sábado, 1 de febrero de 2025

FRANCISCO DE MIRANDA Y ANTOINE DESTUTT DE TRACY: VIDAS PARALELAS EN TIEMPOS DE REVOLUCIÓN

 


La revolución francesa fue un vórtice que acercó y alejó ideas e individuos en una época de cambios acelerados.  Podemos decir que Francisco de Miranda (1750-1816) y Antoine Destutt de Tracy (1754-1836) fueron un caso ejemplar. Ambos eran coroneles al momento del estallido de la revolución francesa que fueron promovidos a generales por méritos de guerra, ambos sufrieron con cárcel la represión jacobina, ambos siguieron caminos diferentes a la era napoleónica y ambos realizaron propuestas revolucionarias para salvar la revolución francesa y los órdenes políticos resultantes tanto en Venezuela como en Francia.

El espacio de encuentro de estos dos personajes fue la Francia en plena revolución. Miranda llegó a ese país el 20 de marzo de 1792 en medio de una situación de crisis que al final significó la caída del marqués de Lafayette y su huida y captura en Austria a finales de ese mismo año y el refugio de Destutt de Tracy junto con su familia cerca de París, después de ser representante de la nobleza en los Estados Generales, de dedicarse a la solución de los problemas financieros del Estado y de servir a las órdenes del marqués de Lafayette en el año 1792[1]. En dicho refugio se dedicó al estudio sistemático de filosofía y ciencias de la mano de los enciclopedistas y los economistas ilustrados convirtiéndose en uno de los fundadores del grupo republicano liberal clásico conocido como los «ideólogos», que incluía figuras tan destacadas como el marqués de Condorcet o Madame de Staël (Marty, 2024: 36). El fruto de su trabajo estuvo relacionado con el desarrollo del concepto de ‘ideología’ y con la convicción de que las ciencias físico-matemáticas son tan necesarias para una educación completa, como las ciencias morales y políticas. Mientras esto sucedía Miranda en Paris fue presentado en el círculo de los girondinos (Jérôme Petión, Jacques Pierre Brissot, Thomas Paine entre otros) y aceptó enrolarse en el ejército francés bajo el mando del general Charles Francois Dumouriez y se hizo ciudadano francés.

Si consideramos además que ambos autores fueron protagonistas y testigos de la revolución francesa desde perspectivas paralelas debemos decir que este acontecimiento espacialmente no se produjo en un plano sino en un espacio curvo y movedizo donde este paralelismo es aparente. Son líneas que se acercan y se alejan siguiendo un curso que al final de cuentas alejó a ambos personajes de la revolución. Por ello, vamos, en primer lugar, a examinar la vida militar de ambos autores, en segundo lugar, analizar el contexto revolucionario en que se desenvolvieron ambos autores, en tercer lugar, analizar el pensamiento político en Francisco de Miranda y, en cuarto lugar, examinar el pensamiento ideológico de Antoine Destutt de Tracy

1.- La vida militar de ambos autores

El contexto militar de ambos autores estuvo signado inicialmente por la participación franco-española en la guerra de independencia de los Estados Unidos. Antoine Destutt fue Conde de Tracy y Señor de Paray-le-Frésil e hizo la carrera militar hasta el grado de coronel del Real de Caballería sirviendo a las órdenes del marqués de Lafayette en el año 1792. Miranda por su parte, fue un oficial de infantería que combatió en el norte de África y participó en la recuperación española de Pensacola durante la guerra de independencia de los Estados Unidos. Aquí debemos hacer una reflexión acerca de la doctrina militar en la cual estuvieron inmersos ambos personajes.

Miranda siendo testigo de la masacre de Paris del 02SEP1792 fue testigo y participe en un nuevo tipo de guerra que le permitió a Arendt asociarla con la revolución. Desde el 06SEP llega a Granpré para unirse a la campaña del Norte bajo las órdenes del General del ejército del Norte, Charles François Dumouriez. Allí reorganizó las tropas francesas y contuvo a los prusianos en Wargermoulin, participa en la victoria de Valmy. Es ascendido a teniente general en un contexto donde se abole la monarquía proclamándose así la Primera República de Francia (21SEP). Miranda toma la ciudadela de Amberes y posteriormente Ruremonde. El guillotinamiento del rey Louis XVI el 21ENE1793 colocó a Francia en guerra contra todas las monarquías europeas inaugurándose un nuevo tipo de guerra: la guerra revolucionaria.

El impacto de la muerte del rey de Francia fue muy grande en el ejército del norte causando desorden. Miranda ocupó Tongers y después Tirlemond. Luego se le ordenó atacar Maastricht a pesar de aconsejar lo contrario y el fracaso allí y en Neerwinden lo condujo al Tribunal revolucionario en la capital el 25MAR1793[2]. Luego de ser absuelto y liberado fue detenido nuevamente por orden de Robespierre a través del Comité de Salvación Pública. Contemporáneamente a la detención de Miranda comenzó lo que se conoció como el levantamiento de la Vendée la mayor insurrección armada y popular contra la Primera República Francesa[3]. Miranda tomará las armas nuevamente en el año 1806 para liberar la América meridional y en el año 1812 para defender la república de Venezuela.

Hasta 1792 la guerra que había vivido Miranda y Destutt se enmarcaba en lo que se conoce como guerra limitada a pesar de la desorganización y poco entrenamiento de los voluntarios que tuvieron que resolver ambos personajes. A partir del 21ENE1793 la guerra tendencialmente llevada a los extremos alcanzó un carácter casi absoluto en términos clausewitzianos con la aparición de las fuerzas armadas nacionales y la democratización de la guerra[4]. En este sentido, Jacques-Antoine-Hippolyte conde de Guibert fue el artífice de la expresión “nación en armas”. Este militar francés fue el primero que hizo la diferenciación entre, por una parte, las naciones armadas y, por la otra, de los ejércitos de los gobernantes, decantándose por el sistema de milicia (le soldat citoyen). Es decir, los ejércitos de gobernantes (permanentes) compuestos por profesionales y mercenarios son inadecuados para lograr resultados decisivos en una guerra, mientras tanto la masa del pueblo, sin entrenamiento militar, tiende a la degeneración. Por ello vaticinó, quizás siguiendo la estela dejada por Machiavelli en el arte de la guerra, que la hegemonía sobre Europa caerá en manos de esa nación que logre desarrollar virtudes varoniles y crear un ejército nacional. Para Guibert un ejército nacional es entonces aquel en el que todo soldado es ciudadano y todo ciudadano soldado. Para él esta es la forma eficiente de organización militar. Las ideas de este militar francés, según Moloeznik (2018), inspiraron el decreto revolucionario del 23 de agosto de 1793, que estableció la leva en masa, surgiendo de esta forma el concepto de nación armada (Pág., 251). En este decreto se nombró a Lázaro Carnot como responsable de las operaciones militares después de la deserción de Dumouriez.

Lázaro Carnot, según Müller Rojas (1990), produjo unos cambios en la estrategia operacional desde una perspectiva administrativa y logística que aseguró el continuo abastecimiento de los combatientes. Dicho de otra manera, él determinó que la relación entre recursos disponibles en el Estado, generalmente limitados, y el costo de una defensa cuya ejecución exitosa exigía gran cantidad de medios era sólo posible colocando la responsabilidad de la defensa nacional en la sociedad (Pág., 216). Con esta acción, como la soberanía nacional residía en el pueblo, no sólo la guerra fue democratizada, sino también él orden político comenzó a disponer de contingentes humanos y los recursos materiales necesarios para sostener el esfuerzo bélico en múltiples frentes. La implantación de esta nueva concepción tuvo que afrontar tres óbices: el número de efectivos, los materiales y la disciplina. La leva en masas resolvió el primer y los castigos severos el tercero. Para la solución del segundo óbice el citado decreto designó a los administradores de distrito para avituallar a los combatientes y organizar a la población para sostener el esfuerzo bélico (Pág., 217). En este sentido, el decreto señaló lo siguiente:

“todos los franceses estaban sujetos a requisición para el servicio de los ejércitos. Los jóvenes irían al combate, los hombres casados forjaran las armas y transportaran suministros; las mujeres confeccionarán las tiendas, los uniformes y servirán en los hospitales, los niños recogerán las telas viejas para picarlas y convertirlas en vendas, los ancianos se harían trasladar en las plazas públicas para excitar el coraje de los guerreros y predicar el odio al rey y la unidad de la república” (Pág., 217).

Como se puede observar este decreto fue la génesis de la nación en armas y de la era del terror. Este decreto llevará a prisión a Miranda y Destutt de Tracy y los alejaría de la acción política en la medida en que el país se fue dirigiendo a la dictadura en golpes de estado sucesivos. Veamos ese contexto.

 2.- El contexto revolucionario en que se desenvolvieron ambos autores

El contexto revolucionario de ambos autores estuvo signado por las diversas fases del proceso revolucionario que se evidencia en los diversos cambios de ordenes políticos. El primero se inicio en el año 1789 cuando la Asamblea Nacional se convierte en Asamblea Constituyente.  Destutt de Tracy forma parte de esta asamblea y su firma aparece, entre otras, en la “Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano” (26AGO1789) y en la Constitución de 1791 junto con las de Lafayette, Siéyes, Talleyrand, entre otros. Fue en este periodo en que comenzaron las discusiones acerca de la instrucción pública que constituirá el foco de atención del pensador y militar francés. Esta fase finaliza el 23AGO1793 cuando se consolida el régimen del terror. Destutt de Tracy, como dijimos, se refugia en las afueras de París y después será detenido en noviembre de 1793 junto con Lavoisier y otros por acusarlos de antirrevolucionarios.

El 09JUL1793 Miranda fue nuevamente arrestado y permaneció 18 meses en prisión: primero en la Force y luego en la de las Madelonnettes donde conoció a Quatremère de Quincy con quien establecerá una relación que le ocasionará también problemas. Miranda dirá en su panfleto de 1794 Sobre la Situación actual de Francia y los remedios adecuados para sus dolores que

“La tiranía horrible de Robespierre y del antiguo Comité de Salvación Pública, fue causada por esta fatal confusión entre los poderes. (...) Seis años de revolución nos evita buscar en la historia de los poderes, hemos traspasado los límites de todos los crímenes y de todos los sufrimientos que los anales del mundo nos hayan transmitido; y esto precisamente porque la Convención se otorgó una plenitud de poder más grande que la que ningún otro tirano haya obtenido jamás”.

Miranda y Destutt de Tracy serán liberados después de la caída de Robespierre. Pero mientras el primero se dedicó a la política, el segundo se dedicó al progreso del conocimiento en el Instituto de Francia creado en el año 1795 que tendrá un importante papel en el golpe de Brumario. En abril de 1796 Destutt leyó su «Memoria sobre la adquisición del conocimiento» que constituirá el punto de partida desde la perspectiva metodológica porque trató la moral, la política y la educación.

La tercera fase comenzó en el año 1795 cuando se elabora la constitución del año III que entraría en vigor en octubre de ese mismo año. En ese nuevo instrumento que estuvo vigente hasta el año 1799 se depositó el poder legislativo en el Consejo de los Quinientos y en el Consejo de los Antiguos cuya característica estuvo dada en que le truncó las aspiraciones a todo aquel considerado contrarrevolucionario, mientras que el poder ejecutivo recayó en un Directorio de cinco miembros. Esta estructura se convirtió en fuente de descontento creando las condiciones de posibilidad de una sublevación. Esta sublevación se produjo el 13 Vendimiario (5 de octubre de 1795) y convirtió a Napoleón Bonaparte en el salvador de la República después de que había logrado un importante éxito en Tolón contra fuerza navales hispano-británicas. En el año 1797, una mayoría monárquica fue elegida en el directorio y ello motivó lo que se conoció como el golpe de Estado del 18 Fructidor. La represión que siguió significó el intento fallido de destierro de Miranda a Guayana acusado de ser realista y agitador de potencias extranjeras. A Ana Luisa Germana Necker, Madame de Staël, se le ordenó, de igual forma, abandonar el territorio francés tras ser acusada de apoyar la rebelión monarquista. Miranda huyó a Londres. El detonante, en el caso del americano, fue la publicación realizada por Quatremère de Quincy de sus Lettres au général Miranda sur les préjudices qu’occasionneraient le déplacement des monuments de l’art de l’Italie, le démembrement de ses écoles, et la spoliation de ses collections, galerie, musées, etc. Esta carta fue una denuncia de la política del general Bonaparte quien pensaba conservar el patrimonio romano en la nueva Roma que, según él, debía ser París.

Los éxitos en Italia lo llevaron a asumir el mando del ejército de Italia y después de un año de operaciones victoriosas logró la paz de Campo-Formio (1797), que hizo acrecentar su fama (Fernández, 1994). A la llegada triunfal de Bonaparte a Paris logra ingresar al Instituto de Francia que ya llevaba a cabo reformas educativas desde inicios de ese periodo con la finalidad de establecer un gobierno más moderado y estable en comparación con el período del Terror (Marty, 2024:37) y, a la par de que es nombrado General en jefe del Ejército de Inglaterra, pero dada la dificultad de realizar un ataque directo a la isla propuso una aproximación indirecta para amenazar la dominación británica en la India. Fue aquí donde surgió la campaña de Egipto. Esta campaña contó con la aprobación del directorio, en primer lugar, por razones económicas y, en segundo lugar, por causas políticas, es decir, les preocupó el carisma del corso. También contó con el apoyó del Instituto y es en este contexto en que Bonaparte invita a Destutt de Tracy a recoger su espada y unirse a él en la citada campaña (Fernández, 1994). Al rechazar la invitación en Destutt se produjo la conversión del militar al filósofo. Fue en este contexto donde el autor francés introdujo el pensamiento de Kant en Francia en 1798 especialmente la obra la Paz Perpetua con el objeto de ser discutida en la asamblea general creemos que fue debido a la convicción de que el nuevo tipo de guerra que se había generado no iba a tener límites[5].

La campaña de Egipto comenzó de forma exitosa hasta que la flota francesa fuese derrotada en Abukir y la estabilidad política del directorio comienza a resquebrajarse. Las dos situaciones empujan a Bonaparte a regresar a Francia. En su país reanudó su relación con el Instituto que, a la sazón, muchos de sus miembros ocupaban cargos públicos y buscó reunirse, en primer lugar, con Mme. Helvetius porque su casa era un lugar frecuentado por ellos y, en segundo lugar, con Sieyès porque consideró necesario establecer un nuevo gobierno y consideró que él nombrado recientemente Director en mayo de 1799 y veterano constitucionalista podía ayudarlo en ello. De estas reuniones surgió la comisión ejecutiva del consulado formada por Bonaparte, Sieyès y Roger Ducos el 18-19 brumario. La cuarta fase comienza con la elaboración de la constitución colocó a Bonaparte como primer cónsul y a los miembros del Instituto como miembros de un senado conservador dominado por una élite revolucionaria inmóvil eclipsando así la soberanía popular y allanando el camino para que Bonaparte se convirtiera en Cónsul decenal, Cónsul vitalicio y, posteriormente, Emperador. Miranda regresaría a Paris una vez que el Primer Cónsul Napoleón autorizó su regreso. Pero sería nuevamente detenido por órdenes de Joseph Fouché, el ministro de la Policía, quien le acusó de ser un agente británico.

Miranda fue liberado posteriormente por lo que abandonó Paris y no regresó más nunca. Por ello, después de esa experiencia francesa Miranda afirmó a Lanjuinais en carta del 08JUN1801 lo siguiente

“No me importa el impacto que los funestos ejemplos de la revolución francesa hayan podido producir en la mente de la gente pusilánime o de lis que intencionalmente han aprovechado la oportunidad para infundir desprecio hacia el único valor que en todos los tiempos fue capaz de hacer en general felices a los hombres... Cuando hablo de Libertad, no me estoy refiriendo a lo que Robespierre, Sieyes o Fouché quisieron establecer, sino más bien a la que Montesquieu y Locke definieron con mucha claridad...” (Miranda, 1982:292).

La salida de Miranda no fue el único hecho. Contemporáneamente, el instituto también comenzó a distanciarse del primer Cónsul.

El enfrentamiento con el Instituto comenzó formalmente con la organización de la enseñanza pública. En octubre de 1800 el Consejo de Estado ordenó la disolución del Comité de Instrucción pública del que formaba parte Destutt de Tracy. En 1803, Bonaparte ordenó cerrar el instituto e inició una campaña de desprestigio llamándolos despectivamente como “ideólogos”, «charlatanes», «espíritus confusos y falsos» y «metafísicos nebulosos» causantes de todos los males de Francia acusándolos, entre otras cosas, del desastre de Rusia. Con este marco, Destutt de Tracy abogó por la destitución del emperador en el año 1814 cuando la guerra en Europa había pisado territorio francés después de sus derrotas en España y Alemania.

La crítica a los ideólogos, en este sentido, la ubicamos en su participación en el golpe y constitución del brumario que acabó con la soberanía popular y la defensa de una instrucción pública que se alejó del principio de igualdad preconizado por la revolución.  Más allá de nuestras críticas Napoleón logró cambiar a través de su crítica a los ideólogos una abstracción inherente a cada individuo, segregado, por lo tanto, del conjunto de las relaciones sociales y de las determinaciones históricas por una concepción donde el hombre comienza a ser analizado como un ser social e histórico.

3.- La praxis política de Francisco de Miranda en la Francia revolucionaria

En el país galo Miranda pudo contemplar y contribuir en el proceso de implantación a la fuerza de las ideas políticas de la ilustración, en especial, las ideas de Rousseau. Es decir, al contrario de lo que ocurrió en Norteamérica, en una lectura arendtiana, donde las injusticias inglesas generaron un estado que produjo una necesidad de cambios y estos cambios tuvieron como fin la libertad, en Francia la pobreza y la exclusión generaron un estado de necesidad que hizo que el objetivo original del proceso de cambio político fuese cambiado en aras del bienestar del pueblo (Blanco, 2011). La experiencia de Miranda en la Francia revolucionaria parece constatar esta idea, puesto que al salir de una prisión en la época del terror después de haber participado en operaciones militares en Francia, Bélgica y los Países Bajos, propuso un proyecto político que buscaba asegurar la libertad atribuyendo todo el mal que se había gestado en la república francesa a la sumisión del poder ejecutivo y el judicial a la Convención.

No sabemos hasta qué punto Miranda estuvo consciente del impacto que tuvo el decreto de agosto de 1793 no sólo en lo concerniente a la defensa contra los enemigos externos, sino también en relación con el brutal aplastamiento de la insurrección de la Vendée. Lo que si puede entender de Miranda es que, siguiendo a Parra-Pérez (1966) él al igual que Bonaparte buscaron el poder, pero por vías diferentes: mientras Miranda lo intentó por la vía de acabar con la Convención, Napoleón buscó usarla como un medio para sus fines. Por ello Miranda, a pesar que al final buscó restituir el orden, fue perseguido por los nuevos actores que entraron en escena y el General Bonaparte asumiría el protagonismo político en ese país y en Europa por veinte años. Esto nos lleva a la tesis de Hannah Arendt (1967) sobre la revolución y el establecimiento de un nuevo origen.

En concordancia con Arendt (1967) sobre la idea de origen y sus implicaciones en el concepto de revolución, se puede inferir que el proceso francés contuvo diversas concepciones de un nuevo origen que además de presentarse de forma simultánea como lo acabamos de indicar en el párrafo anterior en relación con Miranda y Bonaparte y sucesiva, por las diversas constituciones que se pusieron en vigencia, también estuvieron presente de manera simultánea otras ideas que buscaron poner un freno al proceso revolucionario en sí y sus desmanes. Estas corrientes que explican la metáfora del espacio curvo y movedizo se mantuvieron durante todo el transcurso del proceso hasta que se produjo la restauración napoleónica materializada en su coronación en la que estuvo presente Simón Bolívar. Miranda vivió ese proceso hasta el año 1801, Destutt de Tracy la restauración después de la caída de Napoleón. Los nuevos orígenes estuvieron relacionados con: 1.-) acabar con la política del terror desatada por Robespierre y restaurar a la libertad como el objetivo del proceso, 2.-) en restaurar el orden perdido para poder preparar al país para la defensa frente a las otras potencias europeas, 3.-) adecuar la estructura del Estado para hacer más eficaz la movilización nacional. En estos tres momentos estuvo también presente la idea de la restauración por lo que se puede concluir que el pensamiento que prevaleció del origen contuvo su contradicción ya que fue planteada de diversas formas y la imposibilidad de superar esas contradicciones generó la circularidad que hizo que se produjera, en Francia, la restauración en 1815. En el intento de restauración del orden perdido, Miranda intentó implantar un orden político en Francia donde tuviese más preeminencia el poder ejecutivo que el legislativo. A tal efecto señaló que la fuerza del poder ejecutivo debía estar en razón directa con la libertad del pueblo. Específicamente expresó lo siguiente:

“Los desgraciados acontecimientos de la revolución han producido... que... Las personas y las propiedades [hayan] sido tan repetidas veces presas de las violencias públicas y privadas que aún los más fríos egoístas conocen la necesidad que hay de una autoridad protectora, y de una organización que se componga de diferentes poderes, de suerte que los ciudadanos nada tengan que temer de la arbitrariedad de su ejercicio”.

“… Así es que solamente por una sabia división de poderes podrá dársele estabilidad al gobierno [en donde] las autoridades constituidas vienen a celarse mutuamente, porque todas se interesan en la permanencia de la constitución de que ellas emanan, y es por esto por la que todas se ligan contra cualquiera que intente atacar a una de ellas. Más al contrario, si todos los poderes se concentran en un solo cuerpo, se arrogará siempre la autoridad de la masa entera y bastará a una facción dirigir sus tiros a esta masa soberana de hecho para hacer una revolución...”

“La espantosa tiranía de Robespierre… no fue producida sino por esta fatal confusión de los poderes... la Convención, transfiriendo toda su fuerza al comité de salud pública, hizo desvanecer enteramente... el poder ejecutivo [luego el] judicial”.

“Para volver pues a los principios de que tan horriblemente nos hemos separado, conviene seguir una carrera inversa. Es necesario que la libertad los divida escrupulosamente y haga desde luego imposible esa monstruosa confusión...”

“Dos condiciones son esenciales para la independencia absoluta de los poderes: la primera que la fuente de donde ellos emanen sea una; la segunda que velen continuamente los unos sobre los otros. El pueblo no sería soberano si uno de los poderes constituidos que le representan no emanase inmediatamente de él, y no habría independencia si uno de ellos fuera el creador del otro” (1982:177-180).

Como se puede observar, Miranda desarrolló un análisis fundamentado en la separación de poderes de Montesquieu y la observación directa de los órdenes políticos más avanzados de su tiempo, como el Reino Unido y Estados Unidos. Si consideramos sus reflexiones a la luz del estado de cosas en Francia encontramos coherencia en sus apreciaciones, pero habría que considerar otros aspectos que también estuvieron en el contexto de estas palabras: en primer lugar, la peligrosa inestabilidad remanente después del terror que generaba una atmosfera de nerviosismo agravada por la existencia de movimientos antirrevolucionarios y, en segundo lugar, el hambre causada por las malas cosechas y la devastación económica ocasionada por la continua guerra que Francia trató de mitigar con las imposiciones que hizo a los vencidos. Por ello se infiere que Miranda, como lo hará después Destutt de Tracy tres años después, tratará de buscar un retorno a la paz a través de la construcción de un nuevo Estado dentro de unas fronteras razonables especialmente en relación con Alemania y Bélgica. Aquí es importante destacar el intercambio epistolar realizado con Madame de Staël un interesante personaje que formó parte en el mismo grupo en que estuvo Destutt de Tracy, es decir, la ideología[6]. Este personaje que por sus ideas liberales fue acusado de monárquica y desterrada posteriormente hizo un llamamiento a los extremistas (monárquicos y republicanos) para preservar las libertades civiles (Staël, 1817 [2018]). Pero, la marea revolucionaria estaba dando paso a otro de sus extremos, es decir, de la concentración del poder en una asamblea se fue pasando de forma sostenida a una situación donde el poder pasó a manos de un individuo. Este fue el escenario donde los o idéologistes, se convirtieron en idéologues (según su acepción napoleónica).

4.- La ideología en Antoine Destutt de Tracy

El termino ‘ideología’ fue usado por primera vez por Destutt de Tracy en el año 1796 en la lectura de su Memoire sur la faculté de penser que sería publicado en el año 1798 a partir de la consideración de que el hombre es un ser sensible. Con esta palabra trató de describir una nueva manera de pensar basada en la ciencia que estudia la génesis de las ideas que pudiera explicar la idea estética y la idea moral a través de la interacción de estas con el entorno, pero manteniendo un enfoque enciclopédico que mantuviera alejada a la religión (lo cual le traerá muchas críticas) y la metafísica como el sistema unificador dominante. En este sentido, la ‘ideología’ como no podía ser reducida a ninguna corriente de pensamiento podía, por una parte, garantizar la unidad de las ciencias reduciéndolas todas a ella y, por la otra, considerarse como una fuerza positiva capaz de generar avances sociales al confiar en la capacidad de la ideología para estructurar la sociedad de “manera beneficiosa” (Marty, 2024:36).

El fundamento antes indicado tenía como propósito orientar las ideas que nos hacemos sobre el entorno para que correspondiera con las secuencias de la educación de la razón y para configurar y orientar las ideas económicas y políticas de los que han de detentar el poder y la acción de gobierno. De ahí que propuso la existencia de una Escuela Central para la formación de los que han de cumplir funciones en la alta administración pública. De ahí la importancia que tuvo la ideología y los ideólogos en el sentido que orientaron desde su fundación, desde una perspectiva liberal, tanto en sentido negativo (para apoyar el 18 de brumario) como positivo (criticar la deriva imperialista de Napoleón) hasta el final la marcha de la revolución.

El carácter liberal del ideologismo de Destutt de Tracy tuvo dos vertientes: el liberalismo y la metodología deductiva de Condillac, y el derecho de propiedad de John Locke. Pero se distinguió en el hecho de que consideró a las ciencias sociales como un cuerpo diferente de conocimientos que los separa de las ciencias físicas a pesar de que ambos aplican métodos deductivos. En este sentido se distinguió de los positivistas al rechazar el uso de las herramientas de las ciencias físicas en el campo de las ciencias sociales porque consideró que gran parte de la realidad no podía ser reducida a construcciones matemáticas y se adelantó a los fenomenólogos del siglo XX. En esta fuente de influencia nuestros dos personajes tuvieron un momento de convergencia cuya trascendencia se extendería al pensamiento de los eclécticos franceses e ingleses y en el pensamiento de Andrés Bello. Lo antes indicado nos lleva a examinar los aspectos sociales, políticos y educativos del pensamiento del autor francés.

Con respecto a la sociedad consideró como una estructura histórica seriada, continua y evolutiva de intercambios que se desarrollan libremente y sin restricciones en la que no hay perdedores. Desde un enfoque cataláctico esta afirmación se corresponde desde la perspectiva económica que los postulados económicos de Ludwig von Mises, es decir, la sociedad es una sucesión acumulativa e ininterrumpida de ventajas que se renueva sin cesar para todos sus miembros. Estas ventajas están determinadas por la vivacidad con que se desea una cosa que permiten hablar, no sólo de ‘medida de la utilidad’, sino también, del valor de una cosa, por ello cuestionó la intervención del Estado en la actividad económica. Para el consumo era el principal destructor de la utilidad considerando que el Estado era el principal consumidor en el sentido que la relación del este con cualquier tipo de emprendimiento terminaba siendo nociva. El trabajo, en una lectura lockeana, motoriza la medida de utilidad.

La perspectiva política en Destutt de Tracy tiene dos vertientes: una tendencia aislacionista en política exterior considerando que Francia era un país autosuficiente y de alto crecimiento y, por esta razón, defendió la propiedad y la libertad económica. Por ello criticó el igualitarismo comunista de la Francia revolucionaria en una lectura convergente al pensamiento de Hannah Arendt cuando expresó que

“Deberíamos ver tantas peleas por una mayor parte de los bienes comunes, o una menor parte de los problemas comunes, como puedan existir entre nosotros para la defensa de la propiedad de los individuos; y el único efecto de tal orden de cosas sería establecer una igualdad de miseria y privación, extinguiendo la actividad de la industria personal” (Terrell, 2008)

Si tenemos presente las causas socio-económicas de la revolución francesas y las diferentes crisis que vivió el país en medio de las guerras de la revolución se observa que Destutt de Tracy propuso las mismas medidas económicas que en su momento aplicarían Rusia y China en el siglo XX. Por ello, se puede afirmar que sus ideas sobre la libertad individual y la importancia que en ella juega la razón, desde una perspectiva práctica, influyeron en el desarrollo del pensamiento liberal.

Finalmente, desde la perspectiva educativa, como ya indicamos, consideró que la ideología podía mejorar la sociedad y promover la libertad individual apoyándose en las ciencias naturales y sociales porque proporcionaban herramientas para comprender el mundo de manera objetiva, por una parte, para liberar al individuo de los prejuicios y, por la otra, promover un pensamiento racional y crítico. Para ello la educación como un medio transformador debía, en primer lugar, basarse en la experiencia, en segundo lugar, fomentar el desarrollo de todas nuestras facultades mentales, como la razón, el juicio y la memoria, en tercer lugar, promover la libertad individual y el pensamiento crítico, permitiendo a cada persona desarrollar sus propias ideas y capacidades y, en cuarto lugar, permitir a los individuos comprender mejor el mundo y tomar decisiones informadas promoviendo el progreso social.

Los mecanismos a través de los cuales Destutt de Tracy pensó que ese propósito era posible fueron la creación de las Escuelas Centrales debido a que a partir de allí se podía transmitir rápidamente la ideología y la aplicación, por una parte, del método inductivo, es decir, partir de la observación de hechos particulares para llegar a conclusiones generales y, por la otra, el uso de un lenguaje claro y preciso. La eliminación de estas escuelas fueron el punto definitivo de ruptura entre los ideologistas y Napoleón.

Para finalizar, Destutt de Tracy concibió el propósito de la ideología como la expresión práctica de los ideales de la Revolución Francesa como la igualdad de oportunidades y la importancia de la educación para todos (Marty, 2024:36-37).

5.- Corolario

No se sabe si ambos personajes lograron encontrarse. Pudo haber sido en las cárceles parisinas considerando que Miranda estuvo en las cuatro que existían o en el salón de conversaciones de la casa de Delphine Custine[7]. Con Mme Staël sabemos que ambos mantuvieron intercambios epistolares, pero ello no supuso en sí una convergencia entre las paralelas que hemos trazado de los personajes analizados. Lo que sí se puede afirmar es Francisco de Miranda y Destutt de Tracy compartieron el ideario liberal y la búsqueda de una sociedad más justa y equitativa y este ideario hizo que ambos estuvieran presentes en la elaboración de la primera constitución venezolana. Destutt de Tracy a través de las trazas dejadas de los ideales de libertad, igualdad y fraternidad de la revolución francesa expresadas en la declaración de los derechos del hombre y la constitución de 1791 que se esparcieron al otro lado del Atlántico y fueron recogidas por los constitucionalistas venezolanos, entre ellos Miranda. En este sentido, las ideas de ambos pensadores inspiraron los movimientos independentistas en Iberoamérica.

Referencias bibliográficas

Arendt, H. (1967). Sobre la Revolución. Ediciones Revista de Occidente. Madrid. 343 p

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[1] Destutt de Tracy se instaló con su familia en casa de Mme. Helvetius cuando en 1792 decidió no acompañar a La Fayette en su huida a Austria. La importancia de esta casa en ese entonces estuvo relacionada con el hecho de que fue un centro de reunión de intelectuales franceses y de ideólogos después de que surgió la citada filosofía.

[3] Hubo otra insurrección monárquica denominada guerra de los chuanes que contó con el apoyo de la marina británica en Quiberon, Bretaña.

[4] Ver al respecto: Blanco (2016)

[5] Ver al respecto: Belissa, M. (2005). Kant idéaliste? Le débat sur la paix perpétuelle 1795-1801. París. Universidad de Paris. Documento en línea. Disponible:  https://revolution-francaise.net/2005/11/21/7-kant-idealiste-le-debat-sur-la-paix-perpetuelle-1795-1801 y Bourel, Dominique (1994). Chapitre premier. Les premiers pas de Kant en France en: La réception de la philosophie allemande en France aux XIXe et XXe siècles. Villeneuve d'Ascq: Presses universitaires du Septentrion, [Documento en línea]. Disponible: http://books.openedition.org/septentrion/73343

[6] Correspondencia con Madame de Staël (1795). Documento en línea. Disponible: https://www.franciscodemiranda.info/es/documentos/correspondenciastael.htm

[7] Carta de Delphine de Custine a Francisco de Miranda (1796). Documento en línea. Disponible: https://www.franciscodemiranda.info/es/documentos/delphinelettre.htm

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