El fundamento de la Economía Azul, según
Pauli (2011) es la reproducción o imitación del comportamiento de la naturaleza
haciendo que las actividades económicas se realicen de manera circular aprovechando
al máximo los recursos disponibles, tratando de minimizar la producción de residuos
y haciendo de esta acción un medio para que estos se conviertan en nuevas
materias primas para crear otros productos. Como se observa, la palabra clave
en esta iniciativa es ‘regeneración’: ayudar a la naturaleza a que se regenere
y recupere el equilibrio. Para ello se requiere de un gran esfuerzo en
investigación y desarrollo lo cual, a su vez, supone un gran esfuerzo en el
plano de la biotecnología y, por consiguiente, un alto riesgo de afectación del
ambiente en que vivimos. Esta orientación dirige nuestro interés a la
comprensión de lo que denota la palabra ‘naturaleza’ para visualizar cómo la
‘regeneración’ puede ser aplicada.
La
palabra ‘naturaleza’ proviene del latín ‘natura’ y denota ‘nacimiento’. Según
Verdú (2011), la palabra ‘natura’ a su vez proviene de la palabra egipcia ‘ntr’ que significa Dios (Necher).
Para los egipcios Dios era definido como “el poder grande y supremo que creó la
tierra, los cielos, el mar, los hombres y las mujeres, los animales, las aves y
las cosas que se arrastran, todo lo que es y todo lo que será” (Pág., 80) que
en el copto derivó en ‘Ηογt’
que está relacionada, por una parte, con la palabra ‘renovación’ y, por la
otra, con las palabras “divino”, “sagrado”, “separado”
y “santo”. Teniendo esto presente, Verdú la define como “la energía activa
que produce y crea las cosas con regular recurrencia; que les confiere nueva
vida y les devuelve su vigor juvenil” (Pág., 80-81). El carácter ‘renovativo’ o
‘regenerativo’ de la naturaleza, como hemos observado, se encuentra en la
propuesta de Pauli (2011). Falta determinar cómo los posteriores
desplazamientos de significado alteraron o no la conceptualización original de
naturaleza.
De este origen egipcio se produjeron dos derivaciones:
por una parte, los griegos, gracias a los intercambios comerciales y culturales
con el país africano desde antes del siglo V a.C., identificaron lo divino con
la diosa de la naturaleza Isis que al complementarse con la raíz indoeuropea
(bhû que en sánscrito significa nacer) derivó en el término Physis[1] y, por la otra, los romanos, posteriormente, la
denominaron ‘Natura’. El carácter creador, regenerativo, divino, “sagrado”, “separado”
y “santo” de la naturaleza no obliga a examinar el devenir de esa palabra en el
tiempo para determinar el grado de consistencia del concepto de ‘Economía Azul’.
Para ello vamos, en primer lugar, a analizar qué se entiende por ‘Physis’ y el desplazamiento de significado que la hizo devenir en la
palabra ‘naturaleza’, en segundo lugar, a analizar la relación existente entre
naturaleza y pensamiento desde una lectura orgánica y procesual, en tercer
lugar, a examinar la concepción teológica de la naturaleza y, en cuarto lugar,
analizar el problema de la bifurcación de la naturaleza y la idea de un orden
orgánico a diferentes escalas.
1.- Sobre Physis, natura naturante y natura naturada
Los primeros filósofos griegos definieron Physis como el origen y
el desarrollo de cualquier cosa o proceso (jónicos), la causa de todo
movimiento y de toda vida (milesios). Según Bravo
(1998), el carácter divino de Physis originó dos tendencias diferentes:
“la científica heredada de la religión olímpica, y la mística, enraizada en la
religión de los misterios” (Pág., 23). La primera se caracteriza por el
esfuerzo de separación de la teología, la segunda se entiende a partir de la
sacralización del cosmos. En la tendencia científica se atribuyó a physis, en primer
lugar, la inmanencia, la dinamicidad y la eternidad, en segundo lugar, lo
ilimitado (apeirón) y la suprasensibilidad y, en tercer lugar, lo uno e
infinito y dinámico.
En la
tendencia mística nos encontramos a Heráclito y Parménides quienes observaron a
Physis como la realidad como un todo teniendo como norte el mundo de los
seres naturales[2]. En este
estudio sólo destacaremos a Heráclito porque nos interesa analizar a Physis
como producción y poiesis. Según Bravo, Heráclito observó, en primer
lugar, a Physis desde una perspectiva totalizante, en segundo lugar, el
ser en general, en tercer lugar, “el ser del hombre, el ser de Dios y, entre
los dos últimos, el deber ser” (Pág., 32). Siguiendo esta exegesis, para
Heráclito todas las cosas son Uno (el universo) y se expresa en la unidad de
los contrarios (Pág., 35), el comienzo se da en cada instante debido a que la
generación y corrupción se da como una infinita lucha y armonía de los
contrarios. La generación expresa la relación existente entre Poiesis
y ser (Physis), por lo que generar es también crear y producir y,
consecuentemente, saber y dar el saber a través de un proceso de ‘homologar’[3].
Desde
esta perspectiva, podemos agregar dos cosas: en primer lugar, que Physis,
en esta lectura heracleitica, puede ser entendida también a través del
principio de creatividad como Whitehead (1929) lo
conceptualizó en Process and Reality (PR) y observaremos también en
Eastman (2020). En segundo lugar, esta creatividad se expresa como
‘emergencia’, es decir, como un cambio acumulativo que de manera procesual
ciertas características sobrevienen a otras.
Aristóteles definió Physis como “un principio y causa del
movimiento o del reposo en la cosa a la que pertenece primariamente y por sí
misma, no por accidente” (Fis. II. 192 b 22-23 y Met. V, 1015 a
13). Como causa inmanente de todo cambio, incluyendo el
reposo y el movimiento (Fís. II, 192b
13 y ss.), este concepto de Physis le permitió al estagirita, por una
parte, diferenciar las cosas que son por Physis, es decir, aquellas que
dirigen su ser hacia la realización plena de su propia esencia en función de un
fin, de aquellas que son por téchnē (τέχνη), es decir,
aquellas que implican la intervención de la actividad humana. De igual forma,
según Bravo (1998), Aristóteles distinguió de Physis los entes no
engendrados o eternos, objeto de estudio de las matemáticas y la filosofía
primera (Pág., 106). Por la otra, como Physis
es sustancia (ousía), porque tiene un sustrato que permanece en los cambios
pudo considerarla no sólo materia y forma, sino también como generación, es
decir, “un proceso que desemboca en la naturaleza como forma, y en tal proceso,
lo que está creciendo, en tanto que está creciendo, no va hacia su
origen, sino hacia otra cosa, la forma, lo que crece de ella” (Fis. II,
193 b 12-13 y ss). Según Del Canto Nieto (2010) esta diferenciación va a ser
fundamental para el desarrollo de los conceptos de naturaleza naturante
y naturaleza naturada. (Pág., 171).
El
cristianismo tuvo en cuenta esta separación y esta distinción se encontrará en
dos obras: Periphyseon de Juan
Escoto Erigena y el comentario a la Física, II 1, 193b 16-18 de Averroes. En el primer caso Juan Escoto Erigena hizo la
distinción entre un principium
naturans y su obra naturata. Así el principium naturans
refiere al ser creador, Dios, mientras que la natura naturata se refiere
al ser creado. En el segundo caso Averroes, según Del Canto Nieto, utilizó “el
verbo naturari (en su forma participial naturatum, para traducir
el tò phyómenon…), es decir, lo que produce o engendra, en oposición al
valor que expresa “lo que ha nacido” (Pág., 172). Miguel
Escoto, posteriormente, creó la forma activa natura naturans referida a
Dios y a él le siguieron otros autores como Vicente de Beauvais, San
Buenaventura, Santo Tomás de Aquino y Ramón Llull (Pág., 172).
Benedicto de Spinoza, por su parte, expuso en el Tratado
Breve (KV) y en la Ética (É) los conceptos de natura naturante y natura
naturada. En el primero lo hizo de manera amplia y en el segundo de manera
resumida. La natura naturante es Dios considerado como causa libre en
cuanto se expresa en infinitos modos y en infinitos atributos y la natura
naturada es, al contrario, aquella que sigue de la necesidad de la
naturaleza de Dios o de cada uno de sus atributos en cuanto son considerados
como cosas que son en Dios y que sin Dios no pueden existir ni ser concebidos (E1p29s
1194-1195)[4]. A partir de esta conceptualización, Friedrich von
Schelling usó las expresiones natura naturante y natura naturada
para distinguir la filosofía de la naturaleza (natura naturante) de las
ciencias naturales que estudian la natura naturada. De la línea
spinoziana Alfred N. Whitehead desarrolló su principio de creatividad. Esta
afirmación nos conduce a examinar a la naturaleza desde el pensamiento
siguiendo la línea del pensador inglés porque nos va a ayudar a comprender no
sólo la complejidad de la naturaleza como fundamento de la Economía Azul.
2.- Naturaleza y pensamiento: una lectura orgánica y procesual
Los desarrollos científicos de principios del siglo XX relacionados con la
teoría de la relatividad, la mecánica cuántica, la comunicación, la computación
y la técnica, en general, hicieron que Alfred Whitehead se preguntara qué es
naturaleza. La respuesta de Whitehead (1920) orbitó en torno a la filosofía de
la ciencia natural. En ese sentido, expresó, en principio, que la naturaleza es
aquella entidad autónoma para el pensamiento que percibimos mediante los
sentidos. Esta condición de la naturaleza expresa, según el autor, que en la
percepción sensorial la naturaleza se revela como un conjunto de entidades
(cosas) cuyas relaciones mutuas son expresables en el pensamiento sin
referencia a la conciencia sensorial ni al pensamiento en sí (Pág., 4-5).
Ahora bien, el conjunto de
entidades a las cuales Whitehead (1920) hizo mención las observó, en primer
lugar, como acontecimientos parciales que incluyen a nuestra vida corporal, así
como el mismo curso de la naturaleza dentro de este espacio que se nos revela
directamente en la percepción sensorial y, en segundo lugar, las entidades de
las que se habla aquí son entidades naturales y no naturales (Pág., 3-15). Esta
concepción de la naturaleza nos permite examinar sucintamente su fundamento
relacionado con los conceptos de: (1) tiempo y espacio, (2)
relación y abstracción extendida y (3) elementos abstractos, movimiento y
experiencia.
Con respecto al concepto de tiempo Whitehead indicó su relación con el
espacio. En este sentido el concepto de lugar marca la revelación en la conciencia
sensorial de entidades en la naturaleza conocidas en el tiempo por sus
relaciones espaciales con entidades determinadas. El ‘Lugar’ indica la
ubicación de una entidad conocida como espacialmente relacionada con alguna otra
y, agregó, el concepto de ‘discernimiento’ como el carácter específico de un
‘evento’ en un lugar a través de un tiempo. El ‘evento’ o ‘acontecimiento’ lo
observa Whitehead como un relato dentro de una estructura de los
acontecimientos que están relacionados por extensión y cogrediencia
(cogredience) con otros acontecimientos cuyos caracteres específicos que se
revelan como relata dentro de la estructura de la conciencia. La extensión es
una relación básica entre acontecimientos y la cogrediencia es un
acontecimiento y un punto de vista. La revelación en la conciencia sensorial de
la estructura de los acontecimientos los clasifica en aquellos que se
disciernen con respecto a algún otro carácter individual y aquellos que no se
revelan de otro modo excepto como elementos de la estructura (Pág., 52). La red
de acontecimientos conforma toda la naturaleza presente tal como se revela en
una conciencia sensorial. Es en esta estructura donde tiene su origen la
diferenciación de los conceptos de espacio y tiempo.
El espacio
surge de las relaciones mutuas de los acontecimientos dentro del hecho general
inmediato que es toda la naturaleza discernible de forma simultánea, es decir,
dentro del único acontecimiento que es la totalidad de la naturaleza presente
que está para la conciencia sensorial. Esta simultaneidad temporal Whitehead,
siguiendo a Henri Bergson, lo denominó ‘duración’ (Pág., 53 y 56). Al ser la duración una losa (slab) concreta de la naturaleza
limitada por la simultaneidad que se revela en la conciencia sensorial el
filósofo inglés concluyó que la naturaleza es un proceso (Pág., 53). De igual
forma, como la continuidad de la naturaleza surge de la extensión cada evento
se extiende sobre otros eventos y otros eventos se extienden sobre cada evento (Pág.,
59). En este sentido, la relación Whitehead la considera desde el método de
abstracción extensiva debido a que la continuidad
de la naturaleza es la continuidad de los acontecimientos. Esto nos obliga a
examinar el método en sí, el carácter del concepto de ‘relación’ y cómo este
opera para pensar el espacio y el movimiento.
El método de
la abstracción extensiva es una técnica lógica que opera por intermedio de
algunos teoremas de series con valores límites que funcionan, por una parte,
como derrotas de aproximación para el establecimiento de conceptos y, por la
otra, como espacio de extensión a partir de una filosofía relacionista del espacio-tiempo.
Este método, en primer lugar, considera que todo está en constante relación y
cambio permitiendo con ello tener una perspectiva dinámica de la realidad,
en segundo lugar, observa a las entidades a través de las relaciones que
permiten su definición en función de la red de relaciones que mantiene con otras
entidades (objetos y eventos), en tercer lugar, favorece la concepción del
espacio y el tiempo como algo dinámico y, en cuarto lugar, ha posibilitado la
unificación de diferentes campos del conocimiento.
La red de relaciones nos permite
afirmar, por una parte, que los eventos son bloques básicos de la
realidad y están en constante relación entre sí con lo cual, si consideramos
los principios de la Economía Azul, NO SE IMITA a la naturaleza sino a
una parte de ella sin tener claridad sobre otros efectos que se pudieran estar
produciendo y, por la otra, en la medida que gradualmente concrece la
complejidad de estas relaciones van creándose estructuras más abstractas que van
mutando en el tiempo[5].
En la abstracción extensiva un conjunto abstractivo de acontecimientos es, para
Whitehead, cualquier conjunto de eventos que posee dos propiedades: de
cualesquiera dos miembros del conjunto, uno contiene al otro como parte, y no
hay ningún evento que sea una parte común de cada miembro del conjunto (Pág.,
79).
La palabra ‘relación’, según
Whitehead, parte de las siguientes consideraciones: (1) es transitiva, (2) cada acontecimiento contiene
otros acontecimientos como partes de sí mismo, (3) cada acontecimiento es parte
de otros acontecimientos, (4) dados dos acontecimientos finitos cualesquiera,
hay acontecimientos que contienen a ambos como partes y (5) hay una relación
especial entre acontecimientos que denominó ‘unión’, es decir, un punto que le
permitió usar el concepto de espacio instantáneo (Pág., 76). El espacio
instantáneo es el conjunto de elementos abstractivos abarcados por un momento
determinado (Pág., 90).
El conjunto
de elementos abstractos tiene la propiedad tridimensional del espacio
instantáneo en un tiempo dado (que conforman cuatro dimensiones) por lo que el
orden espacial se define a partir de cada espacio instantáneo (Pág., 91). Un
lugar tridimensional de partículas-evento que es la porción común del límite de
dos eventos adyacentes se llama abstractamente "sólido". Un sólido
que está en un momento dado lo denominó volumen. Un volumen puede definirse
como el lugar geométrico de las partículas-evento en el que un momento
interseca a un evento siempre que dos eventos se intersequen (Pág., 101). Este
sólido puede constituir un cuerpo. En este sentido, Whitehead (1925) distinguió
entre un patrón corporal que perdura y el
acontecimiento corporal que está envuelto por el patrón que perdura, y las
partes del acontecimiento corporal. Desde esta perspectiva, un cuerpo es una
porción del entorno para la parte, y la parte es una porción del entorno para
el cuerpo, sólo que son sensibles mutuamente. La relación de la parte con el
todo tiene la reciprocidad especial asociada con la noción de organismo, en la
que la parte es para el todo. Por otra parte, el movimiento es un hecho físico que
percibimos como algo natural en un "estar aquí" que presupone el
reposo (Pág., 105-107). Esta relación, para el filósofo
inglés, reina en toda la naturaleza, es decir,
“… la percepción está siempre
‘aquí’, y la duración sólo puede ser postulada como presente para la conciencia
sensorial con la condición de que proporcione un significado ininterrumpido de
‘aquí’ en su relación con el acontecimiento percipiente” [en su relación con la
naturaleza] (Pág., 110).
Lo hasta
aquí examinado encontró un fundamento más sólido en el año 1925 en la obra Science
and the Modern World. Allí observó que la ciencia, a través de una imagen
cuántica del mundo, estaba exigiendo una transformación de este
para hacerlo ‘moderno’ forzando también una metafísica y una religión modernas.
En el Capítulo IX de esa obra Whitehead (1925) introdujo desde las nociones
fundamentales de la física moderna su filosofía orgánica que puso ante sí la
posibilidad, la actualidad y la finalidad permitiendo observar a la Economía
Azul desde una perspectiva más consistente.
3.- La concepción teológica de la naturaleza
De
acuerdo a lo examinado en el parágrafo anterior Whitehead (1920) consideró a Dios
como parte de la naturaleza. Ello nos obliga a analizar el plano teológico de
su concepción y sus interpretaciones posteriores y actuales desde la
perspectiva de una teología natural entendida procesualmente, luego
analizaremos lo que se entiende por la ecoteología o teología ecológica para
visualizar la convergencia teológica relacionada con el ambiente y finalmente,
vamos a estudiar la convergencia entre teología y política desde esta nueva
perspectiva para comprender la Economía Azul desde la perspectiva
whiteheadana.
Por
teología en el sentido más amplio Cobb (1965) se refiere de forma utilitaria a
cualquier expresión coherente sobre cuestiones de interés último que reconozca
que la perspectiva por la que se rige proviene de una comunidad de fe. En esta
definición hay tres aspectos que son considerados: en primer lugar, además de la
religión habla de Dios, el hombre, la historia, la naturaleza, la cultura, los
orígenes, la moralidad y el destino, en segundo lugar, no se distingue por su
contenido de todas las demás formas de pensamiento y, en tercer lugar, permite establecer
puentes entre el cristianismo con otras religiones. Estas tres consideraciones
otorgan una visión perspectivista diferente e interrelacionada que tiene un
efecto en lo concerniente a la Economía Azul porque la naturaleza, como hemos
visto, envuelve al hombre en sí mismo y todo lo que de él emana.
La
teología natural es la reflexión crítica de todo lo que puede conocerse en
relación con cuestiones de interés humano último mediante la sola razón,
concibiendo la razón en este caso como un poder humano universal. En este
sentido es la superposición de dos círculos, el teológico y el filosófico que
se observa, por una parte, su perspectiva particular está formada en una
comunidad desde la que habla y, por la otra, encarna un pensamiento que se ha
realizado y juzgado en términos de normas filosóficas. Por tal motivo Cobb
(1965) desarrolló una teología natural cristiana y tendencialmente relativista
a partir de la filosofía de Whitehead porque consideró que estaba profundamente
influenciada por la visión cristiana de la realidad y crea una nueva
posibilidad de comprensión cristiana del hombre, de Dios y la religión.
En
relación con el relativismo Cobb (1965) expresó que es fundamental para nuestra
situación espiritual y para nuestra comprensión tanto de la teología como de la
filosofía debido a que, por una parte, en el caso de la diversidad de los
valores no significa que estos no sean reales y, por la otra, la necesidad de
vivir y actuar según una creencia cuya verdad no podemos conocer va acompañada
de una seguridad de que al hacerlo no nos engañamos por completo. Por ello la
teología natural, según Cobb (1965), apela a la experiencia general de la
humanidad para justificar sus afirmaciones dando testimonio directo de lo que
es característico de su propia comunidad y de esa revelación de la verdad desde
una perspectiva práctica para comprender entre otras cosas el papel y los límites
de la innovación, y el impacto en un mundo que cada día se hace más pequeño
sobre todo cuando las innovaciones biotecnológicas, como uno de los fundamentos
de la Economía Azul, son capaces de romper el equilibrio de la
naturaleza.
Sobre
la innovación Cobb expresó que ella era una fuente de novedad, es decir, una manera en que se
presenta la “creatividad”, “emergencia” o la “trascendencia” que ha acaecido
desde el origen de la vida por intermedio de crisis evolutivas, puntos
de inflexión y actualizaciones de nuevas formas de ser. La evolución ha sido
relatada en épocas diferentes a través de los escritos bíblicos en función de
cómo ha sido observada la relación entre la fe en la creación y el conocimiento
que se tenía de la naturaleza a través de un proceso hermenéutico de revisión e
innovación constantes como resultado de la adquisición de nuevas experiencias.
Este proceso hermenéutico de la relación entre Dios y naturaleza ha generado
nuevas teorías sobre la interpretación de esta relación que han hecho que la
relación entre Dios y naturaleza siempre adquiera un carácter provisional y
relativo frente a la novedad.
A
cerca de un mundo cada vez más pequeño Cobb (1965) consideró que el establecimiento
de puentes entre Oriente y Occidente sobre todo por la emergencia de problemas
ambientales le permitió pensar en ecoteología. En este sentido, Cobb (1992)
tiene una visión teológica de la sostenibilidad que se basa, desde una
perspectiva procesual whiteheadana en la interdependencia y dinamicidad de la
relación entre Dios, la humanidad y la naturaleza debido a que considera los
aspectos científicos y su impacto ecológico, pero buscando integrar los avances
de la ciencia con las tradiciones religiosas que observamos como un medio para
establecer límites a la visión competitiva que se deriva de la Economía Azul.
Desde su enfoque Dios no está separado de la creación, sino que la sostiene y
evoluciona junto a ella, es decir, parte de la consideración de que junto con
Dios hay una profunda interconexión entre todos los seres y sistemas del
universo. Desde esta perspectiva, los seres humanos tienen un papel como
co-creador, pero considera que no están por encima de la naturaleza ni tienen
derecho a dominarla por lo que todas nuestras acciones por su impacto en el
mundo natural y en las generaciones futuras tienen un límite.
Teniendo
esto presente Cobb (1992) hizo, por una parte, un llamado a oponerse a la
injusticia y a la explotación despiadada de la tierra y, por la otra, hizo un
llamado a liderar una visión de un mundo más habitable. Este es el marco de lo
que entendió por sostenibilidad. La sostenibilidad es observada por Cobb (1992)
como un imperativo moral debido a que persigue crear un mundo próspero y
equitativo, al mismo tiempo que permite proteger el ambiente para las
generaciones futuras. Al efecto propuso, en primer lugar, una ética ecológica
que valore la diversidad biológica, promueva la justicia social y ambiental y
reconozca la importancia de cuidar el medio ambiente, en segundo lugar, una
espiritualidad ecológica a partir del fomento de una relación más profunda y
respetuosa con la naturaleza teniendo presente que ella tiene un valor
intrínseco que debe ser respetado y protegido y, en tercer lugar, una mayor
interrelación con otras tradiciones religiosas para abordar los desafíos
ecológicos.
Para
finalizar, la sostenibilidad es un concepto complejo y multifacético que
requiere una transformación profunda de nuestros sistemas económicos, sociales
y ambientales debido a que implica un cambio de paradigma hacia un modelo de
desarrollo que sea más equitativo, inclusivo y respetuoso con el planeta. Es
dentro de este marco que la Economía Azul podría ser una propuesta
viable si se consideran los riesgos inherentes a la alteración de la naturaleza
en función del incompleto conocimiento que tenemos de ella.
4.- Del problema de la bifurcación de la naturaleza a la idea de un orden orgánico
a diferentes escalas
La no existencia de una
‘teoría ideal’ o unificada de la naturaleza le permitió a Whitehead usar la
expresión ‘bifurcación de la naturaleza’ lo cual planteó la necesidad de
explicar, por una parte, los esfuerzos para unificar la física clásica y
moderna y, por la otra, los esfuerzos de ir más allá de la perspectiva ética y
teológica y colocar a la filosofía a la altura de los avances científicos. Ambas
corrientes permiten comprender la relación entre Economía Azul y naturaleza
desde otra perspectiva. Por ello, vamos a examinar la concepción whiteheadana
de la bifurcación de la naturaleza, luego vamos a analizar el esfuerzo por
unificar la física y la filosofía y, posteriormente, examinaremos la aplicación
de la mecánica cuántica en la biología para comprender la imagen actual del mundo
en base a la Economía Azul.
Recordamos que el carácter
complejo que le atribuyó Whitehead (1920) al pensamiento acerca de la
naturaleza le permitió afirmar que lo verdaderamente importante son los
acontecimientos (Pág., 24). La bifurcación de la naturaleza obedece, según el
filósofo inglés, a que la explicación moderna de la naturaleza no es, como
debería ser, sino una mera explicación de lo que la mente sabe de ella y una
confusión de la explicación de lo que la naturaleza hace a la mente. Por tanto,
afirmó que esta situación bifurcante de la naturaleza hace que en la filosofía
de la ciencia se deba revisar las nociones generales que se aplican a la
naturaleza (Pág., 27-28)[6].
De ahí que Whitehead, en primer lugar, fuese enfático en afirmar que sólo
hay una naturaleza, a saber, la naturaleza aparente, y los átomos y el éter son
simples nombres de términos lógicos en fórmulas conceptuales de cálculo (Pág.,
45) y, en segundo lugar, expresara que la tarea fundamental de una filosofía de
las ciencias naturales, como vimos en el segundo parágrafo, es dilucidar el
concepto de naturaleza, considerada como un hecho complejo para el
conocimiento, exponer las entidades fundamentales y las relaciones
fundamentales entre entidades en términos de las cuales deben enunciarse todas
las leyes de la naturaleza, y asegurar que las entidades y relaciones así
expuestas sean adecuadas para la expresión de todas las relaciones entre entidades
que se dan en la naturaleza (Pág., 46). Desde esta perspectiva, pensar en una Economía
Azul que se fundamente en la imitación de la naturaleza obliga a considerar
estos otros riesgos que se generan por considerar a esta desde una manera
bifurcada debido a que al conocimiento de sólo una parte de ella se agrega una
distorsión de la manera de ser de ese conocimiento.
Ello ha obligado a pensar en la unidad de las dos físicas y la filosofía. Timothy Eastman (2006), al respecto, pensó en la interdependencia de las
tres a través de la complementariedad siguiendo la filosofía del proceso (Pág.,
14). En Duality Without Dualism partió de la idea de que muchos aspectos
de la física moderna apoyan una comprensión procesual-relacional del mundo como
propuso Whitehead.
En este sentido Eastman partió del criterio de que las dualidades son
comunes en la ciencia moderna, pero no es necesario interpretarlas como simples
dualismos. Es decir, en primer lugar, observó los objetos perceptuales y el
particularismo a través de lo que Whitehead comprendió a través del par
relación-proceso para evitar así las nociones de separabilidad y particularismo (Pág., 15). En segundo
lugar, consideró que la experiencia es ubicua y un principio metafísico básico
que puede ser explicado como un “panexperiencialismo” podría entenderse desde
una perspectiva ecológica siguiendo el principio de creatividad. En tercer
lugar, consideró, siguiendo a Whitehead, un holismo relacional orgánico que no
sólo incluye las perspectivas ecológicas, sino también parte de la idea de que
las partes y los todos puede ser explicada por el principio de la emergencia.
En cuarto lugar, a pesar de los contrastes la existencia de conceptos que son
más o menos comunes en los marcos clásicos, cuánticos y de procesos parten de
la idea de que los tres no son predecibles en el más mínimo detalle. En quinto
lugar, en relación con los conceptos contrastantes el paso a una nueva
concepción de acto y proceso permite suplantar a los objetos eliminando las diferencias.
En sexto lugar, las dualidades complementarias en la física (clásica y moderna)
y la filosofía cada vez más se está entendiendo
como parte de un sistema desde una perspectiva correlacional como, por ejemplo:
complejidad-simplicidad, discreción-continuidad; actualidad-posibilidad;
sintético-analítico; asimetría-simetría; local-no local y acto final-acto
inicial, asociado con sucesor-predecesor. Estas dualidades tienen una
estructura similar tanto en la física como en la filosofía (Pág., 25).
Teniendo en consideración lo antes expresado, Eastman afirmó la existencia
de una correspondencia sustancial entre muchos pares de dualidades en filosofía
y física. En aquellos casos en los que la correspondencia es más clara, los
resultados de la física pueden tener implicaciones filosóficas importantes
(Pág., 27). Ahora, si bien está consciente que en algunos casos no ocurre
indicó que ellos deberían ser considerados áreas fructíferas de estudio para
encontrar una explicación filosófica. Desde la perspectiva de la Economía
Azul este esfuerzo de Eastman apunta a la transdisciplinariedad desde lo
que se podría denominar una ciencia social acuática.
Para
Erwin Schröndiger en el año 1944 la física y la química pueden dar cuenta de
los fenómenos espacio-temporales que acaecen dentro de los límites espaciales
de un organismo vivo. En este sentido expresó que el pensamiento es algo
ordenado y las percepciones y experiencias tienen cierto grado de regularidad,
es decir, los acontecimientos en el cerebro, según él, deben obedecer a leyes
físicas estrictas o más o menos estrictas y “las interacciones físicas entre
otros sistemas y el nuestro deben poseer, por regla general, cierto grado de
ordenación física, es decir, que también ellos deben someterse con cierta
exactitud a leyes físicas rigurosas” (Pág., 14). Por ello consideró que a mayor
número de partículas hay un mayor orden, es decir, mantienen un flujo regular y
una distribución uniforme. Esto significa que todas las leyes físicas y
químicas que tienen importancia para los organismos o para sus interacciones
con el ambiente son las mismas y si se considera que un organismo tiene una
estructura ‘multi-atómica’ ello obedece a que posee leyes físicas
suficientemente precisas en las que apoyarse para funcionar regular y ordenadamente
(Pág., 26).
La
regularidad, en este sentido, nos indica que las discontinuidades o mutaciones
en el mecanismo de la herencia para que puedan constituir un material adecuado
para el proceso de la selección natural deben ser acontecimientos raros y poco
frecuentes como efectivamente ocurre. Por ello, según Schröndiger, pueden ser
explicado mediante la teoría cuántica a partir de unos principios
fundamentales, aunque reconoció que deben existir otras leyes aún desconocidas
para la humanidad que en la actualidad se están estudiando (Pág., 56-64, 90).
Como se puede observar, no sólo la idea del acontecimiento permite
correlacionar el pensamiento de Whitehead con el de Schröndiger, sino también
una concepción cuántica de la naturaleza hace que el principio de imitación que
comporta la Economía Azul debe considerar su NO alteración desde una
perspectiva genética como veremos a continuación por los riesgos que comporta.
La
vida, según el físico austríaco, es la expresión de un sistema macroscópico que
se basa en el comportamiento ordenado, reglamentado y mantenido de la materia
“siguiendo un patrón gráfico invariante de causalidad formal y eficiente” a
través de lo que se conoce como metabolismo (Pág., 91)[7]. El
metabolismo es el cambio o intercambio de material que se hace para evitar la
entropía positiva máxima que es la muerte. La entropía, en este sentido, es una
medida del orden que permite que un organismo se mantenga así mismo a un nivel
bastante elevado de orden a través de la absorción continua de orden de su
medio ambiente. Después de utilizarlos, los devuelven en una forma mucho más
degradada para ser reutilizado por la naturaleza (Pág., 94-97). Hasta este
punto podemos afirmar que la concepción de la Economía Azul basada en la
reutilización y la circularidad es consistente. Por tanto, existen dos
mecanismos distintos por medio de los cuales pueden producirse acontecimientos
ordenados: el mecanismo que produce orden a partir del desorden que se basa en
su irreversibilidad y hace posible la comprensión de las líneas maestras de los
acontecimientos naturales y otro nuevo, que produce orden a partir del orden
que puede ser explicado por la mecánica cuántica debido a que todos los
acontecimientos puramente mecánicos (entendido en sentido amplio) parecen
seguir en forma clara y directa el principio del orden a partir del orden como
se observa en el plano microscópico (Pág., 104-106). Desde la perspectiva de la
Economía Azul, el primero nos indica que una mutación deliberada para
cambiar un tipo de orden puede crear más desorden y, el segundo, si hay
desorden en la naturaleza habrá desorden en los organismos con tendencia hacia
la máxima entropía. Aquí el fundamento de la Economía Azul pasa a ser
problemático.
5.- Corolario
La Economía Azul observada desde el concepto de naturaleza en
Whitehead y Schröndiger apoyados en los conocimientos iniciales que tenían de
la física moderna es problemático tanto desde la perspectiva teológica como
científica y filosófica debido a que la Economía Azul parte de una nueva
concepción de la competitividad y ello ha empujado a una carrera para producir
bienes cada vez más diferenciado que ha supuesto un riesgo cada vez mayor de alteración
de la naturaleza. Por ello tomamos de la Economía Azul la idea del
reciclaje como imitación de la naturaleza porque nos parece consistente y no su
alteración debido a que sus consecuencias podrían ser impredecibles.
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[1]
Ver también: Torallas Tovar (2023).
[2] Parménides,
siguiendo la exégesis de Bravo, empezó afirmando que el ser existe, a partir de
allí expresó que existe porque es ingénito, imperecedero, inmóvil e inmutable,
completo y si fin. Después de estas afirmaciones agregó que es indivisible por
cuanto es un todo homogéneo y continuo, es decir, hay ausencia de diferencia y
de oposiciones porque es Uno.
[3]
Ver al respecto: Heidegger (1944, Pág.,
396)
[4] Ver: KV 8-9,
240-243.
[5] Concrescencia (concrescence),
según Whitehead, es “One kind is the fluency inherent in the constitution of
the particular existent. This kind I have called ‘concrescence’… Concrescence
moves towards its final cause, which is its subjective aim; transition is the
vehicle of the efficient cause, which is the inmortal past” (PR, 210). Según
Llanes, es el proceso de llegar a ser concreto (2020:55).
[6] Ver también: Ferrerira (2021)
[7] Ver también:
Rosen (1993:310).
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