sábado, 11 de octubre de 2025

ECONOMÍA AZUL, TEOLOGÍA, FILOSOFÍA Y BIFURCACIÓN DE LA NATURALEZA

 



El fundamento de la Economía Azul, según Pauli (2011) es la reproducción o imitación del comportamiento de la naturaleza haciendo que las actividades económicas se realicen de manera circular aprovechando al máximo los recursos disponibles, tratando de minimizar la producción de residuos y haciendo de esta acción un medio para que estos se conviertan en nuevas materias primas para crear otros productos. Como se observa, la palabra clave en esta iniciativa es ‘regeneración’: ayudar a la naturaleza a que se regenere y recupere el equilibrio. Para ello se requiere de un gran esfuerzo en investigación y desarrollo lo cual, a su vez, supone un gran esfuerzo en el plano de la biotecnología y, por consiguiente, un alto riesgo de afectación del ambiente en que vivimos. Esta orientación dirige nuestro interés a la comprensión de lo que denota la palabra ‘naturaleza’ para visualizar cómo la ‘regeneración’ puede ser aplicada.

La palabra ‘naturaleza’ proviene del latín ‘natura’ y denota ‘nacimiento’. Según Verdú (2011), la palabra ‘natura’ a su vez proviene de la palabra egipcia ‘ntr’ que significa Dios (Necher). Para los egipcios Dios era definido como “el poder grande y supremo que creó la tierra, los cielos, el mar, los hombres y las mujeres, los animales, las aves y las cosas que se arrastran, todo lo que es y todo lo que será” (Pág., 80) que en el copto derivó en ‘Ηογt’ que está relacionada, por una parte, con la palabra ‘renovación’ y, por la otra, con las palabras “divino”, “sagrado”, “separado” y “santo”. Teniendo esto presente, Verdú la define como “la energía activa que produce y crea las cosas con regular recurrencia; que les confiere nueva vida y les devuelve su vigor juvenil” (Pág., 80-81). El carácter ‘renovativo’ o ‘regenerativo’ de la naturaleza, como hemos observado, se encuentra en la propuesta de Pauli (2011). Falta determinar cómo los posteriores desplazamientos de significado alteraron o no la conceptualización original de naturaleza.

De este origen egipcio se produjeron dos derivaciones: por una parte, los griegos, gracias a los intercambios comerciales y culturales con el país africano desde antes del siglo V a.C., identificaron lo divino con la diosa de la naturaleza Isis que al complementarse con la raíz indoeuropea (bhû que en sánscrito significa nacer) derivó en el término Physis[1] y, por la otra, los romanos, posteriormente, la denominaron ‘Natura’. El carácter creador, regenerativo, divino, “sagrado”, “separado” y “santo” de la naturaleza no obliga a examinar el devenir de esa palabra en el tiempo para determinar el grado de consistencia del concepto de ‘Economía Azul’. Para ello vamos, en primer lugar, a analizar qué se entiende por ‘Physis’ y el desplazamiento de significado que la hizo devenir en la palabra ‘naturaleza’, en segundo lugar, a analizar la relación existente entre naturaleza y pensamiento desde una lectura orgánica y procesual, en tercer lugar, a examinar la concepción teológica de la naturaleza y, en cuarto lugar, analizar el problema de la bifurcación de la naturaleza y la idea de un orden orgánico a diferentes escalas.

1.- Sobre Physis, natura naturante y natura naturada

Los primeros filósofos griegos definieron Physis como el origen y el desarrollo de cualquier cosa o proceso (jónicos), la causa de todo movimiento y de toda vida (milesios). Según Bravo (1998), el carácter divino de Physis originó dos tendencias diferentes: “la científica heredada de la religión olímpica, y la mística, enraizada en la religión de los misterios” (Pág., 23). La primera se caracteriza por el esfuerzo de separación de la teología, la segunda se entiende a partir de la sacralización del cosmos. En la tendencia científica se atribuyó a physis, en primer lugar, la inmanencia, la dinamicidad y la eternidad, en segundo lugar, lo ilimitado (apeirón) y la suprasensibilidad y, en tercer lugar, lo uno e infinito y dinámico.

En la tendencia mística nos encontramos a Heráclito y Parménides quienes observaron a Physis como la realidad como un todo teniendo como norte el mundo de los seres naturales[2]. En este estudio sólo destacaremos a Heráclito porque nos interesa analizar a Physis como producción y poiesis. Según Bravo, Heráclito observó, en primer lugar, a Physis desde una perspectiva totalizante, en segundo lugar, el ser en general, en tercer lugar, “el ser del hombre, el ser de Dios y, entre los dos últimos, el deber ser” (Pág., 32). Siguiendo esta exegesis, para Heráclito todas las cosas son Uno (el universo) y se expresa en la unidad de los contrarios (Pág., 35), el comienzo se da en cada instante debido a que la generación y corrupción se da como una infinita lucha y armonía de los contrarios. La generación expresa la relación existente entre Poiesis y ser (Physis), por lo que generar es también crear y producir y, consecuentemente, saber y dar el saber a través de un proceso de ‘homologar’[3].

Desde esta perspectiva, podemos agregar dos cosas: en primer lugar, que Physis, en esta lectura heracleitica, puede ser entendida también a través del principio de creatividad como Whitehead (1929) lo conceptualizó en Process and Reality (PR) y observaremos también en Eastman (2020). En segundo lugar, esta creatividad se expresa como ‘emergencia’, es decir, como un cambio acumulativo que de manera procesual ciertas características sobrevienen a otras.

Aristóteles definió Physis como “un principio y causa del movimiento o del reposo en la cosa a la que pertenece primariamente y por sí misma, no por accidente” (Fis. II. 192 b 22-23 y Met. V, 1015 a 13). Como causa inmanente de todo cambio, incluyendo el reposo y el movimiento (Fís. II, 192b 13 y ss.), este concepto de Physis le permitió al estagirita, por una parte, diferenciar las cosas que son por Physis, es decir, aquellas que dirigen su ser hacia la realización plena de su propia esencia en función de un fin, de aquellas que son por téchnē (τέχνη), es decir, aquellas que implican la intervención de la actividad humana. De igual forma, según Bravo (1998), Aristóteles distinguió de Physis los entes no engendrados o eternos, objeto de estudio de las matemáticas y la filosofía primera (Pág., 106). Por la otra, como Physis es sustancia (ousía), porque tiene un sustrato que permanece en los cambios pudo considerarla no sólo materia y forma, sino también como generación, es decir, “un proceso que desemboca en la naturaleza como forma, y en tal proceso, lo que está creciendo, en tanto que está creciendo, no va hacia su origen, sino hacia otra cosa, la forma, lo que crece de ella” (Fis. II, 193 b 12-13 y ss). Según Del Canto Nieto (2010) esta diferenciación va a ser fundamental para el desarrollo de los conceptos de naturaleza naturante y naturaleza naturada. (Pág., 171).

El cristianismo tuvo en cuenta esta separación y esta distinción se encontrará en dos obras: Periphyseon de Juan Escoto Erigena y el comentario a la Física, II 1, 193b 16-18 de Averroes.  En el primer caso Juan Escoto Erigena hizo la distinción entre un principium naturans y su obra naturata. Así el principium naturans refiere al ser creador, Dios, mientras que la natura naturata se refiere al ser creado. En el segundo caso Averroes, según Del Canto Nieto, utilizó “el verbo naturari (en su forma participial naturatum, para traducir el tò phyómenon…), es decir, lo que produce o engendra, en oposición al valor que expresa “lo que ha nacido” (Pág., 172). Miguel Escoto, posteriormente, creó la forma activa natura naturans referida a Dios y a él le siguieron otros autores como Vicente de Beauvais, San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino y Ramón Llull (Pág., 172).

Benedicto de Spinoza, por su parte, expuso en el Tratado Breve (KV) y en la Ética (É) los conceptos de natura naturante y natura naturada. En el primero lo hizo de manera amplia y en el segundo de manera resumida. La natura naturante es Dios considerado como causa libre en cuanto se expresa en infinitos modos y en infinitos atributos y la natura naturada es, al contrario, aquella que sigue de la necesidad de la naturaleza de Dios o de cada uno de sus atributos en cuanto son considerados como cosas que son en Dios y que sin Dios no pueden existir ni ser concebidos (E1p29s 1194-1195)[4]. A partir de esta conceptualización, Friedrich von Schelling usó las expresiones natura naturante y natura naturada para distinguir la filosofía de la naturaleza (natura naturante) de las ciencias naturales que estudian la natura naturada. De la línea spinoziana Alfred N. Whitehead desarrolló su principio de creatividad. Esta afirmación nos conduce a examinar a la naturaleza desde el pensamiento siguiendo la línea del pensador inglés porque nos va a ayudar a comprender no sólo la complejidad de la naturaleza como fundamento de la Economía Azul.

2.- Naturaleza y pensamiento: una lectura orgánica y procesual

Los desarrollos científicos de principios del siglo XX relacionados con la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica, la comunicación, la computación y la técnica, en general, hicieron que Alfred Whitehead se preguntara qué es naturaleza. La respuesta de Whitehead (1920) orbitó en torno a la filosofía de la ciencia natural. En ese sentido, expresó, en principio, que la naturaleza es aquella entidad autónoma para el pensamiento que percibimos mediante los sentidos. Esta condición de la naturaleza expresa, según el autor, que en la percepción sensorial la naturaleza se revela como un conjunto de entidades (cosas) cuyas relaciones mutuas son expresables en el pensamiento sin referencia a la conciencia sensorial ni al pensamiento en sí (Pág., 4-5).

Ahora bien, el conjunto de entidades a las cuales Whitehead (1920) hizo mención las observó, en primer lugar, como acontecimientos parciales que incluyen a nuestra vida corporal, así como el mismo curso de la naturaleza dentro de este espacio que se nos revela directamente en la percepción sensorial y, en segundo lugar, las entidades de las que se habla aquí son entidades naturales y no naturales (Pág., 3-15). Esta concepción de la naturaleza nos permite examinar sucintamente su fundamento relacionado con los conceptos de: (1) tiempo y espacio, (2) relación y abstracción extendida y (3) elementos abstractos, movimiento y experiencia.

Con respecto al concepto de tiempo Whitehead indicó su relación con el espacio. En este sentido el concepto de lugar marca la revelación en la conciencia sensorial de entidades en la naturaleza conocidas en el tiempo por sus relaciones espaciales con entidades determinadas. El ‘Lugar’ indica la ubicación de una entidad conocida como espacialmente relacionada con alguna otra y, agregó, el concepto de ‘discernimiento’ como el carácter específico de un ‘evento’ en un lugar a través de un tiempo. El ‘evento’ o ‘acontecimiento’ lo observa Whitehead como un relato dentro de una estructura de los acontecimientos que están relacionados por extensión y cogrediencia (cogredience) con otros acontecimientos cuyos caracteres específicos que se revelan como relata dentro de la estructura de la conciencia. La extensión es una relación básica entre acontecimientos y la cogrediencia es un acontecimiento y un punto de vista. La revelación en la conciencia sensorial de la estructura de los acontecimientos los clasifica en aquellos que se disciernen con respecto a algún otro carácter individual y aquellos que no se revelan de otro modo excepto como elementos de la estructura (Pág., 52). La red de acontecimientos conforma toda la naturaleza presente tal como se revela en una conciencia sensorial. Es en esta estructura donde tiene su origen la diferenciación de los conceptos de espacio y tiempo.

El espacio surge de las relaciones mutuas de los acontecimientos dentro del hecho general inmediato que es toda la naturaleza discernible de forma simultánea, es decir, dentro del único acontecimiento que es la totalidad de la naturaleza presente que está para la conciencia sensorial. Esta simultaneidad temporal Whitehead, siguiendo a Henri Bergson, lo denominó ‘duración’ (Pág., 53 y 56). Al ser la duración una losa (slab) concreta de la naturaleza limitada por la simultaneidad que se revela en la conciencia sensorial el filósofo inglés concluyó que la naturaleza es un proceso (Pág., 53). De igual forma, como la continuidad de la naturaleza surge de la extensión cada evento se extiende sobre otros eventos y otros eventos se extienden sobre cada evento (Pág., 59). En este sentido, la relación Whitehead la considera desde el método de abstracción extensiva debido a que la continuidad de la naturaleza es la continuidad de los acontecimientos. Esto nos obliga a examinar el método en sí, el carácter del concepto de ‘relación’ y cómo este opera para pensar el espacio y el movimiento.

El método de la abstracción extensiva es una técnica lógica que opera por intermedio de algunos teoremas de series con valores límites que funcionan, por una parte, como derrotas de aproximación para el establecimiento de conceptos y, por la otra, como espacio de extensión a partir de una filosofía relacionista del espacio-tiempo. Este método, en primer lugar, considera que todo está en constante relación y cambio permitiendo con ello tener una perspectiva dinámica de la realidad, en segundo lugar, observa a las entidades a través de las relaciones que permiten su definición en función de la red de relaciones que mantiene con otras entidades (objetos y eventos), en tercer lugar, favorece la concepción del espacio y el tiempo como algo dinámico y, en cuarto lugar, ha posibilitado la unificación de diferentes campos del conocimiento.

La red de relaciones nos permite afirmar, por una parte, que los eventos son bloques básicos de la realidad y están en constante relación entre sí con lo cual, si consideramos los principios de la Economía Azul, NO SE IMITA a la naturaleza sino a una parte de ella sin tener claridad sobre otros efectos que se pudieran estar produciendo y, por la otra, en la medida que gradualmente concrece la complejidad de estas relaciones van creándose estructuras más abstractas que van mutando en el tiempo[5]. En la abstracción extensiva un conjunto abstractivo de acontecimientos es, para Whitehead, cualquier conjunto de eventos que posee dos propiedades: de cualesquiera dos miembros del conjunto, uno contiene al otro como parte, y no hay ningún evento que sea una parte común de cada miembro del conjunto (Pág., 79).

La palabra ‘relación’, según Whitehead, parte de las siguientes consideraciones: (1) es transitiva, (2) cada acontecimiento contiene otros acontecimientos como partes de sí mismo, (3) cada acontecimiento es parte de otros acontecimientos, (4) dados dos acontecimientos finitos cualesquiera, hay acontecimientos que contienen a ambos como partes y (5) hay una relación especial entre acontecimientos que denominó ‘unión’, es decir, un punto que le permitió usar el concepto de espacio instantáneo (Pág., 76). El espacio instantáneo es el conjunto de elementos abstractivos abarcados por un momento determinado (Pág., 90).

El conjunto de elementos abstractos tiene la propiedad tridimensional del espacio instantáneo en un tiempo dado (que conforman cuatro dimensiones) por lo que el orden espacial se define a partir de cada espacio instantáneo (Pág., 91). Un lugar tridimensional de partículas-evento que es la porción común del límite de dos eventos adyacentes se llama abstractamente "sólido". Un sólido que está en un momento dado lo denominó volumen. Un volumen puede definirse como el lugar geométrico de las partículas-evento en el que un momento interseca a un evento siempre que dos eventos se intersequen (Pág., 101). Este sólido puede constituir un cuerpo. En este sentido, Whitehead (1925) distinguió entre un patrón corporal que perdura y el acontecimiento corporal que está envuelto por el patrón que perdura, y las partes del acontecimiento corporal. Desde esta perspectiva, un cuerpo es una porción del entorno para la parte, y la parte es una porción del entorno para el cuerpo, sólo que son sensibles mutuamente. La relación de la parte con el todo tiene la reciprocidad especial asociada con la noción de organismo, en la que la parte es para el todo. Por otra parte, el movimiento es un hecho físico que percibimos como algo natural en un "estar aquí" que presupone el reposo (Pág., 105-107). Esta relación, para el filósofo inglés, reina en toda la naturaleza, es decir,

“… la percepción está siempre ‘aquí’, y la duración sólo puede ser postulada como presente para la conciencia sensorial con la condición de que proporcione un significado ininterrumpido de ‘aquí’ en su relación con el acontecimiento percipiente” [en su relación con la naturaleza] (Pág., 110).

Lo hasta aquí examinado encontró un fundamento más sólido en el año 1925 en la obra Science and the Modern World. Allí observó que la ciencia, a través de una imagen cuántica del mundo, estaba exigiendo una transformación de este para hacerlo ‘moderno’ forzando también una metafísica y una religión modernas. En el Capítulo IX de esa obra Whitehead (1925) introdujo desde las nociones fundamentales de la física moderna su filosofía orgánica que puso ante sí la posibilidad, la actualidad y la finalidad permitiendo observar a la Economía Azul desde una perspectiva más consistente.

3.- La concepción teológica de la naturaleza

De acuerdo a lo examinado en el parágrafo anterior Whitehead (1920) consideró a Dios como parte de la naturaleza. Ello nos obliga a analizar el plano teológico de su concepción y sus interpretaciones posteriores y actuales desde la perspectiva de una teología natural entendida procesualmente, luego analizaremos lo que se entiende por la ecoteología o teología ecológica para visualizar la convergencia teológica relacionada con el ambiente y finalmente, vamos a estudiar la convergencia entre teología y política desde esta nueva perspectiva para comprender la Economía Azul desde la perspectiva whiteheadana.

​​Por teología en el sentido más amplio Cobb (1965) se refiere de forma utilitaria a cualquier expresión coherente sobre cuestiones de interés último que reconozca que la perspectiva por la que se rige proviene de una comunidad de fe. En esta definición hay tres aspectos que son considerados: en primer lugar, además de la religión habla de Dios, el hombre, la historia, la naturaleza, la cultura, los orígenes, la moralidad y el destino, en segundo lugar, no se distingue por su contenido de todas las demás formas de pensamiento y, en tercer lugar, permite establecer puentes entre el cristianismo con otras religiones. Estas tres consideraciones otorgan una visión perspectivista diferente e interrelacionada que tiene un efecto en lo concerniente a la Economía Azul porque la naturaleza, como hemos visto, envuelve al hombre en sí mismo y todo lo que de él emana.

La teología natural es la reflexión crítica de todo lo que puede conocerse en relación con cuestiones de interés humano último mediante la sola razón, concibiendo la razón en este caso como un poder humano universal. En este sentido es la superposición de dos círculos, el teológico y el filosófico que se observa, por una parte, su perspectiva particular está formada en una comunidad desde la que habla y, por la otra, encarna un pensamiento que se ha realizado y juzgado en términos de normas filosóficas. Por tal motivo Cobb (1965) desarrolló una teología natural cristiana y tendencialmente relativista a partir de la filosofía de Whitehead porque consideró que estaba profundamente influenciada por la visión cristiana de la realidad y crea una nueva posibilidad de comprensión cristiana del hombre, de Dios y la religión.

En relación con el relativismo Cobb (1965) expresó que es fundamental para nuestra situación espiritual y para nuestra comprensión tanto de la teología como de la filosofía debido a que, por una parte, en el caso de la diversidad de los valores no significa que estos no sean reales y, por la otra, la necesidad de vivir y actuar según una creencia cuya verdad no podemos conocer va acompañada de una seguridad de que al hacerlo no nos engañamos por completo. Por ello la teología natural, según Cobb (1965), apela a la experiencia general de la humanidad para justificar sus afirmaciones dando testimonio directo de lo que es característico de su propia comunidad y de esa revelación de la verdad desde una perspectiva práctica para comprender entre otras cosas el papel y los límites de la innovación, y el impacto en un mundo que cada día se hace más pequeño sobre todo cuando las innovaciones biotecnológicas, como uno de los fundamentos de la Economía Azul, son capaces de romper el equilibrio de la naturaleza.

Sobre la innovación Cobb expresó que ella era una fuente de novedad, es decir, una manera en que se presenta la “creatividad”, “emergencia” o la “trascendencia” que ha acaecido desde el origen de la vida por intermedio de crisis evolutivas, puntos de inflexión y actualizaciones de nuevas formas de ser. La evolución ha sido relatada en épocas diferentes a través de los escritos bíblicos en función de cómo ha sido observada la relación entre la fe en la creación y el conocimiento que se tenía de la naturaleza a través de un proceso hermenéutico de revisión e innovación constantes como resultado de la adquisición de nuevas experiencias. Este proceso hermenéutico de la relación entre Dios y naturaleza ha generado nuevas teorías sobre la interpretación de esta relación que han hecho que la relación entre Dios y naturaleza siempre adquiera un carácter provisional y relativo frente a la novedad.

A cerca de un mundo cada vez más pequeño Cobb (1965) consideró que el establecimiento de puentes entre Oriente y Occidente sobre todo por la emergencia de problemas ambientales le permitió pensar en ecoteología. En este sentido, Cobb (1992) tiene una visión teológica de la sostenibilidad que se basa, desde una perspectiva procesual whiteheadana en la interdependencia y dinamicidad de la relación entre Dios, la humanidad y la naturaleza debido a que considera los aspectos científicos y su impacto ecológico, pero buscando integrar los avances de la ciencia con las tradiciones religiosas que observamos como un medio para establecer límites a la visión competitiva que se deriva de la Economía Azul. Desde su enfoque Dios no está separado de la creación, sino que la sostiene y evoluciona junto a ella, es decir, parte de la consideración de que junto con Dios hay una profunda interconexión entre todos los seres y sistemas del universo. Desde esta perspectiva, los seres humanos tienen un papel como co-creador, pero considera que no están por encima de la naturaleza ni tienen derecho a dominarla por lo que todas nuestras acciones por su impacto en el mundo natural y en las generaciones futuras tienen un límite.

Teniendo esto presente Cobb (1992) hizo, por una parte, un llamado a oponerse a la injusticia y a la explotación despiadada de la tierra y, por la otra, hizo un llamado a liderar una visión de un mundo más habitable. Este es el marco de lo que entendió por sostenibilidad. La sostenibilidad es observada por Cobb (1992) como un imperativo moral debido a que persigue crear un mundo próspero y equitativo, al mismo tiempo que permite proteger el ambiente para las generaciones futuras. Al efecto propuso, en primer lugar, una ética ecológica que valore la diversidad biológica, promueva la justicia social y ambiental y reconozca la importancia de cuidar el medio ambiente, en segundo lugar, una espiritualidad ecológica a partir del fomento de una relación más profunda y respetuosa con la naturaleza teniendo presente que ella tiene un valor intrínseco que debe ser respetado y protegido y, en tercer lugar, una mayor interrelación con otras tradiciones religiosas para abordar los desafíos ecológicos.

Para finalizar, la sostenibilidad es un concepto complejo y multifacético que requiere una transformación profunda de nuestros sistemas económicos, sociales y ambientales debido a que implica un cambio de paradigma hacia un modelo de desarrollo que sea más equitativo, inclusivo y respetuoso con el planeta. Es dentro de este marco que la Economía Azul podría ser una propuesta viable si se consideran los riesgos inherentes a la alteración de la naturaleza en función del incompleto conocimiento que tenemos de ella.

4.- Del problema de la bifurcación de la naturaleza a la idea de un orden orgánico a diferentes escalas

La no existencia de una ‘teoría ideal’ o unificada de la naturaleza le permitió a Whitehead usar la expresión ‘bifurcación de la naturaleza’ lo cual planteó la necesidad de explicar, por una parte, los esfuerzos para unificar la física clásica y moderna y, por la otra, los esfuerzos de ir más allá de la perspectiva ética y teológica y colocar a la filosofía a la altura de los avances científicos. Ambas corrientes permiten comprender la relación entre Economía Azul y naturaleza desde otra perspectiva. Por ello, vamos a examinar la concepción whiteheadana de la bifurcación de la naturaleza, luego vamos a analizar el esfuerzo por unificar la física y la filosofía y, posteriormente, examinaremos la aplicación de la mecánica cuántica en la biología para comprender la imagen actual del mundo en base a la Economía Azul.

Recordamos que el carácter complejo que le atribuyó Whitehead (1920) al pensamiento acerca de la naturaleza le permitió afirmar que lo verdaderamente importante son los acontecimientos (Pág., 24). La bifurcación de la naturaleza obedece, según el filósofo inglés, a que la explicación moderna de la naturaleza no es, como debería ser, sino una mera explicación de lo que la mente sabe de ella y una confusión de la explicación de lo que la naturaleza hace a la mente. Por tanto, afirmó que esta situación bifurcante de la naturaleza hace que en la filosofía de la ciencia se deba revisar las nociones generales que se aplican a la naturaleza (Pág., 27-28)[6]

De ahí que Whitehead, en primer lugar, fuese enfático en afirmar que sólo hay una naturaleza, a saber, la naturaleza aparente, y los átomos y el éter son simples nombres de términos lógicos en fórmulas conceptuales de cálculo (Pág., 45) y, en segundo lugar, expresara que la tarea fundamental de una filosofía de las ciencias naturales, como vimos en el segundo parágrafo, es dilucidar el concepto de naturaleza, considerada como un hecho complejo para el conocimiento, exponer las entidades fundamentales y las relaciones fundamentales entre entidades en términos de las cuales deben enunciarse todas las leyes de la naturaleza, y asegurar que las entidades y relaciones así expuestas sean adecuadas para la expresión de todas las relaciones entre entidades que se dan en la naturaleza (Pág., 46). Desde esta perspectiva, pensar en una Economía Azul que se fundamente en la imitación de la naturaleza obliga a considerar estos otros riesgos que se generan por considerar a esta desde una manera bifurcada debido a que al conocimiento de sólo una parte de ella se agrega una distorsión de la manera de ser de ese conocimiento.

Ello ha obligado a pensar en la unidad de las dos físicas y la filosofía. Timothy Eastman (2006), al respecto, pensó en la interdependencia de las tres a través de la complementariedad siguiendo la filosofía del proceso (Pág., 14). En Duality Without Dualism partió de la idea de que muchos aspectos de la física moderna apoyan una comprensión procesual-relacional del mundo como propuso Whitehead.

En este sentido Eastman partió del criterio de que las dualidades son comunes en la ciencia moderna, pero no es necesario interpretarlas como simples dualismos. Es decir, en primer lugar, observó los objetos perceptuales y el particularismo a través de lo que Whitehead comprendió a través del par relación-proceso para evitar así las nociones de separabilidad y particularismo (Pág., 15). En segundo lugar, consideró que la experiencia es ubicua y un principio metafísico básico que puede ser explicado como un “panexperiencialismo” podría entenderse desde una perspectiva ecológica siguiendo el principio de creatividad. En tercer lugar, consideró, siguiendo a Whitehead, un holismo relacional orgánico que no sólo incluye las perspectivas ecológicas, sino también parte de la idea de que las partes y los todos puede ser explicada por el principio de la emergencia. En cuarto lugar, a pesar de los contrastes la existencia de conceptos que son más o menos comunes en los marcos clásicos, cuánticos y de procesos parten de la idea de que los tres no son predecibles en el más mínimo detalle. En quinto lugar, en relación con los conceptos contrastantes el paso a una nueva concepción de acto y proceso permite suplantar a los objetos eliminando las diferencias. En sexto lugar, las dualidades complementarias en la física (clásica y moderna) y la filosofía cada vez más se está entendiendo como parte de un sistema desde una perspectiva correlacional como, por ejemplo: complejidad-simplicidad, discreción-continuidad; actualidad-posibilidad; sintético-analítico; asimetría-simetría; local-no local y acto final-acto inicial, asociado con sucesor-predecesor. Estas dualidades tienen una estructura similar tanto en la física como en la filosofía (Pág., 25).

Teniendo en consideración lo antes expresado, Eastman afirmó la existencia de una correspondencia sustancial entre muchos pares de dualidades en filosofía y física. En aquellos casos en los que la correspondencia es más clara, los resultados de la física pueden tener implicaciones filosóficas importantes (Pág., 27). Ahora, si bien está consciente que en algunos casos no ocurre indicó que ellos deberían ser considerados áreas fructíferas de estudio para encontrar una explicación filosófica. Desde la perspectiva de la Economía Azul este esfuerzo de Eastman apunta a la transdisciplinariedad desde lo que se podría denominar una ciencia social acuática.

Finalmente, desde el ángulo de la imagen del mundo pensar en el cambio permanente supone que un ser, a pesar de que cambia, sigue siendo el mismo debido al código genético que le permitió ser y le permite transmitir. En estructuras más complejas como las organizaciones de seres una realidad cambiante puede ser observada como un flujo que ayuda a ser-si-mismo desde la perspectiva grupal. En una realidad estática se puede producir una mayor diferenciación o, mejor dicho, discontinuidades entre una identidad inalterada y los individuos que dentro de un grupo han cambiado. Esta discontinuidad (o mutación) la denominó Schröndiger la teoría cuántica de la Biología debido a que en la física moderna se denomina saltos cuánticos que pueden ser hereditarios, espontáneos o reproducido en laboratorio (1944 [2022]:45-47). En este punto confluyen la física moderna y la filosofía del organismo como veremos a continuación y permite una nueva perspectiva de la naturaleza en relación con la Economía Azul.

Para Erwin Schröndiger en el año 1944 la física y la química pueden dar cuenta de los fenómenos espacio-temporales que acaecen dentro de los límites espaciales de un organismo vivo. En este sentido expresó que el pensamiento es algo ordenado y las percepciones y experiencias tienen cierto grado de regularidad, es decir, los acontecimientos en el cerebro, según él, deben obedecer a leyes físicas estrictas o más o menos estrictas y “las interacciones físicas entre otros sistemas y el nuestro deben poseer, por regla general, cierto grado de ordenación física, es decir, que también ellos deben someterse con cierta exactitud a leyes físicas rigurosas” (Pág., 14). Por ello consideró que a mayor número de partículas hay un mayor orden, es decir, mantienen un flujo regular y una distribución uniforme. Esto significa que todas las leyes físicas y químicas que tienen importancia para los organismos o para sus interacciones con el ambiente son las mismas y si se considera que un organismo tiene una estructura ‘multi-atómica’ ello obedece a que posee leyes físicas suficientemente precisas en las que apoyarse para funcionar regular y ordenadamente (Pág., 26).

La regularidad, en este sentido, nos indica que las discontinuidades o mutaciones en el mecanismo de la herencia para que puedan constituir un material adecuado para el proceso de la selección natural deben ser acontecimientos raros y poco frecuentes como efectivamente ocurre. Por ello, según Schröndiger, pueden ser explicado mediante la teoría cuántica a partir de unos principios fundamentales, aunque reconoció que deben existir otras leyes aún desconocidas para la humanidad que en la actualidad se están estudiando (Pág., 56-64, 90). Como se puede observar, no sólo la idea del acontecimiento permite correlacionar el pensamiento de Whitehead con el de Schröndiger, sino también una concepción cuántica de la naturaleza hace que el principio de imitación que comporta la Economía Azul debe considerar su NO alteración desde una perspectiva genética como veremos a continuación por los riesgos que comporta.

La vida, según el físico austríaco, es la expresión de un sistema macroscópico que se basa en el comportamiento ordenado, reglamentado y mantenido de la materia “siguiendo un patrón gráfico invariante de causalidad formal y eficiente” a través de lo que se conoce como metabolismo (Pág., 91)[7]. El metabolismo es el cambio o intercambio de material que se hace para evitar la entropía positiva máxima que es la muerte. La entropía, en este sentido, es una medida del orden que permite que un organismo se mantenga así mismo a un nivel bastante elevado de orden a través de la absorción continua de orden de su medio ambiente. Después de utilizarlos, los devuelven en una forma mucho más degradada para ser reutilizado por la naturaleza (Pág., 94-97). Hasta este punto podemos afirmar que la concepción de la Economía Azul basada en la reutilización y la circularidad es consistente. Por tanto, existen dos mecanismos distintos por medio de los cuales pueden producirse acontecimientos ordenados: el mecanismo que produce orden a partir del desorden que se basa en su irreversibilidad y hace posible la comprensión de las líneas maestras de los acontecimientos naturales y otro nuevo, que produce orden a partir del orden que puede ser explicado por la mecánica cuántica debido a que todos los acontecimientos puramente mecánicos (entendido en sentido amplio) parecen seguir en forma clara y directa el principio del orden a partir del orden como se observa en el plano microscópico (Pág., 104-106). Desde la perspectiva de la Economía Azul, el primero nos indica que una mutación deliberada para cambiar un tipo de orden puede crear más desorden y, el segundo, si hay desorden en la naturaleza habrá desorden en los organismos con tendencia hacia la máxima entropía. Aquí el fundamento de la Economía Azul pasa a ser problemático.

5.- Corolario

La Economía Azul observada desde el concepto de naturaleza en Whitehead y Schröndiger apoyados en los conocimientos iniciales que tenían de la física moderna es problemático tanto desde la perspectiva teológica como científica y filosófica debido a que la Economía Azul parte de una nueva concepción de la competitividad y ello ha empujado a una carrera para producir bienes cada vez más diferenciado que ha supuesto un riesgo cada vez mayor de alteración de la naturaleza. Por ello tomamos de la Economía Azul la idea del reciclaje como imitación de la naturaleza porque nos parece consistente y no su alteración debido a que sus consecuencias podrían ser impredecibles.

Referencias Bibliográficas

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[1] Ver también: Torallas Tovar (2023).

[2] Parménides, siguiendo la exégesis de Bravo, empezó afirmando que el ser existe, a partir de allí expresó que existe porque es ingénito, imperecedero, inmóvil e inmutable, completo y si fin. Después de estas afirmaciones agregó que es indivisible por cuanto es un todo homogéneo y continuo, es decir, hay ausencia de diferencia y de oposiciones porque es Uno.

[3] Ver al respecto: Heidegger (1944, Pág., 396)

[4] Ver: KV 8-9, 240-243.

[5] Concrescencia (concrescence), según Whitehead, es “One kind is the fluency inherent in the constitution of the particular existent. This kind I have called ‘concrescence’… Concrescence moves towards its final cause, which is its subjective aim; transition is the vehicle of the efficient cause, which is the inmortal past” (PR, 210). Según Llanes, es el proceso de llegar a ser concreto (2020:55).

[6] Ver también: Ferrerira (2021)

[7] Ver también: Rosen (1993:310).

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