INTRODUCCIÓN
La diplomacia naval estadounidense hacia nuestro país se inició desde el mismo proceso independentista, sin embargo, fue en el siglo XX que se hizo más consistente, una vez que se concretó el acuerdo Hay-Pauncefote donde el país del norte obtuvo la libertad de maniobra, al menos británica, para erigirse en potencia hegemónica en el continente una vez que España perdiera sus ultima posesiones coloniales en el mar Caribe. El primer acto de la diplomacia naval estadounidense en contra de Venezuela se realizó para vigilar la acción bloqueadora llevada a cabo por Alemania, Italia y el Reino Unido entre los años 1902 y 1903 y posteriormente para obligar, con sus fuerzas navales estacionadas en Puerto Rico, a Alemania a aceptar el arreglo estadounidense a la crisis internacional que significó el citado bloqueo[2]. Esta crisis constituiría el debut de las intervenciones estadounidenses en Suramérica gracias a la implantación de lo que se denominaría “el corolario Roosevelt” a la denominada Doctrina Monroe.
El segundo acto de la diplomacia naval estadounidense con respecto a Venezuela se produjo el 21DIC1908 cuando los buques de guerra USS North Carolina, USS Maine y USS Dolphin, con apoyo británico y francés, se presentaron convenientemente en la Guaira para frustrar el intento de Cipriano Castro de regresar al país y recuperar el poder usurpado por Juan Vicente Gómez[3]. Este acto de diplomacia naval expresiva a la postre se convertiría en un acto definitorio debido a que estas tres potencias extranjeras impedirían el arribo del Vapor Guadalupe, nave que transportaba al presidente depuesto. Este acto, junto con el control absoluto que llegaría a lograr Gómez sobre el país y el advenimiento de la era petrolera, hicieron que EE.UU dejara “de prestar atención al país”, según Petrásh (2000:639), y se inauguraría un largo periodo de entendimiento entre los dos binacional[4] que se extendió hasta la década de los años 30 del siglo pasado a pesar del historial de intervenciones militares que realizó el país del norte en Centroamérica y el Caribe.
El inicio de la era petrolera en Venezuela a principios en la primera década del siglo XX estuvo impulsado, según Petrásh, por el interés estadounidense en promover la participación de empresas petroleras en el exterior. Venezuela se llegaría a convertir en objetivo estratégico de esa política y llegaría a convertirse en la década de los años veinte de ese siglo en un importante exportador y productor de petróleo a nivel mundial (Ibíd.). La diplomacia naval, sirvió en este contexto para demostrar la importancia que EE.UU. le daba a sus intereses. Este interés se acentuaría en la década de los años treinta, cuando los vientos de guerra comenzaron a soplar en Europa y el país del norte necesitaba reducir la desconfianza de un continente que se había convertido en espectador de las intervenciones militares en la región.
Para EE.UU., Suramérica representaba una región de gran interés por la posibilidad de obtener materiales estratégicos, en especial se destacan: petróleo que obtenía de Venezuela, caucho que extraía de Brasil, hierro con obtenía de Brasil y Venezuela y estaño que provenía de la Guayana Británica. Como ya existía una estrecha relación política con el Reino Unido, el interés estadounidense fue lograr el mismo vínculo con Brasil y Venezuela. Con Brasil, EE.UU. llegaría a establecer una alianza estratégica de gran alcance que le permitiría variar el equilibrio estratégico que mantuvo a Argentina como potencia dominante en la región por más de medio siglo. Con Venezuela se iniciaría un proceso de negociación determinado por el hecho que nuestro país pasó a convertirse en pieza clave para su dispositivo de defensa estratégica estadounidense porque además del petróleo fue un sitio obligado de transito desde el punto de vista marítimo y aeronáutico entre el norte y el sur del continente. Este proceso se produjo dentro de un contexto determinado por las buenas relaciones que mantuvo nuestro país con Alemania desde antes de la Primera Guerra Mundial y por la aprehensión que generó las filiaciones que mantuvieron los gobiernos venezolanos de la época con los regímenes nacionalsocialista alemán y fascista italiano[5].
Este proceso de negociación constituiría en la práctica un proceso de neutralización de nuestro país, en relación con la guerra y culminaría no sólo con el acuerdo de defensa venezolano-estadounidense de enero de 1942, también por la inclusión de nuestro país dentro de la esfera de influencia de occidente materializada con la declaración de guerra a Alemania en 1945 y la entrada a la Organización de las Naciones Unidas.
Si bien la historiografía venezolana ha sido unánime en resaltar la política venezolana en relación con EE.UU. en ese periodo, 1.-) ha minimizado el proceso de coacción y persuasión que se produjo, desde la perspectiva naval, contra nuestro país para obligarlo a abandonar una conducta estratégica que la había alejado de los principales conflictos bélicos de la primera mitad del siglo XX, todo ello sólo para satisfacer los intereses estadounidenses 2.-) ha omitido deliberadamente la falta de preparación militar, única herramienta que le hubiera permitido mantener la neutralidad o hacer que la ganancia fuese superior a la lograda en aquella época por otras vías no diplomáticas y 3.-) ha ocultado la falta de preparación de los conductores militares en relación con el tema marítimo a pesar de la triste experiencia obtenida a lo largo del siglo, recalcándose que fueron los responsables de esta deficiencia, hasta mediados de la década de los años treinta del siglo pasado, oficiales del ejército.
Consecuentemente, en este capítulo se pretende demostrar que los errores históricos cometidos por la clase dirigente nacional y condujeron al bloqueo del año 1902-03 se repetirían de nuevo en los años 1940-41 en un contexto diferente. A tal fin se va a analizar la correlación que hubo entre las visitas navales realizadas por la US Navy y los principales acontecimientos que estaban acaeciendo en la escena internacional entre los años 1933 y 1942. El esquema a seguir será el siguiente: 1.-) la diplomacia naval entre 1933 y 1939, 2.-) la diplomacia naval entre los años 1940 y 1941, 3.-) la diplomacia naval en el año 1942, 4.-) Evaluación de las acciones emprendidas por la armada estadounidense en Venezuela y un 5.-) epílogo.
1. La Diplomacia Naval Estadounidense: Período 1933-1939.
La política exterior de EE.UU. después de la Primera Guerra Mundial se caracterizó por el aislacionismo en relación con los asuntos europeos y de afianzamiento de su rol hegemónico en el continente americano. Frente a esta intención, los iberoamericanos apostaron por jugar un rol activo en la recién creada Sociedad de las Naciones con el fin de hacer contrapeso a la política estadounidense. El punto culminante de la política estadounidense lo constituyó lo que De Nogales Méndez denominó el saqueo de Nicaragua[6]. Con la ascensión al poder de F. D. Roosevelt en EE.UU., se produjo un cambio de la política exterior estadounidense que en la historiografía se conoció como la instrumentación de nuevas directrices políticas hacia el continente basada en la solución conjunta de controversias y de problemas regionales y se denominó la política del buen vecino, una estrategia que, al final de cuentas, combinaba la coacción y la persuasión desde el punto de vista diplomático y la injerencia política en otros niveles de gobierno a partir de la actividad económica[7].
Una de las causas de la implantación de la política del buen vecino en el continente fue el acercamiento de los principales países de la región con Alemania e Italia cuyas políticas internas y externas se diferenciaban de las conservadoras conductas estratégicas de Francia y el Reino Unido. En relación con Venezuela las relaciones con EE.UU. estuvieron signadas en la década de los años treinta por las diferencias arancelarias en lo concerniente al comercio petrolero que se resolverían gracias a las crecientes tensiones europeas en lo que se denominaría el Tratado de Reciprocidad Comercial del año 1939[8]. A pesar de estas desavenencias, las relaciones venezolano-estadounidenses se caracterizaron durante el periodo por la rutina y ello se evidencia por la naturaleza de las visitas de buques de guerra estadounidenses a nuestro país en el periodo.
Desde el punto de vista naval, nuestro país entre los años 1933 y 1939 acogió en sus puertos buques que estaban realizando visitas diplomáticas de rutina y actividades cartográficas para mejorar la efectividad del tráfico marítimo petrolero. Así pues, se destaca que el 13MAY1936 nuestro país fue visitado por el crucero USS “Memphis”[9] y los destructores “Fairfax” y “Manley” (Pérez-Lecuna, 2000:55).
Esta visita realizada en La Guaira se produjo menos de un mes después de que Eleazar López Contreras fuese juramentado como Presidente de los Estados Unidos de Venezuela y un mes antes de que se realizara un paro general de carácter nacional organizado por el partido comunista. Dado su carácter expresivo, perseguía reafirmar las relaciones binacionales dentro de un contexto de cambios políticos que estaba sufriendo el país. Como el proceso de cambios políticos no afectó la naturaleza de las relaciones entre los dos países, la presencia de naves estadounidense en nuestro país fue poco representativa si se contrasta con la periodicidad con que actuaron los buques de guerra alemanes[10]. En el año 1937, el país fue sólo visitado por el destructor USS “Tucker” y se autorizó al USS “Hannibal” junto con otros buques auxiliares para realizar un levantamiento hidrográfico en el Golfo de Venezuela entre los años 1938 y 1941 (Ibíd.:186)[11].
Desde el punto de vista internacional, durante este periodo 1.-) estalló la guerra civil española, 2.-) Alemania y Japón suscriben el pacto anti komintern al que se le agregaría después Italia y 3.-) se realiza la Conferencia Interamericana de Paz o de Solidaridad Continental en Buenos Aires. La relación de los dos primeros hechos con nuestro país tuvo que ver con el espíritu anticomunista existente en la clase dirigente dentro del Estado venezolano. Este anticomunismo venezolano fue un punto de coincidencia germano-ítalo-estadounidense cuando no había todavía la posibilidad de una guerra generalizada en Europa. Desde el punto de vista internacional se evidenció en el reconocimiento que hizo Venezuela del gobierno de Burgos, dentro del marco de la guerra civil española, junto con casi todos los países iberoamericanos, Alemania e Italia. EE.UU. asumiría una posición de neutralidad con respecto a la citada guerra.
Sobre la mencionada conferencia se puede afirmar que este fue el punto de inicio del proceso que conduciría al establecimiento de las bases de la conducta estratégica de la región durante la Segunda Guerra Mundial. La importancia de estos tres eventos estaría relacionada con la tendencia al acercamiento de Venezuela con Alemania e Italia que se materializaría efectivamente en el año 1937 en: 1.-) la adquisición de material bélico italiano y el establecimiento de una misión aeronáutica y naval de ese país europeo en nuestro país (Ibíd.:186-187) y 2.-) la firma de un tratado con Alemania que buscaba facilitar aún más el intercambio económico y cultural (Ibíd.:251).
Hay que aclarar que sólo después de la famosa conferencia de Múnich en septiembre del año 1938 que el mundo comenzó a avizorar la posibilidad de una guerra general. Esta posibilidad en si mismo representaba un problema para el programa venezolano de modernización militar porque ello significaba el riesgo de una interrupción, más aún cuando era un país del Eje el que estaba colaborando con el proceso de modernización. Desde esta perspectiva, el concepto de maniobra estratégica venezolana comenzó a apuntar desde el punto de vista internacional a: 1.-) asegurar una neutralidad continental en caso de una nueva guerra europea, 2.-) lograr que los problemas políticos a nivel continental se resolvieran de forma pacífica y 3.-) fortalecer la capacidad de negociación nacional en el ámbito continental con el apoyo de dos países europeos que abiertamente se habían declarado ideológicamente anticomunista y basaban su concepción de la política esencialmente en el territorio, tema muy sensible para la psicología colectiva venezolana. Desde el punto de vista nacional, por supuesto, se buscó acelerar el proceso de modernización del país usando al petróleo y el café como pivotes para lograr ese objetivo.
La neutralidad continental con respecto a Europa perseguía mantener las relaciones con países fuera de la región con el fin de hacer contrapeso a la creciente influencia estadounidense. La solución pacífica de controversias buscaba evitar que surgieran pretextos para la injerencia estadounidense y/o de alguna potencia europea. Estos dos objetivos explican la gran actividad que desplegaron los negociadores venezolanos, según Petrásh, en las conferencias panamericanas realizadas entre los años 1938 y 1941 (Nweihed, 2000:641-642). La creciente relación con Alemania e Italia fue una consecuencia del proceso de negociaciones que condujo al fin de la guerra del Chaco y la incapacidad de la Sociedad de las Naciones para dar una solución política al creciente número de conflictos internacionales que estaban aconteciendo en el globo como por ejemplo: la invasión de Abisinia y de Manchuria, la guerra civil española y la anexión de Austria, los sudetes y el resto de Checoslovaquia[12].
Con respecto a la relación con Alemania e Italia, como ya se mencionó, la justificación de la relación estaba dada por una afinidad ideológica centrada en el anticomunismo[13] y en la importancia que los dos países europeos y Venezuela le daban al territorio[14]. Como se recordará, nuestro país tenía en ese entonces asuntos pendientes con Colombia y el Reino Unido. Con respecto a Colombia se iniciaría una carrera armamentista para mantener una especie de equilibrio estratégico naval luego de que ese país adquiriera buques de guerra luso-británicos y acogiera una misión naval británica para mejorar el alistamiento naval en ese país. En relación con el Reino Unido, nuestro país apeló a instancias diplomáticas para resolver los problemas territoriales pendientes, pero dada la experiencia histórica, la dirección de marina comenzó un estudio para desarrollar una armada capaz de defender el país ante cualquier escenario[15]. En este estudio colaboraría el Reino de Italia y lo que se deduce del mismo es que estuvo basado en la exitosa experiencia italiana durante la Primera Guerra Mundial con el empleo de medios sutiles contra la marina austro-húngara[16].
Desde esta perspectiva se puede afirmar que Venezuela en el ámbito internacional se estuvo moviendo con un doble juego que se haría muy cuesta arriba con el estallido de la guerra europea en el año 1939 debido a que no se llegaría a contar con una capacidad militar que aumentase el poder de negociación del Estado. De igual forma, para darle más credibilidad a este juego, en este mismo año 1939, el gobierno nacional acogió a un importante grupo de judíos que huyeron de la persecución nazi a bordo de los buques Königstein y Caribia, para dejar claro que la relación con Alemania a pesar de la intensidad fue de carácter mixto.
Con este escenario, los decisores políticos estadounidenses parecen haber considerado, según Petrásh, que “la cooperación con nuestro país como un aspecto crítico en la defensa hemisférica, en vista de la ubicación geográfica de Venezuela, así como de sus abundantes yacimientos petroleros” (Ibíd.:641). A esta apreciación habría que agregar que, según Leonard y Bratzel, los estadounidenses estimaron que si Venezuela hubiese entrado en guerra en el año 1939, lo hubiese hecho en el bando alemán cosa que para la dirigencia política de ese país era inaceptable (2007:120). Las consecuencias de esta evaluación fueron: 1.-) se elevó la representación estadounidense a embajada, siendo su primer embajador el Sr. F. Corrigan. Junto con este hecho se crearon también dentro de la embajada oficinas de inteligencia militar y del FBI (Pérez-Lecuna, 2000:371). 2.-) se reanudaron de forma intensiva las visitas navales a nuestro país, luego del descenso que se produjo en los años 1937 y 1938.
Así pues en el año 1939, nuestro país sería visitado de manera intensiva por buques estadounidenses para reforzar los lazos de amistad venezolano-estadounidense. Según Pérez-Lecuna, en ese año la guaira sería visitada por la séptima división de cruceros y por el submarino USS Saury[17] (2000:389). En relación con la séptima división de crucero se tiene que esta estuvo integrada, entre otros, por los cruceros: USS “Quincy”, USS “San Francisco” y USS “Tuscaloosa”. Estos tres buques bajo el comando del famoso almirante H. Kimmel visitaron La Guaira en abril de 1939, como escala inicial de una visita que los llevaría a Río de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires, Valparaíso y el Callao[18]. La misión de estos cruceros fue de “buena voluntad”. Con respecto al USS Saury (SS 189) se tiene que entre el 26JUN Y 26AGO1939 estuvo haciendo pruebas de funcionamiento de un nuevo tipo de periscopio y realizó toques operacionales en Newfoundland-Canadá, La Guaira y el canal de Panamá.
Con el estallido de la guerra y la evidencia de la capacidad alemana de operar en el océano atlántico occidental se despertó la preocupación estadounidense de que la guerra europea se extendiera más allá del espacio europeo. Esta preocupación se acrecentaría con la descubierta de submarinos desconocidos, presumiblemente de origen francés, operando en nuestras aguas[19]. Por lo que a inicios del año 1940, nuestro país comenzaría a sentir el peso del poder naval estadounidense por intermedio de la diplomacia naval expresiva.
2. La diplomacia naval estadounidense entre los años 1940 y 1941.
En los inicios de los años cuarenta del siglo pasado hubo una intensa campaña diplomática naval estadounidense en Venezuela. En este hecho, como ya se ha estado anunciando no sólo estuvo presente la presunta presencia de submarinos desconocidos y el interés estratégico de preservar las fuentes de suministros, también estuvo presente la estrecha relación que mantenía Venezuela con Alemania e Italia y las no esperadas vulnerabilidades del dispositivo de defensa naval ingles evidenciado no sólo con el ataque alemán a Scapa Flow, también por la guerra corsaria emprendida por los acorazados de bolsillo “Graf Spee” y “Admiral Scheer” y por el buque Widder en el atlántico norte y meridional.
Sobre la preocupación estadounidense de la especial relación de Venezuela con Italia y Alemania es conveniente destacar una serie de citas realizadas por Petrásh al respecto. En relación con Italia se tiene lo siguiente:
“El énfasis en la seguridad y defensa común en el Continente explica que el gobierno estadounidense mirase con aprehensión al sucesor elegido por López Contreras, su Ministro de Guerra y Marina, el General Isaías Medina Angarita, quien tenía fama de admirador de Mussolini y de los regímenes fascistas. El Embajador de EE.UU. en Venezuela, Frank Corrigan, sostendría en febrero de 1941 que pese a los aceptables signos democratizantes del lopecismo, todavía la población venezolana distaba mucho del desarrollo político requerido para profundizar dicha democratización, situación que bien podría coadyuvar a que los totalitarios andinos concluyeran un pacto con Alemania en caso de iniciarse las hostilidades”
“Tales apreciaciones serían corroboradas por los agregados militares de ese país, quienes expresarían sus reservas en torno a Medina por sus simpatías pro-alemanas” (Nweihed, 2000:642).
Con este telón de fondo, el país autorizaría que tres destructores estadounidenses realizaran ejercicios de guerra antisubmarina en el Golfo de Venezuela en el mes de enero del año 1940, específicamente entre el 24 y el 27 de ese mes. Estos buques serían el USS “Selfride”, USS “Mcdougal” y USS “Winslow” y harían un toque operacional en Punta de Piedras (Pérez-Lecuna, 2000:426-427). Llama la atención que no se menciona ningún submarino en esta autorización, pero si se tiene presente que el USS “Hannibal” ya tenía, al menos un año haciendo un levantamiento cartográfico y que este fue el primer buque que realizó estudios de acústica durante la Primera Guerra Mundial y que luego sería usado para desmagnetizar áreas de seguridad en la costa este estadounidense, se estima que ese país estuvo haciendo un estudio sobre la posibilidad de empleo de submarinos para perturbar el tráfico petrolero en un área sensible. Sobre la presunta ausencia de submarinos en ese ejercicio es de destacar que pudo haber sido una acción confidencial en función del interés táctico de la USS Navy y en perjuicio, o al menos en desconocimiento de las autoridades venezolanas a pesar de que hubo oficiales navales embarcados en los tres buques[20].
Estos no serían los únicos buques estadounidenses que en esa fecha tocarían puertos venezolanos. Según Pérez-Lecuna, también sería autorizada la visita de los siguientes buques:
Puertos
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Buques
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La Guaira
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USS “Greer”[21] y tres destructores
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Puerto Cabello
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USS “Twiggs”[22] y tres destructores
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Golfo de Cariaco y Bahía de Pozuelos
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USS “Decatur” y cuatro destructores
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Como se puede observar, trece destructores y un buque oceanográfico estuvieron en aguas y puertos venezolanos, de forma simultánea, en actividades de “entrenamiento”. Para un observador despistado de la vieja guardia gomecista le debió haber pasado por la mente que el precedente inmediato de este acto fue el bloqueo de 1902-1903. La diferencia fue que en esta oportunidad, los toques operacionales serían autorizados.
Pero estas no fueron las únicas visitas en el periodo. En un lapso de seis meses hubo un carrusel de buques estadounidenses que se presentaron en nuestras costas quizás como consecuencia de un proceso de planificación previa, pero matizado por los acontecimientos que se estaban sucediendo en Europa y el norte de África. La planificación de estas visitas pudo haber estado relacionada con aspectos ya mencionados anteriormente, pero a pesar de las vulnerabilidades evidenciadas en el sistema defensivo británico, Europa estaba viviendo un periodo conocido como guerra extraña y en ese entonces las apuestas favorecían al ejército más poderoso del mundo, es decir, el ejército francés. Esta situación de guerra extraña se mantuvo hasta el 01ABR1940 cuando comenzó la campaña de Noruega. La invasión de Dinamarca y Noruega constituyó una sorpresa para los mandos británico y francés aún cuando hubo indicios de lo contrario según Lambert (Till, 1994:104)[23].
Seguidamente a las visitas realizadas por los 13 destructores se presentó en La Guaira con veinte días de diferencia, el Cañonero USS “Charleston” (Pérez-Lecuna, 2000:428). Esta visita se produjo entre el 15FEB y el 19FEB1940 y estuvo presidida por el CA J. W. Wilcox[24]. Diez días después de la salida del cañonero estadounidense, la producción petrolera nacional había convertido al país en el primer exportador mundial de esa materia prima. Este dato indicaba ya que nuestro país estaría metido en un conflicto aunque hiciese inhumanos esfuerzos para salirse de él. Los visitantes del mes de marzo fueron: el buque auxiliar USS “Pakota” (11-13MAR1940) que visitó la bahía de Pozuelos y el Golfo de Cariaco para hacer reconocimientos del área y el destructor “Roe” que visitó La Guaira entre los días 16 y 20MAR1940 (Ibíd.). Por estas fechas se solicitó la autorización para que los acorazados USS “Texas”, USS “New York” y USS “Arkansas” visitaran La Guaira a finales del mes de junio (Ibíd.:433). El mes de abril y mayo no hubo visitas navales estadounidenses por lo que podrían ser considerados como tiempo muerto a la espera de cómo se desenvolverían los acontecimientos que ya se habían desencadenado en Europa.
Cuando arribaron a la Guaira los acorazados mencionados precedentemente, es decir, el 24JUN1940, el escenario de la guerra en Europa había cambiado radicalmente. Más allá de las victorias alemanas es de destacar que el Reino Unido había pasado a la defensiva en el escenario marítimo, según Lambert, por dos causas: 1.-) la guerra en el mar se comenzaría a desplazar al atlántico occidental una vez que Alemania dispuso de los puertos atlánticos franceses y los puertos septentrionales de Noruega y 2.-) se había puesto al descubierto las vulnerabilidades británicas en lo referente a buques de escolta y de apoyo agravado por las notables pérdidas sufridas en Dunquerque (Till, 1994:106). Pero esta visita, que duró ocho días, también se produjo unos días después del incidente del Alabama y el Dentice en el Golfo de Venezuela.
La visita de los acorazados estadounidenses fue también de instrucción de guardiamarinas constituyendo su otro destino el canal de Panamá. Dado el estado de las relaciones con EE.UU. se les autorizaría también a las aeronaves de esos buques a realizar vuelos locales de demostración y reconocimiento. Luego de la visita de los acorazados estadounidenses bajó la intensidad de la presencia naval norteamericana a tal punto que entre julio y diciembre de 1940 esta se reduciría a la visita del destructor USS O´Brien, que permanecería en La Guiara entre el 16 y 19JUL1940 (Pérez-Lecuna, 2000:443)[25]. Esta disminución se pudo haber originado por el hecho que, luego de Dunquerque y del inicio de la batalla de Inglaterra, EE.UU. se empeñó decididamente a ayudar la causa británica y dentro de ese contexto se produciría el intercambio de bases por destructores. En este contexto, la US Navy sufriría una reorganización para facilitar el traspaso de medios sin disminuir su capacidad operacional. Pero desde el punto de vista diplomático se estima que el amplio despliegue realizado en los seis primeros meses logró el efecto deseado de impresionar a las autoridades venezolanas no sólo del interés estadounidense en nuestro país, sino también de lo que estaban dispuestos a hacer en caso de que se les hiciera problemático alcanzar sus objetivos. La causa de esta afirmación se debe a que en el año 1941 los buques estadounidenses no se presentarían con la misma intensidad que en el año 1940.
La evidencia más concreta de lo afirmado precedentemente se debe a que este año 1940 constituiría el punto de quiebre del proceso de alistamiento de las fuerzas armadas venezolanas debido a que gracias a la misión militar italiana los pocos medios existentes debieron haber tenido un alto nivel de disponibilidad operacional, sobre todo si nos referimos, desde el punto de vista naval, a los cañoneros “Urdaneta” y “Soublette” y desde el punto de vista aeronáutico, a los cazas Fiat CR-32, pero a la luz del despliegue realizado por la marina y la aviación naval estadounidense en esos meses, los observadores militares venezolanos se debieron haber percatado, al igual que los propios italianos en los frentes de guerra europeo y africano, que dicho material ya tenía un alto grado de obsolescencia y sus días, sin la posibilidad de adquirir repuestos, estaban contados. Así pues, los requerimientos de material de guerra a EE.UU. por parte de Venezuela a partir de ese año evidenciaron un cambio de la estrategia de negociación venezolana. Es decir, comenzó a ceder para ganar tiempo teniendo presente la evolución de la guerra en Europa[26]. La manera como se puso en práctica este ceder fue: 1.-) mediante el envío de un importante número de oficiales y técnicos para EE.UU. debido a que con la entrada en la guerra por parte de Italia, la misión aeronáutica y naval de ese país tuvo que abandonar el territorio nacional (Ibíd.:468) y 2.-) la instrumentación de un convenio para establecer una misión naval (también terrestre y aeronáutica) estadounidense en el país. Este fue el inicio del proceso que convirtió a Venezuela en un país neutralizado, demostrándose con ello la efectividad que tuvo la diplomacia naval expresiva estadounidense.
En el año 1941, la situación naval estuvo condicionada por tres hechos notorios promovidos por el gobierno estadounidense. Estos hechos que restringirían la capacidad de negociación venezolana fueron: 1.-) la confiscación de los buques mercantes de Alemania, Italia y Japón ubicados en puertos de EE.UU., 2.-) la puesta en vigencia de la Ley de Préstamos y Arriendos y 3.-) la Carta Atlántica.
La confiscación de buques del Eje en EE.UU. trajo como consecuencia el intento de destruir los buques mercantes internados en Venezuela. La acción emprendida por italianos y alemanes fue obstaculizada por la armada venezolana con la sola perdida de un mercante. No obstante, la acción evidencia la percepción que tenían los europeos de la situación venezolana dada la creciente influencia estadounidense en los asuntos internos del país. Por su parte, la Ley de Préstamos y Arriendos se convertiría en un mecanismo para aplicar diferencialmente premios y castigos a quienes se plegaran sin reservas a los intereses estadounidenses durante la guerra. Fue diferencial porque si bien hubo muchos países que se plegaron inmediatamente, sólo recibieron el material que los decisores del país del norte consideraron que era necesario para sus intereses. Así pues, nuestro país sería dotado con artillería de defensa de costa sobre todo después del inicio de la operación “Neuland” no sólo porque el país se vio en la necesidad de requerirlo, sino porque sólo a eso estaban dispuestos los norteamericanos. En relación con la Carta Atlántica se puede afirmar que este fue un mecanismo de identificación internacional dentro de un contexto donde EE.UU. estaba buscando un pretexto para entrar en la guerra[27]. Venezuela se adhirió al citado manifiesto el 14JUN1941.
Desde el punto de vista de la diplomacia naval expresiva, como ya se mencionó, la intensidad de la presencia estadounidense disminuyó de forma notable. Solo cuatro buques tocaron puertos venezolanos. La causa probable es que una vez establecido una base de entendimiento entre los dos países que se enfocaba en el adiestramiento, los estadounidenses se dedicaron a cumplir con su parte. Al efecto se estableció una misión naval a partir del 14MAR1941 y consecuentemente, la jefatura académica de la Escuela Naval la asumió un oficial estadounidense, el TN H. Eckberg. Por otra parte, los buques que visitaron nuestro país tuvieron como misión contribuir al adiestramiento de cadetes y grumetes. En el primer semestre, es decir, entre el 24 y 28ABR estuvieron en nuestras costas los buques auxiliares USS “Empire State” y USS “Sumner” y el cañonero USS “Erie”. El USS “Erie” retornaría a nuestras costas en el segundo semestre, es decir, entre el 28 y 31AGO1941 tocando los puertos de La Guaira y Puerto Cabello (Ibíd.:542).
En relación con el envío a EE.UU. de oficiales y técnicos específicamente de la aviación y la marina se puede afirmar que este personal fue usado como pieza de negociación con el fin de ganar tiempo, es decir, como evolucionase la guerra. Hay que recordar que en el segundo semestre del año 1941, las fuerzas ítalo-alemanas marchaban victoriosas en el frente ruso y en el norte de África. De este grupo de profesionales hay que hacer mención a los de la marina debido a que muchos se embarcaron en unidades navales estadounidenses que operaron en el océano Pacífico y el mar Caribe. Estos oficiales, si bien se curtieron en los nuevos modos de hacer la guerra, no llegarían a olvidar sus orígenes puesto que actuaron en función de los intereses del Estado y no de una parcialidad política como se evidenció en los años 1945, 1948, 1952 y cuando se instrumentó el pacto de Punto Fijo que en la práctica colocó al país bajo la egida de intereses extranjeros, especialmente estadounidenses.
Dentro de este proceso de entendimiento los estadounidenses intentaron obtener la autorización para construir dos bases navales en el país, una en Paraguaná y otra en el oriente del país quizás en la bahía de pozuelos donde el USS Pakota hizo reconocimientos en el año 1940 (Ibíd,:566). A pesar de que no lograron ese objetivo, al final, los buques estadounidenses y británicos no tendrían restricciones para entrar y salir de puertos venezolanos así como la de realizar actos de guerra en aguas nacionales en franco desconocimiento de nuestra declaración de neutralidad. La entrada oficial a la guerra por parte de EE.UU. significaría para nuestro país un aumento de la presión diplomática debido a que desde ese momento sólo llegaría a contar con el petróleo como única herramienta de negociación. Venezuela rompería relaciones diplomáticas con los países del Eje en diciembre del año 1941, pero mantendría su status de neutralidad.
3. La diplomacia naval en el año 1942.
La entrada en guerra de EE.UU. generó una serie de acciones político-diplomáticas cuyo objeto fue involucrar al resto del continente en la guerra. Estas acciones se iniciarían, en relación a Venezuela, con la adhesión a la declaración de las Naciones Unidas hasta el proceso de discusiones que condujo al acuerdo “Venezuela y Estados Unidos del 15 de enero de 1942”. La declaración de las Naciones Unidas fue un acto político que constituyó el preludio de lo que sería el orden internacional de la postguerra. Ahora, el acuerdo venezolano-estadounidense sería ratificado un año después que los hechos definitorios eliminarán la resistencia que produjo en el país la nueva relación político-militar (Bustamante, 2007:43). Los artículos relacionados con “la protección naval” fueron el segundo, que marcaba a las aguas territoriales como lindero para la defensa “dentro de los límites de los recursos navales disponibles” para cada una de las partes; con ello se intentó evitar que los estadounidenses operaran dentro del mar territorial venezolano, el cuarto, que trataba sobre el uso de las facilidades portuarias para uso de forma recíproca mientras durase la contingencia, el quinto, que preveía que cuando Venezuela solicitase la intensificación de un patrullaje, se autorizaría a los buques estadounidenses, en caso de emergencia, para entrar en aguas venezolanas para eliminar un buque hostil, el decimo que se refería a la defensa de costas y el duodécimo que se refería a las actividades de inteligencia (Pérez-Lecuna, 2000:640-646).
La principal objeción que planteó el gobierno venezolano estuvo relacionado con el artículo quinto porque en la practica el país no estaba en capacidad de detectar una situación de emergencia por falta de medios y le dada a los estadounidenses la potestad de definir que era una emergencia. Esta discrepancia se resolvería inmediatamente después del ataque alemán del 16FEB1942. Después de esa acción, el país tuvo que aceptar como un fait accompli las acciones que emprendieran los estadounidenses en nuestras costas a pesar de las protestas que se produjeron a lo largo de todo ese año. La acción alemana actuó como un catalizador que favoreció la diplomacia naval impositiva en este caso. A pesar de que en el ataque un buque de bandera venezolana sería hundido y de las protestas que llegaron a realizarse por los canales correspondientes, el país mantuvo la neutralidad y este hecho resulta significativo porque el artículo segundo daba al país un margen de maniobra para actuar como país neutral si no detectaba una amenaza. Como los medios navales venezolanos eran escasos y poco adecuados y el territorio marítimo inmensamente grande para nuestras capacidades, los estadounidenses harían una reinterpretación del artículo quinto para evitar las suspicacias que pudieran haber existido, y que probablemente existieron, sobre la inclinación para intentar ayudar a los U-Boot en operaciones frente a nuestras costas.
Ahora bien, lo que no se observa es un cuestionamiento del acuerdo en sí. La literatura reciente sobre el tema ha sido prodiga en elogiar la naturaleza del acuerdo debido al reconocimiento que hizo EE.UU. de la soberanía venezolana al sur del paralelo de 12° 15,0´N (Bustamante, 2007:40-44). Este hecho, si bien nos ha colocado en una posición de fuerza en relación con Colombia en la actualidad oculta la circunstancia asimétrica en que se concretó el acuerdo en sí mismo. En lo concerniente a la situación asimétrica en que se concertó el acuerdo se tiene que el acuerdo venezolano-estadounidense del 15ENE1942 no fue un acuerdo entre iguales, fue un acuerdo entre dos países unidos por el cordón umbilical del petróleo, por lo que, ya en principio, ambos estaban obligados a hacer concesiones. El asunto fue qué podría conceder Venezuela sin menoscabar su soberanía y qué podía pedir a cambio que significase un sacrificio para EE.UU.
Si nos remitimos al tema de la reparación del equipo militar como lo contemplaba el artículo tercero del acuerdo se evidencia, a todas luces, que fue una contraprestación irrisoria. No se puede incluir en la contraprestación la medida del fifty-fifty instrumentada por el presidente Medina porque eso no estaba especificado en el acuerdo. De todo esto se puede inferir, entonces, que en el acuerdo venezolano-estadounidense se aplicó el derecho del poder en concordancia con Schwarzenberger (1960:176-179)[28], con lo cual Venezuela pasó a ser de un país neutral a un país neutral y neutralizado, es decir, el país se auto-limitó como país neutral que le impediría acceder a material de guerra como estaba aconteciendo con Brasil y se le impuso una conducta estratégica que en la práctica significó una limitación de la soberanía impuesta por una potencia extranjera.
En ese momento crítico, Venezuela tendría que ceder desde el punto de vista naval, no sólo en lo concerniente a la instalación de baterías de costas y sus sirvientes hasta que los venezolanos fuesen capaces de operar los sistemas, también en el uso de las facilidades portuarias y la ejecución de actividades de contrainteligencia y de carácter policial[29]. También Venezuela se vio obligada a aceptar en ese entonces una sección del cuerpo de ingenieros estadounidenses para que hiciera un estudio sobre las posibilidades de navegación en el rio Orinoco[30]. Desde la perspectiva de la formación naval, para finales del año 1942, el director de la Escuela Naval pasaría a ser un oficial estadounidense así como también el jefe académico. Esta situación duraría dos años. Por último y como hecho más importante, Venezuela tuvo que pasar la página en todo lo concerniente a los actos de incumplimiento estadounidense del acuerdo del 15ENE, lo cual evidencia que como actos de diplomacia naval definitoria, los decisores venezolanos (así como en su momento los noruegos) interpretaron dichas acciones como puntuales y dirigidas contra terceros Estados a pesar de no tener relaciones diplomáticas formales. Este pasar la página fue fácil hacerlo porque no hubo acciones navales dentro de aguas nacionales en sentido estricto lo cual hace suponer que los atacantes alemanes estaban al tanto de la situación jurídica en tierra y les fue más cómodo mantener esa complicación en que estábamos envueltos con los estadounidenses que simplificarles las cosas a los norteamericanos.
El problema de haber pasado la página fue que EE.UU. logró infiltrarse en toda la estructura del Estado y los efectos de este hecho se harían patentes no sólo en el asesinato de Carlos Delgado-Chalbaud[31], presidente de la junta militar de gobierno en el año 1950, sino también en la implantación del denominado pacto de Punto Fijo con todas las consecuencias que ese hecho trajo consigo.
4. Evaluación de las acciones emprendidas por la armada estadounidense en Venezuela.
Como se ha podido observar, los Estados Unidos hicieron un sistemático proceso diplomático para persuadir y en muchos casos presionar al gobierno de nuestro país para que abrazara las banderas de la causa aliada. Si bien en la practica la relación fue entre dos actores políticos internacionales, es decir, EE.UU. y Venezuela, en el juego estratégico, estuvo involucrado otro actor: Alemania; por lo que en realidad el juego estratégico planteado en términos antagónicos fue entre EE.UU. y Alemania. El asunto es saber exactamente cuál fue el papel que jugó Venezuela frente a la rivalidad germano-estadounidense. Pero en primer lugar hay que destacar que la relación de Venezuela con Alemania fue más simétrica que la relación de nuestro país con EE.UU. La simetría, en este contexto, estuvo determinada por la distancia y consecuentemente por las capacidades alemanas de ese entonces. No se sabe que podría haber ocurrido si el país europeo hubiese ganado la guerra y hubiese alcanzado su objetivo en el ámbito americano, lo que se conoce hasta ahora es que: 1.-) hubo al menos un venezolano que se graduó en ese país hasta momentos tardíos como el otoño-invierno de 1944[32] y muchas unidades de las Waffen SS no se caracterizaron por hacer alardes de supremacía racial tales como las unidades españolas, árabes, uzbekas, chechenas, rusas etc., como la propaganda occidental ha hecho esfuerzos en enfatizar, 2.-) el fascismo y el nacionalsocialismo se ha manifestado de muchas y diversas formas en muchos gobiernos de la postguerra como, por ejemplo, la Unión Soviética y el propio EE.UU. Por lo que aconteció entre Alemania y EE.UU. no fue un asunto ideológico sino una lucha por el poder y el control de espacios.
En relación con Venezuela, el antagonismo germano-estadounidense se presentó en términos simétricos por lo siguiente: en el caso estadounidense, 1.-) la fortaleza estaba en sus capacidades industriales y militares, la cercanía geográfica con Venezuela y la relación económica, 2.-) la vulnerabilidad estaba en la desconfianza venezolana (e iberoamericana) a su pretensión hegemónica, 3.-) la oportunidad se produciría con el estallido de la guerra en Europa y 4.-) la desventaja estaba en la relación afectiva que mantenía la clase dirigente venezolana con el país europeo.
En el caso alemán se tiene lo siguiente: 1.-) la fortaleza estaba en sus capacidades industriales y militares y la relación económica, 2.-) la vulnerabilidad estaba en la distancia geográfica en relación con nuestro país, 3.-) la oportunidad se produjo cuando Venezuela planteo su necesidad de equiparse militarmente y 4.-) la desventaja estaba dada en relación con el tiempo, estaba en su contra en caso de que estallara la guerra antes de tiempo como en efecto sucedería.
El estallido de la guerra en Europa movería el escenario estratégico en el continente a favor de EE.UU. y el pretexto para actuar, en relación con Venezuela, estuvo representado por los avistamientos de submarinos desconocidos frente a nuestras costas[33]. La maniobra que concebirían los estadounidenses fue hacer una demostración continuada y representativa de su poder naval para manipular percepciones de modo que fuese más fácil producir el cambio de la conducta estratégica de nuestro país con miras a una futura entrada en la guerra. Este despliegue, que en la práctica se prolongó por espacio de seis meses se muestra a continuación:
Como se puede observar, las costas venezolanas acogieron en el periodo mencionado a veintiún buques de guerra estadounidenses de diferentes tipos[34]. Si se compara este despliegue con el realizado por la coalición ítalo-germano-británica en el año 1902-03, se evidencia que en cuanto a número fue más o menos similar, el europeo contó con veinte buques, pero las visitas del año 1940 fueron realizadas por un solo país, a muy bajo costo en relación con el despliegue europeo, por un periodo más largo y con un propósito explicito más limitado. Si bien es cierto, la diplomacia naval expresiva desplegada no tuvo el mismo cariz que la diplomacia aplicada a principios del siglo XX, el efecto sería devastador en la percepción de la dirigencia político-militar venezolana puesto que los estadounidenses no tuvieron un contrapeso como lo tuvieron los europeos en su momento y la actitud de la dirigencia política venezolana comenzó a cambiar de manera ostensible. A estas alturas se puede argumentar que esas visitas fueron autorizadas con lo cual se atenuó el propósito que traían consigo, pero este atenuar sería en la práctica un retardar y por lo que los hechos demuestran, estaba dentro del cálculo estadounidense.
Después de haber logrado a bajo costo el objetivo político, los estadounidenses aplicarían un método erosivo facilitado por 1.-) la situación militar en los campos de batalla europeo y africano, y 2.-) la progresiva pérdida de capacidades defensivas de las fuerzas armadas venezolanas por obsolescencia y falta de repuestos para garantizar una disponibilidad operacional aceptable. Su objeto fue esperar que Venezuela jugara las cartas que le quedaba en un juego que en ese año 1942 aún no parecía perdido al menos para un grupo de venezolanos.
Desde el punto de vista alemán se puede afirmar que nada presagiaba unas fáciles victorias en el año 1940 y aunque los decisores de ese país estimaron que la guerra se desencadenaría para el año 1944 es probable que hayan estimado que se abriría una ventana operacional, no para actuar en el Atlántico occidental, también, en función de sus acciones en esa área de operaciones, les abriría la posibilidad a los países iberoamericanos de asumir una posición estrictamente neutral y limitar la capacidad de maniobra de EE.UU.
Un análisis superficial de los ataques de U-Boot a partir del 16FEB1942 en el mar Caribe y el Atlántico meridional permite afirmar que fueron selectivos porque pudiendo aprovechar la ventaja del espacio se focalizaron en áreas y objetivos navales claramente estandarizados. Esta afirmación obedece a que nos han surgido diversos interrogantes como por ejemplo: ¿Por qué no atacaron más en el Golfo de Venezuela como si lo hicieron en el Golfo de Paria a pesar de que se mantuvo el flujo de envíos a Curazao?, ¿Por qué no intentaron nuevos ataques a las refinerías ubicadas en las Antillas Holandesas?, ¿Por qué no interceptaron la ruta que iba de las Antillas Holandesas a Trinidad? Farage (2011) ha argumentado que fue una omisión que puede considerarse como un error estratégico, pero si se tiene presente que Venezuela fue diplomáticamente inducida a alinearse al bando aliado se podría también suponer que era más importante para Alemania hacer que el gobierno venezolano pudiese mantener la posición ambigua que aun trataba de mantener en el año 1942 a la espera de un desenlace favorable en los frentes de guerra africano, ruso y asiático[35].
El juego de la dirigencia político-militar venezolana después de la demostración naval estadounidense del año 1940 consistió en ganar tiempo. Para ganar tiempo, la clase dirigente venezolana utilizó o más bien prescindió de los oficiales navales una vez que se repitió el escenario de 1902 caracterizado por el hecho que la armada fue incapaz de dar una respuesta efectiva a la agresión europea. Llama la atención la repetición de la diplomacia de cañoneras en el país sobre todo si se tiene presente que la vieja guardia gomecista todavía jugaba un rol político. Pero, la clase dirigente estuvo más pendiente de conservar el poder que defender los intereses nacionales. Por otra parte, si se tiene presente las investigaciones realizadas por Bracho[36] se puede afirmar que existen dudas sustentables a cerca del carácter gomecista de una incipiente armada que fue desmantelada por Gómez una vez que este se hizo con el poder. De igual forma, también hay serias dudas acerca de una visión compartida de la armada con una dirigencia política venezolana que para sostenerse en el poder no sólo apeló a la relación con EE.UU. para evitar el retorno de Cipriano Castro a Venezuela y al poder, también hizo importantes concesiones para la explotación petrolera a fin de convertirse en garante de la relación internacional. De ahí sólo basta poner como ejemplo el hecho que el Director de Marina, es decir, Antonio Picardi estuvo seis años preso en Puerto Cabello por la represión gomecista (Bracho, 2012).
Es lógico pensar que los oficiales de la armada, en la década de los años veinte y principio de los treinta alertaran a cerca de las debilidades de un país dependiente del mar. Dentro de ese marco, la relación con la Regia Marina Militare Italiana desde inicios de los años treinta fue un reencuentro de los marinos venezolanos con los temas marítimos a pesar del contexto político en que se estaba produciendo la relación. Esta relación, como los acontecimientos lo demostrarían a posteriori fue de naturaleza simétrica, es decir, basada en un derecho de reciprocidad en concordancia con la visión de Schwarzenberger sobre el derecho y el poder en las relaciones internacionales (1960:178). Lo que resultó ser sorprendente fue que esta reciprocidad fue absoluta y trascendente como pronto se evidenciará.
La marina de guerra venezolana a finales de los años treinta desplegó velas para seguir su propio camino con la ayuda de oficiales navales ingleses e italianos. La presión estadounidense en los años cuarenta hizo: 1.-) salir a los italianos siendo estos sustituidos por oficiales estadounidenses y 2.-) favoreció el envío de oficiales venezolanos para adiestramiento en centros de capacitación y en unidades de la armada de ese país del norte. Este hecho se estimo desde la perspectiva de la dirigencia político-militar venezolana como un sacrificio en pos de asegurar el mantenimiento del orden; y desde la perspectiva estadounidense se presentó como una oportunidad para introducir una cuña en la armada venezolana de modo de generar las condiciones para que EE.UU. tuviese una plataforma de operaciones para condicionar las decisiones políticas de la clase dirigente venezolana. Pero eso no acontecería al menos en ese periodo. Los oficiales navales venezolanos que fueron parte de estos intercambios adquirieron una gran experiencia profesional de la mano estadounidense, pero no dejaron de ser venezolanos, así como no dejaron de serlos los oficiales navales de la regia marina militare italiana en el momento crítico del armisticio del año 1943. Aquí se puede afirmar que a pesar de la relación entre dos regímenes que pueden ser catalogados como fascistas, las marinas de guerra de los dos países se comportaron de forma republicana.
Por ironía de la historia, el destino de la regia marina militare fue similar al de la incipiente marina de guerra venezolana: mientras que la pena que tuvo que pagar la regia marina militare italiana después de la guerra fue el desmantelamiento de sus grandes buques, la modernización que sufrieron los cañoneros “Urdaneta” y “Soublette” en EE.UU. en el año 1943 significó la pérdida de su potencia de fuego de artillería para adecuarle una limitada capacidad antisubmarina porque no le fueron instalados sensores para asegurar una defensa eficaz[37]. La sorpresa fue que estos marinos que fueron “sacrificados” para que los últimos estertores del gomecismos se mantuvieran en el poder pudieron construir una respetable marina de guerra con la ayuda inglesa e italiana en los años cincuenta y una república en los años finales de esa década. La entrada de la impronta estadounidense se produciría a inicios de la década de los años sesenta cuando Rómulo Betancourt entregó el país a las manos de los intereses estadounidense para asegurar la continuidad de su proyecto político.
Consecuentemente, luego del regateo que produjo el acuerdo del 15ENE1942, los estadounidenses tuvieron que aplicar una presión económica consistente y realizar actos navales conclusivos en el ámbito diplomático naval para asegurar el cumplimiento de sus objetivos políticos y operacionales. Una vez que: 1.-) disminuyó la presión de los U-Boot, 2.-) se concretaron efectivamente los desembarcos en el norte de África y 3.-) los vientos de la guerra cambiaron de rumbo, la capacidad de maniobra político-estratégica venezolana quedaría reducida a cero y en consecuencia se vería obligada a cumplir sin la posibilidad de una oposición eficaz, los dictámenes estadounidenses. Quizás el acto más emblemático de la relación EE.UU.-Venezuela en ese periodo lo constituiría la negativa estadounidense de venderle a Venezuela cuatro destructores debido a que nuestro país aún se mantenía neutral en la citada guerra (Pérez-Lecuna, 2000:742). Este acontecimiento echa por tierra los juicios emitidos en toda la literatura iberoamericana sobre el tema a cerca de la actitud venezolana de cumplir a rajatabla las directrices estadounidenses. Pero también ha despejado las dudas sobre la poca capacidad de la dirigencia político-militar de ese momento histórico de entender la naturaleza de una guerra enmarcada en un juego estratégico centrado en el aseguramiento de materias primas de primer orden.
5. Epilogo.
La neutralización de Venezuela en el año 1942 le abrió a EE.UU. una ilimitada capacidad de maniobra para operar en el país que ha sido poco dimensionada por la visita oficial que hizo el presidente de Venezuela al presidente estadounidense en Washington en las postrimerías de la guerra. Aún así, la diplomacia estadounidense seguiría operando con el fin de asegurar el terreno ganado en el proceso de negociación que se inició desde finales de 1939 hasta ese entonces. Para ello el foco de la diplomacia estadounidense se concentró en la persuasión, pero la dinámica de las circunstancia harías ver cómo el garrote estuvo presente desde el punto de vista naval.
Desde el punto de vista de la diplomacia persuasiva, Venezuela facilitó logísticamente la posibilidad de que se ejecutara sin inconveniente lo que se conocería posteriormente como la conferencia de Casablanca. Para tal fin, el presidente Roosevelt permanecería en Maracaibo por veinticuatro horas desde el 29ENE1942 en su regreso a EE.UU. Un año después haría un toque operacional de igual naturaleza el almirante William F. Halsey Jr. No obstante, la visita más representativa de la diplomacia expresiva estadounidense lo constituiría la presencia de la primera dama de EE.UU. en el año 1944. La presencia de tan distinguida visitante constituiría la estocada final al esfuerzo alemán de asegurar unas relaciones bilaterales beneficiosas en momentos en que se aproximaba al götterdämmerung del tercer Reich. Lo importante a destacar en esta visita es que fue la contraparte estadounidense de las visitas realizadas por la esposa del director del Instituto Iberoamericano de Berlín antes de que estallara a guerra (Leonard y Bratzel, 2007:120-121).
A pesar de la cara persuasiva que intentó ejecutar la diplomacia estadounidense al final de la guerra, lo que quedó claro fue la naturaleza de la relación en la era de la postguerra. Ello se evidenció en dos hechos notorios: 1.-) la creación de la IV Flota, que no fue más que integrar al dispositivo de defensa hemisférico estadounidense todos los pertrechos de guerra que había dado en préstamos y arriendos a los países iberoamericanos durante la guerra y 2.-) los incidentes armados en el Golfo de Paria relacionados primeramente con el cañoneo del cañonero Soublette y posteriormente el bombardeo de isla de Patos, ambos en 1944[38]. Sobre el primer aspecto, Venezuela podría sortear el inconveniente debido a que el material que recibió no ameritaba una sumisión en el sentido estricto de término. En relación al segundo aspecto, el fantasma del garrote no sólo se haría presente en la postguerra y específicamente en el año 1950 con la muerte de Delgado-Chalbaud, también ha estado rondando en el país desde que Venezuela apoyó a la Argentina en su fracasada aventura por recuperar las islas Malvinas.
Para finalizar, es innegable los avances que logró la armada venezolana con la asesoría estadounidense en ese periodo, el principal perjuicio fue que el instrumento naval de nuestro país dejó de ser marina, una concepción más cónsona con nuestros orígenes hispánicos y caribes y pasó a aplicar una doctrina que favorecía en mayor proporción los intereses estadounidenses, sobre todo en un escenario caracterizado por lo que se ha dado en denominar guerra fría. Ese cambio se operaría en un momento que se produjo entre el porteñazo y el envío de buques de guerra a Cuba dentro del marco de la crisis de los misiles en el año 1962. Después de ese momento la armada venezolana quedaría neutralizada hasta que las pretensiones colombianas en el Golfo de Venezuela obligaran a la clase dirigente nacional a hacerle frente a los problemas marítimos nacionales.
La principal enseñanza que nos ha dejado la relación estadounidense en ese período es que no se puede negociar en igualdad de términos con ese país si no se dispone de una capacidad de defensa naval que creíblemente muestre los altos costos que representaría para ese país una confrontación bélica[39]. Cualquier otra forma de negociación que no considere lo expresado precedentemente puede ser considerado como una cesión, incompatible con cualquier discurso nacionalista. De igual forma, el tipo de guerra al que el país fue sometido en ese entonces se corresponde al tipo de guerra que se ha estado practicando en estos últimos años y se ha evidenciado no sólo en la diplomacia naval practicada contra nuestro país entre los años 1999 y 2002, también en la realización de maniobras navales frente a nuestras costas dentro del marco de la Organización del Tratado del Atlantico Norte y la reciente reactivación de la IV flota[40].
Estas acciones no han sido casuales, según Till, la tendencia de las operaciones navales en este siglo que comenzó apunta a: 1.-) hacer la guerra contra poderes navales relativamente grandes o pequeños, 2.-) emplear la diplomacia naval: (a) de forma coercitiva según el caso como por ejemplo: Libia, 2011, (b) persuasiva, para construir alianza, como por ejemplo la relación ruso-siria, 2012 y/o para hacer asistencia marítima internacional como las operaciones de ayuda humanitaria en Indonesia (2004) y Japón (2011), y 3.-) el mantenimiento del buen orden en el mar como lo ha representado las operaciones anti-piratería en el cuerno de África (1994:180-197). Viendo así las cosas, es probable que nuestro país incurra en repetir los mismos errores del pasado…
FUENTES CONSULTADAS
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[1] Trabajo elaborado por Edgar E. Blanco Carrero.
[2] El comandante de la fuerza naval estadounidense estacionada en Puerto Rico fue el Almirante G. Dewey. Ver: Petrásh (Nweihed, 2000:636), Blanco (2004:220), Ojeda (2002:65). De igual forma, dentro del marco del bloqueo, los buques estadounidenses que harían vigilancia cercana de las acciones navales europeas serían: los acorazados USS “Alabama”, USS “Iowa”, USS “Massachusetts” y USS “Kearsage”, el crucero USS “Albany” y los cañoneros USS “Marietta” y “Scorpion” (Ojeda, 2002:68).
[3] Ver: Petrásh (Nweihed, 2000:638).
[4] Este entendimiento se manifestó, de manera simbólica, en la venta del crucero “Isla de Cuba” que llevaría el nombre en nuestro país de “Mariscal Sucre”. De igual forma, este entendimiento sería afectado por la represión que se desató en el año 1913 luego de develada la conspiración de Román Delgado Chalbaud y la neutralidad que mantuvo el país durante la Primera Guerra Mundial.
[5] Ver: Petrásh (Nweihed, 2000:642)
[6] Ver: Blanco (Farage, 2011).
[7] Ver al respecto el papel de la Standar Oil en la guerra por el cuadrilátero de Leticia y la guerra del Chaco en Blanco (Farage, 2011).
[8] Ver: Petrásh (Nweihed, 2000:641).
[9] Este crucero ligero sería uno de los símbolos de la intervención estadounidense en Nicaragua y sería también el buque que transportaría al presidente Roosevelt para asistir a la Conferencia de Casablanca, así como de los presidentes de Uruguay y Brasil.
[10] Ver: Blanco (2011). La Diplomacia Naval: El Caso de los Linienschiff SMS "Schleswig-Holstein" y del SMS “Schlesien” y su Relación con Venezuela: 1936-1944. www.edgareblancocarrero.blogspot.com
[11] Ya entre los años 1924 y 1927 el USS “Niagara” había realizado trabajos de naturaleza semejante en nuestras costas (Ibíd.)
[12] Ver: Blanco (Farage, 2011).
[13] Ver al respecto: Guzmán (2011:62).
[15] Al respecto, Francia también trató de participar en el desarrollo de la armada de acuerdo con unos criterios que hacen suponer estuvieron basados en la “Jeune École”. Ver: La Diplomacia Naval francesa en Venezuela: periodo 1936-1942 en www.edgareclancocarrero.blogspot.com.
[16] Ver al respecto el oficio Prot. N° 414 del 15ABR1935 – XIII emanado de la Legación de su majestad el Rey de Italia en Caracas al Ministro de Guerra y Marina. Esta información fue obtenida gracias a las investigaciones que realiza Ramón Rivero-Blanco en el Archivo General de la Nación. De igual forma, sobre la experiencia italiana en la primera Guerra Mundial, ver: De La Sierra (1984:347-357). Teniendo presente que la propuesta italiana fue en el año 1935, es decir, en momentos que la conducción de la marina era realizada por oficiales del ejército, se observa, que esa fuerza visualizaba una marina de aguas marrones a pesar de que en ese periodo el país se convertiría en el segundo productor mundial de petróleo. Sobre este tema se hará un análisis más profundo en otro ensayo.
[17] Este submarino entró en servicio en el año 1939 y cumpliría una importante labor contra el tráfico mercante japonés en el frente del pacífico. Terminaría la guerra como una unidad de entrenamiento. Fuente: http://uboat.net/allies/warships/ship/2925.html
[19] Ver como referencia oficio N° 60 del 20SEP1939 emanado del agregado militar venezolano en Washington en Blanco (2012). Diplomacia Naval Francesa en Venezuela: Periodo 1936-1942. www.edgareblancocarrero.blogspot.com Esta información fue obtenida gracias a la investigación que Ramón Rivero-Blanco está llevando a cabo.
[20] Sobre este tema hay que mencionar que en un caso normal de embarque de un extranjero en un buque de guerra. Este oficial extranjero no cuenta con libre acceso a todos los locales del buque. Menos aún cuando la actividad tenía visos de ser una actividad de inteligencia amparada por el desconocimiento que padecían los oficiales navales venezolanos de ese entonces de ese tipo de guerra en el mar.
[21] Este buque sería protagonista de uno de los incidentes navales con submarinos alemanes en el Atlántico Norteen el año 1941.
[22] Este buque sería transferido al Reino Unido en la operación intercambio de bases por pertrechos a finales del año 1940.
[23] Estos indicios estuvieron relacionados con el hecho que, el agregado naval ingles en Berlín en 1939 tuvo en sus manos la obra del almirante Wegener donde recomendaba que, para evitar el bloqueo naval sufrido en la guerra pasada había que ocupar noruega y Dinamarca (Ibíd.)
[24] Este almirante desaparecería en el mar de forma inexplicable cuando su insignia estaba enarbolada a bordo del acorazado “Washington” cuando una fuerza naval se disponía a desplegarse en Europa a la orden de la Royal Navy.
[25] También el país tendría como huésped por unas cuantas horas en ese periodo, al General G. Marshall, puesto que las aeronaves que lo transportaban hicieron un toque operacional en Maracaibo (Pérez-Lecuna, 2000:470).
[26] Para finales de año ya había cesado la amenaza de invasión a las islas británicas y las fuerzas militares italianas estaban sufriendo serios reveses en Grecia y África del norte y oriental.
[27] EE.UU. actúo de dos maneras para lograr ese objetivo: la primera fue la de involucrarse directamente en la batalla del Atlántico atacando U-Boot alemanes y la segunda fue presionando a Japón para que tomara la decisión de atacar como en efecto lo haría el 07DIC1941.
[28] Al respecto Pérez-Lecuna expresó que a mediados de 1942, “el gobierno norteamericano presionó a Venezuela retardando injustificadamente las importaciones vitales para el país, para debilitar la posición del gobierno”. (2000:664).
[29] Sobre las facilidades portuarias, ver los testimonios que recoge Pérez-Lecuna (2000:664) y sobre las persecuciones de ciudadanos alemanes y venezolanos sospechosos de realizar acciones de espionaje ver: (Ibíd.:687).
[30] Este estudio es el documento base a todas las propuestas que se han hecho a posteriori de interconexión fluvial en Suramérica.
[31] Ver: Bracho (2010)
[32] Sólo basta destacar en nuestro caso la vivencia de Fernández Morán.
[33] Ver: Blanco (2012).
[34] Hubo naves modernas y anticuadas, pero en todo caso la gran mayoría de ellas era superior ofensiva y defensivamente en relación con los medios disponibles por el Estado venezolano.
[35] Estos también es igual de aplicable en relación con los países bajos en ese entonces ocupado y con un gobierno filo-nazi.
[36] Ver: Iconología Naval venezolana (20119 y Hombres de Hierro (2012).
[37] Esta información fue obtenida gracias a las investigaciones que actualmente realiza Ramón Rivero-Blanco. De igual forma, es de destacar, en concordancia con esas investigaciones, la desconfianza patente que los estadounidenses tenían hacia la oficialidad naval venezolana. Esta desconfianza se materializó en la producción de documentos con o sin fundamento relativizando el hecho más importante que fue que Venezuela trató de mantener su neutralidad y desde el punto de vista internacional, indiferentemente de las filiaciones políticas, un nacional venezolano no podía someterse a los dictámenes de una potencia extranjera por más amiga que esta fuese.
[38] Ver: Hernández (Farage, 2011:243-245).
[39] Al respecto ver: Blanco (2010:68-71) y Blanco: (2011). http://edgareblancocarrero.blogspot.com/search?updated-min=2010-01-01T00%3A00%3A00-04%3A30&updated-max=2011-01-01T00%3A00%3A00-04%3A30&max-results=6.
[40] Ver al respecto: Blanco (2004:275-288) y (2010-175-189).
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