miércoles, 2 de enero de 2019

EL NOMOS DE LA TIERRA Y CÓMO EL SISTEMA DE REFERENCIA HA IMPACTADO LA DEFENSA DEL TERRITORIO VENEZOLANO AL OCCIDENTE DEL PAÍS Y LA FACHADA ATLÁNTICA



A Javier Nieves-Croes, in memorian

Mi propósito es hacer un homenaje a Javier Nieves-Croes. No sólo es traer al presente las ocurrencias que compartimos como profesor y alumno. Muchos recuerdan la anécdota de la pistola Glock 9 mm usada con fines intimidatorios para poder continuar dando sus clases de derecho del mar. Tampoco quiero traer al presente los retos que encaramos en el Estado Mayor General de la Armada, por ocho años, para sostener las posiciones históricas en defensa de la soberanía nacional en los ríos fronterizos y en las áreas marinas y submarinas que pertenecen a todos los venezolanos. Voy a compartir los empredimientos pasados y presentes que desarrollamos en el plano intelectual para poder crear las condiciones de posibilidad de pensar en una nueva Venezuela en el futuro por venir. Ambos, junto con un grupo de republicanos que se hicieron llamar “Cañoneros” creímos que era preciso revisar la historia nacional para traer al presente aquello que por alguna u otra causa fue deliberada o fortuitamente sepultado en el olvido. En este sentido, Javier insistió en que se debería revisar el período comprendido entre 1830 y el fin del siglo XIX porque creía que en ese fase histórica, a pesar de los avatares de la guerra civil que diezmo al país, habían elementos consistentes acerca de una visión de la defensa del territorio nacional que podrían ayudarnos a establecer el rumbo a seguir en la nueva Venezuela que ya está en gestación.
La consistencia a la que se ha hecho mención obedece al hecho de que después del año 1830 Venezuela contó con una débil capacidad para la defensa del territorio nacional que se evidenció en una notable disminución del ejército y de la marina de guerra. A pesar de esta realidad, durante la denominada revolución de las reformas el gobierno nacional logró movilizar un importante contingente militar y naval que le permitió restituir el orden establecido. Seis años después de ese hecho, Codazzi en el año 1841, reflexionando acerca de la hipótesis de una agresión al país por una potencia extranjera expresó que la naciente república no se podía defender en la costa porque las aguas adyacentes constituían un puerto natural que facilitaba las operaciones navales agresivas. Este hecho permite afirmar que la principal preocupación de este pensador venezolano fue que la defensa nacional estaba supeditada a una eventual amenaza proveniente del mar.
Por tal motivo expresó que la defensa era posible desde el territorio interior a partir de tres líneas de defensa que iban de la sierra costera hasta la selva amazónica. Con esta afirmación se puede inferir que se produjo un cambio en el nomos (ordenamiento) sobre el cual se había regido el territorio venezolano. Diez años después de la reflexión realizada por Codazzi, Castelli, en el año 1851 no sólo recordó el carácter hispánico del dispositivo de defensa nacional, sino también indicó la necesidad de potenciar el sistema de defensa costero planteando, además, la necesidad de mantener lo que hoy conocemos como un equilibrio estratégico en relación con los vecinos. Con ello se constata que el nomos español marcó el pensar y el hacer venezolano desde una perspectiva intuitiva e intencional a pesar de no tenerse conciencia sobre el fundamento sobre el cual este nomos había sido establecido. Así pues, la consistencia a la cual hemos hecho mención obedeció a que de alguna u otra manera, la defensa del territorio nacional siguió en cierta manera la teoría y la praxis hispánica.
Esta génesis del pensamiento acerca de la defensa del territorio nacional entre 1830 y 1869 se produjo a la par de una serie de acontecimientos bélicos desarrollados en nuestras costas como las guerras civiles, la diplomacia naval que afectó al país en el período y las acciones de guardacostas y de diplomacia naval realizadas por Venezuela que permiten hacer una reflexión acerca de las concordancias y discrepancias entre el pensamiento y la acción político-estratégica en el período considerado teniendo como referente, podemos decir, el modelo español y, de cómo un pensar y hacer alejado de dicho modelo ha sido perjudicial para los intereses venezolanos.
Consecuentemente, la posibilidad de acceder a documentos inéditos en el Archivo General de la Nación y otras fuentes documentales originales sobre temas navales de la época y la constatación de que la manera de concebir la defensa naval entre los años 1830 y 1901 evolucionó al menos en el plano del pensamiento de una concepción epirocrática en Codazzi a una tendencialmente talasocrática en Díaz y Delgado-Chalbaud ha creado las condiciones de posibilidad para examinar la teoría y praxis de la defensa naval del territorio nacional desde el inicio de la era republicana de modo de hacer histórica esa manera de pensar y hacer la defensa a partir de la consideración de una amenaza desde el mar para demostrar con ello las carencias de la política marítima y naval venezolana a lo largo de nuestra historia republicana como eje fundamental del pensamiento estratégico nacional.
Para ello se hará, en primer lugar, un análisis del impacto de la herencia hispánica en el plano estratégico y operacional para determinar cómo la línea de amistad establecida en Tordesillas ha servido como referente ha servido para dar titularidad sobre territorios continentales, en segundo lugar, se analizará la conducta estratégica venezolana desde la perspectiva del nomos y su efecto en la reclamaciones territoriales en relación con el Esequibo y Colombia a partir de las fracturas que sufrió el modelo hispánico y, en tercer lugar, se va a examinar cómo la evolución del nomos de la tierra ha impactado en la soberanía nacional en la era republicana. El objetivo final es demostrar que el alejamiento del sistema de referencias usado por España para asegurar la defensa del territorio venezolano ha traído graves consecuencias para la preservación de la integridad territorial como hoy en día estamos observando
1.        DE LA HERENCIA HISPÁNICA EN EL PLANO ESTRATÉGICO Y OPERACIONAL DE LAS PRACTICAS MILITARES Y NAVALES EN EL PERÍODO INDEPENDENTISTA.
Jairo Bracho en su importante estudio acerca de la defensa marítima de las costas de Venezuela y su papel en el desarrollo del derecho del mar destacó una serie de aspectos estructurales del sistema de defensa territorial español que es bueno recordar: en primer lugar, que este sistema estaba originalmente centralizado y compuesto, de manera general, por una flota del mar océano y unas flotas de defensa de costas tanto en la metrópoli así como en el Mar Caribe, en segundo lugar, un sistema de fortificaciones para garantizar la conexión marítima desde la metrópoli y hacia el interior del territorio continental para operar como punto de proyección hacia el hinterland americano, en tercer lugar, una estructura de normas que actuaban como especie de reglas de enfrentamiento[1]. Todos, en su conjunto, actuaban como un dispositivo que aseguraba el dominio español en América. En él, el mar desempeñaba un papel de importancia capital como medio de unión que facilitaba la integridad de la totalidad de su espacio. Franco (2009), en el mismo orden de pensamiento, expresó que la centralización de la defensa naval española de sus dominios continentales heredada de Felipe II fue retomada a finales del siglo XVIII por Carlos III luego que España volviese a recuperar su papel de potencia marítima en los mares del mundo. La centralización y la descentralización de la defensa naval española, en este sentido, es un aspecto clave para entender la guerra de independencia en Venezuela y consecuentemente los proyectos de defensa naval del territorio venezolano por el resto del siglo XIX, pero para entender estos dispositivos hay que examinar el plano de inmanencia sobre el cual era visto los dominios españoles fuera de Europa y a qué se refiere la centralidad y descentralidad.
El plano de inmanencia, para nuestros efectos, es el plano intuitivo sobre el cual se yergue la intención que permite la formulación de un proyecto, es decir, es “la evaluación de las variables internas de enunciación relacionadas con el conjunto de las circunstancias” que permiten pensar y hacer algo (Deleuze y Guattari, 2008). El plano intuitivo es, según Deleuze y Guattari (DyG) un a priori y se fundamenta en un acontecimiento que se produce en un espacio y tiempo desarrollado mediante la constitución de “trazos diagramáticos” que actúan como direcciones absolutas de naturaleza fractal (1991/2005). En este contexto, el Tratado de Tordesillas fue un trazo diagramático que permitió que se desarrollara un proceso de adquisición de conocimientos y, consecuentemente, de colonización, cristianización y apropiación, es decir, territorialización, de nuevos espacios, por lo que intención, espacio, tiempo y fractalidad son los aspectos que nos van a ayudar a entender el concepto estratégico naval español hasta los albores del siglo XIX (Blanco, 2016).
La intención estuvo materializada en el interés de las monarquías ibéricas de asegurar un espacio exclusivo de proyección. El espacio y el tiempo están condicionados por el poder[2]. Un poder que desde el Tratado de Tordesillas hasta el Tratado de Paz de Westfalia estableció su naturaleza y alcance dado el papel que jugó España en ese período. Después de Westfalia, el tiempo y el espacio pasaron a ser relativos, es decir estuvieron condicionados por los poderes europeos que emergieron victoriosos del conjunto de guerras que orbitaron en torno a la guerra civil alemana de los Treinta Años. El alcance estaba determinado por la capacidad de ejercer el poder en sí y el horizonte de su ejercicio y su naturaleza estaba dada por la capacidad de excluir a otros en el espacio de dominio. 
Teniendo presente lo antes indicado, los territorios que hoy conforman Venezuela fueron un confín unido a la metrópoli por un mar entendido como medio de comunicación y fuente de recursos. El carácter de horizonte de Venezuela, es decir, de frontera, indicaba que su posesión dependía de la capacidad de mantenerlo y de extenderlo más allá del límite que había alcanzado. Esta afirmación, vista desde la perspectiva de un observador en Madrid, puede ser entendida como un centro cuyo radio indicaba un trazo que señalaba hasta dónde se ejercía la soberanía. Esta afirmación permite explicar cómo varió la estructura de defensa española durante el período colonial a partir de la instrumentación de círculos de interés que indicaba de forma diagramática la capacidad de respuesta del soberano. Ahora si se considera que este observador estuviese frente a un plano de referencia que lo ayudase a ejercer su poder para asegurar sus dominios, este plano en sí expresa la estructura y la capacidad de representar ese poder de forma cartográfica. Esto significó que de un trazo diagramático realizado de forma intuitiva se pasó a una estructura de representación realizada desde una perspectiva referencial. Así pues, la clave de lo que aquí se está indicando son los fundamentos de la estructura de referencialidad para delimitar y proyectar el dominio del espacio.
Un observador observa estableciendo círculos de observación que en cierta forma constituyen círculos de representación. Para un observador español Venezuela era un confín aunque supiese que más allá de ese territorio hubiese otros dominios españoles como Perú y los dominios portugueses que pasaron a formar parte de una misma corona por un período determinado. El espacio entre el horizonte venezolano y los otros dominios españoles es lo que fraccionaba el círculo de representación. Este fraccionamiento no fue percibido como un problema debido a que al encontrarse entre dominios frente a un mismo tiempo del poder, sólo bastaba dilatar (para dominar) el espacio. El mismo tiempo del poder estaba referido a la sujeción de todos los seres del espacio de dominio a la dinámica del poder que, en nuestro caso, estaba relacionada con el establecimiento de un ciclo económico que integró al territorio venezolano a la realidad europea. Esta integración es lo que hizo, por una parte, que para un colono en Venezuela, las decisiones, indiferentemente de la naturaleza de la misma, estuviesen condicionadas por España y, por la otra, que la extensión del espacio estuviese subordinada a lo que efectivamente pudiese ser defendido.
Este modo de ser y hacer se mantuvo más o menos igual hasta el año 1648. Después de ese año se produjo una fragmentación desde el mismo momento que España reconoció la independencia de Portugal y perdió formalmente la supremacía marítima. Desde ese momento, los dominios españoles en América estuvieron amenazados desde el mar por las potencias marítimas europeas (Francia, Países Bajos y el Reino Unido) y desde tierra por los dominios portugueses.
Así pues, si volvemos a una concepción estratégica para la defensa de los dominios españoles basada en la manutención de las rutas marítimas de la flota de indias por intermedio de la flota de guerra del mar océano y los sistemas de defensa intermedio, es decir, los constituidos por los guardacostas y las fortificaciones construidas para cerrar los puntos de acceso al hinterland en cada caso en particular, para garantizar un ciclo económico esencialmente mercantilista[3], podemos entender que la fortaleza de este sistema estaba determinada por la capacidad de defensa y esta capacidad estaba condicionada a la productividad de dichos espacios y al aseguramiento de vectores de proyección que asegurasen la conexión de dichos espacios. La capacidad productiva fue lo que determinó los límites del poder español.
Estos límites se hicieron patentes después del Tratado de Paz de Westfalia y sobre todo después de la guerra de sucesión que obligó a la nueva monarquía borbónica española a instrumentar los mecanismos que le permitieran restituir su poder militar en el mar y a fortalecer su sistema de defensa. Con esta necesidad la España borbónica reorganizó sus dominios siguiendo hoy en día un criterio que podríamos llamarlo fractal, es decir, una cosa, en nuestro caso la soberanía española, cuyo ser se repite a diferentes escalas[4]. Es decir, España reorganizó sus dominios de modo tal que su ser-político se repitiera a diferentes escalas para garantizar su integridad territorial en un alcance global de una manera descentralizada. Pero esto se produjo dentro de un contexto determinado por una fragmentación porque la falta de conocimiento del espacio y la existencia de otros poderes competidores impidieron que este fuese completamente integrado. La evidencia más palpable de este hecho es que si se observa las fortificaciones españolas en la Venezuela de 1750, estas iban en el norte desde San Carlos, en Maracaibo, pasaba por Puerto Cabello, la Guaira, Margarita, Cumaná y Puerto España y, en el sur, por Angostura[5] y, posteriormente, por San Carlos y San Felipe Neri en el Río Negro. A este punto es conveniente que nos detengamos un poco para examinar el dispositivo de defensa español en Venezuela y su importancia en relación con el resto de sus dominios en América.
Zapatero (1990) nos ha indicado que la corona española designó a una serie de enclaves como llaves “por ser decisiva política y militarmente su conservación para la seguridad y desenvolvimiento de un territorio”. Siguiendo a este autor, podemos acotar que de las veinte llaves que cerraban al Caribe para la protección de los dominios españoles, cinco se encontraban en lo que hoy es Venezuela (y Trinidad)[6]. Al conjunto del dispositivo venezolano se le denominó el caño de la Ymbernada o ruta de penetración de los navíos españoles que después de la travesía del océano, se internaban en busca de los abrigos de Tierra Firme[7]. Esta concentración de fortalezas en nuestro país nos permite afirmar que Venezuela se originó como un país fortaleza. La importancia de esta afirmación obedece a que la caída de una de estas llaves amenazaba completamente todo el dispositivo para quien fuese el soberano, tal como se demostró en el año 1634 con la pérdida de lo que hoy se conoce como Antillas Holandesas, en 1795 con la pérdida de Trinidad, en 1811 Puerto Cabello y posteriormente, en el año 1817 con la liberación de Margarita, Cumaná y Angostura[8].

La eficacia de este sistema de defensa se demostró entre los años 1739-1743 y 1806 y en el esfuerzo por reprimir y contener la piratería, el corso, el contrabando y las incursiones armadas que sufrió la colonia. Esta eficacia evidencia que la erección de la Capitanía General de Venezuela, tal como fue reorganizada en el año 1776 fue posible a que ésta se constituyó como una eficaz estructura de contención dentro de un dispositivo defensivo de gran envergadura en el mar Caribe. Desde otro punto de vista, la entidad fractal ya constituida, es decir, la Capitanía General, tal como la conocemos, se convirtió en un espacio productivo que le permitió obtener mayores grados de autonomía. Esta autonomización se produjo, tal como nos las indicó Franco, dentro de un contexto de centralización de la defensa naval[9]. Así pues, la fractalización política tenía un cordón umbilical representado por la defensa naval de un territorio fragmentado.
El problema que se presentaría, como lo veremos más adelante estaría en que la forma de demarcación se mantendría dentro de un concepción euclideana a pesar de que la fractalidad parte de la asunción de la existencia de un espacio no-euclideano. Aun así, en el año 1804, con la creación del Apostadero de Marina de Puerto Cabello se formalizó la capacidad de proyección naval de la fortaleza Venezuela como señaló Bracho (2005).
Esta fragmentación padecía otro inconveniente. El dispositivo de defensa español se fundamentaba en una concepción territorial del espacio que hizo de España una epirocracia a pesar de su dependencia del mar. ¿Qué significa ello? Para que se tenga una idea de lo que se quiere indicar, la batalla de Salamina significó para DyG, una ruptura ontológica en el sentido de que este hecho, que colocó la guerra en el plano de la conciencia, creó las condiciones de posibilidad de apropiarse de un espacio por intermedio de una abstracción dada a partir del aprovechamiento de la capacidad productiva que estaba en concordancia con las necesidades de la época[10]. España no fue capaz de producir una ruptura de naturaleza semejante y ello se evidenció en que las cerraduras (fortalezas) que guardaban las llaves del dispositivo español en América no guardasen las entradas en sí, sino los dominios interiores desde donde España obtenía su riqueza y su poder. De ahí que Nweihed (2000) haya indicado que las puertas marítimas representadas por Caracas y Buenos Aires jugaran un papel preponderante en el proceso independentista continental.
De igual forma, estas llaves a pesar de su capacidad de auto-sostenerse, dependían de la seguridad que ofrecía la flota del mar océano, es decir, sin la posibilidad de defensa desde el mar, la capacidad de contención de las llaves dependían de una serie de factores internos. Por ello, a pesar de la fortaleza del dispositivo de defensa la costa venezolana de Tierra Firme estuvo expuesta a la influencia extranjera, es decir, a otra manera de entender el mundo ¿Qué implicaciones tiene esta afirmación?
El interés extranjero en los territorios de Tierra Firme estaba determinado, por la intención de integrar al espacio a otro ciclo productivo. Este último aspecto es conveniente destacarlo debido a que el monopolio español en sí mediaba entre las necesidades de las colonias y la posibilidad de satisfacción ubicada en muchos casos fuera del dominio. La intención de integrar a Tierra Firme en otro ciclo económico buscaba romper con esa mediación, no eliminar necesariamente esa forma dependencia. La república liberal que se instituyó en el año 1811 en Venezuela, fue la resultante de esa trama de relaciones intencionales. Así pues, el sistema defensivo español en Venezuela fue capaz de contener físicamente las amenazas de las otras potencias marítimas, mas no de las ideas, entendidas como fundamento de la referencialidad, que estaban subyacentes en la intención de romper el sistema de contención.
La ruptura del dispositivo de defensa de los dominios en América se produjo por triple vía: la pérdida de Trinidad, la derrota en Trafalgar y la ocupación napoleónica de la península ibérica. La consecuencia de estos hechos fue que del fracto se produjo una fragmentación política y geográfica, es decir, una guerra civil en un espacio débilmente ocupado que precisó ser delimitado. Ello explica la naturaleza de las operaciones militares y navales al inicio de la guerra de independencia en Venezuela, es decir, el propósito fue integrar fragmentos al nuevo espacio político. Las operaciones navales que se realizaron en Tierra Firme se desarrollaron, en primer lugar, en el espacio circunscrito a las fortificaciones[11] y, en segundo lugar, en el espacio fuera de las mismas. En el espacio fortificado, las operaciones fueron básicamente:
·         De bloqueo y contrabloqueo para intentar mantener abiertas las líneas de comunicaciones marítimas dentro del espacio fortificado y fragmentado.
·         Evacuación y transporte de tropas, que se realizaron durante casi todo el periodo de la guerra para dar continuidad a las operaciones.
·         Suministro de víveres y pertrechos, para sostener la guerra terrestre y para socorrer poblaciones civiles.
·         Enfrentamientos navales puros, cuyo nivel de intensidad fue baja en función de las fuerzas empeñadas.
El tipo de confrontación que se desarrolló en este espacio fue de desgaste. Este desgaste se observa en el agotamiento de la capacidad productiva de la antigua colonia por diferentes causas relacionadas con el tipo de antagonismo que se desarrolló en nuestro espacio, es decir, una guerra revolucionaria[12]. Así pues, las operaciones ejecutadas en el espacio fortificado estuvieron orientadas a disminuir las capacidades logísticas, si se puede llamar así, del adversario.
La reconexión del fracto venezolano con la metrópoli se produjo en sólo tres momentos: 1815, 1817 y 1821[13]. En el año 1815, arribó a Carúpano una expedición conducida por el Brigadier de la Armada Pascual Enrile y Alsedo. Esta expedición condujo a tierra a 10.209 hombres. La importancia de esta expedición se evidenció en el hecho que este comandante español expresó que:
“… las marchas que el ejército expedicionario acaban de hacer prueban hasta la evidencia de que la posesión de Venezuela no es interés tanto solo por lo que vale sino por el papel que juega con respecto a la Nueva Granada y que sus frutos codiciados y recogidos en las haciendas de la costa, tientan a los extranjeros, y de allí nace el tener los insurgentes armas y los negros esclavos para soldados... Sin un cierto pie de marina no puede tranquilizarse Venezuela, y sin un aumento de marina en los momentos de las cosechas no florecerá Venezuela. Si Venezuela se perdiera, sucumbiría la Nueva Granada antes de seis meses, ocuparían el Centro de la América los rebeldes, y el Perú sería el primero que se emanciparía” (Pérez, 1992:191-222).

Después de la expedición 1815, siguió la expedición de Francisco de Paula Topete, que condujo a 1600 hombres a Barcelona en el año 1817. La última expedición de apoyo a la bandera realista en Tierra Firme la condujo Ángel Laborde, quien trasladó 1500 hombres a Puerto Cabello (Ibíd.)[14]. Estas operaciones realistas evidenciaron la necesidad de detener la espiral de desgaste que produjeron las operaciones dentro del cordón fortificado y expresan de suyo la existencia de una entidad política que dejó de ser fracto español.
Antes de examinar el espacio que estaba ubicado fuera de las fortificaciones es de destacar que este estaba constituido por el mar Caribe, el cinturón de islas que cubre el mar de Venezuela (con la excepción de Margarita), los territorios no ocupados al sur de Angostura, al sur del rio Arauca y Meta y el alto Orinoco. Los lugares de máxima vulnerabilidad española estuvieron representados por Trinidad y las Antillas Holandesas[15], y los lugares considerados como llaves estratégicas por su capacidad de proyección estaban representadas, como ya lo indicamos, por los lugares donde se encontraban las principales fortificaciones en el país, es decir, San Carlos en Maracaibo, Puerto Cabello, La Guaira, el eje Margarita-Cumana y Angostura. Este dispositivo nos indica que entre Angostura y la fortaleza de San Carlos viniendo desde el sur, no había una estructura de defensa consolidada debido a que era un territorio interior español resguardado por lo agreste de la geografía. De ahí la importancia de estas dos plazas una vez pérdida Trinidad. Si caían en manos de potencias extranjeras quedaba amenazado todo el dominio. Pero este no fue el caso del año 1811. Ese año se produjo una fragmentación del territorio y Angostura pasó a ser, por una parte, un lugar de importancia estratégico para quién lo poseyera y, por la otra, dada su importancia estratégica sería un lugar donde se producirían enfrentamientos que inclinarían la balanza de la guerra como lo demostraron la serie de combates fluviales que condujeron al enfrentamiento en Sorondo en 1811 donde las armas patriotas fueron severamente derrotadas (Díaz, 2009) y, la liberación de Angostura por parte de las armas patriotas en el año 1817[16].
El establecimiento de una base firme de operaciones en la llave estratégica de Angostura colocó a las fuerzas patriotas ante la posibilidad de operar en el interior del cordón fortificado y afuera del mismo porque esa llave conectaba los espacios marítimos, que en ese momento se encontraban en disputa, con el hinterland suramericano libre de la presencia de fuerzas organizadas realistas. Ello explica de por sí la campaña de los Andes y el propio Armisticio del año 1820. Al estar cortadas las líneas de comunicaciones terrestres realistas con el sur, y el mar encontrándose en una situación de control en disputa, la decisión de la guerra no estaría necesariamente en los campos de batalla terrestres, sino en la imposibilidad de que los realistas recibieran refuerzos[17]. En este contexto, la Batalla Naval del Lago de Maracaibo fue un enfrentamiento con resultados trascendentes debido a que redujo la capacidad de maniobra española fuera de los espacios fortificados, obligándolos, en consecuencia, a replegar su fuerza organizada de combate para una hipotética defensa de los territorios insulares que todavía formaban parte de sus dominios con los escasos medios disponibles para esta tarea[18]. Hipotéticamente debido, en primer lugar, a que en la mente de los conductores de la naciente república se percibía la posibilidad de un intento de invasión por parte de España, según Jiménez (2006)[19] y, en segundo lugar, a que la capacidad de proyección de la naciente república no estaba dada por su capacidad productiva sino por las posibilidades de conexión de la llama independentista al resto del continente. Sin embargo, el hecho de encontrarse dentro de una fortaleza y con el dominio de las llaves que le permitiría proyectarse al hinterland del continente desde una posición, si se quiere central, le dio a Venezuela y posteriormente a la Gran Colombia una ventaja estratégica insuperable.
Así pues, la naciente república pudo proyectar su poder naval hacia las aguas cubanas e incluso a aguas metropolitanas españolas mediante la realización de operaciones de corso. Hubo otros actos donde se buscó crear las condiciones de posibilidad de proyectar el poder contra España. Uno fueron los proyectos para liberar Cuba y las islas Filipinas y, el otro fue la constitución del congreso anfictiónico de Panamá. El primero permaneció como una idea. El segundo se materializó efectivamente en un congreso. Este congreso generaría una nueva dinámica política que estuvo condicionada por la debilidad marítima de los participantes. Las debilidades de la capacidad de proyección marítima colombiana se evidenciarían inmediatamente después del fin de la guerra de independencia en Suramérica debido a la destrucción de su capacidad productiva.
La independencia generó en sí los fundamentos de una nueva referenciabilidad, por lo que el problema de los venezolanos fue cómo restaurar el sistema defensivo español y cómo producir proyectabilidad desde una perspectiva material e inmaterialmente para reducir la dependencia. Dentro de este marco problemático es que se circunscriben los problemas que el país comenzó a padecer desde el año 1830.
II.-        LA CONCEPCIÓN DE LA DEFENSA DEL TERRITORIO NACIONAL EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX.
Julio Chacón ha sido enfático en afirmar que es muy difícil hablar de poder naval entre los años 1835 y 1890 debido a que este concepto surgió a finales del siglo XIX con los trabajos de Mahan y a pesar del incremento del comercio marítimo y del impacto de la revolución industrial en la actividad marítima, en Venezuela esta actividad fue entregada a las casas comerciales extranjeras que operaban en el país. De igual forma agregó que también era problemático hablar de defensa nacional debido a que si bien, en la teoría hubo una preocupación por la defensa nacional en la praxis, las operaciones navales que se realizaron en el país fueron contra insurgentes y no contra potencias extranjeras, y ahí lamentablemente se fue desvaneciendo la visión ofensiva y defensiva estratégica en Venezuela. Por este motivo, vamos a examinar cuál fue la conducta estratégica nacional a la luz de los problemas marítimos venezolanos con las potencias navales del área.
Las indicaciones realizadas por Castelli relativas a la necesidad de defensa en San Carlos de río Negro, en Sinamaica y el Golfo de Venezuela y en el oriente del país constituyeron en sí el retorno de la idea del país fortaleza señalada al principio de este ensayo. Esta preocupación surgió veintiún años después de la separación de Colombia y después de que el país sufriera dos movimientos insurreccionales de gran envergadura. Ahora, ¿qué estaba subyacente en esta preocupación? El sur del río Orinoco era un espacio vacío, en la Goajira se encontraba una civilización que hacía resistencia a la europeización y a sus herederos republicanos y el avance inglés al oeste del río Esequibo no encontraba ningún obstáculo civilizacional.
Como también indicamos, la proyección española en el continente se realizó sobre la base de una línea que se conoció como la partición del mar en el año 1494 en Tordesillas. La línea de Tordesillas facilitó el proceso de territorialización del espacio a partir de una abstracción producida por usar como referencia un meridiano. La actitud asumida para la territorialización del espacio americano fue ofensiva en el continente y ofensivo-defensiva en el espacio marítimo favoreciendo, en consecuencia, la generación de un nuevo tipo de nomos de la tierra a partir de la territorialización del globo mediante el establecimiento y perfeccionamiento de un sistema de coordenadas geográficas. El Tratado de Paz de Westfalia marcó formalmente un punto de inflexión en la conducta estratégica española debido a que significó que España tuvo que adoptar, desde ese entonces, una estrategia eminentemente defensiva en un tiempo territorializado y compartido. Es decir, un tiempo de los principales poderes capaces de proyectarse en el globo.
Esta actitud permitió la implantación de un dispositivo de defensa que fue eficaz para la manutención del imperio colonial por más de un siglo. Así pues, la conducta estratégica de los colonos en Venezuela comenzó siendo defensiva. La fortaleza Venezuela en este contexto fue una estructura de defensa dentro de un dispositivo que reforzó en la conciencia esta conducta pasiva de aquel cuya aptitud se basa en la espera. El movimiento independentista iniciado en el año 1810 cambió esta actitud cuando, mediante una acción ofensiva, buscó la re-territorialización del espacio bajo un nuevo ordenamiento.
Esta re-territorialización se realizó en el espacio fortificado dejando a un lado el espacio marítimo. La causa de este hecho se debió a que el único modo de territorializar el espacio marítimo fue y ha sido siempre por intermedio de la producción y el uso del espacio. Después de la instauración del apostadero de marina de Puerto Cabello en el año 1804, sólo fue durante el gobierno de Páez que se planteó la necesidad de crear una base productiva marítima que permitiera la proyección más allá del espacio fortificado. Esta había sido la principal enseñanza de este General venezolano luego de sus andanzas en el año 1848, sin embargo, la guerra federal impidió que se concretara su proyecto efectivamente.
Si se tiene presente el contexto sobre el cual el General Páez consideró la posibilidad de desarrollar una industria naval hay que considerar que éste estuvo caracterizado por la revolución industrial. Quizás él visualizó la vulnerabilidad de Venezuela tanto en el espacio marítimo como en lo concerniente a la capacidad productiva que permitiera alcanzar dicha proyección. Pensar en desarrollar una capacidad de proyección marítima, en este estado de cosas, es pensar como un emprendedor y como un marino. Ello basado en el criterio de que producir una ruptura ontológica como la acontecida en Salamina, en plena revolución industrial, resultaba razonable si se considera que las invenciones y los nuevos procesos industriales podrían haber hecho que el salto a dar de una economía agraria a otra industrial en un período de recuperación fuese más efectivo en términos de resultados. De forma gráfica mostraremos a continuación ese proceso evolutivo de la conducta estratégica venezolana.

En el cuadro mostrado precedentemente se observa que frente a la concepción de defensa territorial del territorio de Codazzi y Castelli se ejecutaron operaciones navales en el espacio marítimo que fue cedido voluntariamente a un potencial adversario como se evidenció con las acciones de 1848 y 1902.
 Con esta vulnerabilidad estructural, la conducta estratégica de la Venezuela republicana tendió a ser defensiva. Y esta actitud reforzada por la aptitud que se heredó del período colonial hispánico hizo que el modo con que se trató de resolver las disputas internacionales fuese por la vía pacífica como se evidenciaría frente a los Países Bajos, Colombia y el Reino Unido a partir de una práctica consuetudinaria (Utis Possidetis Iuris). En el caso específico del Reino Unido, el uso de la isla Trinidad como un punto de proyección de sus intereses pasó a ser un aspecto estratégico cuya valoración a pesar de ser considerada por los colonos españoles en el momento de su pérdida, no fue suficientemente percibida por los conductores de la joven república en lo atinente a las llaves defensivas construidas por España y operacionalizadas en el siglo XVIII. Después de 1830 se planteó, desde la perspectiva de la práctica estatal, la necesidad de generar una nueva llave que asegurara el hinterland del país frente a amenazas extranjeras y consecuentemente permitiera la completa re-territorialización del espacio y ello no fue percibido plenamente, debido a las estrechas relaciones que mantuvo inicialmente el país con el Reino Unido. 
Desde la perspectiva de Codazzi y Castelli, no hubo una ruptura ontológica en relación con el dispositivo de defensa español. En todo caso, el segundo, consideró la gravedad de la baja densidad poblacional como un impedimento para la defensa y consecuentemente, planteó la necesidad de territorializar la totalidad del espacio venezolano. Guzmán Blanco, consciente de los avances tecnológicos acelerados que se estaban produciendo en Europa y de la debilidad del país en términos productivos, apostó por las comunicaciones terrestres como medio para integrar espacios. Pero no tomó debidamente en consideración que dichos desarrollos también estaban afectando el cómo establecer sistemas de referencia territorial.
Desde el punto de vista de la defensa naval del territorio Nieves-Croes y Jairo Bracho afirmaron que Guzmán Blanco proyectaría la extensión de la línea de defensa al cordón insular que protege al mar de Venezuela. Esto, siguiendo nuestra línea discursiva puede ser entendido como una forma de territorialización.
El modo en que el gobernante venezolano posiblemente concibió la defensa fue mediante el empleo de pequeñas embarcaciones dentro de un concepto estratégico enmarcado en lo que se conoció como Jeune Ecole. Ramón Rivero-Blanco ha descubierto planos de proyectos para la construcción de buques para el país en la era guzmancista que permiten concluir de forma categórica acerca de esta intención[20]. Como se sabe, este proyecto guzmancista a pesar de considerarse la conformación del territorio federal insular teniendo como sede la isla La Blanquilla no se concretó a cabalidad. No obstante, si se analiza este proyecto se evidencia que al ser una especie de evolución del pensamiento de Codazzi y Castelli, no produjo una ruptura ontológica con lo hispánico, como la que se ha hecho alusión, que permitiera colocar al país en capacidad de responder efectivamente ante amenazas externas, lo que faltó fue adecuar esa concepción a las realidades de ese presente histórico. Con ello, la vulnerabilidad estructural del país se mantuvo hasta finales del siglo XIX y esa situación desventajosa tendría, en primer lugar, importantes consecuencias frente al Reino Unido y Colombia en relación al territorio y, en segundo lugar, se constataría durante el bloqueo anglo-germano-italiano entre los años 1902 y 1903 la preocupación de Codazzi en relación con el puerto natural que constituye el mar de Venezuela para la ejecución de operaciones ofensivas contra el país.
La aptitud y las actitudes constatables de la clase dirigente venezolana después del año 1903, fue la misma aun a pesar de que entre los años 1939 y 1944, la guerra mundial se desarrollara a tres millas náuticas de nuestras costas y que el fin de la guerra fría en el año 1991 generó un proceso de reacomodo internacional que nosotros los venezolanos en la actualidad estamos padeciendo. La excepción de esta tendencia estuvo representada por los esfuerzos realizados, en primer lugar, por Román Delgado-Chalbaud y Ramón Díaz[21] a principios del siglo XX, en segundo lugar, por Ghersi Gómez y Sosa Ríos después de la Segunda Guerra Mundial y, en tercer lugar, por Seijas Villalobos y Mendoza Ramírez, como consecuencia de la evolución del derecho del mar. A continuación se muestra el dispositivo de defensa venezolano pensado y activado en 1935 por la Regia Marina Militare italiana y entre 1941 y 1945 por el U.S. Army.

Así pues, la Venezuela republicana mantuvo la conducta estratégica defensiva legada por España sin tener en consideración las fracturas que había sufrido el dispositivo hispánico en la fase final de la colonia ni la estructura de referencialidad que le permitió a España asegurar su dominio por un poco más de tres siglos. Esta fractura estaría agravada esencialmente por el carácter de un ser-español que no superó una orientación dada a la apropiación física de la tierra sin considerar esta desde el punto de vista productivo. De igual forma, los cambios en los modos de establecer los sistemas de referencia que condicionaron la apropiación y defensa del territorio comenzaron a ser percibidos sólo cuando los perjuicios que generaron en el país se hicieron evidentes. Este aspecto es importante tenerlo en cuenta si se considera que en la actualidad los principales sistemas de posicionamiento globales son estadounidense, europeo, ruso y próximamente chino, pero con un nomos que sigue estando establecido por una convención que regula el tiempo y el espacio y una práctica que aún mantiene la intencionalidad de la línea de amistad que constituyó Tordesillas.
Como esta apropiación física permitió que se desarrollaran prácticas que se hicieron consuetudinarias y que hoy día se enmarcan como aquello que se conoce como circunstancias especiales dentro del actual ordenamiento jurídico global, que en sí es el fundamento del sistema de referencia, pero no el cómo aplicarlo para la delimitación y defensa de territorios, vamos a examinar ahora cómo ha impactado el proceso de ordenamiento global en el caso venezolano a partir de la pasividad antes indicada.
III.-    EL NOMOS DE LA TIERRA Y SU IMPACTO EN LA DEFENSA DEL TERRITORIO VENEZOLANO.
Kant nos enseñó en su estética trascendental que el espacio y el tiempo son los fundamentos del conocimiento. Si aceptamos esto como válido hay que imaginarse cómo fue acordado un tratado como el de Tordesillas donde el espacio y el tiempo se constituirían en los fundamentos de la apropiación en la medida en que estos se fueran conociendo. Esta acotación se debe a que siendo una línea, un meridiano, ubicada en el océano a 360 leguas de Cabo Verde que le iba a determinar la titularidad de lo que se obtuviere, habría que preguntarse por una parte, cuándo se produjo el cambio para que desde “una partición del mar” diese titularidad sobre la tierra[1], se pasase a otra donde la tierra generase apropiación del mar si esto efectivamente ocurrió así y, por la otra, hasta dónde llegaban los límites de esa titularidad, es decir, si ese meridiano iba de norte a sur dónde se ubicaría su opuesto.
Si se tiene presente que la navegación realizada con “rrumos de vientos e çrados de norte o de sol” era posible de norte a sur y viceversa en términos de certeza en el posicionamiento, la navegación de altura hacia el oeste era sólo posible con un reloj y un compás que indicara el norte magnético. Con ello quiero señalar que la titularidad del espacio que se consiguiese y conociese se produjo por una abstracción basada en una línea que en sí marcaba desde donde se iniciaba y terminaba la exclusividad de la territorialización de un espacio que, en principio, no tenía límites. Dicho de otra manera, el espacio empezó a ser dibujado a partir del movimiento que realizaron sobre el mismo los ibéricos teniendo como referente una línea trazada sobre el espacio marítimo.
Territorializar es convertir la tierra en un territorio sometido a un régimen de apropiación u ordenamiento. Un territorio es una construcción social, es decir, un nomos que se estructura en un espacio (tierra) que DyG (2008) lo definen dividiéndolo en liso y estriado. Un espacio liso es vectorial, proyectivo y topológico sin conductos ni canales como históricamente ha tendido a ser el Alta Mar y el espacio estriado es métrico, es decir, delimitado como un Estado (incluyendo el Mar Territorial, Zona Contigua y Plataforma Continental) o como fue el mar océano luego del Tratado de Tordesillas para efectos de apropiación. Guattari, en este sentido, ha señalado que el territorio,
“… puede ser relativo tanto a un espacio vivido como a un sistema percibido dentro del cual un sujeto se siente ‘una cosa’. El territorio es sinónimo de apropiación, de subjetivación fichada sobre sí misma. Él es un conjunto de representaciones las cuales van a desembocar, pragmáticamente, en una serie de comportamientos, inversiones, en tiempos y espacios sociales, culturales, estéticos, cognitivos” (Guattari y Rolnik, 2006).

Estos “territorios” remiten al tipo de agenciamiento que permite que estos sean construidos porque relacionan pensamientos y deseos produciendo, en consecuencia, vectores de “desterritorialización” (des-apropiación) y “reterritorialización” (re-apropiación) que le dan contenido y expresión. La “desterritorialización” es relativa en la medida en que concierne a la relación histórica de la tierra con un territorio, como, por ejemplo, el proceso que condujo a la concreción del principio de libertad de los mares en el Tratado de Paz de Westfalia, y es absoluta cuando la tierra entra en el puro “plano de inmanencia” de un pensamiento, que remite propiamente al acto de pensar, es decir, cuando se es capaz de observar el espacio más allá de toda construcción social. Pensar consiste, según DyG (1991/2005), en extender un “plano de inmanencia” que absorbe la tierra entendida como fundamento de una construcción social mediante un proceso de reunión y división proyectándola sobre un devenir establecido. En nuestro caso la relación tierra y territorio se evidencia, en primer lugar, en la tensión entre la historia y un devenir que la considera como el estudio del conjunto de condiciones por medio de las cuales nos desviamos para crear y conservar una república a partir de la realidad española y, en segundo lugar, entre el Ser y el ente, es decir, en cómo definir y separar en conceptos dos entidades determinadas que puedan expresarse en una realidad concreta.
La separación de conceptos que medio para crear otro u otros tiene que ver, como lo hemos indicado, con la ruptura ontológica que permitió el paso de una realidad basada en un territorio a una realidad basada en la producción. En el caso ateniense, este fue un acto des-territorialización que fue posible a partir de un reconocimiento de su ser en sí. Este acto fue producido de golpe, es decir, fue producto de una situación contingente. A finales del siglo XV este acto fue más bien un proceso histórico. Veamos esto más de cerca.
Con la unión de los reinos de España y Portugal la línea de Tordesillas pasó a ser, según Schmitt (2005), la línea que indicaba hasta dónde se aplicaba el ordenamiento europeo. Con ello se iniciaría una competencia entre Inglaterra, Francia y los Países Bajos, para obtener nuevos espacios y para lograr determinar cuál era la antípoda de la línea usada como referencia para concretar el tratado luso-español, es decir, el meridiano de los 180°. Si bien, la primera aproximación la lograron navegantes al servicio de España, su orientación apuntó al espacio que podría ser apropiado. El resto de los competidores también consideraron la importancia del espacio, pero su foco estaba dirigido al tiempo debido a su conexión con la producción y el libre comercio. La obra de Umberto Eco, l’isola del giorno prima, nos cuenta de forma fabulada cómo fue un el proceso histórico de determinación del meridiano 180° desde el siglo XVII hasta finales del siglo XVIII[2][2]. En este proceso es de destacar que con la Paz de Westfalia, el océano pasó a regirse por el tiempo de los usuarios del mismo, es decir, pasó a ser relativo y el espacio estuvo en función de quien lo dominaba.
Cuando España dejo de ser la potencia hegemónica su tiempo del poder dejó de ser el referente sobre el cual orbitaron las relaciones europeas. Según Mahan el Reino Unido alcanzaría la hegemonía en el mar, en el Mar Caribe, en la batalla del canal de Les Sainte en el año 1782 contra Francia dentro del marco del proceso independentista estadounidense y esos acontecimientos marcarían el inicio de los procesos de cambio en toda la región al acentuarse la relativización del tiempo en el mar.
Esta relatividad del tiempo en el mar fue la que empezaron a percibir los habitantes de la Capitanía General de Venezuela entre los siglos XVII y XVIII. La relatividad del tiempo en el mar de los poderes que hacían uso del mismo fue lo que ayudó a Venezuela a producir la ruptura con España. Esta ruptura significó, en primer lugar, que el nuevo país se integraba directamente al orden westfaliano, en segundo lugar, que las prácticas territoriales realizadas por los colonos hispanos quedaran como remanente consuetudinario de un modo de ser-español que tuvo en su plano de conciencia la dependencia a una estructura y unos modos de subsistencia que le permitieron permanecer y trascender en el nuevo territorio y, en tercer lugar, que el Reino Unido se constituyese en el referente, desde el punto de vista temporal, del nuevo Estado. Este referente es el que va a primar en los futuros procesos de demarcación desde una perspectiva temporal y productiva determinada por una relación: Tiempo-valor-trabajo.
La relación tiempo-valor y trabajo fue un recurso desarrollado para explicar las consecuencias de las relaciones económicas producidas por el dominio de esta relación. El desarrollo de la teoría del valor creó las condiciones de posibilidad de observar los procesos históricos que había producido el estado de cosas de ese entonces pudiendo a DyG explicar después que las actuales relaciones de poder global enmarcadas en el orden westfaliano han sido la expresión de un poder global segmentado y sustentado bajo una misma concepción del tiempo basado en la producción en función de las necesidades del mercado. Con esta manera de entender las relaciones internacionales, al establecerse el poblado de Greenwich como el meridiano 0° un siglo después, en plena revolución industrial, el Reino Unido alcanzó lo que habían logrado los atenienses en Salamina más de dos milenios atrás.
Teniendo lo antes indicado presente se puede entender que Estados Unidos produjo una ruptura ontológica gracias al desarrollo de una estructura de producción y los venezolanos al arrojarse al mundo como entidad política independiente heredaron, por una parte, un sentido de ser segmentado por la conciencia de su propia realidad en términos de subsistencia y la realidad impuesta por el hecho de formar parte de un ordenamiento que había dejado de ser global frente a un nuevo nomos que comenzaría a gestarse con la ascensión del Reino Unido como potencia hegemónica y, por la otra, una actitud pasiva heredada de la experiencia colonial, que les ha impedido producir una ruptura que les permitan ser y consecuentemente les permita producir su propia realidad desde una propia temporalidad dentro de un contexto de cambios.
La realidad del mundo está y ha sido determinada por la producción. Esta se presenta como un acto de superación frente a una práctica consuetudinaria y un orden imperante. En la Convención del Mar del año 1982 estas dos acciones están tipificadas como circunstancias especiales (la costumbre en el uso del espacio marítimo) y circunstancias pertinentes (la aplicación de la norma). Con estas dos tipificaciones podemos volver a la fortaleza Venezuela y el impacto que ha tenido el nomos instaurado por los británicos al capturar Trinidad y apropiarse de las tierras al oeste del rio Esequibo y las pretensiones colombianas en los ríos fronterizos y en el Golfo de Venezuela.
La fractura de la fortaleza Venezuela con la conquista de Trinidad y el avance inglés al oeste del rio Esequibo produjo un nuevo ordenamiento a pesar de que se mantuvieron las prácticas consuetudinarias del uso del mar, es decir, la navegación y la obtención de recursos. Ello se mantuvo igual aún mucho después del Laudo de París que decretó la pérdida del territorio Esequibo. En el año 1998, la Armada de Venezuela consciente de que en la fachada del Atlántico Meridional que proyectaba el territorio Esequibo y la desembocadura del río Orinoco[3] se iban a generar presiones políticas de gran alcance por el interés guyanés de otorgar concesiones a empresas extranjeras para explotar los recursos ubicados en áreas que le corresponden a Venezuela, hizo una serie de propuestas orientadas a generar circunstancias especiales en el uso del espacio para reforzar la posición política en un esquema de negociación que comenzaba a presentarse como complejo.
Luego de un importante esfuerzo marítimo realizado a principios del siglo XXI por el Estado venezolano, que en principio supuso una ruptura ontológica desde el mismo momento que se utilizó a la producción como un arma de negociación en ese espacio marítimo, el gobierno nacional ha realizado un cambio de orientación de su política con respecto a los intereses de Venezuela al focalizar sus esfuerzos en un territorio que el país no ocupa, ni usa. Es decir, si bien Venezuela por una serie de causas no usa el espacio terrestre de la Guayana Esequiba, si usa su proyección marítima, y si se considera que la proyección marítima que produjo el Tratado de Tordesillas creo las condiciones de posibilidad de apropiación y territorialización de América, se considera que es en el mar, por intermedio de su uso, lo que podría colocar a Venezuela en una fuerte posición negociadora no sólo frente a Guyana, sino también a las empresas y países que están detrás de esa controversia. Así pues, la manera más razonable de territorializar el Atlántico meridional es por intermedio del uso del espacio marítimo, es decir, creando circunstancias especiales que le den al país un mayor poder de negociación.
Esto nos lleva a otro aspecto del problema. De acuerdo con el derecho del mar todo territorio genera titularidad en el mar, pero cómo un país como Guyana, con una baja capacidad productiva puede aspirar a la explotación de un espacio donde los verdaderos usufructuarios serán empresas transnacionales cuyas sedes se ubican fuera de la región. La respuesta es que aún la línea establecida en Tordesillas permite desde el mar establecer la titularidad de un espacio. Ese es lo que está en juego en la fachada atlántica. Si consideramos que los países con sistemas de posicionamiento propio tienen intereses en Guyana y que el nomos es británico el tema de delimitación va a estar dado por el sistema de referencia (que incluye las circunstancias pertinentes), el nomos y la práctica consuetudinaria.
Con respecto a Colombia, el Laudo de Madrid y el acuerdo de amistad del año 1941 produjeron una nueva fractura en la fortaleza Venezuela. Esta fractura ha ido en dos sentidos, en los ríos fronterizos y en el Golfo de Venezuela. En los ríos fronterizos, gracias al citado laudo, Colombia logró avanzar a los ríos Arauca medio, Meta bajo, Orinoco medio, Atabapo, Guainía y Negro. Su principal interés ha sido lograr navegar libremente hacia el Atlántico por el rio Orinoco y conectar por vía de la navegación fluvial entre el Orinoco y el rio Negro por la difluencia Orinoco-Casiquiare[4][4]. Como se recordará estos espacios quedan fuera de la fortaleza Venezuela que en un momento histórico fueron espacios vacíos y hoy en día espacios con baja densidad poblacional. Esta circunstancia motivó la instrumentación de planes de desarrollo del sur hasta finales del siglo XX con la finalidad de establecer cuñas en los espacios de la fortaleza que habían sido horadados y una concepción estratégica de gran alcance, desde el punto de vista ambiental, para desarrollar de forma sustentable el espacio venezolano ubicado fuera de la fortaleza.
Como se indicó previamente, la posesión de la llave del río Orinoco permitiría el acceso por vía terrestre o fluvial al centro de Colombia y al sur del continente como lo hizo el Libertador Simón Bolívar en el siglo XIX y al río Amazonas y Manaus en el norte de Brasil. Este hecho en sí no ha pasado desapercibido para potencias extranjeras: por una parte, los estadounidenses consideraron la posibilidad de conectar por vía fluvial a Suramérica durante la Segunda Guerra Mundial y, por la otra, un análisis del Admiralty Charts and Publications británico, nos permite considerar que tomando como centro a la Venezuela continental, divide al país en tres áreas cartográficas de alcance global desde su temporalidad estatal por su potencial de comunicación y la concentración de recursos existentes. Consecuentemente, la importancia que en el pasado le dieron los españoles y en el pasado reciente le dan los británicos a ese espacio ameritaría por parte de Venezuela la realización de un importante esfuerzo de reflexión de los sistemas de referencia y, por supuesto, de territorialización, que supondría colocarlo en condiciones para que los habitantes del país fuesen capaces de producir sus medios de vida y evitar así que el ordenamiento global determine la utilidad de ese espacio para efectos de la estructura de producción por canales directos o indirectos como lograron estadounidenses, japoneses y coreanos por citar sólo tres ejemplos.
Por otra parte, la pérdida de territorio al Occidente del país también dejó una práctica consuetudinaria en relación con la obtención de recursos en el golfo de Venezuela y en el archipiélago de Los Monjes. Junto a esta práctica se agregó el uso del espacio de manera creciente en lo que concierne a la navegación. Estos dos hechos han permitido percibir esa parte del territorio desde una perspectiva productiva generando, en consecuencia, una conciencia de dependencia y de identidad que se ha materializado en actos de fuerza para demostrar el interés por mantener el dominio sobre el mismo[5].
Así pues, mientras que el foco de atención en el Atlántico Meridional apunta a la recuperación de un territorio relativizando las circunstancias especiales que pudiesen aumentar el poder de negociación del país, en el Occidente la propiedad del espacio ha estado basada en el uso del mismo, es decir, a partir de la producción dentro de una estructura global relacionada con el petróleo y unas circunstancias especiales relacionadas con el uso del espacio como fuente de recursos de forma consuetudinaria.
La fortaleza Venezuela no fue cosa del pasado, el Proyecto de Desarrollo Sustentable del Sur (PRODESSUR) instrumentado entre 1994 y 1998 tenía como foco la arteria que representa el rio Orinoco. No con la amplitud británica basada en una estructura de producción, sino con la visión española de la dominación de espacios. La visión británica indica, como señalamos en otra oportunidad, que el centro de Suramérica se encuentra en territorio venezolano aunque el centro de Venezuela se ubique en Caracas si se considera el espacio marítimo. El centro de la fortaleza Venezuela queda ubicada de acuerdo con el sistema de referencia global británico, es decir, el eje Caicara-Cabruta y sólo una visión del espacio considerado desde una estructura nacional de referencia y producción es lo que permitiría a los venezolanos producir la ruptura ontológica similar a la que permitieron a atenienses y estadounidenses trascender desde el punto de vista histórico, sobre todo si se considera que al sur-este de esa área se ha confirmado la existencia de recursos que podrían ayudar a generar ese cambio a partir de su transformación desde el punto de vista productivo.
La titularidad de un espacio no la da la tenencia, sino su aprovechamiento desde el punto de vista productivo. La producción, en este contexto, es expresión de una facultad de juzgar o dicho en sentido deleuzoguattariano, de una máquina abstracta que persigue alcanzar mayores grados de perfección y de libertad. Con ello se puede afirmar que la iniciativa de Javier Nieves-Croes Aguirre nos ha permitido usar la concepción de defensa de Codazzi-Castelli para reflexionar acerca de la estructura de acción venezolana desde su génesis hispánica para alertar que en esta segunda década del siglo XXI se ha producido en el país un retroceso que puede tener graves consecuencias para el ser-venezolano desde el mismo momento que la concepción de defensa del país ha retornado a la imagen del espacio fortificado del siglo XVIII y XIX. En todo caso, hay que tener presente que no es que la tierra genere mar o que el mar genere tierra! Lo que da títulos sobre un espacio determinado es el sistema de referencias que se use dentro de un contexto intencional. La importancia de esta acotación obedece a que, con el advenimiento de la era espacial está tendiendo a cambiar el nomos de la tierra en la medida en que se está implantando un nuevo sistema de referencia.

IV.-   REFLEXIÓN FINAL.

El Tratado de Tordesillas fue un trazo diagramático realizado en un plano de inmanencia absoluto sobre un espacio liso. Según Schmitt, el sentido de este trazo cambio cuando Estados Unidos utilizó aproximadamente esa línea para declarar que el espacio ubicado a Occidente de la misma era una zona de paz y neutralidad en el año 1939. En todo caso, los estadounidenses usaron mutatis mutandi el mismo plano de referencia. Si bien los desarrollos aeronáuticos produjeron un nuevo sistema de referencia, este aún se basó en la estructura abstracta que permitió la territorialización del mar con la Convención de Jamaica en el año 1982. El surgimiento de la era espacial ha producido un cambio de circunstancias que está impactando los sistemas de referencias y la producción.
Sin embargo, aún está el plano de inmanencia sobre el cual se hacen trazos diagramáticos. Schmitt anunció el papel que las comunicaciones radioeléctricas estaban empezando a jugar en la humanidad. No profundizó sobre el tema debido a que trazar una línea en el espacio electromagnético es colocar una línea en un espacio físico y en el espacio metafísico. En el espacio físico colocar una línea para partir el espacio significa tener presente los desarrollos satelitales y consecuentemente ir más allá de las orbitas de los satélites actualmente en uso como a finales del siglo XV se realizó con los medios disponibles. En el espacio metafísico es colocar una línea en el plano de la conciencia que se corresponde con la introducción de una idea estructurada con una finalidad específica. En ambos casos al igual que en el pasado, privó una voluntad y una intención que fue conectada intuitivamente produciendo un concepto que marcó la vía para la acción, materializada en una práctica productiva entendida desde el punto de vista material e inmaterial. Este acto intencional es lo que permite establecer un sistema de referencias como lo representó Tordesillas.
Ser independiente, en este contexto, es ser capaz de establecer su propio sistema de referencias. Si ello no es posible va a ser difícil generar los medios para perseverar en la propia existencia y consecuentemente para hacer una defensa viable.


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

BARNES, H (1987). Historia de la Economía del Mundo Occidental, hasta principios de la Segunda Guerra Mundial. México. Editorial UTEHA.326 p

BLANCO, E. (2004).  Reflexiones sobre Estrategia Marítima en la Era de la Libertad de los Mares. Caracas. Editorial Panapo. 375 p.

BLANCO, E. (2010). Espacio-tiempo y la Guerra. Ensayos sobre política y estrategia marítima. Caracas. Editorial Panapo. 225 p.

BLANCO, E. (2012). “La Regia Marina Militare Italiana y su participación en la Concepción de una Estrategia de Defensa Marítima del Territorio Venezolano, 1935-1940”. Caracas. CGA. Revista de la Armada.

BLANCO, E. (2013). Venezuela y su historicidad marítima: pasado, presente y futuro. Caracas. Conferencia presentada en el Postgrado de Historia de la UCAB. [Documento en Línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2013/12/venezuela-y-su-historicidad-maritima.html .

BLANCO, E. (2015a). “Deleuze y Guattari: sobre el acontecimiento”. Caracas. UCV. Ponencia presentada en las XI Jornadas de Investigación Humanística y Educativa. UCV-FHE. 23 p

BLANCO, E. (2015b). “Teoría y Praxis de la Guerra en el Mar entre 1914-1918 y su influencia en Venezuela”. Caracas. Universidad Militar Bolivariana de Venezuela. Ponencia presentada con motivo del Centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial. [Documento en Línea]. Disponible: www.edgareblancocarrero.blogspot.com

BLANCO, E. (2016). Ontología de la Guerra: Crítica al concepto de guerra en Hardt y Negri. Caracas. FHE-UCV. Tesis doctoral en filosofía. 456 p.

BRACHO, J. (2005a). El Derecho Internacional Marítimo en el mar de Venezuela I (1700-1783). Caracas INEAI. 199 p.

BRACHO, J. (2005b). La Defensa Marítima de la Capitanía General de Venezuela II (1783-1813). Caracas. INEAI. 540 p.

BRACHO, J (2011). Iconología Naval Venezolana. La imagen y el símbolo en 200 años de Historia. Caracas. CGA. 212 p.

CHACÓN, J. (2000). Poder Marítimo Venezolano. Caracas. Editorial El Aleph. 180 p

CHAVES, J. (2009). “Emancipación de Hispanoamérica y Guerra Económica: La Actividad Corsaria”. Madrid. Revista General de Marina. Tomo 257. 223-237 pp.

CODAZZI, A. (1841/1960). Obras Escogidas (Volumen II).Caracas. Ediciones del Ministerio de Educación. Biblioteca venezolana de la Cultura.

DELEUZE, G y GUATTARI, F. (2008). Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. 8º éd. Valencia. (T. J. Vásquez y U. Larraceleta).  Editorial Pre-Textos. 522 p.

DELEUZE, G y GUATTARI, F. (1991/2005). Qu’est-ce que la Philosophie? París. Editorial Minuit. 206 p. Edición portuguesa (2009). O que é a Filosofia?.Sao Paulo. (T. B. Prado y A. Alonso). Editora 34. 279 p

DÍAZ O, M. (2009). “La Real Armada y el Control del Orinoco en la primera parte de la Independencia Venezolana: La Batalla de Sorondo”.  Madrid. Revista General de Marina. Tomo 257. 271-281 pp.

FRANCO C, H. (2009) “Los Apostaderos: Factor esencial del Apoyo Naval”. Madrid. Revista General de Marina. Tomo 257. 237-245 pp

GONZÁLEZ GUINAN, F. (1954). Historia Contemporánea de Venezuela (Tomo Undécimo). Caracas. Ediciones de la presidencia de la República.

GUATTARI, F y ROLNIK, S. (2006). Micropolítica. Cartografía del Deseo. Madrid. (T. F. Gómez). Editorial Traficantes de Sueños. 367 p.

JIMENEZ, L. 82006). 1828.1829. Guerra Gran Colombia-Perú. Impacto de las campañas Navales desarrolladas durante el Conflicto. Caracas. CGA. 135 p.

MAHAN, A. (1890/2011). The Influence of Sea Power upon History 1660-1783. Boston. Little, Brwn, and Company. 386 p.

NWEIHED, K (Comp.). (2000). Los países Hemisféricos, Ibéricos e Hispanoparlantes. Por los 500 años del encuentro con la Tierra de Gracia. Caracas. Instituto de Altos Estudios de América Latina. USB. 1131 p.

PÉREZ T, G. (1992).La Marina Española en la Independencia de Costa Firme. Madrid Editorial Naval. 368 p.

PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. (1969). Las Fuerzas Armadas de Venezuela en el siglo XIX (Tomo XI). La República. Los Monagas (1847-1858). Caracas. Ediciones de la Presidencia de la República.

RIVERO-BLANCO, R. (Ed.) (2013). Historia de la Marina de Guerra de Venezuela de inicios del siglo XX. Vida y obra del CC Ramón Díaz. Caracas. Ediciones del autor. 275 p.

RODRÍGUEZ, L. (2014) “La decadencia de la Marina española” Madrid. Revista: Todo a babor. [Documento en línea]. Disponible: http://www.todoababor.es/articulos/decadencia.htm [Consulta: 03DIC2014].

SCHMITT, C. (2005). El Nomos de la Tierra en el Derecho de Gentes del "Jus publicum europaeum". Buenos Aires.  (T. D. Schilling). Editorial Struhart. 375 p.

UNIVERSIDAD DE ALICANTE. Tratados de Tordesillas I-II. Alicante. Departamento de Ciencias Históricas Jurídicas. Pp 07. [Documento en Línea]. Disponible: http://www.artic.ua.es/biblioteca/u85/documentos/1828.pdf [Consulta: 13MAY2016]

ZAPATERO, J. (1990). La Guerra en el Caribe en el siglo XVIII. Madrid. Servicio Histórico Militar y Museo del Ejército. 438 p.







[1] Ver al respecto: Bracho (2005 a y b).
[2] Para nosotros el poder es la capacidad de mediar entre necesidades y satisfacciones.
[3]Los supuestos fundamentales del sistema mercantilista fueron, en general, los siguientes: los metales preciosos constituyen la medida más valiosa de la riqueza de una nación; aparte de la extracción de minerales, el comercio  es el medio principal de acumular metales preciosos en forma de numerarios; como consecuencia de lo anterior hay que favorecer las exportaciones y reducir las importaciones, establecer colonias para garantizar provisión de materias primas y asegurar mercados de productos terminados (Barnes, 1987:326)
[4] Los fractales son entidades matemáticas que están por todas partes. Por sus cualidades son difíciles de definir porque no todos cumplen con las mismas características. Sin embargo, poseen algo en común, es decir, son el producto de la repetición de un proceso geométrico elemental que da lugar a una estructura final de una complicación extraordinaria. Hay muchos objetos de la naturaleza que, debido a su estructura o comportamiento, son considerados fractales naturales aunque no lo parezcan: las nubes, las montañas, las costas, los árboles y los ríos. En lo que se diferencian de los fractales matemáticos es que éstos son entidades infinitas. El padre de esta nueva manera de concebir matemáticamente la naturaleza fue primeramente G. Julia y posteriormente, B. Mandelbrot (DyG, 2008).
[5]Las fortalezas de Angostura estaban orientadas al mar y no al hinterland venezolano.
[6] Estas llaves abarcaban desde la Florida, las Antillas mayores, Centroamérica hasta Cartagena de Indias (Ibíd.:39).
[7] Ver también: Bracho (2005a) y Blanco (2004).
[8]Bracho al respecto ha hecho una importante recopilación acerca de las incursiones realizadas contra el territorio que hoy se conoce como Venezuela. En esa recopilación ha indicado que en al menos en veinticinco oportunidades nuestras costas fueron atacadas de forma localizada o simultánea por importantes fuerzas francesas, neerlandesas o inglesas. Ver al respecto: Bracho (Blanco, 2010:17). Sobre la pérdida de las Antillas Holandesas ver al respecto: ArteHistoria, “Holandeses: guerra de la Sal y contrabando” en http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/1591.htm.. Y sobre la pérdida de Trinidad ver: Zapatero (1990)
[9] Esto significó para Venezuela, siguiendo a Bracho, la institucionalización de una capacidad militar con implicaciones productivas como lo fue el Apostadero de Marina de Puerto Cabello.
[10] Sobre la guerra entendida como un estado de conciencia, ver al respecto: Blanco (2016).
[11] Ver al respecto: Blanco (2004) y Rivero-Blanco (2013).
[12]Esta afirmación sugiere la implantación de una estrategia acorde con las necesidades de guerra que bien podría categorizarse como de guerra prolongada y en este sentido es conveniente destacar que la guerra de corso fue una de las prácticas más empleadas según Franco (2009) y Pérez (1992). El corso patriota se caracterizó por enmarcarse dentro de tácticas dilatorias “fiados en la mayor movilidad de sus naves y la escasez de embarcaciones españolas...”,“...con el fin de que el tiempo y el mar dejasen a los españoles desprovistos de buques” (Ibíd.:264 y 268). Ciertamente los patriotas tuvieron plena conciencia de las limitaciones de los realistas en cuanto a medios, pero si se considera que los medios navales patriotas eran de proveniencia privada, institucionalizada por una patente de corso, la necesidad de preservar la empresa como medio de sustento era un imperativo funcional y de ahí se pudiera presumir la prudencia en realizar combates directos contra unos enemigos dispuestos a acabar la insurrección por cualquier medio.
[13] En el año 1813 la fragata Venganza, condujo a mil soldados a Puerto Cabello (Blanco, 2004).
[14] Esta expedición denominada la “División de Costa Firme” arribó a Puerto Cabello después de haber derrotado a las fuerzas navales patriotas en la citada plaza en el año 1823 antes de la batalla del lago de Maracaibo (Díaz, 2009).
[15] Hay que recordar que para el momento del estallido de la guerra, se estaba constituyendo en Europa una importante coalición anti-napoleónica que tuvo en el mismo bando a España, el Reino Unido y los Países Bajos, por lo que estos territorios, para efectos de la guerra que se libraba en tierra firme eran más o menos neutrales. De ahí la importancia de Haití como lugar de proyección de las operaciones navales bolivarianas.
[16] Piar expresó que la Guayana era “la llave de los llanos, es la fortaleza de Venezuela... ella por su posición está en contacto con los países extranjeros y con todo el interior; ella está cubierta y defendida por un muro más fuerte que el bronce, por el Orinoco, ella, es en fin, el único territorio de Venezuela que exento de las calamidades de la guerra anterior nos ofrece recursos para proveernos de lo necesario, y el único punto de defensa que podemos elegir, así para establecer nuestros almacenes, como para tener un asilo seguro si la suerte nos redujese al último término. La ocupación de Guayana debe ser, pues, con preferencia, el objeto de nuestros esfuerzos. Sus ventajas son incalculables, y los males que produciría el dejarla a nuestra espalda  son conocidos de todos los venezolanos”. La importancia del corso fue tan relevante que el Contralmirante francés Jurien de la Graviere afirmó que esta guerrilla naval, hizo perder sólo a Francia veintitrés buques destinados al comercio en un solo año motivando la presencia de una escuadra francesa en Puerto Cabello para resolver “diplomáticamente”, estas perturbaciones al tráfico marítimo. Ver al respecto: Blanco (2004). Laborde, expresó que para corregir los problemas derivados del corso instrumentó a partir del año 1821 un sistema de convoyes entre Puerto Cabello, La Guaira, Puerto Rico y Saint Thomas para minimizar las posibilidades de pérdidas comerciales más allá de lo grave que ya fueron (Chaves, 2009:233).
[17]La campaña del sur se inició en Angostura, luego del Congreso Constituyente, para lo cual se remontó el río Orinoco y el Arauca, para cruzar la región más septentrional de los Andes. Luego de Boyacá, una parte de las fuerzas patriotas navegaron el río Magdalena dirigiéndose al norte ganando la costa, liberaron Cartagena de Indias y siguieron al este desembocando en el lago de Maracaibo por mar, mientras que otros lo hacían desde el este por tierra y mar.
[18] Ver al respecto: Rodríguez (2014).
[19] Si bien es cierto que pudo haber sido posible que la monarquía española pensase en recuperar sus dominios, también es cierto que el absolutismo monárquico entraría en crisis después del año 1817 y ello reduciría la capacidad militar ibérica para emprender grandes operaciones fuera de la península.
[20] Sobre la influencia de la Jeune Ecole en Venezuela ver al respecto: Blanco (2015).
[21] Ver al respecto: Rivero-Blanco (2013).
[1] “procurar e conseruar mayor paz o más ritmo concordia e sosieço çue el mar en çue las dichas islas están e fueron halladas se / parta o demarçue entre nos todos en alçuna buena çierta e limitada manera” (Tratado de Tordesillas).
[2] Sobre este tema, ver al respecto: Blanco (2015a).
[3] El uso de la expresión ‘Atlántico Meridional’ obedece a que de acuerdo con la concepción geopolítica brasileña y occidental el Atlántico Sur comienza al sur del Trópico de Cáncer. Ello ha determinado el establecimiento de áreas de influencia que subordinan al país frente a las potencias marítimas del norte y del sur. Por ello el uso de esta expresión ‘Atlántico Meridional’ busca darle un nombre histórico a la pretensión venezolana de proyectarse en el océano Atlántico. Ver al respecto: Blanco (2013).
[4] De igual forma Colombia ha mostrado interés en acceder al Lago de Maracaibo por intermedio del rio Catatumbo y al Golfo de Venezuela por el rio Limón.
[5] Para ello sólo basta recordar la defensa del Archipiélago de Los Monjes en el año 1952 y la crisis de la corbeta “Caldas” en el año 1987. Ver al respecto: Blanco (2004).https://www.ivoox.com/nomos-tierra-como-el-audios-mp3_rf_50636271_1.html

jueves, 27 de diciembre de 2018

LA DISOLUCIÓN DE LA FUERZA ARMADA VENEZOLANA Y EL PAPEL DE LA MILICIA EN LA DEFENSA DEL PROYECTO SÃOPAULISTA



José Machillanda realizó hace casi un año una reflexión sobre un tema de actualidad que atañe a la fuerza armada nacional bolivariana (fanb), es decir, la detención y persecución de un importante número de oficiales y podemos agregar las deserciones y las solicitudes de baja de un importante número de profesionales. Este tema que tiene como norte para muchos venezolanos en el futuro inmediato es el de la revuelta militar por considerar a esa institución venezolana como el centro de gravedad de la grave situación política que vive el país. En el proceso sistemático de demolición de las instituciones del país, la fanb después de haber contribuido a ello está siguiendo ese mismo destino una vez que la conducción política de la tiranía le dio preeminencia a la milicia en fecha reciente en función de los escenarios políticos por venir[1]. Según él esta revuelta “que sin ser Golpe de Estado” se expresa como “insurrección, amotinamiento y anarquía de oficiales superiores, oficiales subalterno, suboficiales y tropas que sufren y padecen la miseria exponencial”. La consecuencia que le atribuyó a este hecho el citado autor fue la pérdida de control, por parte de la tiranía, del cuerpo armado, digamos de una manera importante, amenazando con ello su efectividad en sostener el actual régimen.
Hay tres cosas que me interesan destacar: en primer lugar, el concepto de revuelta usado por el autor, en segundo lugar, la fecha límite que marca la posibilidad de ocurrencia de un acontecimiento y otro aspecto que se deriva de la revuelta en sí que es la “carencia de comando en el cuerpo armado” debido a que ambas apuntan a una misma transición política, pero producida en dos tiempos diferentes. Y finalmente analizaremos el rol que juega y jugará la milicia partidaria y su estructura como sostén de la tiranía. El propósito central de este escrito es evaluar el proceso de sustitución de la estructura de defensa en Venezuela para determinar su viabilidad en sostener un proyecto político que ha significado la destrucción del país.
La revuelta militar
Con respecto a la revuelta entendida como “insurrección, amotinamiento y anarquía”, es de mencionar que a pesar de la gravedad de la situación planteada hay que tener presente el impacto que genera en la capacidad organizacional para cumplir con la misión constitucional en sí. En este sentido adelanto que la fanb está estructurada para defender el orden político tiránico basado en el mantenimiento de un modelo de desarrollo (socialista) y no para cumplir con la constitución instrumentada por el mismo orden político. Teniendo esto presente, las preguntas que se plantean es si esta fanb está en capacidad de mantener el orden político en las actuales condiciones y cómo esa ‘revuelta’ los afecta o los podría afectar. Las palabras ‘insurrección’ y ‘amotinamiento’ sugieren la existencia de una estructura a no ser que ambas situaciones se presenten de manera generalizada. En el primer caso la fanb puede responder como aconteció en el año 1992 para mantener un cierto grado de eficacia en relación con el sostenimiento de la tiranía por presumir que la situación es parcial. En el segundo caso, es muy difícil saberlo, pero la cantidad de militares detenidos, las solicitudes de bajas y las deserciones por parte de los miembros de la institución militar son indicadores que evidencian una tendencia cuyo punto de corte ha sido el anuncio del rol definitivo que asumirá la milicia en la defensa del proyecto sãopaulista.
Por otra parte, la palabra ‘anarquía’ que pareciera indicar la perdida de la disciplina y todo lo que ello trae consigo dentro de una estructura militar es la que me interesa mostrar debido a que refleja una situación entrópica provocada por causas externas a la institución militar en el sentido que se produce por la propia estructura de la tiranía y de la sociedad venezolana y por causas interna de la propia institución.
En el primer caso, la estructura militar está sometida a la presión provocada por la misma tiranía por tres causas: en primer lugar, por tratar de imponer por la fuerza un modelo de desarrollo que ha reducido la capacidad del militar para dedicarse a su profesión, en segundo lugar, para cumplir las tareas a-profesionales que la propia estructura le ha encomendado y, en tercer lugar, para tolerar la presencia de grupos paramilitares nacionales y extranjeros al margen de la constitución. Esta presión a la que ha respondido la sociedad haciendo resistencia puso a la institución militar frente a la contradicción de ir contra unos ciudadanos que tradicionalmente debe proteger con el agravante que la misma tiranía ha desarrollado leyes inconstitucionales que pueden declarar ‘enemigos internos’ a los propios venezolanos[2]. Todo esto ya se sabe. El problema se presenta dentro de lo que queda de institución militar cuando desde su mismo seno se presiona a los militares para cumplir tareas constitucionales e inconstitucionales. Esto nos lleva al segundo caso.
En lo interno la tiranía y sus representantes dentro de la misma estructura están haciendo esfuerzos importantes para mantener la cohesión organizacional, pero mediante coacción. La coacción se basa en una relación premio-castigo, pero el premio no existe, no es premio un ascenso (en grados inferiores al generalato) o una bolsa ‘clap’, esos instrumentos se han convertido en un mecanismo de extorsión donde se observa de manera más cruda el castigo. Me interesa el castigo y una de sus variantes: la exclusión y, consecuentemente, la humillación relacionada con la purga militar. Ya en una anterior oportunidad me referí a la purga militar[3]. En ese entonces indiqué que la tiranía venezolana estaba siguiendo el modelo soviético, pero la Rusia del año 1921, ni la de 1937 no es la Venezuela de 2018. El ejército Rojo, al igual que el cubano, surgió de una guerra civil seguida de un proceso de profesionalización de acuerdo con las prácticas de la guerra de su periodo histórico. Las fuerzas armadas soviéticas del año 1937, gracias a la reforma de Mijaíl Tujachevski, eran muy grandes, muy modernas y muy profesionales, y a decir de Aníbal Romero, las más poderosas del mundo, y capaces, como lo demostraron, de resistir una purga de enorme dimensiones. Si las fuerzas armadas rusas pudieron sobrevivir y resistir el embate de la blitzkrieg en el año 1941, después de la purga iniciada en el año 1937, fue porque eran muy grandes, modernas y profesionales. En el caso cubano la profesionalización provino del desarrollo de capacidades para operar en África una vez que su intento de inocular su proyecto político en Venezuela falló estrepitosamente.
La fanb venezolana al contrario es heredera del partido y ejército pretoriano formado por Juan Vicente Gómez para perpetuarse en el poder. Esta recuperó su esencia inicial luego de que fuese ‘capturada’ por la clase dirigente del pacto de Punto Fijo. La fanb no es muy grande a pesar de que la tiranía invoca continuamente la unión cívico-militar. Históricamente se ha dicho que muchos hombres ingresaron a los cuarteles para tener seguro alimento y vestido y eso parece que no está ocurriendo en estos momentos y si ocurre es bajo coacción, como ya he indicado. La fanb no es moderna en el sentido que dados los avances en el modo de hacer la guerra en la actualidad decidió implantar un modelo del pasado basado en la ‘guerra popular prolongada y de resistencia’ sin ni siquiera poseer, el régimen tiránico, una base productiva de bienes para prolongarse en el tiempo ni para resistir. Ciertamente posee equipos medianamente avanzado de defensa aérea, pero el medio, por sí solo, no define la capacidad de una estructura y su disponibilidad operacional debe estar limitada desde el mismo momento que se hizo necesaria la presencia de un importante contingente de técnicos rusos para "la integración de medios de aviación"[4]. La fanb no es profesional debido a que la ‘profesión’ históricamente ha estado dirigida a una actividad específica, la defensa, y en la actualidad, además de reprimir a la sociedad, en general, se dedican a un sinfín de tareas que las han desnaturalizado y desprofesionalizado en su ser, como he indicado, desde una perspectiva ontológica, que hace ver a la milicia como una estructura de defensa postmoderna dentro de un contexto donde se están contratando los servicios de seguridad (por ir más allá de las limitaciones que impone el derecho internacional) y están emergiendo máquinas inteligentes como medios para hacer la guerra[5].
En estas circunstancias, la palabra ‘anarquía’ expresada por Machillanda se corresponde con ‘disolución’, como ya indiqué en su oportunidad[6]. Por supuesto que los regímenes totalitarios han dispuesto en el pasado de mecanismos para evitar la disolución, es decir, el pelotón de fusilamiento como ocurrió en la república española sobre todo desde la ofensiva del Ebro, las fuerzas armadas rusas hasta la batalla de Kursk y alemanas en los años 1944-1945. Pero desde la caída de la cortina de hierro y la disolución de los regímenes totalitarios en la Europa oriental en 1989 no se ha encontrado un mecanismo que pueda detener la disolución de una fuerza armada sino su sustitución.
Vistas así las cosas, la disolución de la fanb viene provocada por el propio régimen desde el mismo momento que han necesitado aumentar los grados de coacción interna para sostener su plan estratégico de acuerdo con el foro de São Paulo en este momento histórico que en el plano continental apunta a una escalada de conflicto si se observa la situación en Venezuela, el cambio de la política en México y Brasil y la retirada de las fuerzas militares estadounidenses de Siria. El problema de la disolución de la fanb y su sustitución es la existencia de diversos grupos armados que coexisten con ella dentro de un contexto de transición que apunta de manera acelerada a la implantación de un estado comunal extra-territorial y la disolución del Estado tal como lo habíamos conocido[7]. Teniendo presente esta situación, indiqué que si la fanb no es capaz de cumplir con la tarea encomendada por el proyecto sãopaulista “la milicia y los grupos armados paramilitares pueden actuar obedeciendo al comando central político,…, y enlazar con los otros grupos armados que operan en la frontera del país”, como la fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (farc), el ejército de liberación nacional (eln) y otros grupos armados que operan en Colombia. Sin embargo, esos grupos todos reunidos son muy pequeños para controlar un país de más de veinte millones de habitantes aun aplicando un terror desmedido, por ello, el arma disuasiva que sostiene la tiranía es generar el caos.
La disolución de la fanb y su sustitución nos lleva, de forma reiterativa, al tema del control de las armas de la república y del empleo de la fuerza. Lo primero para que no caiga en mano de bandas delincuenciales y/o grupos narco-subversivos dentro y fuera de Venezuela[8]. Lo segundo implica la neutralización de todos los grupos armados que estén al margen de la constitución y que fueron organizados por la tiranía. Esto nos plantea el interrogante de saber con qué se cuenta. De los cuatro componentes de la fanb se tiene lo siguiente: la forma en que se ha manifestado la disolución en la armada y en la aviación han sido las bajas del servicio por lo que se observa una aparente cohesión que en términos de control de armas significa que su mantenimiento es factible. De ahí la presencia extranjera (rusa, cubana o china) es de capital importancia. Los focos de indisciplina y la represión han afectado la cohesión en el ejército y la guardia nacional. Pero de forma más notoria en el ejército. Por qué el ejército. Por su histórica inclinación pretoriana cuya máxima expresión fue el Movimiento Bolivariano Revolucionario[9]. Históricamente en Venezuela y en especial en el ejército y hasta el presente no se había presentado la disolución, más bien ha sido la fragmentación. Ello explica los golpes de Estado en el pasado. Pero en estos golpes de Estado siempre hubo un control de armas. En cambio, lo que estamos viviendo es, como se dijo, una purga iniciada por la tiranía y sus consecuencias, como hemos señalado, que explica el fenómeno de disolución y crea las condiciones de posibilidad de perder el control sobre el parque de armas como paso previo a la generación de una espiral de violencia.
La disolución es la expresión de la válvula de escape que están aplicando los militares para evadir la presión a la cual están sometidos. Eso está generando un vacío que debe ser considerado para resguardar el arsenal militar venezolano y para generar las condiciones de posibilidad para instrumentar una nueva estructura que neutralice a los grupos armados paramilitares que están operando en el país. Este vacío que busca ser llenado por una milicia partidaria compuesta por todos esos grupos armados nos lleva a la consideración de la posibilidad de ocurrencia de un acontecimiento.   
¿Acontecimiento y cambio político en Venezuela?
Después de la ruptura formal del orden político en Venezuela a finales de marzo de 2017, cualquier momento es bueno para establecer uno nuevo. Todo ha dependido de la voluntad y de cómo se ha relacionado la situación interna con la coyuntura internacional para la acción política. En este contexto, Machillanda señaló la “carencia de comando en el cuerpo armado” que hace suponer que hay un cuestionamiento de la capacidad organizacional para cumplir su función constitucional de defensa y de seguridad al menos desde que comenzaron a aparecer brotes de indisciplina en el seno de la institución armada. En la carencia de comando es donde se ha comenzado a expresar el vacío y por ello la sustitución de la fanb por la milicia ha sido la medida para que la tiranía pueda sostenerse en el poder. El proceso de sustitución realmente se inició en el año 2005 cuando este cuerpo se incluyó en la ley orgánica de la FAN al margen de la constitución. Después, con las diferentes modificaciones de la ley el proceso siguió un ritmo sostenido hasta que los acontecimientos del año 2014 obligaron a apurar la marcha hacia la sustitución en función del avance del proceso disolutorio de la fanb. Qué se busca con la sustitución. Que el comando político mantenga su capacidad de emplear la fuerza. Si se quiere utilizar una imagen gráfica de cómo ha sido este proceso basta considerar el proceso de minusvalía de la Wehrmacht frente a los cuerpos armados Schutzstaffel (SS) durante la Segunda Guerra Mundial. Así pues, el acontecimiento se podría expresar de manera efectiva en el momento en que la tiranía se hiciese incapaz de emplear la fuerza para cumplir su propósito político. Este es el vacío.
Si se considera que una organización es un acto con un propósito específico, en nuestro caso, la defensa de un modelo de desarrollo atrasado e impuesto de manera ilegal y que rechaza la gran mayoría de los venezolanos habría que imaginarse entonces las características de ese vacío a la luz de la estructura existente. El vacío es fragmentación o metabolización según el lenguaje empleado en el Plan de la Patria (Objetivo 2). Ya he señalado que la organización operativa de la fanb es fractal, es decir, tendencialmente policéntrica, y se evidencia en las REDI’S, ZODI’S, etc. La disolución afecta a esa estructura en el sentido que convierte a esos entes en islas reducidas y limitadas para apoyarse mutuamente a menos que se haga un enorme esfuerzo logístico no sólo para trasladar medios sino también para sostenerlos en el lugar donde sean desplazados. Pero como se sabe, estos están severamente limitados y una movilización nacional y una requisa subsiguiente no va a ser suficiente para garantizar una cohesión organizacional que permita actuar de manera eficaz frente a una contingencia aunque hayan almacenado reservas de suministros considerables.  
Así pues, junto con la carencia de comando está también la reducción de la capacidad logística. Ambas pueden estar correlacionadas o no. La carencia de comando, que implica un conjunto de deficiencias relacionadas con la capacidad de dirigir hombres, está agravada porque las crecientes limitaciones logísticas apuntan a una mayor exigencia. Sin embargo, hay que tener presente que de acuerdo con la teoría de la guerra revolucionaria, la logística es una servidumbre importante que los obliga a prescindir de ella en función de su propósito político. Ello explica la presencia militar en la menguada estructura de producción, la coacción en lo interno de la fanb y la disolución porque los tres fenómenos se están presentando de manera simultánea.
La milicia se observa entonces como una forma de articulación que favorecería la requisición dentro de un contexto de movilización nacional en caso de decretarse una situación excepcional. Pero estos no son fenómenos nuevos. Lo que son nuevas son las circunstancias por lo que si se mantiene el ritmo de la purga, el régimen podría conseguir lo que pudiera estar buscando que no es más que adecuar la fanb al nuevo estado comunal lo que supondría el paso de la estructura actual al de una fuerza armada comunal soportadas por ‘asesores’ rusos y cubanos, las milicias (que también han estado sufriendo un proceso de disolución) y los cuerpos paramilitares (eln, farc, fbl, etc.) que supondría una relativa reducción de costos. Pero, si se adelanta la disolución de manera natural o inducida al margen de la tiranía se la va a dejar sin el soporte para poder alcanzar el objetivo político de naturaleza comunal que van a tratar de imponer y no va a poder tener el control político del parque de armas.
Todo esto nos obliga a examinar la naturaleza estructura y fundamento político-ideológico de la milicia partidista y su papel definitivo en la defensa de la tiranía.
La milicia partidaria y su papel definitivo en la defensa de la tiranía.

Como se indicó, la conducción política de la tiranía expresó públicamente el nuevo rol que va a cumplir la milicia en función de los escenarios que se avizoran en el futuro inmediato. Este hecho hace necesario, en primer lugar, examinar qué es esa milicia, en segundo lugar, cuáles son las implicaciones políticas de su relación con los grupos paramilitares postmodernos a la luz de los incidentes que han acaecido al sur y occidente del país con miembros de la farc y eln y, finalmente, vamos a analizar qué pudiera estar en juego políticamente en función de los potenciales escenarios que pudieran presentarse.
En relación con el primer aspecto la milicia partidaria bolivariana es un cuerpo especial destinado a complementar a la fanb que depende directamente del “presidente... de la República...” y está constituida, según la ley orgánica de la fanb, por la milicia territorial y los cuerpos combatientes. La milicia territorial está constituida “por los ciudadanos... que voluntariamente se organicen para cumplir funciones de defensa integral de la Nación,...” y los cuerpos combatientes “son unidades conformadas por ciudadanos... que laboran en instituciones públicas y privadas, que de manera voluntaria son registrados..., organizados,... y adiestrados..., con el fin de coadyuvar con la [fanb] en la defensa integral de la Nación...” dentro de un contexto signado por una unión cívico-militar. La pregunta que surge ahora es quiénes son estos ciudadanos. En primer lugar los venezolanos y venezolanas que “manifiesten voluntariamente ingresar a la milicia...”. En segundo lugar, existe una ‘categoría militar’ donde se establece una clasificación y unos grados que incluye a la milicia. Según esta categorización pueden ser oficiales efectivos “... los extranjeros... que hayan efectuado estudios en los Institutos de Formación Militar...” como ya acaece al menos a nivel de postgrado, agregando además que gracias a la ‘unión cívico-militar’ muchos ciudadanos están realizando estudios militares en este nivel de forma voluntaria. En tercer lugar, los ciudadanos hasta el presente son aquellos “que no estén sujetos o sujetas a inhabilitación política ni a interdicción civil, y en las condiciones de edad previstas en [la] Constitución...”. Hay una limitación para los cargos que involucra a la fanb, es decir, “Sólo los venezolanos... por nacimiento y sin otra nacionalidad, podrán ejercer los cargos... aquellos contemplados en la ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional”. Como indicamos, en la ley orgánica habla de venezolanos que pueden ser por nacimiento o naturalización, es decir, todo “ciudadano... de manera voluntaria...” con lo cual, un ciudadano indiferentemente de su proveniencia y cumpliendo los requisitos establecidos en la ley puede ser parte de la estructura militar.
Ahora, en relación con la milicia estos voluntarios en caso de movilización podrían cumplir funciones “como militares en la condición de: oficiales de milicia, sargentos de milicia y miliciano”. ¿Quiénes ahora pueden aplicar a esta organización en la circunstancia específica de la movilización en una situación excepcional? En la ley orgánica de comunas se establece que todo individuo organizado en una comuna tiene unos deberes derivados de una de sus finalidades, es decir, “Impulsar la defensa colectiva y popular de los derechos humanos” que tienen que ver con la forma de organización comunitaria y socialista. Uno de los aspectos críticos hasta el presente es que los oficiales de milicia provienen de los componentes de la fanb en el contexto de disolución antes indicado por lo que una señal de la sustitución se presentará cuando se haga más visible la asignación de grados y cargos que por las circunstancias tendrán una mayor naturaleza política al margen de la propia fanb.
El aspecto clave en estas dos leyes que contemplan aspectos que no están establecidos en la constitución del año 1999 es la voluntad. La voluntad posibilita que cualquier ‘ciudadano’ en función de una situación contingente pueda integrarse dentro de esta estructura para contribuir con los fines del proceso de implantación del modelo comunal. Esto nos permite introducir el concepto de voluntarismo. El voluntarismo
“se define como una doctrina en la que la voluntad, indiferente tanto al bien como al mal,…, es única causa eficiente por sí de sus actos, independientemente de toda causalidad objetiva ejercida por su fin... y donde, por tanto, la voluntad, en razón de su indiferencia absoluta con respecto a su objeto, se dice libre esencialmente…”[1].

En este contexto la voluntad es el correlato del término bueno y como moralmente la idea de lo bueno está determinada desde el punto de vista político por un proyecto establecido a priori, lo moral basada en el proyecto político pasa a ser lo legal desde el mismo momento que parte, como veremos, de una integración o congregación de voluntades con una memoria histórica compartida realizada intencionalmente. La importancia de este voluntarismo inducido es su consecuencia política. Este voluntarismo es el que nos lleva al segundo aspecto de nuestra línea argumentativa.
El voluntarismo es lo que nos permite relacionar la milicia y la organización comunal, es decir, a los ciudadanos que de alguna u otra forma hacen vida común en un espacio geográfico de acuerdo con una finalidad específica debido a que ha permitido la inclusión y presencia en actividades económicas desde el mismo momento que la comuna es
“Un espacio socialista que, como entidad local, es definida por la integración de comunidades vecinas con una memoria histórica compartida,..., que se reconocen en el territorio que ocupan y en las actividades productivas que le sirven de sustento, y sobre el cual ejercen los principios de soberanía y participación protagónica como expresión del Poder Popular,...”.

La organización comunal como ha sido concebida por el proyecto sãopaulista es, en principio, una organización fractal conectada en forma de red producida de forma intencional debido a que su existencia depende operativamente de la conducción política del Estado. El voluntarismo inducido desde una perspectiva intencional es asegurado por una operación de captura basada en la explotación del interés privado a pesar de que la finalidad formal es pública, socialista y comunitaria.
Como la actividad productiva que sirve de sustento se realiza dentro de un contexto socialista donde operan de manera interdependiente milicianos y comuneros se puede observar que la logística a la cual estiman que les va a otorgar una capacidad de sostenimiento político y militar es la requisitoria en un alto grado.
Por otra parte, esta organización fractal integrada a otras comunidades por la estructura de producción es lo que permite relacionar el ‘acuerdo de paz’ colombiano que benefició a la farc con la tiranía venezolana. Ha sido una inducción de la realización de actividades productivas generada intencionalmente con una finalidad política[2]. El rol del eln, en este contexto, se explica por el papel que juega la tiranía en los ‘esfuerzos de paz’ que orquesta el foro de São Paulo y los servicios de seguridad que están ofreciendo a la tiranía venezolana al sur del país cuyo fin es aumentar su poder de negociación con respecto al gobierno colombiano a la par que ofrecen un ‘servicio’ de seguridad en un contexto postmoderno. Como se puede estar observando estoy haciendo una correlación entre producción y guerra. Históricamente no se puede disociar la guerra con la estructura de producción existente según el pensamiento de Mao Zedong. Esto nos ayuda a comprender cuál es la orientación de la tiranía y cuál es su concepción política del conflicto que están planteando y permite visualizar hasta dónde están dispuestos a llegar para mantenerse en el poder.
De los principios básicos de la guerra revolucionaria[3], nos interesa destacar dos: Control de la estructura de producción de las áreas no urbanas y la centralización relativa del mando. El control de la estructura de producción de las áreas no urbanas que por su naturaleza son atrasada o digamos de producción primaria (agricultura, ganadería, minería) corrobora lo indicado en relación con la logística y el sostenimiento de operaciones. Para ellos, la logística les resta movilidad. El tema es saber si dispondrán de ella en unas condiciones de escasez. El control de la actividad productiva conduce al control de dichos espacios. Y la centralización relativa del mando tiene que ver con una centralidad que obedece al ejercicio de una estricta disciplina política y la relatividad se basa en la naturaleza de la actividad productiva que permite una diversificación como se puede observar en el país: estado Bolívar, minería, estado Zulia, ganadería y agricultura. 
Como se puede observar la presencia de grupos como el fbl, farc y eln en el sur y occidente del país obedece a una aplicación estricta de la doctrina existente en lo concerniente a la teoría de la guerra revolucionaria. Sin embargo, como ha sido insostenible su coexistencia con la fanb por todo lo antes indicado[4] y por la existencia no controlada de profesionales que aun cumplen con el orden existente[5], la conducción política de la tiranía ha optado por el solapamiento. De ahí el papel de la milicia. La milicia tiene el objeto de superponerse a los grupos existentes y actuar como una especie de catalizador, es decir, la milicia está actuando como una capa de cobertura dentro de un espacio estratificado con un doble objetivo: controlar directamente las armas de la fanb y cubrir a los voluntarios congregados en organizaciones productivas en las áreas rurales del país indiferentemente de su origen y proveniencia. Esto nos lleva al último aspecto de nuestra línea discursiva.
La relación producción y guerra nos indica que el seguimiento de una doctrina evidencia que los conductores del proyecto sãopaulista necesitaban llevar al país a un bajo nivel de desarrollo para hacer su proyecto viable, es decir, han detenido su tiempo histórico con el fin de asegurar de forma más rápida su control. Este ‘atrasar’ ha significado el control social de la población mediante la exclusión y la implantación de dispositivos de naturaleza biopolítica y el fin último del modelo de desarrollo es anclar al país a la ejecución de actividades primarias extractivas aprovechando su valor estratégico en el mercado mundial.
La gravedad de lo planteado radica en que además de la destrucción del tejido social a partir del control del tiempo histórico, para que el proyecto político sea viable necesita de la desaparición de las fronteras estatales desde una perspectiva espacial. El problema, como lo estamos observando en relación con la fachada Atlántica es su desconocimiento de los temas marítimos y sus consecuencias. En este caso la farc y el eln podrían seguir comportándose como cuerpos políticos armados modernos que pueden ser reconocidos o no formalmente siempre y cuando sólo operen en Colombia. Mientras ello no ocurra, es decir, la desaparición de las fronteras formales, estos cuerpos paramilitares, que poseen una estructura productiva, actuaran como cuerpos armados postmodernos que ofrecen sus servicios en función de sus intereses corporativos. Este segundo aspecto es el que atañe a la crítica situación política venezolana, es decir, la tiranía en Venezuela se ha servido de una o varias corporaciones armadas para sostenerse en el poder y está incrementando el empleo de la milicia para cubrir el desarrollo de estas actividades. La pregunta que surge es: ¿Cuál es la viabilidad de esta maniobra desde la perspectiva de sus ejecutores en Venezuela? Creo que ganar tiempo de modo que se produzca un cambio de circunstancias en la escena internacional que les permita mantenerse en el poder en función de la relación recíproca de fuerzas que están interactuando y expandir el proyecto político a Colombia para usarla como base de operaciones más consolidada contra el sur del continente.
Todo esto nos lleva a afirmar que indiferentemente de lo que acaezca en función de los intereses de la tiranía que, en primer lugar, este solapamiento de la milicia con los grupos armados que están operando en el país para encubrir sus actividades y, en segundo lugar, la sustitución de la fanb por la milicia es lo que en la práctica está evidenciando el cambio del orden político en Venezuela.
Reflexión Final.
Teniendo esto presente, la capacidad disuasiva que ha mantenido a la tiranía se funda en que en caso de una acción militar externa o un desmoronamiento interno se reproduzca el modelo iraquí, libio o sirio. Frente a esta situación se considera lo siguiente:
                 I.        Acelerar la disolución de la fanb como medio para crear las condiciones de posibilidad de construir una estructura de defensa que satisfaga las necesidades de los venezolanos. Es decir, operar a un tiempo diferente al que está actuando la tiranía.
               II.        Preservar los fragmentos que sobrevivan de la fanb siempre y cuando apoyen el orden político roto en marzo de 2017 para su posterior depuración.
              III.        No regresar a la situación anterior al año 1998, porque reproduciría los mismos males que han llevado al país a la situación actual.
La opción I eliminaría la posibilidad de que la tiranía concrete su propósito, pero nos expondría al intento de implantación del modelo iraquí o libio, pero nosotros no estamos expuesto a una situación religiosa, civilizacional o racial como lo que acontece en Irak y siria, ni estamos expuestos a una lucha tribal como acontece en Libia. Nuestro problema se circunscribiría a una lucha subversiva de considerable importancia realizada por individuos acorralados y desprestigiados por las causas que todos conocemos. Creo que ese paso es inevitable. La manera menos cruenta y eficaz de llevarlo a cabo es,
·         Manteniendo la estructura de legalidad y legitimidad. Es decir, el régimen actúa de manera tiránica y no se le puede permitir que salga de ese estado mediante la colaboración o la sumisión. El otro centro de gravedad está representado por la legalidad y legitimidad. Eso fue lo que perdió la tiranía en Venezuela. Solo les queda el poder y la fuerza. Un cambio político con la legalidad y la legitimidad, como están dadas las condiciones, puede hacerse con los medios disponibles para erosionar la capacidad de acción del régimen y garantizar así que la defensa de la nueva república se haga con bases firmes. Cómo lograrlo: mediante una estrategia del enjambre[6].
·           Haciendo un diagnóstico (in situ) de la estructura de inteligencia, del comando estratégico operacional y de los otros cuerpos de seguridad de la tiranía.
·           Estableciendo un aparato de captura que permita la utilización de los fragmentos de la fanb que hayan quedados aislados y fuera del control en el momento en que se produzca el vacío que impida el cumplimiento de la misión impuesta por la tiranía. La manera como se va a presentar esta situación ya la hemos descrito en: “LA ESTRUCTURA DEL CONFLICTO: PUNTO UNO DE LA ESCALADA REGIONAL”
·           Haciendo que cada componente recupere su autonomía funcional y administrativa, pasen a un profundo proceso de reestructuración que posibilite la ejecución de acciones antisubversivas y se integre con el mundo dónde cumplirá sus funciones formales.
Cumpliéndose con estas condiciones creo que si sería posible una acción humanitaria internacional.




[1] Ver al respecto: “Presidente Maduro: La Milicia Bolivariana ocupa un papel definitivo en el sistema de defensa nacional” en http://www.minci.gob.ve/10-presidente-maduro-la-milicia-bolivariana-ocupa-un-papel-definitivo-en-el-sistema-de-defensa-nacional/
[2] Sobre este aspecto ver: “CONSIDERACIONES GENERALES PARA UNA POLÍTICA DE SEGURIDAD Y DEFENSA EN UNA VENEZUELA REPUBLICANA” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2016/03/consideraciones-generales-para-una.html 
[3] Ver al respecto: “ANALOGÍA ENTRE LA REVOLUCIÓN RUSA Y EL FIN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA: ESCENARIOS PROSPECTIVOS” en: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/05/analogia-entre-la-revolucion-rusa-y-el_43.html
[4] Ver al respecto: “Los bombarderos rusos que llegaron a Venezuela y qué espera de ellos el gobierno de Nicolás Maduro” en  https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46516213
[5] Ver al respecto: “EL NUEVO SER-MILITAR VENEZOLANO EN LA NUEVA VENEZUELA REPUBLICANA” en http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/06/el-nuevo-ser-militar-venezolano-en-la.html o Reflexiones republicanas: destellos de libertad. Edición multidisciplinaria en http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_af/issue/current Sobre las máquinas inteligentes ver al respecto: “The future of war” en https://www.economist.com/special-report/2018/01/25/the-future-of-war
[6] Ver al respecto: “EMPLEO DE LA FUERZA Y TRANSICIÓN POLÍTICA: HACIA UNA VENEZUELA REPUBLICANA” en: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/04/empleo-de-la-fuerza-y-transicion.html
[7] Ibíd.
[8] Sobre este tema, ver al respecto: “LA ESTRUCTURA DEL CONFLICTO: PUNTO UNO DE LA ESCALADA REGIONAL” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/09/la-estructura-del-conflicto-punto-uno.html .
[9] Eso no excluye a la armada en 1913, 1958, 1962 y 2002, ni a la aviación en 1958 y 1992.

[1] Ver al respecto: MURALT, A. (2002). La Estructura de la Filosofía Política Moderna. Sus orígenes medievales en Escoto, Ockham y Suárez. Madrid. (T. V. Fernández). Editorial Itsmo. 187 p.
[2] Ver al respecto: “OPERACIÓN ESCORPIÓN: LA CRISIS DE LA CORBETA “CALDAS” EN UNA VISIÓN PROSPECTIVA” en  http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2014/07/operacion-escorpion-la-crisis-de-la.html La inducción es generada por la promoción de acuerdos y/o la realización de planes de largo plazo que son seguidos estrictamente.
[3] Ver al respecto: MAO TSE-TUNG. (1936). Problemas Estratégicos de la Guerra Revolucionaria de China. [Documento en línea]. Disponible: http://www.marxists.org/espanol/mao/PSRW36s.html [Consulta: 25FEB2018].
[4] Ver al respecto: “Un militar falleció al pasar sobre una mina antipersona en el Zulia” en  http://talcualdigital.com/index.php/2018/08/07/un-militar-fallecio-al-pasar-sobre-una-mina-antipersona-en-el-zulia/
[5] Ver al respecto: “Cifra de funcionarios de la GNB fallecidos en Amazonas aumenta a tres” en http://www.el-nacional.com/noticias/sucesos/cifra-funcionarios-gnb-fallecidos-amazonas-aumenta-tres_258533
[6] Ver al respecto: “CAOS, ORDEN Y ESTRATEGIA DEL ENJAMBRE” en: https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/06/caos-orden-y-estrategia-del-enjambre.html