sábado, 13 de octubre de 2012

APUNTES SOBRE FENOMENOLOGÍA DE LA GUERRA

 

         Clase Introductoria a la Maestría de Filosofía de la Guerra.

Para hablar sobre fenomenología de la guerra se hace necesario reflexionar sobre: a.-) el objeto “guerra” en tanto que objeto, b.-) el objeto “guerra” como es pensado y c.-) el objeto “guerra” como aprehensión, es decir, de cómo la “guerra” es pensada en el pensamiento. Reflexionar sobre el objeto “guerra” ya de por si comporta una serie de dificultades si se tiene en cuenta el referente (quienes la deciden, quienes la planifican y quienes las hacen), las causas que la originan, el modo en que se hace y el propósito que persigue en función de cuando se presenta como fenómeno de la conciencia (ante, durante, después). Pensar sobre la “guerra” es en sí un acto de significar que presupone una expresión y un acto mental que da vida a la palabra que lo identifica. Como el acto de significar es un acto común se hace necesario identificar lo mismo, es decir, la guerra en muchas instancias y la guerra en bocas diferentes tanto desde la perspectiva del objeto en sí como de la situación objetiva y subjetiva para poder establecer unidades identificables de significación. Sobre cómo la guerra es pensada en el pensamiento hay que tener presente que el lenguaje es el instrumento que permite estudiar las situaciones objetivas (por intermedio de proposiciones lógicas). En este contexto las palabras están comprendidas en un proceso ilimitado de interpretación que hace necesario: a.-) entender el contexto en que se usa la palabra “guerra” (juegos de lenguaje de acuerdo con Wittgenstein) y b.-) la manifestación de la intención que trae consigo la palabra “guerra” que supone un acto de desocultación. El acto de representación es en si la reacción a lo que primeramente se presenta en la mente, para después reproducir la reproducción de esa representación en el mundo con el fin de convertirse posteriormente en una reflexión sobre la reacción en sí misma en un ciclo que no tiene límites.

Las situaciones subjetivas, por llamarlo de alguna manera, están enmarcadas en algo que Heidegger denominó disposición afectiva, es decir, un estado que frente a la muerte coloca al ser en un cuidarse ante algo, cuidado de sí que se manifiesta en la relación miedo-angustia que permite que el pensar el objeto guerra como se presenta en el pensamiento sea un encontrarse a partir de la comprensión de ser dentro de un contexto determinado (1927/1998:157-160). Este cuidarse ante algo genera un conjunto de respuestas que van desde la timidez, el estupor y la indiferencia, hasta la agresión o la huida dentro de un contexto determinado.

Con respecto al miedo en la guerra podemos encontrar muchas trazas que indican formas diferentes del cuidado de sí como se extrae del Éxodo, los diálogos de krishna y Arjuna antes de la batalla de Kurukshetra la actitud de los atenienses cuando se produjo las profanaciones de los monumentos a sus dioses antes de la campaña que condujo al desastre de Siracusa durante las guerras del Peloponeso. Sin embargo, Clausewitz estableció unos criterios que han permitido profundizar sobre el fenómeno guerra a partir del miedo. Clausewitz se valió de la categoría kantiano-fichteana de la acción recíproca para explicar que el miedo y el temor de recibir un daño superior puede generar una relación estimulo respuesta que puede conducir una guerra a situaciones extremas que posteriormente serían interpretadas como guerra absoluta en dos sentidos: uno que condujo a las teorías de la guerra revolucionaria y otro que condujo a la guerra total. La guerra absoluta fue parcialmente conceptualizada por Clausewitz como una manera de explicar las guerras de alcance limitado[1]. La guerra revolucionaria cuyo origen moderno se remonta a la revolución francesa fue un tipo de guerra que se generó por “temor” a que los franceses perdieran los logros políticos alcanzados en ese período. Pero esta guerra revolucionaria se realizó también en un contexto determinado por amenazas de origen interno que motivaron una política de terror para compeler a los enemigos internos de esa revolución a alcanzar sus objetivos. Por su parte, la guerra total surgió como un modo de hacer la guerra que tenía como propósito doblegar la voluntad del adversario mediante tácticas cuyo objeto fue producir terror, como por ejemplo los ataques con gas mostaza en la Primera Guerra Mundial (Sloterdijk, 2007) o los bombardeos sistemáticos de zona durante la Segunda Guerra Mundial (Derrida/Borradori, 2003).

De estas tres maneras de entender la guerra, es decir, la guerra limitada, la guerra revolucionaria y la guerra total se han realizado una gran gama de reflexiones y de derivaciones, pero la Primera y la Segunda Guerra Mundial y la potencialidad de las armas disponible en los arsenales militares de muchos países ha obligado a repensar la guerra y de ahí se destaca el pensamiento de varios autores contemporáneos: a.-) K. Schmitt y Qiao & Wang, b.-) Beyerchen y van Creveld y c.-) Deleuze y Guattari.

Schmitt después de las sanciones impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles en el año 1919 supuso, en primer lugar, que la reducción de la capacidad militar de ese país quedó circunscrita a librar sólo guerras de naturaleza limitadas, y en segundo lugar, que el carácter en sí de las sanciones impuestas a Alemania fue entendida como una forma de llevar la guerra a otros campos más allá de lo meramente militar que significó la relativización del fenómeno bélico y la extensión de la guerra a otros campos del quehacer humano. Ochenta años después, los coroneles chinos Qiao & Wang, reflexionando sobre la inutilidad de emprender una guerra nuclear trataron de comprender todas las formas de daño realizadas de manera deliberada que se produjeron en el mundo principalmente en el siglo XX y propusieron una nueva categoría de guerras que ubicaba el campo de acción en el espacio donde no existían normas que pudiesen regular la actuación de los beligerantes. Estas categorías las denominó: militar, extramilitar y metamilitar. La militar abarca: Nuclear, convencional, bioquímica, ecológica, espacial, electrónica, terrorista y de guerrillas. La meta-militar comprende: Diplomática, psicológica, tecnológica, de redes de información, de inteligencia, de contrabando, de drogas y disuasión. La extra-militar incluye: De recursos, de ayuda económica, de sanciones, de medios de información, financiera, comercial, legal e ideológica. Hoy en día, Hardt y Negri incluyen los movimientos migratorios y el mestizaje, entre otras, como manifestaciones de la guerra actual.

Por su parte, Beyerchen trató de reinterpretar el capítulo 1 del libro I de vom kriege para demostrar que Clausewitz sentó las bases para explicar la guerra como un fenómeno linealmente complejo usando al respecto la teoría del caos. De acuerdo con esta perspectiva para Beyerchen es posible aplicar un enfoque basado en la manipulación de sistemas abiertos de modo que permitiese mantener dicho fenómeno (guerra) dentro de unos límites que favoreciera la predicción y consecuentemente la acción. Van Creveld por su parte indicaría la dificultad de aprehender la guerra como fenómeno por: el nuevo ambiente tecnológico, la existencia de nuevos actores políticos que están haciendo la guerra y la baja tolerancia de occidente a sufrir bajas que ha hecho no sólo que la guerra se haya trasladado a otros campos del quehacer humano, también ha favorecido la aparición de empresas privadas que hacen la guerra a la par que los Estados. 

Junto con la propuesta de los coroneles chinos, dos pensadores y activistas políticos de finales del siglo XX, es decir, Deleuze y Guattari trataron de reflexionar sobre el origen de la guerra y del Estado para proponer una nueva forma de hacer política a partir de una ontología de fundamento spinoziano basada en el ser que persevera en su existencia para obtener mayores espacios de libertad. Estos autores establecieron los conceptos de máquina de guerra nómada que tiene a la guerra como objeto suplementario y aparato de captura del Estado que tiene a la guerra como una finalidad política que se fundamenta en unos regímenes de violencia concebidos para asegurar su existencia. Para estos autores el nómada es un ser caracterizado por vivir fuera de una estructura de sujeción que lo determine y el Estado es una estructura que se creó desde el mismo momento en que se planteó la necesidad de preservar los excedentes de la producción apropiándose de la producción misma. Este criterio de análisis persiguió en su momento sentar las bases para concebir una forma de organización política al margen de la concepción actual del Estado.

El referente sobre la cual pensaron Schmitt, Qiao y Wang, Beyerchen y van Creveld ha sido el Estado. En cambio, la propuesta de Deleuze y Guattari se dirige a destruir la estructura de poder político de alcance global que Hardt y Negri denominan hoy día Imperio[2]. Pero Hardt y Negri a partir del concepto de indignación que se fundamenta en el miedo han concebido una nueva manera de entender la guerra como objeto intencional que hace necesario una reflexión porque demuestra que: a.) en el uso de la palabra “guerra” se pueden identificar significados que varían de acuerdo con la intención de su uso en diferentes situaciones objetivas y b.) el miedo como una disposición afectiva ha sido el motor que ha llevado la acción recíproca en sentido clausewitziano ha situaciones extremas como lo indica no sólo la amenaza nuclear patente desde 1945, también lo que se ha dado en denominar Guerra contra el Terrorismo caracterizada por la supresión del ambiente donde vivimos.

Comprender entonces el juego en el uso de la palabra “guerra” podría suponer a.-) el entender, en parte, en qué guerra se está participando como por ejemplo, Guerra Fría, Guerra Revolucionaria, Guerra Colonial, Guerra contra el Terrorismo y b.-) determinar a partir del cuidado de si la situación amenazante que permita al ser actuar responsablemente frente a una situación objetiva de conflicto. En parte porque se hace necesario interpretar cuál es la intencionalidad del uso de la palabra “guerra” y ello comporta un proceso de desocultación que implica a su vez el establecimiento de un horizonte de comprensión que facilite exegéticamente la intención de su uso[3]. Es determinar qué estamos entendiendo cuando usamos la palabra “guerra” sobre todo cuando sabemos que no sólo su significado ha variado con el tiempo, también la misma palabra no ha sido la que originalmente se ha usado para denotar dicho fenómeno. De igual manera, se hace necesario entender cómo me afecta o cómo afecta a ese sujeto el objeto guerra para reaccionar responsablemente como expresión del cuidado de sí.

Siendo que el objeto “guerra” es un objeto intencional que en tanto que objeto es cortado en el mundo, este corte se hace en un tiempo y en un espacio. El corte en si es un acto de delimitación que permite identificar una reacción y una reflexión. Por ello es que ha sido posible que la guerra en un principio fuese un estado permanente y después sufriera un proceso de delimitación hasta lo que conocemos hoy en día. El problema es que este proceso de delimitación que ha llevado incluso a la prohibición de la guerra no sólo no ha acabado con este fenómeno, más bien ha hecho que se presente de muchísimas y variadas formas, por lo que se ha hecho necesario preguntarse qué es la guerra y tratar de responder esa pregunta para abrir a la comprensión una expresión de nuestra condición humana.

El proceso de captar un objeto, pensarlo y comprender cómo es este pensado en el pensamiento es un proceso de presentación y representación. Presentación en la conciencia y representación en la conciencia y el mundo. En la medida en que me represento una guerra en esa medida la represento en el mundo. Como esta representación se produce en un tiempo y en un espacio, ese tiempo es en la conciencia y el acto de representación ocurre tanto en la conciencia como en el mundo. Así pues, la realidad entendida como el efecto de una conciencia que actúa intencionalmente se define por la temporalidad.

Si la ciencia es la capacidad de identificar los rasgos del objeto responsable de mi reacción y de mi posterior reflexión y si la razón es el conjunto de actividades por las cuales asumimos la responsabilidad, en sentido crítico o justificativo, de todos los actos físicos, metafísicos y estéticos, entonces, desde un enfoque fenomenológico sería posible comprender las cosas sobre las cuales dudamos y/o deseamos evitar por intermedio de la confirmación, ajuste, revisión o cancelación de nuestros propios actos. Solo desde este enfoque se podría comprender qué es la guerra y evitar así que acaezca en cualquier de sus formas y circunstancias. Con esta situación problemática vamos a abrir a la comprensión desde un enfoque hermenéutico cómo se ha entendido la guerra y bajo una visión fenomenológica vamos a analizar dicha expresión de nuestra condición humana. Por hermenéutica, siguiendo a Gadamer, entendemos como un proceso de comprensión caracterizado por el desplazamiento de un ser en el “acontecer de la tradición” donde “el pasado y el presente se hallan en continua mediación” (2003:360), y por fenomenología siguiendo a Husserl, se entiende la forma de “expresar descriptivamente, con expresión pura, en conceptos de esencia y en enunciados regulares de esencia, la esencia aprehendida directamente de la intuición esencial y las conexiones fundadas primeramente en dicha esencia” como un modo de entender qué es un objeto intencional(1999:216). Desde esta perspectiva, la fenomenología es una forma de ontología universal que permite dar una respuesta aproximada de qué es un objeto. Entiéndase por esencia, en este contexto, la orientación de nuestra conciencia en nuestra experiencia intramundana.

Esta aproximación a la fenomenología de la guerra nos permitirá entender otras maneras de comprender dicho fenómeno como en el presente lo están haciendo autores como Hardt y Negri que han propuesto incluso hacer la guerra contra la guerra a partir de la asunción del proceso de comprensión mencionado precedentemente no mediante una actitud pasiva que implica el reaccionar frente a fenómeno guerra, sino el de actuar convenientemente para lograr su erradicación dentro de una particular concepción post-marxista de la historia.  

Para hablar de una fenomenología de la guerra haremos entonces: una descripción sobre algunos aspectos generales sobre fenomenología y hermenéutica que nos interesan para efectos del propósito que nos hemos establecido. Esta aproximación a la fenomenología y la hermenéutica nos dará las herramientas necesarias para contrastar la forma de entender la guerra que desde una perspectiva histórica y mitológica otros autores contemporáneos han interpretado dicho fenómeno[4]. Luego se hará un análisis arqueológico de cómo ha sido la violencia en las sociedades primitivas para poder entender cómo se ha producido la confrontación en una forma en que hoy denominamos guerra, posteriormente se hará un análisis metafísico de la guerra para exponer los referentes sobre las cuales se ha analizado este fenómeno, seguidamente se hará una genealogía del pensamiento y la guerra desde la antigüedad hasta la modernidad, se hará un análisis fenomenológico de la guerra y finalmente se reflexionará sobre la moral y la guerra para abrir a la comprensión las implicaciones de dicho fenómeno en el mundo de hoy.

         Índice.

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Título
Página
1
Aspectos generales sobre la fenomenología
 
2
Arqueología de la violencia, la guerra en las sociedades primitivas.
 
 
La metafísica de la guerra: materialismo vs determinismo.
 
2.1
Perspectiva materialista.
 
2.2
Perspectiva determinista.
 
2.3
Materialismo vs determinismo.
 
3
El pensamiento y la guerra: desde la antigüedad hasta el presente.
 
3.1
La concepción de la guerra de los pueblos con historia.
 
3.1.1
La conceptualización de la guerra a partir de la ritualización y justificación.
 
3.1.2
... Ritualización-justificación y comprensión.
 
3.1.3
... Ritualización-justificación-comprensión y racionalización.
 
3.2
Reflexión sobre la concepción de la guerra de los pueblos sin historia.
 
4
Sobre la palabra “guerra”.
 
5
Análisis fenomenológico de la guerra.
 
5.1
La guerra como efecto de una conciencia intencional.
 
5.1.1
Agresión
 
5.1.2
Huida
 
5.1.3
De la agresión y la huida
 
5.2
Fenomenología del Daño
 
5.3
La guerra como un evento que acaece en un espacio-tiempo determinado.
 
5.3.1
El evento guerra como un segmento de tiempo en el estado de guerra.
 
5.3.2
El evento como tiempo de la guerra contra la guerra.
 
5.3.3
El tiempo de la guerra vs. el tiempo de la revolución
 
5.4
Reflexión sobre la fenomenología de la guerra.
 
6
La Moral y la Guerra.
 
7
Bibliografía Consultada.
 



[1] Hay que recordar que Clausewitz realizó una incompleta reflexión sobre la guerra por su muerte prematura y este hecho ha hecho difícil entender los usos y los significados que este militar prusiano le dio a la palabra “Krieg” (Blanco, 2007).
[2] Imperio es para estos autores una entidad caracterizada por ser una red de normas de alcance global cuyo cumplimiento es observado por un sinfín de instituciones que operan en múltiples planos.
[3] Ver: Gadamer (2003).
[4] Hay que tener presente que mitosis significaba para los griegos explicación (Del Bufalo, 2011) y el mito, como tal, “pone la esencia en la apariencia” (Merleau-Ponty, 1957:321).

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