lunes, 24 de septiembre de 2012

EL JAPÓN, LA GEOGRAFÍA Y LA POLÍTICA EN EL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO DE RAMÓN DÍAZ.


UNA AMPLIACIÓN DE LO CONTENIDO EN ESTE ENSAYO SE ENCUENTRA EN EL LIBRO: "HISTORIA DE LA MARINA DE GUERRA VENEZOLANA DE INICIOS DEL SIGLO XX: VIDA Y LEGADO DEL CAPITÁN DE CORBETA RAMÓN DÍAZ"

         “Geoestrategia” fue, según Coutau-Begarie (1999), una expresión que comenzó a ser usada por el piamontés G. Durando en la primera mitad del siglo XIX para conceptualizar el papel que jugaba la geografía en las operaciones militares. Unas décadas más tarde R. Kjellen le daría a la geografía una connotación político-ideológica al acuñar la expresión “Geopolitik” para denotar una nueva “ciencia” encargada de estudiar al Estado como un organismo viviente asentado en un territorio. El desarrollo de las maquinas a vapor y su impacto en el transporte terrestre y marítimo hizo que Mackinder (en el ámbito terrestre) y Mahan (en los espacios marítimos) le diesen una connotación más operativa al asociar la capacidades para navegar o desplazarse en grandes espacios con el fin de ejercer influencia en lugares considerados de interés político-estratégico.

         Siendo que el foco de interés de las grandes potencias de fines del siglo XIX se ubicó en el extremo oriente, también llamó la atención del mundo cómo la clase dirigente de un país que hasta los años 1870 se encontraba en una fase de evolución política con respecto a Europa que la ubicaba en la edad media, había decidido sumergir a sociedad en un gigantesco proceso de modernización que le permitiría en menos de medio siglo colocarse a la altura de occidente y exigir ser partícipe de un universo que ya comenzaba a hacerse más pequeño. Nos referimos al Japón.

         Pero el ascenso del Japón en el tablero estratégico mundial no fue visualizado sólo como el proceso político-histórico de un país en procura de aumentar su poder para influir a su alrededor. Para el Capitán de Fragata Ramón Díaz el ascenso del Japón, gracias a su victoria militar frente a la Rusia zarista, fue la reafirmación práctica de que nuestro país no sólo podía seguir unas aguas como las surcadas por los japoneses, también podía adquirir las capacidades para evitar que ocurriese una agresión como la acaecida entre los años 1902-03 por parte de varias potencias europeas. En su ensayo sobre el Poder Naval Ramón Díaz a pesar de evidenciar su inclinación natural por lo marítimo, da a entrever varios aspectos político-estratégicos que conducirían a la cristalización de conceptos como geopolítica y geoestrategia en su gran variedad de acepciones como hoy día se conocen. Para este venezolano, no sólo la posición geográfica favorable, la voluntad política para desarrollar un poder naval o una política imperialista orientada para asegurar mercados y materias primas eran enseñanzas a tomar en consideración en sentido positivo o negativo, para él la principal enseñanza fue la decisión de una clase dirigente de conservar el estatus de país independiente a partir del desarrollo de capacidades en un contexto de bienestar y progreso. Por supuesto, esta experiencia japonesa generaría en Venezuela un interés político-estratégico para acercar los dos países[1].

         Los primeros intentos de cercamiento político-diplomático venezolano-japonés se produjeron en Europa antes del estallido de la Primera Guerra Mundial y llama la atención que un marino venezolano indicase ya en el año 1908 la importancia del Japón como ejemplo a seguir en el país para su bienestar y su seguridad. La causa de esta afirmación obedece a que una década después un geógrafo alemán, el general Karl Haushofer utilizaría el fenómeno japonés para fundamentar la política expansionista que llevaría a Alemania a la guerra y a una derrota sin paragón en los anales de la historia. A Haushofer le impresionaría cómo la geografía influyó en la política, a Díaz le impresionó cómo la política influyó en la geografía. La importancia de esta acotación obedece a que hubo dos visiones del Japón que produjeron reflexiones diferentes de la geografía, la política y la estrategia que confluirían en Venezuela cuando se produjo el proceso de prusianización antes del año 1914 y de germanización antes del año 1939.

Es muy difícil saber si el ensayo de Díaz fue la chispa inicial del proceso que conduciría al establecimiento de relaciones diplomáticas con el Japón unas décadas después, pero es posible deducir que el sentido que le dio al rol de la geografía en la conducta estratégica del país en las décadas siguientes. Por tal motivo se va a hacer una reflexión para determinar cómo a pesar de que en la teoría y en la praxis se generaron las condiciones para que la conducta estratégica de Venezuela se orientara a una actitud talasocrática, desde el inicio del período gomecista terminase convertida en una epirocracia con poca capacidad de actuar de manera independiente en la comunidad internacional. Para tal fin se va a: a.-) describir bajo una concepción geográfica el proceso que condujo a las relaciones Japón-Venezuela, b.-) analizar cómo confluyeron las concepciones geográficas de Díaz y Haushofer en la conducta político-estratégica venezolana y c.-) evaluar la concepción geopolítica venezolana en los inicios del siglo XXI a partir de las experiencias del pasado. 

         a.-     Díaz y el proceso que condujo al establecimiento de las relaciones Japón-Venezuela.

         Como ya se mencionó, no se sabe el impacto que tuvo el escrito de Díaz en las decisiones políticas venezolanas entre los años 1908 y 1911, lo que se puede afirmar es que en el espíritu de la época flotaba la idea de tener relaciones con un país que después de un gran esfuerzo había logrado alcanzar una posición mundial relevante. Apartando el carácter civilizatorio que Díaz le daba a la bala de cañón, veamos que escribió Díaz acerca del Japón:

“El origen y creación – del poder naval-, obedece al impulso espontáneo de rechazar la fuerza con la fuerza, el cual ha venido á ser el gran transformador… - de ahí – el deber de la creación y fomento de su marina de guerra…  

“Há más ó menos cincuenta años que la espanción comercial de los Estados Unidos del Norte, abría y demoronaba el puerto y los muros de Yokohama al dominio del comercio del mundo. Esta demostración… encendió la llama patriótica en los hijos del lejano imperio del sol naciente. El pueblo japonés despertó y tembló en santa ira patriótica, jurando… la restauración de la patria ofendida. Cumpliendo el Japón tan sagrado juramento… le vemos retar, vencer y agujerar el vetusto trono altivo de los Czares… mientras tanto, atónita la vieja Europa, estrecha, mal de su agrado, la mano al insigne vencedor… ¿Aquien debe este gran pueblo su preponderancia de hoy? Al esfuerzo heróico de sus, y principalmente á su potente flota…”

            “Vemos, pues, por el ejemplo que dejamos anotado, que el poder naval sacó de su indeferentismo á este heróico pueblo; y este mismo poder lo constituye como… guardián de su propia grandeza” (1908:17-18).

         A unos meses después de esta reflexión, Venezuela, a diferencia de Japón, sería: 1.-) agredida por una fuerza naval holandesa luego que un buque con bandera de ese país había sido visitado y capturado bajo sospecha de portar armas para facciosos que intentaban tomar el poder político en el país y, 2.-) Juan Vicente Gómez asumiría el control del Estado con el apoyo europeo y estadounidense. A pesar de que estos hechos ocurrieron ya iniciado el siglo XX, la situación estratégica y las circunstancias que llevaron a Japón a erigirse una gran potencia fueron muy diferentes a las vividas por Venezuela. En Asía, EE.UU y Rusia habían avanzado ostensiblemente en el ámbito geográfico y se habían aproximado de una u otra forma a China y Japón. Este avance fue visto con recelo por el Reino Unido porque: 1.-) ya en ese entonces estaba sufriendo un gran desgaste económico que le había producido un freno a su proceso de desarrollo y 2.-) Alemania había adquirido un poder tal que lo había convertido en casi su rival europeo. En este contexto, los británicos apostaron por Japón, un país en proceso de apertura y dispuesto a “aprender” y “aplicar” los conocimientos de occidente. La consecuencia de la política británica fue colocar un freno a la expansión ruso-estadounidense y Japón entraría en un intenso proceso de modernización con apoyo principalmente británico que la colocó a principios del siglo XX en un importante proveedor de bienes y servicios a escala regional y posteriormente mundial. En el caso venezolano la situación fue diferente: con la excepción de la secesión de Panamá y el bloqueo a nuestras costas en el año 1902-1903, la región no era un área de disputa de las grandes potencias. Dicho de una manera poco elegante, ya se había producido un reparto de las esferas de influencia por lo que sólo se necesitaba mantener el statu quo[2].

Así pues, Japón fue visto por Díaz como el ejemplo de un país donde gobernantes y gobernados se propusieron evitar que fuese objeto de las voraces ambiciones extranjeras. De su ensayo, llama la atención las expresiones “deber de la creación y fomento” y “el poder naval sacó de su indeferentismo”.

         De estas expresiones se puede inferir que para Díaz había una relación entre deber de crear y fomentar con el sacar de la apatía. Ahora ¿a quién se refería? ¿A la población del país?, ¿a la clase dirigente? Ya se ha mencionado que este venezolano estaba en el año 1908 haciendo una crítica al gobierno por haber pasado a un segundo plano los esfuerzos que se realizaron en el país después de la amarga experiencia del bloqueo del año 1902-03, por lo que la expresión “indeferentismo” estaba referida a aquellos junto con Gómez colocaron a un lado los esfuerzos por continuar la obra iniciada por Cipriano Castro, con el agravante de aceptar una especie de tutelaje internacional para mantenerse en el poder. Pero, Díaz usa también la expresión “heroico pueblo” por lo que la expresión “indeferentismo” está relacionada con la pérdida del impulso creador ya referida y por la falta de fomento, es decir, por no promover los libres emprendimientos como modo de paliar las incapacidades del propio gobierno si ese era el problema. Crear y fomentar el poder naval era para Díaz el producir bienes, en este caso navales, para el consumo interno como modo de generar otras necesidades productivas y de consumo de forma similar a la que le permitió a Japón desarrollar una industria y un comercio capaz de proyectarse más allá de sus fronteras. En principio ello podría haber significado un cambio en la estructura del Estado, pero, si consideramos que los atenienses a los cuales menciona Díaz, los romanos, y más modernamente, los españoles, los franceses, los alemanes y los propios japoneses se lanzaron al mar como consecuencia de una decisión política que no cambió la estructura del Estado: ¿Qué podía hacer que fueran los dirigentes políticos venezolanos diferentes de las clases dirigentes de los pueblos antes mencionados? O preguntado de otra manera ¿Qué diferenciaba a Castro de Gómez? 

         Para Castro las amenazas a su poder estuvieron ubicadas fuera del país. Para Gómez, un caudillo con aspiraciones de despojar del poder a su jefe, las amenazas estarían ubicadas adentro. Por ello, una vez que Gómez se aseguró en el poder con el apoyo extranjero su preocupación se circunscribió a evitar que se generasen dentro del país situaciones que pudieran debilitar su poder y la colonización extranjera era considerada una fuente de desestabilización como ya lo había demostrado la pérdida venezolana del territorio Esequibo y la fundación de Panamá a expensas de Colombia. Las palabras que hoy en día sustituyeron las usadas por Díaz, es decir “creación” y “fomento” son “crear las condiciones materiales para hacer la defensa viable”, o sea estamos enfrentando los mismos problemas que denunció el marino venezolano un siglo atrás. Aún con este marco, entre los años 1908 y 1910 se produjeron una serie de coincidencias que permitieron que Venezuela diera el primer paso para establecer relaciones con Japón como paso previo para conocer qué había de bueno en establecer relaciones con ese país y que se podría imitar para actuar de la manera que los convirtió en un Estado independiente. Además de la iniciativa de Díaz, ya Brasil, Perú y Argentina mantenían relaciones formales con el país asiático.  

Según Tarchov (2005), fue al parecer en el año 1910 cuando el canciller, M. A. Matos autorizó al representante venezolano en Berlín, Santos A. Dominici para establecer contactos consulares con Japón y Rusia. Si bien la acción se produjo por iniciativa del diplomático, la autorización debió haber sido consultada en concordancia con las capacidades intelectuales y burocráticas de la época. Además hay que tener presente la naturaleza y estructura del gobierno nacional en ese entonces. Quizás estos dos hechos constituyan el marco de convergencia entre la iniciativa de Díaz y la autorización de Matos, sin embargo, habría que hacer una investigación más exhaustiva para conocer cómo fue el proceso decisorio.

         Gracias a la iniciativa diplomática venezolana, luego de un intercambio de notas entre el embajador venezolano y el embajador japonés en Berlín Sutemi Chinda en el año 1911, comenzó el proceso que conduciría al establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Este proceso duraría casi treinta años a pesar de que los intercambios comerciales se iniciaron inmediatamente[3]. La tardanza se produjo: 1.-) por la necesidad de ambos países de comprender el sistema legislativo de su contraparte de modo que ninguno sintiese un trato desigual en relación con un tercer país o que alguna de las contrapartes fuese afectada por tratos discriminatorios como por ejemplo los que aplicaban los estadounidenses a la inmigración japonesa en la costa del pacífico[4], y 2.-) por la exigencia japonesa y la negativa venezolana de modificar la legislación nacional existente sobre inmigración extranjera. Como se observa, el foco de interés japonés era el tema de la inmigración de sus nacionales y el venezolano era el de evitar migraciones que no pudiesen ser posteriormente controladas. Los desencuentros para el establecimiento de relaciones diplomáticas lo constituiría el interés de ambas partes de evitar la discriminación racial (Ibíd.).  

Este aspecto racial fue muy importante debido a que el Japón, a pesar de ser una potencia vencedora en la Primera Guerra Mundial no se logró que se aprobara en el Tratado de Paz de Versalles una clausula sobre igualdad racial lo cual representó un obstáculo en su proceso de colonización de otros espacios bajo el paragua de acuerdos bilaterales. Si bien Japón pidió que se abriese la posibilidad de inmigración de sus nacionales a Venezuela, Tarchov afirmó que el país estaba muy reacio en los años veinte y treinta a recibir extranjeros a no ser que fuesen canarios o blancos lo cual permite deducir también que hubo en el país problemas de naturaleza racial que deberían estudiarse de forma más conveniente[5].

         b.-     Díaz y Haushofer y la conducta estratégica de Venezuela en la primera mitad del siglo XX.

         En los anales del pensamiento geopolítico es conocido que para el padre de la escuela geopolítica de München, Karl Haushofer, Japón representó un campo de estudio que le serviría para establecer los lineamientos fundamentales de la ideología expansionista del nacionalsocialismo alemán[6]. También serviría para justificar la expansión japonesa hasta el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial. Sin entrar mucho en detalles sobre el pensamiento geopolítico nos interesa destacar que según este los Estados como órganos vivientes nacían, crecían o desaparecerían. De acuerdo con este criterio se dio mucha importancia a: a.-) la expansión geográfica, b.-) el aseguramiento de mercados y c.-) la influencia política. El motor de este movimiento estaba representado por los movimientos migratorios o poblacionales.

         Como pudimos observar en el parágrafo anterior el principal interés japonés en las relaciones con Venezuela fue lograr un espacio liso para mantener sus flujos migratorios a escala mundial. El interés de Díaz y de la clase dirigente venezolana en las décadas posteriores fue establecer relaciones con un país que se había consolidado como Estado independiente a escala mundial. Como se ha indicado también, el tema de las migraciones fue la principal causa del retraso de la apertura de relaciones diplomáticas entre los dos países por las restricciones que mantenían ambos por asuntos raciales derivados, en el caso japonés en lo concerniente a su fracaso de lograr formalmente la igualdad racial[7] y en el caso venezolano porque, según Tarchov (2005) para la fecha aún persistían los traumas de la colonización española y de la imposición por la fuerza de dictámenes elaborados por potencias extranjeras. Con los lentes que permite la distancia que da el tiempo transcurrido, Venezuela se encontraba en desventaja por la baja densidad poblacional, pero Japón tenía la desventaja de la lejanía por lo que era muy difícil que se presentase alguna situación de peligro para el país. Ahora, el otro aspecto que pudo haber servido para justificar el establecimiento de relaciones con el país asiático como era el de emular la política de desarrollo seguida por los nipones tampoco se aplicó ni siquiera con el envío de estudiantes u observadores que aprendieran de algo que fuese considerado digno de ser estudiado. Este hecho pudiera evidenciar que la relación con Japón tenía unos límites que iban más allá de los aspectos formales derivados de la estructura normativa del Estado venezolano.

         Un siglo después del inicio de los esfuerzos para que dos países, Japón y Venezuela establecieran relaciones diplomáticas resulta sumamente estúpida que consideraciones raciales condicionasen la apertura de relaciones. La única explicación de semejante estupidez ha sido la influencia del pensamiento europeo en el mundo de ese entonces y en el de ahora. Era surrealista que dos razas excluidas estuviesen luchando por su reconocimiento en base a un lenguaje que era diferente a la naturaleza de esas dos razas cuyo origen es al menos mestizo. Pero así fueron las cosas y hubo un pensamiento y una praxis política que, no sólo favoreció la discriminación, también el sacrificio de millones de personas (Agamben, 2010).

         Siendo la clave del pensamiento geopolítico los movimientos poblacionales llama la atención: 1.-) la política migratoria asumida por Venezuela en los años treinta en especial “la de no reconocer a los extranjeros el derecho de realizar en el país actividades políticas” (Pérez-Lecuna, 2000:69) porque en ella se evidenciaba un interés en contrarrestar cualquier situación que amenazase su estabilidad política y 2.-) el nacionalismo creciente venezolano como contrapeso a la política estadounidense y el acercamiento a la Alemania nacionalsocialista y la Italia fascista (Blanco, 2012)[8]. Como se observa, Venezuela un país rural y despoblado estaba estrechando o estaba buscando abrir relaciones con países cuyas políticas podían ser perjudiciales con el fin de hacer contrapeso a la política exterior estadounidense. En otras palabras, la dirigencia política venezolana después de desechar la política marítima y naval asumida después de 1903 estaba tratando de corregir un error con otro error. Aquí se destaca la vigencia de la denuncia realizada por Díaz en el año 1908. La dirigencia política venezolana con una visión epirocrática desde el inicio del gomecismo buscó cerrar el país sin generar capacidades para su supervivencia ni siquiera como clase dirigente. Dadas las condiciones en que Gómez accedió al poder, su principal preocupación provino de lo interno del país como se evidenció en la serie de alzamientos que tuvo que sofocar durante casi todo su periodo de gobierno. Después, cuando en la década de los treinta EE.UU. tomó medidas impositivas que perjudicaban a Venezuela, fue entonces que la clase dirigente percibió con retraso que aquellos que habían legitimado su poder en el año 1908 los podían suplantar.

         Así pues, la conducta estratégica del país entre 1908 y 1933 fue la de un Estado aislado conectado con el exterior por el cordón umbilical representado por el comercio marítimo de petróleo. Se podría decir hasta que autárquico en el sentido que dado su carácter rural, la clase dirigente percibió que era conveniente mantener las cosas así para preservar el statu quo político. Esta conducta se mantuvo hasta que se percibió una amenaza territorial proveniente de Colombia al occidente y del Reino Unido al oriente del país. Si bien el inicio de la solución del problema geográfico con el Reino Unido se produjo en el año 1936 y culminaría en 1942 con el Tratado del Golfo de Paria, la clase dirigente venezolana se percató que el objeto de coincidencia de ambas presiones geopolíticas estaba centrado en el río Orinoco. No se si los venezolanos estuviesen familiarizados con los conceptos de “frontera viviente” o “espacio vital”, pero estoy seguro que las amputaciones territoriales sufridas hasta 1899 generaron nuestras propias ideas sobre el territorio por lo que el problema del país pasó a ser político, es decir, de qué modelo de desarrollo seguir para reducir las vulnerabilidades. Mientras en el año 1908 se buscó la tutela extranjera para mantenerse en el poder dejando al país sumido en sus vulnerabilidades, Díaz propuso continuar generando las condiciones (creación y fomento) para evitar la necesidad de una tutela externa.

         Por otra parte, si bien no existen rastros de la influencia del pensamiento de la escuela geopolítica de München en Venezuela en la década de los años treinta del siglo pasado hubo un concepto que se produjo en esa escuela que tuvo un carácter trascendente. Me refiere al concepto de espacios económicamente compensados establecido por Norman Dix en ese período. Según este autor, la tendencia mundial en la década de los años treinta era la de la conformación de cuatro áreas geopolíticas a escala global controladas por un país ductor: a.-) América bajo la influencia estadounidense, b.-) euro-África bajo la egida alemana, c.-) Asia central bajo la conducción rusa y d.-) la esfera de co-prosperidad del gran Asia Oriental dirigida por Japón. Una reflexión abierta y superficial sobre el tema arrojaría en una primera instancia coincidencias notables con la realidad que vivió la humanidad hasta el año 2004[9]. A partir de esa fecha se produjo un quiebre donde han aparecido nuevos actores políticos en la escena internacional. Un ejemplo de ello ha sido el grupo conformado por: Rusia, India y China y en menor grado Brasil. Estos es una tendencia, la realidad es que en el seno de la Organización de las Naciones Unidas se ha buscado una mayor democratización de la comunidad internacional que minimizase el poder del Consejo de Seguridad y es ahí donde el ensayo de Díaz cobra vigencia. Eso es lo que nos interesa del pensamiento de Díaz: la necesidad de evitar la aparición de un Estado hegemónico que limitase la autonomía, la plenitud y capacidad para que el Estado venezolano obre políticamente en igualdad de condiciones en la escena internacional.

         El ejemplo japonés desde el punto de vista político fue visualizado por Díaz como una reafirmación de principios políticos relacionados con la libertad e independencia de las comunidades políticas de ese entonces. La geografía era visualizada por Díaz como un lugar donde se podía coexistir siempre y cuando se tuviesen las capacidades para ello. Estas capacidades estaban relacionadas con el Poder Naval. 

         Si se considera la praxis japonesa de principios dl siglo XX como motivador para el establecimiento de un tipo de relación política, por el tiempo que se tardó para establecer relaciones formales indicaba una desconfianza no a la relación con Japón porque como hemos visto tenía una visión europizada que chocaba con la visión europizada criolla. El ejemplo japonés fue una amenaza para el gomecismo porque significaba desarrollar unas capacidades que podrían significar una amenaza a su ilegal estatus político. Por ello fue que la clase dirigente gomecista prefirió negociar con EE.UU. para permanecer en el poder que aplicar los principios universalmente conocidos en relación con la independencia política y la no injerencia en los asuntos internos de cada Estados que pasaba por el desarrollo de las capacidades en lo interno para que se pudiese reducir las posibilidades de injerencia en los asuntos internos. El pensamiento de Haushofer para el Estado venezolano, en este contexto, no era aplicable porque el país tenía espacios donde no ejercía presencia. Su aplicabilidad podría justificarse si sólo si estuviese orientado a llenar los vacíos geográficos por lo que, la principal preocupación de Díaz en el año 1908, es decir, que el país fuese amenazado desde el mar pasó a ser una constante por una egoísta actitud de las clases del país al menos desde los inicios del siglo XX. Así pues, por una cuestionable decisión política en la era gomecista y postgomecista, es decir, el “indeferentismo” en los asuntos marítimos, el país tuvo que enfrentar en condiciones de desventaja el acuerdo colombo-venezolano de 1941, la crisis de los Monjes en el año 1952 y la penetración cubana en la década de los años sesenta del siglo pasado entre varias que signaron la realidad del país en la segunda mitad del siglo XX. El este contexto, el indeferentismo que denunció Díaz en el año 1908, de manera general, aún se ha mantenido hasta fecha reciente.

Sobre el pensamiento geopolítico hay que afirmar que éste sería olvidado hasta su resurgimiento en época reciente en que se comenzó a visualizar la geografía desde una perspectiva global. Su olvido se produjo sobre todo porque los países donde tuvo mayor auge, es decir, Alemania y Japón a pesar de perder grandes espacios territoriales, hoy en día disfrutan de un nivel de vida superior al de muchos países con grandes espacios territoriales. Pero muchas de sus ideas quedarían flotando en el aire como ya hemos señalado…

Desde el punto de vista geoestratégico, habría que entender qué se entiende por estrategia y geoestrategia hoy en día para tratar de evaluar la propuesta de Díaz a la luz de la realidad del mundo de hoy. En sentido general se puede afirmar que estrategia es cualquier secuencia meditada con anticipación de decisiones puntuales a fin de alcanzar cualquier objetivo. Pero etimológicamente la palabra estrategia proviene de la palabra griega Stratos, o sea estratos, espacios codificados. Strato-agein era como codificar espacios en el sentido de la apropiación política. Una polis era un espacio estratificado, es decir, codificado política, económica y socialmente. Un Stratego era en la Atenas clásica un codificador de espacios en función de una realidad política, por lo que hablar de geoestrategia pareciese una tautología. La pregunta es por qué. La versión más generalizada de lo que se entiende por geoestrategia es el aprovechamiento sistemático de los grandes espacios en términos de recursos y producción de bienes y servicios (Blanco, 2004). Ahora si descomponemos geoestrategia en ‘geo´ y ‘estrategia´ podríamos afirmar que el ‘geo´ refiere a los espacios globales a los cuales se está apuntando y ‘estrategia´ es la intención de codificar los espacios apuntados.

Así pues, si pensamos en lo que pensó Díaz, él estaba apuntando a defender los espacios que los otros estaban apuntando y por negación es posible afirmar una visión estratégica en este marino venezolano a pesar de las circunstancias adversas. Lamentablemente, este marino sería destinado posteriormente a ocupar cargos en la naciente marina mercante después de que se descubriera el complot naval para derrocar a Gómez realizado por otros marinos que pensaban hacer que el país retornase a una situación de legalidad y legitimidad que evitase o al menos redujese la conflictividad interna.

         c.-     La concepción geopolítica del Estado venezolano en el siglo XXI. 

Ciertamente se puede hablar de indeferentismo de manera general, la realidad es que ha habido preocupación por los asuntos marítimos al nivel de la clase dirigente desde la segunda mitad del siglo XX con la evolución del nuevo derecho del mar. Pero estas preocupaciones sólo han servido para confirmar las ideas geográficas plasmadas en el escrito de Díaz en el año 1908, o sea la necesidad de crear y fomentar un poder naval. Gracias al nuevo derecho del mar, la clase dirigente venezolana tuvo que salir al mar. Gracias a ello Venezuela tiene una extensión marítima similar al espacio terrestre con posibilidad incluso de ser mayor. Con esta situación comenzó a flotar en el ambiente político del país la necesidad de incluir los espacios marítimos en el quehacer territorial del Estado. Por ello en el país se comenzó a hablar de que Venezuela geopolíticamente era un país andino, llanero, Atlántico y caribeño

Luego de un complejo proceso de asimilación conceptual, el Secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, Almirante O. Quintero Torres logró en el año 1998 que una idea en proceso de formación cristalizara en un concepto que se ha convertido en paradigma desde el punto de vista político[10]. ¿Qué estuvo en la mente del citado Almirante para que con su habilidad política lograra que cristalizara ese concepto? En lo personal creo que estuvo la intención de hacer converger visiones divergentes, pero, un análisis superficial del concepto nos indica que el país es llanero, andino, caribeño y Atlántico por el papel que juega el rio Orinoco en la constitución de nuestra venezolanidad. Este hecho no sólo convierte a Venezuela en un país marítimo en el sentido oceánico del término, la maritimidad venezolana penetra en lo más profundo de nuestro territorio continental y nos proyecta al norte del Brasil y al corazón de los andes colombianos. Este hecho, si se contrasta con el pensamiento geográfico de Díaz y el indeferentismo venezolano de todo un siglo produce vértigo. No por la mirada al pasado, sino por lo que estamos viviendo en el presente.

Desde el año 1998 se asumió como un paradigma el carácter llanero-andino-caribeño y Atlántico, pero las aguas no fueron considerabas como un espacio de unión, sino de separación, de ahí el empeño del gobierno nacional de hacer puentes, principalmente en el Orinoco. Estos puentes no son malo per se. Va a permitir conectar el país en un sentido. Pero no en el sentido que permitió que se hablara de “pequeña Venecia”, “Kleine Venedig” o “Venezuela”. Este hecho permite afirmar que, a pesar de algunas iniciativas que se han desarrollado en los espacios marítimos (y fluviales) la concepción sobre la cual esto se ha producido es a partir de la consideración de lo hidráulico como un espacio de contención que demuestra que la clase dirigente del país concibe a Venezuela como una epirocracia en cuanto a su concepción político-estratégica.

Desde el punto de vista occidental un Estado es un agregado de población, territorio y gobierno, o sea que además del fundamento territorial, la conducta estratégica de Venezuela en todo el siglo XX le dio importancia al territorio, pero sin aplicar una consistente política de vertebración a la realidad funcional del Estado como un todo. Esto comenzó a cambiar a inicios del siglo XXI cuando el gobierno nacional se propuso como meta establecer un Estado comunal. Una comuna es una entidad política basada en un espacio funcional que es donde se producen los insumos necesarios para la supervivencia de la comuna. Un Estado comunal sería algo así crear una comuna dentro de un espacio geográfico delimitado bajo el concepto de Estado, que en nuestro caso se caracteriza por lo menos por su baja densidad poblacional en gran parte de su geografía. El momento culminante del esfuerzo nacional ocurrió cuando se intentó reformar la constitución nacional en el año 2007, pero el gobierno no contó con el respaldo de la población para implantar su propuesta. Desde entonces se ha tratado de imponer ese modelo de manera extra legal trayendo como consecuencia que: a.-) se haya generado escases porque se ha reducido la capacidad productiva y b.-) el territorio se encuentre amenazado porque el Estado ha relativizado su fundamento territorial. Esto ha sido un error que se ha sumado a los errores cometidos por la clase dirigente de la mitad del siglo XX y se ha reproducido de manera catastrófica en todo el país.

El concepto de producción y de productividad es como la misma concepción del Estado moderna y europea. No se puede “crear” y “fomentar” emprendimientos si no existen condiciones para ello. Eso fue lo que sucedió en el país al menos entre 1908 y 1941. En el caso japonés, si se tiene presente los trabajos realizados por Kenichi Ohmae (1991) y Michael Porter (1991) en el Japón se inició un proceso de desarrollo desde 1870 y de reconstrucción después de 1945 donde se dio énfasis a las ventajas comparativas existentes especialmente las relacionadas con: a.-) el conocimiento para el “hacer” y b.-) la forma de organización social existente que favorecía la cooperación para el bienestar de sus nacionales. No se intentó mantener el carácter rural de la sociedad, como hizo Gómez, ni se intentó crear una nueva organización social para implantar una nueva estructura política como se está haciendo hoy en día en Venezuela. Por ello a pesar de los grandes niveles de occidentalización, los japoneses han seguido siendo japoneses. Ahora, en el caso venezolano, ¿Cómo se podía hablar de productividad cuando la acción política de una clase dirigente apuntaba a lograr los modos de permanecer en el poder a partir de la tutela extranjera? La crítica de Díaz en 1908 tenía como ya se indicó un carácter subversivo. ¿Estamos bajo las mismas circunstancias hoy día? No, en la actualidad se busca crear una nueva organización social a partir de la creación de una nueva realidad productiva. Pero eso no resulta razonable, porque como se ha observado, ha generado una reducción de la producción y ha creado escases. Cualquier consideración de orden político y estratégico debería partir del propósito de que a una situación de abundancia, se pudiese generar más abundancia. No generar escases! Esa debería ser la lógica de la productividad en el país, o sea el “crear” y “fomentar” a partir de lo ya existente de acuerdo con Díaz. Eso fue lo que él creyó que había logrado Castro después de la batalla de Ciudad Bolívar en el año 1903.

Teniendo presente lo antes afirmado, la validez del pensamiento de Ramón Díaz apunta no sólo a la perenne necesidad que hemos tenido de generar capacidades que permitan al país mantener plenitud, capacidad y autonomía de competencias, también la de sacar a la sociedad, en general, del indeferentismo en que las diversas clases dirigentes nos han sumido por más de un siglo de una u otra manera para sus propios fines. Este indeferentismo se ha visualizado materialmente en el hecho que todos los gobernantes han generado escases en unas condiciones en que podríamos vivir en abundancia.   

         d.-     Reflexión Final.

En el año 2006 tuve que asistir a un taller sobre negociaciones cerradas sobre límites marítimos en París. Este taller fue promovido por la Universidad de Durhan y escritorios jurídicos británicos y estadounidenses. En ese taller hubo al final una simulación: un litigio marítimo en un espacio marítimo X donde había una isla W que no era reconocida como isla por el derecho internacional, pero estaba en posesión de un país B. Un país A aspiraba a la posesión de una mayor parte de dichas aguas. Yo formaba parte del equipo B junto con un surcoreano, un belga, un representante de la Unión Europea, un japonés y un chileno. Como nadie quería proponer algo, en mi mal inglés propuse declarar las aguas que bordeaban esa isla como aguas históricas y a la isla como isla por su capacidad de proyección pesquera. Los árbitros ingleses se molestaron por mi atrevimiento. El surcoreano, con mejor inglés dijo que mi propuesta estaba acorde con el derecho internacional pero que había que litigar conforme a “derecho” de acuerdo con las enseñanzas del taller. El surcoreano se veía que era un buen abogado pero se quedó sólo, y después sin argumentos para salvar su honor de abogado. Después me pidió ayuda y le dije que ya a esas alturas no se podía. En honor a él debo decir que obró de buena fe y se equivocó en un juego, menos mal no fue en la realidad. Por mi parte pensé que ese escenario fue hecho deliberadamente por los anglosajones pensando en Venezuela. Quizás tuvo algo de cierto, pero en realidad ellos estaban pensando en un litigio surcoreano-japonés por un archipiélago parecido al de los Monjes que está en posesión japonesa. Eso lo supe por la gentileza del representante japonés de explicarme y felicitarme por mi propuesta. Al parecer, su propósito fue enseñarle al surcoreano que la política internacional se maneja más en los términos de Ramón Díaz que en los términos de Gómez. Con ello quiero afirmar que hoy, así como ayer, tenemos todavía cosas que aprender de los japoneses, no sólo en los temas marítimos, también para generar abundancia a partir de nuestra nueva escases, más aún cuando el tema racial quedó relativizado.

Histórico es todo aquello que debe ser mantenido presente…

Bibliografía Consultada.

AGAMBEN, G. (2010). Homo Sacer. Poder Soberano y la nuda vida. Valencia. (T.A. Cospinera). Editorial Pre-textos. 272 p.

BLANCO, E. (2004). Reflexiones sobre Estrategia Marítima en la Era de la libertad de los Mares. Caracas. Panapo. 375 pp.

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[1] Según Tarchov (2005) Japón llegaría a ofrecerle a Venezuela la venta de material bélico a pesar de no existir a inicios de la década de los años treinta relaciones diplomáticas formales. Quizás prevalecerían las tensiones políticas que Venezuela tendría con EE.UU. en ese período.
[2] Ver acuerdo Haig-Pancefoute del año 1901 en: Blanco (Farage, 2011).
[3] Las relaciones diplomáticas se formalizaron luego de la firma de un acuerdo comercial El 01JUL1939, mediante un intercambio de notas entre el Ministro Yamagata y el Canciller E. Gil Borges. Sin embargo, después del ataque a Pearl Harbor el 07DIC1941 Venezuela rompería relaciones diplomáticas en concordancia con las políticas de seguridad hemisféricas seguidas desde el año 1939.
[4] A pesar de estos inconvenientes se autorizó en el año 1912 para que Venezuela abriese un consulado provisional en Yokohama que funcionaría por breve período.
[5] La Ley de Inmigración y Colonización del 11-7-1936 decía que: “No serán aceptados corno inmigrantes: 1 Las personas que no sean de raza blanca... 79 Aquellas personas. que profesen o propaguen ideas contrarias a la forma de Gobierno de la República y a nuestra Constitución; y en general todos los que propugnen ideas contrarias a nuestro ordenamiento jurídico social” (Tarchov, 2005).
[6] Para este general geógrafo la geopolítica era la base científica del arte de concebir la política como la lucha de los organismos estatales por el espacio vital. 
[7] Esta igualdad racial a que aspiraba Japón era relativa si se considera el trato que le dieron a los pueblos coreanos y chinos por un considerable período histórico. Por supuesto, es de destacar que, en relación con nuestro país, hubo un igual trato.
[8] Ver: Blanco (2012). “La Diplomacia Naval estadounidense…”.
[9] Ver al respecto: Blanco (2004: 20-35).
[10] Ver: Blanco (2010).

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