jueves, 6 de noviembre de 2025

ECONOMÍA AZUL: INTERVENCIÓN ESTATAL, COMPETITIVIDAD Y DESARROLLO.

      


     Ver enlace https://youtu.be/xkaFBv1jpMI

La Economía Azul ha sido una nueva manera persuasiva de reorientar la competitividad en un contexto signado por la crisis climática, la necesidad de nuevos recursos, la emergencia de nuevas tecnologías y un reordenamiento político global que está en curso. Decimos persuasiva debido a que en un contexto signado por la idea del progreso Alfred N. Whitehead (1933 [1969]) no sólo pensó la ‘persuasión´ en oposición a la ‘fuerza’, sino también retóricamente afirmó el triunfo de la primera sobre la segunda debido a que asoció a la primera con el concepto de ‘libertad’ por ser esta la condición de posibilidad para dar a la palabra ‘creatividad’ su significado como principio último del universo.

Para el programa sobre el desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) (2024) la Economía Azul es “el uso sostenible de los recursos oceánicos para el crecimiento económico, el empleo y la inclusión social y financiera, centrándose en la preservación y restauración de la salud de los ecosistemas oceánicos y los servicios que prestan”. De esta definición se destacan: la economía desde una órbita política, el conocimiento de la naturaleza para prevenir los riesgos medioambientales y la orientación social desde un enfoque moral y ético. Estas tres orientaciones nos permiten hacer una valoración del grado de consistencia del concepto de economía azul para determinar su alcance desde una lectura práctica. Por ello vamos a analizar el concepto de ‘Economía Azul’ desde tres ángulos de análisis: la intervención estatal, la competitividad y el desarrollo.

El intervencionismo del Estado, según Serra Rojas (1985), refiere a “un sistema intermedio de transición, entre el liberalismo y el socialismo que combina intereses públicos y privados y confía a la acción del Estado agrupar, dirigir y suplir en la vida del país a la iniciativa privada, a la que asigna todavía un amplio margen de acción”. Cuando el intervencionismo es menor se habla de economía de mercado (o libre) llevada a cabo por la empresa privada. Cuando es mayor se habla hoy en día de economía mixta, es decir, dónde se combina lo privado y lo público en lo concerniente a la producción a través de la asignación de recursos para cumplir objetivos específicos. Mientras en la economía de mercado el Estado favorece la actividad económica y establece un régimen financiero fuerte para crear las condiciones de posibilidad de que se desarrolle la industria y el comercio, es decir, para hacer más competitivo el mercado, la economía mixta parte de un proceso de planificación que dirige más o menos la actividad económica y restringe la capacidad de competencia trayendo como consecuencia, según Ludwig von Mises, el estableciendo monopolios estatales o de cualquier otra naturaleza y el empobrecimiento. Esta competencia Mises (1986) la denominó competencia cataláctica, entendida desde una perspectiva praxeológica, para diferenciarla del antagonismo y el conflicto que parte de la idea de la existencia de intereses incompatibles[1]. Esto nos lleva al concepto de competitividad.

La competitividad, en general, está relacionada con la preparación de los individuos, la tecnología disponible, la capacitación que se tenga y, finalmente, la mayor efectividad o eficiencia en lo que se produzca o se desee producir. Esto es importante con respecto a la Economía Azul debido a que ella se fundamenta en la creatividad y la innovación. Mises partió de la idea de que los medios de subsistencia son escasos. En este contexto, la cooperación social desvanece cualquier potencial de conflictos y produce una comunidad de emprendedores. Pero ello no quiere decir que no haya competencia. Para él representarse un sistema sin competencia habría que imaginarse una república socialista. En esa república, como se ha demostrado, la gente es totalmente apática e indiferentes y no busca su superación por vivir bajo la protección del Estado evidenciándose un estado de inautenticidad que se devela cuando este no puede protegerlo más. Por ello consideró que la competencia cataláctica se caracteriza por una parte, por ser un fenómeno social debido a que no sólo corresponde exclusivamente a los consumidores el determinar libremente qué misión cada entidad actual haya de desempeñar en la sociedad, sino también comprando o dejando de comprar, los consumidores señalan la posición social de cada ciudadano y, por la otra, cumple una función social en la medida en que garantiza de forma persuasiva la mejor satisfacción posible a los consumidores dadas las circunstancias económicas específicas concurrentes. Las palabras claves para Mises (2011) para lograr la superación, además de libertad, es innovación. Creemos, por una parte, que este es el punto de confluencia entre el pensamiento de Whitehead y Mises y, por la otra, esta confluencia aleja la desmesura y los extremos que caracterizan el uso de la fuerza por la persuasión que sustenta la línea del progreso.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) introdujo, por su parte, el concepto de competitividad auténtica que entienden “como la capacidad de incrementar, o al menos de sostener, la participación en los mercados internacionales con un alza simultánea del nivel de vida de la población”. Esta competitividad auténtica depende de la condición de posibilidad de elevar la productividad al nivel de las mejores prácticas internacionales y supone la identificación, imitación y adaptación de nuevas funciones de producción por parte de las empresas. Pero, para ello se requiere de políticas desarrolladas e instrumentadas por los gobiernos relativas a la investigación, desarrollo e innovación tecnológica, así como la implantación de políticas relacionadas con la equidad, la educación, el crédito y el aseguramiento de una institucionalidad estable.

Ahora bien, la necesidad de que el Estado cree las condiciones de posibilidad para poder ser competitivo nos obliga a examinar qué se entiende por ‘desarrollo’. Mises, en este sentido, partió de un axioma fundamental basado en que “el ser humano actúa intencionalmente para alcanzar los fines que desea”. Fundamentando esta premisa consideró que realmente ha sido la propiedad privada sobre los medios de producción la que ha permitido el desarrollo de la humanidad. Así pues, para él, quienes han propugnado la libre competencia y la libertad de empresa han generado la mayor prosperidad y un gran desarrollo económico. Para Mises, en este sentido, el desarrollo dentro de un contexto de libertades económicas es la forma en que se exterioriza el progreso. Así pues, lo que Mises (2007) llamó progreso económico es el efecto de una acumulación de bienes de capital que excede el aumento de la población. Esto nos lleva a examinar el concepto de ‘libertad’ entendida desde la perspectiva del desarrollo.

Amartya Sen (2000) expresó que la libertad es un bien primario que posibilita el desarrollo tanto desde la perspectiva individual como grupal debido a que es la forma de romper “las ataduras, en cualquiera de sus formas que impiden al individuo ejercer su voluntad a partir de un juicio racional” y está asociada con la necesidad de evitar el hambre, la desnutrición, las enfermedades y la muerte prematura y la de garantizar los conocimientos básicos para expresarse de cualquier forma y por cualquier medio. En este sentido la libertad es un medio y un fin para el desarrollo. El desarrollo, por otra parte, lo entendió como el proceso de expansión de las libertades reales que disfrutan los individuos.

Estas libertades se expresan en lo político, lo económico, en la seguridad social y las garantías individuales. La libertad política está relacionada con la capacidad de elegir y establecer el gobierno que se desee y la de expresarse y asociarse libremente. La libertad económica se refiere a la posibilidad de utilizar recursos para el consumo, la producción o el intercambio. Este es el marco de la Economía Azul que hemos considerado. Las oportunidades sociales apuntan a la educación y la salud para el ejercicio de otras libertades y las garantías son la transparencia que implica poder relacionarse con reglas muy claras. La seguridad, en este contexto, es el instrumento que garantiza la posibilidad de que todas estas libertades sean viables. Estas libertades se caracterizan por dos aspectos: oportunidades para alcanzar metas prioritarias referidas a la libertad como desarrollo y procesos referidos a la toma de decisiones para la obtención de esas metas. En la libertad como desarrollo interesa la capacidad para vivir de acuerdo a los valores de cada individuo ante un sinnúmero de posibilidades reales. En la libertad como proceso lo que interesa son las metas a alcanzar en un abanico de posibilidades que creemos promueven la creatividad en una lectura whiteheadana.

Con lo antes indicado podemos afirmar que la libertad, por una parte, es un bien capital para el desarrollo, la producción y la competitividad y, por la otra, la libertad como fundamento de la creatividad, en una lectura whiteheadana, fomenta el desarrollo y el progreso. La Economía Azul, desde esta perspectiva, para ser consistente como instrumento de persuasión debe fundamentarse en la libertad y el desarrollo. 

Referencia Bibliográficas

Medeiros, V., Gonçalves, L. y Camargos, E. (2019). “La competitividad y sus factores determinantes: un análisis sistémico para países en desarrollo”. Revista de la CEPAL N° 129. Pp 07-27. Documento en línea. Disponible: https://repositorio.cepal.org/server/api/core/bitstreams/820532b5-0b65-4f87-9990-fe54b4a6e507/content

Mises, L. (1986). Planificación para la libertad y otros dieciséis ensayos y conferencias. Buenos Aires. (T. Unión Editorial. de Madrid.). 339 p.

Mises, L. (2011). La acción humana. Tratado de Economía. 10° ed. Madrid. (T. J. Reig). Unión Editorial. 1138 p

Mises, L. (2007). Theory and history. An interpretation of social and economic evolution. Alabama. Ludwig von Mises Institute. 404 p. Documento en línea. Disponible: https://cdn.mises.org/Theory%20and%20History%20An%20Interpretation%20of%20Social%20and%20Economic%20Evolution_1.pdf

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2024). Economías azules y soluciones basadas en la naturaleza para mejorar la acción climática en los pequeños estados insulares en desarrollo de América Latina y el Caribe. New York. UN. 60 p. Documento en línea. Disponible: https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/2024-04/economias_azules_y_soluciones_basadas_en_la_naturaleza_en_sids_de_alc.pdf

Sen, Amartya (2000). Desarrollo y libertad. Barcelona (T. E. Rabasco y L. Toharia). Ediciones Planeta. 220 p. Documento en línea. Disponible: https://indigenasdelperu.wordpress.com/wp-content/uploads/2015/09/desarrollo_y_libertad_-_amartya_sen.pdf

Serra Rojas, A. (1985). El intervencionismo de Estado en la economía. México. UNAM. 75 p. documento en línea. Disponible: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/3/1274/4.pdf

Whitehead, Alfred N. (1933 [1969]). Adventures of ideas. New York. The Macmillan Company. 404 p. Documento en línea. Disponible: https://ia801509.us.archive.org/35/items/in.ernet.dli.2015.506439/2015.506439.adventures-_text.pdf



[1] Para Mises la competencia cataláctica se presenta entre gentes que desean mutuamente sobrepasarse. Pero aquí no se refiere a la aniquilación del contrario sino el relegamiento “a un puesto más conforme con su [capacidad productiva], inferior a aquél que habían pretendido ocupar” en función de la posibilidad de ofrecer productos “mejores y más baratos, mientras los compradores porfían entre sí ofreciendo los precios más atractivos” (Pág., 141).

No hay comentarios:

Publicar un comentario