QUANTUM
MECHANICS AND BLUE ECONOMY: A READING FROM THE PHILOSOPHY OF NATURE AND ETHICS
Articulo publicado en el OBSERVADOR DEL CONOCIMIENTO VOL. 10 N° 3 (2025) EDICIÓN ESPECIAL CIENCIA Y TECNOLOGÍA CUÁNTICAS TOMO I
María Carolina Álvarez Puerta[2]
ORCID
0000-0001-5256-1860
Edgar Blanco Carrero[3]
ORCID 0000-0002-3927-8371
Ingrid Maribel Villanueva[4]
ORCID
0009-0006-2709-5240
Universidad Central de Venezuela
Resumen:
La mecánica
cuántica está presente en muchos ámbitos de nuestra cotidianeidad aunque es un
campo de estudio en pleno proceso de desarrollo. Por su parte, la Economía Azul
es una economía circular que tiene a los océanos como medio de vida y de
desarrollo, estableciendo dentro de sus fines mejorías del bienestar y de la
equidad social, reducción de los riesgos medioambientales, consumo racional de
los recursos y la creación de ventajas competitivas a través de la innovación,
en particular biotecnológica. En biotecnología no es despreciable el impacto
que ha supuesto el desarrollo de la biología cuántica y con ella de la
biotecnología cuántica durante las dos últimas décadas, desarrollos dentro de
los que se incluyen la posibilidad de alterar materiales vivos o no a través
del diseño de sistemas biológicos funcionales. Así las aplicaciones de la física
cuántica empiezan a dejar marca en la Economía Azul sin conocerse a ciencia
cierta el rastro que dejaran en la naturaleza, por lo cual, creemos necesario
examinar filosóficamente, bajo la metodología del análisis documental, el
alcance potencial de este impacto. Para tal fin, describiremos el encuentro que
se está produciendo entre la biología cuántica y la Economía Azul, analizaremos
a la naturaleza como un ente para ser reproducido, alterado o modificado para
llegar a las diferencias en la noción que esconde la intersección
tecnología-mecánica cuántica-economía, y revisaremos los aspectos éticos a los
que nos enfrenta la posibilidad de alterar la vida y el hábitat en el que se
desarrolla.
Palabras claves: mecánica cuántica, Economía
Azul, biotecnología, naturaleza, ética.
Abstract:
Keywords: quantum
mechanics, blue economy, biotechnology, nature, ethics.
Trabajo presentado en la 2° Feria de Investigación de la Universidad Central de Venezuela: https://www.instagram.com/p/DL3oim4RpW2/?igsh=MTl1aGs5MW42YWE1Zg%3D%3D
Introducción
La
mecánica cuántica se ha hecho presente en muchos ámbitos de nuestra vida
cotidiana a pesar de que es un campo de estudio que se encuentra en pleno
proceso de desarrollo. Estos desarrollos, en principio, han estado dirigidos al
campo de la seguridad y defensa y, después, en cascada se han extendido a otros
campos del quehacer humano. En la actualidad con el
proceso de aceleración social impulsada por estos avances sus desarrollos se
están dirigiendo a la inteligencia artificial generativa (IAG), la
biotecnología, el geoposicionamiento, las comunicaciones seguras y la ubicación
e identificación de objetos desconocidos cuyo impacto en los espacios acuáticos,
desde la perspectiva de la Economía Azul, debe ser valorado. Esto nos lleva a
la definición de economía azul y a la praxis de dicha actividad. La Economía Azul, según la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), se define como “una economía que supone una mejora del bienestar
y de la equidad social, reduciendo de manera significativa los riesgos
medioambientales y la penuria de los recursos” teniendo a los océanos como
medio de vida y de desarrollo (PNUD, 2018)[5]. Desde la perspectiva venezolana el
Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos (INEA) definió la Economía Azul
como:
(…) el esfuerzo en lograr la máxima efectividad en la explotación y
uso sustentable de los espacios acuáticos para beneficio de todos los
venezolanos y las venezolanas, en concordancia con los criterios de seguridad,
defensa y desarrollo establecidos en nuestra normativa vigente (2022:57).
Según el INEA, la Economía Azul
es una economía circular que expresa la actual tendencia para la creación de
ventajas competitivas (p.,17). Teniendo como norte verdadero los espacios
acuáticos, en términos prácticos a escala internacional, se puede afirmar que
estos desarrollos en dichos espacios están relacionados con actividades
ciberespaciales, actividades en la superficie de los espacios acuáticos y en el
mundo subacuático.
En
el plano ciberespacial si se considera que la mayoría del tráfico de Internet
se produce mediante cables submarinos, la tendencia es, por una parte, que los
datos se almacenen bajo el agua a través de contenedores en una especie de nube
subacuática debido a los elevados costos energéticos y la necesidad de
reubicarlos en lugares fríos para incrementar la eficiencia de la estructura de
almacenamiento de datos y, por la otra, se desconoce su efecto cuando se incremente
el uso de la Inteligencia Artificial Generativa cuántica en las actividades
marítimas[6].
En ambos casos se desconoce el impacto que puede generar esta actividad en el
mundo marino por el aumento de la temperatura y las alteraciones que produzcan
las ondas electromagnéticas considerando que, según Markus Gabriel (2020), con
“cada clic contaminamos
literalmente nuestro medio ambiente” debido al alto consumo de energía que está
produciendo (p., 85-86)[7].
En el plano superficial, el desarrollo de la mecánica
cuántica en el ciberespacio va a incrementar la actividad económica acuática en la pesca
(de captura y recreativa) y la acuicultura (cría de peces, mariscos, algas y
otros organismos acuáticos), el turismo, el transporte y la logística
portuaria, la producción energética y de agua desalinizada y la racionalización
económica de las áreas protegidas como los territorios insulares. El incremento
de todas estas actividades, gracias al desarrollo de la mecánica cuántica, van
a tener un importante impacto ambiental que debe ser considerado.
Finalmente,
en el plano subacuático, el desarrollo de la minería, el mantenimiento de
estructuras, la arqueología y la extracción de petróleo y gas ha hecho que
exista una creciente demanda de bienes de alta tecnología, no se conoce su
impacto en los ecosistemas, en especial sobre las especies acuáticas que
conviven con estos recursos minerales en las profundidades de los océanos.
Además, este tipo de actividad puede promover la privatización de forma
indirecta de fondos oceánicos más allá de legislación existente perjudicando a
toda la humanidad. Otro riesgo no menos importante se ubica en el plano
biotecnológico debido a que al ser uno de los principales ejes sobre los cuales
orbita la Economía Azul cualquier alteración que afecte la naturaleza podría
tener consecuencias inconmensurables. Es aquí donde se focaliza nuestro
estudio.
La aplicación
de la biología a la transformación de la naturaleza, en la actualidad, es una
disciplina donde convergen una vasta cantidad de ciencias (bioquímica, biología
celular, biología molecular e ingeniería genética) y técnicas para fines de
diferente naturaleza que podrían estar relacionados con la mitigación o incluso
la resolución de problemas a nivel socioeconómico de forma más efectiva,
económica y con un impacto que podría ser menor al ambiente. Desde esta
perspectiva, la biotecnología podría considerarse, por una parte, como una
tecnociencia aplicada debido al hecho de que por sí misma mezcla la ciencia y
la técnica en áreas como la Biotecnología farmacéutica, la Biotecnología
vegetal, la Biotecnología médica, la Biotecnología alimentaria, la
Biotecnología marina, etc., además de aportar conocimiento científico que
promueve el desarrollo tecnológico.
La
CEPAL, en Roberto Bisang et al. (2009) definieron
la biotecnología como “La aplicación de la ciencia y la tecnología a los
organismos vivos, así como a partes, productos y modelos, para alterar
materiales vivos o no, con el fin de producir conocimientos, bienes o
servicios”[8].
Esto nos lleva al campo de la biología cuántica.
La biología cuántica es un
campo de investigación activo desde las dos últimas décadas que se ubica en la interfaz
entre la ciencia cuántica, la química y la biociencia que se dedica, entre
otras muchas aplicaciones, a determinar hasta qué punto los efectos cuánticos
desempeñan un papel funcional en la biología. Desde esta perspectiva, la
biología cuántica trata de la vida misma. Si bien, entre sus potenciales
aplicaciones se encuentran el desarrollo de medicamentos con mayor rapidez y
precisión, el tratamiento de enfermedades, la mejora de la eficiencia del
transporte de energía, la fotosíntesis, la señalización neuronal y la mejora de
la tasa de catálisis enzimática para acelerar las reacciones químicas en los
organismos vivos, también se incluye la posibilidad de alterar materiales vivos
o no a través del diseño de sistemas biológicos funcionales sin conocerse a
ciencia cierta su impacto en la naturaleza. La biotecnología cuántica, en este
sentido, es la téchnē que está llevando a cabo esta
tendencia[9].
Teniendo
todo esto presente, si se considera que gracias a las
aplicaciones de la física cuántica están comenzando a tener impacto en la Economía
Azul, vamos a examinar filosóficamente, bajo la metodología del análisis
documental, el alcance potencial de este impacto en las actividades acuáticas
donde se enmarca la Economía Azul en sus tendenciales nuevas aplicaciones.
Para tal fin vamos, describiremos, en primer lugar, el encuentro que se está
produciendo entre la biología cuántica y la Economía Azul. En segundo lugar,
analizaremos a la naturaleza como un ente para ser reproducido, alterado o
modificado para llegar a las diferencias en la noción que esconde la
intersección tecnología-mecánica cuántica-economía y, en tercer lugar,
revisaremos los aspectos éticos a los que nos enfrenta la posibilidad de
alterar la vida y el hábitat en el que ésta se desarrolla.
1.-
De la biología cuántica a la Economía Azul emergente
La
expresión ‘biología cuántica’ fue usada por primera vez por Pascual Jordán en
1943, pero fue Erwin Schröndiger (1944 [2022]) quien
con su uso abrió el camino a la biología molecular generando las condiciones de
posibilidad de describir la vida en términos o conceptos cuánticos. Después del
físico austriaco se comenzó a hacerse de uso común el concepto de biología
cuántica cuando se probó que las macromoléculas involucradas en la fotosíntesis
presentan comportamientos electrónicos (entrelazamiento, efecto túnel,
coherencia y oscilaciones cuánticas, decoherencia, quiralidad, etc.) que sólo
pueden describirse a través de la física cuántica. En especial fueron los
trabajos de Max Delbrück, que contribuyeron a fundar el campo de la biología
molecular.
En
la actualidad, la biología cuántica está jugando un importante papel para
comprender cómo los fenómenos cuánticos, como la superposición y el
entrelazamiento están involucrados en los procesos biológicos vitales para la
fotosíntesis de las plantas[10],
la respiración celular o la conciencia. Desde esta perspectiva, siguiendo a Vladimiro
Mujica, según Daniel González (2022), “los procesos biológicos son en realidad
sistemas cuánticos” cuyos desarrollos se harán viables con una adecuada téchnē.
Estos desarrollos nos llevan a examinar sucintamente las aplicaciones de la
biotecnología y cómo estas aplicaciones son observadas desde la biotecnología
azul.
Según
Nicolas Mauranyapin et al. (2022), existen cuatro
áreas donde se está evidenciando el desarrollo de la biotecnología cuántica.
Estas son la detección y la obtención de imágenes cuánticas, la simulación
química cuántica, el control molecular cuántico y la biología cuántica.
Nosotros nos enfocaremos en las dos últimas[11].
El
control cuántico de la dinámica biomolecular está relacionado con la capacidad
de controlar las reacciones químicas a través del impulso de las coherencias
entre diferentes vías de excitación de electrones para obtener un producto
deseado con un alto rendimiento. Esto hoy en día se conoce como control
coherente. El control coherente ofrece la posibilidad no solo de mejorar el
rendimiento de las reacciones químicas, sino también de impulsar reacciones
químicas que de otro modo no ocurrirían, creando especies químicas
completamente nuevas (p., 8-9).
Con
respecto a los efectos cuánticos en biología se debe tener presente que los
esfuerzos de investigación buscan determinar el nivel en el que los efectos
mecánicos cuánticos existen de forma natural y qué papel funcional desempeñan
considerando que en las escalas más pequeñas de átomos y moléculas, todos los
sistemas vivos siguen las leyes de la mecánica cuántica, pero a gran escala la
vida obedece a leyes de la física clásica debido a que, tal como lo expresó
Schrödinger (1944 [2022]),
(…) a mayor
número de partículas hay un mayor orden en cuanto a su comportamiento térmico,
es decir, mantienen un flujo regular y una distribución uniforme. Esto
significa que todas las leyes físicas y químicas que tienen importancia para
los organismos o para sus interacciones con el ambiente son las mismas y si se
considera que un organismo, tiene una estructura ‘multi-atómica’ ello obedece a
que posee leyes físicas suficientemente precisas en las que apoyarse para
funcionar regular y ordenadamente (p., 26).
La
regularidad, en este sentido, nos indica que las discontinuidades o mutaciones
en el mecanismo de la herencia, para que puedan constituir un material adecuado
para el trabajo de la selección natural, deben ser acontecimientos raros y poco
frecuentes, como efectivamente ocurre (p., 56-64).
En
este orden de ideas, la vida es la expresión de un sistema macroscópico que se
basa en el comportamiento ordenado, reglamentado y mantenido de la materia
“siguiendo un patrón gráfico invariante de causalidad formal y eficiente” a
través de lo que se conoce como metabolismo (p., 91 y Rosen, 1993:310). El
metabolismo es el cambio o intercambio de material que se hace para evitar la
entropía máxima positiva que es la muerte. La entropía, en este sentido, es una
medida del orden que permite que un organismo se mantenga así mismo a un nivel
bastante elevado de orden a través de la absorción continua de orden de su
medio ambiente. Después de utilizarlos, los devuelven en una forma mucho más
degradada para ser reutilizado por la naturaleza (p., 94-97). Debemos tener
presente aquí que la Economía Azul se fundamenta en la reutilización y el
reciclaje. Por tanto, existen dos
mecanismos distintos por medio de los cuales pueden producirse acontecimientos
ordenados: el mecanismo que produce orden a partir del desorden que se basa en
su irreversibilidad y hace posible la comprensión de las líneas maestras de los
acontecimientos naturales y otro nuevo, que produce orden a partir del orden
que puede ser explicado por la mecánica cuántica debido a que todos los
acontecimientos físicos parecen seguir en forma clara y directa el principio
del orden a partir del orden como se observa en el plano microscópico (p.,
104-106). Desde esta perspectiva, siguiendo a José Luis San Miguel (2006), la
vida es simultanea e inseparablemente materia-energía y conciencia.
Sin
embargo, para Mauranyapin et al. (2022), la pregunta que se mantiene es dónde se
encuentra exactamente el límite entre las descripciones clásicas y cuánticas, y
si los sistemas biológicos han evolucionado para hacer un uso funcional de los
efectos cuánticos a escalas mayores de lo que podría haberse anticipado de otro
modo (p. 11). Estos límites están relacionados con lo que han denominado
efectos cuánticos triviales y no triviales. Los triviales están relacionados
con el hecho de que toda sustancia está hecha de moléculas, átomos, electrones,
protones, etc. Los no triviales involucran fenómenos como la coherencia, el
entrelazamiento y la superposición que uno podría esperar que se promediaran
por decoherencia en ambientes biológicos cálidos y desordenados, y que el
sistema vivo debería explotar estos efectos para obtener un claro beneficio
funcional debido a que las aplicaciones potenciales antes mencionadas podrían
ayudar al diagnóstico y tratamiento de trastornos neurodegenerativos hasta la
producción de fertilizantes y biocombustibles con menor consumo de energía,
tecnologías energéticas más eficientes y un desarrollo más eficaz de medicamentos
como hemos indicado (p. 11)[12].
A
pesar de lo antes dicho, los autores citados reconocen que después de casi un
siglo de reflexión y exploración el papel de los efectos cuánticos en la biología
sigue siendo polémico por ello están apostando al desarrollo de computadores
cuánticos a gran escala para progresar en la comprensión del alcance de los
efectos cuánticos en biología, aunque su alcance inicial sea limitado (p. 12).
Esto nos conduce a la siguiente línea de nuestra argumentación, es decir, la
relación entre la biotecnología y la Economía Azul, que llamaremos para efectos
de este trabajo biotecnología azul.
Entendemos
la biotecnología azul como la aplicación de la ciencia y la tecnología a
los organismos vivos, en nuestro caso acuáticos, para la producción de
conocimiento, bienes y servicios tratando de repetir los procesos de la
naturaleza desde una perspectiva circular con la finalidad de generar
sostenibilidad y sustentabilidad en la producción de alimentos, aditivos
alimentarios, piensos, nutracéuticos, productos farmacéuticos, cosméticos,
enzimas para detergentes, biocombustibles, papeles, envases y textiles, entre
otros. Ahora bien, desde la perspectiva de la biotecnología cuántica el impacto se observaría
en el siguiente conjunto de actividades:
·
La acuicultura sostenible mediante la
optimización de la cría de especies marinas mediante sensores cuánticos que
monitoreen las condiciones del entorno de modo que permitan el mejoramiento
continuo de los productos a ser comercializados.
·
El uso
de
microorganismos modificados cuánticamente para limpiar contaminantes en los
océanos o para detectar de forma temprana toxinas o contaminantes.
·
La producción de energía marina
renovable (biocombustibles) a través de la producción de algas y otros
organismos marinos, y el desarrollo de materiales para turbinas submarinas más
eficientes.
·
Monitoreo del cambio climático a
través de la instrumentación, por una parte, de sensores cuánticos para medir
con precisión cualquier parámetro crítico y, por la otra, del modelado cuántico
de ecosistemas marinos para predecir cambios y diseñar estrategias de
mitigación.
Sin
embargo, a pesar de que el impacto económico de la biotecnología cuántica todavía
se encuentra en proceso de consolidación, se prevé que puede contribuir, en
términos de producción sostenible, para restaurar el hábitat oceánico y hacer
más resistente los ecosistemas costeros, entre otros, pero se considera la
posibilidad de que en los residuos que genere la espiralidad del progreso
económico se puedan producir cambios no previstos que afecten cualquier
ecosistema natural en función del grado de desarrollo actual de la biología y
biotecnología cuántica. Esto hace que volvamos sobre los principios de la Economía
Azul para establecer líneas a seguir desde una perspectiva científica que sean
consistentes con la necesidad de preservar a la naturaleza.
Como
la Economía Azul se focaliza en
la física clásica y moderna, Jacobo Camba (2014), tomando
como base a las organizaciones internacionales (Naciones Unidas y la Comunidad
Andina) planteó la necesidad de que las decisiones sobre la naturaleza se
basen en “información científicamente sólida para evitar efectos nocivos que
socaven la sostenibilidad a largo plazo”. Esta necesidad se corresponde con los
mismos argumentos presentados por Mauranyapin et al. (2022) en cuanto al
desarrollo de la biotecnología cuántica y sus potenciales aplicaciones. La
importancia de tener en cuenta lo antes señalado obedece al hecho de que el
propio Günter Pauli (2011), uno de los pioneros de este concepto, expresó que
había que colocar a la naturaleza en la dirección de su evolución. Para que
ello sea posible se hace necesario, por una parte, evaluar constantemente el
carácter holístico, intersectorial y a largo plazo de la Economía Azul debido a
que el interés económico puede hacer que se instrumenten aplicaciones
biotecnológicas cuánticas que no son consistentes generando riesgos biológicos y,
por la otra, garantizar la cooperación activa y la disponibilidad para todos de
información, conocimientos, mejores prácticas, lecciones
aprendidas, perspectivas e ideas, para lograr una economía sostenible y un
futuro próspero para todos, haciéndose necesario la instrumentación de
proyectos de investigación interdisciplinarios a nivel gubernamental que sigan
los pasos de las investigaciones que se realizan en el mundo de modo tal que se
conozca el estado del arte de dichas investigaciones y puedan ser valoradas y
divulgadas convenientemente[13].
Todo ello es debido a que el centro de gravedad de toda esta dinámica
proteccionista son los recursos genéticos y la
participación justa y equitativa para toda la humanidad en los beneficios que
se deriven de su utilización[14].
Esto nos lleva a afirmar lo siguiente:
·
La información que se dispone de la naturaleza
como modelo de estudio para imitar formas, procesos, sistemas y estrategias
para resolver problemas humanos es insuficiente como para desarrollar
proyectos de cualquier propósito.
·
La naturaleza como medida para juzgar
la sostenibilidad de nuestras acciones obliga al sentido común y la prudencia
como la praxis para acometer cualquier proyecto.
·
La naturaleza como maestra, es decir,
para que nos enseñe como ser-en-acto de modo tal que vivamos en equilibrio
explica, de suyo, la necesidad de la investigación y desarrollo, con lo
cual el desarrollo de una ciencia acuática que permita profundizar en el
conocimiento del mundo acuático resulta pertinente.
Ello
explica porque el denominador común de las actividades económicas azules desde
una perspectiva cibernética, superficial y subacuática, están relacionadas con
el desconocimiento del impacto ambiental más aún si se considera el papel de
las tecnologías cuánticas en las mismas. Esto nos permite hacer unas
consideraciones a partir de las tres perspectivas de la naturaleza antes
indicadas. En primer lugar, la insuficiencia del conocimiento que se tiene de la
naturaleza nos obliga a dedicar esfuerzos de investigación y desarrollo para
conocerla al menos en lo que corresponde al espacio geográfico venezolano a
pesar de los elevados costos que supone. En segundo lugar, el esfuerzo en sí es
un acto de prudencia y praxis, en el sentido que hay la obligación de preservar
el ambiente y la salud de los venezolanos. Y, en tercer lugar, aprender de la
naturaleza nos permitiría hacer converger la biotecnología cuántica con el
desarrollo de una téchnē que podría extenderse a otros sectores de la
vida nacional y el desarrollo de una Economía Azul en términos de
sustentabilidad y sostenibilidad. Para tal fin, el punto de aplicación del
esfuerzo del Estado debe estar dirigido a la computación cuántica y a retomar y
seguir lo que se había realizado en el país en términos de biología marina y molecular.
Como el centro de gravedad de la biotecnología cuántica está
relacionada con la vida y con la naturaleza vamos a analizar a la naturaleza
como un ente a ser reproducido, alterado o modificado.
2.-
La concepción de la naturaleza como un ente para ser reproducido, alterado o
modificado.
La
reflexión filosófica sobre la naturaleza como un ente para ser reproducido,
alterado o modificado abarca un amplio espectro de cuestiones éticas,
estéticas, epistemológicas y ontológicas que en el plano de la mecánica
cuántica han adquirido una nueva dimensión. Dejando las cuestiones éticas para
el siguiente apartado, iniciaremos el análisis con el punto de vista estético.
Es
en la Grecia antigua donde surge la tesis de la téchnē como mimesis
o imitación. Cabe destacar que la téchnē griega incluye lo que hoy
comprendemos como arte y también aquello que entendemos como técnica. Dentro de
esta duplicidad encontraremos conjuntamente las artes utilitarias y las artes
bellas, que para los griegos incluían la poesía, la música, la danza, la
pintura y la escultura.
La
tesis imitativa puede ser rastreada en la obra de Platón. Allí la téchnē
se describe como la mera imitación de los objetos sensibles, objetos que a su
vez son copias de las ideas. Así definidos los objetos técnicos o artísticos
son copias de copias, ubicándose para Platón en la región de las sombras y los
reflejos, siendo catalogados como ilusorios sin un ápice de conocimiento
verdadero.
Quizás
la interpretación más rica de la tesis mimética sea la aristotélica. Con la
filosofía de Aristóteles el término mimesis obtiene un sentido mucho más
amplio. Si bien se mantiene la tesis de que la téchnē imita las cosas de
la naturaleza, la imitación no es solamente literal como en el caso platónico
ya que Aristóteles contempla la posibilidad de que el artesano y el artista puedan
idealizar, degradar o mejorar los modelos imitados:
El arte es imitación, pero no solo de las
cosas tales como ellas son, sino también de las cosas tales como las concibe la
tradición y el mito, y sobre todo de las cosas tales como deberían ser (Poet.
1460 b7-11)” (Cappelletti, A., 2000, p. 133).
La
imitación de las cosas tales como deberían ser constituye para el estagirita la
finalidad más importante de la téchnē y, en ese sentido, la imitación se
combina con la acción de construir, modificar, arreglar o crear. Es así
como para Aristóteles la téchnē es en esencia imitación, pero en cuanto
conocimiento constructivo o poético, es también creación (p., 131). Tejiéndose
en el entramado conceptual aristotélico, la producción, la reproducción, la
creación y la imitación, con el conocimiento de cómo se generan las cosas de la
naturaleza (teoría de las cuatro causas) y con las pretensiones humanas de cómo
mejorar las cosas de la naturaleza. Siendo esta una tendencia que se ha
mantenido hasta el presente. Por citar un ejemplo actual, se ha logrado
producir en laboratorio una rata con ADN de mamut y se piensa con ello que se
puede producir un proceso de ‘desextinción’ a partir de la idea de que al
poderse establecer
“el vínculo
entre secuencias específicas de ADN y rasgos físicos que permitieron al enorme
mamífero, desaparecido hace ya unos 4 mil años, adaptarse a los entornos fríos
[se puede] resucitar rasgos que se han perdido por la extinción y [cuyo] objetivo
principal es restaurar”[15].
Consideramos
que la producción de especies extintas es una ruptura del ciclo de la
naturaleza que nos puede afectar a todos debido, por una parte, a que de alguna
u otra manera todos estamos interconectados y, por la otra, la información que
se tiene del mundo cuántico es insuficiente a pesar de que la resucitación sea
un medio y no un fin en si mismo.
Schröndiger
(1944 [2022]) expresó que la cualidad específica de una modificación de un
código genético de esa naturaleza es la estabilidad del nuevo código para
evitar la entropía. Si consideramos ahora en términos biotecnológicos azules la
entropía puede ser observada no sólo a pequeña escala sino también a gran
escala para propósitos económicos azules hay que prever cómo sería el impacto
en una situación fuera de control. Es decir, cómo una modificación en el plano
microscópico puede producir alteraciones el plano macroscópico y viceversa. El
caso del pez león en las aguas de la mar Caribe vista como una modificación (no
intencional) en un plano si se quiere macroscópico es un modo de valorar los
riesgos a los cuales se pudiera considerar para tomar una decisión que
signifique la alteración de la naturaleza a pequeña escala.
Siguiendo
con nuestra línea discursiva, posterior al tiempo de Aristóteles, también
en el ámbito estético, solo la idea de un principio de finalidad de la
naturaleza, por lo menos pensable, posibilitará los juicios
reflexionantes -juicios estéticos y juicios teleológicos-, en el marco de
la filosofía kantiana. Al respecto, Kant indica en su Crítica del
Juicio, que solo es posible hacer juicios estéticos (juicios sobre lo bello
o lo sublime) y juicios teleológicos (juicios que buscan enlazar la diversidad
de las cosas naturales bajo un sistema de la naturaleza), en la medida en que
estos juicios se elaboran bajo la idea guía de que la naturaleza tiene una
finalidad, en otras palabras, la posibilidad de estos juicios subyace bajo el
pensamiento de un fin final de la naturaleza que a la postre es incognoscible
para la experiencia humana (1790, [2003]). En este sentido, es
conveniente recordar que el vocabulario del kantismo invadió los textos
originales de los fundadores de la mecánica cuántica sobre todo en lo
concerniente a la definición de intuición en clave clásica o cuántica (Chavalley,
1994:483). La importancia de lo afirmado obedece a las limitaciones del
lenguaje para dar cuenta de los fenómenos cuánticos. De ahí que los juicios
reflexionantes y teleológicos constituyan un punto de apoyo para la comprensión
del universo cuántico que se ha abierto a nuestra capacidad de observación.
Cabe
destacar que la reconstrucción anterior ha sido tradicionalmente entendida por
la filosofía como producto de la reflexión sobre lo estético, sin embargo, con
el desarrollo tardío de una filosofía de la tecnología, en la mitad del siglo
pasado, los aspectos antes mencionados se incluyen dentro del ámbito de la
filosofía de la tecnología de las humanidades que conjuntamente con las
propuestas analíticas sobre tecnología de más reciente data, así como los
presupuestos que proceden de la ingeniería y su práctica, conforman lo que hoy
conocemos como filosofía de la tecnología (Fraassen, M., et al. 2024).
Desde
el origen del conocimiento occidental la noción de naturaleza ha obtenido
sentido con su introducción en distintas dicotomías. Una de ellas es lo natural
versus lo artificial, que en el discurso griego antiguo, sea estético o
tecnológico, suponía la distinción entre objetos naturales y objetos
artificiales o artefactos. Distinción que se relaciona con la clasificación de
los objetos de la naturaleza en función del movimiento -móviles e inmóviles[16]
y en función del origen del movimiento: los objetos con capacidad de
movimiento a partir de un acto interno son clasificados como seres vivos y los
objetos sin esta capacidad como objetos inertes cuyo movimiento depende de una
causa eficiente externa[17].
Otra de las dicotomías dentro de la cual la noción de naturaleza obtiene
sentido es en su diferencia frente a lo humano, estableciendo así la distinción
entre lo natural y lo cultural. Lo que se entienda por “naturaleza" se
establecerá en función de la dicotomía en la que se encuentre inscrita o, si se
quiere, desde el marco conceptual u horizonte de comprensión que se establezca
previamente.
Desde
el ámbito de la filosofía natural, la comprensión de la naturaleza inicia
también en la Grecia antigua como la investigación acerca de la physis.
Este amplio proyecto de investigación, iniciado por los filósofos
presocráticos, comprendía tres fases de investigación: una cosmogénesis
o explicación del origen y estructura del cosmos, una biogénesis o explicación
sobre el origen y la constitución de los entes vivientes, y antropogénesis o
una explicación sobre la especie humana, incluyendo su cultura. La
investigación acerca de la physis será un proyecto que procurará, aunque
sin conseguirlo totalmente, explicar cuál es el principio (arché) que
permanece en lo cambiante, estableciendo una nueva dicotomía, esta vez entre el
ser y el devenir (Álvarez, M.C. y Castillo, R. 2023, p. 174). Dentro de
este marco, la naturaleza se identifica como un ente para ser conocido,
posición que se ha mantenido desde la Ilustración y la revolución científica
hasta el presente constituyendo su correlato actual lo que se conoce como la
Reducción Objetiva Orquestada (Orch-OR), un esfuerzo teórico de Roger Penrose y
Stuart Hameroff (2014) por explicar la conciencia humana a través de la
mecánica cuántica[18].
Durante
la época moderna la naturaleza será entendida como el otro libro de Dios, un
libro a ser decodificado por los filósofos naturales, para nosotros padres
fundadores de la ciencia moderna. Un libro escrito por Dios en lenguaje
matemático, si seguimos en esto a Galileo Galilei, idea esta que impregna el
proyecto de matematización de la naturaleza iniciado con la revolución
científica que en la actualidad ha llevado al filósofo Roland Omnès (1999) a
proponer la matematización del sentido común como una vía para sumergirnos
efectivamente en el mundo cuántico al cual nos estamos adentrando. Desde
ese momento, la investigación moderna sobre la naturaleza se caracterizará por
la búsqueda de lo singular, lo concreto y lo fáctico siguiendo la aspiración
pitagórica de salvar las apariencias. Seguirá el anhelo de lo puramente
universal y en eso se fundamenta la importancia de la búsqueda de método en la filosofía
y el desarrollo del método de la filosofía natural descrito por Isaac Newton en
sus Principios matemáticos de filosofía natural que hoy conocemos bajo
el título de método hipotético deductivo, haciendo hincapié en la búsqueda de
la ley que regula lo cambiante (ideal nomológico), generalmente expresada en
términos matemáticos[19].
Marc
Richir en su artículo “Sentido y sin sentido de la naturaleza” (2013) indica
que los fundadores de la física moderna o clásica se dieron cuenta de la
imposibilidad de abarcar la naturaleza como totalidad, por lo cual, sus
teorías no pretenden ser explicaciones globales de la naturaleza sino
explicaciones de un pequeño número limitado de observaciones sobre también
limitadas parcelas de la realidad. El autor afirma que desde el nacimiento de
la física moderna se la ha considerado a esta disciplina como una teoría de la
naturaleza ya que gira, al menos en sus inicios, en torno a la búsqueda de la
armonía natural o, a lo sumo, en un intento de desvelar algo de ella. En
opinión del físico, es Kant quién entiende la naturaleza como una radical
exterioridad en relación al conocimiento: mientras la física es la idea
reguladora, la naturaleza se convierte en sustrato suprasensible o un horizonte
del conocimiento y es radicalmente incognoscible[20].
Como habíamos adelantado supra, es el fin final de la naturaleza, solamente
pensado más no conocido, el marco que puede dar sentido a los juicios estéticos
y teleológicos en la Crítica del Juicio. Por su parte, en una nota
a pie de página de su Crítica de la razón pura, Kant advierte que
la palabra “naturaleza” puede ser tomada adjetivamente (formal) o
sustantivamente (material). Tomada adjetivamente o formalmente, “naturaleza”
refiere a la conexión de las determinaciones de una cosa según el principio de
causalidad, mientras que desde el punto de vista sustantivo o material, indica
el conjunto de fenómenos interdependientes en función de un principio interno
causal. Finalizando la idea con las siguientes frases:
En el
primer sentido se habla de la naturaleza de la materia líquida, de la materia
del fuego, etc., y se emplea esta palabra en sentido adjetivo. Cuando hablamos
en cambio de <las cosas de la naturaleza> estamos pensando en un todo
subsistente” (1787 [1988], B446, p. 390).
Sin
entrar de lleno a explicar las particularidades de la filosofía kantiana, sólo
diremos, según estas breves coordenadas que bajo esta idea se presentan tres
formas de entender a la naturaleza: (1) como las determinaciones de las cosas
en función del principio causal, (2) como un todo subsistente con un principio
interno de orden, en el caso kantiano, causal (y como vimos en el caso de Schröndiger en base a evitar la entropía), y (3) como
algo de lo que podemos pensar que tiene una teleología (fin o propósito) y sólo
bajo este horizonte de sentido son posibles los juicios reflexionantes.
En (1) la física clásica obtiene su razón de ser, solo con (2) la experiencia
obtiene sentido como un todo unificado, mientras que (3) permite, en la región
de la opinión, hablar sobre lo bello (natural y artificial), sobre el
sentimiento de los sublime y sobre los organismos vivos. Con (1) y (2), Kant
fundamenta la experiencia de un mundo que responde a las leyes mecánicas,
mientras que con (3) el prusiano otorga sentido y posibilidad a las
explicaciones orgánicas sobre lo viviente de la biología naciente.
En
sintonía con lo anterior, Richir (2013) indica que la naturaleza sólo tiene
sentido dentro de la ciencia física y en el marco de sus teorías se introduce
su sinsentido. Lo que empieza como un proyecto “onto-lógico” para la física
aristotélica, en el que se identifica de forma tautológica la estructura lógica
de nuestro decir con la estructura del universo (ser) para tratar de explicar
el devenir, se transforma en la física moderna en objeto de experimentación
dentro de la mecánica clásica (fenómeno como objeto de la experiencia posible
en términos kantianos) y en un observable en la mecánica cuántica con todas las
limitaciones del caso. Siendo este proceso una progresiva des-ontologización
que lleva al sinsentido de la naturaleza en el marco de la mecánica cuántica (p.,
312-313). La identificación entre naturaleza y ciencia física hace que, en
opinión del físico, surja la siguiente paradoja:
¿No es la
relación entre teoría y experimentación una relación mimética que, sin
dilucidar hasta ahora la cuestión de su armonía (únicamente pensable), reduce
esta por tanto el plano de una suerte de reflexión ‘especular’ en que, si la
teoría parece “marchar” como la naturaleza, la naturaleza misma parece también
“marchar” como la teoría? (p., 314-315).
Debemos
recordar aquí la frase de Pauli relativa a llevar la Economía Azul por el
camino de la evolución. El problema radica en entender cómo marcha la
naturaleza inescrutable, las soluciones aproximadas y siempre parciales de la
teoría física otorgarán más o menos sentido a este ente.
Si
en la teoría física, la naturaleza parece desaparecer al convertirse en pura
externalidad, esto no ocurre dentro de la economía como ciencia. Todavía hoy, a
pesar de los graves problemas ambientales causados por la producción en masa y
el alto consumo de sociedades altamente tecnificadas, la ciencia económica
oscila entre dos ideas de naturaleza. La primera es una idea muy antigua y
constituye la comprensión tradicional y generalizada que identifica a la
naturaleza como una fuente ilimitada de recursos para la producción y el
consumo humano sin considerar los impactos ecológicos a largo plazo. En esta
perspectiva la naturaleza es cosificada y convertida en materia de los procesos
económicos (Paño, 2021), y como sumidero de los desperdicios producto de la cadena
de producción económica. La segunda idea, de data reciente, entiende a la
naturaleza como una entidad de recursos limitados cuyo equilibrio puede ser
puesto en riesgo por la actividad humana. Dentro de esta perspectiva se
inscriben las economías transformadoras dentro de las cuales se ubica la Economía
Azul. Sin embargo, a pesar de los
grandes esfuerzos realizados en los últimos años, enmarcados en el debate sobre
la transición de nuestros conceptos económicos como crecimiento y desarrollo
con miras a la conservación y restauración de la naturaleza, quedan todavía
grandes incertidumbres sobre los resultados de la aplicación de ciertas
innovaciones económicas, en nuestro caso particular, la Economía Azul.
Incertidumbres que en cierto sentido son muy similares a las que plantea la
mecánica cuántica: no podemos predecir con seguridad los efectos de las
aplicaciones de esta economía que resulta ser un híbrido entre (1) decisiones
económicas, (2) innovaciones tecnológicas cuyos efectos a largo plazo no pueden
ser pronosticados con seguridad, (3) condiciones y estructuras de una
naturaleza poco conocida a pesar de los esfuerzos en ese sentido, y (4) deseos,
necesidades y requerimientos humanos. Esto nos lleva al siguiente cuestionamiento:
¿puede entenderse la Economía Azul como un sin sentido que persigue el
propósito de preservar a la naturaleza y producir alguna forma de bienestar
humano a través de la competitividad, el beneficio económico y las innovaciones
tecnológicas? Solo el tiempo dará respuesta a esta pregunta.
La
Economía Azul observada como una actividad basada en la competitividad y, por
consiguiente, la investigación y desarrollo, siguiendo a Pauli (2011), nos
genera una paradoja al tratar de saber como una competencia, sin sentido, va a
generar la preservación de la naturaleza. En los ejemplos señalados en este
parágrafo en relación a la modificación del ADN, la Inteligencia Artificial
Cuántica (IAC) o la teoría de la reducción objetiva orquestada nos indica que
la física moderna aún tiene un largo derrotero que navegar y pareciera que se
está exponiendo a la naturaleza a riesgos innecesarios. Prevenir esos riesgos
pasa por actuar con prudencia frente a un mundo natural que no es algo ajeno al
ser humano pues constituye su hábitat.
3.-
Los aspectos éticos que conlleva alterar el hábitat en que vivimos
Aristóteles en su Ética
a Nicómaco definió la prudencia (phrónesis) como la cualidad de un
hombre para
“… poder discurrir bien sobre lo que es bueno y conveniente
para él mismo… para el vivir bien en general…[dónde] la buena actuación
(praxis) misma es un fin…[y] esta es una cualidad propia de los administradores
y políticos… los principios de la acción son los fines por los cuales se obra”
(ÉthN., 91);
Por lo que se observa la
prudencia es una disposición racional verdadera y práctica respecto de lo que
es bueno para el hombre (p., 93) que en el caso del estagirita es fundamental
para el que manda porque es “la opinión verdadera…" (p., 164). En el
presente, con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la ética se enfrenta
a nuevos retos, debido a que las implicaciones morales se vuelven cada vez más
complejas y el desconocimiento en sí de hacia dónde conducen estos avances
requiere la prudencia no sólo de lo bueno y conveniente, sino también de la
certeza para afirmar ello, es decir, debe considerar aquello que originalmente
relacionó con episteme, noûs y sophia[21]. El avance de la
tecnociencia[22] ha generado en el ser
humano un nivel de dependencia que hace que se cuestione si el progreso técnico
y científico es bueno o malo para la vida.
Los problemas ambientales,
producto del calentamiento global, han sido motivo de estudio por parte de la
Organización de las Naciones Unidas, así como el aumento de la pobreza, la
desigualdad, la miseria y la hambruna a nivel mundial. El surgimiento de nuevos
modelos económicos, tales como, la Economía Azul, son proyectos fundamentados
en la sostenibilidad y la sustentabilidad de los recursos y cuyo fin es
promover el crecimiento económico, sin causar daños a los ecosistemas marinos y
oceánicos, los cuales son la mayor fuente de riqueza en el mundo, capaz de
reducir el impacto de los gases de efecto invernaderos, además, de generar
empleos, alimentos y otros servicios que pueden contribuir al desarrollo de la
región. Los océanos y mares representan más del 70% del planeta, albergando
gran parte de su biodiversidad, por esto es importante crear conciencia
ecológica en las sociedades y en los estados con el fin de evitar, por una
parte, la pesca indiscriminada, la contaminación por desechos nucleares,
químicos, plásticos, etc. Y, por la
otra, modificaciones genéticas que puedan producir alteraciones entrópicas a
nivel micro y macroscópico en nuestro hábitat. Podríamos decir que una
alteración genética fuera de control es una forma de contaminación más nociva
aun porque el desconocimiento actual de los procesos cuánticos no indica la
reversibilidad del mal procedimiento.
Este es un modelo económico
que, si bien puede impulsar el desarrollo de las comunidades, presenta desafíos
éticos que pueden afectar negativamente al individuo y a la naturaleza como un
todo. En este sentido la investigación científica con responsabilidad ambiental
es una forma de detectar cualquier alteración que se produzca de forma no
natural, es decir, accidental o deliberada con el propósito de producir daño.
Ahora bien, con la
aparición de las llamadas tecnologías disruptivas, tales como, inteligencia
artificial, la robótica avanzada, la computación cuántica, la biotecnología,
entre otras, los procesos productivos se han ido transformando, acortando el
tiempo de producción para satisfacer la demanda del mercado. Por otra parte, el
sector salud, manufacturero, agrícola, etc. pueden ser beneficiados con este
tipo de tecnología aportando datos precisos para mejorar la efectividad y la
productividad en el sector. Asimismo, estas innovaciones tecnológicas fundamentadas
en el sector marino se presentan como una solución a los problemas ambientales,
debido a que la IAG aporta las herramientas necesarias para el cuidado del
medio ambiente al prevenir o reducir desechos. Igualmente, con la utilidad de
la IAG en la medicina, la población se vería beneficiada con su implementación,
ya que puede contribuir a la detección precoz de enfermedades.
Sin embargo, como ya hemos
estado indicando, estas tecnologías también plantean desafíos éticos que deben
ser considerados. Se deben tomar decisiones responsables para implementarlas
para no causar un impacto negativo en la sociedad ni al medio ambiente. El
portal Crowe Social Venezuela advierte sobre las nuevas amenazas y
desafíos a los que se enfrenta la humanidad con la incorporación de la IAC en
el mercado de trabajo. Estos desafíos son la desigualdad, inseguridad
geopolítica y violación de la privacidad[23]. Si consideramos ahora
la relación entre IAC y biotecnología cuántica estos desafíos son más grandes
debido a que más allá de la brecha que se está creando entre desarrolladores o
poseedores de esas tecnologías y los que no son capaces de ello, los
consumidores, al final de una cadena, no sabrán qué están consumiendo y cuáles
son sus potenciales efectos nocivos en términos de Economía Azul.
Mucho se habla de los
beneficios que la tecnología puede traer al medio ambiente y a la sociedad,
pero también existe la preocupación de los problemas éticos, económicos y
sociales que puedan surgir sin la regulación debida antes de su implementación. Ante este escenario, la ética propuesta por
el filósofo alemán Hans Jonas está aún vigente, ya que los problemas éticos y sociales causados a partir del
desarrollo tecnológico pueden generar efectos negativos en el medioambiente y
en la humanidad presente y futura. Jonas
destacó la necesidad de crear una
ética orientada al futuro, en la cual el ser humano tiene la libertad de elegir
sus acciones, pero también tiene la responsabilidad de elegir aquellas acciones
que no traigan consecuencias a futuro. Jonas (1995) en su libro “El
Principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización
tecnológica” propone asumir
una ética de la responsabilidad, la cual, a diferencia de las éticas
tradicionales, aborda los problemas que se han creado con el desarrollo de la
tecnología moderna y los riesgos que se han derivado de ella. Para Jonas (1995),
nuestra responsabilidad no solo es con las generaciones presentes sino con las
futuras, es por ello que debemos proteger el planeta que hemos heredado.
El hombre moderno, para Jonas (1995), no es bueno para
la naturaleza, sus acciones amenazan la continuidad de toda la vida en el
planeta. Según este filósofo, la ética tradicional es antropocentrista y no se
ajusta a los problemas éticos que se van presentado con la evolución de la
técnica (téchnē), la cual tiene la
capacidad de transformar nuestro hábitat y nuestras condiciones de vida, pero
no es capaz de transformar la esencia del hombre (p., 29). Según Jonas, el
hombre se mantiene siendo el mismo a pesar del desarrollo de la técnica y mantiene
sus valores éticos y morales intactos, por lo tanto, la responsabilidad ética
sobre el uso de la tecnología recae sobre él, los seres humanos somos los
responsables del impacto que la tecnología cause en el medioambiente. El
problema que se presenta es saber hasta que punto llega esta responsabilidad: ¿es individual?, ¿tiene que asumirla toda la
humanidad?, o ¿son los que toman las decisiones en el plano de las comunidades
políticas? Los problemas que surgieron con posterioridad a las medidas
sanitarias adoptadas durante la pasada pandemia iniciada en el año 2020 son
indicativos de las limitaciones acerca del conocimiento científico y de las
tecnologías aplicadas para la solución de la crisis.
De acuerdo a este planteamiento de Jonás, tenemos la
obligación moral de hacer un buen uso de la tecnología, debemos pensar que
tenemos un compromiso con nuestras generaciones futuras, el cual es cuidar y
preservar nuestro hábitat, pero el gran desafío al que se enfrenta esta ética
de la responsabilidad es a la superación de las ideas antropocentrista que
plantean las éticas tradicionales y la utilitarista, las cuales no consideraban
las acciones del hombre a futuro ni las consecuencias que de ellas pudieran
derivarse a largo plazo. Para Jonas, el deber del Ser humano es preservar la
naturaleza, por lo que deben establecerse criterios éticos que regulen el
avance tecnológico y promover la sostenibilidad ambiental.
La teoría de la responsabilidad de Hans Jonas es un
gran referente en el estudio de la ética ambiental porque se encarga de
analizar las relaciones humanas con el medioambiente[24]. En este sentido, creemos
que no es la economía la que debe estar a la par de la evolución como expresó Pauli debido a los riesgos que
comporta la biotecnología, es decir, las modificaciones de sistemas vivos
específicamente marinos para propósitos comerciales. Nuestra consigna debería
ser: la prudencia debe estar atenta para preservar la evolución natural de los
seres vivos regulando las actividades económicas que puedan dañar de forma
deliberada o no la naturaleza porque creemos que una modificación o mutación
fuera de control es una forma de contaminación.
Otro referente de la ética ambiental
es el ecologista estadounidense Aldo Leopold, quien habló por primera vez de la
“ética de la tierra” en su libro “A Sand Country Almanac” (1949). En
esta obra, Leopold hace referencia sobre el respeto que debemos tener por la
naturaleza y la interdependencia entre el hombre y el medio ambiente. Nosotros,
en este orden de ideas, pensamos en un nuevo tipo de prudencia: ponto phrónesis (prudencia marítima)
como una praxis tendente a garantizar la armonía y el equilibrio en la
naturaleza acuática en su propia dinamicidad. La idea del progreso ha cambiado
epocalmente: al inicio de la humanidad los avances técnicos no constituían un
riesgo para la vida, hoy en día se sabe que el desarrollo tecnológico acelerado
puede comportar altos costos para la naturaleza y la vida desde el surgimiento
de las armas nucleares.
Por otra parte, el pensador
noruego Arne Naess, fundador del movimiento de la “ecología profunda”, señala
que la naturaleza tiene un valor intrínseco más allá de su utilidad para los
seres humanos, por lo que debe ser protegida. En este sentido, ponto phrónesis
es una praxis que se expresa en la investigación, desarrollo y la
instrumentación de normas que garanticen la armonía y el equilibrio en la
naturaleza. Ciertamente existen normas que persiguen la preservación del
ambiente, pero el avance de la mecánica cuántica le esta dando a la
preservación una nueva dimensión que debe ser considerada desde nuestra
capacidad de producir nuevos conocimientos.
Así pues, el ser humano
debe tomar consciencia de las consecuencias que sus acciones han ocasionado y
pueden ocasionar al planeta con las modificaciones genéticas impulsadas por la
mecánica cuántica, hacer un cambio de paradigmas y asumir responsabilidades con
el medio ambiente, de lo contrario nuestras generaciones futuras no tendrán un
mejor planeta o ningún planeta. Por otra parte, la superación del pensamiento
antropocentrista occidental, no es tarea fácil, es importante promover la
conciencia ecológica a través de la educación y crear una campaña de
concientización eficaz, en la cual se muestren las investigaciones que se han
realizado sobre los problemas ambientales que afectan al mundo.
4.-
Corolario
Estamos
conscientes de que la mecánica cuántica está cambiando nuestras vidas, pero no
estamos conscientes de los riesgos que comporta pensar en términos de un sin
sentido como medio para lograr una idea de sentido cuando se considera a la Economía
Azul como un medio para el desarrollo sostenible y sustentable que se apoya en
la biotecnología para producir nuevos productos en una dinámica económica
competitiva y neoliberal que, por una parte, se puede presentar como excluyente
para una gran parte de la humanidad y, por la otra, puede resultar dañina si se
considera que la mecánica cuántica esta en pleno desarrollo y el efecto de sus
aplicaciones no es conocido sobre todo en el ambiente marino o acuático.
Esta
circunstancia haría necesario, tal como lo expresó Nathan Bennet (2019), el
desarrollo de una ciencia social marina que pudiera ser denominada por nosotros
como ciencia social acuática. Una ciencia de esta naturaleza debería estar
relacionada, siguiendo a Álvaro Dahik y Gustavo Iturralde (2021), con las ciencias
físicas, biológicas, químicas, geológicas, hidrográficas, de la salud y
sociales, así como la ingeniería, humanidades e investigaciones
multidisciplinarias sobre las relaciones entre los seres humanos y el mundo
acuático considerando los desarrollos tecnológicos actuales y las
investigaciones relativas a las aplicaciones de la mecánica cuántica en el
mundo acuático (p., 119-120). Además de
la ciencia social marina se plantea la necesidad de establecer marcos legales
consistentes para su aplicación en entornos marinos.
Para
finalizar, más allá de las concepciones griegas sobre las cuales nos hemos
fundamentados para reflexionar acerca de la naturaleza, creemos también como
iberoamericanos que debemos dirigir la mirada para comprender las cosmovisiones,
téchnē y praxis de las civilizaciones originarias acuáticas, en especial la warao
y la yekuana que le han permitido producir sus medios para la vida, permanecer
en el tiempo y mantener la armonía y el equilibrio con el medio en que habitan.
Esto lo decimos debido a que nosotros a diferencia de ellos estamos produciendo
muy poco para asegurar nuestra existencia y ello nos hace estar sujetos a una
cadena de producción donde el consumo es un fin y no un medio para la vida
buena.
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[1] Este
ensayo forma parte de la investigación realizada dentro del proyecto de
investigación “Economía Azul: Naturaleza y Ética” desarrollado por el Instituto
de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela y financiado por el MINCYT-FONACIT
bajo el N° 366-2024 en el marco de la Gran Misión Ciencia, Tecnología e
Innovación “Dr. Humberto Fernández-Morán”.
[2] Docente investigadora
del departamento de filosofía e historia de la ciencia, Instituto de Filosofía,
Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela. Correo electrónico: macalvarezp@gmail.com maria.alvarez.p@ucv.ve
[3] Docente
investigador adscrito al departamento de Praxis, Escuela de Filosofía,
Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela. Correo electrónico: edgar.blanco.carrero@icloud.com
[4] Miembro
del grupo de investigación Economía Azul: Naturaleza y Ética como estudiante del
pregrado en Filosofía, Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela. Correo
electrónico: ingrid.villanueva@ucv.ve
[5] El Banco Mundial
(2020), en este orden de ideas, la definió como “la gama de sectores económicos
y las políticas comunes que determinan en su conjunto si la utilización de los
recursos oceánicos es sostenible y durable” (PNUD, 2018).
[6] Ver al respecto: https://es.weforum.org/stories/2016/10/12-robots-que-podrian-ser-decisivos-para-los-oceanos/
[7] Debemos mencionar
también actividades benéficas como la seguridad marítima, protección ambiental,
detección de actividades ilegales, etc.
[8] Esta definición ha
sido tomada por Bisang et al., de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE). Ver al respecto: OCDE (2017:10).
[9]
Entendemos la téchnē desde una lectura heideggeriana, por una parte, a través de la aplicación de unas
reglas de fabricación y, por la otra, por la posibilidad de aprendizaje y
transmisión de un saber que es de índole técnico-instrumental (Heidegger, 1954
[1997]). Esta última perspectiva permite entender la téchnē
como un fin desde la perspectiva de la investigación y desarrollo, como una
episteme que permite reforzar el conocimiento científico y como una praxis que,
basada en la prudencia, permite conectar el saber con la producción de forma
sostenible y sustentable.
[10] La fotosíntesis cuántica estudia cómo las
plantas y algas utilizan efectos cuánticos para optimizar la captación de luz.
[11]
Debemos decir aquí que en la actualidad se está usando la computación cuántica para simular
moléculas complejas o procesos biológicos, así como los sensores cuánticos para
detectar cambios en el medio ambiente o en organismos marinos.
[12] Es
decir, el uso de nuevos medicamentos
a partir de organismos marinos, por una parte, utilizando simulaciones
cuánticas para analizar moléculas complejas y, por la otra, el empleo de algoritmos
cuánticos para acelerar la identificación de compuestos bioactivos en corales,
esponjas y otros organismos.
[13] Convenio sobre la
Diversidad Biológica (Ver: https://www.un.org/es/observances/biodiversity-day/convention ) y la Decisión 391
sobre el Régimen Común sobre Acceso a los Recursos Genéticos de la Comunidad
Andina del año 1996 (Ver: https://www.wipo.int/wipolex/es/legislation/details/9446 )
[14] “Los recursos
genéticos son el material genético que proviene de cualquier forma de vida,
como plantas, animales, microorganismos, entre otros, y que contiene unidades
funcionales de herencia. Son la materia prima que se utiliza para mejorar la
calidad y productividad de las poblaciones de plantas y animales domesticados,
y para mantener saludables las especies silvestres”. Ver: https://www.fao.org/genetic-resources/es#:~:text=Los%20recursos%20gen%C3%A9ticos%20para%20la,a%20los%20retos%20del%20futuro.
[15] Ver
al respecto: ¿Se acerca la desextinción? Crean “ratones lanudos” con
características de mamut. Documento en Línea. Disponible: https://www.trespm.mx/eco/vida-salvaje/se-acerca-la-desextincion-crean-ratones-lanudos-con-caracteristicas-de-mamut
[16] Aquí entra en juego
todo lo que va de la cibernética en sus diferentes órdenes hasta lo que hoy día
se conoce como Inteligencia Artificial Generativa cuyo correlato lo constituye
la Inteligencia Artificial Cuántica que ya está entrando a formar parte de nuestra
vida cotidiana.
[17] En este sentido
debemos recordar lo que expresamos en el parágrafo anterior de la distinción
realizada por Schröndiger en relación con los sistemas vivos como aquellos
capaces de evitar la entropía en diferentes escalas.
[18] Esta teoría
está en proceso de falsación en lo relativo al desarrollo actual de la física cuántica, sin
embargo, en época más
reciente, Timothy Eastman apoyándose en la citada teoría expresó en relación al problema mente-cuerpo y los procesos posibilitadores
de la conciencia que esta es una capacidad emergente de la mente que tiene la
virtud de diferenciar reflexivamente "lo que es" de "lo que
podría ser" permitiendo tomar decisiones entre posibilidades alternativas
que se expresan en salidas que remiten a la consideración del contexto donde
una acción o inacción cualquiera se produce (2020:79).
[19] Ver
al respecto: Newton, I. (1687 [1997]). Principios Matemáticos de Filosofía
Natural. Barcelona. (T. A. Escohotado y M. Sáenz). Editorial Altaya. 621 p
[20] Ver
también: Chevalley (1994).
[21] El concepto de phrónesis
en Aristóteles aparece originalmente en una de sus obras juveniles conocida
como Protréptico. Esta palabra refería originalmente, para él, el
conocimiento de las causas y estaba estrechamente relacionada con otras
expresiones como episteme, noûs, y sophia que denotaba simultáneamente una
actividad y un estado producto de esa actividad que tenía como fin último la eudaimonia.
Ver al respecto: Blanco (2018).
[22] Sobre los usos de los
términos “ciencia”, “tecnología” y “tecnociencia” y sus relaciones con las
distintas disciplinas que reflexionan sobre la ciencia, ver: Niiniluoto, I., (1997).
[23] Fuente tomada de la
página web Que sabes de la Cuarta Revolución
Industrial | Crowe en Venezuela.
[24] Concepto tomado del Diccionario Stanford de Filosofía
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