sábado, 1 de julio de 2017

LA TIRANÍA EN VENEZUELA Y EL MAL RADICAL: ANÁLISIS POLÍTICO DESDE LA PERSPECTIVA DE HANNAH ARENDT



Si nos atenemos al sentimiento que embarga a todos los venezolanos en relación con la situación política que vive el país al menos desde el año 2013 marcado por un abrumador rechazo a la conducción política así como al modelo de desarrollo que se está imponiendo podemos afirmar, siguiendo a Hannah Arendt, que los venezolanos estamos padeciendo un mal radical en el sentido que la tiranía que se ejerce está intentando hacernos a todos unos seres superfluos. Esta pensadora señaló en Los Orígenes del Totalitarismo que “el mal radical ha emergido en relación con un sistema en el que todos los hombres se han tornado igualmente superfluos”. Este carácter superfluo que la tiranía les está tratando de endilgar a los venezolanos por una concepción del poder que ha excluido a la comunidad se observa en la orientación totalitaria de alcanzar los objetivos políticos con “las armas” si no se consiguen con “los votos”. Esta es la digna lucha que la mayoría de los venezolanos estamos llevando a cabo: es la lucha contra un mal radical.
Teniendo esto presente, el sistema antes indicado está relacionado con el proyecto político transnacional que se ha implantado en el país representado por el Foro de São Paulo[1] y cómo este es percibido por el resto de la comunidad internacional y la superfluidad se ha observado en que se está sacrificando a la población venezolana reduciéndola a unos seres sin derechos civiles como se observa en la destrucción del ordenamiento político y sin derechos humanos fundamentales cuando se evidencia que se ha sometido a la población a controles de naturaleza biopolítica en cuanto a alimentación, salud y libre albedrio[2].
Como para el proyecto político transnacional que se implantó en el país, los venezolanos ya no somos necesario ni siquiera para votar o elegir, me interesa mostrar cómo Hannah Arendt llegó a esa conclusión a partir de la obra antes citada indicando, en primer lugar, la decadencia del Estado-nación y conexión con su visión de los derechos del hombre, en segundo lugar, la naturaleza del totalitarismo y, finalmente, un corolario.
La decadencia del Estado-nación y su conexión con los derechos del hombre
La autora asocia el concepto de Estado-nacional con la una idea de progreso basada en considerar que la crítica del pasado era un medio de dominar el presente y controlar el futuro y lograr así la emancipación del hombre. Es de señalar que esta idea se hizo inviable cuando la élite económica mundial advirtió que la acumulación de poder se convirtió en la única garantía para la estabilidad de las leyes económicas. Para ello sacrificó todo en perjuicio de la libertad y la autonomía del hombre que había inaugurado la concepción del Estado-nación con la revolución francesa. La consecuencia de ese sacrificio fue la inestabilidad política subsiguiente después de las guerras mundiales del siglo XX. Las guerras civiles que surgieron y se desarrollaron a lo largo de todo el siglo XX se vieron seguidas de migraciones de grupos que no fueron bien recibidos en ninguna parte ni pudieron ser asimilados en ningún lugar. Con ello, la idea del progreso dio paso “a un nihilismo que predicó el aniquilamiento automático con el mismo entusiasmo con que los fanáticos del progreso automático habían predicado la irresistibilidad de las leyes económicas”. En la actualidad vivimos una guerra civil global y el impacto de las migraciones lo observamos en la aparición de muros y estructuras de contención en EE.UU., Europa, el Cercano Oriente y en alguna u otra forma en Venezuela[3].
Los movimientos migratorios y la incapacidad del Estado de asimilarlos creo un elemento de desintegración, por la aparición de personas inocentes "mendigos no identificados, sin nacionalidad, sin dinero ni pasaporte" que cruzaron las fronteras para ponerse a salvo rompiendo el precario equilibrio entre los habitantes de un país y las instituciones estatales en momentos en que se había reconocido el derecho a la autodeterminación nacional y cuando su convicción esencial, la supremacía de la voluntad de la nación sobre todas las instituciones legales y 'abstracta' era universalmente aceptada (Ibíd.:352). Los venezolanos de alguna u otra forma ya están viviendo ese problema fuera del país a pesar de las medidas que han adoptado países como Chile y Perú, pero la preocupación de los países de la región es que la ola de migrantes crezca de forma catastrófica. Esta situación comenzó a generar otro problema, es decir, que las soberanías de los países vecinos comenzaron a chocar en situaciones de paz internacional como se vio, por ejemplo, en las expulsiones masivas de colombianos realizadas por el gobierno venezolano en el año 2014 y 2015, por lo que el concepto de soberanía nacional, entendido como exclusividad, plenitud y autonomía de competencias, solo es posible mientras exista la comunidad de Estados “porque es en este espíritu de solidaridad no organizada… lo que impide a cualquier gobierno el ejercicio completo de su poder soberano” (Ibíd.:355).
Para Arendt el primer gran golpe asestado a las naciones-estados con la llegada de centenares de miles de apátridas fue que el derecho de asilo, único derecho que había llegado a figurar como símbolo de los derechos del hombre en la esfera de las RRII, comenzó a ser abolido (ibíd.:357) y nosotros podríamos decir que manipulado si consideramos la cantidad de venezolanos asilados en EE.UU que ocuparon cargos políticos en el régimen tiránico y cometieron actos delictivos de diferente naturaleza como por ejemplo el fiscal que acusó a Leopoldo López. El segundo fue que con la llegada de los refugiados se comprendió que era imposible desembarazarse de ellos o transformarles en nacionales del país en el que se habían refugiado. Este problema se está presentando con los venezolanos en Argentina, Brasil y Colombia. Al inicio solo hubo dos maneras de resolver el problema: repatriación o nacionalización, pero el verdadero mal comenzó cuando se aplicaron esas soluciones, es decir, el Estado al aplicar su derecho soberano a la expulsión, se vio forzado, por la naturaleza ilegal del apátrida, a la realización de actos ilegales (Ibíd.:361) y cuando aceptó el asilo, como hemos observado en EE.UU., ha aceptado a presuntos criminales de lesa humanidad y cuando asumió la nacionalización se topó con la necesidad de atender solicitudes masivas que comenzaron a alterar la precaria posición de los ciudadanos nacionalizados del mismo origen como acontece con los venezolanos en EE.UU. y en España. En todos estos casos está quedando roto el principio de igualdad ante la ley. Por ello se ha considerado estas situaciones como un problema policial iniciándose con ello la transformación gradual del Estado-nación a un Estado policía (Ibíd.:365). ¿Cuál es su conexión con los derechos humanos?
Hannah Arendt señaló que la declaración de los derechos del hombre a finales del siglo XVIII fue un momento decisivo en la historia. Ello significó
“… que a partir de entonces la fuente de la ley debería hallarse en el hombre y no en los mandamientos de Dios o en las costumbres de la historia. Indiferentemente de los privilegios que la historia había conferido a ciertos estratos de la sociedad o ciertas naciones, la declaración señalaba la emancipación de hombre de toda tutela y anunciaba que había llegado a su mayoría de edad. [Sin embargo,] Apenas apareció el hombre como un ser completamente emancipado y aislado, que llevaba su dignidad dentro de sí mismo, sin referencia a ningún orden circundante y más amplio, cuando desapareció otra vez como miembro de un pueblo. Desde el comienzo la paradoja implicada en la declaración de los derechos humanos inalienables consistió en que se refería a un ser humano abstracto que parecía no existir en ninguna parte, porque incluso los salvajes vivían dentro de algún tipo de orden social...”.

La implicación de este hecho es que desde la revolución francesa fue que gradualmente se hizo evidente que el pueblo, y no el individuo, era la imagen del hombre. Esta implicación se hizo evidente cuando un creciente número de personas y de pueblos cuyos derechos elementales se hallaban tan escasamente salvaguardados comenzaron a hacerse patente por todo el mundo. Con ello resultó que en el momento en que los seres humanos carecían de su propio gobierno y tenían que recurrir a sus mínimos derechos no quedaba ninguna autoridad, a escala global, para protegerles ni ninguna institución que deseara garantizarlos (Ibíd.:370). Ello explica porque la comunidad internacional se ha mostrado irresoluta frente al problema venezolano actual y los esfuerzos que hacen para que la tiranía venezolana cumpla funciones gubernamentales fundamentales. Aquí se puede entender la declaración de abandono del cargo realizada por la Asamblea Nacional venezolana a inicios del año 2017.
De ahí, la filósofa concluyó que la perdida de los derechos nacionales se identifica con la perdida de los derechos humanos, es decir, los derechos civiles son para ella expresión tangible de los derechos del hombre. Así pues, hay una gran cantidad de venezolanos que al perder las instituciones que le deben dar cuenta por alguna u otra deliberada acción se encuentran sin derechos y sometidos desde una perspectiva biopolítica que tiende a la superfluidad. La manifestación de esta afirmación es el denominado carnet de la patria. El que no lo disponga es, en potencia, un individuo excluido e indeseado. Por ello estamos pudiendo constatar progresivamente la consistencia de esta afirmación en el sentido que
“La calamidad de los fuera de la ley no estriba en que se hallen privados de la vida, de la libertad y de la prosecución de la felicidad, o de la igualdad ante la ley y de la libertad de opinión -fórmulas que fueron concebidas para resolver problemas dentro de las comunidades dadas-, sino que ya no pertenecen a comunidad alguna. Su condición no es la de no ser iguales ante la ley, sino la de que no existe ley alguna para ellos. No es que sean oprimidos, sino que nadie desea incluso oprimirles. Solo en la última fase de un proceso más bien largo queda amenazado su derecho a la vida; sólo si permanecen siendo perfectamente superfluos, si no hay nadie que los reclame, pueden hallarse sus vidas en peligro” (Ibíd.:374).

El carácter superfluo en nuestro caso ya se está observando no sólo por el casi centenar de muertos en protestas, los muertos por inasistencia sanitaria y por la inseguridad, por los problemas que están presentando los venezolanos que están emigrando a los países vecinos, sino también porque el venezolano está perdiendo su status político. Esta calamidad se está presentando sin ninguna falta de civilización, al contrario, y explica, como hemos señalado al inicio, la lucha que estamos encarando los venezolanos.
Esta calamidad ha surgido porque la existencia de una civilización global e interconectada ha producido un grupo de individuos congregado en una organización transnacional que ha obligado a millones de personas a llegar a condiciones que, a pesar de todas las apariencias, son las condiciones de seres que están viviendo la nuda vita.
La naturaleza del totalitarismo.
Con respecto al totalitarismo, Arendt señaló que su éxito se debe “más bien el verdadero altruismo de sus seguidores” desde el mismo momento que están dispuestos a hacer cualquier cosa “con tal de que no se vea afectado su status como miembro del movimiento”. Estos movimientos totalitarios dependen de la pura fuerza del número y creen en la regla de la mayoría más que en las constituciones del país, por ello es que he afirmado que la superfluidad de la población venezolana se debe a que la tiranía que la gobierna quiere ser totalitaria sin tener el número para ello. De ahí su amenaza de obtener por las armas lo que no han logrado con los votos.
El deseo de la tiranía venezolana de ser totalitaria para conservar el poder depende de una masa de hombres[4], es decir, personas no integradas en ninguna organización basada en el interés común, con apetito para la organización política y ello, a pesar de la atomización política producida en el país por la destrucción del sistema de partidos no se ha logrado.
La característica externa del régimen totalitario es “la exigencia de una lealtad total, irrestricta, incondicional e inalterable de sus miembros”[5]. Pero estas características no existen en Venezuela ni siquiera en los momentos en que el régimen contó con una importante popularidad. La tiranía solo dispone actualmente de grupos paramilitares que son una minoría que se haya al margen de todas las ramificaciones sociales y de la representación política normal. Estos grupos se caracterizan esencialmente por ser conformados por individuos que evaden la realidad, “han perdido el interés por sí mismo, actúan con indiferencia cínica frente a la muerte u otras catástrofes personales, se inclinan hacia nociones abstractas como guías de la vida y desprecian las normas más obvias del sentido común” (Ibíd.:397). El modo en que los individuos pueden actuar de esta manera libremente es mediante un sistema de propaganda que en la práctica los obligan a vivir en un mundo donde no pueden existir.
Estas características de los hombres que integran los movimientos totalitarios expresan el resentimiento, la frustración y el odio ciego y de ahí su preferencia por el terrorismo sobre todas las demás formas de actividad política. Eso es lo que se ha observado en Venezuela en el modo en que operan los grupos paramilitares y en la forma en que la tiranía conduce la política en el país. De ahí que el terror se haya constituido en la verdadera esencia de su forma de gobierno y la propaganda sea utilizada como un instrumento de sus relaciones con el mundo, permitiéndoles conformar una estructura eficazmente autoorganizada.
Las formas de organización totalitaria están concebidas para traducir las mentiras propagandísticas del movimiento en una realidad actuante, donde los miembros actúan y reaccionan según las normas de un mundo ficticio. Ello se evidencia en Venezuela actualmente en la negación de la crisis humanitaria y explica la creación artificial de las condiciones de guerra civil o violencia organizada en un contexto donde la existencia de una mayoría abrumadora que rechaza a la tiranía es suficiente para producir la restitución del orden político y la convivencia. No se ha podido porque la sociedad venezolana se ha convertido en rehén de una tiranía apoyada por una organización criminal transnacional.
Otra de las características del Estado totalitario es su estructura dual: el partido y el Estado, debido a que es él lo importante es la dirección y no su estructura. De ahí es que se observa una duplicación de organismos cuyo único fin es el desplazamiento constante del centro real del poder hacia otras organizaciones, pero sin disolver, e incluso ni siquiera denunciar públicamente, a los grupos que han sido privados de su poder. En nuestro caso ello se ha observado en las misiones, en la proliferación de ministerios y la duplicación de autoridades para suplantar las elegidas popularmente.
El totalitarismo en el poder utiliza al estado como su fachada exterior, para representar al país en el mundo no totalitario. En el interior se sustenta en su sistema policiaco. “La diferencia principal entre la policía secreta despótica y la policía secreta totalitaria descansa en la diferencia entre el sospechoso y el enemigo objetivo. El último es definido por la política del gobierno y no por su propio deseo de derrocar a este, sino por ser un portador de tendencias” (Ibíd.:517). Ello explica la detención ilegal de Leopoldo López.  
La dominación total lograda a través del terror, la propaganda y un sistema policiaco aspira a organizar la infinita pluralidad y la diferenciación de los seres humanos como si la humanidad fuese justamente un individuo. Ello solo es posible si todas y cada una de las personas pudieran ser reducidas a una identidad nunca cambiante de reacciones, de forma tal que pudieran intercambiarse al azar cada uno de estos haces de reacciones. El problema es fabricar algo que no existe, es decir, un tipo de especie humana que se parezca a otras especies animales, cuya única libertad consistiría en preservar la especie. Ello no ha ocurrido en Venezuela, porque la población con sus altibajos ha luchado para evitarlo desde el año 1999. Por ello, los campos son concebidos para transformar a la personalidad humana en una simple cosa. De ahí que Hannah Arendt haya señalado que
“Los campos de concentración pueden ser correctamente divididos en tres tipos, correspondientes a las tres concepciones básicas occidentales de la vida después de la muerte, Hades, purgatorio e infierno. Al Hades corresponde esas formas relativamente suaves,..., para apartar del camino a los elementos indeseables de todo tipo - refugiados, apátridas, asociables, parados; como los campos de personas desplazadas, que no son nada más que campos para personas que se han tornado superfluas y molestas. El purgatorio queda representado por los campos de trabajo de la Unión Soviética, donde la desatención queda combinada con un caótico trabajo forzado. El infierno,…, fue encarnado por aquellos tipos de campos perfeccionados por los nazis, en los que toda la vida se hallaba profunda y sistemáticamente organizada con objeto de proporcionar el mayor tormento posible”.

Los tres tipos tienen algo en común: las masas humanas apartadas en esos campos son tratadas como si ya no existieran, como si lo que les sucediera careciera de interés para cualquiera. La novedad de la crisis venezolana es que el país se está convirtiendo en un campo de concentración que va un poco más allá del tipo soviético donde se domina a cada habitante y se destruye a la persona moral como medio para la construcción del hombre nuevo o, como se indicó recientemente, para rehabilitarlo.
El totalitarismo difiere de otras formas de opresión política como el despotismo, la tiranía y la dictadura debido a que puede seguir dos caminos que al final confluyen en un mismo objetivo: la ley de la historia o la ley de la naturaleza. El totalitarismo aplica directamente alguna de esas leyes sin preocuparse del comportamiento de los hombres para producir una nueva humanidad (Ibíd.:561).
De acuerdo con este criterio, en su interpretación, todas las leyes se convierten en leyes de movimiento puesto que el movimiento de la naturaleza y de la historia es uno y lo mismo desde el mismo momento que la ley natural de supervivencia de los más aptos es una ley histórica. El terror es el medio que traduce a la realidad estas o esta ley como se observó en el régimen bolchevique y el régimen nazi y pudiéramos agregar el camboyano, el cubano o norcoreano. Su objetivo principal es hacer posible que la fuerza de la naturaleza o de la historia corra libremente a través de la humanidad sin tropezar con ninguna acción espontánea que la perturbe. Como tal, el terror trata de contener a los hombres para liberar a las fuerzas de la naturaleza o de la historia para producir una nueva humanidad. Ello explica que el incremento de la inseguridad en Venezuela sea visto como un mecanismo de control social y que el papel que desempeña el Ministerio del Poder Popular de Prisiones haya permitido que los delincuentes comunes estén adquiriendo una ideología que los rehabilite y los coloque en condiciones de ‘defender’ el régimen. De ahí agregó que:
“El terror total es tan fácilmente confundido como síntoma de un gobierno tiránico porque el gobierno totalitario, en sus fases iniciales, debe comportarse como una tiranía y arrasar las fronteras alzadas por la ley hecha por el hombre. Pero el gobierno totalitario no deja tras de sí una arbitraria ilegalidad y no destruye en beneficio de alguna voluntad arbitraria o del poder despótico de un hombre contra todos y menos aún en provecho de una guerra de todos contra todos. Reemplaza a las fronteras y los canales de comunicación entre individuos con un anillo de hierro que los mantiene tan estrechamente unidos como si su pluralidad se hubiese fundido en un hombre de dimensiones gigantescas donde sus súbditos se comportan como ejecutores y víctimas por intermedio de una ideología” (Ibíd.).

La arbitraria ilegalidad se observó claramente en el papel que jugó la ley Plan de la Patria en relación con la Constitución Nacional entre los años 2013 y el presente y la existencia de un conjunto de leyes orgánicas que no están contempladas en el texto constitucional. Por su parte, la ideología es, para la autora, la lógica de una idea que tiene por objeto la historia a la que se le aplica para conocer los misterios de todos los procesos históricos (Ibíd.:569). Ello se ha observado no sólo en los discursos sino en los cambios que han realizado a los programas educativos para moldear a la población.
De la misma manera que el terror, la ideología arruina todas las relaciones entre los hombres, así como todas las relaciones con la realidad para producir individuos aislados que se ajustan al concepto de hombre-masa. El aislamiento es el comienzo del terror. Su característica es “la impotencia en cuanto que el poder siempre procede de hombres que actúan juntos, actuando concertadamente...”. Lo que ella llama aislamiento en la vida política se llama soledad en la esfera de las relaciones sociales. Pero, el aislamiento y la soledad no son lo mismo.
El aislamiento es, para la autora, esa situación al que son empujados los hombres cuando es destruido el espacio donde actúan juntamente para alcanzar un interés común. Sin embargo, deja intactas todas las llamadas actividades productoras del hombre. Sólo cuando es destruida la más elemental forma de creatividad humana, que es la capacidad de producir el aislamiento se torna inmediatamente insoportable porque se convierte en algo que no preocupa a nadie. La dominación totalitaria no se contenta con aislar, destruye también la vida privada. En esta condición adviene la soledad. Esta “se revela más agudamente en compañía de los demás y se expresa en el hombre retraído que se encuentra rodeado por otros con los que no puede establecer contacto o a cuya hostilidad está expuesto”. Aquí se evidencia la naturaleza de la lucha de los venezolanos. Aquí se encuentran los reclamos para que no nos hagamos indiferentes. Por ello es que he planteado diferentes maneras en que se puede y debe luchar gracias a la existencia de un plano de inmanencia que permite observar a la tiranía y sus intenciones como un problema[6].
Así pues, si bien es cierto que a pesar de los gestos de solidaridad continental e incluso global, no estamos solos, en la práctica sí. Esta realidad es lo que ha permitido que nosotros nos hayamos reencontrado a nosotros mismos y hayamos impedido que la tiranía nos imponga el aislamiento y la soledad de muchísimas y variadas maneras. Estamos solos con respecto al mundo exterior en sentido práctico, pero el hecho que estemos luchando, indica que existe un nosotros. Solo basta observar la discusión política que se ha presentado en diferentes foros acerca del problema que estamos encarando y las acciones que se han emprendido y nos ha llevado hasta este presente. Por ello, aunque, la tiranía logre sus objetivos físicos relacionados con la Asamblea Comunal Constituyente, llevan consigo el germen de su propia destrucción. No hay que perder la confianza en sí mismo. Estamos ganando.
Corolario.
La tiranía que nos gobierna ha hecho todo lo posible para hacer a los venezolanos superfluos, innecesarios. De ahí el incremento de las acciones terroristas que han incrementado, a su vez, la mortalidad y la mortandad en estos últimos noventa días. Pero no ha podido aislar a los venezolanos ni asolarlos. Al contrario, han forjado la conciencia de la existencia de una comunidad consolidada indiferentemente del lugar donde cada uno de sus miembros se encuentre en el planeta. Este hecho va a hacer que salgamos victoriosos del trance que estamos enfrentando. La destrucción de la tiranía no se ha concretado por su poder, sino porque los venezolanos no hemos logrado aún la producción de un concepto que se traduzca en autoorganización y acción que permita consecuentemente la constitución de una nueva república. Para ello no se puede volver al pasado, hay que tener presente el pasado para no repetir los mismos errores que nos llevaron a esta situación.  
Esta irresolución nos puede llevar a que se concreten momentáneamente las intenciones de la tiranía, pero perder una batalla no significa que perdamos la lucha que hemos estado llevando a cabo dignamente. La tiranía trató de sacar lo peor de nosotros para destruir la moralidad venezolana como un todo y se han destruidos a sí mismo y su proyecto político internacional. Quizás encontremos nuevos tropiezos pero ya podemos ver un futuro promisor con la certeza suficiente para construir las herramientas que nos van a permitir erradicar el mal que se nos quiso imponer.





[1] Ver al respecto: Blanco, E. (2014). Venezuela y la Máquina de Guerra Islámica. Caracas. [Documento en Línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2014/11/venezuela-y-la-maquina-de-guerra.html
[2] Ver al respecto: Agamben, G. (2010). Homo Sacer. Poder Soberano y la nuda vida. Valencia. (T.A. Cospinera). Editorial Pre-textos. 272 p.
[3] Sobre el tema de la guerra civil, ver al respecto: Agamben, G. (2015). Stasis. La guerra civile come paradigma político. Homo sacer II, 2. Torino. Bollati Boringhieri. 83 p
[4] Según Arendt, “... Las masas surgieron de los fragmentos de una sociedad muy atomizada cuya estructura competitiva y cuya concomitante soledad solo habían sido refrenadas por la pertenencia a una clase... La característica de los hombres-masa es su aislamiento y su falta de relaciones sociales normales”.
[5] “La lealtad es posible solo cuando la fidelidad esta desprovista de todo contenido concreto” (Ibíd.: 405).
[6] Ver al respecto: Blanco (2017). Acerca del ‘Plan Zamora’: De la unicidad de la tiranía a la multiplicidad del enjambre. Caracas. [Documento en Línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/06/acerca-del-plan-zamora-de-la-unicidad.html

jueves, 22 de junio de 2017

Acerca del ‘Plan Zamora’: De la unicidad de la tiranía a la multiplicidad del enjambre


Se ha hablado mucho del ‘Plan Zamora’ actualmente en ejecución en el país a raíz de la revuelta ciudadana que ya lleva más de noventa días para restituir un orden político que permita reconstruir la república. Las exposiciones realizadas se han focalizado en los aspectos legales que la sustentan o no y la intencionalidad de la utilización del nombre ‘Zamora’ en sí. Mi propósito aquí es examinar qué es un ‘plan’ (militar) para determinar el grado de consistencia del que está siendo puesto en práctica por la tiranía de modo que, siguiendo las máxima de Sun Zi, se pueda determinar sus vulnerabilidades y hacerlo inefectivo. Por ello, vamos a describir la estructura onto-epistémica de un ‘Plan’ en sí, luego, vamos a deducir, a partir de allí qué es el ‘Plan Zamora’ y, finalmente, a determinar cómo se puede neutralizar.
Onto-epistemología de un Plan militar.
Un ‘plan’ es un medio que provee la coordinación de acciones requeridas para la conducción y ejecución de una acción anticipada o futura de combate. La planificación es un proceso continuo que involucra una revisión detallada y metódica de todos los aspectos que contemplan la acción militar. Planificar, en este contexto, es el vínculo que une a los miembros y actividades de una organización como una totalidad para alcanzar un fin determinado teniendo presente la existencia de óbices o la oposición de otra entidad con la fuerza necesaria para ello. La planificación se fundamenta, entonces, en una estructura lógica que tiene cuatro fases: 1.-) estimación de la misión y decisión, 2.-) elaboración de la guía de planificación y el plan en sí, 3.-) el establecimiento de órdenes de combate y 4.-) la acción y supervisión. La estimación de la misión y la decisión son parte de un proceso que implica la adecuación, es decir, responder si se es capaz de cumplir con la misión, con los medios que sean dispuestos y los costos que ella implica sean aceptables. Ello supone básicamente el análisis de la misión y la consideración de las opciones del enemigo y las acciones propias. En general, estos son los dos aspectos que me interesa destacar.
El análisis de la misión implica, entre otras cosas, el conocimiento de restricciones que impone la misión en sí, es decir, las Reglas de Enfrentamiento (RdE). Estas son una serie de directivas que indican las circunstancias y limitaciones bajo las cuales una fuerza militar puede iniciar y continuar un empeñamiento en combate. Las limitaciones pueden incluir las restricciones en el uso de ciertas armas, como las armas de fuego en protestas (que indica defecto como el joven muerto el 19JUN) o el uso de armas consideradas no letales pero de manera que se tornan letales (que indican exceso como muchos de los jóvenes muertos por el uso de bombas lanzadas directamente a los cuerpos de las personas), de atacar ciertos blancos o de atacar blancos en ciertas áreas (como conjuntos residenciales, hospitales, etc.). Ello también puede imponer requerimientos específicos para la identificación de un blanco antes de un ataque o imponer restricciones en el daño a ser provocado.
La consideración de las opciones del enemigo y las acciones propias implica tener presentes factores como espacio, tiempo y medios disponibles para determinar las fortalezas y vulnerabilidades que permitan predecir qué puede ocurrir e impida o permita que se cumpla la misión. Del análisis de estos factores es que se toma la decisión una vez que se consideran la inteligencia que asegure el análisis efectuado, la logística que pueda sostener el esfuerzo de las operaciones (personal, transporte, sanidad, alimentación, etc.) y las comunicaciones.
Con respecto a la guía de planificación y el plan en sí, esta supone la redefinición del concepto de la operación en función de la decisión tomada para la ejecución del plan. Comprende básicamente la asignación de tareas (ofensivas, defensivas, etc.), la organización (unidad de esfuerzo, dirección centralizada, ejecución descentralizada), la estructura de comando y el tipo de plan a ejecutar. Con respecto a este último aspecto es conveniente recalcar que un plan es, entonces, un método o un esquema de cómo un comandante sincronizará sus acciones militares para llevar a cabo una decisión de mando o proyecto y un plan de contingencia es un plan concebido para prevenir que se desemboquen grandes acontecimientos que razonablemente puedan acontecer en un área geográfica determinada. Por lo general, se presenta en forma de un plan de operaciones o un esbozo de plan. El Plan Zamora es un plan de contingencia concebido para restablecer el orden en circunstancias excepcionales declaradas formalmente o no. Las órdenes de combate están relacionadas con la elaboración formal de la directiva. Estas deben responder las preguntas: quién, qué, cuándo, dónde y por qué para asegurar la ejecución coordinada de una operación. Fíjense que no se considera el cómo porque ello es asunto a desarrollar por el subalterno en función de la doctrina existente lo que explica los excesos y los defectos.
La ejecución y supervisión están relacionadas con la realización de las operaciones necesarias para cumplir con la misión asignada y de los ajustes que tienen que realizarse en caso de que varíen las circunstancias de modo que los cambios que se realicen no se aparten del fin a alcanzar o si hay que interrumpir la acción esta se haga en las mejores condiciones.
Con esta síntesis de lo que contiene un ‘plan de operaciones’ donde se han obviado unos pasos que pueden considerarse en otra ocasión podemos analizar deductivamente el ‘Plan Zamora’ para determinar qué es y algunos aspectos a tener en consideración.
El ‘Plan Zamora’.
El ‘Plan Zamora’ es una derivación del ‘Plan Ávila’ extendido a escala nacional tal como se deduce de las declaraciones realizadas por miembros de la clase dirigente[1]. Ello se explica por el hecho que la justificación para activarlo fue la existencia de “planes de golpe de Estado que… están en desarrollo contra Venezuela”[2] a pesar de la ruptura del orden político iniciada por el Tribunal Supremo de Justicia. Así pues, el Plan Zamora está concebido para restituir el orden político, pero un orden político roto, en función de los intereses de una facción política.
Teniendo esto presente, podemos comparar algunos aspectos onto-epistémicos de un plan en sí, para entender, la forma de acción que está siguiendo la facción política que controla el país. Ello servirá para determinar posibles cursos de acción que ayuden a restaurar el orden político como paso previo para reconstituir la república. Así pues, si consideramos los pasos indicados en el parágrafo anterior, es decir, 1.-) estimación de la misión y decisión, 2.-) guía de planificación y plan en sí, 3.-) órdenes de combate y 4.-) acción y supervisión, nos encontramos con lo siguiente:
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PLAN
PLAN ZAMORA
1
Estimación de la misión y decisión
Hay una diferencia sustancial entre el ‘Plan Ávila’ y el ‘Plan Zamora’. La diferencia es que el segundo considera la existencia de un enemigo interno. La idea del enemigo interno aparece de manera enfática en el artículo 59° de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación (LOSN) del año 2014[3]. Esta diferencia hace que la forma de acción a considerar haya cambiado de la disipación y control de desórdenes públicos con una serie de medidas basadas en unas RdE estrictas instituidas a raíz de la experiencia del año 1989 para la protección de derechos humanos a la neutralización del enemigo como mecanismo de disipación que, como hemos visto, implica a ejecución de medidas que han reducido los derechos civiles de los venezolanos. Las RdE las examinaremos en (3), no obstante, nos interesa destacar aquí que la selección del enemigo (Arendt, 2004), indica el tipo de enfrentamiento que están dispuestos a aceptar y dónde y cómo. Eso lo vamos a desarrollar en (2).
2
Guía de planificación y plan en sí
La consideración del enemigo, es decir, la sociedad venezolana consciente, implica que por su naturaleza (ser una multiplicidad conformada por diferentes individualidades y grupos de interés) ha supuesto para ello el enfrentar una estructura débil y poco capaz de tomar decisiones que le produzcan daño. Considerando ello ha establecido una estructura de comando y operaciones difusa basada en el artículo 59° de la LOSN antes citado, debido a que incluye a las comunas (colectivos armados) como medio para ‘neutralizar’ al enemigo interno a la par que la policía y la Guardia Nacional. Esta estructura de comando y operaciones difusa opera en espacios urbanos controlados y preparados (véase la eliminación de los puentes en la autopista Francisco Fajardo) y dada la limitación de medios busca mantener una posición central que le permita garantizar capacidad de maniobra. Por ello, en los lugares donde han acaecidos enfrentamientos graves, en todo el país, que han involucrado a los colectivos armados es porque la ejecución del plan ha estado amenazada. En relación con el tiempo se busca el control del ritmo y la cadencia de la perturbación para reducir su duración. Con lo cual la forma de maniobra del ‘Plan Zamora’ está basada en el encajonamiento para hacer de la multitud un rebaño para su posterior disipación, y la neutralización de los perturbadores (enemigos) seleccionados que ha significado muertes, heridos y capturados.

3
Ordenes de combate
Disipar y neutralizar indican la adopción de RdE. Las RdE suponen la adopción de unos principios que orbitan en torno a la proporcionalidad. Si el carácter es ofensivo o no, no viene al caso. Lo que interesa destacar es que las decenas de muertos y de heridos provocados por la tiranía evidencian aspectos que no estaban contemplados en el ‘plan’, es decir, la aplicación de una escalada de forma gradual por el empleo de armas (de fuego y no letales) de forma letal. El uso de armas de fuego evidencia, como dije defectos en su concepción. Con ello quiero decir que hay fallas en el entrenamiento de los represores y/o que el desgaste psicológico ha sido grande. El uso de armas no letales como armas letales indica para mi exceso, es decir, hay premeditación en provocar la disipación y la neutralización de forma rápida.

La mención de la existencia de fases en el ‘Plan Zamora’ indica la disposición de una capacidad de escalar en función de la amenaza que consideren y decidan los represores. Ello implica que de existir RdE estas deben ser proporcionales al daño que el que las concibe está percibiendo. El ejemplo en esta escalada se observó en las Residencias ‘Los Verdes’ en el Paraíso.  

El aspecto grave es que estas RdE operan en una organización donde se puede determinar responsabilidades, pero el carácter difuso de la estructura por el hecho que operan de forma paralela ‘colectivos armados’ indican que están reglas operan (si existen) en la estructura represiva formal de la tiranía. Los excesos se han observado de forma atroz en la otra parte.

Eso es lo que he estado observado, con lo cual, el ‘conflicto’ que motivó la adopción del ‘Plan Zamora’ se ha ajustado a lo previsto.

4
Acción y supervisión
Las acciones del plan la hemos observado en estos noventa días. Los ajustes se han observado en el hecho que han tenido que escalar en cuanto a las fases de aplicación del mismo y se ha cambiado la estructura de comando de la represión. El aspecto no previsto ha sido la duración, sin embargo, la adopción por parte de la tiranía de otras medidas políticas como la denominada Asamblea Constituyente Comunal le permite al Plan Zamora tener la base de sustentación suficiente en cuanto a ritmo, cadencia y duración que le permita sostenerse en el tiempo si no se produce un cambio de circunstancias.

Con lo antes indicado se puede afirmar que la tiranía previó, después de su experiencia del año 2014, una situación que podía socavar su poder y tomó las medidas preventivas para garantizar su supervivencia (Blanco, 2014). Estas medidas fueron adoptadas en diferentes campos de acción política, es decir, el político-social, jurídico, el internacional, el económico, social, etc., y hasta el presente, a pesar del desgaste, han surtido efecto. Ello ha sido posible debido a que la tiranía escogió el ‘enemigo’, escogió el espacio y adoptó un esquema de maniobra que ha satisfecho sus necesidades. De igual forma, la ‘dirigencia política’ de la sociedad venezolana que se opone a la tiranía aceptó esas condiciones y si no hubiese sido por los cambios de circunstancias representado por la aparición de otros actores políticos que se han sumado al esfuerzo de la sociedad, el sacrificio de decenas de venezolanos no estuviese siendo honrado.
De forma esquemática la acción de la tiranía se sintetiza en lo siguiente:

La tiranía ha actuado de forma más o menos direccional (en el campo militar principalmente) de forma sincronizada multidimensionalmente con medio más o menos ilimitados porque controla los pocos recursos que entran en el país, con una asimetría generada porque condujeron a la oposición por el camino que eran más fuertes, lo cual supone que los objetivos han sido limitados. Sin embargo ha sufrido un alto consumo, en todos los ámbitos.
En todo caso el hecho que todos los factores políticos que luchan contra la asamblea constituyente comunal y la restitución del orden político han invocado el articulo 333 y 350 de la Constitución Nacional y esta multiplicidad en las actuales circunstancias puede constituir una máquina de guerra que ayude a alcanzar ambos objetivos. Esto nos lleva al tercer punto de esta argumentación.
¿Cómo se puede neutralizar el ‘Plan Zamora’? 
El ‘Plan Zamora’ se puede neutralizar haciéndolo inefectivo. La heroica sociedad venezolana lleva casi noventa días estrellándose contra una pared como aconteció con la guerra de trincheras en la Primera Guerra Mundial. Esto ha representado un alto costo. La dirigencia política se colocó en el esquema de las protestas, tal como se ha llevado hasta ahora, por un tema de encuestas a pesar de que podía haber adoptado otro tipo de medidas que si se correspondían para los roles político que desempeñan, al menos en la Asamblea Nacional. Las protestas, en este sentido, hay que continuarlas porque eso tiene medios represivos fijados, pero no se puede estar exponiendo vidas de forma innecesaria. Mientras escribo esto tuvo la dolorosa noticia de dos bajas más.
Esto no es develar un plan de forma inocente. La sorpresa va a estar en la táctica, es decir, en la forma en que se instrumenten las acciones porque los objetivos están claros y conocidos tanto por la sociedad como por la tiranía. Esa es la preocupación de todo aquel que piensa cómo contribuir a aplicar el artículo 333 y 350.
El objetivo abstracto que persigue la sociedad venezolana es restituir el orden político. El objetivo físico está orientado a destruir la base de sustentación de poder de la tiranía. ¿Cómo? En la Constitución Nacional aparece la palabra ‘seguridad’ en 49 ocasiones. Si a la tiranía se le hace sentir inseguridad en esos 49 espacios de forma multidimensional (diplomática, psicológica, redes de información, inteligencia, financiera, económica, de ayuda y otras indicadas en el gráfico mostrado al final) y omnidireccionalmente de forma simultánea y sucesiva va a perder su base de sustentación en el sentido que todo está amarrado a un modelo de desarrollo. Estos 49 espacios de seguridad dan a los objetivos un carácter limitado y suponen un alto grado de creatividad. Una entidad singular en una multiplicidad puede ejecutar uno o muchas acciones contra la tiranía y muchos pueden ejecutar una acción de bajo costo. Hay que imaginarse millones de venezolanos creando cosas que socaven el poder del régimen de forma simultánea. La clave es la sincronización. Así pues de forma esquemática las acciones de una multiplicidad se presenta como sigue:


Teniendo esto presente, hay que recalcar varios aspectos a tener en consideración: en primer lugar, que nuestra protesta es no-violenta, no es pacífica debido a que estamos respondiendo a una agresión con los medios que tenemos a nuestra disposición que gracias a la creatividad van a ser ilimitados. En segundo lugar, que un arma es un instrumento para producir daño y el daño es un perjuicio o menoscabo que puede estar dirigido a hacienda, persona u honra que puede, a su vez, generar empobrecimiento, soledad y algo que no estamos considerando, es decir, la muerte de personas (Blanco, 2016)[4]. Y, en tercer lugar, estamos enfrentando una estructura difusa que está escalando en violencia para permanecer en el poder.
El hecho que la protesta ciudadana haya podido mantenerse por noventa días ha sido su carácter difuso, es decir, su estructura ha sido difusa por causas naturales, no por un hecho deliberado. Este carácter difuso es la mejor expresión de la existencia de una multiplicidad. Esta multiplicidad está actuando en un plano de inmanencia que es a su vez su propio mecanismo de defensa. En este plano de inmanencia cada entidad constituyente puede producir conceptos de acción y actuar de forma independiente. Es decir, cada entidad puede ejecutar un plan de operaciones que siga los puntos ‘1’, ‘2’, ‘3’ y ‘4’. Esta forma de acción puede ser creciente, o sea, de inmediata aplicación, siguiendo la siguiente estructura:

Un individuo, un grupo, varios grupos pueden actuar siguiendo esa estructura de acción basada en el plano de inmanencia que representa la convicción de la mayoría de los venezolanos de que la tiranía no puede seguir, pero hay que asegurarse de que se actúe de forma sincronizada. No es esperar a que alguien ordene cuándo y cómo actuar sino que en función de la circunstancia dada multiplicar el efecto del daño haciendo múltiples cosas.
Lo que sí es imperativo es en la medida en que se vaya instrumentando esta estrategia que denominamos ESTRATEGIA DEL ENJAMBRE se debe tener una estructura de transición política.




[1] Por ejemplo, el Ministro del Interior y Justicia declaró que para  justificar el Plan Zamora "La derecha terrorista ha instigado a la rebelión, que es un delito penal militar, así como también ha cometido delitos de ultraje al centinela y destrucción de bienes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana". Ver al respecto: http://www.el-nacional.com/noticias/bbc-mundo/que-plan-zamora-por-que-detenidos-responden-ante-tribunal-militar_181314 .
[2] Ver al respecto: ¿En qué consiste el Plan Zamora que activó el Gobierno?  http://globovision.com/article/en-que-consiste-el-plan-zamora-que-activo-el-gobierno
[3] Hannah Arendt (2004), nos ha indicado que los regímenes totalitarios tenían la particularidad de escoger sus enemigos para poder gobernar bajo el terror como medio para mantenerse en el poder. Este aspecto es importante tenerlo en cuenta debido a que si se tiene presente que los regímenes tiránicos y totalitarios se basan en la fuerza del número y creen en la regla de la mayoría más que en las constituciones, la no disposición de ese número hace que el Estado totalitario esté contra la sociedad. Ver al respecto: Arendt, H. (2004). Los Orígenes del Totalitarismo. Madrid. Editorial Taurus. 618 p.
[4] Blanco, E. (2016). Ontología de la Guerra. crítica al concepto de resistencia en las obras de Hardt y Negri. Caracas. Rivero-Blanco editores. 420 p.

jueves, 1 de junio de 2017

EL NUEVO SER-MILITAR VENEZOLANO EN LA NUEVA VENEZUELA REPUBLICANA.

En Venezuela hay una discusión acerca del destino de los militares una vez se constituya la república. Esta discusión ha sido áspera sobre todo si se considera que tenemos más de dos meses en una protesta que ha escalado a una rebelión ciudadana luego de que se ha violentado de forma explícita el orden político y ha sido reprimida por miembros de la Fuerza Armada (FA) en colaboración con grupos policiales y paramilitares. El impedimento que han tenido los venezolanos para reconstituir el orden político, por consiguiente, han sido los militares que conforman la actual FA.
Así pues, esta discusión ha orbitado acerca de su utilidad, su papel en la historia venezolana, su rol actual y su futuro. Esta discusión no es nueva. Comenzó de forma tímida después del año 1992 y se acentuó después del año 2002 y consecuentemente después del año 2014. Los autores que en cierta forma han sido usados para dar fundamento a las discusiones han sido Samuel Huntington y Amos Perlmutter, entre otros. Por ello, vamos a examinar, en primer lugar, el análisis de Huntington-Perlmutter y sus implicaciones en Venezuela, en segundo lugar, hacia dónde apunta en la actualidad la discusión del ser-militar y, en tercer lugar, cuáles son sus implicaciones para una Venezuela republicana.
Lo militar y lo político desde la perspectiva de Huntington-Perlmutter.
Amos Perlmutter realizó una tipología del militar siguiendo al efecto el trabajo realizado por Huntington en el “Soldado y el Estado”. Para este autor, la profesión militar encarnada en el cuerpo de oficiales se consolidó con la creación de centros de formación de oficiales (Huntington, 1964). En el caso venezolano, esta profesión militar comenzó formalmente con la creación de la Academia Militar de Matemáticas y la Escuela Náutica entre los años 1810 y 1811 gracias a los auspicios de Lino de Clemente y se sistematizó cuando se adoptaron los principios doctrinarios napoleónicos del General P. Thiébault, en plena guerra de independencia.
Para Perlmutter, el militar moderno es corporativo (en cuanto a exclusividad), administrador (en cuanto a jerarquía) y profesional (en cuanto al sentido de su misión). Estos tres aspectos desembocan en lo que denominó mentalidad militar. Esta mentalidad se circunscribe a una ética que, en primer lugar, se sustenta en la creencia pesimista en la permanencia, irracionalidad, debilidad y maldad en la naturaleza humana, en segundo lugar, afirma la supremacía de la sociedad sobre el individuo y la necesidad de mantener un orden, una jerarquía y una división de sus funciones, en tercer lugar, acepta al Estado-nación como la forma más elevada de organización política dentro de contexto de riesgo permanente de guerra, en cuarto lugar, recalca la importancia del poder en las relaciones internacionales y, en quinto lugar, sostiene que la guerra es un instrumento de la política, que los militares son los servidores del Estado y que el control civil es esencial para el profesionalismo militar. Siguiendo a Huntington (1964) considera el empleo militar como un tipo especial de vocación basada en la capacidad, la responsabilidad y la organización.
La ética militar, en este sentido, tiende a ser colectivista, inclinada a la historia, orientada hacia el poder, nacionalista, militarista, pacifista e instrumentista en lo concerniente a cómo observa la profesión militar. Este ha sido el patrón estándar del Éthos del ser-militar, pero lo que va a marcar la diferencia es la relación con la política y el orden que la rige.
Esta relación con la política es la que, al final de cuentas, va a determinar su naturaleza. Al efecto Perlmutter desarrolló una tipología del militar que sirve para entender el giro que se produjo en el país año 2005 con lo que se denominó “Nueva doctrina militar venezolana”. Para este autor existen tres tipos de militares: el profesional, el pretoriano y el revolucionario. Esta tipología se fundamenta en unas características que se muestran en el siguiente cuadro:
Éthos
PROFESIONAL
PRETORIANO
REVOLUCIONARIO
Capacidad
Conocimiento específico basado en requisitos objetivos de competencia profesional elevada
El conocimiento profesional no se exige demasiado
Conocimiento profesional orientado hacia valores socio-políticos
Adhesión
Al Estado
A cualquiera de:
·         Nación
·         Partido
·         Institución militar
·         Estado
A la tendencia del partido
Corporativismo (Tipo de Autoridad)
Jerárquico, con cohesión orgánica, colectivo,  racional.
Jerárquico, no cohesivo, colectivo, con subordinación variable
Antes y después de la revolución. Igualitario, flexible, influenciable
Reclutamiento
Limitado, universal sólo en tiempo de guerra
Limitado
Universal
Ideología
Conservadora
Tradicional, materialista,  pretoriana
Revolucionaria, según tendencia del partido
Disposición para intervenir en política
Baja
Permanente y continua
Elevada antes y durante la revolución; baja después de ella

Con este cuadro, cuando se habla de profesión militar se puede obtener una imagen de qué se entiende y cuál es el concepto de virtud que lo determina. Esta propuesta me sirvió en el año 2004 para explicar que, a pesar de los esfuerzos de profesionalización, las FA fue históricamente pretoriana[1]. Este pretorianismo que se remonta al año 1830 desembocó en la gestación de un partido político militar gracias a las aspiraciones de Juan Vicente Gómez de perpetuarse en el poder (Blanco, 2012). Este partido sufrió un proceso de minimización después del año 1945 y resurgió en el año 1992. A partir de ese momento la FA venezolana volvió a ser partidista e intervencionista.
Luego de los sucesos del año 2002, la clase dirigente del país realizó una reforma militar que buscó la profesionalización del militar mediante la vía revolucionaria. Si seguimos las categorías de Perlmutter se buscó formar un militar revolucionario porque se tuvo la idea de que este era más eficaz para la guerra y para una posterior re-profesionalización (Aguana, 2015). Pero, si seguimos el proceso que siguió la revolución rusa, esta orientación podía servir para la estabilización del país y la recuperación económica de acuerdo con los roles de la FA en lo concerniente a la participación activa para el desarrollo[2]. Sin embargo, el efecto fue contrario generó una mayor pretorización y degeneración de sus fundamentos institucionales. A esto se agrega el tutelaje cubano. La pretorización se observa en que la capacidad profesional se ha limitado a un tipo de guerra popular para el mantenimiento del orden político y no para garantizar la salvaguarda de los intereses del Estado. La degeneración se produjo, por una parte, por la adhesión a una ideología encarnada en un partido que está impulsando un proyecto político transnacional y por la otra, por el creciente cumplimiento de roles y actividades que no se corresponden con su naturaleza, sus funciones y sus capacidades formativas. Si observamos el cuadro de Perlmutter, la FA venezolana, de manera general, está en un punto intermedio entre el militar pretoriano y revolucionario, acepta el control civil encarnado en la actual tiranía, está fielmente adherida a un partido que se hace llamar revolucionario y trata de imponer o se ha hecho cómplice en el esfuerzo por la fuerza una ideología y un orden político que se sale de las prácticas estatuidas y de lo aceptado por la mayoría de la población venezolana desde el año 2007,
La idea de virtud de la FA venezolana actual, en este sentido, está enfocada a la preservación y profundización de la revolución. Al respecto, Edward N. Luttwak (1995) desarrolló una tesis que denominó Toward Post-Heroic Warfare que fue motivo de discusión en EE.UU., UK y Australia en el año 2012 debido a que reflexionó acerca de la baja proclividad de los países de Occidente en embarcarse en conflictos bélicos. Esta baja proclividad había fomentado el origen de empresas de seguridad como se puede observar actualmente en Irak y explica el surgimiento de cuerpos militares que podemos denominar para-estatales que indican cambios notorios en la naturaleza del conflicto. Esto nos coloca en el plano de la concepción del militar profesional puesto que sobre él pivotea el pensamiento de este autor anglosajón en el sentido que critica la postura de los Estados en esta fase histórica que algunos denominan postwestfaliana y permite entender el surgimiento de ese tipo de actividades comerciales relacionadas con la seguridad.
Ahora bien, cuando se habla en Venezuela de que hay que re-profesionalizar y re-institucionalizar a la FA se piensa, en el mejor de los casos, en el paradigma perlmutterano, pero este es un enfoque moderno basado en una concepción westfaliana del Estado en un contexto de cambios importantes en la estructura de relacionamiento de las entidades políticas a escala global por el surgimiento de nuevos entes de acuerdo con el derecho internacional que se ha evidenciado, por una parte, en el plano militar en la aparición de organizaciones privadas para la defensa y la seguridad y, por la otra, en la penalización por crímenes y terrorismo de individualidades que incluso están sujetas al dominio de un Estado. Esto nos coloca en la necesidad de examinar la ontología del ser militar actual en este escenario que muchos autores lo denominan postmoderno y que nos permite afirmar que un militar actual se encuentra en medio de dos planos cuya bisagra pareciera ser la post-heroicidad.
La ontología del ser militar actual.
Anders Sookermany (2013)[3] es un oficial noruego que ha realizado una serie de estudios acerca del ser-militar para un país que en circunstancias adversas fue arrastrado a un conflicto como lo fue la Segunda Guerra Mundial. Esta experiencia hizo que su país formara parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hasta el presente. Pero en una realidad postwestfaliana se ha visto en la necesidad de pensar acerca de qué es ser-militar para su país dentro de un contexto postmoderno para proponer líneas de acción que le permitan a Noruega asegurar su supervivencia como comunidad política.
El contexto postmoderno es visto por este autor por la tendencia prevaleciente en la OTAN que apunta a la conformación de un cuerpo militar expedicionario altamente flexible, con un marco teórico de constitución que se fundamenta en la complejidad, el constructivismo y el contextualismo con el fin de dar respuestas eficaces a las situaciones conflictivas como las que ha tenido que dar cuenta sobre todo en Afganistán. Esto supone una visión holística, contextual y no escolástica y, en lo concerniente a la adquisición de habilidades militares se orienta a la incorporación de una potencia de acción desde el plano situacional y experiencial. De acuerdo con estas tendencias, desde una perspectiva ontológica, el militar postmoderno se ajusta a unas características como las que se indicará en el siguiente cuadro:
Características
Militar postmoderno
Paradigma militar
Habilidades y motivaciones a la de ser militar profesional de una comunidad experimentada
Visión epistémica
Fenomenológico, hermenéutico y socio-cultural (holístico e integrado)
Visión de la estructura de liderazgo
Descentralizada (basada en experiencia y habilidades)
Visión de la estructura organizacional
Configurativa (adaptativa), es decir, bajo constante desarrollo y formación flexible
Visión de la naturaleza humana y del cuerpo
Holística e integrada (vivencia-potencia-en-el-mundo)
Visión de la estructura de habilidades
Situacional y contextual (basada en la experiencia)
Visión del nivel de la estructura de habilidades
Experto
Visión de la comunidad militar
Profesional
Identidad
Militar profesional

Para el pensador noruego este ser-militar-postmoderno, desde una perspectiva ontológica debe ser construido, debido a que la estructura del ser-militar de Occidente aun después de la guerra fría ha mantenido su naturaleza defensiva y cognoscitivamente moderna. Si tratamos de contrastar el cuadro de Perlmutter con el de Sookermany nos encontramos que hay solo tres ítems sobre el cual ambos pueden pivotear desde la perspectiva de la capacidad, es decir, “visión del nivel de la estructura de habilidades” (experto), “visión de la comunidad militar” (profesional) e “identidad” (militar profesional). El resto son derivaciones de la capacidad y/o relaciones con la política. Pero considera que dadas las particularidades de su país, no se ajusta a sus intereses políticos sobre todo en lo concerniente al despliegue de sus fuerzas militares más allá de su territorio (o de la estructura defensiva de la organización).
En este sentido, Sookermany está pensando en un militar que pueda defender los intereses de su país y no lo pongan en contradicciones que lo coloquen en un plano post-heroico y postwestfaliano. Por supuesto, este estudio no considera los cambios que han acaecido en la comunidad internacional en estos tres últimos años, pero el planteamiento me resulta altamente pertinente debido a que es muy difícil pensar una FA en un país incapaz de producir sus medios para su subsistencia. Una FA en esas circunstancias está concebida para preservar un orden político como ha ocurrido en Venezuela al menos desde el momento en Juan Vicente Gómez reorganizó la FA nacional en el año 1913-14. Esto lo colocó en un plano post-heroico y postmoderno desde una perspectiva pretoriana, permitiendo explicar desde diferentes ángulos los avatares de las relaciones político-militares venezolanas en el siglo XX. Por supuesto que esto se contradice con posiciones tendientes a considerar a la FA como pre-moderna, pero, si se considera la crisis del estado-nación[4], como ha sido observada a todo lo largo del siglo XX e inicios del siglo XXI, lo que se observa es que la postmodernidad es un retorno a la realidad política anterior al surgimiento del estado-nación que permite usar el término ‘pre-moderno’. Este giro es el que permite entender la existencia de cuerpos militares leales a un partido, cuerpos paramilitares, así como los caudillos y los empresarios militares
Ahora, este militar post-heroico y postmoderno apunta al establecimiento y preservación de un orden global postwestfaliano que en los actuales momentos apunta a una configuración multipolar centrada en cuatro países. EE.UU., Rusia, China y el Reino Unido. Esta estructura en cierta forma preserva elementos westfalianos que orbitan de acuerdo con un logos basado en el libre comercio y la libertad de navegación extendida hoy al espacio aéreo y ultraterrestre y el espacio electromagnético.
El militar pretoriano y revolucionario, en esta configuración postmoderna, se corresponde con una estructura de acción no occidental y anti-westfaliana. Pero en ambos casos estamos hablando de un ser que forma parte de una estructura política que no produce sus medios para su propia existencia como se evidencia en la actual crisis que vive el país. Si es no-occidental y anti-westfaliana no es el problema. El problema es que una comunidad política debe ser capaz de producir sus medios de subsistencia y ser capaz de autosostenerse y ese no es el caso venezolano actual. Los venezolanos estamos secuestrados por una entidad anti-westfaliana representada por el Foro de São Paulo[5] que usa a los militares venezolanos como una fuerza de ocupación por seguir los dictámenes de un partido. Aquí es donde se evidencia que si era difícil definir al militar venezolano de acuerdo con las categorías antes mencionadas, hoy en día, dentro de un conflicto global que opone la visión post-westfaliana con otra anti-westfaliana es mucho más problemático. En esa confrontación global, la FA venezolana actual se comporta como una organización anti-natura y con una tendencia altamente autoinmunitaria y por consiguiente autodestructiva.
Con este marco referencial se puede afirmar que pensar el ser-militar venezolano en una nueva república debe considerar estos parámetros de análisis para producir un ser que se ajuste a la realidad constitutiva de la nueva comunidad política a construir y evitar repetir los errores del pasado. Veámoslo a continuación.
Implicaciones para una Venezuela republicana.
Venezuela debe ser refundada. Los militares no son especímenes injertados en la realidad social de un país. Son producto de una realidad histórica que los ha hecho post-heroicos y postmodernos. Ese ha sido la falla del país: haberlos mantenido como un ente aparte y no como expresión de las necesidades de la republica que ella define de acuerdo con su realidad. Los militares como miembros de la sociedad venezolana deben estar sujetos al control político de la república y ella debe determinar sus roles en cada momento de acuerdo con un diseño político. Con ello quiero decir que la asamblea nacional y otros entes deben cumplir su trabajo, es decir, elaborar el concepto estratégico nacional, determinar hipótesis de conflicto y definir el tipo y medios de la FA para acometer cualquier tipo de tareas.
Discutir si es necesaria o no una FA es un tema que debe ser sopesado fríamente, sobre todo si se considera que el país no tiene límites bien definidos, gran parte de su territorio se caracteriza por su baja densidad poblacional y por su inaccesibilidad y el conflicto sigue y seguirá siendo expresión de la política en la escena global como hemos estado observando.  
Pero hay que tener en cuenta lo siguiente:
·         Venezuela nunca ha considerado la conformación de cuerpos expedicionarios para operar fuera del país y si ha considerado el envío de fuerzas de paz.
·         Si analizamos el tipo de profesional militar, según Perlmutter, desde la perspectiva postmoderna, pudiéramos estar considerando un empresario de seguridad que no necesitará la república pudiéndose constituir en una amenaza.
·         Si analizamos al militar profesional desde la perspectiva que ha caracterizado el pensamiento político venezolano a lo largo de la historia vamos a mantener a un militar pretoriano con todas sus consecuencias nocivas.
·         Si se analiza al militar desde la perspectiva revolucionaria, o mejor dicho altamente politizada, vamos a tener en principio a un individuo armado que le bastará producir una ideología para hacerse con el poder para perjuicio de la sociedad. Eso fue lo que aconteció en el país en la segunda mitad del siglo pasado.
Con estos parámetros se podría pensar en definir qué es ser-militar en Venezuela en una nueva república y si este es necesario. Siguiendo los cuadros mostrados previamente podríamos visualizarlo de la siguiente manera:
Características
Militar postmoderno
Nuevo Militar venezolano
Paradigma militar
Habilidades y motivaciones a la de ser militar profesional de una comunidad experimentada
Habilidades y motivaciones a la de ser militar profesional republicano de una comunidad en proceso de desarrollo de sus capacidades productivas.
Visión epistémica
Fenomenológico, hermenéutico y socio-cultural (holístico e integrado)
Fenomenológico, hermenéutico y socio-cultural (holístico e integrado)
Visión de la estructura de liderazgo
Descentralizada (basada en experiencia y habilidades)
Mixta (centralizada y descentralizada) basada en experiencia, conocimiento y habilidades
Visión de la estructura organizacional
Configurativa (adaptativa), es decir, bajo constante desarrollo y formación flexible
Configurativa (adaptativa), es decir, bajo constante desarrollo y formación flexible
Visión de la naturaleza humana y del cuerpo
Holística e integrada (vivencia-potencia-en-el-mundo)
Holística e integrada (vivencia-potencia-en-el-mundo)
Visión de la estructura de habilidades
Situacional y contextual (basada en la experiencia)
Situacional y contextual (basada en la experiencia y el conocimiento)
Visión del nivel de la estructura de habilidades
Experto
Experto
Visión de la comunidad militar
Profesional
Profesional republicana
Identidad
Militar profesional
Militar profesional republicano

Qué significa lo mostrado. El nuevo ser-militar venezolano debe ser objeto de una amplia discusión política para establecer los criterios de utilidad de la república y dejen de ser un lastre necesario. El carácter republicano que se sugiere aquí en cada uno de los ítems apunta a que la defensa y la seguridad de la nación no dependan de un hombre sino de un concepto deducido y desarrollado de acuerdo con la nueva estructura normativa del Estado y de una capacidad productiva que esté en concordancia con las necesidades de la estructura política tal como podría pensarse desde la perspectiva noruega sin que se constituya un paradigma a ser seguido. Por supuesto todo esto debe ser discutido. Pero para pensar en todo ello se debe considerar que en el momento en que ocurra el cambio, todo el armamento que se encuentra en el país debe quedar asegurado tal que se indicó en un ensayo previo[6].
Reflexión Final
La FA nacional tal como se conoció convencionalmente hasta el presente no puede seguir existiendo. Pero las circunstancias que llevaron a esta situación no son la primera vez que ocurre en Venezuela. Desde Páez el país ha vivido un proceso de encapsulamiento militar significativo realizado convenientemente. Ello fue posible porque la FA no se ajustó a las necesidades de la comunidad política por la existencia de facciones que se gestaron desde el mismo momento en que surgió Venezuela como comunidad política con pretensiones de independencia. Esa es la realidad que estamos viviendo hoy en día. Ello ha ocurrido porque algunos entes políticos se han atrevido a considerar la FA como un fin y no un medio perjudicando a la totalidad de la comunidad política. Eso suena mal debido a que donde hay una FA hay una comunidad política indiferentemente del espacio que ocupe. El asunto clave es la autodefinición de la comunidad política porque ello es lo que va a concebir a la FA según sus necesidades. Eso es lo que la clase dirigente no consideró por seguir proyectos políticos transnacionales. Este hecho nos llevó al abismo en que nos encontramos y nos ha permitido pensar hoy en día en una salida republicana como debió haber sido en los orígenes de la Venezuela que hoy nos caracteriza.
Bibliografía Consultada
AGUANA, R. (2015). Ontología del Ser-Militar venezolano. Caracas. UMBV, Fondo editorial Hormiguero. 42 p.

ARENDT, H. (2004). Los Orígenes del Totalitarismo. 4° ed. Madrid. (T. G. Solana). Editorial Taurus. 618 p

BLANCO, E. (2004). Reflexiones sobre Estrategia marítima en la era de la Libertad de los mares. Caracas. Editorial Panapo. 376 p.

BLANCO, E. (2012). “La Regia Marina Militare Italiana y su Participación en la Concepción de una Estrategia de Defensa Marítima del Territorio Venezolano, 1935-1940”. Caracas. Revista de la Armada. CGA. [Documento en Línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2012/03/la-regia-marina-militare italiana-y-su.html.

HUNTINGTON, S. (1964). El Soldado y el Estado. Buenos Aires. Círculo Militar. 507 p.

LUTTWAK, E. (1995). “Toward Post-Heroic Warfare”. New York. Foreign Affairs. Pp 109-122 [Documento en Línea]. Disponible: https://www.foreignaffairs.com/articles/chechnya/1995-05-01/toward-post-heroic-warfare

PERLMUTTER, A (1982).  Lo Militar y lo Político en el Mundo Moderno. Madrid. Ediciones Ejército. 398 p.

RIVERO-BLANCO, R (Ed.). (2013). Historia de la marina de Guerra de Venezuela. Vida y legado del CC Ramón Díaz. Caracas. Ediciones del autor. 276 p.

SOOKERMANY, A. (2013). On Developing (Post)modern Soldiers. An Inquiry into Ontological and Epistemological Foundation of Skill-Acquisition in Age of Military Transformation. Oslo. University of Oslo. 214 p.

TIÉBAULT, P. (1818/1973). Manual General del Servicio de los Estados-Mayores Generales y Divisionarios en los Ejércitos. Caracas. Ministerio de la Defensa. Edición facsímil. 365 p.





[1] Ver al respecto: Blanco (2004).
[2] Ver al respecto: Blanco (2017). “Analogía entre la Revolución Rusa y el fin de la República Bolivariana de Venezuela: Escenarios Prospectivos”. Caracas. [Documento en Línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/05/analogia-entre-la-revolucion-rusa-y-el_43.html
[3] Esta autor fue considerado por el filósofo Wolfgang Gil en las discusiones que tuvimos acerca de la filosofía de la guerra.
[4] Ver al respecto: Arendt (2004).
[5] Ver al respecto: Blanco (2016). De la Tiranía a la Dictadura Comunal Soberana. Caracas. [Documento en línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/05/de-la-tirania-la-dictadura-comunal.html
[6] Ver al respecto: Blanco, E. (2017). “Empleo de la Fuerza y Transición Política: Hacia una Venezuela Republicana”. Caracas. [Documento en Línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/04/empleo-de-la-fuerza-y-transicion.html