domingo, 6 de octubre de 2019

EL CONCEPTO DE CENTRO DE GRAVEDAD Y LA GEOMETRÍA FRACTAL



En un intercambio epistolar con Federico Boccanera entró a colación el concepto de schwerpunkt. Este concepto en ese momento lo asocie, en sentido clausewitziano, con el concepto geométrico de fractalidad, pero este comportaba un problema debido a que se hace difícil establecer dónde dirigir una fuerza determinada para provocar un colapso. Si bien esta nueva manera de concebir la geometría y sus implicaciones consecuentes en lo que concierne a sus aplicaciones en Inteligencia Artificial[1] representa una nueva manera de entender el espacio y todo sobre lo que de él se erige, se hace necesario exponer estos conceptos y sus implicaciones militares y políticas. Para ello vamos a conceptualizar sucintamente qué refiere ‘centro de gravedad’, luego la concepción del espacio y finalmente vamos a reflexionar acerca de cómo podría ser un punto de aplicación en una geometría no-euclideana.
Schwerpunkt: implicaciones políticas y militares
Karl von Clausewitz definió sucintamente ‘schwerpunkt’, que en castellano fue traducido como ‘centro de gravedad’, como punto de aplicación del esfuerzo militar para privar de una forma efectiva y definitiva de la capacidad de combate a un adversario como medio para alcanzar un fin político[2]. Este punto de aplicación es el lugar a donde debería ser dirigido todo el esfuerzo militar o de otro tipo, para alcanzar de la manera más rápida posible el objetivo en guerra, que sería capaz de facilitar la obtención del objetivo de la guerra. Como se puede observar, en su acepción alemana esta palabra ‘punto de aplicación’ es activa o acusativa y en español es pasiva o dativa por lo que su conceptualización ha presentado equívocos cuando se ha tratado de definir de forma efectiva para realizar cualquier tipo de acción. Este punto de aplicación, además, hacía necesario establecer un numero de combinaciones (estructuras organizacionales), heurísticamente hablando, que fuese pertinente para el logro del fin político. Esto en la práctica sirvió a una misma concepción del mundo consolidada con el establecimiento del estado-nación moderno.
Pero, el propio Clausewitz estimó que estas combinaciones eran insuficientes debido no sólo a que su número podría resultar infinito y difícil de ser pensado porque estas estructuras podrían ubicarse en diferentes planos de difícil cuantificación, como por ejemplo la moral, el valor, la fricción, la maniobra concebida, etc.; también a que la finalidad determinada por ese movimiento de cambio estaba supeditada a una causa determinada por la razón, es decir, un sistema referencial cuyo fundamento estaba sostenido a partir de supuestos o condiciones determinadas que en la concepción del mundo, a la que se hizo mención, era de naturaleza mecanicista. Por esta causa, para el General prusiano, la posibilidad de establecer una nueva teoría estaba justificada por el hecho que había una serie de factores presentes in bello que deberían ser tenidos en cuentas como eran: La incertidumbre, el peligro, el azar y el esfuerzo físico en diferentes planos de actuación[3].
Por otra parte, este punto de aplicación tenía que ver con destruir o amenazar con destruir la fuerza militar adversaria, tomar una parte del territorio, tomar la capital o capturar o eliminar al conductor político y militar dentro de una estructura organizacional que consideraba el qué desde el punto de vista político-estratégico, el cómo desde la perspectiva estratégico-operacional y los medios en lo concerniente a los dispositivos técnicos empleados en ese punto de esfuerzo para vencer la resistencia del adversario. Es decir, la estrategia entendida genéricamente como cualquier secuencia meditada con anticipación de decisiones puntuales que persiguen el logro de cualquier objetivo y que supone la determinación del objetivo, la concepción de maniobra para alcanzarlo y las acciones táctica para llevarlo a cabo suponían la determinación de un punto de aplicación que en términos de costo/beneficios fuese lo más efectivo posible. En el cuadro que se muestra a continuación se presenta de manera sintética esta metodología: 



Pero estos objetivos obedecían a la existencia de un paradigma que fue quebrado cuando se produjo el levantamiento español contra Napoleón debido a que ese levantamiento en sí mismo marcó una diferencia en lo concerniente a la concepción de la guerra y de los medios empleados en tanto que asunto humano que explica por sí mismo la complejidad a la cual se refirió el militar prusiano. Este levantamiento español inspiró a Marx y Engels para pensar en perfeccionar el nuevo tipo de guerra gestado por la revolución francesa haciendo que una estructura organizacional se adecuase a las circunstancias políticas de la guerra. Dicho de una manera gráfica se muestra lo siguiente


Dicho de otra manera, de un modo de planificación de hacer la guerra basado en una estrategia de alcance político, una concepción de maniobra que involucraba al jefe militar y la fuerza armada como un todo en el plano estratégico-operacional y un conjunto de acciones de fuerza en el plano táctico que suponía la existencia de una estrategia, una estrategia operacional y tácticas, visto de forma jerárquica, se comenzó tendencialmente a pasar a un modo de hacer la guerra donde la táctica comenzó a inundar a todos los planos así como la estrategia y la política[4]. Esto en principio se enmarcó dentro de la concepción de la guerra revolucionaria, pero después de un tiempo pasó a ser un modo de hacer generalizado en la guerra que a finales del siglo XX se conoció en EE.UU. como la Revolución de los Asuntos Militares.
Esto para nosotros puede ser visto como una ruptura de una concepción de la linealidad concebida bajo una perspectiva euclidiana del espacio debido a que la geometría necesaria aplicar para la toma de decisiones (jerárquica y piramidal) en un espacio dado se basaba mecánicamente en planos bidimensionales (y después tridimensionales) y el general prusiano comenzó a observar que los procesos sociales se producen en espacios cuya explicación es posible (nosotros decimos parcialmente) usando una geometría no-euclideana. Esto nos obliga a hacer una reflexión sucinta acerca del espacio de la guerra desde la perspectiva euclideana y no-euclideana y cómo este afecta la concepción de la guerra y la política.
Sobre el espacio…
Sobre el espacio tenemos que tener presente históricamente que si bien para Heráclito el fuego y específicamente el calor fue la base espacial sobre la cual se engendraron todas las cosas, en general, en todo caso en todo el mundo griego y hasta el siglo XIX todos los medios utilizados para demostrar la existencia del espacio partían de los actos contemplativos que generaron los primeros axiomas del teorema atribuido a Euclides fundamentado en la segmentación geométrica (Beppo, 2006:94-99 y 107)[5]. Los postulados de Euclides, según Jammer[6], son:
·         Se puede trazar una línea recta que pase por dos puntos.
·         Se puede prolongar una línea recta indefinidamente a partir de una recta finita.
·         Se puede trazar una circunferencia con centro y radio dado.
·         Todos los ángulos rectos son iguales.
·         Si una línea recta incidente sobre dos rectas, hace ángulos internos y de la misma parte de menores que dos rectos, prolongadas esas dos rectas al infinito coincidirán por la parte en que estén los ángulos menores que dos rectos” (1970:187).
Como se puede observar se presenta una aparente contradicción entre el segundo y último axioma. Esto permitirá pensar en espacios no-euclideanos (espacios curvos) y un sistema referencial basado en una geometría consecuente. Los cambios de la concepción del mundo producidos por la revolución industrial de la segunda mitad del siglo XIX condujo a que la conceptualización del espacio siguiese una orientación física pero se presentó el problema de pensar también si el espacio de la experiencia era o no euclidiano. Para la solución de este problema se tomaron unos estudios realizados unos años antes por Georg F. Riemann relacionados con la geometría no-euclidiana. Gracias estos estudios, se llegó a una concepción del espacio vista como un agregado de n-dimensiones[7]. Visto a la manera clausewitziana, no sólo es el choque frontal de fuerzas, desde la perspectiva mecánica, en un espacio dado lo que podía definir una situación, sino la maniobra, la moral, la enemistad, etc., eran elementos que podían ‘torcer’ un espacio para facilitar la obtención de un objetivo, produciendo un importante grado de incertidumbre para quien no los tomase en cuenta. La geometría no-euclideana posibilitaría el desarrollo de la matemática fractal a partir de la operacionalización y estructuración de sistemas intuitivos. Esto nos permite introducir el pensamiento de Deleuze y Guattari.
Para Deleuze y Guattari el espacio reimanniano creó las condiciones de posibilidad para la conceptualización del espacio en general en un proceso histórico que en sus casos los han llevado a producir el concepto de rizomas y fundamentar su concepto de máquina de guerra como una estructura de relaciones a partir de los objetos fractales de B. Mandelbrot. Estos objetos fractales de Mandelbrot fueron definidos como un “conjuntos cuyo número de dimensiones es… no entero, o bien entero, pero con variación continua de dirección” (2008:493-495)[8]. Es decir, son conjuntos de formas geométricas que se pueden explicar mediante procesos matemáticos repetitivos, caracterizados, en primer lugar, por tener el mismo aspecto a cualquier escala de observación (auto-similitud), en segundo lugar, por tener longitud infinita, y en tercer lugar, por tener una dimensión donde cada forma geométrica, al ser separada en partes, mantienen en una versión reducida el todo[9]. Entre sus múltiples aplicaciones se destacan dos:
·         El análisis de fenómenos considerados como caóticos como los movimientos de las finanzas o la moneda para evaluar riesgos y prevenir ruinas. Desde el punto de vista social es posible determinar el comportamiento de un mercado en un futuro teniendo presente el horizonte temporal de una inversión y el estado psicológico de los individuos que la hacen mediante la aplicación de una serie de reglas a cumplir a cualquier escala[10]. De ahí que, las tendencias globales apuntan al desarrollo de sistemas inteligentes, es decir, lo que se conoce como inteligencia artificial[11].
·         Esta Inteligencia artificial se ha expandido a otros campos del quehacer humano. Nos interesa hacer mención al campo militar, un campo donde se han prendido todas las alarmas.
Si bien estos usos basados en la repetición a diferentes escalas como una forma de expresar cómo se manifiestan las repeticiones en la naturaleza, hay un problema que no ha sido resuelto aún y es el relativo a determinar qué es el espacio que permite que exista repeticiones en la naturaleza. Esta dificultad fue resuelta en parte cuando Kant colocó al espacio como una intuición pura y fundamento para la formación de conceptos. Esto es lo que nos permitirá hablar de red de relaciones.
El límite al cual llegaron Deleuze y Guattari estuvo dado por la importancia que le dieron a la intuición para la formación de conceptos[12]. Su importancia, para nuestros efectos, obedece al desarrollo de los sistemas intuitivos capaces de determinar comportamientos a diferentes escalas siguiendo el referente kantiano. Esta capacidad de determinar cosas mediante la Inteligencia Artificial nos coloca en la realidad de tener que hacer frente a una capacidad de reproducir geométricamente y de predecir nuestros comportamientos. Lo que faltaría determinar sería el desarrollo de una Inteligencia Artificial distribuida que ayude a procesar toda esa información y evite el acaecimiento de acontecimientos de naturaleza azarosa[13]. Así pues, la fractalidad es la geometría que permite reproducir el orden de la naturaleza dentro de un espacio intuitivo. En términos político-militares se puede observar en el control social y en campo tecnológico y organizacional. Nos referiremos sólo al control social y el campo organizacional[14].
Como medio de control social la tiranía en Venezuela no está en capacidad de aplicar la inteligencia artificial para ejercer control sobre toda la sociedad. Sin embargo, ha adoptado una forma de acción que opera en varios niveles: en el más básico, primer nivel, se apoya en la caotización de la vida de cada venezolano mediante la manipulación del tiempo y del hábitat (racionamiento de agua, luz, comida, moneda, combustible, transporte, etc.) y la exacerbación de la inseguridad (legal, política, salud, etc.). Ello se expresa en la dificultad de que podamos mantener una vida seriada, es decir, nos han reducido la capacidad para construir nuestro futuro[15]. En un nivel superior, segundo nivel, se encuentran los que de alguna u otra manera han podido, con severas limitaciones, mantener un cierto grado de autonomía. Y en el último nivel, tercer nivel, se encuentran los que no están afectados por la caotización deliberada. Sobre este grupo es que la tiranía ejerce su acción política mediante sistemas inteligentes artificiales o no. Estos tres niveles no se corresponden necesariamente con los estratos sociales básicos de una sociedad sino más bien con el grado de dependencia que mantiene un individuo con respecto al Estado. La forma de acción por medio de la cual ejercen control está basada en el mantenimiento del empobrecido ambiente de vida en que estamos sometidos que puede provocar miedo y angustia y expresa, en sí, fenómenos como la diáspora y el terror mediante la aplicación de daños a los que amenacen el orden (muerte no esperada o soledad no deseada).
La capacidad de eliminar las restricciones que impone la tiranía para operar especialmente en el segundo nivel representa para nuestros efectos un potencial punto de aplicación de cualquier esfuerzo de neutralización como veremos más adelante, debido a que los individuos ubicados en ese nivel son los capaces de provocar cambios políticos.
Desde la perspectiva organizacional militar operativa la tiranía ha establecido una organización fractal para hacer frente a una forma de organización, digamos, convencional de naturaleza geométrica estructural euclideana que fue definida en un proceso decisorio político-estratégico. Esto dificulta el establecimiento de un punto de aplicación, como lo indicamos, y nos coloca en el dilema clausewitziano, es decir, el de determinar cuál es el punto de aplicación de un poder político en operaciones de fuerza debido a que esa estructura posee tantos centros críticos o nodales (digamos centros de gravedad) como los indican las repeticiones (REDI, ZODI, ADI…). Desde una perspectiva gráfica estos puntos de aplicación suponen, en diferentes planos, diferentes estrategias y tácticas que deben estar articuladas para que el efecto sea multiforme en función de un mismo objetivo como aconteció, por ejemplo, con la ofensiva Tet,


Sin embargo, esta estructura al ser una reproducción de la naturaleza (social), su sola existencia depende de un plano de referencia que permite el establecimiento de un sistema de coordenadas o cadenas de functores que dependen de su variabilidad o invariabilidad que se determina, a su vez, por el grado de actuación (y digamos control) que mantienen sobre el ambiente. Estos functores son una especie de vectores mecánicos que penetran en un ambiente determinado previamente como adecuado permitiendo con ello dibujar el plano de referencia para intervenir (vegetar, es decir, parasitar) y permanecer el mayor tiempo posible. Federico Boccanera ha usado el término antifragilidad. Esta antifragilidad la observo, desde esta perspectiva, como un modo de ser adaptativo que debe ser entendido dentro de unos márgenes dados. Es decir, como expresión de la naturaleza un parásito o digamos más bien una estructura parasitaria no puede ser colapsada debido a que los fragmentos pueden reorganizarse y mantenerse. Aquí se evidencia su carácter adaptativo.
Para la solución de este problema, creo que el ambiente, en este contexto, debe ser suprimido del mismo modo en que se combate a un parásito. El ambiente, en este caso es un cuerpo, un cuerpo social. Con ello afirmo que el punto de aplicación del esfuerzo (centro de gravedad) no es el parasito en sí sino el ambiente que hace que se mantenga. Provocar un cambio de estado en el ambiente tendente a suprimir las condiciones de vida del parásito harán inútiles las potenciales acciones que pudiesen realizarse desde cada fracto. La supresión en sí puede significar para la estructura parasitaria la neutralización, eliminación, aislamiento o huida a otro ambiente más seguro. Podemos decir, por ejemplo, que las sanciones, al estar basadas en la lógica de la contención, en cuanto a la supresión que se ha logrado es baja, es decir, entra en los márgenes del principio de adaptabilidad a no ser que en el espacio contenido se inocule algo que limpie el ambiente. Esto nos coloca en la necesidad de determinar cuál o qué es el espacio para nosotros.
Para determinar cuál es un espacio vamos a partir de un ejemplo. El espacio estadounidense está delimitado geográficamente, sin embargo, el ambiente que permite a EE.UU. ser no depende del hábitat que permite a sus ciudadanos desenvolverse sino de su valor de cambio. Es decir, el espacio estadounidense está determinado por el lugar donde se transa con su valor de cambio. Dicho de forma más gráfica: donde se transa con dólares, está la justicia estadounidense. Este es el sentido de ser de un cuerpo en un hábitat. Así pues el valor, en sentido negativo o positivo determina para nosotros el espacio. Su importancia obedece a que ello nos permite reflexionar acerca de lo que podría ser qué es espacio para nosotros porque a partir de allí se va a poder entender mejor qué es el ambiente.
La consideración del ambiente nos coloca en el plano del control social indicado previamente.
El miedo, la angustia y el terror creemos que constituyen los elementos que conforman el plano de inmanencia reproducido que permite a la tiranía sostener el ambiente que permite a su vez que se sostenga el plano de referencia de la opresión. Estos elementos impiden, en parte, la ejecución de acciones políticas en el ambiente social debido a que la caotización de la vida produce un efecto paralizante. En el pasado reciente afirmé que si hemos podido hasta el presente sobrevivir al caos estamos también en condiciones de generar caos[16]. Este es el sentido de la máquina de guerra que creemos puede construirse. Pero ahora considerando no sólo lo indicado en el pasado, sino la estructura parasitaria que se ha erigido podemos pensar en los puntos de aplicación del esfuerzo para la refundación de la república generando caos de manera direccionada.
Los puntos de aplicación en una geometría no-euclideana en Venezuela.
Un parasito no se puede destruir destruyendo el ambiente o una de sus partes. Como lo que da vida al parásito es el flujo que crea o del que se nutre, entonces es a través del o los flujos que se debe actuar para purgar (expulsar) o limpiar (neutralizar) y eliminar sus efectos dañinos. El objeto es dañar las condiciones para que lo que hace daño no lo siga haciendo sin dañar el ambiente o mejor dicho hábitat. Para dar un ejemplo, cuando un organismo se enferma una inyección, un brebaje, una pastilla introduce dentro del flujo de un cuerpo algo que restituye el equilibrio. Si los flujos están contenidos cualquier antígeno va a tener un efecto de mayores proporciones. El asunto depende de la determinación de la naturaleza del flujo y de la característica del parásito en cada fracto. En nuestro caso están determinado por la cadena del valor, es decir, la cadena que produce valores, la estructura de imposición y su organización operativa. Esto es lo que constituye el sistema de referencias.
La estructura o cadena del valor está conformada por puentes y atractores que forman núcleos que se forman, a su vez, por las pérdidas marginales que se producen en un cuerpo que permiten a los parásitos generar enlaces[17]. Estos enlaces conforman o redireccionan los flujos produciendo los niveles de afectación a los cuales se hizo mención, es decir, los niveles de control social. En el tercer nivel se encuentran los puentes y los atractores: los puentes son los que colaboran (y cohabitan)[18] y producen las mediaciones (a lo interno y en lo interno-externo) y los atractores son los que imponen los flujos de acuerdo a una estructura organizacional[19]. En el caso venezolano, los actractores tienen también una estructura de mediación que ha estado siendo diezmada efectivamente sólo a partir de este año 2019. Esta estructura constituye los fractos. Estos fractos no han podido evolucionar en estructuras más complejas y consistentes debido a su naturaleza parasitaria. Como se puede observar entonces, los puntos de aplicación se encuentran a diferentes escalas y están representados por los puentes y los atractores. Este es el campo de aplicación de una máquina de guerra operando en enjambre.
A pesar de lo indicado corresponde realizar un ejercicio teórico de determinación más precisa que debe empezar por la definición del espacio visto como estructura de relaciones donde se alojan los parásitos y tener como horizonte los elementos constitutivos de lo que debería ser la Nueva Seguridad Republicana (NSR) debido a que el cuerpo social venezolano se extiende más allá del territorio al igual que la estructura parasitaria. De igual forma, habría que considerar los principios por medio de los cuales opera un antígeno y el espacio donde opera. Si se considera el espacio un cuerpo, en nuestro caso social, la operación del antígeno es simultánea en todo el espacio, es multidimensional, omnidireccional y opera a bajo costo porque se sirve el propio fluido corporal.





[1] Sobre este tema ver: Fernández Peñuelas (2019). “La amoralidad de los algoritmos” en https://www.filco.es/la-amoralidad-de-los-algoritmos/  
[2] Sobre este concepto, ver entre otros: Gniesko, C. (2017)  “El centro de gravedad, su evolución y el estado del arte en los Estados Unidos de América”. Military Review https://www.armyupress.army.mil/Portals/7/military-review/Archives/Spanish/Online-Exclusives/Gniesko-a.pdf y Díaz, F. (2005). “Los Conceptos de “Centro de Gravedad” y “Centro del Esfuerzo” y su Empleo en la Determinación de Objetivos en la Estrategia Conjunta” en http://revistamarina.cl/revistas/2005/6/diaz.pdf
[3] Ver al respecto: BLANCO, E (2016). De la Guerra y la Paz: Una perspectiva Hermenéutica. Riga. Editorial Académica Española. 376 p
[4] COUTAU-BÉGARIE, H. (1999). Traité de Stratégie. (2da ed.). Paris. Editorial Económica. Instituto de Estrategia Comparada. 1005 p.
[5] BEPPO, L. (2006). Leyendo a Euclides. 3° ed. Buenos Aires. Libros del Zorzal. 224 p.
[6] JAMMER, M. (1970). Conceptos de Espacio. México. Editorial Grijalbo. T. D. Cazes).
[7] OMNÈS, R. (1996). Filosofia da Ciência Contemporânea. Sâo Paulo. (T. R. Leal). Editora UNESP. 320 p
[8] DELEUZE, G y GUATTARI, F. (2008). Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. 8º éd. Valencia. (T. J. Vásquez y U. Larraceleta).  Editorial Pre-Textos. 522 p.
[9] Ver al respecto, GONZÁLEZ, V y GUERRERO, C. (2001). “Fractales: fundamentos y aplicaciones. Parte I: Concepción geométrica en la ciencia e ingeniería”. México. UANL. Revista Ingenierías Vol. IV, N° 19. Pp. 53-59.
[10] Ver al respecto: ITURRIAGA, R. y JOVANOVICH, C. (2014). “Fractales, Economía y Empresa”. Chaco. Revista UNNE-TRIM 7. Pp 05-23.
[11] Ver al respecto: BADMINTON, N. (2016).  "Artificial intelligence and the evolution of the fractal economy”. [Documento en Línea]. Disponible: https://techcrunch.com/2016/12/04/artificial-intelligence-and-the-evolution-of-the-fractal-economy/
[12] Sobre este tema hay otros autores que han tratado de seguir la misma estela dejada por Deleuze y Guattari. Sobre ellos, ver: Blanco, E. (2016). Ontología de la Guerra. Crítica de los conceptos de guerra en las obras de Hardt y Negri. Caracas. Editorial Rivero-lanco. 476 p
[13] En lo concerniente a la Inteligencia Artificial este es un campo que se ha orientado a cuatro aspectos básicos: la resolución de problemas, la representación del conocimiento y sistemas basados en el conocimiento, el aprendizaje automático y, la inteligencia artificial distribuida. Sin embargo, en la actualidad existe la preocupación de que esta podría comportar peligros para la humanidad debido a la posibilidad de que los sistemas de inteligencia artificial puedan tener comportamientos con consecuencias no deseadas en un ambiente dado. Otro aspecto de este desarrollo que también ha sido considerado y quizás intuido por Deleuze (1999) en el post-escrito acerca de las sociedades de control es que el desarrollo de capacidades para comprender el enjambre humano gracias al aprendizaje automático hace a este enjambre predictible reduciendo la posibilidad de un acontecimiento azaroso y limitando al ser humano en su devenir en el sentido que la estructura que soporta la inteligencia artificial podría ser vista como un dispositivo que podría materializar la existencia efectiva de una sociedad de control. Este hecho podría hacer factible la predicción o la generación de acontecimientos como parte de un dispositivo regulador del enjambre, trayendo como consecuencia que más que un enjambre, la humanidad se comporte como un rebaño. Ver: DELEUZE, G. (1999). Conversaciones. Post-scriptum sobre las Sociedades de Control. Valencia (T. J. Pardo). Editorial Pre-Textos. 349 p.
[14] En el campo tecnológico militar ver al respecto: Artificial Intelligence en https://www.rand.org/topics/artificial-intelligence.html
[15] Esto algunos autores lo han llamado biopolítica y/o biopoder.
[17] Esta marginalidad puede ser natural o artificial: natural referida a una falla que se genera por uso o desuso y artificial por una imposición. En este caso mantener la estructura de la renta es una forma marginal impuesta.
[18] Aquí se puede observar fácilmente que estos puentes están constituidos por aquellos que se han beneficiado de la tragedia del país y se presentan como opositores.
[19] En nuestro caso estos atractores se identifican con la tiranía conducida por el foro saopaulista.

domingo, 1 de septiembre de 2019

LOS PROBLEMAS DE LAS CULPAS EN VENEZUELA



Venezuela como Estado ha sido destruida política, moralmente y metafísicamente. Este hecho ha sido realizado por unos criminales cuyos delitos comenzaron a ser cometidos mucho antes del año 1998 y la expresión más cruda de esta situación ha sido la disminución deliberada de la potencia de trascender a sí mismo de cada venezolano obligándolos por millones, en consecuencia, a buscar destino en otros países. Existen muchos culpables, pero la paradoja es que muchos de los que ayudaron a destruir el país antes y después del año 1998 han pretendido exhibirse como  ‘arrepentidos’ y como ‘salvadores’, por lo que la culpa y el arrepentimiento en sí plantean diferentes niveles de presentación como lo observaron Karl Jaspers y Hajime Tanabe. Karl Jaspers, al efecto, realizó un seminario que denominó El problema de la Culpa. Sobre la responsabilidad política de Alemania[1] en el invierno del año 1945-46 cuando ese país se encontraba destruido, derrotado y ocupado. Su problema fue la reconstrucción, es decir, la necesidad de que los alemanes encontrasen juntos un camino de lo espiritual, esto es, un nuevo camino para la trascendencia. Para ello diferenció cuatro tipos de culpa en la Alemania que la condujo al desastre: la culpa criminal, la culpa política, la culpa moral y la culpa metafísica. Por su parte, Hajime Tanabe desarrolló una filosofía del arrepentimiento como un modo de romper libremente con un compromiso realizado en el pasado por sentir pesar por haber hecho un daño directo o indirecto o haber dejado de hacer algo para evitar la consecución de un daño. Esa reflexión la denominó Filosofía como Metanoética[2].
Como se puede observar, en condiciones diferentes, es decir, Jaspers fue un individuo que huyó de Alemania con el auge del nacionalsocialismo y Tanabe fue un pensador que vivió el militarismo en Japón y a pesar de seguir el nacionalismo ideológico reinante trató de poner frenos para evitar el hundimiento como al final ocurrió. Su reconocida y manifiesta incapacidad lo llevó al arrepentimiento. Ambos a fin de cuentas tuvieron un mismo fin: la reconstrucción de sus sociedades. Hay que aclarar aquí que si bien entendemos que hay una distancia muy grande entre Alemania, Japón y Venezuela, creemos que las causas que brotaron de sistemas totalitarios (pasiones que generan tristeza como, el odio, el temor, el resentimiento, la envidia, etc.)[3], y las consecuencias: la nihilidad vista como la destrucción de aquello que da la potencia para trascender, la huida, la destrucción y la muerte son las mismas en todos los casos. Ahora, esperemos tener la misma entereza que los alemanes y los japoneses para seguir ese camino de la reconstrucción.
Veamos en qué consistieron estos cuatro tipos de culpas y después cómo pudieran pensarse estas en Venezuela teniendo como horizonte un período que vamos a anclar en el año 1945 hasta el presente y cómo podría pensarse un arrepentimiento. Mi objetivo final es mostrar y explicar uno de los nudos gordianos de la crisis en Venezuela para poder empezar nuevamente.
Los tipos de culpa según Jaspers.
Antes de hacer mención a las culpas es conveniente tener presente que tanto Jaspers como Tanabe reflexionaron sobre un contexto determinado por el surgimiento de un nuevo orden surgido de Yalta y Potsdam. Esta aclaratoria nos parece pertinente si se considera que el orden anterior establecido en Versalles había desaparecido dentro del marco de la guerra civil española, la guerra de Etiopía y la guerra en China, por lo que en una situación donde hay un orden fenecido, la guerra, dentro de un estado de naturaleza, es el medio para la solución de controversias. Eso lo supieron las potencias que impusieron el Tratado de Versalles en 1919 y estaban conscientes de ello cuando se produjo la anexión de Austria y la famosa conferencia de München donde se decidió el destino de Checoslovaquia. Con ello quiero decir, que la culpa alemana o japonesa, para generalizar, no se circunscribe a los alemanes o japoneses (inclusive italianos), para nosotros abarca a toda la comunidad internacional en su conjunto y más aun a los que impusieron el citado orden. En la actualidad aunque el orden de las Naciones Unidas impuesto en 1945 sigue vigente hay una conciencia mundial de que debe ser actualizado. Esto significa que por todas las grietas que posee está un flujo de destrucción a la vista de todos y las actitudes de los garantes del orden son similares a las asumidas por los conductores políticos entre 1933 y 1938. Nosotros los venezolanos sabemos las consecuencias. Así pues, estaremos hablando de la culpa de la comunidad internacional y de los venezolanos. Veamos ahora las culpas según Jaspers:
La culpa criminal donde los crímenes “consisten en acciones demostrables objetivamente que infringen leyes inequívocas” (1998:53) y ante una instancia en un proceso formal se establece fielmente los hechos y se aplican las leyes correspondientes. Desde el punto de vista nacional e internacional en relación con el caso venezolano existen instancias en ambos niveles que han logrado y están en proceso de establecer “fielmente hechos” para aplicar las leyes correspondientes. No sabemos si a nivel nacional sea posible dicha aplicación en el futuro dado el grado de destrucción existente. De igual forma, la culpa criminal de alcance internacional (Tratado de Roma), a pesar de los procesos de Nürnberg y de Tokio, es una institución relativamente nueva y esa situación y los resultados que han tenido hasta ahora indican que su eficacia está en discusión con el agravante de que las grietas antes indicadas en la estructura del orden imperante hace fluir una materia relativizante que corrompe y descompone.
La culpa política se refiere a las acciones de los conductores y ciudadanos de un Estado,
“por mor de las cuales tengo que sufrir las consecuencias de las acciones de ese Estado, a cuya autoridad estoy sujeto y a través de cuyo orden determino mi existencia (responsabilidad política). Cada persona es corresponsable de cómo sea gobernada. Instancia es la fuerza y la voluntad del vencedor, tanto en la política interior como en la exterior. El éxito es decisivo. Una reducción de la arbitrariedad y de la fuerza acontece por medio de la inteligencia política, que piensa en ulteriores consecuencias, y mediante el reconocimiento de normas que se acomodan bajo las denominaciones de derecho natural y derecho internacional público” (Ibíd.).

Si nos hacemos las siguientes preguntas: cuándo un conductor político debe promover o dirigir un cambio para reducir la arbitrariedad y la fuerza y cuál es la legitimidad del cambio en sí, podemos hablar a la vez del plano nacional e internacional. En el plano internacional si un Estado promueve un cambio de orden, para mejorarlo o establecer uno nuevo debe contar con apoyo interno y ese apoyo debe estar consustanciado con la mejora de la comunidad. En el mundo de entreguerras no fue así porque el orden de Versalles caducó por sus inconsistencias. En el mundo actual a pesar de las mejoras en las sociedades, las estructuras políticas no se han adecuado a las realidades sociales por lo que la fuerza y la arbitrariedad como instancia han estado a la orden para que el sistema político se mantenga. Cuando ello no es así, como ocurrió en Venezuela, se busca contener el daño a pesar de que la metástasis se ha extendido a toda la comunidad internacional (eso fue lo que pasó con Alemania en 1919). Eso es lo que están haciendo los Estados afectados por la crisis en Venezuela y eso es lo que están haciendo los que se suponen deben oponerse a ello dentro del propio país. Aquí entramos en el campo moral.
La culpa moral, según Jaspers, tiene que ver con las derivadas de las acciones políticas o militares como individuo que ameritan una responsabilidad moral. Todas estas acciones se encuentran sometidas al enjuiciamiento moral y la instancia es la propia conciencia “así como la comunicación con el amigo y el allegado, con el que me quiere y está interesado en mi alma” (Ibíd.). El problema aquí en el plano internacional tiene que ver con una relación instrumental de la política cuando el baremo es la relación medios-fines. Si nos limitamos al caso iberoamericano y americano, en general, es indiscutible que su actitud ha sido la de mitigar los males de los venezolanos indiferentemente del papel que jugaron en la generación del problema. Pero hasta qué punto esos países son capaces de contener un problema cuando tienen pleno conocimiento de la causa y están sufriendo sus efectos. Pongamos un ejemplo: En un país ‘J’ se podrá decir, hemos recibido X número de venezolanos a pesar de nuestros problemas con las más amplias garantías por lo que porcentualmente podemos tener la conciencia tranquila, pero el tema moral es que en términos humanitarios el crimen contra un individuo tiene el mismo alcance que el crimen contra un millón. En Venezuela esa situación es más grave. Los que dicen ser de oposición proponen las mismas medidas que aplicó la tiranía, por lo que el término ‘humanitario’ dentro del país se ha relativizado. La relativización no sólo es el flujo que sale por las grietas que corrompe todo, la relativización es el flujo que ha corroído la estructura. Esto nos coloca en el plano metafísico. En la culpa metafísica
“hay una solidaridad entre hombres como tales que hace a cada uno responsable de todo el agravio y de toda la injusticia del mundo, especialmente de los crímenes que suceden en su presencia o con su conocimiento. Si no hago lo que puedo para impedirlos, soy también culpable... Que siga yo viviendo una vez que han sucedido tales cosas es algo que me agrava con la culpa imborrable. Cuando la suerte no nos ahorra esa situación, llegamos como hombres al límite en el que tenemos que elegir: o arriesgar la vida sin condiciones, inútilmente, puesto que no hay perspectiva de éxito o, habiendo alguna posibilidad de éxito, preferir conservar la vida. Lo que constituye la sustancia de su ser es que en algún lugar entre los hombres vale de modo incondicional que o bien sólo puedan vivir juntos o que no puedan hacerlo de ningún modo en el caso de que se cometa un crimen contra uno u otro o en el caso de que se trate de compartir condiciones físicas de vida. Pero que esto no dependa ni de la solidaridad entre todos los hombres, ni entre los ciudadanos, ni siquiera entre los grupos más pequeños, sino que quede restringido a los lazos humanos más estrechos, hace que esa culpa se extienda a todos nosotros. Entonces, sólo Dios es instancia” (Ibíd.:54)

Llegar a la instancia de Dios es pasar conscientemente por el camino de la nihilidad. Esa fue la misma denuncia realizada por Nietzsche, Tanabe, Heidegger y Nishitani. La nihilidad entendida como el acaecimiento de una parálisis que se expresa en un no-ser, una ausencia de valores y convicciones verdaderas que evite seguir un camino de trascendencia. Lo contrario es la banalización del mal hecha por individuos no pensantes, sin voluntad y sin juicio como nos lo dijo Hannah Arendt[4]. Lo grave es que dentro del espacio de la nihilidad hay muchos caminos y muchos finales de camino que no conducen a la trascendencia. El mundo ha sido así y la imposición de caminos ha conducido a guerras santas, exterminios y actualmente a guerras contra el terrorismo. Esta variedad es lo que ha generado una tendencia a taponear las culpas en una cripta que se ha manifestado en paralisis para actuar y ha hecho que todos, vamos a decir, nos refugiemos en la comodidad de una creencia religiosa o una ideología que a pesar de ser absoluta se maneja con un criterio instrumental de medios y fines. Esta instrumentalidad que conduce al vacío puede ser entendida como “un modo de ser en que el hombre utiliza las leyes de la naturaleza como si se encontrara totalmente fuera de ellas”[5]. Esto es lo que Jaspers, Tanabe y Nishitani invitan a superar a través de cualquier tradición religiosa o sistema filosófico pero mediante la confrontación con la nihilidad misma colocando las respuestas religiosas o filosóficas frente a ese sinsentido para poder rechazarlas y superarlas.
Hay otro tipo de culpa que se puede ubicar dentro de esta culpa metafísica que se produce cuando se hace al ser humano superfluo, prescindible, agregaremos, reducido a votar cuando los llaman (u obligan) y que Hannah Arendt describió como el mal radical. La banalización del mal que es el camino del mal radical en Venezuela que ha seguido la conducción política de lado y lado es lo que ha producido la diáspora porque el objetivo siempre ha sido la renta y el medio lo constituyen los venezolanos y el sistema instaurado[6]. Ello explica que todo se haya reducido a un ‘clap’ y que se haya relativizado la verdadera realidad del país y que esta reducción y relativización promovida incluso por la mal llamada conducción de la ‘oposición’ haya sido usada como un justificativo a escala internacional para no hacer lo que hay que hacer.
Quiénes pueden juzgar estas culpas. En principio los que imponen o establecen el orden. El problema se presenta cuando el que impone el orden comete el crimen o duda en juzgar y aplicar la ley. Este segundo aspecto considero que es el más grave porque cubre con un velo de dudas la legitimidad del orden. Eso es lo que ha ocurrido en la comunidad internacional y en Venezuela.
Las culpas en Venezuela
A la sociedad venezolana, en general, no se le puede imputar ninguna de las culpas antes aludidas debido a que la única participación política, antes del año 2002, ha sido el voto en elecciones en ambientes controlados. Después de esa fecha la sociedad se ha percatado de manera más contundente que ha sido medio para fines de una minoría. Y cuando esta minoría no ha podido asegurar sus fines ha apelado a la violación de sus propias normas y ahí ha comenzado la cadena, el ritornello.
Nosotros hemos vivido una cadena de crímenes que se iniciaron el 18 de octubre del año 1945, de acuerdo con la cosmovisión betancourtista imperante, pero podemos ir más atrás. Estos crímenes continuaron en el año 1948, 1952, el pacto de punto fijo, 1992, 1993, 1998, 2002, 2004, 2008, 2012-2019. En todos los casos prevaleció la justificación de que la sociedad venezolana no estaba preparada. Esa justificación es lo que ha permitido otras justificaciones políticas, morales y metafísicas y sus consecuencias se han traducido en una acumulación que se expresa en un eterno ritornello que se ha traducido en relativización y banalización de los males que hemos padecido. Hoy día, los venezolanos después de haber combatido en 2002, 2004, 2014, 2016-2019 resulta que son culpables por no seguir a sus ‘dirigentes’… que ironía, la diáspora venezolana ocurre porque los venezolanos somos malos ‘súbditos’.
Desde la perspectiva de la culpa criminal el principal elemento a tener presente es que, con la excepción de 1945, todos los que impusieron el orden lo han violado tanto en el plano humano, social, económico, político y militar. Desde ahí, en cascada la violación amparada en la relativización ha generado grietas que se fueron ensanchando desde mediados de los ochenta del siglo pasado hasta que se fracturó la estructura a inicios del siglo XXI. Hoy en día, la posibilidad de aplicar leyes está ensombrecida por la relativización y por las ruinas estructurales existentes. 
Todo el control de averías usado para tapar las grietas ha estado compuesto por elementos salidos de las grietas o con instrumentos no acordes con el grave problema a resolver. Lo más espantoso ha sido la amnistía ofrecida en febrero del presente año 2019 que acobijó a un grupo de individuos sospechosos de haber cometido crímenes de diversa naturaleza. Por ello se puede afirmar que ha existido una conspiración histórica que ha impedido que los venezolanos nos constituyamos en república y esa conspiración ha surgido dentro del mismo territorio y se ha manifestado en cada caso, por una parte, por los cambios convenientemente realizados entre lo que es delito y lo que no es delito y, por la otra, porque se le ha ido colocando a los venezolanos un techo que limita su capacidad para trascender a sí mismo. Todo por intereses minoritarios con consecuencias políticas.
La culpa política se ha producido cuando se le ha puesto un techo a la sociedad venezolana cuando esta ha logrado superar sus propias limitaciones. El momento más alto de superación en términos de conciencia se produjo entre la década de los setenta y ochenta del siglo pasado. En términos políticos los momentos más altos se han dado sucesivamente in crescendo en los años 2002, 2007, 2014 y 2016-2019 y en todos estos casos la sociedad ha sido de forma arbitraria contenida, traicionada, echada a un lado, reprimida etc., por aquellos que se disputan el poder. Ello explica la diáspora. Cómo puede ayudar la comunidad internacional cuando los dirigentes políticos que ‘conducen’ la oposición quieren el poder dejando las cosas como están y banalizando el mal que padecemos para mantener un sistema dañino. La respuesta es que los venezolanos somos superfluos. El descaro ha sido tal que la comunidad internacional habla más en nombre de los venezolanos.  
La culpa moral se hizo patente de dos maneras: la primera con el techo que se le puso a la sociedad debido a que ha estado disminuyendo la posibilidad de definir en el plano subjetivo qué es bueno y qué es malo. Es decir, cuando se les cerró a los venezolanos la posibilidad de trascender y se le comenzó a ofrecer políticamente un ‘clap’ como medio de subsistencia. O sea la maldad está en el techo y la causa del mal está en quien puso el techo tanto en las acciones económicas, sociales, políticas y militares. Dejar el techo y cambiar a quienes lo controlan es mantener la misma responsabilidad moral por acción u omisión de los daños que han estado padeciendo los venezolanos. Mitigar los males de los venezolanos no es mitigar la culpa, corregir los errores cometidos antes del año 1998 dejando el mismo sistema como pretexto para recuperar el poder tampoco. El problema aquí al igual que en el plano internacional tiene que ver con una relación instrumental de la política cuando el baremo es la relación medios-fines. Si nos limitamos al caso iberoamericano y americano, en general, es indiscutible que su actitud ha sido la de mitigar los males de los venezolanos indiferentemente del papel que jugaron en la generación del problema. Entonces, es ese mantener que se presenta como un ritornello pernicioso que está afectando a toda la región.
La segunda tiene que ver con la carencia de límites subjetivos de la conducción política cuando no había límites objetivos dentro de un contexto de carencia generalizada. El desenfreno que ha producido este hecho ha estado a la par de la exigencia de obediencia ciega sin dar el ejemplo. Este ha sido el parte aguas entre la sociedad y el Estado. Lo que ha posibilitado esta situación ha sido la estructura rentista del orden y el ansia de mantenerla. Esto nos lleva a la culpa metafísica.
Los venezolanos que conformamos los fractos de sociedad que aún persiste son solidarios y esta solidaridad se ha mantenido en circunstancias límites. Ahora, ¿la conducción política en general frente a los crímenes de todo orden cometidos bajo su presencia o su conocimiento sin haber hecho algo para impedirlos tendrán conciencia de culpa? ¿Podrán compartir condiciones normales de vida? ¿Tienen alguna instancia divina a que recurrir? La respuesta histórica ha sido echarle la culpa a otro como medio para tapar las propias grietas que muestran el vacío interior que expresa la relativización y acomodación mezquina. Es una forma de nihilismo donde el que lo padece trata de ocultarlo frente a terceros con una carcasa justificativa. En ese caso no hay conciencia de necesidad ni necesidad de instancias divinas, filosóficas o de cualquier naturaleza. Un individuo que en su interior no tenga nada no tiene instancia divina ni filosófica a que recurrir. Es un humano sin dignidad que pretende que el resto de los venezolanos sigan su estela. Esos individuos son los únicos capaces de pretender vivir y compartir condiciones normales de vida y dejar que el rio corra. Esa es la realidad que han vivido los venezolanos desde 1945, pero ha sido más patente desde 2017 y en especial este año que la asunción voluntaria de una posición política frente a la tiranía les ha servido para creer que tienen impunidad para ‘continuar’ su vida desde la perspectiva de aquellos que se acogieron en la supuesta ‘amnistía’.
Si volvemos a la metáfora del techo nos encontramos que en la medida en que lo han bajado restándoles posibilidad a los venezolanos de trascender y colocándolos ante un estado de nihilidad, en esa medida han buscado dejarlos sin dignidad como una manera de atenuar las culpas criminales, políticas y morales. La frase clave es: Todos somos culpables, pero ¿todos somos culpables? En realidad los que argumentan eso no poseen capacidad para el arrepentimiento por el vacío interior que padecen.
La culpa criminal es la que puede ayudar a develar las otras culpas, pero el país no está en capacidad para hacer eso por sus propios medios. Más aún si se mantiene el mismo sistema político.
El arrepentimiento en Venezuela
El arrepentimiento en Venezuela lo encontramos en un solo lado: el lado de muchos individuos que formaron parte del régimen cuando los crímenes comenzaron a ser cometidos desde el año 2002. Estos arrepentidos también se ubican en diferentes niveles: están los que de alguna u otra manera fueron apartados y los que cayeron en desgracia por alguna u otra causa. Es posible que hayan individuos que no se encuentren en ninguno de estos casos y genuinamente se apartaron mientras ello fue posible y tratan de expiar de alguna manera su culpabilidad asumida: la culpabilidad de haber estado ahí dejándose llevar por la corriente. Pero en estos arrepentidos están los que cometieron crímenes políticos en el año 1992 y son presuntos criminales o tienen culpa moral, política y/o metafísica por lo que sucedió después. Hay otros que sólo están en el plano moral y/o metafísico. Pero en todos estos casos la pregunta que surge es qué refiere el arrepentimiento en cada caso. Para esa respuesta hay que prepararse.
Hajime Tanabe trató con La Filosofía como Metanoética, de convertir el arrepentimiento en un método filosófico. Es decir, “trató de demostrar el núcleo irracional de todo pensamiento filosófico, [en especial], aquel que critica la irracionalidad de la existencia social” buscando con ello colocar a la razón al servicio de la moral. Pero a nosotros nos interesa es mostrar el momento en que se produjo este cambio que consideramos como un acontecimiento trascendental. Tanabe en la fase final de la guerra se percató de que estaba saturado de sí mismo y ello lo llevó a expresar unas palabras que serían usadas en el prólogo de la obra citada, es decir,
“… Mi propia indecisión,…, me descalificaba como filósofo y como profesor universitario. Pasaba mis días forcejeando con preguntas y dudas como éstas, desde dentro y desde fuera, hasta que me encontré empujado a punto del agotamiento, y en mi desesperación concluí que no me sentía capaz de comprometerme en la labor sublime de la filosofía. En ese momento, ocurrió algo asombroso. En medio de mi desasosiego renuncié y me rendí humildemente a mi incapacidad. ¡De repente fui llevado a una compenetración nueva! Mi confesión penitente me arrojó inesperadamente hacia atrás en la interioridad, lejos de las cosas exteriores. No se trataba de enseñar y corregir a los otros bajo estas condiciones, pues yo mismo no había podido hacer lo correcto. Lo único que tuve que hacer en esta situación fue resignarme honestamente a mi debilidad, examinar con humildad mi yo interior, e indagar en las profundidades de mi impotencia y falta de libertad... No importa si es llamado «filosofía» o no.... Lo que tenía importancia es que me enfrentaba en ese momento con una tarea…, y que debía hacer lo mejor posible para proseguirla” (Tanabe, 2014:52-53)[7].

Este estado anímico de Tanabe signado por una carencia, un vacío visto como nihilismo lo empujó a emprender un nuevo camino siguiendo un nuevo ideal. Este ideal “fue la concreción de una comunidad existencial” fundamentada en el arrepentimiento colectivo. Si consideramos, como dijimos, la responsabilidad moral de este filósofo frente al proceso decisorio que se materializó en el expansionismo japonés podemos ver un indicador que los arrepentidos, es decir, los que se pueden arrepentir sin evadir otras culpas, pudieran seguir más allá de otra aventura política. Aquí, este pensador japonés desarrolló el concepto de autodespertar que entendió como un estado donde el yo se despide de la introversión en sí mismo de un yo que sigue existiendo y lo destruye, borrándose a sí mismo, proporcionando al juicio moral, una especie de telos último que sigue la vía del arrepentimiento y la compasión. Siguiendo a Jaspers podemos agregar la reparación y el esclarecimiento de la culpa como formas de purificación. Esto constituye un derrotero a seguir para pensar en una nueva espiritualidad. Volviendo a la reflexión de Jaspers, toda transformación real comienza por los individuos, si muchos individuos podemos hacer eso al mismo tiempo nos daremos cuenta que la purificación es el camino para la libertad política. Estas ideas en realidad plantean un problema: hay que aprender a arrepentirse y eso tiene que venir de cada uno.
Lo espeluznante ahora es que entre los arrepentidos que han estado surgiendo no se encuentran ninguno de los que llevaron al país a la situación de 1992, 1998 y así sucesivamente y hoy pretenden erigirse como conductores y representantes de la oposición. Realmente aquí está el nudo gordiano de la crisis en Venezuela. Y cuando me refiero a aquellos individuos que antes de 1998 fueron culpables de alguna u otra manera incluyo a sus herederos presentes en lo económico y político: los que se dejaron llevar por el flujo de la relatividad y la corrupción. En la medida en que podamos superar esta situación en esa medida es que podremos decir que hemos reconstruido nuestra espiritualidad y abierto la posibilidad de trascender.
Corolario
Hemos visto una historia sintética de la culpa en Venezuela pero no de la justicia ni de la expiación. Si miramos atrás, en primer lugar, una vez que el mal se cernió sobre Alemania y Japón, un pequeño grupo de países no pudo sólo y cuando se consolidó el mal en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas un pequeño grupo de países no pudo sólo… habría que evitar que este nuevo mal se siguiera esparciendo… porque su naturaleza es similar a la que acabó con muchas civilizaciones en la historia de la humanidad.


[1] JASPERS, K. (1998). El problema de la Culpa. Sobre la responsabilidad política de Alemania. Barcelona. (T. R. Gutiérrez). Ediciones Paidós. 133 P.
[2] TANABE, H. (2014). Filosofía como Metanoética. Barcelona. (T. R. Maldonado, A. Marquina, S. Espinoza y C. Pérez). Editorial Herder. 435 p
[3] Seguimos aquí a Benedicto de Spinoza, 3, VII-XLVIII en SPINOZA, B. (1677/2011). Tutte le Opere. Milano. (T. M. Buslacchi, A. Dini, G.Durante, S. Follini y A. Sangiacomo). Editorial Bompiani. 2838 p.
[4] Ver al respecto: HOMO (NO) SACER: LO QUE QUEDA DE AUSCHWITZ DESDE UNA RELECTURA ARENDTIANA en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/12/homo-no-sacer-lo-que-queda-de-auschwitz.html
[5]Keiji Nishitani en HEISIG, J. (2013). Filósofos de la Nada. Un Ensayo sobre la Escuela de Kioto. Barcelona. Editorial Herder. 409 p.
[6] Ver al respecto: LA TIRANÍA EN VENEZUELA Y EL MAL RADICAL: ANÁLISIS POLÍTICO DESDE LA PERSPECTIVA DE HANNAH ARENDT en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/07/la-tirania-en-venezuela-y-el-mal.html
[7] Ver también: HEISIG, J. (2013).


viernes, 9 de agosto de 2019

LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO EN EL MAR Y LA CRISIS EN VENEZUELA

"Cuba pide a Rusia que sus buques de guerra protejan el petroleo de Venezuela que va a la isla"  https://albertonews.com/principales/ultima-hora-cuba-pide-a-rusia-que-sus-barcos-militares-custodien-el-petroleo-de-venezuela-hasta-la-isla/?utm_campaign=Twitter&utm_medium=twitter&utm_source=twitter

Desde el año 2018 se han producido un conjunto de acaecimientos marítimos en la lucha contra la tiranía en Venezuela que han evidenciado la ocurrencia de una escalada. Estos han sido: la ayuda humanitaria[1], el incremento de la lucha contra el narcotráfico y otros delitos en el mar y las contracciones intimidatorias de la tiranía como respuesta[2], el ejercicio del principio de libre navegación en Alta Mar y las sanciones contra buques y empresas que hacen envíos de petróleo y derivados a Cuba[3].
Con las medidas que va a instrumentar EEUU contra la tiranía la palabra ‘bloqueo’ ha impregnado el ambiente político discursivo debido a que ha sido usada en diferentes ámbitos[4], sin embargo, en el imaginario colectivo ha vuelto al presente la crisis de Cuba del año 1962 y la venezolana del año 1902-03 y esa es la imagen prevaleciente. Falta reflexionar acerca de su efectividad. Hace unos años, específicamente en el 2015, realicé un análisis comparativo de la posibilidad de recurrencia de acontecimientos similares en una nueva configuración. En esa oportunidad expresé que Venezuela era un importante foco de atención en el enfrentamiento civil global en curso y que a pesar de la debilidad de la coalición cubano-venezolana, que fue lo considerado en el estudio y de su apoyo extra-continental, se estimó la posibilidad de uso de otro tipo de armas altamente destructivas que le daban una importante capacidad de maniobra estratégica en contraposición a la subversión política instrumentada fallidamente por Cuba en el continente[5]. En la actualidad estas armas, las migraciones entre otras, se están empleando efectivamente desde el mismo momento que la crisis venezolana se convirtió en una crisis regional que amenaza con conectar de manera explícita la crisis política que padece con el conflicto interno en Colombia en un nivel superior dentro de un proceso de escalada de violencia que ya ha sido descrita en otro ensayo[6]. Pero para reducir la capacidad de maniobra cubano venezolana el escenario marítimo sigue siendo capital y es por ello que la palabra ‘bloqueo’ o ‘cuarentena’ siguen teniendo sentido en el imaginario colectivo a pesar de que la experiencia reciente en la ex - Yugoslavia, Irak y Libia nos indica que lo ocurrido fue un ‘embargo’, esto es, un procedimiento administrativo-judicial que tiene como propósito trabar o impedir que un Estado ribereño pueda transportar bienes específicos por el espacio marítimo.
Desde esta perspectiva vamos a examinar, siguiendo ese imaginario colectivo, qué refiere la palabra ‘bloqueo’ desde el punto de vista marítimo, seguidamente vamos a analizar las circunstancias geográficas que determinan la efectividad o no de un bloqueo y, finalmente, cómo se puede pensar un bloqueo dadas las circunstancias político-geográficas y sus consecuencias. El objetivo es valorar el alcance de las nuevas sanciones impuestas por el gobierno estadounidense, brasileño y suizo a la tiranía en Venezuela[7].
Sobre el bloqueo y sus circunstancias políticas.
La palabra ‘bloqueo’ desde el punto de vista naval refiere a un acto de guerra de acuerdo con la Declaración de Londres del año 1909 qué pasó a ser fuente del derecho internacional. Fíjense que esta regulación fue unos años posteriores al bloqueo de las costas de Venezuela del año 1902 que para algunos fue un acto de guerra y para otros no pero pudo haber conducido a una guerra. Nos interesa mencionar algunos aspectos que se derivan de ese acto de guerra según la declaración que han trascendido hasta el presente. Estos son: un bloqueo naval tiene que ser efectivo y limitarse a “los puertos y a las costas del enemigo u ocupados por él”. Si lo observamos desde lo que le ha dado subsistencia al Estado venezolano, es decir, el petróleo, los terminales petroleros facilitan la acción de un bloqueo en relación al país y/o terceros Estados que estén infringiendo o no el estado de cosas de la situación conflictiva presente y/o se puede hacer seguimiento a los buques que hacen el transporte. Lo otro que nos interesa mencionar es lo relativo al contrabando o al bien objeto de embargo o confiscación. Desde esta perspectiva, normalmente pueden ser: armas, proyectiles, explosivos, combustible e incluso, buques y/o embarcaciones. Si bien, todos estos medios son objeto de confiscación en la actualidad, el foco de atención se ubica en los combustibles fósiles. Vale agregar que la respuesta del bloqueado es la de romper el bloqueo y proteger todos los medios de transportes civiles y militares. En el año 1902, fue más o menos así. En el año 1962, el bloqueo, llamado ‘cuarentena’ se limitó a materiales de guerra estratégicos. En la actualidad, los medios objetos de restricciones dirigidas a sostener la tiranía cubana se han valido del camuflaje para evitar su detección.
Por qué la palabra ‘bloqueo’ tuvo originalmente una connotación marítima y en tiempo de guerra. Porque los flujos de personas, bienes y servicios hasta inicios del siglo XX eran mayoritariamente marítimos dentro de un contexto de libre uso del mar y con su interrupción se buscaba hacer daño al flujo en sí mismo y/o a los que dependían de dicho flujo. En la actualidad los flujos se han diversificado gracias a la tecnología y ello ha traído como consecuencia que la palabra ‘bloqueo’ se haya relativizado dado los otros ámbitos donde también se producen flujos, es decir, financieros, monetarios, humanos, etc.
Es decir, si tenemos presente la crisis de los misiles en Cuba, el objetivo de lo que se denominó ‘cuarentena’, como indicamos, fue evitar que un tipo de medio en específico, es decir, misiles estratégicos, llegarán a esa isla. Todo lo demás no estuvo incluido como contrabando o acto de guerra. O sea, la ‘cuarentena’ fue una situación de guerra potencial o inminente para un caso en particular: impedir el transporte de un medio militar. En nuestro caso actual, Cuba y Venezuela como fuentes del terrorismo, el foco de atención ha sido suprimir las capacidades de acción de dichas fuentes desde el mismo momento que los medios son vistos desde una perspectiva ocasional dada la naturaleza actual de la guerra. De forma más explícita se puede decir que si se están alterando los flujos normales a nivel regional como armas (por ejemplo, usando a los migrantes), eliminar el foco constituye el objetivo[8]. Hay que recalcar que la lucha contra el terrorismo está dirigida, en principio, a sus fuentes[9]. Podemos decir entonces que los medios para hacer daño ya no son necesariamente convencionales (militares), cualquier medio puede ser usado con propósitos benéficos o para hacer daño.
Pero, si el bloqueo como tal tiene que ser efectivo, qué es lo que está en juego con las sanciones a Venezuela en un contexto en que los atributos del Estado como lo ha reconocido el derecho internacional: exclusividad, autonomía y plenitud de competencias se han perdido.
Las circunstancias geográficas que determinan la efectividad o no de un bloqueo.
Los Estados son estructuras políticas de control de flujos que lo fortalecen o lo debilitan en función de su propia naturaleza y de los mecanismos que emplea para regularlos. Para ello necesita ejercer el control de todo su espacio físico y metafísico, pero en el caso venezolano y en general suramericano no es así. La baja densidad poblacional y la baja presencia del Estado en sus áreas fronterizas hacen difícil el control de dichos flujos favoreciendo, en consecuencia, la ocurrencia de fenómenos considerados como nocivos para su propia existencia. El mecanismo de respuesta al que ha recurrido la política estatal es la adaptación, es decir, ha adecuado su estructura para coexistir con la anomalía. El ejemplo más brutal ha sido Colombia que ha podido vivir con un ente maligno (subversión) por más de sesenta años. En esa circunstancia, entonces, se encuentra Brasil, Colombia y Venezuela, por lo que la palabra ‘bloqueo’ queda relativizada por esta debilidad estructural.
Desde el punto de vista marítimo si lo observamos desde una perspectiva histórica tampoco los bloqueos han sido absolutos, pero en la práctica han sido mucho más efectivos desde el mismo momento que dicha palabra solo ha tenido sentido en dicho ámbito y en una determinada circunstancia con una finalidad específica, es decir, impedir o controlar un flujo vital que amenace la existencia misma de un Estado por un tiempo determinado.
Esto nos lleva a examinar las palabras ‘flujo’ y ‘nocivo’ en relación con el Estado. Cada país determina qué flujo es bueno y qué flujo es malo. Las relaciones entre Estados fronterizos si son cooperativas buscan maximizar los beneficios en el sentido en que hay una unidad de criterios en relación con lo bueno y lo malo. La pregunta que surge es qué es lo que pasa cuando no hay esa unidad de criterios y a su vez las fronteras no están lo suficientemente controladas y han permitido el desarrollo de actividades delictivas por grupos subvertidores del orden político. Esta es la porosidad que mencionó F. Boccanera en unas circunstancias que hacen que una declaración de ‘bloqueo’ tenga un sentido diferente a lo que la intención puede apuntar[10]. Es decir, se está utilizando la declaración de ‘bloqueo’ en el plano discursivo (entendido como relativizado y dirigido a otros flujos extra-estatales) de una potencia extranjera para legitimar un flujo considerado universalmente como ‘nocivo’ lo cual puede ser visto como el redireccionamiento de los flujos estatales venezolanos de una manera tal que efectivamente puede amenazar y amenaza a Colombia y en un menor grado a Brasil. Pero EE.UU. no usó la palabra bloqueo en el sentido marítimo como hemos estado indicando. Si lo hubiese hecho habría realizado un acto de guerra y hasta el momento la palabra ‘guerra’ la ha empleado la tiranía.
La amenaza vendrá de la oposición de fronteras abiertas vs. fronteras cerradas. Los antirrepublicanos abogaran por las fronteras abiertas y la conducción política en Brasil y sobre todo en Colombia se va a ver impulsada a tomar una decisión. En el caso colombiano esta decisión, si se toma, va a significar el recrudecimiento de la guerra dentro de ese país, por lo que creo que el tiempo de la cohabitación en ese país está llegando a su fin, de alguna u otra manera, debido a dos causas: la constatación del verdadero alcance del fallido proceso de paz colombiano y la estrecha relación de la tiranía en Venezuela con los grupos subversivos colombianos.
La tiranía en Venezuela con los redireccionamientos de los flujos antes indicados ha garantizado una cierta capacidad de maniobra. En estas circunstancias ¿en qué perjudica a la tiranía las recientes sanciones impuestas por EEUU? Creo que las sanciones fueron mayores a lo que esperaban los conductores de la tiranía en estos momentos, pero aun así, no perjudican en nada su capacidad de acción política dado el estado actual de cosas a no ser que la dirigencia colombiana neutralice los focos subversivos en su territorio. Pero, ¿Qué significa este redireccionamiento en relación con las sanciones?
El bloqueo, las circunstancias político-geográficas y sus consecuencias.
Venezuela es un país con una alta dependencia de las comunicaciones marítimas. Por qué. El principal producto de exportación del país es el petróleo. Venezuela dependía para su subsistencia de las comunicaciones marítimas referidas al petróleo en aproximadamente un 80 %. Hoy es mucho más alta aún. Controlar o impedir el tráfico marítimo petrolero es más fácil en las circunstancias actuales que en una economía diversificada. Este control ya ha estado ocurriendo. Por ello la tiranía redujo la actividad económica del país de un modo tal que, en cierta forma, la dependencia de las comunicaciones marítimas se ha reducido. Vale decir que ello ha significado para la sociedad venezolana su empobrecimiento y su situación de emergencia humanitaria. Podemos agregar que hay que prepararse para el agravamiento de esta situación.
 Aquí tiene sentido el conjunto de sanciones impuestas por EE.UU, pero no con respecto a Venezuela sino con respecto a Cuba que también está padeciendo la misma presión económica que sufrió después del colapso soviético. El otro país que pudiera suministrar petróleo a Cuba es Rusia y quizás China desviando parte del petróleo que le suministra Venezuela. Este es el punto crítico que puede constituir un detonante: un incidente marítimo que involucre las banderas china o rusa. De ahí la importancia de lo que hemos indicado en relación a las semejanzas y diferencias entre la situación en el mar arábigo y el Mar Caribe como ya hemos indicado. El cambio de bandera de un buque para usar una de una potencia como China o Rusia, un desastre ecológico provocado de forma deliberada en un tanquero en momentos en que se intentase su detención, el armamento de buques que lleven petróleo a Cuba u otro tipo de operaciones clandestinas son el conjunto de opciones que pudieran manejar para sortear las sanciones. Por ello, para que las sanciones sean efectivas se debe agregar la interrupción efectiva de otros flujos de intercambio. Creo que EE.UU va a evitar una crisis que involucre las banderas rusa o china, pero podría verse involucrado en una situación parecida a las otras indicadas.
Esto nos lleva a la reflexión realizada por Federico Boccanera. Si el conflicto opone a un proyecto antirrepublicano contra el actual orden político continental en proceso de recuperación, Venezuela es un foco de desestabilización pero no constituye su centro de gravedad. El centro de gravedad es Cuba. Teniendo esto presente el alcance de las sanciones contra la tiranía en Venezuela se ubica en la capacidad de neutralizar a la isla Caribeña desde el mismo momento que la estructura de poder en nuestro país es un medio dentro de los fines del proyecto antirrepublicano continental.
Si retornamos a la metáfora del Estado como controlador y/o regulador de flujos de cualquier naturaleza podemos afirmar que el carácter fallido del Estado venezolano obedece a su incapacidad de controlarlos. Esta incapacidad lo ha llevado a intentar actuar de un modo tal que obligue a los otros Estados fronterizos a actuar como estructuras de contención para garantizar la permanencia del actual estado de cosas venezolano a pesar de que su juego apunta a evitar la contención. Ello explica porque Boccanera ha afirmado que el bloqueo es una farsa. Es una farsa porque ya no hace falta. Lo que hace falta es que los Estados se comporten como Estados dentro de su propio territorio.
Corolario
China, Rusia y la Unión Europea se han pronunciado sin resultados en contra de las nuevas sanciones que EE.UU. ha impuesto a Venezuela. De igual forma, la tiranía asistió a Noruega para participar en un proceso de negociación con el fin de levantar las sanciones sin poder lograrlo. Esa unidad de propósitos tiene, como indicamos, un objetivo: Cuba. El fracaso de estos esfuerzos les ha dado a los venezolanos la oportunidad de observar la verdadera naturaleza de los actores políticos que participan y se benefician de la crisis en Venezuela y está abriendo la posibilidad de reconfiguración de un nuevo escenario con una nueva estructura de representación.



[1] Ver al respecto: “DIPLOMACIA NAVAL: EL PUNTO CERO DE LA ESCALADA INTERNACIONAL DE LA CRISIS VENEZOLANA” en http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/08/diplomacia-naval-el-punto-cero-de-la.html
[2] Ver al respecto: “Régimen de Maduro denuncia nuevas incursiones de "aviones espías" de EEUU en su espacio aéreo” en https://www.diariolasamericas.com/america-latina/regimen-maduro-denuncia-nuevas-incursiones-aviones-espias-eeuu-su-espacio-aereo-n4181654
[3] Ver al respecto: “DIPLOMACIA NAVAL: DE LA INTERRUPCIÓN DEL TRÁFICO PETROLERO VENEZUELA-CUBA AL INCIDENTE DEL USCG “JAMES”” en  https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2019/05/diplomacia-naval-de-la-interrupcion-del.html y “EL MAR CARIBE Y LA PERTURBACIÓN DEL TRÁFICO MARÍTIMO EN EL MAR ARÁBIGO” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2019/07/el-mar-caribe-y-la-perturbacion-del.html
[4] Ver al respecto: “Así reseña la prensa internacional el bloqueo impuesto por Trump al gobierno de Maduro” en http://efectococuyo.com/politica/prensa-internacional-bloqueo-trump-venezuela/
[5] Ver al respecto: “OPERACIÓN ESCORPIÓN II. TALASOCRACIA VS. EPIROCRACIA: ¿LAS DOS CARAS DE LA GUERRA CIVIL GLOBAL? Reflexión acerca de Venezuela y Cuba y la crisis de los misiles de 1962 en una visión prospectiva” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2015/10/talasocracia-vs-epirocracia-las-dos.html
[6] Ver al respecto: “LA ESTRUCTURA DEL CONFLICTO: PUNTO UNO DE LA ESCALADA REGIONAL” en http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/09/la-estructura-del-conflicto-punto-uno.html
[7] Ver al respecto: “Suiza aumenta sanciones contra régimen de Nicolás Maduro. Estas nuevas sanciones se suman a las de EEUU y Brasil” en https://es.panampost.com/sabrina-martin/2019/08/07/suiza-sanciones-maduro/
[8] Ver al respecto: “IBN JALDÚN Y EL IMPACTO POLÍTICO DE LAS MIGRACIONES: DE MACHIAVELLI A DELEUZE Y GUATTARI Reflexiones acerca de los procesos migratorios vistos como armas de destrucción de alcance global” en https://edgareblancocarrero.blogspot.com/2018/12/ibn-jaldun-y-el-impacto-politico-de-las.html
[9] Ver al respecto: ESTRATEGIA GLOBAL DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA EL TERRORISMO https://www.un.org/counterterrorism/ctitf/es/un-global-counter-terrorism-strategy
[10] Ver al respecto: “La farsa se repite como historia: el bloqueo (La Farsa, Episodio 6)” en https://federicoboccanera.blogspot.com/