas en que se presenta la creatividad favoreciendo la duración de una
entidad y su concrescencia. Martin insistió, en este sentido, en que el dominio[32]
sin originalidad se convierte en una repetición mecánica o habitual que
se asocia con la visión bifurcada de la naturaleza que se quiere evitar[33].
En este sentido el autor desarrolló el siguiente esquema con el que describe al
sistema de conocimiento de los pensadores de diseño:
Las líneas que indican ‘información’ y ‘guía’ expresan la estructura de adaptabilidad que promueve la originalidad. Como la originalidad es una cualidad de lo nuevo se puede ahora hablar de innovación.
La innovación está relacionada con el proceso de
realización de cambios materiales y espirituales en entidades relativamente
estables. También puede ser entendida como la praxis del principio de
creatividad en tanto y en cuanto es efecto de un proceso de adecuación y de
adaptación cuya naturaleza expresa elasticidad desde una perspectiva
prudencial. La palabra ‘innovar’ está relacionada, desde
esta perspectiva, con la palabra ‘inventar’. La primera tiene su origen en la
palabra latina ‘innovare’ y significa “mudar o alterar algo, introduciendo
novedades” y, la segunda palabra "invención" viene del latín
‘inventio’ y significa "hallar o descubrir algo nuevo o no conocido".
La relación de estas dos palabras que en
sí expresan la complejidad que en ellas está subyacente obedece a un esfuerzo
para desarrollar una filosofía de la innovación a partir de la reinterpretación
de la concepción leibniziana del Ars Inveniendi en lo concerniente a dos
aspectos a tener en consideración: la producción de nuevos conceptos en un
proceso analítico que permite la elaboración de nuevas definiciones y un
proceso sintético que posibilita justificar “combinatoria y deductivamente lo
ya conocido… o suministrar nuevos teoremas, nuevos hechos o nuevos artefactos”[34].
Esta propuesta leibniziana ha sido usada para dar sustento a la innovación
desde una perspectiva axiológica y procesual en los diferentes campos del
quehacer humano[35]. En el centro de esta
filosofía de innovación se encuentra la individualidad entendida como
autenticidad[36]. Según
Carol Steiner el término autenticidad se refiere aquí tanto a un enfoque no
convencional del mundo como a una apertura a puntos de vista alternativos a partir
de la consideración de ser en un mundo complejo, haber sido arrojado al mundo y
por tanto originalmente no comprometido con ningún paradigma y, finalmente,
estar en su naturaleza el ser cooperativo. La individualidad es fundamental
según esta autora debido a que permite funcionar fuera de formas de pensar
basadas en estructuras convencionales o científicas que, como se ha visto,
parten de la consideración de una naturaleza bifurcada donde se examinan las
cosas de forma aislada de sus vínculos naturales o de la red de relaciones de
la que forma parte. La innovación, en este sentido, es el motor de la
originalidad y es expresión del principio de creatividad. Con ello, podemos analizar
ahora la visión de sistema y diseño, más allá de procesos y pensamiento.
Según Flaviano Celaschi et alii (2016), el diseño como
un acto de pura creatividad está relacionado con la producción de valor a fin
de generar satisfacción. Esta producción de valor implica en el estado de cosas
del universo que producción y diseño tienden a ser sinónimas en tanto y en cuanto
es una expresión del esfuerzo por perseverar en la propia existencia. Ahora
bien, este esfuerzo enmarcado en un nexus, un tejido creativo armónico del uno
y el todo que los autores mencionados denominan ecosistemas
creativos se contrapone a una visión que evidencia la ocurrencia de una
bifurcación en la medida en que reconocen la existencia de dos realidades donde
una se opone o se impone a la otra generando inseguridad. Por ello estiman en
una lectura coincidente al universo creativo whiteheadano que deberían
considerar los
ecosistemas de la creación como un todo. Como otros tipos de ecosistemas
culturales. Los ecosistemas creativos albergan innumerables, diversas y
articuladas conexiones que incuban procesos creativos dirigido a interpretar,
criticar, repensar y transformar el mundo, incluidos los procesos de diseño
(2016 p. 28).
Esta visión practica del diseño entendida
como ecosistema creativo
orbita en torno a la práctica de las relaciones creativas
que incluyen la originalidad y la innovación que hemos examinado contribuyendo
así a evitar la inestabilidad. De ahí que los autores le han dado importancia a
lo que se puede entender como una ‘filosofía del diseño’ e incluso ‘filosofía
de la innovación’, debido a que el proceso de diseño se traduce epistémicamente
en métodos para la creación, la práctica y la evolución de las estrategias que
organizan los distintos entes en un proceso de diseño desde la perspectiva del
‘uno’ y el ‘todo’, permitiendo así la consideración de lo regular y lo
evidente, lo posible e incluso la desviación y lo impredecible, la casualidad y
el error desde un enfoque especulativo y prospectivo debido a la
intraducibilidad del proceso creativo en su relación con una realidad que se
caracteriza por su dinamicidad.
Por otra parte, los autores se focalizaron
en el concepto de ‘relación’ desde una perspectiva procesual y la entendieron
como una forma de mediación que cada vez más se ha constituido en el centro de
atención desde una perspectiva exegética debido, según la línea discursiva que
se ha seguido en este ensayo, a que desde ella una estructura a-jerárquica,
a-centrada y a-significante como lo es un ecosistema creativo puede dejar de serlo
promoviéndose así una forma de bifurcación y por consiguiente dos realidades
incompatibles con la naturaleza vista como una unidad. A pesar de esta
dificultad práctica, el diseño observado por los citados autores como motor de
la innovación y el cambio debe expresar una actitud estratégica y anticipatoria
que representa una manera de afrontar el futuro.
La intraducibilidad del lenguaje conduce
al tema de la metáfora como vehículo para hacer viable la originalidad, la
innovación, el diseño y el nexus de diseños. Para estos autores el diseño
estratégico es una especie de apertura hacia el futuro, como condición de
subjetividad, que está relacionada con la necesidad de hacer ajustes que
permitan a una estructura de relaciones mantenerse en el tiempo en un contexto
de ‘creatividad’. Así pues, una entidad actual es original desde su
creación y es innovadora a partir de su propio autodiseño en tanto y en cuanto
concrece hasta su completa satisfacción. Desde esta perspectiva, la praxis del
diseño está relacionada con el futuro construido desde el presente en una
secuencia de ajustes y adecuaciones a partir de una concepción de la realidad
que tiende a oscilar entre un uno de la armonía y un dos de la bifurcación o
desarmonía.
Sin embargo,
esta praxis del diseño se procesa más efectivamente cuando se hace a través de
la conjunción de individualidades, que como hemos afirmado, tienen que ver con variedad
de perspectivas o ‘puntos de vista’. Sobre este particular Martin (Ibídem, p.
167-177), plantea que los individuos son mayormente ‘pensadores analíticos
impulsados por la confiabilidad’[37];
pero, que las organizaciones necesitan de ‘individuos conducidos por la
validez’[38]
para evitar así que “la organización se estanque debido a una sobre explotación
o baja exploración”[39];
esto último lo que busca es propiciar la innovación. Para lograr que ambos
tipos o estilos de pensadores se comuniquen pasa por la capacidad de
comunicación entre las partes o integrantes de un sistema cooperativo ya que
los ‘analíticos’ y los ‘intuitivos’ hablan diferentes lenguajes. Para ello,
resulta pertinente tener presente el siguiente esquema deducido a partir de
Martin (ibídem):
Ilustración 2 relación entre estilos de pensar analítico e intuitivo con los
demás. elaboración propia de los autores
En la
ilustración 2 se hace un resumen de cómo ambos estilos de pensamiento, el
orientado por el análisis y el basado en la intuición, se relacionan con las
soluciones y el posible camino a seguir en cada caso. En él se trata de
evidenciar que:
·
Los
pensadores analíticos (ubicados en el extremo izquierdo del eje azul, referido
al estilo de pensamiento)[40],
buscan resultados o soluciones predecibles, lo que lleva a conocer tanto en
profundidad la situación o realidad a transformar como la mayor variedad de
opciones para decidir cuál de ellas es la solución. En este caso se trata de
manejar data, hechos (el pasado[41]),
pruebas, análisis de regresión, certeza, mejores prácticas, entre otras cosas
que den garantía de ‘resultados predecibles’[42],
pues, la confiabilidad[43]
es lo más importante. En este caso el ‘pensamiento de diseño’ debe aceptar el
reto de encontrar formas creativas para reconocer la ‘validez’ en el camino
hacia la mejor solución[44].
Por tanto, el ‘pensador analítico’ debe transitar desde el área delimitada por
líneas rojas representando a las soluciones predecibles, hacia arriba del
gráfico y hallar, quizás, que las soluciones predecibles sean impregnadas por
formas creativas que las hagan soluciones aceptables (de significado o validez
para el beneficiado). Entendiendo así al ‘pensador analítico’, lleva a que el
‘pensador intuitivo’ a la hora de comunicarse con un ‘pensador analítico’, deba
hacerlo mediante un lenguaje de analogías[45]
(metáforas), de historias que muestren la idea y su posible ejecución.
·
En
cambio, el ‘pensador intuitivo’ ve cosas que escapan al ‘pensador analítico’.
El ‘intuitivo’ busca avanzar, crear cosas nuevas e impresionantes en el mundo y
su visión no apunta al pasado sino al futuro[46].
Se focaliza en crear cosas que agraden, gusten y eso es lo más importante, por
tanto, es una personal más emocional que razonable. Ello lleva a pensar en
escenarios para construir el camino hacia el futuro deseado que es distinto al
futuro posible o predecible y aquí está la esencia de la prospectiva, es decir,
de la búsqueda de lo que se desea (hacer el deseo realidad). Para ello se
desconecta del pasado (experiencias) para innovar, a observar el mundo como
podría ser (no como es) para crear algo nuevo que seguramente tiene valor o
significado para él y otros, con lo cual alcanza la validez. Por tanto, el
’pensador intuitivo’ transita en el área delimitada por las líneas color
naranja representada a la derecha y hacia arriba del gráfico. Asumiendo así al
‘pensador intuitivo’, el ‘pensador analítico’ a la hora de comunicarse con
un ‘intuitivo’, debe hacerlo mediante el compartir datos y razonamientos mas no
conclusiones.
En una lectura
spinoziana, el pensamiento analítico se corresponde con el segundo nivel de
conocimientos y el pensamiento intuitivo, como ya se indicó, se corresponde con
el tercer nivel conocimiento que va más allá de la experiencia y evoca
todo aquello que expresa el orden de la naturaleza. Allí no hay conceptos,
porque no hay hechos ni lenguaje porque se ubica en un plano que se acerca a la
mística y a la metáfora.
Como a este
punto el sentido discursivo está en la efectividad de la praxis del diseño a
partir del trabajo en equipo, con variedad de perspectivas o ‘puntos de vista’
, cabe acotar que lo planteado en ese gráfico y lo antes expuesto, es válido
tanto para las relaciones de los individuos con sus pares o estructuras
cooperativas, pues, las relaciones que se tejen deben buscar la comunicación
empática y ello pasa por el reconocimiento de una necesidad. La empatía, en
este contexto, nos convoca de nuevo a examinar el principio de creatividad y
cómo se constituye una entidad actual en armonía con la naturaleza.
5.
Principio de creatividad y pensamiento de diseño en la ciencia de
dirección
La concepción del mundo a partir de una
naturaleza bifurcada afecta el principio de creatividad debido a que en las dos
realidades que genera se funciona con lenguajes diferentes. El logro de la
armonía en términos procesuales nos coloca en conexión con el ‘uno’ y el ‘todo’
que, de acuerdo con Spinoza, nos ubica en el tercer nivel de conocimiento, es
decir, el conocimiento intuitivo de Dios o la naturaleza. La bifurcación de la
naturaleza, como ya se ha indicado, es expresión de un modelo
filosófico-científico que bifurca la realidad en dos segmentos de naturaleza
distintas, la influente de carácter fenoménico, factual, físico, extrínseco y
casual y la efluente de carácter aparente, valorativo, ideal, intrínseco
e aprehensivo (Ferreria, Op. Cit. p12). Su problematicidad proviene a que, si
esta es analizada a través de la perspectiva metodológica de la Filosofía
Especulativa, que exige coherencia y adecuación, ni en la epistemología o
teoría del conocimiento y ni en la metafísica asociada la bifurcación es aceptable
(Ibíd.:15). Por ello fue que definimos la intuición a partir de la coherencia,
la consistencia y la no-ambigüedad en tanto que permite procesualmente
entretejer captaciones de destellos de apreciable intensidad. Por ello vamos a
analizar el proceso creativo de establecimiento de un sistema autoreferenciado,
es decir, cómo surge una nueva entidad y cómo establecerla dentro de una
totalidad y una unicidad determinada y finalmente vamos a valorar la metáfora
como medio para pensar en una naturaleza no bifurcada que permita la conexión
con el ‘uno’ y ‘todo’ en una ciencia de dirección a partir de la consideración
del principio de creatividad whiteheadano.
Debemos indicar que el contexto en que se
desarrolló la filosofía de Whitehead se enmarcó dentro de un ambiente
neokantiano que bañó con su lenguaje los primordios de la física y metafísica
moderna planteándose con ella la dificultad de usar palabras convencionales
para describir nuevos fenómenos. De ahí la importancia que se le ha dado a la
filosofía del proceso debido a que representa un punto de convergencia que
permite la creación o la innovación a partir del lenguaje. Es en este marco en
que se ubica el pensamiento de Eastman. Creemos que la bifurcación de la
naturaleza se produce cuando en una realidad determinada se actúa sólo
analíticamente a partir de consideraciones binarias o booleanas teniendo
presente las entradas y salidas de un proceso. La lógica triádica, según el
citado autor, es necesaria para comprender la compleja totalidad del mundo real
y consiste, en primer lugar, en la valoración de la naturaleza de la diferencia
(diádica entrada/ salida, todo/parte, etc.), en segundo lugar, el orden (orden
triádico que incluye contexto/semiótica y las cualidades subjetivas de las
experiencias individuales), y, finalmente, el origen (dimensión espiritual) que
incluye dentro de la parte contextual de un orden o situación dada
(Ibid.:24-26).
Para pensar en términos autoreferenciales
como un medio para generar armonía vamos a analizar, en términos de
recursividad y fractalidad[47]
desde una perspectiva que procesualmente se ubica Cibernética de 2º Orden para luego entender dicho proceso a partir del lenguaje. Para
ello nos apoyaremos en el trabajo de Lares et alii (2012) debido a la
aproximación que hicieron de la cibernética de 3º Orden desde la perspectiva
del lenguaje[48].
El proceso analítico al cual se hizo mención contiene tres partes: la primera ubicada teórica y metodológicamente dentro de la fenomenología;
la segunda, tiene que ver con la percepción de la realidad esencial a
partir de una visión compleja y, por último, la construcción de la
autorreferencialidad.
Desde la perspectiva
fenomenológica el foco de atención está dado en la consideración de los puntos
de vista y sus diferencias que expresan la individualidad subyacente en un
proceso de interrelacionamiento como paso previo a la estructuración de una red
de relaciones dentro de un contexto determinado. Esta estructuración de la red
parte, en primer lugar, de un proceso de valoración de cada punto de vista, en
segundo lugar, de la posibilidad de un mayor abarcamiento, las posibilidades de
volcamiento de cada individuo o vuelta al en sí y su superación, en
tercer lugar, la construcción de nuevos conceptos que expresen la
autorreferencialidad como medio para la constitución de una nueva esencia y, en
cuarto lugar, el aunamiento y construcción de una nueva entidad con un mayor
grado de complejidad. En esta nueva entidad se evidencia el principio de
creatividad y en los cuatro momentos antes indicado se observa el proceso de
diseño y de innovación que conduce a la armonía del ‘uno’ y ‘todo’ (Lares, Op.
Cit.).
Desde una perspectiva compleja nos
encontramos frente a una entidad en constitución que tiende a ser recursiva
y no-lineal. En esta entidad se pasa de la individualidad a
individualidades y de aquí a la idea de una unidad superior que no significa
homogeneización. Ahora el cambio se deriva como concepto de la idea de
conflicto que asumimos que es un estado y un acto que contiene, el cambio o el
conflicto, la identidad y la diferencia. La idea del conflicto es entendida
también aquí como un imaginario, puesto que este eventualmente puede ser
interpretado como un proceso de dominación u homogeneización. Desde esta
perspectiva el conflicto es un cambio determinado por la inmediatez y de ahí la
idea de estrechez o de inseguridad. La no-inmediatez significa o es entendida
como un proceso progresivo de incorporación de identidades y diferencias que
conteniéndose pasan a constituir otro tipo de unidad, de esencia. Lo que da
idea de cambio es el movimiento de concrescencia dentro de la estructura en
conformación hacia un estado de mayor complejidad en la nueva entidad que se
está gestando. Consecuentemente, la verdad es cambio y la estructura es la
existencia conformada por la esencia y lo externo a ella. El cambio, es decir,
la conformación de estructuras más complejas y en múltiples niveles genera
capacidad de adaptación por las múltiples formas de relacionamiento en que se
produce. Este hecho genera auto-referenciación desde una perspectiva
cibernética de 2º orden
(Krieger, 1998:05).
La auto referenciación, como el
tercer aspecto que se ha considerado, es en sí un proceso de creación donde el
cómo, en la medida en que se establecen relaciones, se da como proceso. Pero
como proceso de organización, es decir, de auto-organización, se produce dentro
de un proceso de superación de las identidades en sus distintas
contextualidades y sus diferencias produciéndose una identidad nueva o un nuevo
ecosistema. Dicho de otra manera, si se observa la
individualidad como una individualidad se evidencia que los momentos de la
totalidad están presentes en cada parte de dicho proceso creativo, así como
también los momentos individuales se contienen en la totalidad generando
momentos contextuales diferentes en la medida en que cristaliza la nueva relación.
Por lo que se puede afirmar que la suma del todo no produce el todo, sino que
el todo se construye con la construcción de cada una de las partes. Dicho de
otra manera, se debe observar en el proceso autosemejanza en las partes y en el
todo (Lares, Op. Cit.).
En el proceso de construcción de una
entidad se destaca en primera instancia la diversidad y la idea. La diversidad
determinada por la multiplicidad. La idea surge de una situación inicial que
lleva al establecimiento de un concepto, un objeto eterno, una epistemología
a partir de la propia experiencia de los componentes de una nueva red de
relaciones. El
proceso creativo de constitución de una entidad actual permite entender
loa cambios como ajustes que persiguen adecuar innovativamente las capacidades
disponibles con las necesidades planteadas en el proceso de su constitución
desde una perspectiva cibernética de 2º orden. Como se puede observar una entidad
actual es un sistema no-lineal que se autodiseña de forma procesual. Así
pues, el acto de creación, de diseño y de innovación no son exteriores a una
entidad desde un enfoque bifurcado, sino que es interior y exterior en relación
con la misma entidad y ello explica la necesidad de autoobservación. El modo de
acceder al conocimiento de una estructura de esta naturaleza es, como ya se
expresó, a través del “círculo hermenéutico” entendido como un proceso
exegético que va del todo a las partes y de las partes al todo. El conocimiento
del todo determina el sentido de las partes, pero, a la vez, el conocimiento de
las partes corrige y profundiza el significado del todo.
Pero este conocimiento dentro del proceso
de conformación de una nueva entidad debe seguir la misma secuencia procesual
de conformación de la estructura. Debemos recordar, en este sentido, la
proposición spinoziana: el orden y conexión de las cosas es el mismo orden y
conexión de las ideas debido a que la procesualidad que genera mayor complejidad
también se presenta en el lenguaje.
La complejidad en el lenguaje que hemos
dicho está presente en las relaciones que se han establecido entre física moderna
(cuántica) y sistemas neuronales siguiendo a Roger Penrose lleva, por una parte,
de nuevo al plano de la metáfora, al dibujo de una distinción para luego
producir una traslación[49]
y, por la otra, al plano de la mística, de lo espiritual, para hacer traducible
lo que es intraducible por estar más allá de nuestra experiencia. La distinción
aquí posee dos componentes: Una frontera que hace posible diferenciar las
partes y pasar de una a otra y un sentido que tiene la separación de las partes
y su marcaje, la cual, por la forma de la distinción obliga al observador, en
esta fase, a salir de una parte de lo distinguido, es decir, a salirse de una
posición asumida para comprenderse a sí mismo y al conjunto. La traslación que
se produce en sí en esta distinción es expresión de un ‘giro lingüístico’ que funge
como un atractor que entrevera datos, generando un ethos semántico
propio que cumple el doble papel de código gramatical (morfosintáctico y
filológico) y de modo procedimental ajustado al sistema de solución de
problemas teórico-práctico (onto-epistemológico).
En el proceso “hacia” el establecimiento
de una nueva red de relaciones, Lares et alii (Op. Cit.) expresaron que “un
tejido construye el tejido que estudia a partir de los propios elementos
instituyentes, es decir, las ‘comunicaciones o informaciones’ específicas de
cada componente de la red”. Este tejido se hace o autohace sin costuras puesto
que se busca duración desde la perspectiva individual y conjuntiva. En este
determinado tipo de auto-referencia cada momento del proceso muestra dos
aspectos a tener en consideración;
El primero es que cada
componente de la red favorece de una manera operativa la construcción de un
entramado teórico dirigido al análisis de la propia información que genera para
su distribución dentro de la misma red que se está constituyendo. El segundo
consiste en la comprensión de que el orden emergente es un sistema semiótico o
de significados (Ibid.).
El “llegar a ser” de este proceso de
autoconstitución se expresa, en primer lugar, en la socialización del
conocimiento que produce el proceso de inicio, en segundo lugar, en el carácter
dialogante de cada componente en la construcción de una identidad y, consecuentemente,
este proceso traslada el entorno del conocimiento de una especifidad propia a
un consenso “entre” especificidades. Con ello se establece efectivamente una
nueva red de relaciones de mayor complejidad. Este cambio implica, por una
parte, la modificación del “código” que organiza la nueva entidad[50]
y, por la otra, el pasaje desde un individuo en su especificidad como gestor de
conocimiento a la red-trans-específica de relaciones como organizador del
conocimiento (Ibid.). De igual forma, el dialogo de “significaciones” es un
proceso que reconoce que hay una ampliación de los límites de cada
individualidad. En este proceso, una red concrescente considera su
especificidad como medio para comprender el sentido y significado del hacer de
la nueva relación, evitando así una concepción bifurcada de la naturaleza y/o
la binariedad.
El dialogo de significaciones que produce
el consenso entre especificidades es un proceso de ajuste sólo explicable de
manera retrospectiva mediante metáforas explicativas, pues sólo ellas son las
que hacen posible dicho consenso. La metáfora, en este contexto, permite
explicar el fenómeno de aunamiento que acontece como proceso y en tanto que
proceso. En esta explicación la metáfora representa en si una forma de
superación que agrega valor en relación con cada componente de la nueva entidad
permitiendo la constitución de una nueva metáfora que contiene las metáforas
individuales explicativas originales que contribuyen en el proceso de
aunamiento y constitución de la nueva entidad[51].
En el paso de la metáfora explicativa a la
metáfora superada se produce la autorreflexibilidad, y con ella la posibilidad
de un lenguaje que producto de la conciencia puede ser observado como un acto
de entendimiento que permite observar la intuición como posibilidad de
entretejimiento de captaciones que garantizan la coherencia, la consistencia y
la no-ambigüedad (Ibid.). Desde el punto de vista de la superación esta se
produce cuando se apela a la metáfora para explicar el fenómeno del proceso de
interrelación. La auto-referencia, la autosemejanza y el principio de
creatividad, consecuentemente demuestran de forma equilibrada la cibernética de
2º orden. El equilibrio se produce en la simultaneidad y fluidez estable de los
procesos expresando duración. La duración, desde este ángulo de análisis, se
expresa de manera metafórica como “control”, en tanto y en cuanto este puede
ser considerado como un elemento místico que actúa como un puente entre el todo
y las partes. Aquí la expresión “control” indica un nombre que refiere un
proceso y la palabra dentro de un juego determinado que permite la comprensión
de lo nuevo, de lo dado, más allá de la propia experiencia nos lleva a examinar
finalmente los juegos del lenguaje, la intuición y la metáfora como proceso de
diseño y autodiseño más allá de la experiencia.
La experiencia viviente del sentido dentro
de un contexto de apertura evita la adopción de un esquema de pensamiento que
expresa una naturaleza bifurcada sustituyéndola por una concepción basada en la
relación entre el todo y las partes. Pero como la palabra expresa pensamientos
que se dan de forma intuitiva se nos presenta un problema a considerar que fue
señalado originalmente por Ludwig Wittgenstein al expresar que:
El lenguaje disfraza el
pensamiento. Y de un modo tal… que de la forma externa al ropaje no puede
deducirse la forma del pensamiento disfrazado; porque la forma externa del
ropaje está construida de cara a objetivos totalmente distintos que el de
permitir reconocer la forma del cuerpo (1992:49).
Este disfraz es un óbice que impide efectivamente la
concreción de una prehensión o un agenciamiento y/o la revelación del mundo en
la medida en que no se supera una situación determinada fomentando la
bifurcación y la analítica de la binariedad. Esto es debido a que la realidad
nos sume en confusión por no saber hacer respectiva las cosas reales a la mano
de forma adecuada, y la palabra, en este contexto, puede ayudarla a
ocultárnoslas aún más. En este sentido hay que tener presente, siguiendo a
Lares et alii (Op. Cit.), que
La revelación del mundo
viene dada por la otredad que permite superar lo aparencial, contingente y
temporal, y permite postular lo esencial. De ahí la necesidad de determinar lo
que es dicho y lo que no ha sido disfrazado de manera consciente o inconsciente.
En tal sentido el lenguaje es una herramienta para comprender y construir el
mundo.
El lenguaje funciona en sus usos, pero
estos usos son múltiples y éstos usos a su vez son dinámicos dado que son
formas de vida en tanto que se reproducen mediante ‘juegos’ y en estas
variaciones el lenguaje describe, pregunta, indaga, descubre, consuela, manda,
entre tantas posibilidades. Wittgenstein (2004), al respecto, expresó “que no
hay una función del lenguaje, como no hay una función de una caja de
herramientas…”, lo único que hay son similaridades, aires de familia, que se
combinan, intercambian y se entrecruzan y permiten la constitución de una nueva
entidad cuando sus componentes pueden efectivamente participar en el juego
(Ibid.). Estos juegos también facilitan la construcción de metáforas
explicativas y compartidas.
Krieger, por su parte, expresó que el
análisis de la comunicación exige una identidad que se construye por mecanismos
comunicativos procesuales de proclamación, iniciación, representación ritual
que conecta con lo intraducible, repetición narrativa y exclusión/inclusión,
porque los sistemas de la semiótica surgen y se organizan, como se ha indicado
ya, a través de la autorreferenciación dentro de un contexto de sentido o
dentro de un juego determinado (Op. Cit.). Los juegos, en este sentido, se
expresan en estos mecanismos comunicativos que permiten la innovación porque
constituye un sistema de ajuste y/o autoajuste dentro de un contexto de
necesidad. En este sentido, en la explicación (comunicación) la necesidad es
fundamentada por el proceso y el proceso en sí es entendido como intuición que
impulsa la superación debido a que la coherencia se expresa en un histórico que
indica la existencia de un patrón de entretejimiento determinado de
creatividad. Aquí la metáfora opera como una especie de intuición lingüística,
dado que se considera como producida por el proceso creativo y es interpretada
dentro del mismo a pesar de dar cuenta de cosas ubicadas más allá de lo
sensible. En estas intuiciones lingüísticas se pueden encontrar similitudes en
las metáforas empleadas de forma explicativa por los componentes de una nueva
relación que cuando son superadas pueden dar paso a metáforas compartidas.
Estas metáforas compartidas, son efecto de un proceso continuo de
auto-ajustamiento individual y colectivo donde pasan a contenerse unas a otras
y a coexistir unas con otras, así como ocurren con las cosas y las ideas. La
superación de la metáfora explicativa individual en la metáfora compartida del
conjunto, puede ser denominada también, según Krieger, como el proceso de
construcción de una nueva identidad (Ibid.). Así pues, la necesidad como
fundamento de la creatividad impulsa el movimiento dentro de una lógica de la
mediación determinada, por una parte, por la metáfora como traslación y, por la
otra, por el rito desde una perspectiva que nos coloca en el tercer nivel del
conocimiento en sentido spinoziano.
El retorno de la universalidad a la
particularidad es una de las maneras en que se presenta la intuición y esta se
hace manifiesta en el uso de metáforas que permiten, por una parte, entretejer
captaciones que generan novedad y, por la otra, explicar lo particular en lo
universal dentro un contexto creativo. O sea que, en la sensibilidad para
aprehender el proceso se produce un viaje de lo universal a lo particular y de
lo particular a lo universal y la mediación se produce en el acto de creación,
acto donde está en juego la palabra (Ibid.). En este sentido, Heidegger (1996)
expresó
Allí donde dicho traer
delante trae expresamente la apertura de lo ente, es decir, la verdad, lo
traído delante sería una obra. Semejante modo de traer delante es el crear. En
tanto que modo de traer, es más bien un recibir y tomar dentro de la relación
con el desocultamiento...
El traer adelante mediante metáforas lo
inexplicable permite usar la expresión “creación” como proceso que, como se ha
visto, también se enmarca en el sentido whiteheadano que hemos desarrollado y
permite pensar en la existencia de una conexión con lo divino. Pero el proceso
de creación representa, de suyo, una primera vez, es decir, originalidad que
está determinada por dicho contexto creativo que hemos asociado con la armonía
de la naturaleza. Es en esta circunstancia que “en la medida que el lenguaje nombra
por primera vez a lo ente, es ese nombrar el que hace acceder lo ente a la
palabra y la manifestación...” (Ibid.). En la primera vez es que se observa la
traslación y la novedad que dentro de un contexto armónico refiere también
innovación y diseño.
La palabra conlleva entonces la
creatividad y la significación y constituye el puente entre el individuo y lo
que para él es relevante o útil en un tejido de relaciones. La expresión en
tanto que expresión, en este contexto, es un instrumento, un medio que permite
un ‘para’. Este ‘para’, el fin, es lo que es significativo.
La metáfora, en este contexto, es un medio
y un fin. Es medio en tanto que desocultador, de portador, de llevar lo
inexplicable a lo más o menos explicable permitiendo la conformación de tejidos
de relaciones dentro de un contexto creativo. Es fin porque para desocultar,
también tiene que ser desocultada y tomada para significar y ser significante,
y en este acto creativo, como una totalidad es la que permite de forma ritual
ajustar, innovar, en relación con lo que es significativo, lo que es posible.
En la intuición, por su parte, están presentes dos procesos: el proceso de
desocultar la expresión y ajustarla o entretejerla a aquello que es desocultado
para hacer de este desocultamiento un hecho relevante en sí, para sí y para los
otros y el proceso de desocultar el ente en la unicidad de la razón y la
reflexión. Por ello, Lares et alii finalmente expresaron que
La intuición como un
proceso se contiene y se supera lo particular y lo general, lo objetivo y lo
subjetivo, lo limitado y lo ilimitado, el ser y la conciencia, lo empírico y lo
razonable y el tiempo en sentido físico y metafísico (Ibid.)
Este proceso es el que hemos entendido a
partir de la coherencia, consistencia y no-ambigüedad dentro, a su vez, de un
proceso de entretejimiento de patrones captados en una realidad determinada y
de un contexto armónico dónde la creatividad, el diseño, la originalidad y la
innovación estén relacionados en un ‘uno’ que contiene el ‘todo’. Es desde esta
forma procesual que es posible una ciencia de dirección.
6.
Corolario
La agilidad del diseñador para moverse entre pensar analíticamente y el
pensar intuitivamente es solo posible mediante la flexibilidad y la superación.
Con ello es posible evitar la problemática consideración de la existencia de
dos realidades y por consiguiente desarmonía. Si se considera que el
conocimiento intuitivo es el conocimiento de Dios o la naturaleza pensar de
forma intuitiva permite hablar más de autodiseñador que de diseñador en tanto y
en cuanto es la forma en que se presenta la armonía expresada bajo la metáfora
del arco y la lira en sentido heracleitiano. Desde esta perspectiva se
entiende, el principio de creatividad, el autodiseño, la innovación y la
originalidad gracias a la superación de la teleología y el naturalismo, pero
conteniendo a ambas bajo la consideración de la existencia de infinitos modos e
infinitos atributos integrando el nexus de todos los nexus de
prehensiones que en sí constituye el mundo en constante creación.
Finalmente, Benedicto de
Spinoza expresó en su Tratado Político que el orden político que más se
correspondía con el orden de la naturaleza era la democracia debido a que ella
era el producto de la conversión de un estado de naturaleza en un estado civil
sin perder su carácter natural dentro de un proceso autocreativo. Aquí se
observa en el pensamiento de este filósofo del siglo XVII la importancia de la
coherencia, la consistencia y la no-ambigüedad como medios para conectarse con
el ‘uno’ y ‘todo’ que permite funcionar y alcanzar la beatitud. También se
considera que ello se aplica en una ciencia de dirección que se sustente de
manera armónica con la naturaleza, en el principio de creatividad whiteheadano,
en el autodiseño permanente y en la innovación y, utilice el lenguaje, como
medio de traslación, que haga la armonía y la conexión con el ‘uno’ y ‘todo’ en
un proceso, ya entendido de manera ritual, sucesivo e infinito de
desocultamiento.
7.
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[1] Ver al
respecto: Vera Rojas, L., & Blanco Carrero, E. (2021).
[2] Ver al
respecto: Wiczek, F. (2016).
[3] Susskind, L. (2006).
[4] Clayton,
Philip, “Introduction to Process Thought”, en Eastman, Timothy y Keeton, Hank. (2003).
[5] Ver al respecto: Arbeláez
(2019:78).
[6] Sobre
este tema, ver al respecto: Colina Arenas, B.; Adrianza Colina, A.; Camacho de
Adrianza, J. (2015).
[7] Ver al respecto: Tratado de la
Reforma del Entendimiento y Ética demostrada según el orden geométrico
en: De Spinoza, B. (2011[1677]).
[8] La distinción
efectivo-potencial se reconoce, según Eastman (2020), en aquellos eventos que
no sucedieron o en aquellas decisiones que no tomamos.
[9] Ver al respecto: Tratado
Breve (Spinoza, Op. Cit.:240).
[10] Ver al respecto: Ver
al respecto: Edgar Blanco: “Juan David García Bacca y Alfred N. Whitehead. Una
metafísica del ser en cuanto creación” en: María Guadalupe Llanes (Coord.) (2020).
[11] Concrescencia (concrescence)
es el proceso de llegar a ser concreto (Llanes, 2020:55). De forma
más específica Whitehead expresó “One kind is the fluency inherent in the
constitution of the particular existent. This kind I have called ‘concrescence’…
Concrescence moves towards its final cause, which is its subjective aim;
transition is the vehicle of the efficient cause, which is the inmortal past”
(1927:210).
[12] Es conveniente acotar
que para Whitehead ‘sentimiento’ es una relación vectorial interna-externa que
asegura tanto la interdependencia de todas las entidades reales como su
atomicidad idiosincrásica.
[13] Xavier Zubiri (1995:19).
[14] Oroz Ezcurra, Javier.
(1995).
[15] La prehensión
es, en sí una relación recíproca. De manera más específica, podemos decir que de
acuerdo con la Real Academia Española (RAE), la palabra castellana que denota
la inglesa ‘prehension’ es ‘prensión’ que proviene del latín ‘prehendere’.
‘Prensión’ es acción y efecto de prender. Examinando el Diccionario de
Corominas nos encontramos con esta, si se quiere bifurcación entre el latín y
el latín vulgar. En el latín ‘prenděre’, Corominas (1987) coincidió con el
significado que actualmente da RAE, sin embargo, hace mención al otro latín
incluyendo palabras como ‘aprehender’ y ‘comprehender’ dentro del mismo origen
de ‘prender’ que si se aproxima a lo que creemos tiene el sentido que le da
Whitehead en el sentido de la concepción, es decir, ‘concebir’. En Deleuze y Guattari
la palabra que sustituye a la inglesa ‘prehension’ es ‘agenciamiento’ que
refiere “un conjunto de singularidades y de rasgos extraídos de un flujo –
seleccionados, organizados, estratificados – a fin de converger (consistencia)
artificialmente y naturalmente” (Deleuze y Guattari, 2008:408). Dicho de otra
manera, significa también, co-funcionamiento, expresión y movimientos
organizados a modo de composición.
[16] Ver al respecto:
Spinoza, EId1-4 (Op. Cit.: 1147-1149)
[17] Ver al respecto:
Monserrat, J. (2008).
[18] De igual manera, la
definición la observa como una forma, es decir, una determinación: otra manera
de definir un objeto eterno que de modo concreto hace que el principio
de creatividad se haga actual. Así pues, la creatividad toma en la entidad
actual los datos (objetos eternos y entidades actuales satisfechas) que el
mundo le ofrece en aquel punto del espacio en un proceso determinado por una
duración (Oroz, Op. Cit.). Ver también: Whitehead, (1920:145) y (1958:9).
[19] Ver también: Ferreira,
R. (2021).
[20] Ver al respecto:
Deleuze, Gilles y Guattari, Félix (1991/2005).
[21] Weber (Op.
Cit.)
[22] Kolko, J (2011: 3-4)
[23] Para la comprensión de
los problemas estéticos relativos al diseño desde una perspectiva hermenéutica,
ver también: Gadamer, (2006).
[24] Uno de los
descriptores de un problema estructurado, es que la solución es única. Por
tanto, son el tipo de problema que pueden resolverse a través de un ordenador.
[26] Sense-making.
[27] Interpretación de la
palabra “frame”.
[28] Describe o define la
realidad dentro del mundo de realidades.
[29] “un marco es, de
manera simplista, un punto de vista”.
[30] Construir
significados.
[31] “En el diseño, el
encuadre (ver algo desde un punto de vista) se puede considerar como la
perspectiva del diseñador al abordar el problema (tanto conceptual como
pragmáticamente). El marco en sí (el punto de vista) aplica un conjunto de
restricciones exteriores y subjetivas al problema de diseño; ello se basa en
los tipos de experiencias a las que se hace referencia durante la construcción
de sentido (dar significado)”.
[32]
Mastery.
[33]
Rote.
[34] G. W.
Leibniz (1997:43-47).
[35] J. Echeverria,
2008:32-36).
[36] Ver al respecto:
Steiner, C (1995) y Heidegger, M. (1927[1998]).
[37]
Reliability-driven analytical thinkers
[38]
Validity-driven people. Por validez se entiende el significado que la
solución, producto o servicio, tenga para el usuario o cliente, lo cual a su vez
se relaciona con la satisfacción de una necesidad. En otras palabras, es válido
cuando satisface la necesidad y eso le da significado.
[39] Martin, R. (ibidem,
pp. 167-168).
[40] Ubicados
en el extremo izquierdo del eje azul, referido al estilo de pensamiento.
[41] Uno de los extremos
del eje en color verde que es la línea del tiempo.
[42] En este caso las
soluciones predecibles se encuentran en esa área delimitada por líneas rojas
que están a la izquierda y abajo del grafico tridimensional.
[43] Extremo inferior del eje
en color negro y que representa la fuerza motora de la intensión. Aquí la
intensión es mayormente gobernada mucho más por la razón que por la emoción.
[44] Al final, la decisión
que se tome y su concreción pasa por una adecuación continua del hacer, pero,
en esencia es adecuable siempre y cuando el receptor del efecto de la solución
vea satisfecha sus aspiraciones, es decir, le de validez (significado deseado).
[45] Una
analogía o historia ayuda a la persona impulsada por la confiabilidad a ver que
no se está fundamentando un argumento exclusivamente en eventos futuros sino en
parte en eventos pasados (Martin, ibidem, p. 174)
[46] Representado por el
extremo a la derecha del eje temporal en color verde, en el que tiene un
significado de valor para el beneficiario, se le construye o da validez y, por
ende, se relaciona con el eje en color negro en su extremo superior, en el que
la emoción es una fuerza motora superior a la razón.
[47] Con respecto a este
concepto no existe una definición precisa y por ello Kenneth Falconer (1990),
propuso como un concepto de estructura fractal la que satisface alguna(s) de
las siguientes propiedades:
•
“Posee
detalles en todas las escalas de observación”;
•
No
se puede describir bajo el criterio de la geometría euclidiana;
•
Posee
algún tipo de autosemejanza;
•
“La
dimensión fractal es mayor que su dimensión topológica”;
•
“El
algoritmo que sirve para describirlo es muy simple, y posiblemente de carácter
recursivo”.
La recursividad, por su parte, tiene que ver con las
estructuras metafóricas. Estas son ilimitadas dentro de su contenido de
significatividad, pero enmarcadas o constreñidas dentro de la aceptabilidad de
la comprensión particular referida a una totalidad.
[48] Sobre el tema de
relación y lenguaje ver al respecto: Lares et alii (2012).
[49] Ver al
respecto: Vera y Blanco (2021).
[50] Ver también:
Krieger (1998).
[51] Por metáfora
explicativa se entiende aquí como la manera en que es captada la realidad.
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