lunes, 24 de septiembre de 2012

EL JAPÓN, LA GEOGRAFÍA Y LA POLÍTICA EN EL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO DE RAMÓN DÍAZ.


UNA AMPLIACIÓN DE LO CONTENIDO EN ESTE ENSAYO SE ENCUENTRA EN EL LIBRO: "HISTORIA DE LA MARINA DE GUERRA VENEZOLANA DE INICIOS DEL SIGLO XX: VIDA Y LEGADO DEL CAPITÁN DE CORBETA RAMÓN DÍAZ"

         “Geoestrategia” fue, según Coutau-Begarie (1999), una expresión que comenzó a ser usada por el piamontés G. Durando en la primera mitad del siglo XIX para conceptualizar el papel que jugaba la geografía en las operaciones militares. Unas décadas más tarde R. Kjellen le daría a la geografía una connotación político-ideológica al acuñar la expresión “Geopolitik” para denotar una nueva “ciencia” encargada de estudiar al Estado como un organismo viviente asentado en un territorio. El desarrollo de las maquinas a vapor y su impacto en el transporte terrestre y marítimo hizo que Mackinder (en el ámbito terrestre) y Mahan (en los espacios marítimos) le diesen una connotación más operativa al asociar la capacidades para navegar o desplazarse en grandes espacios con el fin de ejercer influencia en lugares considerados de interés político-estratégico.

         Siendo que el foco de interés de las grandes potencias de fines del siglo XIX se ubicó en el extremo oriente, también llamó la atención del mundo cómo la clase dirigente de un país que hasta los años 1870 se encontraba en una fase de evolución política con respecto a Europa que la ubicaba en la edad media, había decidido sumergir a sociedad en un gigantesco proceso de modernización que le permitiría en menos de medio siglo colocarse a la altura de occidente y exigir ser partícipe de un universo que ya comenzaba a hacerse más pequeño. Nos referimos al Japón.

         Pero el ascenso del Japón en el tablero estratégico mundial no fue visualizado sólo como el proceso político-histórico de un país en procura de aumentar su poder para influir a su alrededor. Para el Capitán de Fragata Ramón Díaz el ascenso del Japón, gracias a su victoria militar frente a la Rusia zarista, fue la reafirmación práctica de que nuestro país no sólo podía seguir unas aguas como las surcadas por los japoneses, también podía adquirir las capacidades para evitar que ocurriese una agresión como la acaecida entre los años 1902-03 por parte de varias potencias europeas. En su ensayo sobre el Poder Naval Ramón Díaz a pesar de evidenciar su inclinación natural por lo marítimo, da a entrever varios aspectos político-estratégicos que conducirían a la cristalización de conceptos como geopolítica y geoestrategia en su gran variedad de acepciones como hoy día se conocen. Para este venezolano, no sólo la posición geográfica favorable, la voluntad política para desarrollar un poder naval o una política imperialista orientada para asegurar mercados y materias primas eran enseñanzas a tomar en consideración en sentido positivo o negativo, para él la principal enseñanza fue la decisión de una clase dirigente de conservar el estatus de país independiente a partir del desarrollo de capacidades en un contexto de bienestar y progreso. Por supuesto, esta experiencia japonesa generaría en Venezuela un interés político-estratégico para acercar los dos países[1].

         Los primeros intentos de cercamiento político-diplomático venezolano-japonés se produjeron en Europa antes del estallido de la Primera Guerra Mundial y llama la atención que un marino venezolano indicase ya en el año 1908 la importancia del Japón como ejemplo a seguir en el país para su bienestar y su seguridad. La causa de esta afirmación obedece a que una década después un geógrafo alemán, el general Karl Haushofer utilizaría el fenómeno japonés para fundamentar la política expansionista que llevaría a Alemania a la guerra y a una derrota sin paragón en los anales de la historia. A Haushofer le impresionaría cómo la geografía influyó en la política, a Díaz le impresionó cómo la política influyó en la geografía. La importancia de esta acotación obedece a que hubo dos visiones del Japón que produjeron reflexiones diferentes de la geografía, la política y la estrategia que confluirían en Venezuela cuando se produjo el proceso de prusianización antes del año 1914 y de germanización antes del año 1939.

Es muy difícil saber si el ensayo de Díaz fue la chispa inicial del proceso que conduciría al establecimiento de relaciones diplomáticas con el Japón unas décadas después, pero es posible deducir que el sentido que le dio al rol de la geografía en la conducta estratégica del país en las décadas siguientes. Por tal motivo se va a hacer una reflexión para determinar cómo a pesar de que en la teoría y en la praxis se generaron las condiciones para que la conducta estratégica de Venezuela se orientara a una actitud talasocrática, desde el inicio del período gomecista terminase convertida en una epirocracia con poca capacidad de actuar de manera independiente en la comunidad internacional. Para tal fin se va a: a.-) describir bajo una concepción geográfica el proceso que condujo a las relaciones Japón-Venezuela, b.-) analizar cómo confluyeron las concepciones geográficas de Díaz y Haushofer en la conducta político-estratégica venezolana y c.-) evaluar la concepción geopolítica venezolana en los inicios del siglo XXI a partir de las experiencias del pasado. 

         a.-     Díaz y el proceso que condujo al establecimiento de las relaciones Japón-Venezuela.

         Como ya se mencionó, no se sabe el impacto que tuvo el escrito de Díaz en las decisiones políticas venezolanas entre los años 1908 y 1911, lo que se puede afirmar es que en el espíritu de la época flotaba la idea de tener relaciones con un país que después de un gran esfuerzo había logrado alcanzar una posición mundial relevante. Apartando el carácter civilizatorio que Díaz le daba a la bala de cañón, veamos que escribió Díaz acerca del Japón:

“El origen y creación – del poder naval-, obedece al impulso espontáneo de rechazar la fuerza con la fuerza, el cual ha venido á ser el gran transformador… - de ahí – el deber de la creación y fomento de su marina de guerra…  

“Há más ó menos cincuenta años que la espanción comercial de los Estados Unidos del Norte, abría y demoronaba el puerto y los muros de Yokohama al dominio del comercio del mundo. Esta demostración… encendió la llama patriótica en los hijos del lejano imperio del sol naciente. El pueblo japonés despertó y tembló en santa ira patriótica, jurando… la restauración de la patria ofendida. Cumpliendo el Japón tan sagrado juramento… le vemos retar, vencer y agujerar el vetusto trono altivo de los Czares… mientras tanto, atónita la vieja Europa, estrecha, mal de su agrado, la mano al insigne vencedor… ¿Aquien debe este gran pueblo su preponderancia de hoy? Al esfuerzo heróico de sus, y principalmente á su potente flota…”

            “Vemos, pues, por el ejemplo que dejamos anotado, que el poder naval sacó de su indeferentismo á este heróico pueblo; y este mismo poder lo constituye como… guardián de su propia grandeza” (1908:17-18).

         A unos meses después de esta reflexión, Venezuela, a diferencia de Japón, sería: 1.-) agredida por una fuerza naval holandesa luego que un buque con bandera de ese país había sido visitado y capturado bajo sospecha de portar armas para facciosos que intentaban tomar el poder político en el país y, 2.-) Juan Vicente Gómez asumiría el control del Estado con el apoyo europeo y estadounidense. A pesar de que estos hechos ocurrieron ya iniciado el siglo XX, la situación estratégica y las circunstancias que llevaron a Japón a erigirse una gran potencia fueron muy diferentes a las vividas por Venezuela. En Asía, EE.UU y Rusia habían avanzado ostensiblemente en el ámbito geográfico y se habían aproximado de una u otra forma a China y Japón. Este avance fue visto con recelo por el Reino Unido porque: 1.-) ya en ese entonces estaba sufriendo un gran desgaste económico que le había producido un freno a su proceso de desarrollo y 2.-) Alemania había adquirido un poder tal que lo había convertido en casi su rival europeo. En este contexto, los británicos apostaron por Japón, un país en proceso de apertura y dispuesto a “aprender” y “aplicar” los conocimientos de occidente. La consecuencia de la política británica fue colocar un freno a la expansión ruso-estadounidense y Japón entraría en un intenso proceso de modernización con apoyo principalmente británico que la colocó a principios del siglo XX en un importante proveedor de bienes y servicios a escala regional y posteriormente mundial. En el caso venezolano la situación fue diferente: con la excepción de la secesión de Panamá y el bloqueo a nuestras costas en el año 1902-1903, la región no era un área de disputa de las grandes potencias. Dicho de una manera poco elegante, ya se había producido un reparto de las esferas de influencia por lo que sólo se necesitaba mantener el statu quo[2].

Así pues, Japón fue visto por Díaz como el ejemplo de un país donde gobernantes y gobernados se propusieron evitar que fuese objeto de las voraces ambiciones extranjeras. De su ensayo, llama la atención las expresiones “deber de la creación y fomento” y “el poder naval sacó de su indeferentismo”.

         De estas expresiones se puede inferir que para Díaz había una relación entre deber de crear y fomentar con el sacar de la apatía. Ahora ¿a quién se refería? ¿A la población del país?, ¿a la clase dirigente? Ya se ha mencionado que este venezolano estaba en el año 1908 haciendo una crítica al gobierno por haber pasado a un segundo plano los esfuerzos que se realizaron en el país después de la amarga experiencia del bloqueo del año 1902-03, por lo que la expresión “indeferentismo” estaba referida a aquellos junto con Gómez colocaron a un lado los esfuerzos por continuar la obra iniciada por Cipriano Castro, con el agravante de aceptar una especie de tutelaje internacional para mantenerse en el poder. Pero, Díaz usa también la expresión “heroico pueblo” por lo que la expresión “indeferentismo” está relacionada con la pérdida del impulso creador ya referida y por la falta de fomento, es decir, por no promover los libres emprendimientos como modo de paliar las incapacidades del propio gobierno si ese era el problema. Crear y fomentar el poder naval era para Díaz el producir bienes, en este caso navales, para el consumo interno como modo de generar otras necesidades productivas y de consumo de forma similar a la que le permitió a Japón desarrollar una industria y un comercio capaz de proyectarse más allá de sus fronteras. En principio ello podría haber significado un cambio en la estructura del Estado, pero, si consideramos que los atenienses a los cuales menciona Díaz, los romanos, y más modernamente, los españoles, los franceses, los alemanes y los propios japoneses se lanzaron al mar como consecuencia de una decisión política que no cambió la estructura del Estado: ¿Qué podía hacer que fueran los dirigentes políticos venezolanos diferentes de las clases dirigentes de los pueblos antes mencionados? O preguntado de otra manera ¿Qué diferenciaba a Castro de Gómez? 

         Para Castro las amenazas a su poder estuvieron ubicadas fuera del país. Para Gómez, un caudillo con aspiraciones de despojar del poder a su jefe, las amenazas estarían ubicadas adentro. Por ello, una vez que Gómez se aseguró en el poder con el apoyo extranjero su preocupación se circunscribió a evitar que se generasen dentro del país situaciones que pudieran debilitar su poder y la colonización extranjera era considerada una fuente de desestabilización como ya lo había demostrado la pérdida venezolana del territorio Esequibo y la fundación de Panamá a expensas de Colombia. Las palabras que hoy en día sustituyeron las usadas por Díaz, es decir “creación” y “fomento” son “crear las condiciones materiales para hacer la defensa viable”, o sea estamos enfrentando los mismos problemas que denunció el marino venezolano un siglo atrás. Aún con este marco, entre los años 1908 y 1910 se produjeron una serie de coincidencias que permitieron que Venezuela diera el primer paso para establecer relaciones con Japón como paso previo para conocer qué había de bueno en establecer relaciones con ese país y que se podría imitar para actuar de la manera que los convirtió en un Estado independiente. Además de la iniciativa de Díaz, ya Brasil, Perú y Argentina mantenían relaciones formales con el país asiático.  

Según Tarchov (2005), fue al parecer en el año 1910 cuando el canciller, M. A. Matos autorizó al representante venezolano en Berlín, Santos A. Dominici para establecer contactos consulares con Japón y Rusia. Si bien la acción se produjo por iniciativa del diplomático, la autorización debió haber sido consultada en concordancia con las capacidades intelectuales y burocráticas de la época. Además hay que tener presente la naturaleza y estructura del gobierno nacional en ese entonces. Quizás estos dos hechos constituyan el marco de convergencia entre la iniciativa de Díaz y la autorización de Matos, sin embargo, habría que hacer una investigación más exhaustiva para conocer cómo fue el proceso decisorio.

         Gracias a la iniciativa diplomática venezolana, luego de un intercambio de notas entre el embajador venezolano y el embajador japonés en Berlín Sutemi Chinda en el año 1911, comenzó el proceso que conduciría al establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Este proceso duraría casi treinta años a pesar de que los intercambios comerciales se iniciaron inmediatamente[3]. La tardanza se produjo: 1.-) por la necesidad de ambos países de comprender el sistema legislativo de su contraparte de modo que ninguno sintiese un trato desigual en relación con un tercer país o que alguna de las contrapartes fuese afectada por tratos discriminatorios como por ejemplo los que aplicaban los estadounidenses a la inmigración japonesa en la costa del pacífico[4], y 2.-) por la exigencia japonesa y la negativa venezolana de modificar la legislación nacional existente sobre inmigración extranjera. Como se observa, el foco de interés japonés era el tema de la inmigración de sus nacionales y el venezolano era el de evitar migraciones que no pudiesen ser posteriormente controladas. Los desencuentros para el establecimiento de relaciones diplomáticas lo constituiría el interés de ambas partes de evitar la discriminación racial (Ibíd.).  

Este aspecto racial fue muy importante debido a que el Japón, a pesar de ser una potencia vencedora en la Primera Guerra Mundial no se logró que se aprobara en el Tratado de Paz de Versalles una clausula sobre igualdad racial lo cual representó un obstáculo en su proceso de colonización de otros espacios bajo el paragua de acuerdos bilaterales. Si bien Japón pidió que se abriese la posibilidad de inmigración de sus nacionales a Venezuela, Tarchov afirmó que el país estaba muy reacio en los años veinte y treinta a recibir extranjeros a no ser que fuesen canarios o blancos lo cual permite deducir también que hubo en el país problemas de naturaleza racial que deberían estudiarse de forma más conveniente[5].

         b.-     Díaz y Haushofer y la conducta estratégica de Venezuela en la primera mitad del siglo XX.

         En los anales del pensamiento geopolítico es conocido que para el padre de la escuela geopolítica de München, Karl Haushofer, Japón representó un campo de estudio que le serviría para establecer los lineamientos fundamentales de la ideología expansionista del nacionalsocialismo alemán[6]. También serviría para justificar la expansión japonesa hasta el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial. Sin entrar mucho en detalles sobre el pensamiento geopolítico nos interesa destacar que según este los Estados como órganos vivientes nacían, crecían o desaparecerían. De acuerdo con este criterio se dio mucha importancia a: a.-) la expansión geográfica, b.-) el aseguramiento de mercados y c.-) la influencia política. El motor de este movimiento estaba representado por los movimientos migratorios o poblacionales.

         Como pudimos observar en el parágrafo anterior el principal interés japonés en las relaciones con Venezuela fue lograr un espacio liso para mantener sus flujos migratorios a escala mundial. El interés de Díaz y de la clase dirigente venezolana en las décadas posteriores fue establecer relaciones con un país que se había consolidado como Estado independiente a escala mundial. Como se ha indicado también, el tema de las migraciones fue la principal causa del retraso de la apertura de relaciones diplomáticas entre los dos países por las restricciones que mantenían ambos por asuntos raciales derivados, en el caso japonés en lo concerniente a su fracaso de lograr formalmente la igualdad racial[7] y en el caso venezolano porque, según Tarchov (2005) para la fecha aún persistían los traumas de la colonización española y de la imposición por la fuerza de dictámenes elaborados por potencias extranjeras. Con los lentes que permite la distancia que da el tiempo transcurrido, Venezuela se encontraba en desventaja por la baja densidad poblacional, pero Japón tenía la desventaja de la lejanía por lo que era muy difícil que se presentase alguna situación de peligro para el país. Ahora, el otro aspecto que pudo haber servido para justificar el establecimiento de relaciones con el país asiático como era el de emular la política de desarrollo seguida por los nipones tampoco se aplicó ni siquiera con el envío de estudiantes u observadores que aprendieran de algo que fuese considerado digno de ser estudiado. Este hecho pudiera evidenciar que la relación con Japón tenía unos límites que iban más allá de los aspectos formales derivados de la estructura normativa del Estado venezolano.

         Un siglo después del inicio de los esfuerzos para que dos países, Japón y Venezuela establecieran relaciones diplomáticas resulta sumamente estúpida que consideraciones raciales condicionasen la apertura de relaciones. La única explicación de semejante estupidez ha sido la influencia del pensamiento europeo en el mundo de ese entonces y en el de ahora. Era surrealista que dos razas excluidas estuviesen luchando por su reconocimiento en base a un lenguaje que era diferente a la naturaleza de esas dos razas cuyo origen es al menos mestizo. Pero así fueron las cosas y hubo un pensamiento y una praxis política que, no sólo favoreció la discriminación, también el sacrificio de millones de personas (Agamben, 2010).

         Siendo la clave del pensamiento geopolítico los movimientos poblacionales llama la atención: 1.-) la política migratoria asumida por Venezuela en los años treinta en especial “la de no reconocer a los extranjeros el derecho de realizar en el país actividades políticas” (Pérez-Lecuna, 2000:69) porque en ella se evidenciaba un interés en contrarrestar cualquier situación que amenazase su estabilidad política y 2.-) el nacionalismo creciente venezolano como contrapeso a la política estadounidense y el acercamiento a la Alemania nacionalsocialista y la Italia fascista (Blanco, 2012)[8]. Como se observa, Venezuela un país rural y despoblado estaba estrechando o estaba buscando abrir relaciones con países cuyas políticas podían ser perjudiciales con el fin de hacer contrapeso a la política exterior estadounidense. En otras palabras, la dirigencia política venezolana después de desechar la política marítima y naval asumida después de 1903 estaba tratando de corregir un error con otro error. Aquí se destaca la vigencia de la denuncia realizada por Díaz en el año 1908. La dirigencia política venezolana con una visión epirocrática desde el inicio del gomecismo buscó cerrar el país sin generar capacidades para su supervivencia ni siquiera como clase dirigente. Dadas las condiciones en que Gómez accedió al poder, su principal preocupación provino de lo interno del país como se evidenció en la serie de alzamientos que tuvo que sofocar durante casi todo su periodo de gobierno. Después, cuando en la década de los treinta EE.UU. tomó medidas impositivas que perjudicaban a Venezuela, fue entonces que la clase dirigente percibió con retraso que aquellos que habían legitimado su poder en el año 1908 los podían suplantar.

         Así pues, la conducta estratégica del país entre 1908 y 1933 fue la de un Estado aislado conectado con el exterior por el cordón umbilical representado por el comercio marítimo de petróleo. Se podría decir hasta que autárquico en el sentido que dado su carácter rural, la clase dirigente percibió que era conveniente mantener las cosas así para preservar el statu quo político. Esta conducta se mantuvo hasta que se percibió una amenaza territorial proveniente de Colombia al occidente y del Reino Unido al oriente del país. Si bien el inicio de la solución del problema geográfico con el Reino Unido se produjo en el año 1936 y culminaría en 1942 con el Tratado del Golfo de Paria, la clase dirigente venezolana se percató que el objeto de coincidencia de ambas presiones geopolíticas estaba centrado en el río Orinoco. No se si los venezolanos estuviesen familiarizados con los conceptos de “frontera viviente” o “espacio vital”, pero estoy seguro que las amputaciones territoriales sufridas hasta 1899 generaron nuestras propias ideas sobre el territorio por lo que el problema del país pasó a ser político, es decir, de qué modelo de desarrollo seguir para reducir las vulnerabilidades. Mientras en el año 1908 se buscó la tutela extranjera para mantenerse en el poder dejando al país sumido en sus vulnerabilidades, Díaz propuso continuar generando las condiciones (creación y fomento) para evitar la necesidad de una tutela externa.

         Por otra parte, si bien no existen rastros de la influencia del pensamiento de la escuela geopolítica de München en Venezuela en la década de los años treinta del siglo pasado hubo un concepto que se produjo en esa escuela que tuvo un carácter trascendente. Me refiere al concepto de espacios económicamente compensados establecido por Norman Dix en ese período. Según este autor, la tendencia mundial en la década de los años treinta era la de la conformación de cuatro áreas geopolíticas a escala global controladas por un país ductor: a.-) América bajo la influencia estadounidense, b.-) euro-África bajo la egida alemana, c.-) Asia central bajo la conducción rusa y d.-) la esfera de co-prosperidad del gran Asia Oriental dirigida por Japón. Una reflexión abierta y superficial sobre el tema arrojaría en una primera instancia coincidencias notables con la realidad que vivió la humanidad hasta el año 2004[9]. A partir de esa fecha se produjo un quiebre donde han aparecido nuevos actores políticos en la escena internacional. Un ejemplo de ello ha sido el grupo conformado por: Rusia, India y China y en menor grado Brasil. Estos es una tendencia, la realidad es que en el seno de la Organización de las Naciones Unidas se ha buscado una mayor democratización de la comunidad internacional que minimizase el poder del Consejo de Seguridad y es ahí donde el ensayo de Díaz cobra vigencia. Eso es lo que nos interesa del pensamiento de Díaz: la necesidad de evitar la aparición de un Estado hegemónico que limitase la autonomía, la plenitud y capacidad para que el Estado venezolano obre políticamente en igualdad de condiciones en la escena internacional.

         El ejemplo japonés desde el punto de vista político fue visualizado por Díaz como una reafirmación de principios políticos relacionados con la libertad e independencia de las comunidades políticas de ese entonces. La geografía era visualizada por Díaz como un lugar donde se podía coexistir siempre y cuando se tuviesen las capacidades para ello. Estas capacidades estaban relacionadas con el Poder Naval. 

         Si se considera la praxis japonesa de principios dl siglo XX como motivador para el establecimiento de un tipo de relación política, por el tiempo que se tardó para establecer relaciones formales indicaba una desconfianza no a la relación con Japón porque como hemos visto tenía una visión europizada que chocaba con la visión europizada criolla. El ejemplo japonés fue una amenaza para el gomecismo porque significaba desarrollar unas capacidades que podrían significar una amenaza a su ilegal estatus político. Por ello fue que la clase dirigente gomecista prefirió negociar con EE.UU. para permanecer en el poder que aplicar los principios universalmente conocidos en relación con la independencia política y la no injerencia en los asuntos internos de cada Estados que pasaba por el desarrollo de las capacidades en lo interno para que se pudiese reducir las posibilidades de injerencia en los asuntos internos. El pensamiento de Haushofer para el Estado venezolano, en este contexto, no era aplicable porque el país tenía espacios donde no ejercía presencia. Su aplicabilidad podría justificarse si sólo si estuviese orientado a llenar los vacíos geográficos por lo que, la principal preocupación de Díaz en el año 1908, es decir, que el país fuese amenazado desde el mar pasó a ser una constante por una egoísta actitud de las clases del país al menos desde los inicios del siglo XX. Así pues, por una cuestionable decisión política en la era gomecista y postgomecista, es decir, el “indeferentismo” en los asuntos marítimos, el país tuvo que enfrentar en condiciones de desventaja el acuerdo colombo-venezolano de 1941, la crisis de los Monjes en el año 1952 y la penetración cubana en la década de los años sesenta del siglo pasado entre varias que signaron la realidad del país en la segunda mitad del siglo XX. El este contexto, el indeferentismo que denunció Díaz en el año 1908, de manera general, aún se ha mantenido hasta fecha reciente.

Sobre el pensamiento geopolítico hay que afirmar que éste sería olvidado hasta su resurgimiento en época reciente en que se comenzó a visualizar la geografía desde una perspectiva global. Su olvido se produjo sobre todo porque los países donde tuvo mayor auge, es decir, Alemania y Japón a pesar de perder grandes espacios territoriales, hoy en día disfrutan de un nivel de vida superior al de muchos países con grandes espacios territoriales. Pero muchas de sus ideas quedarían flotando en el aire como ya hemos señalado…

Desde el punto de vista geoestratégico, habría que entender qué se entiende por estrategia y geoestrategia hoy en día para tratar de evaluar la propuesta de Díaz a la luz de la realidad del mundo de hoy. En sentido general se puede afirmar que estrategia es cualquier secuencia meditada con anticipación de decisiones puntuales a fin de alcanzar cualquier objetivo. Pero etimológicamente la palabra estrategia proviene de la palabra griega Stratos, o sea estratos, espacios codificados. Strato-agein era como codificar espacios en el sentido de la apropiación política. Una polis era un espacio estratificado, es decir, codificado política, económica y socialmente. Un Stratego era en la Atenas clásica un codificador de espacios en función de una realidad política, por lo que hablar de geoestrategia pareciese una tautología. La pregunta es por qué. La versión más generalizada de lo que se entiende por geoestrategia es el aprovechamiento sistemático de los grandes espacios en términos de recursos y producción de bienes y servicios (Blanco, 2004). Ahora si descomponemos geoestrategia en ‘geo´ y ‘estrategia´ podríamos afirmar que el ‘geo´ refiere a los espacios globales a los cuales se está apuntando y ‘estrategia´ es la intención de codificar los espacios apuntados.

Así pues, si pensamos en lo que pensó Díaz, él estaba apuntando a defender los espacios que los otros estaban apuntando y por negación es posible afirmar una visión estratégica en este marino venezolano a pesar de las circunstancias adversas. Lamentablemente, este marino sería destinado posteriormente a ocupar cargos en la naciente marina mercante después de que se descubriera el complot naval para derrocar a Gómez realizado por otros marinos que pensaban hacer que el país retornase a una situación de legalidad y legitimidad que evitase o al menos redujese la conflictividad interna.

         c.-     La concepción geopolítica del Estado venezolano en el siglo XXI. 

Ciertamente se puede hablar de indeferentismo de manera general, la realidad es que ha habido preocupación por los asuntos marítimos al nivel de la clase dirigente desde la segunda mitad del siglo XX con la evolución del nuevo derecho del mar. Pero estas preocupaciones sólo han servido para confirmar las ideas geográficas plasmadas en el escrito de Díaz en el año 1908, o sea la necesidad de crear y fomentar un poder naval. Gracias al nuevo derecho del mar, la clase dirigente venezolana tuvo que salir al mar. Gracias a ello Venezuela tiene una extensión marítima similar al espacio terrestre con posibilidad incluso de ser mayor. Con esta situación comenzó a flotar en el ambiente político del país la necesidad de incluir los espacios marítimos en el quehacer territorial del Estado. Por ello en el país se comenzó a hablar de que Venezuela geopolíticamente era un país andino, llanero, Atlántico y caribeño

Luego de un complejo proceso de asimilación conceptual, el Secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, Almirante O. Quintero Torres logró en el año 1998 que una idea en proceso de formación cristalizara en un concepto que se ha convertido en paradigma desde el punto de vista político[10]. ¿Qué estuvo en la mente del citado Almirante para que con su habilidad política lograra que cristalizara ese concepto? En lo personal creo que estuvo la intención de hacer converger visiones divergentes, pero, un análisis superficial del concepto nos indica que el país es llanero, andino, caribeño y Atlántico por el papel que juega el rio Orinoco en la constitución de nuestra venezolanidad. Este hecho no sólo convierte a Venezuela en un país marítimo en el sentido oceánico del término, la maritimidad venezolana penetra en lo más profundo de nuestro territorio continental y nos proyecta al norte del Brasil y al corazón de los andes colombianos. Este hecho, si se contrasta con el pensamiento geográfico de Díaz y el indeferentismo venezolano de todo un siglo produce vértigo. No por la mirada al pasado, sino por lo que estamos viviendo en el presente.

Desde el año 1998 se asumió como un paradigma el carácter llanero-andino-caribeño y Atlántico, pero las aguas no fueron considerabas como un espacio de unión, sino de separación, de ahí el empeño del gobierno nacional de hacer puentes, principalmente en el Orinoco. Estos puentes no son malo per se. Va a permitir conectar el país en un sentido. Pero no en el sentido que permitió que se hablara de “pequeña Venecia”, “Kleine Venedig” o “Venezuela”. Este hecho permite afirmar que, a pesar de algunas iniciativas que se han desarrollado en los espacios marítimos (y fluviales) la concepción sobre la cual esto se ha producido es a partir de la consideración de lo hidráulico como un espacio de contención que demuestra que la clase dirigente del país concibe a Venezuela como una epirocracia en cuanto a su concepción político-estratégica.

Desde el punto de vista occidental un Estado es un agregado de población, territorio y gobierno, o sea que además del fundamento territorial, la conducta estratégica de Venezuela en todo el siglo XX le dio importancia al territorio, pero sin aplicar una consistente política de vertebración a la realidad funcional del Estado como un todo. Esto comenzó a cambiar a inicios del siglo XXI cuando el gobierno nacional se propuso como meta establecer un Estado comunal. Una comuna es una entidad política basada en un espacio funcional que es donde se producen los insumos necesarios para la supervivencia de la comuna. Un Estado comunal sería algo así crear una comuna dentro de un espacio geográfico delimitado bajo el concepto de Estado, que en nuestro caso se caracteriza por lo menos por su baja densidad poblacional en gran parte de su geografía. El momento culminante del esfuerzo nacional ocurrió cuando se intentó reformar la constitución nacional en el año 2007, pero el gobierno no contó con el respaldo de la población para implantar su propuesta. Desde entonces se ha tratado de imponer ese modelo de manera extra legal trayendo como consecuencia que: a.-) se haya generado escases porque se ha reducido la capacidad productiva y b.-) el territorio se encuentre amenazado porque el Estado ha relativizado su fundamento territorial. Esto ha sido un error que se ha sumado a los errores cometidos por la clase dirigente de la mitad del siglo XX y se ha reproducido de manera catastrófica en todo el país.

El concepto de producción y de productividad es como la misma concepción del Estado moderna y europea. No se puede “crear” y “fomentar” emprendimientos si no existen condiciones para ello. Eso fue lo que sucedió en el país al menos entre 1908 y 1941. En el caso japonés, si se tiene presente los trabajos realizados por Kenichi Ohmae (1991) y Michael Porter (1991) en el Japón se inició un proceso de desarrollo desde 1870 y de reconstrucción después de 1945 donde se dio énfasis a las ventajas comparativas existentes especialmente las relacionadas con: a.-) el conocimiento para el “hacer” y b.-) la forma de organización social existente que favorecía la cooperación para el bienestar de sus nacionales. No se intentó mantener el carácter rural de la sociedad, como hizo Gómez, ni se intentó crear una nueva organización social para implantar una nueva estructura política como se está haciendo hoy en día en Venezuela. Por ello a pesar de los grandes niveles de occidentalización, los japoneses han seguido siendo japoneses. Ahora, en el caso venezolano, ¿Cómo se podía hablar de productividad cuando la acción política de una clase dirigente apuntaba a lograr los modos de permanecer en el poder a partir de la tutela extranjera? La crítica de Díaz en 1908 tenía como ya se indicó un carácter subversivo. ¿Estamos bajo las mismas circunstancias hoy día? No, en la actualidad se busca crear una nueva organización social a partir de la creación de una nueva realidad productiva. Pero eso no resulta razonable, porque como se ha observado, ha generado una reducción de la producción y ha creado escases. Cualquier consideración de orden político y estratégico debería partir del propósito de que a una situación de abundancia, se pudiese generar más abundancia. No generar escases! Esa debería ser la lógica de la productividad en el país, o sea el “crear” y “fomentar” a partir de lo ya existente de acuerdo con Díaz. Eso fue lo que él creyó que había logrado Castro después de la batalla de Ciudad Bolívar en el año 1903.

Teniendo presente lo antes afirmado, la validez del pensamiento de Ramón Díaz apunta no sólo a la perenne necesidad que hemos tenido de generar capacidades que permitan al país mantener plenitud, capacidad y autonomía de competencias, también la de sacar a la sociedad, en general, del indeferentismo en que las diversas clases dirigentes nos han sumido por más de un siglo de una u otra manera para sus propios fines. Este indeferentismo se ha visualizado materialmente en el hecho que todos los gobernantes han generado escases en unas condiciones en que podríamos vivir en abundancia.   

         d.-     Reflexión Final.

En el año 2006 tuve que asistir a un taller sobre negociaciones cerradas sobre límites marítimos en París. Este taller fue promovido por la Universidad de Durhan y escritorios jurídicos británicos y estadounidenses. En ese taller hubo al final una simulación: un litigio marítimo en un espacio marítimo X donde había una isla W que no era reconocida como isla por el derecho internacional, pero estaba en posesión de un país B. Un país A aspiraba a la posesión de una mayor parte de dichas aguas. Yo formaba parte del equipo B junto con un surcoreano, un belga, un representante de la Unión Europea, un japonés y un chileno. Como nadie quería proponer algo, en mi mal inglés propuse declarar las aguas que bordeaban esa isla como aguas históricas y a la isla como isla por su capacidad de proyección pesquera. Los árbitros ingleses se molestaron por mi atrevimiento. El surcoreano, con mejor inglés dijo que mi propuesta estaba acorde con el derecho internacional pero que había que litigar conforme a “derecho” de acuerdo con las enseñanzas del taller. El surcoreano se veía que era un buen abogado pero se quedó sólo, y después sin argumentos para salvar su honor de abogado. Después me pidió ayuda y le dije que ya a esas alturas no se podía. En honor a él debo decir que obró de buena fe y se equivocó en un juego, menos mal no fue en la realidad. Por mi parte pensé que ese escenario fue hecho deliberadamente por los anglosajones pensando en Venezuela. Quizás tuvo algo de cierto, pero en realidad ellos estaban pensando en un litigio surcoreano-japonés por un archipiélago parecido al de los Monjes que está en posesión japonesa. Eso lo supe por la gentileza del representante japonés de explicarme y felicitarme por mi propuesta. Al parecer, su propósito fue enseñarle al surcoreano que la política internacional se maneja más en los términos de Ramón Díaz que en los términos de Gómez. Con ello quiero afirmar que hoy, así como ayer, tenemos todavía cosas que aprender de los japoneses, no sólo en los temas marítimos, también para generar abundancia a partir de nuestra nueva escases, más aún cuando el tema racial quedó relativizado.

Histórico es todo aquello que debe ser mantenido presente…

Bibliografía Consultada.

AGAMBEN, G. (2010). Homo Sacer. Poder Soberano y la nuda vida. Valencia. (T.A. Cospinera). Editorial Pre-textos. 272 p.

BLANCO, E. (2004). Reflexiones sobre Estrategia Marítima en la Era de la libertad de los Mares. Caracas. Panapo. 375 pp.

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[1] Según Tarchov (2005) Japón llegaría a ofrecerle a Venezuela la venta de material bélico a pesar de no existir a inicios de la década de los años treinta relaciones diplomáticas formales. Quizás prevalecerían las tensiones políticas que Venezuela tendría con EE.UU. en ese período.
[2] Ver acuerdo Haig-Pancefoute del año 1901 en: Blanco (Farage, 2011).
[3] Las relaciones diplomáticas se formalizaron luego de la firma de un acuerdo comercial El 01JUL1939, mediante un intercambio de notas entre el Ministro Yamagata y el Canciller E. Gil Borges. Sin embargo, después del ataque a Pearl Harbor el 07DIC1941 Venezuela rompería relaciones diplomáticas en concordancia con las políticas de seguridad hemisféricas seguidas desde el año 1939.
[4] A pesar de estos inconvenientes se autorizó en el año 1912 para que Venezuela abriese un consulado provisional en Yokohama que funcionaría por breve período.
[5] La Ley de Inmigración y Colonización del 11-7-1936 decía que: “No serán aceptados corno inmigrantes: 1 Las personas que no sean de raza blanca... 79 Aquellas personas. que profesen o propaguen ideas contrarias a la forma de Gobierno de la República y a nuestra Constitución; y en general todos los que propugnen ideas contrarias a nuestro ordenamiento jurídico social” (Tarchov, 2005).
[6] Para este general geógrafo la geopolítica era la base científica del arte de concebir la política como la lucha de los organismos estatales por el espacio vital. 
[7] Esta igualdad racial a que aspiraba Japón era relativa si se considera el trato que le dieron a los pueblos coreanos y chinos por un considerable período histórico. Por supuesto, es de destacar que, en relación con nuestro país, hubo un igual trato.
[8] Ver: Blanco (2012). “La Diplomacia Naval estadounidense…”.
[9] Ver al respecto: Blanco (2004: 20-35).
[10] Ver: Blanco (2010).

jueves, 30 de agosto de 2012

Reflexiones sobre Estrategia Marítima en la Era de la Libertad de los Mares



Reflexiones sobre Estrategia Marítima en la Era de la Libertad de los Mares (Spanish Edition): Edgar Enrique Blanco Carrero,Ramón A. Rivero-Blanco: 9781479184941: Amazon.com: Books



PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN


Este libro sobre estrategia marítima ha sido el fruto del esfuerzo de un individuo que intenta fomentar el debate sobre una serie de aspectos de la política nacional que partiendo de lo marítimo llega a la conciencia y consecuentemente a la naturaleza misma de la venezolanidad. Desde una base historicista y teniendo presente un contexto signado por la sociedad de la información en un mundo en constante transformación, el autor realiza un interesante estudio de carácter existencial haciendo del tiempo el concepto sobre el cual orbita la tesis expuesta.
La importancia del tiempo radica, al parecer, en que la tecnología no sólo ha disminuido las distancias, también ha favorecido la unificación del espacio. Desde el punto de vista militar, estos desarrollos le han dado una nueva vigencia al concepto de guerra relámpago, no obstante, siendo el conflicto un enfrentamiento de voluntades, el tiempo, entendido físicamente pasa a ser una herramienta usada bajo la presunción de estar en presencia de un conflicto real, de acuerdo a los postulados clausewitzianos.
Otros aspectos son dignos de mención en esta obra. El primero de ellos es la naturaleza marítima del estado venezolano. Venezuela, según el autor, es producto de la conjunción de dos civilizaciones marítimas: la Caribe y la española. De igual forma, el proceso que permitió la constitución de una entidad política independiente estuvo enmarcado por el advenimiento de nuevas ideas resultantes de un proceso de racionalización que ha favorecido el progreso de la humanidad. Los hitos de la historia marítima venezolana luego del descubrimiento fueron, al parecer, la declaración del Mar de Venezuela realizada por Bolívar, el viejo, el descubrimiento de la interconexión del río Orinoco con el río Amazonas, el sitio de Cartagena de Indias y el ataque a San Tomé de Guayana, la batalla de Trafalgar, el bloqueo naval del año 1902-03 y la evolución del Derecho del Mar que ha permitido a los Estados la posibilidad de expandirse hacia el mar. 
El segundo aspecto que es conveniente destacar es la evolución de la Armada venezolana y los esfuerzos que ha hecho para estar a la altura de las responsabilidades que se derivan de la alta dependencia del mar del Estado venezolano. Estos esfuerzos se han realizado en un entorno caracterizado por una creciente politización de la sociedad y una mayor participación militar en la política.
El ultimo aspecto que es conveniente destacar en esta obra es el planteamiento del autor sobre el dilema que deberían enfrentar las organizaciones navales de los países en vías de desarrollo ante el escenario planteado por la revolución que ha hecho la tecnología en los asuntos militares. Esta circunstancia no sólo afecta al mundo naval en particular, también al mundo militar en general, sobre todo luego de las enseñanzas obtenidas en la crisis de Kosovo, los ataques del 11 de septiembre de 2001 y la reciente invasión de Irak.
A. S.

domingo, 12 de agosto de 2012

LOS ORIGENES DEL CONCEPTO DE PODER NAVAL EN VENEZUELA: ESTUDIO DE LA VIDA Y OBRA DE RAMÓN DIAZ.


UNA AMPLIACIÓN DE LO CONTENIDO EN ESTE ESCRITO SE ENCUENTRA EN EL LIBRO: "HISTORIA DE LA MARINA DE GUERRA DE VENEZUELA DE INICIOS DEL SIGLO XX: VIDA Y LEGADO DE RAMÓN DÍAZ"

El concepto de PODER NAVAL en Venezuela al parecer vio luz de la mano del entonces Teniente de Navío Ramón Díaz en el año 1908[1]. Para este marino, PODER NAVAL era sinónimo de Marina de Guerra, pero la expresión poder naval es una elaboración posterior de una discusión iniciada por el marino estadounidense Alfred T. Mahan después de la publicación de su principal obra Influencia del poder en el mar en la historia. Esta discusión se produjo porque en el texto de Mahan no se definió qué era lo civil y que era lo militar dentro de las fuentes de ese poder en el mar. Según Till los teóricos de la Marina Imperial alemana fueron los que acuñaron los conceptos de poder marítimo para referirse a lo “civil” y poder naval para referirse a lo “militar” en el mar[2].



Lo interesante a destacar aquí fue que ese concepto de PODER NAVAL apareció entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando la Alemania del segundo Reich se abocó a una carrera para desarrollar su marina de guerra para poder asegurar su comercio marítimo y este concepto fue usado por un venezolano tan pronto como este salió a la luz en Europa con una intencionalidad político-estratégica.



Ramón Díaz en su ensayo conecta varias ideas para poder dar sustento a la necesidad de desarrollar el PODER NAVAL venezolano. Estas son las siguientes: 1.-) una justificación geo-económica a partir de la propuesta mahaniana[3], 2.-) una justificación republicana y de relaciones internacionales basada no sólo en la experiencia del bloqueo anglo-germano-italiano ocurrido tan sólo cinco años atrás, también de cómo el Japón, que sufrió una experiencia similar, pudo desarrollar su capacidad militar en el mar, y pudo asumir una posición de igualdad en el concierto de naciones luego de derrotar a los rusos en el extremo oriente, 3.-) unas ideas de modernidad y de civilización basadas en lo que por ellas era entendido en una época signada por el liberalismo y el imperialismo[4] y 4.-) la serie de medidas adoptadas por Cipriano Castro para el desarrollo del PODER NAVAL destacándose entre otras la aprobación de un Código de Marina que en la práctica rescató las reales ordenanzas navales españolas de la época anterior a la guerra de independencia.



         A partir de estas cuatro ideas generales se podría analizar este acontecimiento del pensamiento[5] que le permitió a este pensador naval justificar la necesidad de desarrollar una marina de guerra. Para ello se hace necesario tener presente la época en que fue concebido y en ello se observa lo siguiente: trazos páticos, es decir, el hecho del autor de haber pensado por sí mismo para forzar a pensar sobre algo determinado, trazos relacionales, con respecto al impacto de lo pensado en relación con otras necesidades del momento que pudieron haber generado fricción por su contenido, trazos dinámicos por el hecho de haberse deslizado sobre una visión del mundo proponiendo nuevas ideas, trazos normativos en la medida en que se trata de enfrentar lo que se considera bueno o malo y trazos existenciales en la medida en que ese pensamiento pudo o no inventar nuevas posibilidades de vida.



         Teniendo presente estos trazos hay que considerar que las ideas que le permiten a Díaz conceptuar el PODER NAVAL estaban contextualizadas en un marco signado por la estrecha relación entre Cipriano Castro y el Comandante de la Armada de ese entonces Román Delgado Chalbaud. Esta relación, que ha sido destacada por Bracho[6], se caracterizó por una serie de intrigas que se tejieron en el país para romperla afectando la implantación de medidas tendientes a generar una capacidad marítima y hacer del país una república soberana. Bajo esta premisa, la obra de Díaz se presenta como una exhortación estructurada que pivotea a partir de los halagos a un presidente de la república[7] que no está en ejercicio de su cargo y que sería definitivamente depuesto diez meses después para conminar a la sociedad venezolana para que se integre al desarrollo de la defensa naval en momentos en que una parte del país estaba siguiendo otro camino distinto a las iniciativas que comenzaron a sentar las bases de un PODER NAVAL venezolano. Pero esta exhortación la hace desechando en parte los conceptos geoeconómicos que estaban subyacentes en las reales ordenanzas navales que fueron rescatados en el código de marina de Castro al introducir ideas de carácter mahaniano. 



         Las reales ordenanzas navales de Carlos III y Carlos IV fueron unos dispositivos concebidos para aplicar la ley en los mares adyacentes a los territorios españoles de ultramar en época de paz y en época de guerra. Los destinatarios de estas ordenanzas fueron las entidades administrativas coloniales que habían logrado una capacidad de autodefenderse[8]. Aplicar la ley en el mar en los dominios españoles significaba en cierta forma: 1.-) mantener una actividad económica regulada por la visión monopólica de la corona española y un comercio restringido a España y a los virreinatos de la Nueva España y Nueva Granada y 2.-) reprimir el contrabando inglés, holandés y francés en nuestras aguas. Así pues, rescatar estas ordenanzas en un código implicaba poseer una estructura similar a la colonial española en términos político-administrativos, pero esa no era la realidad del año 1903. En el año 1903, o mejor dicho desde el año 1811, el país comenzó a adoptar el  liberalismo económico y esta visión del mundo en el país entró en crisis por las guerras civiles que asolaron a Venezuela sobre todo a finales del siglo XIX. Si se observa las justificaciones europeas para bloquear nuestras costas a principios del siglo XX lo económico estaba presente en términos de deudas no pagadas, reparaciones por daños a la actividad económica extranjera en el país y otros problemas colaterales relacionados con territorio y uso de vías fluviales de comunicación que indicaban una ruptura de principios liberales relacionados con la confianza que debe existir para el comercio y el marco en que esta confianza debería producirse es decir, un laissez faire, un dejar hacer. En este contexto Díaz alaba a un presidente ausente e introduce un concepto que en cierta forma es afín al código de marina pero para que se haga efectivo se requiere de un cambio de la estructura del Estado[9].



         Partiendo de esta premisa, se plantea la necesidad de: Analizar el impacto de la introducción del concepto de PODER NAVAL teniendo presente la estructura del estado venezolano de la era castrista y gomecista. Para ello se haría necesario lo siguiente:



·         Estudiar la vida y obra de Ramón Díaz para entender como el liberalismo y el mahanismo fueron usados para introducir una propuesta de cambio político[10].



·         Analizar la obra PODER NAVAL de Ramón Díaz como un acontecimiento del pensamiento.



·         Analizar comparativamente el código de marina castrista con las ideas en boga sobre poder marítimo y poder naval.



·         Analizar la relación liberalismo y en cierta medida proteccionismo que prevaleció en las relaciones internacionales de esa época.



Esta estrategia de investigación podría ayudar no sólo a determinar la vigencia del pensamiento de Díaz no sólo en el pasado, también en el presente si se tiene en cuenta que, como lo señaló Julio Chacón Hernández "Venezuela, siempre ha tenido elementos que la consagran como un país con potencial marítimo. De ellos cabe destacar, el liderazgo para llevarla a ese máximo nivel de empleo de sus recursos y vías de comunicación internas, que protegidos por su elemento armado -El Poder Naval- ubiquen a nuestro país en el sitio que le corresponde entre las potencias marítimas del continente. El Teniente de Navío Ramón Díaz, en el año 1908, conceptuó magistralmente nuestro "PODER NAVAL", lo dejó escrito, en una comunidad naval de pocos testimonios documentales sobre estrategias y asuntos relacionados con el poder...”.



[1] Ver: Poder Naval en Revista Militar Naval N° 27 año III de enero 1908. Pp 17-20.
[2] Sobre el tema del Poder Marítimo ver: Chacón (1995). Poder Marítimo. Caracas. CGA. 129 p y publicado recientemente por la editorial Aleph y Blanco (2004) Reflexiones sobre estrategia marítima en la era de la libertad de los mares. Caracas. Panapo. 323 P.
[3] El rastro mahaniano del concepto de poder naval se evidencia en plantear la necesidad de un Estado de poseer una marina de guerra para ser “centinela de las costas y la garantía expansiva de su marina mercante”.
[4] Esta idea se observa en la expresión: “para no ser absorbido por el más fuerte y más civilizado”.
[5] Esta expresión “acontecimientos del pensamiento” fue usada por Deleuze y Guattari para ubicar epocalmente el advenimiento de un concepto dado a partir de los trazos diagramáticos del pensamiento del personaje conceptual que los trajo al mundo (1991/2009. O que é a Filosofia? Sao Paulo. Editora 34. 279 p.)
[6] Ver: (2010). Los Sueños Rotos. La Historia de los Delgado-Chalbaud. Caracas. IFE. 345 p.
[7] Estos halagos se observan en las expresiones: “A nuestro Heroico Presidente…”, “… el primero de todos los venezolanos, el Restaurador de Venezuela…” ,  “…egregio conductor…”  y “…sincero homenaje hacia el héroe Restaurador…” si bien esta forma pudiera ser de uso común en la época, las circunstancias del propio presidente indicaban otras realidades políticas que estarían fuera de su control y serían a la postre causantes del cambio político.
[8] Al respecto ver: Bracho (2006) La Defensa Marítima de la Capitanía General de Venezuela, 1783-1810. Caracas. INEAI. 275 p.
[9] Aquí habría que aclarar que después de la era castrista no se produjo un cambio a una visión liberal. Juan Vicente Gómez, su sucesor se apoyó de potencias extranjeras, específicamente el Reino de los Países Bajos y Estados Unidos, para asegurar su permanencia en el poder a cambio de concesiones petroleras, por lo que la osada propuesta de Ramón Díaz quedaría en el olvido.
[10] Sobre la vida y obra de Ramón Díaz ver la introducción que hace Bracho en (2012). Hombres de Hierro. Tomo I. Caracas. CGA y la intensa recopilación documental realizada por Ramón Rivero-Blanco.

jueves, 9 de agosto de 2012

WHAT SHIP IS THAT? El Estrecho de Gibraltar en la historia del Cañonero “General Soublette” y la Fragata “General Soublette”


Esta historia está también en el siguiente enlace: http://www.fav-club.com/2017/08/05/what-ship-is-that-el-estrecho-de-gibraltar-en-la-historia-del-canonero-general-soublette-y-la-fragata-general-soublette/ 

A finales de noviembre del año 1982, la Fragata de la Armada venezolana “General Soublette” se dirigió a Génova-Italia para la revisión final de garantía especificada en el contrato de adquisición de ese navío. Cuando el buque comenzó a acercarse al estrecho de Gibraltar en una plena mañana se ordenó poner en funcionamiento todos los sensores para detectar cualquier falla en los sistemas electrónicos que pudiera ser corregida en los meses subsiguientes y eso resultaría ser una indiscreción importante. En menos de cinco minutos una fragata inglesa de la clase Leander, se nos acercó y con señales visuales nos preguntó por señales visuales y radiofónicas WHAT SHIP…? Junto con la fragata inglesa también una aeronave de combate española tipo Jaguar se nos acercó para saber que estaba sucediendo.


En ese momento era Alférez de Navío y me encontraba en el puente de la Fragata “General Soublette” aunque no estaba de guardia, estaba observando la panorámica de uno de los lugares estratégicos más importantes del mundo en términos de comunicaciones marítimas. Desde el punto de vista personal quería sentir al menos alguna cosa que pudiera explicar tanta sangre derramada por el control de un paso de alrededor de cuatro millas náuticas y un territorio de más o menos seis kilómetros cuadrados. Me impresionó que los marinos británicos a pesar de la tecnología existente y del conocimiento de los manuales tácticos con que los estadounidenses habían estandarizado las comunicaciones en el mundo occidental, usaran una interrogación, a mi parecer en ese momento, tan arcaica[1]: WHAT SHIP…? Me impresionó porque era el mismo tipo de interrogación que había leído en los  libros de historia de la guerra antes de entrar en la Escuela Naval de Venezuela. La respuesta anglo-española satisfizo en ese momento mis necesidades intelectuales, pero a lo largo de mi carrera profesional esa pregunta siguió retumbando en mi conciencia puesto que más allá de la pregunta en sí misma estaba presente una larga tradición marítima no sólo británica, también española quizás mal heredada por nosotros los venezolanos. Así pues, treinta años después de ese evento lo que salta a la vista es el peso de la historia y de todo el proceso que ha permitido la codificación y estratificación de grandes espacios marítimos.


Hay que recordar que unos meses antes había terminado la Guerra de las Malvinas y la denominada Guerra Fría había aumentado en intensidad luego que habían estallado en Afganistán y en Centroamérica guerras de naturaleza revolucionaria que ocuparon la atención de todo el mundo. En este contexto buques de guerra soviéticos estaban mostrando su bandera en todos los rincones del mar océano y este hecho constituyó una nueva faceta de las tensiones políticas que vivió la humanidad en aquella época. Por supuesto, luego de las aclaratorias de rigor, la fragata “General Soublette” siguió su curso a puerto italiano sin ningún otro inconveniente a parte de una terrible tormenta que tuvo que capear en el Golfo de León.


Pero la historia de una Fragata con el nombre “General Soublette” no se inició cuando arribo a Venezuela en el año 1981. Hubo un cañonero “General Soublette” también de origen italiano que en el año 1938 navegando conjuntamente con el Cañonero “General Urdaneta” fue expuesto a la pregunta WHAT SHIP?, hecha por destructores británicos en su viaje inicial a Venezuela[2]. Desde el año 1936, el país estaba urgido de la necesidad de desarrollar una capacidad defensiva en el mar dados los vientos de guerra que estaban soplando en todas direcciones y recurrió a Italia para lograr ese objetivo. En nuestro caso, además del incremento de las tensiones políticas en Europa y en el extremo oriente y de la importancia que en ese entonces ya teníamos como país petrolero se presentó el hecho que Colombia había adquirido dos modernos buques ingleses construidos en Portugal (fueron específicamente destructores de la clase “Douro”) y los decisores políticos venezolanos estimaron también necesario corregir ese desequilibrio estratégico.


A tal fin fueron adquiridos dos cañoneros que fueron denominados “General Urdaneta” y “General Soublette”. Luego de la afirmación del pabellón venezolano estos dos buques con los colores nacionales navegarían al sur de Italia y harían acto de presencia en los preparativos de la famosa revista naval que el gobernante italiano Benito Mussolini le ofrecería a Adolfo Hitler. Después de esta revista, los nuevos buques venezolanos asumirían rumbo oeste en dirección al estrecho de Gibraltar en momentos en que España todavía vivía su cruenta guerra civil y había fracasado la ofensiva republicana del Ebro, último intento por tratar de destrabar una situación estratégica que le era desfavorable. España estaba sometida a un bloqueo naval por la circunstancia de la guerra y eso lo sabían los tripulantes de los dos buques venezolanos. Frente a Gibraltar los dos buques venezolanos en formación en columna recibieron la misma pregunta WHAT SHIP? y hubo la necesidad de identificarse y aclarar la situación. Luego de este percance los cañoneros venezolanos seguirían su navegación y en nuestro país llegarían a desempeñar importantes servicios durante la Segunda Guerra Mundial a pesar de sus limitaciones.

El Contralmirante Daniel Gámez Calcaño, en aquel entonces Guardiamarina a bordo del Cañonero “General Soublette”, nos ha dejado un relato sobre el acontecimiento:


“Digno de mención fue el paso por el estrecho de Gibraltar, ya que estaba en plena guerra civil española y encontrábanse oscurecidas tanto las costas de España como de África. Solamente se veían faros y otras luces en el peñón de Gibraltar, cruzándonos a menudo con embarcaciones que apenas mostraban las luces de navegación de forma intermitente, mientras nosotros para evitar riesgos, llevábamos nuestra bandera izada e iluminada con reflectores. Buques ingleses de patrulla nos interceptaron y desde las estaciones de señales de Gibraltar nos exigían por señales lumínicas nuestra nacionalidad e identificación…”[3]

Así como sus antecesores, las fragatas de la clase “Mariscal Sucre” cumplieron un importante papel disuasivo en la década de los años ochenta. Un papel que superó con creces la tímida intención que dio origen a la adquisición de los cañoneros en la década de los años treinta del siglo pasado. La causa de esta afirmación obedece al hecho que el Estado venezolano contó con un importante instrumento diplomático que le permitió mantener una paz ventajosa en la región a pesar de que en el tiempo que seguiría a su adquisición no lograría mantenerla en su propio seno.


El fin de la Guerra Fría se produjo a finales del año 1989 con la caída de la Cortina de hierro y la unificación de Berlín, justo siete meses después del denominado “Caracazo”, un indicador de la naturaleza de los conflictos del presente y el futuro por venir. El acto simbólico que puso fin a la citada confrontación mundial fue la cumbre realizada a bordo del USS Belknap y el SS Máximo Gorki en el mar Mediterráneo frente a la isla de Malta. Con este marco, en el año 1990 las Fragatas “General Soublette” y “General Salóm” fueron misionadas para trasladar a la comisión de defensa del congreso de la república de la Venezuela de ese entonces a isla Aves y Puerto Hierro. Ya habían pasado unos meses de que se concretara la paz en Centroamérica y unos meses antes de que: 1.-) ocurriera la crisis de Trinidad que puso a operar de nuevo en conjunto a la Fragatas “General Soublette” y “General Urdaneta” y 2.-) de que se iniciara la invasión de Kuwait que dio inicio a la segunda guerra del Golfo, hecho iconográfico que marcó el inicio del esfuerzo de EE.UU. de imponer un nuevo orden mundial. En ese entonces tenía el grado de Teniente de Navío.


Luego de una breve visita de inspección a isla de Aves reiniciamos la navegación a tierra firme a las 2000 hrs. Navegamos alrededor de 16 hrs por aguas jurisdiccionales venezolanas. A las 0230 hrs. me encontraba yo de guardia como oficial de acción táctica en uno de los aleros del buque y vi en la oscuridad de la noche una sombra que asemejaba a un gigantesco acorazado que se estaba acercando a nuestros buques. En ese momento llame al auxiliar de puente, un Alférez de Navío y le di instrucciones para que usara el VHF marítimo y se comunicara con ese buque en términos imperativos usando la expresión WHAT SHIP? Lo propio hice con los señaleros de guardia. Le dije que se olvidaran del código internacional de señales y le preguntaran en código Morse la pregunta antes señalada indicando la identificación del emisor. Para nuestra sorpresa en ese buque respondieron de forma diligente. Se trataba del CG USS Virginia, un crucero misilístico de propulsión nuclear estadounidense que dado su tamaño no podía pasar desapercibido para cualquier observador… aunque fuese de noche. Con una sonrisa en el rostro por la travesura realizada le mandé al oficial de puente que le diera la bienvenida a aguas venezolanas y posteriormente les deseamos buen viento y buena mar. Del buque estadounidense también obtuvimos una amable respuesta, cónsona con la asimetría militar a su favor que ostentaba…


Como se puede observar, el estrecho de Gibraltar produjo una coincidencia que en cierta forma hizo que el tiempo dejase de ser una sucesión infinita de eventos para convertirse en un punto de intersección del pasado 1938 con un pasado más cercano, 1982. Pero más allá del hecho que fuesen dos buques con un mismo nombre, fue una pregunta la que produjo una unidad de sentido cuyo cierre se concretó en el año 1990. La sucesión se produjo porque en 1938 hubo un oficial cuya descendencia vivió el acaecimiento en el año 1982. Hubo simultaneidad porque en el año 1982 el autor de este texto tuvo también esa misma vivencia. Con la travesura realizada en el año 1990 pensé que había cerrado un hecho que para mi había sido una cuestión de honor hasta que me topé con las historias de los Cañoneros “General Urdaneta” y “General Soublette”. Aunque el relato del Contralmirante Gámez Calcaño no hizo alusión a la pregunta WHAT SHIP?, estoy seguro que no era una palabra desconocida para los marinos venezolanos porque en ese momento no estaban aún estandarizadas las señales navales tácticas, prevalecía una tradición que para la época tenía un gran acento británico y la dirección de la escuela naval de Venezuela la ostentaba un oficial naval inglés que incluso trabajó en conjunto con oficiales navales italianos miembros de la misión naval del Reino de Italia[4].


WHAT SHIP?, Una simple pregunta cuya inadecuada respuesta ha significado la muerte de muchos marinos en muchos momentos de la historia. Quizás eso lo sabían los desprevenidos marinos estadounidenses que se apuraron en responder a la demanda hecha bajo la errónea creencia de encontrarse frente a unidades navales diferentes a las habitualmente surcan esas aguas sin intentar identificar a dos buques en formación uno, navegando a veinte nudos y con rumbo aproximado este-sur-este. Quizás el valor de esa pregunta en el año 1938 lo sabían los prevenidos marinos venezolanos que navegaban en un área de gran importancia estratégica como lo es el estrecho de Gibraltar en momentos en que se libraba una guerra en la península ibérica. Cosa muy parecida debió ocurrir en el año 1982 a pesar de que las preocupaciones de los venezolanos de ese entonces estaban condicionadas por la responsabilidad de estar a la altura del salto tecnológico que había dado el país para la defensa naval. Pero fue el hecho de muy diferente naturaleza a la experiencia vivida en el año 1990 donde la tecnología y la estandarización habían ocultado ya el valor que en el pasado había tenido esa pregunta. Diferente porque el fin de la guerra fría significó el intento de imponer un modelo que de una u otra manera se materializó en el ámbito naval venezolano en una baja disponibilidad operacional y en la propia sociedad nacional como un todo se materializó en un volcamiento a la contemplación de problemas internos, es decir, la consideración de problemas estructurales que indicaron la necesidad de que se produjera un cambio político. Este volcamiento hacia lo interno puso de lado la historia venezolana colocándola bajo un velo que ocultó las fuentes de nuestra historicidad que ha hecho muy difícil el cumplimiento del deber en los espacios marítimos exponiéndonos a que se repita la misma pregunta: WHAT SHIP?, pero en nuestras propias aguas!!!! Como se sabe la pregunta en si misma obedece a una intención dada dentro de un contexto determinado, pero en ese contexto esa pregunta ha tenido como envoltura el peso de la historia.

El peso de la historia es lo que estuvo en juego en esos tres eventos y es a lo que deberíamos prestar atención, no tanto por la repetición de los acaecimientos ocurridos en los años 1938, 1982 y 1990, sino por la eventualidad de encontrarse frente a otros eventos marítimos como los acaecidos en el año 1902 en relación con el bloqueo naval anglo-germano-italiano, en 1908 cuando la armada estadounidense hizo acto de presencia en la Guaira para apoyar la deposición del poder de Cipriano Castro por parte de Juan Vicente Gómez y en 1944 cuando artilleros estadounidenses cañonearon al Cañonero “General Soublette” cuando se encontraba patrullando aguas venezolanas en el Golfo de Paria[5]. Este último incidente mencionado es de particular interés para efecto de lo que hasta aquí se ha narrado porque el hecho ocurrió presuntamente por un problema de identificación. La ironía es que un buque venezolano tenga que identificarse frente a un extranjero en  nuestras propias aguas!


El que no conoce la historia está condenado a repetirla!... Dice una máxima pronunciada por varios autores de la antigüedad…




[1] Para conocer más sobre estas señales ver:  THE BRITISH SIGNAL MANUAL, published by James Brown and Son, 1912 y INTERNATIONAL CODE OF SIGNALS, published by Hydrographic Office, Washington, 1909.
[2] Año y medio antes de este acontecimiento, dos cruceros argentinos estuvieron realizando operaciones de evacuación de ciudadanos latinoamericanos desde Barcelona hasta el puerto francés de Marsella dentro del marco de la guerra civil española. Además estos buques estuvieron acatando un mandato de la Sociedad de naciones que tenía como propósito que se extendiera el conflicto español por una serie de incidentes marítimos relacionados con hundimiento de buques mercantes que se dirigían a puertos españoles mediterráneos.
[3] Ver: Pérez-Lecuna (2000). Apuntes para la Historia Militar de Venezuela. 1º de enero de 1936, 18 de octubre de 1945. Caracas. Editorial el Viaje del Pez. 223-224 pp. La fuente original fue la Revista de la Armada N° 06 del 24JUL1985.
[4] Ver: Pérez-Lecuna (2000:224).
[5] Ver: Hernández y Nieves-Croes en FARAGE, L. (Comp.). (2011). Venezuela y la Segunda Guerra Mundial, 1939-1945. Caracas. CGA. 367 p.