Tolstoi fue un pacifista que
vivió la experiencia de la guerra y un entusiasta defensor de la desobediencia
civil contra cualquier forma de opresión. Me interesa destacar su relato de la
vivencia de la sociedad rusa durante la invasión napoleónica de 1812 de la mano
de uno de los personajes de su novela Guerra
y Paz, el general Kutuzov por la cercanía que en la actualidad tenemos con
Rusia por circunstancias contrarias. El punto culminante del drama ruso fue la
defensa de Moscú. Pero los rusos no estaban en capacidad de derrotar al ejército
francés. Aun así presentaron batalla en Borodino. El resultado de este
enfrentamiento fue indeciso, pero ante la posibilidad de perder su fuerza
organizada de combate decidió retirarse con sus medios de combate y abandonó la
capital rusa. Las descripciones de la captura de la capital, signadas por un vacío
que marca la inacción, el posterior saqueo e incendio de la ciudad fueron acaecimientos
descritos de una manera que permite imaginar el caos que se produjo por ese
acontecimiento: heridos, enfermos, fugitivos, hambrientos, pillaje, saqueos, represión
y abusos de todos orden... Pero había que conservar la fuerza organizada de
combate porque el acto de conservar la capacidad de hacer daño es una forma de
producir daño.
Kutuzov salvó el resto de su
fuerza de combate colocándola en una posición defensiva inexpugnable y se
dedicó a esperar. Él comenzó a jugar con la fuerza y con el tiempo con el fin
de lograr que se desgastara el invasor por no tener un resultado decisivo. El resto
de la historia ya se sabe. En Venezuela la fuerza organizada de combate es la
resistencia conformada por la multitud. No hay un general Kutuzov que guíe esa
fuerza. La resistencia la guía la propia multitud bajo un plano de inmanencia
signado por la intuición y la intención de destruir el tejido organizacional que
sustenta a la tiranía. Por ello hay que conservar la fuerza organizada de
combate representada por la resistencia y mantenerla unida y activa. El 30 de
julio no es el fin de los venezolanos, después de horas de inacción, estamos
presenciando el fin de la ‘república bolivariana de venezuela’.
La resistencia venezolana
así como lo hicieron los rusos en el año 1812 debe mantener la unidad de propósito
y actuar como un enjambre dentro de un marco continuado de desobediencia civil.
En la medida en que sea una fuerza existente cohesionada en el tiempo por
venir, va a ser una amenaza creciente a la tiranía debido a que solo disponen
de la fuerza para mantenerse en el poder. Esta es la lección que nos ha
enseñado el escritor ruso y podemos aplicar efectivamente. El 30 de julio no es
el fin sino el inicio de otra forma de lucha a la cual se debe actuar de forma
consciente reconociendo nuestras fortalezas y vulnerabilidades para decidir
formas de acción que correspondan con nuestras capacidades.
Ya no se puede confinar a la
multitud para que se comporte como un rebaño. Es el momento para que la
multitud dirija ataques puntuales de forma multidimensional y omnidireccional para
producir daños a los símbolos y la estructura organizacional de la represión de
forma sostenida y a bajo costo.
Venezuela no se rinde…
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