martes, 4 de marzo de 2014

UCRANIA Y VENEZUELA:¿SINTOMAS DEL INICIO DE UN CONFLICTO CIVIL GLOBAL?


 


            Si bien es cierto que el foco de atención en el mundo hasta finales del año 2013 se centró en Siria, el sudeste de Asia y el África subsahariana, estos hechos que han mantenido a estas regiones en un equilibrio inestable, no han afectado el statu quo internacional. Sin embargo, la capacidad de un conflicto interno de convertirse en una crisis internacional es un tema de preocupación desde la perspectiva de la toma de decisiones[1]. Históricamente, los ejemplos más relevantes han sido Las Guerras del Peloponeso ocurridas entre los años 431 y 404 a. C., la Guerra de los Treinta Años (GdlXXXa) acaecida entre 1618 y 1648 y la guerra civil española ocurrida entre 1936 y 1939.

 

Las Guerras del Peloponeso fue una serie de conflictos que enfrentó una potencia marítima y una potencia continental por el aseguramiento de áreas de influencia cuando el fermento de la guerra civil afectó la isla de Corcira. Este hecho se produjo en un contexto en que la potencia ateniense se estaba acrecentando de una forma tal que hizo a los espartanos considerarla como una amenaza a su seguridad. La GdlXXXa fue un conflicto religioso-político ocurrido en el Sacro Imperio Romano Germánico que involucró a Europa y una parte de Asía que ha sido denominado por muchos autores como una guerra civil europea que se produjo contra la posición hegemónica de los Habsburgo que facilitó el establecimiento del orden internacional que prevaleció hasta el colapso de la Unión Soviética (Blanco, 2012). La guerra civil española que se constituyó en antesala de la Segunda Guerra Mundial, fue un conflicto que marcó el tono ideológico en que se materializaría la guerra fría y ha sido un espejo de las crisis políticas que ha padecido Iberoamérica desde que el coronel republicano cubano-español Alberto Bayo apoyó a Fidel Castro para hacerse con el poder en Cuba[2].

 

Estos tres eventos que hemos considerado como referenciales expresan un antagonismo, en primer lugar, entre una concepción del mundo marítimista y otra continental, en segundo lugar, entre diferentes concepciones de un orden basado en una concepción soberana del Estado y, en tercer lugar, entre diferentes concepciones de un orden basado en un poder trascendente (monárquico o revolucionario) y la emergencia de un orden inmanente de espíritu democrático. Como se sabe, después del colapso soviético la comunidad internacional se encuentra en transición hacia un orden multipolar dentro de un contexto hegemónico estadounidense. Esta transición ha generado una serie de conflictos de todo orden a escala global que hasta ahora no se han interconectado pero que expresan las formas de antagonismo antes señalada. En este contexto la conexión y consecuentemente el establecimiento de una red de conflicto pudiera ser el germen de una guerra general no de la naturaleza de las guerras mundiales que asolaron a la humanidad en el siglo XX, sino de las características de la guerra alemana del siglo XVII (Blanco, 2012)[3]. Por ello nuestro foco de interés en este caso es valorar el riesgo de interconexión.

 

En el estudio “Implicaciones estratégicas de la diplomacia naval rusa en Venezuela” hicimos un análisis de cómo la trama de intereses de EE.UU., Rusia y China conectan una serie de conflictos y tensiones regionales como las presentes en Siria, extremo oriente, Ártico y cuenca del mar caribe. En ese análisis se planteó como posibilidad que en el Caribe, Rusia hiciese el papel de mediador entre EE.UU. y China, frente a la situación política que encararía Venezuela en el futuro inmediato (actual presente) y la transición política en Cuba y ello explicaba, entre otras cosas, el desarrollo de su poder naval con miras a estar en posición de negociar en mejores condiciones. Como se sabe, en Venezuela hubo una ruptura del orden constitucional entre diciembre de 2012 y enero de 2013 que se ha materializado en el presente en una insurrección de importantes sectores populares. Esta insurrección de talante parecido a la intifada palestina[4] se ha producido casi de manera simultánea con otro levantamiento ocurrido en Ucrania que depuso del poder a su presidente y ha colocado a ese país no sólo al borde de la guerra civil, sino también antes las puertas de un conflicto internacional que muchos analistas han calificado como el advenimiento de una nueva guerra fría. Si bien, no hay relación entre Ucrania y Venezuela, estos dos movimientos se han producido dentro de una estructura de alianzas que conecta a Rusia, Cuba y China frente a Occidente. Junto con la conexión, el otro aspecto a tener en consideración es qué podría hacer que un país o una sociedad desencadenen una guerra.

 

            Desde el punto de vista estatal, el concepto de interés vital podría ayudarnos a entenderlo. El interés vital puede ser definido como un querer racionalizado por medio del cual se podría seguir el camino de la guerra como medio de alcanzar un objetivo político generalmente relacionado con la conservación de algo que garantiza la supervivencia del orden político.

 

            Así pues, el interés vital y la posibilidad de conexión en red de conflictos son dos elementos que nos podrían ayudar a entender la actual coyuntura internacional, por lo que vamos a analizar cómo la unión de estos dos conceptos podría ser el detonante de una grave crisis internacional. A tal fin vamos a examinar como incide el interés vital en la actual trama de relaciones internacionales y explorar las posibles conexiones que se podrían generar a partir de las crisis ucraniana y venezolana.

           

El interés vital y su manifestación en la trama de relaciones interestatales que conecta a Venezuela y Ucrania.

 

            El enfriamiento de la crisis siria nos indicó que EE.UU y occidente, al contrario de Rusia, no tenían intereses amenazados como para decidir el camino de una guerra. De igual forma, a pesar de las tensiones políticas en el extremo oriente se han incrementado de manera ostensible en estos últimos tiempos la conducta estratégica de los países enfrentados no ha asumido un talante tal que evidencie la opción de la guerra para obtener una solución a la situación planteada, con la excepción de Corea del Norte por ser consecuencia de la acción de un régimen político que busca supervivir a toda costa. En este contexto, los regímenes sirio y norcoreano pueden negociar cualquier cosa menos su supervivencia. En una situación similar se encuentra Cuba. Sin embargo, Cuba a diferencia de Siria y Corea del Norte no es capaz de sostenerse por sus propios medios y ha intervenido en Venezuela con la complacencia de la clase dirigente que gobierna de facto el país para poder asegurar la supervivencia de ese régimen político. Con este marco, Venezuela en tanto que objeto de las relaciones internacionales es un interés vital del régimen castrista cubano, y este último país se ha hecho garante del mantenimiento del statu quo venezolano frente a Rusia y China por las grandes inversiones realizadas en nuestro territorio.

 

            Frente a Cuba se encuentra EE.UU. Ambos países mantienen unas relaciones antagónicas remanentes de la guerra fría. Esta remanencia ha estado dando paso a una suerte de entendimiento que se ha sostenido gracias a que Cuba se ha beneficiado de la extracción de recursos venezolanos. Este hecho, desde la perspectiva estadounidense ha reducido el número de migrantes ilegales (cubanos y haitianos) a territorio norteamericano por lo que la situación se presenta como beneficiosa para el país norteamericano. Así pues, el suministro de petróleo venezolano es percibido para los estadounidenses como el centro de gravedad de la supervivencia del régimen cubano. Esta percepción ha estado corroborada por la importante presencia cubana en toda la estructura política y militar venezolana.

 

            Constituyendo los suministros de petróleo el cordón umbilical que une al régimen cubano con el régimen venezolano, el cordón umbilical representado por el transporte marítimo es en sí mismo el punto de aplicación de cualquier esfuerzo por acabar con ambos regímenes. Este cordón umbilical se extiende a la fibra óptica que conecta a los dos países y el sistema de observación geográfica representado por el satélite “Miranda”.

 

En relación con el transporte marítimo, ni Rusia ni China están en condiciones para mantener el flujo petrolero a no ser por intermedio de un importante proceso de negociación, de ahí el interés ruso de establecer bases navales en Cuba, Venezuela[5] y/o Nicaragua. Sin embargo, creemos que lo que están denominando base naval es el establecimiento de un dispositivo para sostener buques y/o submarinos rusos que operen en el área[6]. Con respecto a los otros cordones umbilicales representados por las comunicaciones alámbricas e inalámbricas y por el sistema de observación geográfica es de mencionar que el primer sistema está intervenido por los cubanos y el segundo por cubanos y chinos. Con esta intervención estos países pueden tener un importante grado de control del espacio electromagnético y a su vez permite mantener también un importante grado de vigilancia de gran parte del mar Caribe. Este control puede ser aumentado desde el punto de vista naval y ello explica la presencia de un buque de vigilancia electrónica ruso en la Habana en los actuales momentos[7]. Pero vigilar no significa que no se pueda interrumpir el flujo petrolero en el mar, no en los terminales marítimos.

 

El escenario de conflicto, en nuestro caso se estaría presentando en los espacios abstractos, es decir, en primer lugar, en el espacio electromagnético a partir de la extensión de la intifada y, en segundo lugar, si se produce una escalada se va a extender el conflicto a los espacios marítimos y aéreos[8].

 

La diplomacia naval rusa es un importante instrumento de vigilancia y negociación en tiempo de paz, pero dada la existencia de importantes focos de tensión donde existen intereses directos rusos la capacidad de maniobra de ese país va a estar condicionada a la posibilidad sostener por largo tiempo buques en el área con aceptables niveles de seguridad. Eso puede limitar, en caso del agravamiento de la crisis venezolana, la presencia naval rusa, por lo que además de buques de espionaje electrónico y otros buques auxiliares, podrían ser desplegados al caribe y/o Atlántico meridional uno o varios submarinos que eventualmente podrían operar junto con submarinos chinos. En caso de guerra, cuyo potencial se expresa en la crisis ucraniana, estas posibilidades de presencia, no solo se reducen, sino también pasan a otro plano. Este hecho nos permite reflexionar un poco sobre la crisis ucraniana.

 

Ucrania es un país de la Europa del este donde una parte importante de la población es de origen ruso. Este país desde el punto de vista geopolítico es considerado un buffer state entre Rusia y occidente. En este contexto, la crisis ucraniana es consecuencia del deseo de la parte ucraniana de la población de estrechar su relación con la Europa de la Unión Europea en contraposición a la parte rusa que desea mantener su estrecha relación con Moscú. Como se evidencia este es un conflicto regional aunque ha habido voceros que han asomado la posibilidad de que se desencadene una guerra general[9]. Para Rusia, Ucrania no representa sólo su origen político y religioso, también un objeto de sus relaciones internacionales que se manifiesta en el condicionamiento de  la orientación de su política exterior y el status de la península de Crimea. Estos elementos son un asunto de interés vital ruso como lo ha demostrado la movilización militar de los últimos días, pero el gentilicio ucraniano y ruso son un producto de un proceso que se remonta al siglo IX desde el punto de vista de la organización política. Esta historia y consecuentemente su vecindad con Rusia le da a la relación entre los dos países un status regional que limita la capacidad de actuación del resto de la comunidad internacional. Incluso una guerra sería como una forma de comunicación que desde el punto de vista de la negociación internacional es sólo mayormente inteligible para los dos países.

 

La limitada capacidad de Occidente para intervenir en Ucrania se debe a la conexión rusa en Siria, Irán, Corea del Norte y en menor medida, en la tensa situación política en el mar de China. Vamos a analizar ahora las posibilidades de conexión.

 

La red de conflictos y el potencial de conexión venezolano-ucraniana.

 

Una red de conflictos o rizoma de guerras, es una red de guerras que no mantienen una estructura jerarquizada o arborescente en relación con otros conflictos reconociéndose únicamente esta conexión por la circulación de estados. Para entender la “circulación de estados” que nos lleva a usar la expresión “rizoma de guerras” hay que tener presente que cuando se hace referencia a la expresión “estados” se denota el estado donde, aun existiendo antagonismos, se pueden presentar o no combates; y cuando se hace uso de la expresión circulación de estados se hace mención de la forma en que fueron variando los antagonismos[10]. El conflicto sirio es un ejemplo de cómo se podría generar un rizoma de guerras. A tal efecto, habría que tener en cuenta lo siguiente: la naturaleza de la guerra, es decir, qué es lo inmanente en el rizoma de guerras, quiénes fueron los actores que desencadenaron la guerra, cuál fue la estructura del rizoma en sí, es decir, las interconexiones que produjeron la estructura y cuál fue el movimiento de los antagonismos en tiempo y espacio.

 

En relación con la naturaleza de la guerra en Siria hay que tener presente la causa y el fin de la misma porque ello ayuda a entender la puesta en juego y consecuentemente lo que sus principales actores estuvieron dispuestos a conseguir a cualquier costo. El conflicto sirio se inició dentro del marco de la denominada primavera árabe, pero al contrario de lo acaecido en Túnez y Egipto, fue auspiciado por agentes externos que aprovecharon el descontento interno producto del empobrecimiento, la exclusión y la reducción de las expectativas de vida. En relación con los actores presentes en el conflicto se tiene que:

 

·        Desde la perspectiva interna, es un conflicto civil que tiene enfrentado a un gobierno con un conjunto de grupos de carácter heterogéneo que actúan en relación a intereses que tienen que ver con: la democratización de la sociedad, su islamización y/o su secesión (sobre todo en lo que concierne a la minoría kurda).

·        Desde el punto de vista internacional, los Estados que han estado implicados en esa guerra son: Rusia e Irán por una parte (con apoyo cubano, venezolano, norcoreano y chino) y, por la otra, EE.UU. que mantiene una guerra en Afganistán, Francia, Turquía[11] y algunos países árabes (especialmente Qatar y Arabia Saudita). Este conflicto está conectado con el iraní que aunque ha desescalado, opone, por una parte a Irán (con el apoyo de China, Rusia, Venezuela y Cuba) y, por la otra a EE.UU e Israel (apoyada mayormente por Alemania y Francia).

 

La crisis siria que condujo a su internacionalización se produjo más que nada para mantener las relaciones de poder local y regional frente al deseo de revertir el orden por parte de EE.UU. una vez que éste país tuvo que salir de Irak y ha considerado su salida de Afganistán frente al creciente poder que ha adquirido Irán.

 

La desescalada en Siria y, también en Irán, y el estancamiento en Afganistán ha hecho que los conflictos se mantengan estacionarios en esos escenarios. Ahora la intifada venezolana y la crisis ucraniana pudieran significar el inicio de un reacomodamiento. En el caso ucraniano, Rusia ha manifestado la aceptación de una negociación internacional. En el caso venezolano, el gobierno ha buscado la solución de la crisis apelando a sus aliados en UNASUR y el ALBA[12], pero nuestro país, a diferencia de Ucrania, está más conectada a Occidente y a la economía global si es afectada esta conexión global con lo cual se puede convertir en un foco de mayor atención internacional que obligue a una negociación en la medida en que se mantenga la intifada y escale de acuerdo a sus posibilidades. Esto sería posible debido a que:

 

·        Occidente tiene una limitada capacidad de maniobra en Ucrania.

·        Rusia y China tienen una limitada capacidad de maniobra en Venezuela.

·        Cuba aunque mantiene a más de 40000 de sus internacionalistas en nuestro país tiene una debilidad estructural (y especialmente marítima) para mantener a largo plazo su dominio sobre el territorio venezolano si se produce una escalada o si se produce un acontecimiento interno que limite la capacidad de maniobra de ese país en el exterior.

 

            Así pues, la interconexión de la crisis ucraniana y venezolana se puede producir en una mesa de negociación internacional en la medida en que los ucranianos y los intifados venezolanos puedan mantener la forma en que se manifiesta la inconformidad actual y escalen en la medida de sus posibilidades de modo que su voz los haga convertir en sujetos y no objetos de las relaciones internacionales actuales[13]. La escalada podría simplificar la trama de relaciones complejas que existen a escala global. De ahí su importancia. En Ucrania y en Venezuela hay una trama de relaciones complejas que han favorecido la injerencia extranjera en perjuicio de toda la población de ambos países. En Venezuela, la intifada ha sido consecuencias del hecho que la clase dirigente perdió su capacidad de gobernar por la inseguridad, la corrupción, la escasez y el empobrecimiento y ha apelado a la fuerza para mantenerse en el poder. En Ucrania, sucedió algo similar después que su presidente optó por mantener su relación con Rusia a expensas de una parte importante de su población. Teniendo presente estos hechos, dada que están en juego aspectos de interés vital para algunos de los países que están involucrados y el rol que juegan en la comunidad internacional, se puede afirmar que estamos antes las puertas de un conflicto global que se va a expresar bajo la forma de conflictos civiles. Por ello se podría hablar de una guerra civil global.

 

             Reflexión final.

 

En todos los casos expuestos el centro de gravedad ha sido el grado de gobierno de los países mencionados. El grado de gobierno es la medida que indica para la comunidad internacional el grado de aceptabilidad de un régimen o no. Ello evidencia el carácter realista con que se manejan aun hoy día las relaciones internacionales. En Venezuela, el gobierno se sostiene por la intervención cubana. Como esta intervención es consecuencia de que para ese país Venezuela es un asunto de interés vital, en la medida en que la crisis venezolana escale, en esa medida los antagonismos se van a mover hacia occidente pasando a tener como centro al mar Caribe. Pero es algo que habría que seguir porque estamos viviendo los acontecimientos. 

 

Bibliografía Consultada.

 

BLANCO, E. (2004). Reflexiones sobre estrategia marítima en la era de la Libertad de los mares. Caracas. Editorial Panapo. 370 p,

 

BLANCO, E. (2010). Espacio-tiempo y la Guerra. Ensayos sobre política y Estrategia Marítima. Caracas. Editorial Panapo. 225 P

 

BLANCO, E. (2012). “Arqueología de la Guerra: la Guerra de los Treinta Años como paradigma político en las Obras de Hardt y Negri”. Caracas. UCV. Documento Inédito presentado dentro del marco del Doctorado de Filosofía. [Documento en Línea]. Disponible: www.edgareblancocarrero.blogspot.com.

 

BLANCO, E. (2013a). “Implicaciones Estratégicas de la Diplomacia Naval rusa en Venezuela”. Caracas. [Documento en Línea]. Disponible: www.edgareblancocarrero.blogspot.com.

 

BLANCO, E. (2013b). “Venezuela y su historicidad marítima: pasado, presente y futuro”. Caracas. [Documento en Línea]. Disponible: www.edgareblancocarrero.blogspot.com.

 

CHARNAY, J.P. (1990). Métastratégie. Systèmes, formes et príncipes de la guerra féodale à la dissuasion nucléare. París. Ed. Economica. 264 p.

 

FARAGE, L. (Comp.). (2011). Venezuela y la Segunda Guerra Mundial. 1939-1945. Caracas. CGA. 367 p.

 

KENDALL, B. (2014). ¿Cuán cerca está Ucrania de la guerra? Kiev. BBCMundo. (T. A. Wallace). [Documento en Línea]. Disponible: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/03/140302_ucrania_guerra_rusia_eeuuu_lav.shtml

 

TUCIDIDES. (423 a.C./1984). Guerra del Peloponneso. (4ª ed.). Milano. (T. Ezio Sabino). Editorial Garzanti, 604 p.



[1] Ver al respecto: Charnay (1990:xxx)
[2] Ver al respecto: Blanco (Farage, 2011:68-69).
[3] Por ello se ha usado la expresión de guerra civil global.
[4] La intifada venezolana comenzó por un acto que provocó indignación (intento de violación de una estudiante en el Táchira) y se ha propagado a las ciudades más importantes del país que diferentes niveles de represión para contener la protesta.
[5] Los voceros del régimen venezolana han negado esa posibilidad.
[6] Ver al respecto: Blanco (2013a)
[7] Se trata del “Viktor Leonov”, de la Flota Rusa del Norte. Ver al respecto: http://www.infobae.com/2014/02/27/1546577-guerra-fria-un-buque-espia-ruso-esta-anclado-la-habana
[8] Ver al respecto: Blanco (2010).
[9] Ver al respecto: “Polonia advierte que la crisis de Ucrania puede preceder a una guerra global”. Varsovia. En: La Vanguardia. [Documento en Línea]. Disponible: http://www.lavanguardia.com/politica/20140302/54402719329/tusk-advierte-que-la-crisis-de-ucrania-puede-preceder-a-una-guerra-global.html
[10] Ver al respecto: Blanco (2012).
[11] Este país sufre graves tensiones internas por su creciente islamización y por la emergencia política de minorías kurdas que aspiran a su autodeterminación a expensas de Irak, Turquía, Irán y Siria.
[12] De hecho, los gobiernos de esos países mantienen su apoyo al régimen venezolano.
[13] La escalada se puede producir en intensidad en lo concerniente a la formas de la protesta y en extensión en lo que respecta a tiempo y espacio.

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