martes, 5 de marzo de 2019

FRANCISCO DE MIRANDA: DE LA CONSTRUCCIÓN TEÓRICA DE UNA REPÚBLICA LIBERAL A UNA PRAXIS FALLIDA DE 200 AÑOS.



La salida de Francisco de Miranda de Cuba en el año 1783 se debió a una acusación infundada de la que sería absuelto en el año 1799. Para esa fecha ya había corrido mucha agua en el río de la historia y habían ocurrido acontecimientos que habían cambiado el mundo. Así pues, su llegada traumática a la recientemente constituida república estadounidense que se encontraba en un proceso de consolidación, el 09JUN1783, se produjo dos meses después en que habían cesado las hostilidades contra el Reino Unido.
Miranda arribo a EEUU con una carta de recomendación realizada por Juan Manuel Cajigal y gracias a ella tendría una estrecha relación con un conjunto de individuos que contribuyeron a la fundación de un nuevo orden político. Allí experimentaría y reflexionaría sobre la forma de gobierno democrática y la estructura de gobierno basada en la división de poderes que ya estaba presente en el orden político británico después de un proceso que se inició a finales del siglo XVII. Esta reminiscencia política de Miranda nos permite examinar los momentos en que su relación con los fundadores de la república en el norte de América sirvió para forjar su pensamiento político. Los momentos de esta relación fueron tres: la que aconteció entre los años 1783-1784 que fue eminentemente teórico, la siguiente acaeció entre los años 1805-1806, después de un proceso de maduración teórico-práctica vivida en su experiencia francesa y la última que se materializó en la constitución venezolana del año de 1811.
Con estos tres momentos hemos pensado que es posible examinarlos para indagar cómo la ilustración moldeó el pensamiento mirandoniano y cómo se materializaría la teoría y la praxis política en el precursor suramericano. Para ello haremos una revisión de lo que significó la ilustración y como se manifestó en el mundo vivido por Miranda. Luego examinaremos su primer momento estadounidense, después su segundo momento ya cargado de su experiencia francesa y una fase reflexiva inglesa y finalmente cómo se materializaría esto en la praxis republicana caraqueña.
1.- La Ilustración vista por Francisco de Miranda.
La ilustración fue un movimiento que surgió en la Europa de finales del siglo XVII una vez que los absolutismos del recientemente consagrado estado-nacional moderno se había hecho firme políticamente. Consistió en un movimiento que tuvo como ideal el acceder a la naturaleza a través de la razón, y se hizo más fuerte en el Reino Unido, Francia y los territorios alemanes. En España también estuvo presente la ilustración sobre todo en todo aquello que no cuestionó el orden político-religioso existente. Esto nos permite abordar sucintamente cómo se expresó la ilustración en los lugares que visitó Miranda, en especial, Norteamérica, Inglaterra, Alemania y Francia.
Con respecto a España Kant en sus Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y de lo sublime (1764) expresó acerca del carácter del español que su limitada capacidad para progresar estribaba en que para ellos era “importante su ascendencia, su pasado. La tradición. No el futuro”, una orientación que la capacidad de pronosticar que se había inaugurado con Galileo y Descartes marcaban el signo de la modernidad. Este fue el contexto en que se circunscribió la ilustración en España. La ilustración en Venezuela se manifestó en un importante proceso de reformas instrumentadas para mejorar la administración pública[1]. Dentro de este proceso de reformas se enmarca la fundación de la Pontificia Universidad Santa Rosa de Caracas, lugar donde Miranda se diplomaría en Artes. La ilustración española entraría en crisis por tres causas: la invasión napoleónica, la pérdida de la mayoría de las colonias americanas y el retorno del absolutismo. La ilustración a la española acabaría en Venezuela en el año 1810. Por su parte, Miranda en España accedería a la ilustración francesa por intermedio de los enciclopedistas, así como del acceso al pensamiento de Voltaire, Rousseau y Montesquieu.
La ilustración francesa se conoció como enciclopedismo y se manifestó en el plano político en la lucha contra el absolutismo y la nobleza. Su filosofía política estuvo basada en el concepto de derecho natural siguiendo, por una parte, una línea que fue iniciada por el pensamiento de John Locke y, por la otra, como en el caso de Rousseau en el pensamiento de Spinoza. El fin del Estado, en este contexto, sería defender los derechos del hombre, garantizar su libertad, su seguridad y su propiedad, por lo que el Estado debía ser representativo y liberal. Por ello la ilustración en ese país se opuso al absolutismo monárquico inclinándose por un régimen que estuviese basado en la igualdad y en la libertad. En este país, la ilustración se caracterizó por su racionalismo, la búsqueda de la felicidad, la creencia en la bondad natural del hombre, el optimismo en lo atinente a su visión en el progreso y el laicismo y la tolerancia religiosa. Miranda en su pasaje por Ginebra llegaría a conocer al señor du Peyron impresor de Rousseau en Ginebra y la morada de Voltaire (Colombeia, IV:162-164)[2]. La ilustración a la francesa entraría en crisis después de la muerte de Luis XVI y el inicio de la era del terror inaugurada por Robespierre.
En Inglaterra la Ilustración comenzó en la práctica cuando se produjo, en primer lugar, la separación de poderes entre lo que podríamos decir el ejecutivo, la monarquía, y el legislativo, es decir, el parlamento, en segundo lugar, cuando la riqueza, comenzó a ser medida por el trabajo, en tercer lugar, cuando los europeos interiorizaron la idea de la existencia de otras civilizaciones que podían aportar a la humanidad y, en cuarto lugar, cuando se interiorizó la idea, gracias al pensamiento de Newton, de la multiplicidad de centros y pluralidad de los mundos (Cussen, 1982). La síntesis de estas cuatros variaciones fue dada por John Locke cuando publicó su Ensayo sobre el Entendimiento Humano. Locke en esta obra postuló el empirismo como la base del conocimiento y la idea de que la realidad podía ser útil y podía ser cambiada en beneficio del hombre. Con su Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil (1690), proporcionó a su vez, los elementos básicos que prevalecerían durante la Ilustración (Ibíd.).
Esta visión del mundo tuvo una influencia directa en hombres como D’Alembert, Condillac, Reid, Dugald Stewart, Smith y Bentham, así como también en muchos intelectuales en América y, en parte indirecta en muchos pensadores y conductores del proceso independentista. En Norteamérica e influidos por el pensamiento lockeano la ilustración se expresó en la American Philosophical Society, un grupo de discusión filosófica fundado por Benjamín Franklin en 1743 y que tuvo entre sus miembros a Washington, Madison, Hamilton, von Steuben, Jefferson y Samuel Adams, entre otros.
La ilustración alemana estuvo signada por el proceso de reconocimiento del pensamiento spinoziano en un contexto despótico signado por el reinado de Federico II el grande y el apogeo del sistema kantiano. Al respecto, en Colombeia se puede leer acerca del rey prusiano lo siguiente:
“A la mentalidad de un filósofo, une el corazón y los sentimientos de un tirano, desluce acciones que pueden proceder únicamente de un espíritu elevado, con la mezquindad y la avaricia más despreciable, cubre la inmundicia y la pobreza con grandeza y elegancia superficiales y adorna sus mirmidones con toda la vistosidad y esplendor de sus uniformes, mientras que con tres medios peniques por día, se morirían de hambre en sus cuarteles, si no fuese porque se las arreglan cuando no están de guardia (Colombeia, IV:61)[3].

Miranda, en el año 1785, llegaría a conversar con Moses Mendelssohn, uno de los representantes de la ilustración alemana, quien sería descrito como “una vieja figura antidiluviana” por estar muy deteriorado por la edad. Fallecería poco después en medio de una disputa intelectual que se enmarcó en la crisis de la corriente ilustrada imperante en Alemania. En esta conversación Miranda predicaría “la libertad y la independencia con tanto celo como no la hizo jamás el rey de los judíos, cuando estableció su sistema religioso. El israelita sostuvo e insistió que eso era un ideal y una necedad, etc...” (Ibíd.)[4], con lo cual en el caraqueño se expresaba de forma digamos intuitiva una crítica que Kant haría publica un año antes en ¿Qué es la Ilustración? Al tratar de responder esta pregunta Kant y Mendelssohn, entre otros, se puso en evidencia hasta qué punto el proyecto ilustrado de perfeccionar las facultades humanas y de aumentar el conocimiento era para ellos inseparable del problema de la compatibilidad entre el bien común, el mantenimiento del orden y la libertad de pensamiento (Solé, 2011:161). Pensar en Miranda, en este contexto, es posible desde la música de Haydn. Oír al respecto: https://www.youtube.com/watch?v=EmZF3kBZQ6E 
Así pues, la libertad de pensamiento y expresión que caracterizaron el reinado de Federico II en Prusia estuvo atravesado por una profunda contradicción. Mientras amplió y garantizó la libertad de pensamiento en el ámbito de la discusión religiosa, temas como la crítica al ejercicio absoluto del poder político y el cuestionamiento de los fundamentos de la organización económica y social no fueron puestos en discusión. Al final de cuentas todo se resumiría en la máxima kantiana “Razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced” (Ibíd.:159).
Podríamos agregar que en España, apartando el tema de la religión, hubo similitudes con la experiencia alemana con respecto a la ilustración y en ambos casos experimentarían la catástrofe que significó el cambio de circunstancias que representaría Napoleón para la historia europea y americana. Esto nos lleva a examinar la experiencia ilustrada estadounidense de Francisco de Miranda. 
2.- El primer momento estadounidense.
En la introducción indicamos que Miranda arribo a EE.UU en el año 1783, año en que Kant escribió sus Prolegómenos para toda metafísica futura. En ese país tuvo relación con un conjunto de personas que crearían un nuevo orden que tendría un impacto mundial. Con Washington compartió en varias ocasiones y su impresión, como ilustrado, fue la siguiente
"... le debí bastante agasajo, y tuve el gusto de comer en su compañía todo el tiempo que estuvo en… Filadelfia. Su trato es taciturno, circunspecto y poco expresivo, bien que un modo suave y una gran moderación le hace soportable. Nunca le vi verle deponer esta cualidad..." (Colombeia III, 305-306) y Rodríguez (1978:71).

En el año 1784 conoció a los Generales George Clinton, Henry Knox y Alexander Hamilton. Con estos últimos el plantearía su proyecto independentista. En New England tuvo la oportunidad de conocer a Samuel Adams quien tuvo una importante influencia de Locke en lo concerniente al concepto de derecho natural. Con él Miranda tuvo la oportunidad de realizar discusiones acerca de la constitución de esa república. Allí le planteó dos objeciones al proceso político en curso donde manifestó su visión crítica del mismo. Estas fueron:
“¿Cómo en una democracia, cuya base era la virtud, no se le señalaba puesto a ésta, y por el contrario todas las dignidades y el poder se daban a la ‘propiedad’, que es justamente el veneno de una República semejante? [La otra fue],… la contradicción que observaba entre admitir como uno de los derechos de la humanidad, el tributar culto al Ser Supremo del modo y forma que le parezca, sin dar predominancia a ley o secta alguna, y que después se excluya de todas cargo legislativo o representativo al que no jurase ser de religión cristiana” (Colombeia, III: 305)

Miranda manifestó haber sido bien tratado por el personaje citado indicándole además origen, principios y ocurrencias de la pasada revolución. Nos vamos a detener en sus principios, según Adams, desde el mismo momento que George Washington apeló el concepto de ley natural indicando que una comunidad política no podía prescindir “de las eternas reglas del derecho y la justicia, que el mismo Cielo ha ordenado” (Ugarte, 2010). Para Adams, siguiendo el pensamiento de Locke, el orden político debe fundarse en “las eternas e inmutables leyes de Dios y la Naturaleza”, dado que “todas las personas tienen derecho a una libertad justa, verdadera, igual e imparcial, tanto espiritual como temporal” (Ibíd.). Según él, la primera ley natural, vista como un deber irrenunciable, es la autopreservación. Esta entendida  sin perjuicio de incluir ciertos derechos que son inherentes al mismo: “primero, el derecho a la vida; segundo, a la libertad; tercero, a la propiedad; junto con el derecho a mantenerlos y defenderlos” (Ibíd.).
Para Adams, “cuando los hombres entran en sociedad, es por consentimiento voluntario; y los individuos congregados tienen derecho a demandar e insistir en el cumplimiento de las condiciones y limitaciones que integran el equitativo acuerdo original” (Ibíd.; pero ello no implica un derecho a alienarse, es decir, ceder sus derechos, sino más bien establecer un nuevo consentimiento cuando se encuentren frente a una “opresión intolerable, civil o religiosa”, como fue percibida por los colonos antes del establecimiento de la república (Ibíd.). El gobierno civil, por la naturaleza misma de su institución, es la institución encargada de la mantención, protección y defensa del derecho natural; y si de hecho alguien renuncia a ellos, “la eterna ley de la razón y el gran fin de la sociedad anularían absolutamente tal renuncia” (Ibíd.). Como se sabe la constitución estadounidense entraría en vigor a partir del año 1787. De ahí que dicho país viviría un proceso de institucionalización donde se iría opacando el espíritu revolucionario según Hannah Arendt[5]. Para ella la idea de la revolución estuvo asociada con el cambio y presupuso, en principio, una concepción lineal del tiempo, pero la idea del cambio la observó relacionada con la idea del origen en el sentido que el cambio podía estar referido a un retorno a un origen o una situación inicial o al establecimiento de un nuevo origen o situación inicial. Arendt señaló que la revolución estadounidense buscó retornar a un origen, dada una situación opresiva que estaba padeciendo la población que significó establecer uno nuevo y la revolución francesa buscó establecer uno nuevo teniendo como referente la experiencia británica. Pero como en la búsqueda de los orígenes ya había unas condiciones preestablecidas, en América del norte un bienestar más o menos general y en Francia una miseria abismal, el retorno al origen para los norteamericanos fue asegurar las condiciones de bienestar que habían alcanzado y la de los franceses fue alcanzar la libertad y luego el bienestar siguiendo al efecto una nueva línea de tiempo establecida democráticamente por los propios franceses. Este hecho nos permite introducirnos en el segundo momento donde Miranda experimentó ese proceso de consolidación institucional.
3.- El segundo momento estadounidense.
En el segundo momento estadounidense ya Miranda tenía una vasta experiencia intelectual[6] y de la praxis política acumulada en el Reino Unido y la Francia revolucionaria. Vamos a examinar sucintamente esta experiencia desde la teoría y la praxis, es decir, la praxis francesa, las diligencias que realizaría en EE.UU. y la reflexión teórica realizada en el Reino Unido.
La Praxis en Francia
En el país galo Miranda pudo contemplar y contribuir en el proceso de implantación a la fuerza de las ideas políticas de la ilustración, en especial, las ideas de Rousseau. Es decir, al contrario de lo que ocurrió en Norteamérica donde las injusticias inglesas generaron un estado que produjo una necesidad de cambios y estos cambios tuvieron como fin la libertad, en Francia la pobreza y la exclusión generaron un estado de necesidad que hizo que el objetivo original del proceso de cambio político fuese cambiado en aras del bienestar del pueblo (Blanco, 2011). La experiencia de Miranda en la Francia revolucionaria parece constatar esta idea, puesto que al salir de una prisión en la época del terror después de haber participado en operaciones militares en Francia, Bélgica y los Países Bajos, propuso un proyecto político que buscaba asegurar la libertad atribuyendo todo el mal que se había gestado en la república francesa a la sumisión del poder ejecutivo y el judicial a la Convención.
Siguiendo la tesis arendtiana sobre el origen y sus implicaciones en el concepto de revolución, se puede inferir que el proceso francés contuvo diversas concepciones de un nuevo origen que además de presentarse de forma sucesiva, también estuvieron presente de manera simultánea en todo el transcurso del proceso hasta que se produjo la restauración napoleónica y en las que participó Miranda. Los nuevos orígenes estuvieron relacionados con: 1.-) acabar con la política del terror desatada por Robespierre y restaurar a la libertad como el objetivo del proceso y 2.-) en restaurar el orden perdido para poder preparar al país para la defensa frente a las otras potencias europeas[7]. En ambos momentos estuvo también presente la idea de la restauración por lo que se puede concluir que la idea que prevaleció del origen contuvo su contradicción ya que fue planteada de diversas formas y la imposibilidad de superar esas contradicciones generó la circularidad que hizo que se produjera la restauración en 1815. En el intento de restauración del orden perdido, Miranda intentó implantar un orden político en Francia donde tuviese más preeminencia el poder ejecutivo que el legislativo. A tal efecto señaló que la fuerza del poder ejecutivo debe estar en razón directa con la libertad del pueblo. Específicamente expresó lo siguiente
“Los desgraciados acontecimientos de la revolución han producido... que... Las personas y las propiedades [hayan] sido tan repetidas veces presas de las violencias públicas y privadas que aún los más fríos egoístas conocen la necesidad que hay de una autoridad protectora, y de una organización que se componga de diferentes poderes, de suerte que los ciudadanos nada tengan que temer de la arbitrariedad de su ejercicio”.

“… Así es que solamente por una sabia división de poderes podrá dársele estabilidad al gobierno [en donde] las autoridades constituidas vienen a celarse mutuamente, porque todas se interesan en la permanencia de la constitución de que ellas emanan, y es por esto por la que todas se ligan contra cualquiera que intente atacar a una de ellas. Más al contrario, si todos los poderes se concentran en un solo cuerpo, se arrogara siempre la autoridad de la masa entera y bastara a una facción dirigir sus tiros a esta masa soberana de hecho para hacer una revolución...”

“La espantosa tiranía de Robespierre… no fue producida sino por esta fatal confusión de los poderes... la Convención, transfiriendo toda su fuerza al comité de salud pública, hizo desvanecer enteramente... el poder ejecutivo [luego el] judicial”.

“Para volver pues a los principios de que tan horriblemente nos hemos separado, conviene seguir una carrera inversa. Es necesario que la libertad los divida escrupulosamente y haga desde luego imposible esa monstruosa confusión...”

“Dos condiciones son esenciales para la independencia absoluta de los poderes: la primera que la fuente de donde ellos emanen sea una; la segunda que velen continuamente los unos sobre los otros. El pueblo no sería soberano si uno de los poderes constituidos que le representan no emanase inmediatamente de él, y no habría independencia si uno de ellos fuera el creador del otro” (1982:177-180)

Como se sabe, Miranda tuvo que huir de Francia después de la ascensión de Napoleón. A pesar de ello, en esa manifestación se evidencia el peso del papel de los filósofos políticos ilustrados en la estructura de su pensamiento. Este peso lo haría inclinarse más hacia una visión liberal. Por ello, después de esa experiencia francesa Miranda afirmó a Lanjuinais en carta del 08JUN1801 lo siguiente
“No me importa el impacto que los funestos ejemplos de la revolución francesa hayan podido producir en la mente de la gente pusilánime o de lis que intencionalmente han aprovechado la oportunidad para infundir desprecio hacia el único valor que en todos los tiempos fue capaz de hacer en general felices a los hombres... Cuando hablo de Libertad, no me estoy refiriendo a lo que Robespierre, Sieyes o Fouché quisieron establecer, sino más bien a la que Montesquieu y Locke definieron con mucha claridad...” (Miranda, 1982:292).

Con ello podemos examinar ahora su paso por EE.UU. y su retorno al Reino Unido.
El paso por EE.UU. para obtener apoyo
Miranda volvió sobre el concepto de derecho natural después de la experiencia francesa y ello nos obliga a reflexionar sobre la concepción lockeana de la libertad debido a que cuando Miranda se entrevistó con William Pitt el 16 de enero de 1798, este le preguntó cuál sería la forma de gobierno de los pueblos liberados. Miranda contestó que un sistema liberal semejante al de Inglaterra y para evitar el contagio de los principios revolucionarios franceses proponía anticiparse rápidamente y establecer una alianza con EE.UU. e Inglaterra (Blanco, 2005). Dada la amenaza francesa sobre las islas británicas, el apoyo inglés no se pudo concretar como aspiraba Miranda y por ello decidió recurrir a la ayuda estadounidense. Ello lo haría en otoño del año 1805 (Miranda, 1982:327-328). En EEUU Miranda se reunió con el presidente Jefferson para solicitar primeramente un apoyo indirecto como lo hizo Francia en ese país al inicio de la lucha por la independencia. Después, a Madison solicitaría un “consentimiento tácito del gobierno” para su empresa independentista (Ibíd.:331-333).
Las Expediciones realizadas por Francisco de Miranda para independizar las colonias españolas de la América meridional en el año 1806 se produjeron en un momento crítico para España en el sentido que el cordón que la unía con sus provincias de ultramar había quedado roto como consecuencia de la batalla naval de Trafalgar ocurrida el 21OCT1805. Este hecho limitó la capacidad de respuesta de la metrópoli para asegurar el control del mar en los espacios que estaban bajo su soberanía y jurisdicción y por consiguiente la defensa de sus dominios americanos. No obstante ello, Miranda fracasó en sus intentos no tanto por la debilidad de sus fuerzas (hay que recordar que su pequeña fuerza fue interceptada en su primer intento en Ocumare de la Costa), sino por la recepción que tuvo por parte de los individuos que iban a ser independizados. Este hecho lo colocó en una fase reflexiva.
La Reflexión teórica en el Reino Unido
Luego de su fracaso de la expedición realizada Miranda establecería una estrecha relación en el plano intelectual con Jeremy Benthan y James Mill. Hay tres textos que marcaron la relación de estos tres hombres según Gómez Mueller (2004). Estos fueron: Dos de Bentham: el Panóptico y ¡Emancipad vuestras colonias! El tercer texto fue un artículo escrito por Miranda y James Mill titulado Emancipation of Spanish America (1809)[8].
Con respecto al Panóptico Gómez Mueller señaló que en él aparecen los elementos  primordiales  de  la comprensión  benthamista  de  lo  humano como utilidad y rentabilidad a partir de la evaluación del régimen penitenciario británico. Su causa no obedeció a la  alta  mortalidad  que afectaba a la población penitenciaria y el respeto de la vida humana en sí misma, sino su utilidad y consecuentemente su rentabilidad económica. El criterio sobre el cual basó su visión fue que “el interés debe estar indisolublemente ligado con el deber, para que el cumplimiento del deber sea efectivo en la protección de la vida a propósito de la administración del presidio” (Ibíd.). De ahí se circunscribe el Panóptico, es decir, una estructura mecánica de observación donde es difícil que el observador sea observado.
Las personas confinadas en este Panóptico a pesar de estar “sometidas a una disciplina mecánica y actúen como máquinas”, el objetivo a ser alcanzado es la felicidad. En el caso del régimen penitenciario, la felicidad de los presidiarios se expresa en el hecho de que su integridad debe ser garantizada por el propio interés egoísta del administrador para evitar pérdidas monetarias (Ibíd.). 
En ¡Emancipad vuestras colonias!, Bentham se propuso demostrar que la República francesa debía liquidar el monopolio comercial que significaba el mantenimiento de las colonias como paso previo para la instauración de la felicidad de la humanidad entera (Ibíd.). Esto era posible debido a que el valor que puede tener la posesión de una colonia dependía exclusivamente de su valor mercantil. Desde esta perspectiva, la “libertad” era para él la “libertad” económica (Ibíd.).
Finalmente, en  el  artículo publicado en la Edinburgh  Review, Miranda y Mill se orientaron a la idea de la universalidad normativa y antropológica siguiendo el pensamiento de Bentham. Para ambos, la universalidad normativa que legitimó la empresa independentista tuvo un contenido netamente económico articulado a otros contenidos de naturaleza cultural, ideológica y político (Ibíd.). Al igual que Bentham, Miranda y Mill entendieron la emancipación de Hispanoamérica como una exigencia para la universalización del comercio y establecer así un “intercambio liberal de  beneficios” para el género humano.
Bentham buscó instituir la utilidad como principio normativo de la sociedad civilizada y consideró esta como la base de la cultura. De ahí que observó de forma negativa a la sociedad española y a los pueblos americanos sometidos a España, debido a dos causas: al poder de la iglesia en los asuntos públicos y al papel del Estado en la actividad económica. Con respecto a los pueblos americanos la situación era más grave porque además de la visión poco ilustrada de los españoles peninsulares, estaban divididos en grupos que mantenían formas de culturas no europeas planteando la necesidad de formarlos de acuerdo con este principio normativo basado en la utilidad visto como una ideología. Ideología esta que será asumida por Miranda y Mill y, después, por las clases dirigentes iberoamericanas, durante el resto del siglo XIX.
Para Miranda y Mill la universalización del principio de utilidad y de  rentabilidad expresaba la universalización de normas culturales europeas. Ellos esperaban que por este medio, las culturas no europeas pudiesen adecuarse a la “civilización europea” ilustrada de modo que, en un corto plazo, se pudiesen alcanzar su completa adaptación. La universalización comercial, desde esta perspectiva, era vista como algo correlativo a la universalización de lo europeo que debería tender a una especie de uniformización cultural, un aspecto que un siglo después denunciaría Foucault y a partir de él Byung Chul Han[9].
En su artículo en la Edinburgh Review, Miranda y Mill entendieron este  proceso de uniformización cultural como una condición de la universalización comercial en América (Ibíd.). Desde este ángulo de análisis ambos observaron una carencia desde la perspectiva antropológica en Hispanoamérica que era posible subsanar mediante el sistema benthaneano. Pero esta carencia vista como división establecida por la existencia de diferentes cosmovisiones, ameritaba la construcción de una unidad, según estos autores, usada para articular ideológica y filosóficamente intereses sociales, económicos y culturales particularistas. El no aprovechamiento de la diferencia, en tanto que realidad específica, en este sentido utilitario es lo que marcaría la conflictividad y los desaciertos en las futuras repúblicas americanas.
4.- La praxis caraqueña.
La confluencia en Caracas de las ideas que le dieron vida a la revolución estadounidense y la revolución francesa y la manera en que la entendieron y la llevaron a cabo sus principales protagonistas para establecer un nuevo origen pueden ser observadas en una sucesión de eventos que tuvieron un antecedente en el año 1806[10] con el fallido intento de Miranda de liberar la América Meridional y se enmarca en un periodo que abarcó los años 1810 y 1811 donde el precursor tuvo un papel protagónico.
En este período se consideraron al menos tres puntos de anclaje para justificar un origen. Miranda participaría al menos en dos después que regresase después del pronunciamiento del 19ABR1810. En el congreso constituyente subsiguiente la acción política estuvo dirigida a la preservación de los derechos de Fernando VII, pero se agregó también la necesidad de preservar los derechos de la población, pero en el Acta de Independencia se produjo un cambio.
En el Acta de Independencia venezolana la acción política se dirigió a retornar a un origen, es decir, a recuperar algo que la conquista les había arrebatado. Desde el punto de vista arendtiano dicho acto declaró una situación de exclusión en que se encontraban los pobladores con respecto a los peninsulares, con lo cual es posible afirmar que en este reclamo había: 1.-) el deseo de lograr algo nuevo, 2.-) había un supuesto estado de indignación por el hecho que parte de las autoridades españolas hubiesen aceptado el nuevo estado de cosas impuesto por la Francia napoleónica a pesar de que las colonias habían defendido los derechos de la corona, y por último 3.-) responder a las retaliaciones que estaban sufriendo los venezolanos como consecuencia de su iniciativa por parte de las nuevas autoridades españolas (Blanco, 2011). Teniendo presente lo antes indicado, en Venezuela hubo un proceso de decantación política donde estuvieron presentes varias ideas de libertad: los que se consideraban libres siendo súbditos de España en el sentido absolutista o liberal y los que querían la independencia de manera absoluta siguiendo al efecto una concepción liberal. Miranda apoyaría esta última.
Hay dos elementos a destacar en el proceso venezolano: en primer lugar, los independentistas criollos, en general, fueron independentistas en tanto y en cuanto ese acto no fuese una emulación del proceso francés porque este había afectado valores fundamentales de la hispanidad como la religión y la autoridad. En segundo lugar, en Venezuela, el problema que se plantearon los fundadores de la república no fue social, estaba relacionado con la forma de gobierno. Entre el periodo que medio entre el 19ABR y la promulgación de la primera constitución republicana se hicieron importantes reformas: unificación de las provincias y reforzamiento de su autonomía, libre comercio, supresión de los derechos de exportación, fomento de la agricultura y la industria, abolición del tributo indígena, prohibición de la introducción de esclavos en el país y convocación a elecciones (Blanco, 2011). Por lo que se puede afirmar que para los independentistas venezolanos hubo una relación directa entre propiedad y participación política. Aquí coincidiría el pensamiento mirandoniano en el sentido que se incluiría un proceso sistemático de inclusión a los otros grupos civilizacionales. La liberación, en este contexto, significó la libertad para unos pocos, pero como esos pocos también estaban divididos el problema fue de distribución del poder (Ibíd.).
Como indicamos en otro ensayo, la primera Constitución fue muy similar a la de los EE.UU, sobre todo en lo que respecta a las ideas de los tres poderes de Montesquieu, la bicameralidad y la autonomía de las provincias. A pesar de estas similitudes, la constitución venezolana de 1811 tenía unas particularidades derivadas de las circunstancias que les habían tocado vivir a los venezolanos y conspirarían con la visión mirandoniana. Estas particularidades estaban relacionadas con lo siguiente:
·         Hubo un énfasis en defender la religión, declarada “única del país”[11].
·         Asumía como derechos fundamentales del individuo la libertad, la igualdad, la propiedad y la seguridad (Art. 152)[12]. En este contexto, declaraba la igualdad de los pardos, de los indios (Art. 200) y prohibían terminantemente el comercio de esclavos (Art. 202).
·         El Poder de la nueva república descansaba en el Poder legislativo.
·         Tenía expresiones propias del proceso francés y por ende rousseauano como “voluntad general”, “soberanía del pueblo”, “pacto social”, etc., que no estaban precisados.
Esta constitución fue aprobada con reservas, especialmente: 1.-) las relativas al poder de la iglesia, 2.-) al desequilibrio de los poderes públicos, 3.-) la falta de sencillez del texto, 4.-) al desajuste del texto con los usos y costumbres de la población y 5.-) el fomento de la división del “Cuerpo Social”. Estas observaciones fueron realizadas precisamente por Francisco de Miranda dada su experiencia francesa y española[13].
El énfasis en la religión católica observada en todo el proceso evidencia que las bases del sistema colonial erigidas sobre la catequización, el comercio y la industria habían sido tan fuertes que los fundadores de la república consideraron la necesidad de preservarlas. En cuanto a los derechos fundamentales se refiere, en la constitución de 1811 se buscó una inclusión más amplia de la población, aunque esta no implicaba necesariamente una mayor participación política. Dentro de este plano es que se circunscriben las ideas de Benthan, Mill y Miranda. Frente a la idea de mantener la estructura social hispánica la visión ilustrada de Miranda buscaba el establecimiento de un sistema de control que permitiera incluir a la población dentro de una estructura ilustrada de forma sucesiva.
Todos sabemos qué sucedió con la constitución de 1811, lo que no se ha examinado con una mayor atención es que después de 1819 se buscó mantener la misma estructura social a pesar del proceso erosivo que esta sufrió por la dinámica de las circunstancias. Esta erosión que sufrió una aceleración con la gran movilidad social que vivieron los venezolanos en el siglo XX nos ha colocado frente a la crisis que hoy vivimos a doscientos sesenta y nueve años del natalicio de Francisco de Miranda.
5.- Corolario.
Podemos decir que el proyecto liberal e ilustrado que presentó Francisco de Miranda al país en el año 1811 tardó casi doscientos años para que fuese considerado en toda su extensión y sólo ha sido después del fracaso que significó la implantación de la constitución del año 1999 que se ha evidenciado con creces el alcance de su omisión. Aun así todavía hay resistencia. Esta resistencia está conformada por aquellos que quieren mantener bajo una forma totalitaria la misma estructura social colonial usando dispositivos de control donde la moral hace que el Panóptico sea el sistema presidiario establecido para asegurar su mantenimiento tal como ha denunciado Byung Chul Han y aquellos que buscan mantener esta estructura bajo un régimen de flexibilización. Frente a estas tendencias conservacionistas podemos decir que se está erigiendo de nuevo la visión liberal, una visión que estuvo sepultada por más de doscientos años.
6.- Bibliografía Consultada
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MIRANDA, F y MILL, J. ([1809] 2019). “Emancipation of Spanish America”. Edinburgh. Edinburgh Review. N° 26, 35 p

PARRA-PÉREZ, C. (1966). Miranda y la Revolución Francesa. Tomos I y II. Caracas. Ediciones del Banco del Caribe.

PARRA-PÉREZ, C. (1959). La Constitución federal de Venezuela de 1811. Estudio preliminar. Academia Nacional de Historia, Caracas.

PÉREZ, J y ALBEROLA, A. (1993) España y América entre la Ilustración y el liberalismo. Madrid. Instituto de la Cultura Juan Gil-Albert. 170 p.

RODRIGUEZ, J. (1978). El Siglo de las Luces visto por Francisco de Miranda. Caracas. Ediciones de la Presidencia de la Republica. 517 p

SOLÉ, M. (2011). Spinoza en Alemania (1670-1789). Historia de la santificación de un Filósofo maldito. Córdoba. Editorial Brujas. 394 p.

UGARTE, J. (2010). “Democracia y derecho natural en Estados Unidos”. Santiago. CEP. Estudios Públicos, 119. Pp 151-187.




[1] Ver al respecto: Pérez en (Pérez y Alberola, 1993:72-73).
[2] Ver también: Rodríguez (1978:463).
[3] Miranda en el año 1785 fue testigo de las ultimas maniobras militares que condujo Federico el Grande en Berlín (Rodríguez, 1978:116 y 121) en compañía de William Smith (Colombeia, IV:46-104).
[4] Según Solé, Mendelssohn fue uno de los artífices del reconocimiento de Spinoza en Alemania (2011:235). Su obra Diálogos Filosóficos que fue el vehículo para ello se fundamentó en el trabajo de Wollf y de dos obras que estuvieron en la biblioteca del precursor, es decir, La vida de Spinoza y el Diccionario de Bayle (Colombeia, VII:71-73). Cuando Miranda visitó a este autor en Berlín, él se encontraba en plena polémica con Jacobi acerca de la relación Lessing-Spinoza (Solé, 2011:232)
[5] Ver al respecto: Arendt (1967).
[6] Como se puede observar en Colombeia Miranda hizo un gran esfuerzo en profundizar en el pensamiento de Locke, Hume, Montesquieu y Rousseau.
[7] Miranda y Bonaparte estuvieron conspirando contra la Convención Nacional según Parra-Pérez y de acuerdo a lo que este autor dice, ambos buscaron el poder, pero por vías diferentes: mientras Miranda lo intentó por la vía de acabar con la Convención, Napoleón buscó usarla como un medio para sus fines. Por ello Miranda, a pesar que al final buscó restituir el orden, fue perseguido por los nuevos actores que entraron en escena y el General Bonaparte asumiría el protagonismo político en ese país y en Europa por veinte años (Blanco, 2011).
[8] Andrés Bello, Simón Bolívar y Luis López Méndez serían otros de los venezolanos que entraría en este círculo intelectual. Ver al respecto: Cussen (1982).
[9] Ver al respecto: Blanco (2018).
[10] Miranda declaró en el año 1806 lo siguiente: “… llegó el día,…, en que recobrando nuestra América su soberana independencia”. Refiriéndose a los españoles dijo: “…consiguieron… mantener su abominable sistema de administración por tres siglos consecutivos…”. Más adelante agrega: “…la recuperación de nuestros derechos como ciudadanos y de nuestra gloria nacional como americanos colombianos…”.
[11] El Artículo 1º de la Constitución de 1811 decía lo siguiente: “La Religión, Católica,…, es también la del Estado, y la única,… de los habitantes de Venezuela. Su protección, conservación, pureza, é inviolabilidad será uno de los primeros deberes de la Representación nacional, que no permitirá jamás…, ningún otro culto público,…, ni doctrina contraria a la de Jesé-Christo”.
[12] La libertad era entendida como “la facultad de hacer todo lo que no daña los derechos de otros individuos, ni el cuerpo de la sociedad, cuyos límites sólo pueden determinarse por la ley, porque de otra suerte serian arbitrarios, y ruinosos á la misma libertad” (Art.153). La igualdad “consiste en que la ley sea una misma para todos los Ciudadanos, sea que castigue, ò que proteja. Ella no reconoce distinción de nacimiento, ni herencia de poderes” (Art. 154). La propiedad “es el derecho que cada uno tiene de gozar y disponer de los bienes que haya adquirido con su trabajo, e industria” (Art. 155). La seguridad existe “en la garantía, y protección que da la sociedad á cada uno de sus miembros sobre la conservación de su persona, de sus derechos, y de sus propiedades” (Art. 156).
[13] Ver al respecto: Parra Pérez, (1959) y Miranda (1982:455)

martes, 5 de febrero de 2019

EL RIESGO DE UNA PARÁLISIS ESTRATÉGICA EN LA CRISIS VENEZOLANA Y EL PAPEL DE LA AYUDA HUMANITARIA

La tiranía ha asumido que se encuentra en una situación de conflicto y está concentrando sus medios para hacer frente a los ejes donde se ha anunciado que se orienta lo que estiman es su amenaza. En este conflicto político sus medios son militares y paramilitares. Como los ejes son tres, es decir, Cúcuta, Santa Elena de Uairén y el Mar Caribe estiman que donde se puede producir una dispersión es en este último frente. Para contrarrestar las amenazas cuentan, en primer lugar, con la fuerza armada nacional y como su nivel de confiabilidad y eficacia se ha reducido notablemente cuentan, en segundo lugar, con cuerpos paramilitares y de milicia que operan más allá de los cánones convencionales que regulan los conflictos políticos. Esta es su primera línea de defensa. Su segunda línea de defensa es que no van a permitir que directamente  la ayuda llegue a los que la necesiten a no ser que en última instancia sean los tiranos y sus seguidores quienes la controlen. En este nivel es que van a compensar sus problemas de dispersión. Su última línea de defensa es que pueden y están dispuestos a generar una situación caótica que pueden dirigir hacia la consecución de sus propósitos. O sea, como ellos controlan el caos en que vivimos, pueden aumentar sus niveles hasta lograr someter a la población. ¿Qué están haciendo sus antagonistas encarnados esencialmente por la gran mayoría de la población venezolana y que en esta oportunidad está dirigida por un intinerato colegiado?

La población venezolana ha encontrado en el Sr. Juan Guaido un referente que los puede ayudar a salir de la situación opresiva en que se encuentra. Están dispuestos a soportar grandes sacrificios en función de ese propósito. Para ello él, como presidente encargado, cuenta con un irrestricto apoyo internacional y una clase política de mala reputación que ha comerciado con la sociedad venezolana. En el plano internacional han expresado que están considerando todas las opciones posibles para ayudar a la población venezolana, inclusive la militar, entendible si se consideran los medios empleados por la tiranía venezolana. Dentro de este marco se circunscribe la ayuda humanitaria. En el plano nacional, el Sr. Guaido cuenta con un staff representado por esa clase política mal reputada que está orientada a conducir una hipotética transición una vez que el presidente encargado asuma efectivamente la conducción política, y además conducirla a la realización de unas nuevas elecciones en condiciones confiables. La ayuda humanitaria tiene dos trabas: entrar (primera línea de defensa de la tiranía) y distribuirse (Segunda línea de defensa). Si las organizaciones no gubernamentales y la iglesia han expresado, en parte, que no van a participar si no hay condiciones la pregunta que surge es: ¿el staff del presidente encargado estará manejando la situación como un conflicto político, una crisis humanitaria o ambos?

La respuesta a este interrogante tiene varias vertientes. Solo me enfocaré en si considera o no el conflicto: si es sólo vista como una crisis humanitaria, la tiranía sólo tiene que mantener su posición y eso será suficiente para producir una parálisis estratégica que va a desgastar los esfuerzos de cambio y en el mejor de los casos provocará otra diáspora que en la práctica se unirá a la cadena de derrotas que la oposición ha coleccionado desde el año 2002. Desde esta perspectiva, la ayuda humanitaria será usada no para los que estamos adentro, sino a los que salgan del país de alguna u otra manera. Esto plantea otras dudas dentro de ese staff: ¿habrá gente jugando para eso?, ¿Habrán oportunistas jugando en el contexto para posicionarse en función de intereses particulares? Frente a estas dudas, se plantean otros interrogantes ¿quiénes están evaluando la situación estratégica?, ¿están manejando el conflicto en términos estratégicos o están esperando a que caigan los mangos sin hacer ningún esfuerzo?

Si los evaluadores consideran el conflicto o el conflicto dentro de un contexto de ayuda humanitaria, se plantea la interrogante de saber si la apuesta sólo considera la ayuda humanitaria. Si es así, la parálisis estratégica es inminente debido a que nadie, en el mejor sentido del término se va a arriesgar o va a arriesgar vidas si en lo interno del país el staff y quien lo conduce no planifica ni hace nada que evite la parálisis estratégica. Pensar sólo en la ayuda humanitaria es pensar que caigan los mangos sin hacer el más mínimo esfuerzo. Esto plantea otras interrogantes: si bien existen presiones gigantescas para abrir un proceso de negociación, no se podría ver la parálisis como otra forma de negociación, en función de los intereses de la clases política mal reputada. Si es así, muchos están jugando a no lograr lo que aspiran los venezolanos dentro del mismo staff que acompaña al presidente encargado. 

Si la tiranía ha concentrado todos sus medios militares y paramilitares para lograr un mejor rendimiento, con exhortaciones y amnistías no se va a destrabar la situación, y ese es el camino que estamos siguiendo. Las exhortaciones y otras medidas ‘blandas’ tienen que estar acompañadas de otras acciones que partan de la existencia de una maniobra producto de una concepción estratégica. Ellos (militares y paramilitares) deben valorar que es lo menos dañino para ellos si se quiere lograr destrabar la situación, pero para ello se debe tener en cuenta el punto de aplicación (schwerpunkt), y este se desplazó al dispositivo de defensa de la tiranía, es decir, su estructura organizativa de defensa, ya no es la fuerza armada per se. Ello significa que, si están concentrados hay que dispersarlos, si están fijos hay que obligarlo a moverse, etc.. El tiempo para la acción, mientras mas se prolongue beneficia a la tiranía y desacredita al presidente encargado. La ventana que le abrio la comunidad internacional y la población es de corta duración.

Por otra parte, el ‘plan país’ y su orientación operativa no parte de la existencia de un conflicto ni indica la consideración de que el conflicto se va a mantener en otras condiciones aunque sea de forma mínima. Busca solo extender la 'ayuda humanitaria' de modo que sea una acción permanente. Sólo basta pensar en la conflictividad que hubo en el país entre 1958 y 1968 para que se tenga una idea mínima de lo que estoy diciendo. Y creo que no va a ser conveniente buscar a otros para que hagan lo que tenemos que hacer y que está rehuyendo la clase política mal reputada, o sea el conflicto.

El conflicto es la situación que se vive en Venezuela. La tiranía ha sido hábil en plantearlo en términos imperiales o coloniales. Lo han podido hacer porque los ‘opositores’ mal reputados han evadido hasta el presente la realidad aunque la sociedad venezolana está consciente de la situación conflictiva. La evaden por miedo a perder unos privilegios que le ha mantenido la propia tiranía. Pero, a pesar de la ansiedad y del temor los venezolanos tenemos esperanzas. Fíjense que hablo de temor y no de miedo. El temor, siguiendo a Spinoza, supone un cálculo de riesgo y el miedo no. Por ello pienso que la sociedad debe transformarse en un enjambre constitutivo que ayude a destrabar la situación estratégica y evitar la parálisis como paso previo a una transición que si fomente el establecimiento de un nuevo estado de cosas desde el punto de vista político.

domingo, 3 de febrero de 2019

LA CRISIS EN VENEZUELA COMO REMEMBRANZA DE LOS PROLEGÓMENOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA



La declaración del embajador de Alemania ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de que la crisis venezolana es una amenaza a la paz y seguridad internacional coloca a Venezuela como un centro de gravedad del orden internacional tal como aconteció en el año 1902[1]. Sin embargo, dado su carácter, en parte ideológico y en parte pasional por los sentimientos que han desatado a escala mundial, me recuerda el nivel de atención que acaparó la crisis cubana y en especial la española del año 1936. Mi foco de atención es la española como antesala de la crisis cubana de 1962. Mi idea no es comparar el terrible conflicto que vivió España entre los años 1936 y 1939 con Venezuela debido a que a pesar de que estamos al borde de una situación semejante, aún no hemos llegado. Pero las circunstancias tienen puntos de semejanza y de diferencia que es bueno tenerlas presentes: Son diferentes debido, en primer lugar, a que en España la población mayoritaria se vio compelida a defenderse de la agresión de la internacional comunista y contó con una fuerza armada que actuó eficazmente para recuperar la República y en Venezuela, la fuerza armada fue destruida obligando a la mayoría de la población, en general, a resistir a un régimen tiránico que sólo busca permanecer en el poder usando todos los medios disponibles al respecto (corrupción, terrorismo, narcotráfico, etc.) en función de seguir los dictámenes de un proyecto internacional, en segundo lugar, el romanticismo que arropó la defensa de la República española contra el fascismo realizado por la propaganda no ha podido esconder que en realidad, como se vio en España y ahora en Venezuela, son otra forma de fascismo igual de atroz generada por ese proceso histórico que tuvo como pivote el fin de la Primera Guerra Mundial y padecieron los propios rusos, los ucranianos y posteriormente, el gentilicio báltico, los pueblos de Europa oriental, la mitad de Alemania y Cuba y Corea del Norte y, en tercer lugar, el grado de preparación de la comunidad internacional para afrontar la crisis española en un contexto que se manifestó en incapacidad contribuyendo a que el órgano que la regulaba, es decir, la Sociedad de Naciones al final se disolviera, a diferencia de la realidad global actual donde los mecanismos existentes otorgan un cierto margen de maniobra para evitar que una crisis política escale de una manera tal que pueda convertirse en una amanezca a la seguridad internacional.

Son similares, en primer lugar, porque se ha seguido el mismo camino sangriento a la guerra y, en segundo lugar, desde el mismo momento que, por una parte, un frente unido popular tomó el poder en España con el apoyo de la internacional comunista (en especial a partir de los dictámenes del III congreso) llevando al país al borde de la desintegración a pesar de las derrotas sufridas en las urnas electorales y, por la otra, en circunstancias similares, Venezuela desde el año 1998 tomó el poder un polo patriótico, siguiendo directrices del Foro de São Paulo, que ha llevado al país al borde de la desintegración una vez que se percataron de que sería imposible volver obtener victorias electorales y en la actualidad otro frente, ahora, amplio conspira para mantener el mismo estado de cosas y, por la otra, el esfuerzo por impedir los padecimientos de la población, en ambos casos, condujo a la internacionalización del conflicto.

Nos interesa focalizarnos en este último aspecto relativo a la internacionalización debido a que de las semejanzas que estamos observando se evidencia una configuración similar de alineamientos a las presentadas en los años 1936 y 2019 que nos obligan a preguntarnos si el fermento de la guerra civil que está convulsionando a Venezuela es la continuación de un conflicto civil global que afectó a España en la primera mitad del siglo XX y nos mostró de forma adelantada cómo sería la naturaleza del conflicto global que se iniciaría en el año 1939[2].. Para ello examinaremos la estructura de los conflictos post Primera Guerra Mundial, luego la naturaleza de los alineamientos globales frente a la situación española y sus semejanzas con Venezuela y finalmente examinaremos cuáles son los cordones umbilicales que unen a España y Venezuela para permitirnos visualizar la naturaleza de la nueva guerra civil global.

La estructura de los conflictos post Primera Guerra Mundial 

La Primera Guerra Mundial fue el último conflicto generalizado donde mayoritariamente se combatió bajo el concepto del estado-nación westfaliano. Este conflicto global como se sabe terminó en revoluciones y Guerra civiles en europea central y oriental desde el mismo momento que con el triunfo en Rusia del movimiento liderado por Lenin y Trotsky se buscó la internacionalización de la revolución para establecer un orden comunista global[3]. Posteriormente la guerra civil se extendió al oriente a China y en occidente generó situaciones de tensión política que condujo al surgimiento y fortalecimiento de movimientos de la misma naturaleza que fueron encapsulados por los Estados con el nombre de socialista o nacional-socialista. La dificultad española de resistir esas tensiones la condujo a la guerra civil, un conflicto que mostró cómo se presentaría la guerra que estallaría en el año 1939.

La Segunda Guerra Mundial convencionalmente ha sido observada como un conflicto generalizado entre Estados, pero si se examina con mayor detenimiento este conflicto se puede afirmar que esta se presentó como un conflicto interestatal entre 1939 y 1940, pero a partir del año 1941 tendió a visualizarse como una guerra civil y una guerra interestatal[4]. Guerra civil planteada en términos ideológicos y guerra interestatal en términos westfalianos. La guerra civil acaeció en Francia, Bélgica, Holanda, Unión Soviética, Italia, Yugoslavia, Grecia, china, corea, indonesia, indochina y otros en menor grado. El caso español fue particular en el sentido que su guerra civil continuó en la guerra europea, pero en todos los frentes combatieron a los comunistas y a los nacionalsocialistas de una manera separada. La guerra interestatal se presentó mayoritariamente entre las potencias mundiales: UK, Alemania, EEUU y Japón. Hubo un caso particular: Polonia, que defendió su recién recuperado status de Estado frente a Alemania y la Unión Soviética. Así pues, la Segunda Guerra Mundial fue un conflicto que se manifestó como un conflicto entre Estados y guerras civiles dentro de Estados.

Después de la guerra mundial continuó el conflicto como guerra civil bajo el paraguas de la descolonización que se abordó en la III y IV internacional comunista y los conflictos ideológicos remanentes de la propia guerra como en China, Corea, Indochina y Grecia. En el caso español, el fin de la guerra dejó un gobierno de facto y un gobierno en el exilio en México que se fue extinguiendo con el tiempo. México fue el único país iberoamericano que apoyó a la República española y constituiría en foco de irradiación para los movimientos revolucionarios que afectarían a Iberoamérica. Esto nos lleva al segundo aspecto de nuestra discusión.

La naturaleza de los alineamientos globales frente a la situación española y sus semejanzas con Venezuela.

El cambio catastrófico que representó para España y sus dominios la invasión napoleonica no fue superado ni por ese país ni por las repúblicas iberoamericanas que lograron su independencia. El trauma que se materializó en inestabilidad política en todo el espacio ibero-parlante no ha sido aún superado. El trauma napoleonico fue consecuencia de la infiltración de un conjunto de ideas que generaron esas graves consecuencias que adquirirían un mayor grado de complejidad con la revolución industrial. Esta complejidad generaría mayor inestabilidad política a los dos lados del océano Atlántico. El punto culminante de esta situación sería el triunfo de la revolución en Rusia y el posterior triunfo de coaliciones políticas que estaban enmarcadas dentro de la tercera internacional en Francia y en España porque actuaría como una fuerza centrífuga en todo Occidente. En Francia la consecuencia de esta avance significó la humillante derrota sufrida en el año 1940. En España fue la instauración de la República y la crisis que condujo a la guerra civil. Pero la República era sólo un nombre, era la expresión de una intencionalidad delineada originalmente por la tercera internacional hasta que la Unión Soviética logró el total control de los grupos afines en España y el resto del mundo, con lo cual más que una visión cosmopolita o republicana sino una nueva forma de hegemonía (internacionalista), pero en este caso soviética. Así pues, la guerra civil fue la expresión del antagonismo entre una concepción internacionalista del mundo frente a otra que se presentaba más que nacionalista fue republicana.

Con el estallido de la guerra civil española estas dos cosmovisiones estuvieron presentes e hizo, como hoy vivimos en el caso venezolano, que tomará la atención del mundo. En la España de 1936 a pesar de la invocación de no injerencia por parte de la comunidad europea internacional tres países participaron de forma directa, es decir, Alemania, Italia apoyando a los nacionalistas republicanos (en menor medida Portugal) y la Unión Soviética apoyando a los internacionalistas republicanos. A la par de estos alineamientos y con la excepción de EEUU y UK que se mantuvieron tendencialmente neutrales, el resto de los países de la comunidad atlántica no fue neutral. A continuación se presente un cuadro explicativo de los alineamientos:
Guerra civil española
España
Republicanos
(Globalistas)
Nacionalistas
(republicanos)
Beligerantes internacionales
URSS
México
Alemania
Italia
Portugal
Reconocimientos

Resto de Iberoamérica
Japón
Apoyos
Franceses y belgas
Canadienses
Italianos
Alemanes y austriacos
Americanos (principalmente estadounidenses, cubanos y argentinos)
Británicos e irlandeses
Eslavos (checoslovacos, yugoslavos, húngaros, polacos, búlgaros)
Judíos
Portugueses

Neutrales
Reino Unido
Francia
EE.UU.
Canadá
Resto del mundo
En guerra
China en guerra civil y después
China vs. Japón
Italia vs. Etiopía

La crisis internacional venezolana
Venezuela  
Comunistas
(Globalistas)
Republicanos
Intervencionistas
Rusia
Cuba  

Reconocimientos
México
Salvador
Bolivia
Irán
Turquía 
China
Siria
Sudáfrica
Corea del Norte
Hamas
Hezbolá 

Resto de América  
Dinamarca
Kosovo
Suiza
Alemania
Reino Unido
Francia
Polonia
Australia
Israel
Resto de Europa (no Italia)
Taiwan
Marruecos
Japón 
Corea del Sur
Apoyos
FARC
ELN

Neutrales
India
Uruguay
Resto del mundo
En guerra
Siria
Afganistán  

Como se puede observar, con la diferencia del cambio de posición de UK, EEUU, Francia, y los cambios políticos en Portugal, Alemania, Italia y Japón, los alineamientos se han mantenido constantes por lo que se puede inferir que la confrontación que se inició a finales de la Primera Guerra Mundial tuvo una tregua que formalmente se materializó con la Conferencia de Teherán en 1943 y se suspendió formalmente a partir del bloqueo de Berlín en 1949. De ello se puede inferir también, en primer lugar, que el conflicto que se inició a finales de la Primera Guerra Mundial tuvo un paréntesis entre los años 1941 y 1945 por lo que el nacionalsocialismo, el fascismo y el socialismo real soviético no fueron más que movimientos totalitarios que subyugaron a los pueblos donde se implantó esa ideología y, en segundo lugar, que después de 1918 la naturaleza del conflicto tendió a mutar hacia una forma de conflicto interno reproducido de manera holográfica a escala global que muy bien se asemeja a los conflictos religiosos que asolaron a Europa desde la reforma hasta La Paz de Westfalia. 

Otro aspecto a tener en consideración es el relacionado con los conflictos remanentes de la Primera y Segunda Guerra Mundial que se han presentado como conflictos civiles. En el primer caso se encuentra los casos yugoslavo y el cercano oriente (Siria e Irak) y en el segundo caso, Indochina, China y Corea. Nos interesa hacer mención del segundo caso debido a que a diferencia de Vietnam (Indochina) una parte de China y una parte de Corea ha tomado partido por la tiranía venezolana y la otra ha tomado partido por los que la combaten. Si se agrega la posición de Kosovo a favor de los que rechazan la tiranía, se puede afirmar que Venezuela, junto con los otros países divididos remanentes de los conflictos globales del siglo XX son las principales áreas de tensión política globales. Las otras áreas de conflicto globales (Kosovo, cercano oriente, Corea y China) son situaciones que han permanecido en ese estado por espacio de un siglo.

Junto con estas áreas de conflictos en la cuenca del océano Atlántico hay otros dos países que en la actualidad son objeto de tensiones políticas. Ellos son España y México. En ambos todavía permanecen remanentes de las causas que provocaron la guerra civil. Parte de la clase política en esos países han mantenido incubado el germen de la discordia para hacerlo fermentar en el momento que han considerado propicio. Ahora, cómo se produjo el trasvase del conflicto español para que se reprodujera en Venezuela.

Los cordones umbilicales que unen a España y Venezuela y la naturaleza de la nueva guerra global.

Como indicamos la República española se extinguió en México. A pesar de ello muchos republicanos españoles dentro del nuevo conflicto global que representó la guerra fría creyeron que podían hacer aportes con su esfuerzo en el nuevo estado de cosas mundial. Uno de ellos fue Alberto Bayo un militar hispano cubano que se destacó a inicios de la guerra civil en la toma inicial de las Islas Baleares y después de ser instructor de aviación en México formó y asesoró al contingente cubano liderado por Fidel Castro que se haría con el poder en ese país por más de sesenta años y trataría por la fuerza expandir el dogma ideológico petrificado consagrado a partir de la cuarta internacional comunista teniendo como foco a Venezuela. Otros dos hechos que tuvieron como vórtice a Venezuela, generaron una confluencia histórica con lo antes indicado. Estos fueron: en primer lugar, la participación de nuestro país en la instauración de la democracia en España y el reconocimiento de un partido, el partido socialista obrero español (PSOE), que fue partido de gobierno durante la efímera vida de la República española y, en segundo lugar, el apoyo para la generación y auge en España de un partido que expresa lo más característico de la tiranía en Venezuela, es decir, podemos.

Esta confluencia de acontecimientos se produjo en un contexto histórico signado por el colapso soviético, la emergencia del foro de São Paulo y la captura de Venezuela y sus recursos y, el reacomodamiento del orden internacional en una configuración postwestfaliana. Esto nos conduce a considerar las condiciones de la comunidad internacional para afrontar este problema.

Como indicamos al inicio, la comunidad internacional no estuvo preparada en el año 1936 para afrontar el problema español. La única herramienta que dispuso la comunidad en sí misma fue la aplicación de sus principios, es decir, la integridad territorial y la no injerencia en los asuntos internos. Con ello se encapsuló una situación problemática amenazante. Por el contrario, en el período 2014-2019 en Venezuela se han usado los principios que rigen a la comunidad internacional para proteger un proyecto político transnacional que se ha convertido en una amenaza a la paz y la seguridad internacional.

Con ello, la confluencia en sí no es más que la expresión de un proyecto histórico implantado de manera intencional que ha desviado la historia de la humanidad debido a que se ha preferido sintetizar y excluir que superar las situaciones problemáticas surgidas por la misma dinámica de la evolución y El Progreso. Este proyecto deliberado ha fungido como un cordón que ha permitido la reproducción de un fenómeno del pasado en el presente a través de los modos en que este proyecto se ha logrado mantener y del ambiente en que ha logrado conservarse gracias a un complejo proceso de incubación, para expandirse nuevamente, como hemos indicado, cuando las circunstancias han sido propicias. Spinoza nos ha indicado como sentimientos de tristeza generan ideas tristes e inadecuadas que en un conjunto social pueden generar discordia. Lo que no nos dijo es que estas tristezas se pueden pasar de generación en generación y las ideas que provoca unidas a un proyecto podrían generar los males que padecieron españoles, cubanos y ahora nosotros los venezolanos. Sin embargo, después de dieciocho años de lucha y resistencia, los venezolanos estamos preparados para superar las situaciones que nos llevaron a este estado.

Todo esto nos lleva de nuevo al inicio. Es muy difícil que en Venezuela ocurra una guerra civil entre dos bandos claramente diferenciados como aconteció en España en 1936 debido a que la mayoría de la población desarmada está luchando contra la tiranía. Es la sociedad contra el Estado, pero en España los bandos diferenciados se establecieron días y semanas después del acontecimiento y eso es lo preocupante. H. Thomas en su obra La Guerra Civil Española expresó que una parte importante de las muertes en ese conflicto acaecieron en esos primeros días y por muchas y diversas causas que por lo demás son del todos conocidas. Para eso es que los venezolanos debemos estar preparados en las ciudades[5].

Corolario

En la España entre 1936-1939 fue una falsa idea romántica esparcida propagandísticamente, a pesar de la experiencia ucraniana, lo que llenó a los hogares de ese país de luto, sin desconocer con ello los problemas que no pudo superar luego de la usurpación napoleonica. En Venezuela esta idea romántica fue sostenida gracias al dinero y el enriquecimiento ilícito, pero después, entre 2014-2017, fue sólo posible sostenerla con la fuerza, evidenciándose con ello la verdadera naturaleza totalitaria del orden implantado. Como el conflicto civil es de la sociedad, en general, contra el Estado, lo que nos queda es crear las condiciones de posibilidad para evitar que, cuando se produzca el fin del Estado, quedemos en el terrible estado de naturaleza hobbesiano que favorezca el surgimiento de otro Leviatán que nos aplaste a todos

Por su parte, la comunidad internacional en el presente no ha estado preparada para afrontar un fenómeno de semejante naturaleza, pero los mecanismos de respuesta a diferencia del pasado han sido más eficaces en determinar su naturaleza y sus consecuencias. La solución supondrá en sí misma la superación del orden Westfaliano y su materialización presente en lo concerniente a la Carta de las Naciones Unidas. Ello podría significar que la propuesta Rawlsouseana del laws of people cobre vida.




[2] Sobre este conflicto civil hispano, Ver al respecto: Thomas, H. (1976-1979) La Guerra Civil Española 1936-1939, I y II. Barcelona. (T. N. Daurella). Grijalbo. 1164 p).
[3] Ver al respecto: LOS “VENEZOLANOS Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL” en http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2014/05/los-venezolanos-y-la-primera-guerra.html 
[4] Ver al respecto: Farage, L. (2011). Venezuela y la Segunda Guerra Mundial. Caracas. CGA. 367 p
[5] Ver al respecto: “SEGURIDAD CIUDADANA Y ESTRATEGIA DEL ENJAMBRE” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/07/seguridad-ciudadana-y-estrategia-del.html ) y en las áreas fronterizas (ver al respecto: “LA ESTRUCTURA DEL CONFLICTO: PUNTO UNO DE LA ESCALADA REGIONAL” en http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/09/la-estructura-del-conflicto-punto-uno.html )