domingo, 4 de diciembre de 2016

EL TRATADO ENTRE VENEZUELA Y LA GRAN BRETAÑA DEL 16 DE FEBRERO DE 1942

Elaborado por Jairo Bracho Palma




INTRODUCCIÓN


            Desde la lógica cartesiana, los acontecimientos históricos, estudiados serenamente  nos confieren buen juicio y nos fortalecen el espíritu. Este aserto adquiere mayor significado si entendemos cuál ha sido la dinámica histórica de nuestro país desde la mismísima época prehispánica, en lo atinente a los juegos de poder en el esquema internacional.
            Sin atrevernos a trasvasar prácticas propias del mundo prehispánico, para compararlos o insertarlos dentro de modernas instituciones, carencia cognoscitiva de ciertas disciplinas, ávidas de buscar en el pasado, símbolos y aspectos justificativos de teorías irritas, pudiéramos hablar de los caribes.
            El “logos” de la etnia caribe en poco se parecía al nuestro, mayormente de origen griego-árabe-hispánico. La esencia de su fórmula existencial lo constituía lo cosmogónico, donde los dioses ancestrales signaba su existencia  y comportamiento social, y un aspecto muy importante, que podríamos llamar “cualidad”, me refiero al valor o arrojo personal.
            Dentro de ese “logos”, la sociedad caribe entendía que la subyugación de otras razas le permitía sobrevivir como nación, evitando la endogamia entre otras razones, por demás extensas de resumir en este artículo, de allí, que sus relaciones con otros pueblos se fundamentaban en un bien elaborado esquema de conquistas en el espacio dinámico comprendido entre el Mar de su nombre y su  base principal de operaciones, parte de la actual Venezuela.
            Desde esos momentos, muy anteriores a la llegada de Colón, el circuito del Mar de los Caribes, contemplaba una “política” de dominio realizado a través de dos herramientas: la navegación y la guerra. Esto les permitió asegurar amplias zonas que llegaron a la costa sur de Norteamérica.
            Si intentamos hacer un trasvase  irresponsable de conceptos occidentales, los caribes serían el  primer pueblo talasocrático con tendencias imperialistas en nuestra región, más si nos atenemos a que desplazaron  y esclavizaron razas muy poderosas, anteriores a su llegada, como las de los arawaks, pero, los caribes no tenían un gobierno central en todas las zonas donde  ejercían dominio, ni perseguían fines en términos utilitaristas.
            Con la llegada de los españoles, y la lenta extinción de los caribes, el mar que baña nuestra cornisa continental e insular fue escenario de un nuevo panorama internacional.
En respuesta a ese novísimo y dinámico escenario, las autoridades marítimas españolas, al igual que sus predecesores indígenas, generaron una respuesta en términos de pensar y hacer,  y entendieron el papel del espacio geográfico denominado “Beneçuela”, que pasó de ser esa base de operaciones asentada en el Orinoco, a una “Llave, Puerta o Abra”,  cuyo control, permitía el dominio del resto de Sur América.
El Libertador entendió magistralmente ese concepto hispano-caribe, y lo aplicó a su estrategia en la lucha por la Independencia, tal como lo demuestra la toma de Angostura en 1817, dentro de un concepto de guerra de desgaste  prolongado.
                        Cuáles eran las amenazas. Los ingleses desde Barbados, Jamaica, y posteriormente desde el Esequibo, buscando treparse sobre el arco amazónico y dominar el Orinoco; los holandeses desde Curazao creando una balanza negativa de fuga de capitales, y colocando sus excedentes industriales en esa unidad administrativa (Venezuela), en una relación colonial de dependencia. Los franceses por su parte, intentaban desde San Vicente, San Martín, y otras pequeñas islas del arco de Ulises penetrar por el río Guarapiche, abastecerse de mulas para sus trapiches azucareros, y para la colocación de sus excedentes industriales; por el sur, presionaban los  portugueses queriendo encontrar una ruta atlántica distinta al canal de los vientos que sale desde las Bahamas, dominada por ingleses y españoles, la ruta soñada por los portugueses era Amazonas – Río Negro - Orinoco. Finalmente y ya muy tarde, los norteamericanos, que penetraron en sus inicios, silenciosamente a través de Maracaibo como vendedores de harinas.
            Especialmente los ingleses, los holandeses y muy tarde los franceses, intentaban mantener a etnias feroces en constante guerra contra los españoles, como en el caso de los guajiros, que se convirtieron en excelentes clientes para la compra de armas. Como anécdota, uno de los más fuertes vendedores de armas se apellidaba “Van Dam”, residente en San Eustaquio. 
Así las cosas, los problemas de Venezuela como Gobernación, Capitanía y República vinieron desde el mar, y en ese sentido se elaboraron los planes de defensa y seguridad.
            Con este resumen, es posible entender, el por qué nuestro país ha sido el punto estratégico de mayor importancia en el escenario caribeño en los conflictos internacionales de poder durante más de 500 años, lo que ha influido en forma contundente en nuestro escaso desarrollo, y lento proceso de unificación de los espacios geohistóricos, que conformaban realidades distintas, y  la continua injerencia de actores foráneos.

ANTECEDENTES


Trinidad española

            La conocida Real Cédula del 8 de septiembre de 1777, separa de la jurisdicción del Nuevo Reino de Granada, las Provincias de Cumaná, Guayana, Maracaibo, y las islas de Margarita y Trinidad, agregándolas en los Gubernativo y Militar, a la Capitanía General de Venezuela; en lo judicial, Maracaibo y Guayana dependerían de la Audiencia de Santo Domingo[1].
            Un año después, la Gobernación de Trinidad colabora activamente apoyando a los corsarios norteamericanos durante la Guerra de Independencia, proporcionándoles abrigo contra las fragatas inglesas, y abasteciéndoles de pertrechos[2].
            Finalizada la Paz de Versalles  (3 de septiembre de 1783)[3], España disfruta de diez años de relativa tranquilidad en sus posesiones americanas, y en consecuencia, domina el Mar Caribe. La Corona impulsa políticas de apertura comercial, reordenamiento territorial, expediciones científicas, etc. En el caso de Trinidad, estas medidas fueron exitosas.
La Real cédula del 24 de noviembre de 1783, promulga un reglamento de población y comercio para la isla de Trinidad. Básicamente, permitía la inmigración de extranjeros católicos y el comercio a tasas preferenciales[4]. El flujo comercial se triplicó en tres años, y la prosperidad sostenida era tanta, que uno de los artífices de este florecimiento, el brigadier de la Armada José María Chacón, a la sazón gobernador, insistía, entre otras razones, en aumentar los sistemas de defensas pasivas y activas. En efecto, de manera gradual, y hasta tímida, fueron llegando a Trinidad, ingenieros, cartógrafos, tropas y marina[5].

La estrategia inglesa

Inglaterra tenía unas desfavorables condiciones estratégicas en el Caribe, en función de sus políticas de penetración en Tierra Firme ( actuales Venezuela, Colombia y Panamá. Las posesiones inglesas en el Arco de Ulises eran dispersas, Jamaica, cerca del seno mejicano, estaba tan al oeste que tardaría hasta tres semanas para auxiliar a Barbados. Por su parte, esta isla de buenas condiciones de abrigo, tenía una superficie muy pequeña. Así se explica, el interés británico por adquirir nuevas colonias situadas bien a barlovento, como por ejemplo, la isla de Trinidad. Desde el siglo XVII, Inglaterra había propuesto a España, la compra de la isla[6].

La pérdida de las colonias norteamericanas, y el fin de la guerra supuso para el nuevo Gabinete inglés, graves problemas desde el punto de vista estratégico - naval y económico. Estratégico – naval, porque marinos de guerra en su mayoría, y de mercantes, habían quedado sin empleo, y una masa de 60.000 marinos aproximadamente, con una buena pericia en la mar y en el manejo de la artillería, podrían ser una envidiable dotación de cualquier flota extranjera.
Desde el punto de vista económico, los norteamericanos habían incrementado su tonelaje de barcos mercantes (533 barcos) en las islas de barlovento, llegando a desplazar a seiscientos mercantes ingleses, a quien ahora, el libre comercio, que tanto defendían, les parecía que no debía de ser tan libre, así que las medidas benéficas para los comerciantes norteamericanos, garantizadas en el Tratado de Navegación y Libre Comercio suscrito entre Inglaterra y  el naciente Estado en 1783, fueron derogadas cinco años después[7].
Pero el gobierno de Pitt  “El Joven” no se quedaría de brazos cruzados, los ingleses necesitaban dominar la ruta de los vientos de Tierra Firme, que permitiera acceder a los mercados de Cumaná, Caracas, Puerto Cabello, Maracaibo, Cartagena y Nicaragua, y penetrar al corazón de Venezuela: Barinas y Angostura; la isla de Trinidad brindaba esas condiciones. Por otra parte, las islas francesas de San Vicente, Grenada y Santa Lucía, debían ser vigiladas y controladas, sobre todo en el flujo de alimentos que salían desde Cumaná y desde el río Guarapiche. Tres fragatas y unos mil hombres era la fuerza estimada para concretar estas ideas[8], aunque necesitaron mucho más que eso.
Parte de la estrategia inglesa preveía el control  del río Orinoco, se tenía conocimiento que el estado de defensa de los Castillos que lo guarnecían a la altura de isla de Fajardo era débil. Además, se pensaba contar con el apoyo de algunos propietarios españoles, y cándidamente, de la población empobrecida, que a su juicio, les verían como sus salvadores[9].
Pero nuevos factores vienen a determinar el ánimo del gobierno inglés para concretar sus ideas. Por un lado, la creciente ascensión de Napoleón, de quien pensaban erradamente,  tenía especial interés sobre América, por el otro, la simpatía del pueblo norteamericano hacia el oficial corso, finalmente, el Mariscal de Campo Francisco de Miranda. La solución más práctica: la conquista de Trinidad y el incentivo a particulares para la rebelión de las colonias españolas[10].
El general Miranda era una pieza más en el escenario mundial, recuérdese que la virulencia más horrible de la Revolución Francesa, se había trasladado a las islas del Caribe, así que el temor a un escenario tan encarnizado, y la poca preparación táctica para enfrentar conflictos ideológicos y raciales, influyeron en este tipo de decisiones. Se alentaría a Miranda a Invadir Venezuela desde Cumaná y Maracaibo, y se fomentaría el nacimiento de una pequeña nación que llegaría hasta la margen izquierda del Orinoco, porque en una operación independiente, los ingleses conquistarían Angostura, toda una labor patriótica y altruista de nuestros mentores de Albión[11].
 “No one will doubt that is better for us, that South America should be under the government of Miranda than  of Bonaparte, but it is equally certain that by the interference of Britain, on liberal principle of conciliation, the same object would be obtained  with much more certainly"[12].

            Conquistada Angostura, Miranda  (de quien los ingleses desconfiaban de su lealtad una vez en el poder), posiblemente se vería obligado a negociar porque contaba con muy poca fuerza militar. El resultado final del forzado acuerdo, sería el libre comercio, lo que es lo mismo, el ingreso de manufacturas inglesas a cambio del productos agrícolas y mineros. Sin perder prioridad, la conquistada Guayana evitaría la amistad y futuros privilegios que el generalísimo pudiera otorgar a los Estados Unidos, y éstos a Napoleón, que a la larga dominaría el mercado si no se hacía lo pensado. Inglaterra anclada en Tierra Firme, evitaría la propagación del jacobinismo al resto de América, o en caso de que a Miranda se le fuera de las manos, el control del gobierno por las pugnas internas, mantenerle aislado para influir en la composición de un gobierno  “adecuado”[13].         
La conquista de Angostura  se haría con unos  quince mil hombres en lanchas cañoneras. Los estudios de las mareas y sitios de desembarco  en el río Orinoco habían sido hechos con anterioridad. A su vez, se intentaría conquistar la mejor zona en el Pacífico, posiblemente Chile, a donde se enviarían cuatro mil hombres con “una respetable fuerza naval” y, finalmente, se tomaría Cartagena de Indias con unos diez mil hombres[14].  La falta de tropas, fue la limitante principal para que los planes del Orinoco no se concretaran. 
Pero los ingleses, fueron más allá, y conquistados los territorios holandeses del Demerara; Berbice y el Esequibo, comenzaron a repartir tierras cerca de Barima, lugar que no estaba en disputa territorial.  Pero como el poder obtenido sin mayores méritos y por dádiva del destino, generalmente vuelve soberbio y tonto a quien lo ostenta, el Príncipe de la Paz, generalísimo y almirante, Manuel Godoy, en lugar de proceder a la usanza del Consejo de Indias, ordenando levantar informes a los gobernadores de Caracas, Guayana y Cumaná, para luego tomar las medidas militares a que hubiera lugar, o pedir opiniones a ministros o consejeros con experiencia en tierras venezolanas, se limitó a decir, que aquella invasión era “un proyecto quimérico”.  Para el caso de los gérmenes levantiscos y ataques externos (Miranda, la invasión inglesa en Barcelona, la toma de Curazao) que amenazaban la seguridad interna, ofrecía como única solución  “ser pródigo en recompensas”[15] .

Trinidad inglesa

A mediados de octubre de 1796, el viejo mariscal de campo Pedro Carbonell, gobernador de Venezuela, se encontraba enfermo de reposo domiciliario, en su lugar, correspondió al teniente del Rey Don Joaquín de Zubillaga dar cumplimiento a la real orden publicada el 20 de agosto de 1796; en ella se prevenía aumentar las medidas de seguridad en puertos, costas, alertar a las tropas y detener a los barcos ingleses que estuvieran anclados. Habían comenzado las hostilidades entre España e Inglaterra. El Caribe estaría en zozobra por  más de una década[16].
Inglaterra se lanza a una guerra a escala mundial, aumenta el presupuesto de la Armada en un 450% hasta el final de las guerras napoleónicas, incrementa la construcción de fragatas y destaca oficiales almirantes al frente de cada estación naval, con un acopio importante de medios: Las Indias orientales, cabo de Buena Esperanza, Mar del Norte, el Mediterráneo, Canal de la Mancha, Lisboa, Jamaica, Antillas de sotavento; Norteamérica, Nore, Cork y Newfouland[17].
En la madrugada del 16  de febrero de 1797, se presentó ante la rada de Puerto España, la escuadra de Harvey[18]. El general Ralph Abercromby desembarcó seis mil setecientos noventas hombres, distribuidos en seis regimientos de infantería, dos regimientos alemanes, un cuerpo de cazadores de negros y un bien dotado cuerpo de Artillería. Para oponérsele, el gobernador de Trinidad, José María Chacón contaba con trescientos hombres de Infantería y unas milicias que no tardaron mucho en huir al bosque[19]. Pero las desgracias no vienen solas, y el jefe de la Escuadra Sebastián Ruiz de Apodaca, al verse cercado en la isla de Gaspar Grande, decidió prender fuego a sus navíos sin disparar un solo tiro, regalando, si cabe la palabra, el navío  “San Dámaso” a los ingleses, que pudieron rescatarlo de las llamas[20]
Acto seguido, el gobernador español, sin posibilidad de oponerse al desembarco de los regimientos ingleses, firmó la capitulación[21].  Se perdía para siempre  esta provincia de Venezuela, que fue entregada mansamente y para mayor deshonra de la Armada española, el jefe de esta escuadra prefirió ahogar sus barcos y rendirse de forma “repugnante”[22], a enfrentarse a un enemigo que probó no ser tan poderoso en los posteriores sucesos de Puerto Rico. Con la fundación de la estación naval británica en Río de Janeiro en 1808, cerca de la Corona portuguesa, se creaba un triangulo estratégico entre ésta, Jamaica y Trinidad que cercaba las bocas del Orinoco[23]. San José de Trinidad fue declarado puerto libre poco después de su conquista en 1797[24].
Los juicios de valor sobre hechos históricos, no son deseables en escritos con rigurosidad académica. Pero, ciertamente, el sentimiento que existe en la sicología del venezolano, es de una  sensación de despojo y susceptibilidad ante los problemas de territorio, no es casual ni producto de lo mediático, existen elementos reales, que merecen mayores análisis.
Si observamos una simple cronología de la historia de nuestras pérdidas, podemos afirmar, que nuestro territorio, condición esencial del Estado, ha sido durante siglos,  objetivos de los escenarios estratégicos elaborados por las potencias marítimas, que no llevaron mayor trasfondo que los intereses económicos de una minoría terriblemente ambiciosa, como en el caso inglés, por ejemplo, sabemos que los grandes propietarios de las haciendas de azúcar jamaiquinas y de otras colonias de “Su Graciosa Majestad”, eran miembros del Parlamento.
En este resumen, podemos ilustrar que las apetencias territoriales inglesas sobre el oriente venezolano, no es un hecho del imperialismo clásico del siglo XIX, sino un objetivo geopolítico que comenzó en el siglo XVI. La leyenda del Dorado no es un comodín más de relleno de este escrito, porque de otro modo, no se explica el por qué a finales del XVIII, los españoles trajeron científicos alemanes para explorar las zonas de Tumeremo y Upata, en busca de oro, y el por qué los ingleses hacían otro tanto. Por cosas del destino o de la Divina Providencia, los expertos no dieron con las bulla de oro, y eso en parte garantizó que no perdiéramos el Orinoco y todo el Estado Bolívar a finales del XIX.

Trinidad y la Venezuela Republicana

Las desgracias de la naciente República no terminaron consumada la separación de la Gran Colombia, y la ayuda inglesa a la emancipación latinoamericana no había sido  por pura filantropía, mucho menos gratuita. Confirmada la posesión inglesa de Trinidad por la Paz de Amiens, las miras apuntaron hacia Tierra Firme, y de alguna manera el control de las costas de Paria permitirían mayor aproximación a los mercados venezolanos. La isla de Patos, ubicada a 2,3 millas de la costa de Paria empezó a ser reclamada a Venezuela como territorio inglés. Un Decreto del 30 de mayo de 1855 la incluía como parte del territorio de Venezuela.
Esto no fue reconocido por Inglaterra, que cuatro años después protestó  el apresamiento de un barco por una cañonera venezolana. La esencia del argumento inglés radicaba en que a finales del siglo XVIII, el gobernador de Trinidad había concedido al Cabildo de Trinidad, la isla de Patos, y que por lo tanto, con la capitulación y pérdida de esta Gobernación, el territorio objeto de disputa, pasó también al dominio inglés, y así lo hizo saber en comunicación enviada al Ministro de Relaciones Exteriores el 28 de mayo de 1859.
Ahora bien, esta supuesta concesión del Rey al Cabildo de Trinidad no apareció confirmada por ninguna Real Cédula, que es el documento indiano que expresa la voluntad del acto regio, parecía más bien un acuerdo entre los cabildos cumaneses y trinitarios, y al carecer del asentimiento real, no era válida como acto de gobierno.
En 1860, 1862 y 1864 continuaron los incidentes de apresamientos de las autoridades venezolanas, y los correspondientes reclamos diplomáticos. En 1867, el gobierno trinitario otorgó en concesión isla de Patos, a un súbdito británico, lo que ocasionó una fuerte nota de protesta. El gobierno venezolano, alegaba que no existía documento alguno ni prueba “prima facia “ que le permitía al gobierno británico posesionarse de la isla, que ni siquiera se mencionaba en el acta de rendición de la isla en 1797.
La Paz de Amiens (27 de marzo de 1802), en su artículo 4° establecía la cesión de Trinidad, sin mencionar otros territorios. En el Tratado de Paz y Amistad celebrado entre Venezuela y España el 30 de marzo de 1845, en su artículo 2°, España renunciaba a todas las antiguas provincias de la antigua Capitanía General, y expresamente incluyó sus islas, la isla de Patos correspondía a la antigua Provincia de Andalucía. Como puede verse, dos fuertes instrumentos internacionales, pesaban sobre la pretensión del Derecho Colonial inglés.
 Si analizamos el criterio del derecho internacional del siglo XVIII, encontramos que,  sobre los lugares incultos o desiertos (islas), Vattel  afirma que la nación puede poseerlos aunque no haga uso actual de ellos, además aconseja el deslinde perfecto de territorio para evitar los problemas que el Tratado de Utrecht había dejado en tal sentido[25]
El caraqueño Félix Abreu y Bertodano, en su Tratado Jurídico Político sobre pressas de mar y calidades que deben concurrir para hacerse legítimamente el Corso, da una denominación  genérica al término “isla”, le asignaba tanto al puerto como a la costa , una  distancia de pertenencia al soberano de cien millas, las islas adyacentes al territorio  estaban sujetas al gobierno del  pueblo al que estaban adheridos. Por ejemplo, un ciudadano que guardaba la sentencia de “ reino por cárcel” no  transgredía la pena  si se mantenía en el mar adyacente al mismo[26].
Hemos indicado la frecuencia y uso de las islas como sitio de intercambio de esclavos, géneros diversos, pernocta para pesca, saca de sal y eventual intento de posesión. Tanto los bajeles de la Compañía Guipuzcoana como los corsarios particulares y sus sucesores, ejercieron una continua y secular vigilancia sobre estos parajes para dar respuesta a estos atentados[27]. Actos unilaterales  se conocen como “de eficacia normativa”, de aplicación inmediata, que no precisaba de la aprobación de los otros Estados,  fuente de derecho al cumplir tres requisitos: 1. Factores sociales que lo creen: 2. Proceso de formación en el tiempo. 3. El establecimiento de una norma.  Los tres  encajan perfectamente en los ejercicios de derecho sobre el mar[28]
El principio canónico de Ius ad rem, fue aplicado a las islas venezolanas; señalaba el Consejo de Indias que al estar deshabitadas pertenecían al Estado, por la cercanía del país ribereño: "Persistía el dominio y posesión de aquellos terrenos tan legítimamente adquiridos por su Majestad”[29].
En 1872, se produjo otro apresamiento de un mercante inglés, con las correspondiente notas de protesta. Los razonamientos de Venezuela siguieron la  misma línea y fueron más allá, como no pudo recoger ningún instrumento diplomático indiano del siglo XVIII o anterior que confirmara la teoría inglesa, se valió de testigos de la época, y sustanciadas las declaraciones, llegó a la conclusión de que Inglaterra comenzó a tener pretensiones fue a partir de 1859, la extraterritorialidad se prueba porque los duelos, que estaban prohibidos con pena de muerte en las posesiones ingleses, se realizaban en esa isla, porque las autoridades lo consideraban territorio extraño.
En 1872, el Archivero de Indias y mediante constancia oficial del Gobierno español, confirma la tesis venezolana: no existe ningún acto regio por el cual se conceda la isla de Patos al Cabildo de Trinidad, sólo una toma de razón sin confirmación real, por medio del cual el gobernador de Trinidad concede al Cabildo, las islas de Patos, Huevos y Mono el 24 de noviembre de 1783.
En este caso, debemos alabar la constancia y la debida argumentación con que nuestra Cancillería defendió los intereses del Estado. Preparado debidamente el expediente, Venezuela removió de nuevo el asunto y pasó a la ofensiva  mediante una nota del 14 de noviembre de 1876, con copia para la Legación norteamericana, y pidió que Inglaterra reconociera la soberanía venezolana sobre el territorio en disputa, sino, que fuera sometido a arbitraje. Pasaron tres años sin que el gobierno británico diera respuesta, sólo se pudo saber de manera extraoficial cuál era la posición inglesa: alegaba el principio de prescripción, por el sólo hecho de tener una cosa ajena como propia por más de 62 años, ya correspondía al nuevo propietario.
Nuestra Cancillería contestó de manera contundente, que la prescripción no era admitida como título de adquisición de territorio, sino en caso de verificarse por tiempo inmemorial.
Las notas de 1883 y 1886 del gobierno inglés por nuevos incidentes y concesiones, ya eran amenazantes, sin mayores argumentos de los que concede la fuerza de la armas.
Y así llegamos al siglo XX, poco antes Venezuela, había sido despojada de manera humillante y sin derecho a defensa, de todo el territorio Esequibo, así que el sentimiento anti-inglés estaba presente en el colectivo. En 1901, un Guardacostas venezolano realizó una inspección a la isla de Patos, y apresó  venezolanos e ingleses, la respuesta no se hizo esperar, y como las miras estaban centradas sobre el incómodo presidente Castro, el tono de las discusiones era belicoso. Inglaterra se negaba a discutir la posesión de la isla.
En 1902, el Cónsul de Venezuela en Trinidad informó que el gobierno inglés ordenó colocar una bandera en la isla, motivo de enérgicas protestas que los británicos pasaron por alto. Venezuela envió copias de  las notas de protestas a todas las Legaciones diplomáticas acreditadas en Caracas, pero ya se acercaba el bloqueo extranjero de ese año.
¿Cuál era la esencia del interés inglés sobre una diminuta isla que poco le reportaba, más que un puente mercantil hacia una tierra bastante inhóspita de costa firme? Resolver asuntos pendientes, como la demarcación de la Guyana y una ofensiva propuesta, para que Venezuela eliminara el 30% adicional con que recargaba las mercancías provenientes de las colonias antillanas inglesas. Inclusive en 1883, Inglaterra estaba dispuesta a “ceder “ isla de Patos a cambio de esa concesión. Por supuesto el Presidente Guzmán Blanco se negó a tal transacción, puesto que no se admitía el término “cesión” y que tal precedente nos convertía en “colonia de colonias”.
            Con respecto a la roca del Soldado, en 1867 se produjo un incidente cuando el Gobierno de Venezuela quiso establecer una base de Guardacostas en ese lugar. El Gobierno Británico, atento siempre a pelear un cubo de agua de mar aunque fuera, protestó, alegando estar dentro del mar territorial inglés. Venezuela dijo que así como la legislación venezolana permitía el acceso de buques de guerra  a sus mares, no veía el por qué no obtener reciprocidad, además, tales actividades no prejuzgaban derechos sobre la roca.[30]
            En 1912, un Guardacostas Venezolano apresó un barco inglés en ese mismo lugar. Las protestas entre ambos países, terminaron favoreciendo a los ciudadanos ingleses, mediante indemnización[31].

LA DELIMITACIÓN DEL GOLFO DE PARIA

Las conversaciones se mantuvieron mas o menos congeladas  hasta 1933, pero el petróleo va adquiriendo cada vez una importancia mayor, las necesidades energéticas de Inglaterra apremiantes, y algunas compañías inglesas tienen concesiones en el oriente venezolanos, son ellas las que inician las exploraciones en el golfo de Paria, y determinan la posibilidad de yacimientos.
En 1933, existen planteamientos informales al gobierno de Venezuela, sobre una posible delimitación de las aguas de Trinidad, y de las de Venezuela en el golfo de Paria. Aún no existía la Dirección de Fronteras, así que este trabajo le fue encomendado a la Oficina de Cartografía del Ministerio de Relaciones Exteriores, y el 3 de octubre de 1933, rinde su primer informe, pero sólo se refiere a las “aguas territoriales” . Las coordenadas establecidas fueron las siguientes:
LATITUD
LONGITUD
OBSERVACIONES
10° 43’
61 °48’
Línea recta a un punto que dista 8 km. Al oeste del islote del soldado
10° 4’ 40’’
62° 05’ 20’’
De allí a un punto intermedio entre Punta Icacos y la costa de Venezuela en marea baja
10° 01’
61° 57’

El 25 de agosto de 1936, la Legación Británica en Venezuela envía al Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela un memorando, que será el instrumento diplomático que inicie el proceso de negociación para la delimitación del subsuelo del golfo de Paria.
El estilo de la redacción del documento refleja una intención definida: se delimitará el subsuelo o lecho submarino en alta mar, y para los efectos, ambos países deberán elaborar sus respectivas legislaciones y medidas físicas ( faros, boyas, etc.), la razón de ellas, como hemos indicado, residía en las potencialidades de exploraciones petroleras en alta mar.
El gobierno británico, que le quiso dar un carácter local a este proceso, vale decir, delimitación entre una colonia y un  país soberano, se abstenía de definir derechos en las aguas superficiales.
Las coordenadas propuestas en este arreglo era las siguientes:

LATITUD
LONGITUD
Punto A. 10° 36’ 15’’
61° 54 ‘ 50’’
Punto B: 10° 02’  30’’
62° 05’
Línea a lo largo del paralelo 9° 57’ 30’’ en dirección oeste
61° 31’
Punto X a Punto Y donde la última intercepta los límites de las aguas territoriales de Venezuela aproximadamente en la longitud 61° 56’ 45’’.

El 31 de diciembre de 1936, el Ministro Británico envía una nota, que parece mas bien una imposición, donde se prima la necesidad de negociar,  que se reservan expresamente los derechos sobre isla de Patos, y que Su Majestad, no desea tratar el asunto  de la tierras de la superficie[34].

Se puede interpretar esta actitud, o bien como una intencionalidad manifiesta de darle máxima presión al proceso para, luego hacer creer al Ministerio venezolano, que habían obtenido un gran logro con las islas en litigio, pero,  obteniendo en tiempo record, un Tratado para la explotación petrolera; o bien se trataba de la típica conducta internacional de la primera potencia mundial, que había mantenido invariablemente durante casi doscientos años, y que dadas las circunstancias posteriores de la guerra, tuvo que ceder porque perdía el conflicto, y necesitaba recursos energéticos para sus industrias, buques, aviones y transporte. Nos inclinamos por la segunda opción.
            La nota británica es sometida a consideración del Consejo de Ministros, que es aprobada el 19 de febrero de 1937, en el se manifiesta el deseo de negociar la delimitación, pero con reserva expresa de los derechos venezolanos en isla de Patos[35].
Pero las circunstancias de la guerra agrandan las susceptibilidades, y las potencias en vías de conflicto como era Alemania e Inglaterra, estaban asegurando posibles aliados. En el caso que nos ocupa, Alemania había mantenido unas excelentes relaciones con Venezuela, y por ejemplo en 1929, el crucero “EMDEM” efectuó una visita a Trinidad, y luego, en mar abierto, realizó unas prácticas de tiro. La costumbre internacional consistía en avisar al puerto de visita, en este caso, Puerto España. Venezuela no protestó.
Pero en diciembre de 1938, el crucero alemán “Schelesien”  hizo igual práctica fuera del mar territorial de Trinidad.  El 20 de diciembre de ese año, el Canciller venezolano protestó la acción del crucero. Ocho días después, el Jefe de la Legación alemana en Venezuela, contestó diciendo que:

A Alemania le es desconocido que Venezuela reclama la parte septentrional del golfo de Paria como aguas de su dominio, y tampoco le consta a Alemania que tal reclamación hubiera sido presentada o reconocida con virtud internacional”.

Alemania no protestó esta nueva situación, pero nada indicaba que Venezuela hubiera cambiado el estatus del golfo de Paria[36].
Enterado el gobierno norteamericano de estos incidentes y del plan de delimitación, las maniobras tras bastidores no se hicieron esperar, el Presidente Roosevelt, por boca de su Sub-Secretario de Estado, consideraba el golfo de Paria como de inmenso valor estratégico, y le preocupaba sobre manera que Inglaterra, pudiera unilateralmente, cerrar la navegación por ese espacio[37].
En un radiograma cifrado, remitido por el Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Estados Unidos, se hacía ver este hecho, y la sugerencia del Subsecretario Summer Welles, que el futuro Tratado hiciera referencia explícita a que la delimitación no afectaba los derechos de navegación de terceros países[38].
Como sabemos, este tipo de delimitación era la primera en su especie, y los procesos, prácticas de los Estados y otras referencias eran casi inexistentes, sólo Portugal había hablado este tipo de asunto en 1930.  Así que, se interpretaba, que la delimitación del lecho submarino, abarcaba la superficie en esa misma proporción con las respectivas restricciones.
Continuando con el proceso de negociación, el 21 de diciembre de 1938 y el 9 de febrero de 1939,  el gobierno británico flexibiliza su posición y ofrece reconocer isla de Patos como venezolana, con la condición de que no sea cedida a terceros ni pueda ser fortificada.
            Paralelamente, el gobierno venezolano organiza comisiones técnicas multidisciplinarias, para que, desde diferentes perspectivas, llegar a la solución más correcta, estas comisiones destacaron por la profundidad de sus informes, y la viabilidad de sus asertos; y permitió asistir a las reuniones técnicas celebradas con los británicos a mediados de 1939, con la debida preparación.
            En efecto, formaron parte de la Comisión Técnica para la delimitación del subsuelo del golfo de Paria, el Inspector General de Marina, capitán de fragata Antonio Picardi; José María Font y Eduardo Calcaño, del Ministerio de Relaciones Exteriores; Rafael Díaz Fermín, del Ministerio de Hacienda; Rafael Pizani, del Ministerio de Fomento; y el Dr. Pedro Agerrevere, del Ministerio de Obras Publicas[39].
            En síntesis, sobre la propuesta británica, los expertos venezolanos observaban lo siguiente:
1.    Existía el temor por parte de Venezuela sobre cuánto petróleo de los yacimientos ubicados en el sector izquierdo de la línea de demarcación, pudieran drenarse hacia los pozos británicos. La Inspectoría Técnica de Hidrocarburos, señalaba que no existía una regla confiable para determinar este problema, pero por ejemplo, citaba casos como el pozo “Ranger” de Texas, que drenaba una superficie de 17 hectáreas porque la calidad de la superficie impregnada de petróleo, era calcárea, y de gran porosidad. En el caso de otros pozos, donde la superficie de impregnación era arenosa, el área de drenaje alcanzaba las 4 hectáreas[40].
2.    En el golfo de Paria, se encontraba el campo de Pedernales, de arena muy fina, y al que le calculaban un radio de drenaje de unos 125 metros, por lo que su influencia era muy escasa, tal vez 8 hectáreas. Los pozos “Amacuro I” y “Amacuro II”, tenían muy poca influencia en el asunto. Quedaba despejado uno de los problemas más importantes para Venezuela[41].
3.    El Servicio Técnico de Minería y Geología de la Dirección del Gabinete, opinaba que la estructura geológica de Paria y Trinidad tenían un mismo origen, sus potencialidades petroleras eran altas, y su explotación dependería de la profundidad y dificultades técnicas[42].
4.    El otro problema de envergadura, era la propiedad del farallón El Soldado e isla de Patos. La Oficina de Fronteras del Ministerio, emitió un memorando de fecha 22 de septiembre de 1936, que fue considerada en las reuniones de 1939. Señala, que en cualquiera de las dos proposiciones de líneas divisorias propuestas por los ingleses, o bien el farallón, o bien las islas pasaría a manos de estos, algo desde “el punto de vista jurídico, totalmente injustificado”. Propone que se corra la línea más al este[43].
5.    La Oficina de Fronteras expresaba, al igual que el Ministro de Fomento, el temor de que Inglaterra hiciera apropiaciones unilaterales, por lo que sugería negociar, y hacer convenios conjuntos de explotación en alta mar[44]

En abril de 1939, se reunieron en Trinidad, las Comisión Técnica Mixta Venezolana –Británica; en ella se trataron tres aspectos fundamentales: geológicos, petroleros y generales. De estas reuniones, el jefe de la delegación venezolana expresaba su seguridad de que Inglaterra iniciaría las perforaciones convenga Venezuela o no, porque aquel país tenía temor que otras potencias se adelantaran en esta zona, en consecuencia, aconsejaba “amarrar” este asunto lo más pronto posible[45].
Finalmente, la Comisión Técnica venezolana aprueba el memorando de Cancillería sobre la propuesta venezolana de delimitación, que básicamente, se circunscribe a  que la delimitación se pronuncie sobre suelo y subsuelo, y no a la situación jurídica de la superficie, dejando pendiente también, si el espacio comprendido entre las riberas del golfo era mar libre o cerrado; que se respetara la libre navegación; que la isla de Patos fuera reconocida como Venezolana en vista de los título que la avalan, finalmente, que la línea de división pasara por la mitad del farallón del Soldado y termine en el límite de las aguas territoriales venezolanas[46]. Este memorando, modificaba la propuesta británica del 31 de diciembre de 1938, y del 9 de febrero de 1939, donde la línea pasaba a una legua al sur de isla de Patos, desde su misma medianía.
Un año después, la Cancillería venezolana envía una propuesta alternativa. Lo que entiende el Canciller Venezolano es que la propuesta de Inglaterra inserta en el memorando del 9 de febrero de 1939, no se haría mediante un Tratado, sino por medio de instrumentos diplomáticos menos formales, como una Orden del Consejo  de Su Majestad, informando a la comunidad internacional, que tal medida, no prejuzga, derechos de navegación de terceros sobre la superficie, un acto unilateral, con nula participación venezolana. Pero, el Foreing Office, flexibilizó su posición con respecto a isla de Patos, y estaba dispuesto a  “cederla”  en su oportunidad,  mejorada las condiciones de la guerra, siempre y cuando concurrieran las siguientes circunstancias:

1.    Que Venezuela reconozca la soberanía británica sobre el farallón “Soldado”.
2.    Que Venezuela se comprometa a no disponer  de la isla de Patos a favor de terceros.
3.    Que Venezuela se comprometa a no fortificar ni armar la isla.
4.    Que se celebre un arreglo para uso común de la pesca alrededor de la isla por pescadores trinitarios y venezolanos.
5.    Que se trate la cuestión de eliminar el impuesto adicional que pesa sobre las mercancías provenientes de la Antillas inglesas[47].

El Canciller Gil Borges responde punto por punto, de la siguiente forma:

1.    Los términos del acuerdo no deben extenderse a los espacios terrestres ubicados en la superficie, tal como estaba determinado por los memorandos del 25 y 31 de agosto de1936, enviados por la Legación Británica, salvo la isla de Patos, por su cercanía a las costas de Venezuela (2,33 millas).
2.     La Constitución Nacional prohíbe la enajenación, cesión o arrendamiento de cualquier parte del Territorio Nacional.
3.    El gobierno venezolano no tiene el propósito de fortificar la isla, más no cree prudente renunciar a tomar medidas de seguridad en caso de agresión, cumpliendo con la cortesía de informar a las autoridades trinitarias.
4.    Cree poco práctico permitir la pesca común en las aguas adyacentes a la isla, por estar dentro de las aguas territoriales de Venezuela, no sería conforme a justicia y sería una fuente de eternos problemas entre los pescadores de ambas nacionalidades.
5.    Cree que es más oportuno reservar el asunto del 30% adicional de impuestos a las mercancías inglesas, para un acuerdo comercial, por no ser vinculantes el asunto territorial con el comercial[48].

Isla de Patos fue un tema importante en la agenda de Cancilleres de la talla de Caracciolo Parra Pérez y Pedro Itriago Chacín; pero le correspondió al Dr. Estaban Gil Borges concertar este asunto. El 19 de abril de 1941, el presidente Eleazar López Contreras anunció al Congreso, que en efecto, Inglaterra y Venezuela habían llegado un acuerdo sobre la delimitación del golfo de Paria, y que Inglaterra cedía a Venezuela la referida isla.
            El Tratado se firmó en Caracas, el 16 de febrero de 1942, siendo ratificado por nuestro Congreso el 15 de junio de ese año.  La isla fue entregada el 20 de septiembre, y recibido por el Canciller Caracciolo Parra Pérez y el Ministro de Guerra y Marina, Juan de Dios Célis Paredes[49].

            En su artículo 3° especifica, las coordenadas definitivas de delimitación:

“Las líneas A-B, B-Y y Y-X, mencionadas en el presente artículo, está trazadas en el mapa anexo y se definen como sigue: La línea A-B parte del punto A que es la intersección del meridiano central de la isla de Patos con el límite de las aguas territoriales de dichas isla al sur de ella, y cuyas coordenadas aproximadas son 10° 34’ 54.736’’ de latitud norte; 61° 51´54.656’’ de longitud oeste. De allí la línea va rectamente al punto B que está situado en el límite de las aguas territoriales de Venezuela, en el punto de su intersección con el meridiano de 62° 05´08’’ oeste y cuya latitud aproximada  es de los 10° 02’ 24’’.”

“La línea B-Y parte del punto B ya establecido y sigue por el límite de las aguas territoriales de Venezuela hasta el punto Y donde dicho límite corta el paralelo 9°57’ 30’’ de latitud norte y cuya longitud aproximada es de 61° 56’ 56’’ oeste”.

“ La línea Y-X parte del punto Y ya establecido y sigue por el referido paralelo de 9° 57’ 30’’ norte hasta el punto X situado en el meridiano de 61° 30’ 00’’ oeste”[50].

Los problemas por la delimitación no terminaron, por las dificultades que plantearon las comisiones mixta demarcadoras y la interpretación que Grfan Bretaña dio a la Ley Venezolana de Mar Territorial y aguas Marina y Submarinas de 1956, pero, eso es motivo de otro artículo.





· Capitán de Navío, Doctor en Historia de América. D.E.A. en Historia, licenciado en Ciencias Navales.
[1]AGI. Caracas, 30. Real Cédula del 8 de septiembre de 1777.  
[2] AGI. Caracas, 150. El gobernador de Trinidad al Consejo de Indias, 1778.
[3] Alejandro Del Cantillo, Tratados, convenios y declaraciones del paz y de comercio que han hecho con las potencias extranjeras los monarcas españoles de la casa de Borbón desde el año de 1700 hasta el día, Madrid, Imprenta de Alegría y Charlain, pp. 574 – 584 y 586 – 590.
[4] AGI. Ultramar, 816. Real cédula del 24 de noviembre de 1783
[5] Jesse A. Noel,  Trinidad, Provincia de Venezuela, Caracas, Italgráfica, 1972, pp. 161 – 163.
[6] Héctor García Chuecos, Hacienda colonial venezolana, Contadores mayores e intendentes de Ejército y Real Hacienda, Caracas, Editorial Crisol, 1946, p. 24.  Noel,  Trinidad, Provincia de Venezuela..., p. 228 –229.
[7] BL. Additional Papers, 38352. Objects to admitted the ships of the United States into the port of own islands in the West Indies,  ff. 381-392. Pedro Pérez Herrero,  Comercio y mercados en América Latina colonial, Madrid, MAPFRE, 1992, p. 273. 
[8] BL.  Add. 36806. Luis Fliskale, Some observations on the probability of success in case an attack should be made on the island of  Trinidad, Santa Fe, Cumaná, Caracas, Nicaragua, Honduras and Guatemala, 1782.
[9] BL. Additional Papers, 36806. Luis Fliskale, Some observations on the probability of success in case an attack should be made on the island of  Trinidad, Santa Fe, Cumana, Caracas,  Nicaragua, Honduras and Guatemala, November, 16 of 1782, ff. 161 – 178.
[10] Unos de ellos, llamado Mr. Pent,  esperaba  que “todas sus inversiones las recuperará una vez Santa Fe se Subleve”. AGI. Caracas, 96. El gobernador de Venezuela al virrey de Santa Fe, 22 de marzo de1800.
[11] BL. Additional Papers, 3885. Mr. Suliver, planes para enviar una fuerza a Portugal, 1806, ff. 170–182. BL. Additional Papers, 37884. Lord Selkirk Windham, Observations on the propose expedition against Spanish America, June, 7 of 1806, ff. 9-24
[12] BL. Additional Papers, 37884. Lord Selkirk Windham, Observations on the propose expedition against Spanish America, June, 7 of 1806, f. 22.
[13] BL. Additional Papers, 3885. Mr. Suliver, planes para enviar una fuerza a Portugal, 1806,  ff. 170 – 182. BL. Additional Papers, 37884. Lord Selkirk Windham, Observations on the propose expedition against Spanish America, June, 7 of 1806, ff. 9-24.
[14] BL. Additional Papers, 3885. Mr. Suliver, planes para enviar una fuerza a Portugal, 1806, ff. 170 – 182.  BL. Additional Papers, 37884. Lord Selkirk Windham, Observations on the propose expedition against Spanish America, June, 7 of 1806, ff. 9-24. BL. Additional Papers, 883, Observaciones acerca del río Orinoco, posiblemente 1801, f. 268.
BL. Additional Papers, 37884. To general Carwfurd, Downing Street, October, 30 of 1806, f. 220.
[15]AGS. Secretaría de Guerra, 7184-19. Don Manuel Godoy, a la vista de las informaciones del gobernador de Caracas sobre el repartimiento de tierras entre Barima y el Esequibo, 22 de febrero de 1798. AGI. Caracas, 458. Don Manuel Godoy, 27 de septiembre de 1807 ( nota al margen).
[16] AGI. Caracas, 95. Don Joaquín de Zubillaga, encargado de la Capitanía General de Venezuela,  a Don Eugenio Llaguno, 26  de noviembre de 1796.
[17] Laird Clowes, The Royal Navy…, V. IV, p. 379. Jeremy Black, “Introduction” in The British Navy and the use of naval power in the Eighteenth Century, edited by  Jeremy Black and Philip Woodfine, Leicester University Press, 1988,  pp. 208–209.
[18] William Laird Clowes, The Royal Navy, London, Chatam Publishing, 1997, V. IV, p. 333. Juan Manuel Zapatero, La Guerra en el Caribe en el siglo XVIII, San Juan de Puerto Rico, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1964, pp. 422-423.  Ocupación de la isla de Trinidad, formato en disco compacto,  Armada de Venezuela y Archivo General de la Nación, Caracas, AGN - Armada, 2002.  Relación de las tropas y buques que ocuparon la isla de trinidad en 1797 al mando de Ralph Abercromby, general en jefe de los Ejércitos de su majestad británica, y coordinadas por los buques al mando del almirante Henry Harvey, f. 008, criterio de búsqueda: Harvey. AGI. Caracas, 508. El intendente a Don Diego Gardoqui, 14 de marzo de 1797.
[19] Un tercio de las tropas enviadas desde España y de las dotaciones de la escuadra de Apodaca había perecido meses antes por efectos de la fiebre amarilla. Ocupación de la isla de Trinidad, 1797,.....  Don José María Chacón al gobernador de Venezuela, 27 de febrero de 1797. Criterio de búsqueda: Chacón.
[20]AGI. Caracas, 508. El intendente a Diego Gardoqui, 14 de marzo de 1797. Ocupación de la isla de Trinidad, 1797,.....  Don José María Chacón al gobernador de Venezuela, 27 de febrero de 1797. Criterio de búsqueda: Chacón.
[21] “Cláusulas de capitulación que constan de diez y nueve (19) artículos para la entrega de la isla de Trinidad suscrito, por José María Chacón, comandante y gobernador general de la isla de trinidad y el general en jefe de los ejércitos británicos Ralph Abercromby, y Henry Harvey almirante de las fuerzas navales británicas,  18 de febrero de1797, ff. 9 – 10v” en Ocupación de la isla de Trinidad, 1797,..... Criterio de búsqueda: Harvey.
[22] Calificativo dado por otro marino, el gobernador de Cumaná, capitán de navío Vicente Emparán. AGI. Caracas, 508. Varias declaraciones de testigos de la toma de Trinidad, instruido por Vicente Emparan, 6 de marzo 1797.
[23] The Navy and South America, 1807 – 1823, Ed. Gerald S. Graham and R.A. Humphreys, London, Navy Record Society, 1962, pp. XXIV-XXV.
[24] Thompson, The Geographical and….,V.V, pp. 306–307.
[25] Vattel,  El Derecho de gentes.., pp.  94 – 102.
[26] Félix José de Abreu y Bertodano,   Tratado Jurídico Político sobre pressas de mar y calidades que deben concurrir para hacerse legítimamente el Corso, Madrid, Imprenta real, 1746, capítulo V, pp. 68 –71.
[27] AGI. Santo Domingo, 1071. Real cédula del 28 de septiembre de 1779 sobre la aprehensión de las balandras “ las Delicias” y ” Polly” en isla Blanca. AGI. Santo Domingo, 589. Real cédula del 2  de junio de 1716, dirigida al gobernador de Cumaná, aprueba el apresamiento de una balandra tripulada por franceses e ingleses carga de negros y sal en la isla de Tortuga.  Otra del 7 de marzo 1704, declarada mala presa a una balandra apresada en igual paraje.
[28]Julio D. González Campos, Luis Sánchez Rodríguez, Andrés Páez Sáenz de Santa María, Curso de derecho internacional publico, Madrid, Editorial Civitas, 1988,  p. 121.
[29] The British Library, Manuscripts, Add. 36349. Expediente suscitado por el ministro de Holanda sobre querer..., f. 261.
[30] AGDGSLAF, 4.1.45. Borrador de trabajo del Canciller Gil Borges, posiblemente de 1936.
[31] Íbidem.
[32] AGDGSLAF, 9.1.24. Oficina de Cartografía del Ministerio de Relaciones Exteriores, 3 de octubre de 1933.
[33]AGDGSLAF, 9.1.24.  De la Legación Británica en Caracas, al Ministerio de Relaciones Exteriores, “Aidé Memoire”, 25 de agosto de 1936.
[34] AGDGSLAF, 9.1.24.  De la Legación Británica en Caracas, al Ministerio de Relaciones Exteriores, 31 de diciembre de 1936.
[35] AGDGSLAF, 9.1.24. Proyecto de nota aprobado en Consejo de Ministros, del 19 de febrero de 1937.
[36] AGDGSLAF, 9.1.24.  De la Legación alemana  en Caracas, al Ministerio de Relaciones Exteriores, 31 de diciembre de 1938.
[37] AGDGSLAF, 9.1.24.  El Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Estados Unidos al Canciller de Venezuela, radiograma cifrado, 23 de enero de 1939.
[38] AGDGSLAF, 9.1.24.  El Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Estados Unidos al Canciller de Venezuela, radiograma cifrado, 5  de enero de 1939.
[39] AGDGSLAF, 9.1.24.  Acta del 9 de febrero de 1939, en la Casa Amarilla.
[40] AGDGSLAF, 9.1.24.  El Inspector Técnico General de Hidrocarburos, Dr. Luis Herrera F. , al Canciller, 2 de febrero de 1939.
[41] Ibídem.
[42] AGDGSLAF, 9.1.24.  El Servicio Técnico de Minería y Geología de las Dirección del  Gabinete, 31 de diciembre de 1938.
[43] AGDGSLAF, 9.1.24. La Oficina de Fronteras del Ministerio de Relaciones Exteriores, 22 de septiembre de 1939.
[44] Íbidem.
[45] AGDGSLAF, 9.1.24. El Ministro de Fomento al Canciller, 16 de mayo de 1939.
[46] AGDGSLAF, 9.1.24. Memorando de propuesta de delimitación, elaborado por la Chancillería de Venezuela, 9 de febrero de 1939.
[47] AGDGSLAF, 9.1.24. El Ministro de la Legación Británica en Venezuela al Canciller de Venezuela, 22 de enero de 1940.
[48]AGDGSLAF, 9.1.24. El  Canciller de Venezuela al Ministro de la Legación Británica en Venezuela, 2 de febrero de 1940.
[49]AGDGSLAF, 1.20.3. Tratado con Gran Bretaña sobre las Áreas Submarinas del golfo de Paria, del 26 de febrero de 1942. Firman, por Venezuela, Caracciolo Parra Pérez, por Gran Bretaña, D. St. Clair Gainer.
[50] Ibidem,

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