domingo, 3 de noviembre de 2019

ANNO DOMINI 1989: CARACAS, BEIJING Y BERLÍN, SITIOS DE ACONTECIMIENTOS O COMPONENTES DE UN PROCESO


Más allá del determinismo historicista que asumieron los intérpretes de Hegel empezando por Marx que forzaron a Nietzsche y después Heidegger a pensar el acontecimiento como una manera de provocar una ruptura de la línea del tiempo de la humanidad, hay otros determinismos que debemos considerar. Me refiero al expuesto por Alexandre Deulofeu en su teoría acerca de la Matemática de la Historia[1]. Según esta teoría,
“las civilizaciones duran 5.100 años, divididos en tres ciclos de 1.700 años… Durante el primer ciclo las civilizaciones, incapaces de crear una cultura original propia, se inspiraban en otras culturas para construir su identidad. Durante el segundo ciclo, la civilización alcanzaba la madurez, es decir una plenitud social y cultural propia que la hacía incomparable. Y finalmente en el tercer ciclo, equiparado a la vejez, la civilización experimentaba un renacimiento que en la práctica sólo copiaba el apogeo del ciclo anterior y que irremediablemente acababa con su desaparición”.

“A su vez, cada uno de estos ciclos se dividía en dos etapas: una de fragmentación demográfica o federal de 650 años, y otra de unificación política o imperial de 1.050 años, que comenzaba con la constitución de un imperio que se alargaba unos 550 años. A partir de esta base sólo había que determinar cuál era el punto de partida de cada civilización para saber dónde estaba y qué esperanza de vida tenía”.

Esta teoría fue cuestionada por la imprecisión del concepto de civilización debido a que el autor le otorgó un carácter genérico aplicable a una comunidad política, no obstante ello, nos interesa destacar tres aspectos que merecen ser tenidos en cuenta desde la perspectiva del acontecimiento y del proceso: 1.-) para el cristianismo hubo un principio y hay un fin y parece que este fin se refiere a una manera de entender el mundo, 2.-) para Jaldún lo importante era lo normal no lo excepcional o acontecimental debido a que de lo normal era posible observar los procesos que hacen una comunidad porque de ahí es posible visualizar los procesos degenerativos desde esta perspectiva coincide con Polibio, Machiavelli y Vico en su interés por comprender el ciclo como proceso y finalmente[2], para Hegel, Nieztsche, Badiou y Hardt y Negri, lo importante es el acontecimiento por sus implicaciones en cuanto a la posibilidad de un cambio político. Por otra parte, para Heidegger, Whitehead y Deleuze y Guattari su interés fue también el acontecimiento, pero en un sentido diferente. Para los dos primeros, lo importante fueron las entidades que conforman lo múltiple y lo hacen una totalidad. Para los últimos fue el modo como una entidad en sí misma como parte de una multiplicidad sigue un devenir sin ninguna orientación.
Si retornamos a la tesis de Deulofeu seguida por Fernández Bolívar, un venezolano que en Francia promovió su difusión, podemos hacer dos indicaciones: en primer lugar, su teoría se fundamenta en un tiempo lineal que coincide con la temporalidad cristiana, es decir, si consideramos el siglo XVII con el momento en que la iglesia romana perdió formalmente el poder político sobre la Europa Occidental los diecisiete siglos a los que se refiere el autor constituyen un indicador que pudiera ser visto como la preparación para una nueva era y, en segundo lugar, en sus conclusiones hace tres predicciones que nos permiten contextualizar un anclaje ontológico, que vamos a adoptar, para tratar de contrastar los enfoques antes indicados y comprender la realidad como proceso y/o acontecimiento. El anclaje ontológico es el año 1989, año en que acaecieron tres acontecimientos que han marcado el rumbo de la humanidad: el Caracazo, la represión en la plaza Tiananmén y la caída del muro de Berlín. El primero porque a la luz del presente padecemos su impacto a escala nacional y regional y sirvió de norte para reagrupar a los estertores del socialismo real a la luz de la crisis del sistema soviético. El segundo porque representó un punto de reflexión de lo que se creyó era la apertura de la China continental, mostró su capacidad para reprimir sin importar los costos y en la práctica ha revelado el renovado papel de los sistemas políticos despóticos indicados desde Herodoto hasta Hegel. Y el tercero porque, en primer lugar, motivó además del cierre de un capítulo de la historia alemana y europea, el acontecimiento que marcó el fin de sistema soviético y, en segundo lugar, de acuerdo con nuestra interpretación de la tesis de Deulofeu, como veremos más adelante, puede ser visto como el punto de inicio del declive no de Europa, sino de Occidente en su configuración actual. Estos acontecimientos que sucedieron en el mismo año en tres continentes diferentes muestran en una visión superficial su estrecha relación a la luz de la realidad del primer cuarto del siglo XXI y nos plantean el problema de comprender estos acontecimientos como parte o no de un proceso de gran trascendencia histórica.
Como proceso se puede afirmar que todo lo que está dentro y sobre la realidad está continuamente ocurriendo aunque hay aspectos de esta realidad que pueden ser temporalmente estables y recurrentes. Esto nos lleva a considerar la realidad del proceso en sí misma desde dos perspectivas: los procesos de la naturaleza provienen de una orientación teleológica (teológica) hacia un destino positivo o son una cuestión de dinamismo interno que no poseen ninguna dirección o al menos sin ninguna dirección hacia un destino especificable (naturalista). La primera observa esto en términos de un propósito: Fuerza directiva orientada que plantea la pregunta ¿es producto de un ente fuera del proceso o dentro del mismo? y la segunda lo observa en términos de aleatoriedad que aleja en forma arbitraria las formulaciones establecidas de un pasado acaecido. Estas tres interrogantes nos llevan a examinar los tres acontecimientos antes mencionados desde estos diversos enfoques para determinar su origen causal. Para ello vamos a examinar primeramente los conceptos de acontecimiento en tanto que elemento constituyente del proceso, en varios autores, posteriormente vamos a contrastar esos conceptos con los acontecimientos antes mencionados a la luz de la tesis de Deulofeu y finalmente vamos a evaluar los acontecimientos de 1989 desde la perspectiva de Deulofeu y de los autores considerados.
Acerca del acontecimiento: aspectos conceptuales
Un evento es según la Real Academia Española un acaecimiento, es decir, una cosa que sucede y un acontecimiento, que proviene del latín ‘contingere’, es decir, contingencia o accidente, es un hecho o suceso, “especialmente cuando reviste cierta importancia”. Pero, según el Diccionario de Autoridades todas estas expresiones eran sinónimas manteniendo su proximidad de significado a la expresión latina “eventus”, o sea, “acontecimiento, acaecimiento, suceso, casualidad y cosa que puede acaecer”, por lo que en muchos casos lo observaremos como sinónimas. Nosotros mantendremos la distinción.
Desde el punto de vista filosófico, la expresión ‘acontecimiento’ fue usada a inicios del siglo XX por Nietzsche, Benjamin, Whitehead y Heidegger. Para Nietzsche un acontecimiento es un momento de ruptura en un sentido histórico que permite salir del nihilismo generado por las corrientes marxistas y conservadoras imperantes en la Alemania de ese entonces y reestablecer así la “concordancia de acción y receptividad” que permita autenticidad y posibilite un devenir entendido como algo que sucede sin ningún direccionamiento[3]. Por su parte, Benjamín expresó que esta palabra, con esta connotación especial, aparece en estrecha relación con el tiempo y la historia. Para él, viene a ser algo empíricamente indeterminado, es decir, una idea “teñida de destino” por condicionar el mundo en que vivimos aunque no estemos dispuestos a aceptarlo para con nosotros mismos[4]. Para Whitehead, el acontecimiento se ajusta a la conceptualización castellana de ‘evento’ en una escala infinita pero que por la interrelación entre todas las entidades que conforman el sistema es capaz de afectar a la totalidad. Él consideró: en primer lugar, que estos son entidades relacionales irrepetibles (accidentes) que se entrecruzan determinando regiones espacio-temporales que avanzan e individualizan el paso de la naturaleza. En segundo lugar, asume que los instantes y puntos son breves duraciones de su paso que permiten pensar en la existencia de un compacto devenir. En tercer lugar, considera al espacio a partir de la tesis leibniziana de la red de relaciones (nexus de prehensiones) en todos los niveles de la realidad. Y, en cuarto lugar, considera al mundo como un proceso y como tal lo observa como el devenir[5]. Para Heidegger el ‘acontecimiento’ (ereignis) es “el ámbito, en sí mismo oscilante, mediante el cual hombre y ser se alcanzan uno a otro en su esencia y alcanzan lo suyo esencial,…” de modo que se pueda sobreponer al mero dominio de la composición generada por el moderno mundo técnico, con lo cual este autor alemán observa el acontecimiento como un proceso de oscilación y de escenciación que conduce a un ser a ser-sí-mismo y evitar así su objetivación[6]. Como podemos observar, solo Nietzsche refiere el acontecimiento a algo político. Los otros tres consideran el acontecimiento como algo que pudiera tener también consecuencias políticas. A partir de estos conceptos iniciales, Alain Badiou, Gilles Deleuze y Feliz Guattari y Michael Hardt y Antonio Negri reflexionaron también sobre el acontecimiento.
Alain Badiou expresó que un acontecimiento es “una acción transformadora radical –originada- en un punto, que es, en el interior de una situación, un sitio de acontecimiento”. Una situación es “el lugar del tener-lugar, cualesquiera sean los términos de la multiplicidad implicada” y un sitio de acontecimiento es un punto localizado que concierne a una multiplicidad dentro de una situación histórica. Esta acción trasformadora radical busca que una entidad trascendente dentro de una situación produzca un cambio político[7]. Para ello colocó como ejemplo el papel trascendente del cristianismo en la historia de Occidente. Deleuze y Guattari cuestionaron en Badiou a la entidad trascendente. Hardt y Negri también lo hacen pero consideran la situación como una oportunidad para aplicar su concepción de la política que en cierta forma es de la misma línea ideológica del autor francés.
Deleuze y Guattari expresaron que el acontecimiento se ubica en el terreno del azar, es decir, se presenta como la emergencia de una diferencia que se expresa en un estado de cosas dado a partir de unas condiciones objetivas, pero buscaron establecer una filosofía que fuese digna del mismo, como lo fue la de Rousseau en relación con la revolución francesa, con el fin de crear las condiciones de posibilidad de un devenir que mantenga su azarocidad[8]. Finalmente Hardt y Negri siguieron la línea de pensamiento de Deleuze y Guattari y han tratado de proponer una filosofía de talante postmarxista que fuese digna de ese acontecimiento[9].
Con esta panorámica podemos categorizar a estos autores desde una perspectiva teológica o laica haciendo unas acotaciones de rigor, es decir, creemos que la visión de Whitehead es teleológica o teológica sin dirección por lo que observa el evento (o acontecimiento) como parte de un proceso, la de Badiou es teleológica, el acontecimiento tiene un fin revolucionario y parte desde dentro del cosmos o sistema. Desde la perspectiva laicista observamos a Benjamín como expositor de una línea destinal sin una dirección específica. Nietzsche y Heidegger buscaron evitar que hubiese dirección desde una perspectiva existencial y Deleuze y Guattari y Hardt y Negri buscaron pensar las condiciones para que fuese posible y, los dos últimos buscaron direccionarla una vez que acaeciese. De forma sintética se presenta como sigue:
Orientación
Autor
Teleológica o teológica
Sin dirección
A. Whitehead
Con dirección
Desde afuera
----
Desde adentro
A. Badiou

Laicista o naturalista
Sin dirección
----
W. Benjamín
Existencialista desde dentro
F. Nietzsche
M. Heidegger
Oportunista
G. Deleuze y F. Guattari
M. Hardt y A. Negri

La orientación teleológica dirigida desde afuera puede ser vista como el conjunto de interpretaciones religiosas expresadas por las diversas religiones que existen en el mundo. Esta teología en muchos casos, al menos en Occidente, se ha secularizado o laicizado dando paso a importantes sistemas filosóficos políticos (Spinoza, Kant, Hegel, Marx y otros más recientes como la filosofía de la liberación). Ello explica la tesis teológica de Badiou. En el caso de Hardt y Negri, si bien mantienen una posición naturalista o laicista, su propósito final entra en el marco teológico en función de su propuesta política.
Con este cuadro podemos ahora contrastar estas visiones del acontecimiento con el determinismo radical de Deulofeu.
Los conceptos de acontecimiento a la luz de la visión determinista de la historia de Deulofeu
Hay que aclarar que según Deulofeu su teoría a pesar de ser determinista buscó romper con dicho determinismo para evitar la recurrencia de los ciclos. Estos ciclos los podemos observar en Platón, Aristóteles, Polibio, Jaldún y Vico, por citar algunos ejemplos, pero al indicar que son parte de un proceso histórico, los acontecimientos que merecen ser considerados de acuerdo con nuestra línea discursiva son los que producen fragmentación y unificación debido a que estos son los que deliberadamente se hacen historizables. La intencionalidad del teórico catalán se entiende que apunta a los momentos de ruptura y de unificación porque creemos que operan como catalizadores de los ciclos y pueden ser provocados intencionalmente.  
En relación con el cuadro del parágrafo anterior podemos decir que Deulofeu se enmarca en un teleologismo, pero no indica si este es dirigido desde adentro o desde afuera. De igual forma indica que la clave para conocer un proceso de semejante envergadura en una civilización particular radica en el anclaje, es decir el punto de inicio. El punto de inicio es el que nos podría indicar si es causado desde adentro o desde afuera en función de quien lo pudo haber iniciado o no. Ciertamente, el autor se basa en patrones y esos patrones indican de suyo el problema del concepto de civilización debido a que tendría que ser capaz de responder qué hubo antes del inicio y qué habrá después del fin. Así pues, el iniciador coloca a la teoría en un talante teleológico generado desde afuera y el patrón es la explicación que se hace desde adentro. Esto coloca al autor catalán en una posición intermedia debido a que hizo una mezcla de aspectos racionales en temas humanos a pesar de no aparecer lo divino con un sistema de referencia precario. Es decir, le dio carácter teleológico desde una perspectiva naturalista estableciendo un principio y un fin. Esta precariedad en sí misma es riesgosa debido a que quien la asuma como cierta, algo que supuestamente es un hecho natural puede ser direccionado para evitarlo o retardarlo en su caso y acelerarlo en otros que pudieran afectar su ciclo vital. Desde la perspectiva teológica, la religión pudiera operar como un justificador moral o enmascarador para cualquiera de los actos intencionales antes mencionados. A esto es que quizás se refiere el autor cuando expresó la necesidad de romper con el determinismo. Si podemos graficarlo tendríamos algo como lo siguiente:
Orientación
Autor
Teleológica
Sin dirección
A. Whitehead.
Con dirección
Desde afuera
-----
Desde adentro
A. Badiou.
-----
Determinista radical
Con dirección
Afuera[10] y adentro
A.    Deulofeu.
Laicista
Sin dirección
----
W. Benjamín.
Existencialista desde dentro
F. Nietzsche.
M. Heidegger.
Oportunista

G. Deleuze y F. Guattari.
M. Hardt y A. Negri.

En relación con Whitehead, Deulofeu al igual que el inglés necesitan un punto de inicio pero el segundo además de establecerlo axiomáticamente no indica el final además de no dar una dirección. Benjamín se ubica en esta línea pero su visión es pesimista y este pesimismo pudiéramos asociarlo al pensamiento del catalán en el sentido de considerar un fin final. En relación con Badiou, este último se limita a la fragmentación y la unificación y establece una finalidad (orientación) que pudiera ser diferente a Deulofeu y un final que pudiera ser igual aunque no lo describe por no estar preocupado por el tema de la trascendencia. Podemos decir que Hardt y Negri también. Deleuze y Guattari piensan la fragmentación y unificación como proceso pero no hablan de finalidad. Nietzsche y Heidegger buscaron romper con la finalidad pero coinciden con el español en la existencia de un fin.
Si contrastamos la teoría de Deulofeu con la línea de tiempo del cristianismo observamos con preocupación el carácter paradigmático que podría asumir esta y las fuentes sobre las cuales se erigió porque podría asumir caracteres profético, de forma similar a como acaeció en el siglo XVII, es decir, en Europa hubo la creencia del fin de los tiempos como los marxistas hoy en día hablan del inicio de un nuevo orden en una nueva era. Este es el ‘desde afuera’ que no indicamos en el cuadro. Esto nos lleva al tema de los aciertos como el colapso soviético y el declive estadounidense en relación con China y los relativos al propósito establecido en esta reflexión relacionada a los momentos de fragmentación por su relación con el año 1989 y el momento actual. Deulofeu habla de guerra civil de forma simultánea en los casos de EE.UU. Alemania, UK y Francia, luego indica que estos países se recuperan y van a un proceso de estabilización y decadencia. No sucede lo mismo con China. La guerra civil nos interesa destacarla debido a que además de coincidir entre países hay una coincidencia con la tesis actual de Hardt y Negri de la guerra civil global. En esta guerra civil global España desaparece como organización política y es lo que en cierta forma estamos viviendo en Iberoamérica de una naturaleza diferente. De aquí se infiere que la guerra civil es en Occidente. China ocupará el rol de potencia hegemónica global y Japón será su gran dique de contención. De este proceso el autor indica que surgirá una gran civilización al sur de Suramérica que producirá en la región un proceso de unificación.
De Venezuela, en específico, no sabemos si hizo mención. Sólo sabemos, según esta teoría, la aplicación realizada por Fernández Bolívar que en cierta manera coincide con la tesis de los ciclos históricos de José Giacopini Zarraga[11]. Giacopini fue más allá que Fernández al tratar de pensar en un quinto ciclo en el caso venezolano si el nuevo orden establecido en el año 1999 se lograba estabilizar, pero no pensó en la naturaleza del mismo. Sabemos que eso no se pudo lograr debido a que no se pudo concretar la reforma constitucional del año 2007 y el país entró en una inestabilidad de la que no ha podido salir por la coincidencia y la relación con otros procesos que están acaeciendo de manera simultánea en toda América y Europa Occidental. Esto nos lleva de nuevo al año 1989.
Evaluación de los acontecimientos de 1989 a la luz de la estructura conceptual de acontecimiento y proceso.
Si consideramos el Caracazo como una acción deliberada dentro del marco de la confrontación ideológica iniciada a posteriori de la Segunda Guerra Mundial podemos afirmar categóricamente que los tres acontecimientos acaecidos en el año 1989 constituyeron tres momentos de ruptura dentro de un proceso histórico del alcance global. Por ello pudiéramos denominarlos acontecimientos ya que esos momentos promovieron una fragmentación, la conservación o una unificación. Pudiéramos afirmar también que los tres fueron expresiones de decisiones tomadas frente a una coyuntura cuyo fin iba dirigido a lograr un efecto deseado.
La confrontación que se produjo después de 1945 y que se conoció como Guerra Fría fue un enfrentamiento entre Estados que se manifestó como guerras civiles en gran parte del mundo. No fue el enfrentamiento que se planteó a finales del siglo XIX entre movimientos anti-Estado (que hoy podemos denominar globalistas) contra los Estados. De hecho la Unión Soviética fue un obstáculo dentro del marco de esa confrontación cuyos orígenes se remontan, a su vez, a los orígenes del estado-nacional moderno. Por ello la tesis de Deulofeu presenta inconsistencias debido a la precariedad de su sistema de referencia, pero no por ello se puede menospreciar. El estado-nación moderno surgió dentro de un proceso de fragmentación de la Roma cristiana y medieval como entidad supraestatal. La caída del muro de Berlín, en este contexto, fue un proceso de unificación de una ruptura provocada por dos hechos contingentes: las guerras mundiales, pero podemos decir en el caso alemán que ha mantenido su continuidad histórica desde una perspectiva procesual y se presenta aun como alternativa o contraparte histórica frente a Roma.
El Caracazo podría ser visto, en este contexto, como la respuesta adelantada a un proceso de decadencia soviético acelerado en ese período. Decimos respuesta adelantada debido a que permitió plantear la guerra desde una nueva-vieja mutación que recuerda a los desórdenes civiles de la era medieval que permitieron a autores como Santo Tomás y Francisco Suárez pensar en la legitimidad de un tiranicidio. La mutación en sí misma fue un ritornello, es decir, un retorno a las formas de conflicto político anterior a la guerra civil alemana de los Treinta Años y que significó la consolidación del estado-nacional moderno.
China contuvo una amenaza en ciernes teniendo como espejo la Unión Soviética. Si recordamos los tres acontecimientos desde una perspectiva histórica de forma secuencial, es decir, el Caracazo, la represión en la plaza Tiananmén y la caída del muro de Berlín debemos recordar que hubo unos antecedentes que posibilitaron los acontecimientos. En el caso soviético la reestructuración y la transparencia, dentro de un franco proceso de deterioro económico y de pérdida de poder político, hacía previsible la ruptura de los países que estaban en su esfera de influencia. De ahí el desencadenamiento de la crisis interna estaba en el horizonte. La dirigencia China, que había llevado a su país dentro de un proceso de reformas, buscó atajar la crisis de la manera más rápida posible considerando su experiencia revolucionaria. Es decir, los dirigentes chinos no podían ser sorprendidos por una insurrección dada su experiencia revolucionaria. La sorpresa, el acontecimiento, para Occidente fue la represión. En el caso venezolano hubo también sorpresa puesto que el establishment político no previó, no valoró, que las tensiones sociales dentro de un proceso de deterioro económico podían fomentar iniciativas audaces realizadas por revolucionarios profesionales para convertir el problema social en una crisis política prolongada. El caso de la Alemania Oriental fue similar; la sobreestimación de la capacidad de controlar a la población no valoró que sólo hace falta una hendidura para que se desmorone completamente un sistema. En esta hendidura es que aparece el ereignis y el nexus de prehensiones que hacen un evento irrepetible. La sorpresa, en este caso, se entiende como la falta de capacidad para dar una respuesta adecuada frente a un acontecimiento. La enseñanza en estos tres casos ha sido el mejoramiento de los dispositivos de control como se ha observado en China y Venezuela aunque esto no signifique un control absoluto. De igual forma, se han mejorado los mecanismos insurreccionales tal como hemos podido observar en Ecuador y Chile.
Todo lo antes afirmado nos lleva a pensar que el problema en los tres casos fue falta de previsión en términos analíticos prospectivos o de pronósticos. Como se sabe la prospección se basa en escenarios y los pronósticos en seguimiento de patrones. Siguiendo a Spinoza, en los pronósticos es donde los paradigmas pueden hacer que entre a jugar un papel la profecía[12]. Solo hay que recordar las alusiones en el seno del catolicismo a las profecías de la Virgen de Fátima y su significado a la luz de los acontecimientos del año 1989. De ahí la importancia de las tesis de Deulofeu, Badiou y Hardt y Negri en el sentido de que a pesar de desmarcarse de la religión por un asunto ideológico la ideología en sí misma apela a la profecía para alcanzar sustento. Ello explica el papel que está jugando en este momento el máximo representante de la iglesia católica en lo que se ha denominado la tendencia a la conformación de la religión universal[13].
En relación con EE.UU. podemos decir que realmente se produjo un declive que se acentuó de manera deliberada entre los años 2008 y 2016. La gestión gubernamental actual ha tratado de revertirlo, pero se encuentra bajo ataque. A tal efecto está siguiendo el mismo derrotero cursado por la dirigencia británica entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX para evitar que el declive fuese pronunciado. Con ello pudiésemos afirmar que la situación del país norteamericano es concorde con lo indicado por Deulofeu, pero si se ha considerado históricamente la hegemonía como una perturbación que ha fomentado una coalición internacional, una pax china es poco probable que ocurra efectivamente, no así una federación o confederación internacional bajo un logos republicano.
A la luz del presente, Badiou y Hardt y Negri coinciden con Deulofeu en el sentido de observar 1989 como momentos de ruptura, es decir, acontecimientos que promovieron no la fragmentación y la unificación, sino la fragmentación-unificación, es decir, el inicio de una recomposición del orden político, pero a una escala global. Esta escala hace difícil observar estos procesos de forma localizada como intentó hacer el teórico catalán. Desde una perspectiva global, la humanidad transita a un gran proceso de unificación. El problema es determinar cómo va a acontecer esta. Creemos que está ocurriendo de forma cruenta. Si seguimos la terminología de Deulofeu, observamos coincidencias con el pensamiento hardtnegriano en la obra Imperio, pero reiteramos, a escala global. En esta escala global es que estos autores, gracias al pensamiento de Deleuze y Guattari, persiguieron con una nueva episteme (social) generar una fragmentación de modo que fuese posible imponer un orden de acuerdo con una concepción ideológica que no sabemos si será producto de un proceso de unificación.
En todo caso sabemos que el trabajo de Deulofeu quedó inconcluso por lo que su gran esfuerzo, a pesar de las inconsistencias planteadas, pudo haber sido pensado por otros que en condiciones más o menos similares han tratado de orientar de forma teológica un curso histórico para lograr un efecto deseado. Desde esta perspectiva, el esfuerzo intelectual de Whitehead y Heidegger se mantiene vigente. De manera gráfica es como sigue
Orientación
Autor
Acontecimiento
Teleológica
Sin dirección
A. Whitehead.

Con dirección
Desde afuera
-----

Desde adentro
A. Badiou.
Caracazo
Muro de Berlín
Tiananmén
Iglesia Católica
Muro de Berlín
Determinista radical
Con dirección
Desde afuera y adentro
B.    Deulofeu.

V. Fernández / Giacopini
Muro de Berlín
Tiananmén
Caracazo
Laicista
Sin dirección
Oportunista
M. Hardt y A. Negri.
Caracazo
G. Deleuze y F. Guattari.

Desde afuera
W. Benjamin.

Existencialista desde dentro
F. Nietzsche.
M. Heidegger.


De acuerdo con este cuadro se puede afirmar que según Badiou y Hardt y Negri, a pesar de afirmar el acontecimiento, en realidad explicaron un proceso desde un punto de ruptura. Badiou en el caso chino para nosotros es aplicable por la acción en sí y no por su concreción y en el caso alemán por ser contraria a la ideología pero con el mismo efecto. Por su parte, la iglesia y Deulofeu explicaron el proceso enfocándose en aquellos actores que podían afectar la totalidad del cosmos. La episteme de Deleuze y Guattari, en este contexto, es el fundamento de explicación de la profecía.
Corolario.
Pensar que un individuo como Deulofeu (y sus seguidores) haya podido de manera determinista trazar el rumbo de la humanidad es recordar el papel que la pólvora jugó en la cultura china y de cómo fue empleada por Occidente. Es decir, la de aquellos que piensan que pueden, a partir de una idea, torcer el curso histórico para lograr un efecto deseado excluyendo, en consecuencia, a una parte significativa de la humanidad. Más grave aún si varios piensan de la misma manera y actúan en consecuencia de manera más o menos simultánea. Eso es lo que ha hecho que la dinámica generada por muchos procesos decisorios racionales vistos desde un punto del universo se observen como caóticos. Por ello podemos considerar que los acontecimientos del anno domini de 1989 fueron actos deliberados de ruptura de un proceso histórico que fueron realizados bajo la creencia de tener un importante grado de control del mismo por seguir un paradigma basado en una ideología vista como profecía que se está autocumpliendo a partir de un patrón e intencionalidad establecida. Quizás los efectos son tan obvios que se nos hace difícil observarlos convenientemente.
Desde esta perspectiva, Whitehead desde el cosmos como totalidad, Heidegger desde el ser-si-mismo como una individualidad que expresa la totalidad y Deleuze y Guattari desde una episteme que intenta abarcar ambas ontologías, se puede pensar en el mantenimiento de una historia o de un devenir, la pregunta, dadas las circunstancias, apunta a cuestionar si ello es posible a pesar de las fuerzas que están operando para conducir el mundo tal como lo conocemos.
La otra pregunta que surge, más allá de lo analizado, es cómo pensar en una filosofía del proceso aplicable a una praxis política.



[1] Ver al respecto: CASAS, S. (2018). “¿Qué es la Matemática de la Historia?”. Revista Sàpiens. N° 197. Pp 10-15. [Documento en línea]. Disponible: http://www.deulofeu.org/es/que-es-la-matematica-de-la-historia-a-sapiens/ y FERNANDEZ B, F. (2009). Los Principios Matemático-Históricos y la Evolución de la Libertad. Windermere. Publicado por Fernández M. 146 p. [Documento en línea]. Disponible: http://www.gutenberg.org/files/30175/30175-pdf.pdf
[2] Ver al respecto: “IBN JALDÚN Y EL IMPACTO POLÍTICO DE LAS MIGRACIONES: DE MACHIAVELLI A DELEUZE Y GUATTARI. Reflexiones acerca de los procesos migratorios vistos como armas de destrucción de alcance global” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/12/ibn-jaldun-y-el-impacto-politico-de-las.html
[3] Ver al respecto: “NIETZSCHE Y EL ACONTECIMIENTO: ¿UNA PERSPECTIVA LIBERAL?” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/09/nietzsche-y-el-acontecimiento-una.html
[4] Ver al respecto: BENJAMIN, W. (2007). Obras. Madrid. (T. J. Navarro). Abada Editores. Atlas Walter Benjamín. [Documento en línea]. Disponible: http://www.circulobellasartes.com/benjamin/termino.php?id=1  [Consulta: 15MAY2015].
[5] Ver al respecto: WHITEHEAD, A. (1929[1978]). Process and Reality an Essay in Cosmology. New York. Free Press Macmillan Publishing Co. 398 p. Versión en Castellano: (1928/1956). Proceso y Realidad. Buenos Aires. (T. J. Rovira). Editorial Lozada. 475 p y LLANES, G. (2018). Whitehead: Proceso y Substancia. Una reconsideración desde la filosofía medieval. Caracas. UCV. 258 p
[6] Ver al respecto: HEIDEGGER, M. (1957[1990]). Identidad y Diferencia. Barcelona. (T. H. Cortés y A. Leyte). Editorial Anthropos. 191 p y (2003). Aportes de la filosofía: acerca del evento. Buenos Aires (T. D. Picotti). Biblia: Biblioteca Internacional Heidegger. 415 p
[7] Ver al respecto: BADIOU, A. (1999). El Ser y el Acontecimiento. Buenos Aires. (T. R. Cerdeiras, A. Cerletti y N. Prados). Editorial Manantial. 582 p
[8] Ver al respecto: DELEUZE, G y GUATTARI, F. (2008). Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. 8º éd. Valencia. (T. J. Vásquez y U. Larraceleta).  Editorial Pre-Textos. 522 p y (1991/2005). Qu’est-ce que la Philosophie? París. Editorial Minuit. 206 p. Edición portuguesa (2009). O que é a Filosofia? Sao Paulo. (T. B. Prado y A. Alonso). Editora 34. 279 p
[9] Ver al respecto: BLANCO, E. (2016). Ontología de la Guerra: Crítica al concepto de guerra en las obras de Hardt y Negri. Caracas. Editorial Rivero-Blanco. 476 p.
[10] El ‘afuera’ en este caso es visto de manera discursiva, es decir, ‘Dios lo quiere así’ o ‘Dios lo quiso así’. Decirlo de otra manera es aceptar la existencia de un Dios afuera del mundo que lo dirige. Esto es un problema de la fe de cada individuo. Un ejemplo es el caso de Benjamín, si bien tiene una visión laicista cree en la existencia de un Dios que no interviene en los hechos del mundo como lo vemos en el Angelus Novus.
[11] Ver al respecto: “LA TEORÍA DE LOS CICLOS HISTÓRICOS DEL DR. JOSE GIACOPINI ZARRAGA: UNA REVISIÓN A LA LUZ DEL PRESENTE Y DEL FUTURO POR VENIR” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2012/05/la-teoria-de-los-ciclos-historicos-del.html
[12] Ver al respecto: Tratado Teológico-Político en SPINOZA, B. (1677/2011). Tutte le Opere. Milano. (T. M. Buslacchi, A. Dini, G.Durante, S. Follini y A. Sangiacomo). Editorial Bompiani. 2838 p.
[13] Ver al respecto: “Principales líderes religiosos firmarán una declaración de amistad en 2020” http://www.eluniversal.com/internacional/21699/principales-lideres-religiosos-firmaran-una-declaracion-de-amistad-en-2020 Esta iniciativa recuerda la obra de Nicolás de Cusa denominada La Paz de la Fe realizada como consecuencia de la caída de Constantinopla

domingo, 6 de octubre de 2019

EL CONCEPTO DE CENTRO DE GRAVEDAD Y LA GEOMETRÍA FRACTAL



En un intercambio epistolar con Federico Boccanera entró a colación el concepto de schwerpunkt. Este concepto en ese momento lo asocie, en sentido clausewitziano, con el concepto geométrico de fractalidad, pero este comportaba un problema debido a que se hace difícil establecer dónde dirigir una fuerza determinada para provocar un colapso. Si bien esta nueva manera de concebir la geometría y sus implicaciones consecuentes en lo que concierne a sus aplicaciones en Inteligencia Artificial[1] representa una nueva manera de entender el espacio y todo sobre lo que de él se erige, se hace necesario exponer estos conceptos y sus implicaciones militares y políticas. Para ello vamos a conceptualizar sucintamente qué refiere ‘centro de gravedad’, luego la concepción del espacio y finalmente vamos a reflexionar acerca de cómo podría ser un punto de aplicación en una geometría no-euclideana.
Schwerpunkt: implicaciones políticas y militares
Karl von Clausewitz definió sucintamente ‘schwerpunkt’, que en castellano fue traducido como ‘centro de gravedad’, como punto de aplicación del esfuerzo militar para privar de una forma efectiva y definitiva de la capacidad de combate a un adversario como medio para alcanzar un fin político[2]. Este punto de aplicación es el lugar a donde debería ser dirigido todo el esfuerzo militar o de otro tipo, para alcanzar de la manera más rápida posible el objetivo en guerra, que sería capaz de facilitar la obtención del objetivo de la guerra. Como se puede observar, en su acepción alemana esta palabra ‘punto de aplicación’ es activa o acusativa y en español es pasiva o dativa por lo que su conceptualización ha presentado equívocos cuando se ha tratado de definir de forma efectiva para realizar cualquier tipo de acción. Este punto de aplicación, además, hacía necesario establecer un numero de combinaciones (estructuras organizacionales), heurísticamente hablando, que fuese pertinente para el logro del fin político. Esto en la práctica sirvió a una misma concepción del mundo consolidada con el establecimiento del estado-nación moderno.
Pero, el propio Clausewitz estimó que estas combinaciones eran insuficientes debido no sólo a que su número podría resultar infinito y difícil de ser pensado porque estas estructuras podrían ubicarse en diferentes planos de difícil cuantificación, como por ejemplo la moral, el valor, la fricción, la maniobra concebida, etc.; también a que la finalidad determinada por ese movimiento de cambio estaba supeditada a una causa determinada por la razón, es decir, un sistema referencial cuyo fundamento estaba sostenido a partir de supuestos o condiciones determinadas que en la concepción del mundo, a la que se hizo mención, era de naturaleza mecanicista. Por esta causa, para el General prusiano, la posibilidad de establecer una nueva teoría estaba justificada por el hecho que había una serie de factores presentes in bello que deberían ser tenidos en cuentas como eran: La incertidumbre, el peligro, el azar y el esfuerzo físico en diferentes planos de actuación[3].
Por otra parte, este punto de aplicación tenía que ver con destruir o amenazar con destruir la fuerza militar adversaria, tomar una parte del territorio, tomar la capital o capturar o eliminar al conductor político y militar dentro de una estructura organizacional que consideraba el qué desde el punto de vista político-estratégico, el cómo desde la perspectiva estratégico-operacional y los medios en lo concerniente a los dispositivos técnicos empleados en ese punto de esfuerzo para vencer la resistencia del adversario. Es decir, la estrategia entendida genéricamente como cualquier secuencia meditada con anticipación de decisiones puntuales que persiguen el logro de cualquier objetivo y que supone la determinación del objetivo, la concepción de maniobra para alcanzarlo y las acciones táctica para llevarlo a cabo suponían la determinación de un punto de aplicación que en términos de costo/beneficios fuese lo más efectivo posible. En el cuadro que se muestra a continuación se presenta de manera sintética esta metodología: 



Pero estos objetivos obedecían a la existencia de un paradigma que fue quebrado cuando se produjo el levantamiento español contra Napoleón debido a que ese levantamiento en sí mismo marcó una diferencia en lo concerniente a la concepción de la guerra y de los medios empleados en tanto que asunto humano que explica por sí mismo la complejidad a la cual se refirió el militar prusiano. Este levantamiento español inspiró a Marx y Engels para pensar en perfeccionar el nuevo tipo de guerra gestado por la revolución francesa haciendo que una estructura organizacional se adecuase a las circunstancias políticas de la guerra. Dicho de una manera gráfica se muestra lo siguiente


Dicho de otra manera, de un modo de planificación de hacer la guerra basado en una estrategia de alcance político, una concepción de maniobra que involucraba al jefe militar y la fuerza armada como un todo en el plano estratégico-operacional y un conjunto de acciones de fuerza en el plano táctico que suponía la existencia de una estrategia, una estrategia operacional y tácticas, visto de forma jerárquica, se comenzó tendencialmente a pasar a un modo de hacer la guerra donde la táctica comenzó a inundar a todos los planos así como la estrategia y la política[4]. Esto en principio se enmarcó dentro de la concepción de la guerra revolucionaria, pero después de un tiempo pasó a ser un modo de hacer generalizado en la guerra que a finales del siglo XX se conoció en EE.UU. como la Revolución de los Asuntos Militares.
Esto para nosotros puede ser visto como una ruptura de una concepción de la linealidad concebida bajo una perspectiva euclidiana del espacio debido a que la geometría necesaria aplicar para la toma de decisiones (jerárquica y piramidal) en un espacio dado se basaba mecánicamente en planos bidimensionales (y después tridimensionales) y el general prusiano comenzó a observar que los procesos sociales se producen en espacios cuya explicación es posible (nosotros decimos parcialmente) usando una geometría no-euclideana. Esto nos obliga a hacer una reflexión sucinta acerca del espacio de la guerra desde la perspectiva euclideana y no-euclideana y cómo este afecta la concepción de la guerra y la política.
Sobre el espacio…
Sobre el espacio tenemos que tener presente históricamente que si bien para Heráclito el fuego y específicamente el calor fue la base espacial sobre la cual se engendraron todas las cosas, en general, en todo caso en todo el mundo griego y hasta el siglo XIX todos los medios utilizados para demostrar la existencia del espacio partían de los actos contemplativos que generaron los primeros axiomas del teorema atribuido a Euclides fundamentado en la segmentación geométrica (Beppo, 2006:94-99 y 107)[5]. Los postulados de Euclides, según Jammer[6], son:
·         Se puede trazar una línea recta que pase por dos puntos.
·         Se puede prolongar una línea recta indefinidamente a partir de una recta finita.
·         Se puede trazar una circunferencia con centro y radio dado.
·         Todos los ángulos rectos son iguales.
·         Si una línea recta incidente sobre dos rectas, hace ángulos internos y de la misma parte de menores que dos rectos, prolongadas esas dos rectas al infinito coincidirán por la parte en que estén los ángulos menores que dos rectos” (1970:187).
Como se puede observar se presenta una aparente contradicción entre el segundo y último axioma. Esto permitirá pensar en espacios no-euclideanos (espacios curvos) y un sistema referencial basado en una geometría consecuente. Los cambios de la concepción del mundo producidos por la revolución industrial de la segunda mitad del siglo XIX condujo a que la conceptualización del espacio siguiese una orientación física pero se presentó el problema de pensar también si el espacio de la experiencia era o no euclidiano. Para la solución de este problema se tomaron unos estudios realizados unos años antes por Georg F. Riemann relacionados con la geometría no-euclidiana. Gracias estos estudios, se llegó a una concepción del espacio vista como un agregado de n-dimensiones[7]. Visto a la manera clausewitziana, no sólo es el choque frontal de fuerzas, desde la perspectiva mecánica, en un espacio dado lo que podía definir una situación, sino la maniobra, la moral, la enemistad, etc., eran elementos que podían ‘torcer’ un espacio para facilitar la obtención de un objetivo, produciendo un importante grado de incertidumbre para quien no los tomase en cuenta. La geometría no-euclideana posibilitaría el desarrollo de la matemática fractal a partir de la operacionalización y estructuración de sistemas intuitivos. Esto nos permite introducir el pensamiento de Deleuze y Guattari.
Para Deleuze y Guattari el espacio reimanniano creó las condiciones de posibilidad para la conceptualización del espacio en general en un proceso histórico que en sus casos los han llevado a producir el concepto de rizomas y fundamentar su concepto de máquina de guerra como una estructura de relaciones a partir de los objetos fractales de B. Mandelbrot. Estos objetos fractales de Mandelbrot fueron definidos como un “conjuntos cuyo número de dimensiones es… no entero, o bien entero, pero con variación continua de dirección” (2008:493-495)[8]. Es decir, son conjuntos de formas geométricas que se pueden explicar mediante procesos matemáticos repetitivos, caracterizados, en primer lugar, por tener el mismo aspecto a cualquier escala de observación (auto-similitud), en segundo lugar, por tener longitud infinita, y en tercer lugar, por tener una dimensión donde cada forma geométrica, al ser separada en partes, mantienen en una versión reducida el todo[9]. Entre sus múltiples aplicaciones se destacan dos:
·         El análisis de fenómenos considerados como caóticos como los movimientos de las finanzas o la moneda para evaluar riesgos y prevenir ruinas. Desde el punto de vista social es posible determinar el comportamiento de un mercado en un futuro teniendo presente el horizonte temporal de una inversión y el estado psicológico de los individuos que la hacen mediante la aplicación de una serie de reglas a cumplir a cualquier escala[10]. De ahí que, las tendencias globales apuntan al desarrollo de sistemas inteligentes, es decir, lo que se conoce como inteligencia artificial[11].
·         Esta Inteligencia artificial se ha expandido a otros campos del quehacer humano. Nos interesa hacer mención al campo militar, un campo donde se han prendido todas las alarmas.
Si bien estos usos basados en la repetición a diferentes escalas como una forma de expresar cómo se manifiestan las repeticiones en la naturaleza, hay un problema que no ha sido resuelto aún y es el relativo a determinar qué es el espacio que permite que exista repeticiones en la naturaleza. Esta dificultad fue resuelta en parte cuando Kant colocó al espacio como una intuición pura y fundamento para la formación de conceptos. Esto es lo que nos permitirá hablar de red de relaciones.
El límite al cual llegaron Deleuze y Guattari estuvo dado por la importancia que le dieron a la intuición para la formación de conceptos[12]. Su importancia, para nuestros efectos, obedece al desarrollo de los sistemas intuitivos capaces de determinar comportamientos a diferentes escalas siguiendo el referente kantiano. Esta capacidad de determinar cosas mediante la Inteligencia Artificial nos coloca en la realidad de tener que hacer frente a una capacidad de reproducir geométricamente y de predecir nuestros comportamientos. Lo que faltaría determinar sería el desarrollo de una Inteligencia Artificial distribuida que ayude a procesar toda esa información y evite el acaecimiento de acontecimientos de naturaleza azarosa[13]. Así pues, la fractalidad es la geometría que permite reproducir el orden de la naturaleza dentro de un espacio intuitivo. En términos político-militares se puede observar en el control social y en campo tecnológico y organizacional. Nos referiremos sólo al control social y el campo organizacional[14].
Como medio de control social la tiranía en Venezuela no está en capacidad de aplicar la inteligencia artificial para ejercer control sobre toda la sociedad. Sin embargo, ha adoptado una forma de acción que opera en varios niveles: en el más básico, primer nivel, se apoya en la caotización de la vida de cada venezolano mediante la manipulación del tiempo y del hábitat (racionamiento de agua, luz, comida, moneda, combustible, transporte, etc.) y la exacerbación de la inseguridad (legal, política, salud, etc.). Ello se expresa en la dificultad de que podamos mantener una vida seriada, es decir, nos han reducido la capacidad para construir nuestro futuro[15]. En un nivel superior, segundo nivel, se encuentran los que de alguna u otra manera han podido, con severas limitaciones, mantener un cierto grado de autonomía. Y en el último nivel, tercer nivel, se encuentran los que no están afectados por la caotización deliberada. Sobre este grupo es que la tiranía ejerce su acción política mediante sistemas inteligentes artificiales o no. Estos tres niveles no se corresponden necesariamente con los estratos sociales básicos de una sociedad sino más bien con el grado de dependencia que mantiene un individuo con respecto al Estado. La forma de acción por medio de la cual ejercen control está basada en el mantenimiento del empobrecido ambiente de vida en que estamos sometidos que puede provocar miedo y angustia y expresa, en sí, fenómenos como la diáspora y el terror mediante la aplicación de daños a los que amenacen el orden (muerte no esperada o soledad no deseada).
La capacidad de eliminar las restricciones que impone la tiranía para operar especialmente en el segundo nivel representa para nuestros efectos un potencial punto de aplicación de cualquier esfuerzo de neutralización como veremos más adelante, debido a que los individuos ubicados en ese nivel son los capaces de provocar cambios políticos.
Desde la perspectiva organizacional militar operativa la tiranía ha establecido una organización fractal para hacer frente a una forma de organización, digamos, convencional de naturaleza geométrica estructural euclideana que fue definida en un proceso decisorio político-estratégico. Esto dificulta el establecimiento de un punto de aplicación, como lo indicamos, y nos coloca en el dilema clausewitziano, es decir, el de determinar cuál es el punto de aplicación de un poder político en operaciones de fuerza debido a que esa estructura posee tantos centros críticos o nodales (digamos centros de gravedad) como los indican las repeticiones (REDI, ZODI, ADI…). Desde una perspectiva gráfica estos puntos de aplicación suponen, en diferentes planos, diferentes estrategias y tácticas que deben estar articuladas para que el efecto sea multiforme en función de un mismo objetivo como aconteció, por ejemplo, con la ofensiva Tet,


Sin embargo, esta estructura al ser una reproducción de la naturaleza (social), su sola existencia depende de un plano de referencia que permite el establecimiento de un sistema de coordenadas o cadenas de functores que dependen de su variabilidad o invariabilidad que se determina, a su vez, por el grado de actuación (y digamos control) que mantienen sobre el ambiente. Estos functores son una especie de vectores mecánicos que penetran en un ambiente determinado previamente como adecuado permitiendo con ello dibujar el plano de referencia para intervenir (vegetar, es decir, parasitar) y permanecer el mayor tiempo posible. Federico Boccanera ha usado el término antifragilidad. Esta antifragilidad la observo, desde esta perspectiva, como un modo de ser adaptativo que debe ser entendido dentro de unos márgenes dados. Es decir, como expresión de la naturaleza un parásito o digamos más bien una estructura parasitaria no puede ser colapsada debido a que los fragmentos pueden reorganizarse y mantenerse. Aquí se evidencia su carácter adaptativo.
Para la solución de este problema, creo que el ambiente, en este contexto, debe ser suprimido del mismo modo en que se combate a un parásito. El ambiente, en este caso es un cuerpo, un cuerpo social. Con ello afirmo que el punto de aplicación del esfuerzo (centro de gravedad) no es el parasito en sí sino el ambiente que hace que se mantenga. Provocar un cambio de estado en el ambiente tendente a suprimir las condiciones de vida del parásito harán inútiles las potenciales acciones que pudiesen realizarse desde cada fracto. La supresión en sí puede significar para la estructura parasitaria la neutralización, eliminación, aislamiento o huida a otro ambiente más seguro. Podemos decir, por ejemplo, que las sanciones, al estar basadas en la lógica de la contención, en cuanto a la supresión que se ha logrado es baja, es decir, entra en los márgenes del principio de adaptabilidad a no ser que en el espacio contenido se inocule algo que limpie el ambiente. Esto nos coloca en la necesidad de determinar cuál o qué es el espacio para nosotros.
Para determinar cuál es un espacio vamos a partir de un ejemplo. El espacio estadounidense está delimitado geográficamente, sin embargo, el ambiente que permite a EE.UU. ser no depende del hábitat que permite a sus ciudadanos desenvolverse sino de su valor de cambio. Es decir, el espacio estadounidense está determinado por el lugar donde se transa con su valor de cambio. Dicho de forma más gráfica: donde se transa con dólares, está la justicia estadounidense. Este es el sentido de ser de un cuerpo en un hábitat. Así pues el valor, en sentido negativo o positivo determina para nosotros el espacio. Su importancia obedece a que ello nos permite reflexionar acerca de lo que podría ser qué es espacio para nosotros porque a partir de allí se va a poder entender mejor qué es el ambiente.
La consideración del ambiente nos coloca en el plano del control social indicado previamente.
El miedo, la angustia y el terror creemos que constituyen los elementos que conforman el plano de inmanencia reproducido que permite a la tiranía sostener el ambiente que permite a su vez que se sostenga el plano de referencia de la opresión. Estos elementos impiden, en parte, la ejecución de acciones políticas en el ambiente social debido a que la caotización de la vida produce un efecto paralizante. En el pasado reciente afirmé que si hemos podido hasta el presente sobrevivir al caos estamos también en condiciones de generar caos[16]. Este es el sentido de la máquina de guerra que creemos puede construirse. Pero ahora considerando no sólo lo indicado en el pasado, sino la estructura parasitaria que se ha erigido podemos pensar en los puntos de aplicación del esfuerzo para la refundación de la república generando caos de manera direccionada.
Los puntos de aplicación en una geometría no-euclideana en Venezuela.
Un parasito no se puede destruir destruyendo el ambiente o una de sus partes. Como lo que da vida al parásito es el flujo que crea o del que se nutre, entonces es a través del o los flujos que se debe actuar para purgar (expulsar) o limpiar (neutralizar) y eliminar sus efectos dañinos. El objeto es dañar las condiciones para que lo que hace daño no lo siga haciendo sin dañar el ambiente o mejor dicho hábitat. Para dar un ejemplo, cuando un organismo se enferma una inyección, un brebaje, una pastilla introduce dentro del flujo de un cuerpo algo que restituye el equilibrio. Si los flujos están contenidos cualquier antígeno va a tener un efecto de mayores proporciones. El asunto depende de la determinación de la naturaleza del flujo y de la característica del parásito en cada fracto. En nuestro caso están determinado por la cadena del valor, es decir, la cadena que produce valores, la estructura de imposición y su organización operativa. Esto es lo que constituye el sistema de referencias.
La estructura o cadena del valor está conformada por puentes y atractores que forman núcleos que se forman, a su vez, por las pérdidas marginales que se producen en un cuerpo que permiten a los parásitos generar enlaces[17]. Estos enlaces conforman o redireccionan los flujos produciendo los niveles de afectación a los cuales se hizo mención, es decir, los niveles de control social. En el tercer nivel se encuentran los puentes y los atractores: los puentes son los que colaboran (y cohabitan)[18] y producen las mediaciones (a lo interno y en lo interno-externo) y los atractores son los que imponen los flujos de acuerdo a una estructura organizacional[19]. En el caso venezolano, los actractores tienen también una estructura de mediación que ha estado siendo diezmada efectivamente sólo a partir de este año 2019. Esta estructura constituye los fractos. Estos fractos no han podido evolucionar en estructuras más complejas y consistentes debido a su naturaleza parasitaria. Como se puede observar entonces, los puntos de aplicación se encuentran a diferentes escalas y están representados por los puentes y los atractores. Este es el campo de aplicación de una máquina de guerra operando en enjambre.
A pesar de lo indicado corresponde realizar un ejercicio teórico de determinación más precisa que debe empezar por la definición del espacio visto como estructura de relaciones donde se alojan los parásitos y tener como horizonte los elementos constitutivos de lo que debería ser la Nueva Seguridad Republicana (NSR) debido a que el cuerpo social venezolano se extiende más allá del territorio al igual que la estructura parasitaria. De igual forma, habría que considerar los principios por medio de los cuales opera un antígeno y el espacio donde opera. Si se considera el espacio un cuerpo, en nuestro caso social, la operación del antígeno es simultánea en todo el espacio, es multidimensional, omnidireccional y opera a bajo costo porque se sirve el propio fluido corporal.





[1] Sobre este tema ver: Fernández Peñuelas (2019). “La amoralidad de los algoritmos” en https://www.filco.es/la-amoralidad-de-los-algoritmos/  
[2] Sobre este concepto, ver entre otros: Gniesko, C. (2017)  “El centro de gravedad, su evolución y el estado del arte en los Estados Unidos de América”. Military Review https://www.armyupress.army.mil/Portals/7/military-review/Archives/Spanish/Online-Exclusives/Gniesko-a.pdf y Díaz, F. (2005). “Los Conceptos de “Centro de Gravedad” y “Centro del Esfuerzo” y su Empleo en la Determinación de Objetivos en la Estrategia Conjunta” en http://revistamarina.cl/revistas/2005/6/diaz.pdf
[3] Ver al respecto: BLANCO, E (2016). De la Guerra y la Paz: Una perspectiva Hermenéutica. Riga. Editorial Académica Española. 376 p
[4] COUTAU-BÉGARIE, H. (1999). Traité de Stratégie. (2da ed.). Paris. Editorial Económica. Instituto de Estrategia Comparada. 1005 p.
[5] BEPPO, L. (2006). Leyendo a Euclides. 3° ed. Buenos Aires. Libros del Zorzal. 224 p.
[6] JAMMER, M. (1970). Conceptos de Espacio. México. Editorial Grijalbo. T. D. Cazes).
[7] OMNÈS, R. (1996). Filosofia da Ciência Contemporânea. Sâo Paulo. (T. R. Leal). Editora UNESP. 320 p
[8] DELEUZE, G y GUATTARI, F. (2008). Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. 8º éd. Valencia. (T. J. Vásquez y U. Larraceleta).  Editorial Pre-Textos. 522 p.
[9] Ver al respecto, GONZÁLEZ, V y GUERRERO, C. (2001). “Fractales: fundamentos y aplicaciones. Parte I: Concepción geométrica en la ciencia e ingeniería”. México. UANL. Revista Ingenierías Vol. IV, N° 19. Pp. 53-59.
[10] Ver al respecto: ITURRIAGA, R. y JOVANOVICH, C. (2014). “Fractales, Economía y Empresa”. Chaco. Revista UNNE-TRIM 7. Pp 05-23.
[11] Ver al respecto: BADMINTON, N. (2016).  "Artificial intelligence and the evolution of the fractal economy”. [Documento en Línea]. Disponible: https://techcrunch.com/2016/12/04/artificial-intelligence-and-the-evolution-of-the-fractal-economy/
[12] Sobre este tema hay otros autores que han tratado de seguir la misma estela dejada por Deleuze y Guattari. Sobre ellos, ver: Blanco, E. (2016). Ontología de la Guerra. Crítica de los conceptos de guerra en las obras de Hardt y Negri. Caracas. Editorial Rivero-lanco. 476 p
[13] En lo concerniente a la Inteligencia Artificial este es un campo que se ha orientado a cuatro aspectos básicos: la resolución de problemas, la representación del conocimiento y sistemas basados en el conocimiento, el aprendizaje automático y, la inteligencia artificial distribuida. Sin embargo, en la actualidad existe la preocupación de que esta podría comportar peligros para la humanidad debido a la posibilidad de que los sistemas de inteligencia artificial puedan tener comportamientos con consecuencias no deseadas en un ambiente dado. Otro aspecto de este desarrollo que también ha sido considerado y quizás intuido por Deleuze (1999) en el post-escrito acerca de las sociedades de control es que el desarrollo de capacidades para comprender el enjambre humano gracias al aprendizaje automático hace a este enjambre predictible reduciendo la posibilidad de un acontecimiento azaroso y limitando al ser humano en su devenir en el sentido que la estructura que soporta la inteligencia artificial podría ser vista como un dispositivo que podría materializar la existencia efectiva de una sociedad de control. Este hecho podría hacer factible la predicción o la generación de acontecimientos como parte de un dispositivo regulador del enjambre, trayendo como consecuencia que más que un enjambre, la humanidad se comporte como un rebaño. Ver: DELEUZE, G. (1999). Conversaciones. Post-scriptum sobre las Sociedades de Control. Valencia (T. J. Pardo). Editorial Pre-Textos. 349 p.
[14] En el campo tecnológico militar ver al respecto: Artificial Intelligence en https://www.rand.org/topics/artificial-intelligence.html
[15] Esto algunos autores lo han llamado biopolítica y/o biopoder.
[17] Esta marginalidad puede ser natural o artificial: natural referida a una falla que se genera por uso o desuso y artificial por una imposición. En este caso mantener la estructura de la renta es una forma marginal impuesta.
[18] Aquí se puede observar fácilmente que estos puentes están constituidos por aquellos que se han beneficiado de la tragedia del país y se presentan como opositores.
[19] En nuestro caso estos atractores se identifican con la tiranía conducida por el foro saopaulista.