“There is no line of demarcation between peace and
war. In all the struggles of the human race we are unable to determine with
exactitude the beginning of a single war. The difference between war and peace
is not that which distinguishes inquietude from conflict. It is a difference
only in manner and degree. It is but the temporary ascendancy of composite
struggle over individual strife” (Lea, 1912/2008).
Se ha especulado
mucho acerca de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, pero se ha
tendido a olvidar que ese país no forma parte de la zona euro y su entrada a esa
comunidad fue tardía. No obstante, recuerdo haber leído una vez que para un
inglés un europeo es un individuo cuyo país ha sido invadido por otro. Claro, a
los británicos se le olvida las invasiones romanas, germanas y vikingas, pero
bueno, Europa es un vecindario muy grande. Lo que si es conveniente tener
presente es que ese país, en primer lugar, ha logrado construir una visión
global de sus intereses desde finales del siglo XVIII y ha sido consistente en
mantenerlos hasta el presente y, en segundo lugar, se tiende a olvidar que el
Reino Unido no sólo está conformado por las islas británicas, por lo menos hay
que incluir en esa comunidad a un conjunto de países comenzando por Australia y
Canadá ¿Qué ha sido diferente? Creo que el Reino Unido ha sido el único país en
la historia que ha quedado entre los vencedores de dos grandes guerras (específicamente
en el siglo XX) pero políticamente ha quedado tan disminuido que no se sabe si
debería considerarse como un perdedor. Ahora, ¿Por qué incluir a Australia[1]
y Canadá[2]?
Porque, en primer lugar, han sido los países que más han acompañado las aventuras
bélicas de EE.UU. y el propio Reino Unido y, en segundo lugar, son los países, más
desarrollados, con más alto nivel de vida de la comunidad y con una importante
capacidad de recursos estratégicos a pesar de los problemas internos
(movimiento separatista del Canadá francés y movimiento independentista
australiano) que confrontan.
Con el fin de la
guerra fría y el proceso de reordenamiento del orden global que aun la
humanidad está padeciendo, sobre todo después de los acontecimientos que ha
vivido en los últimos veinte años, se ha comenzado a gestar una
reestructuración del orden global por intermedio de la fragmentación y
recomposición de las comunidades políticas que hacen vida en el mismo. El Reino
Unido ha tenido una importante participado en gran parte de los eventos que han
marcado este proceso. A qué eventos nos estamos refiriendo:
· La entrega de Hong Kong a China por parte del Reino
Unido supuso un nuevo tipo de relación que ha estrechado las relaciones entre
los dos países.
· En el año 1998 el mando británico tuvo que
desobedecer ordenes de las fuerzas de intervención en Kosovo cuando el mando
estadounidense ordenó desalojar a las fuerzas rusas que estaban mediando al final
de la crisis
· En la guerra de Afganistán hubo desacuerdos entre
británicos y estadounidenses en el trato de los capturados (terroristas o
prisioneros de guerra) durante las operaciones militares.
· En la invasión de Irak en el año 2003 las fuerzas
británicas operaron de forma independiente en relación con EE.UU. en un
contexto en que ha habido una poca inclinación estadounidense a sufrir bajas
militares.
· La crisis financiera del año 2008 mostró de forma más
notoria la debilidad estructural que padece EE.UU tanto desde el punto de vista
económico, financiero y político. De igual forma, la crisis mostró la
incapacidad europea para dar respuestas eficaces que sostuviesen la unidad por
la diversidad cultural que contiene en su seno. Por ultimo,
· Las intervenciones en Libia, Ucrania, Yemen y Siria
y, la consecuente crisis de refugiados en Europa (y migrantes en EE.UU) han
tendido a generar una fragmentación evidenciada en el surgimiento de los
nacionalismos bajo la forma de racismo, clasismo, etc. El Brexit, en este
contexto, es entendido como una forma extrema de nacionalismo.
De ahí que
Garrett (2016) haya afirmado que,
“Brexit is the more extreme example of a political
momentum that threatens to end that group imagining, that way of thinking,
which pushed aside old Westphalian ideals of home improvement, strict
boundaries, and loss of citizens’ respect in favor of institutions and dreams
of globalism”.
Estos hechos
crearon las condiciones de posibilidad en el Reino Unido de revisar su papel en
el mundo quizás como se hizo en España a inicios del siglo XVII frente a los
Países Bajos y frente a la guerra civil que estalló en el seno del Sacro
Imperio Romano Germánico. Esta circunstancia hace necesario analizar cuáles son
las implicaciones geopolíticas que están subyacentes en el Brexit desde una
perspectiva global y su impacto en Venezuela. Para ello vamos, en primer lugar,
a examinar el pensamiento geopolítico ingles del pasado y su pertinencia en el
mundo de hoy, en segundo lugar, analizar el statu
quo global y sus principales tendencias y, en tercer lugar, a valorar sus
repercusiones en nuestro país.
1.
El pensamiento geopolítico inglés y su pertinencia
actual.
Históricamente
se le ha reconocido a Mackinder, después de Mahan, el mérito de haber hecho
notar el papel de la masa continental euroasiática en el desarrollo de las
relaciones internacionales en el siglo XX. Como se recordará, él afirmó por
allá por el año 1911 que quien controlase el heartland de la masa continental euroasiática tendrá el control de
la misma y podrá dominar el mundo. Después de esta afirmación ocurrió la
Primera Guerra Mundial y este acontecimiento cambió drásticamente el escenario
geopolítico mundial: el Reino Unido, Italia y Francia había salido sumamente
debilitados, había desaparecido el imperio austrohúngaro, Rusia había sufrido
una revolución que no sólo le hizo perder grandes territorios, también la había
debilitado enormemente, China no logró alcanzar sus objetivos políticos, Alemania
y Turquía habían salido derrotadas y debilitadas, además de perder su imperio
colonial y, por último, Japón, al igual que China, no logró un status de
igualdad en Versalles iniciando en consecuencia una política agresiva en el
este de Asia[3].
A pesar de la radicalidad de los resultados de la guerra, la visión de Mackinder
no fue desestimada. Para que se tenga una idea, la obra de Lidell Hart, la Aproximación Indirecta estuvo
inspirada en cómo Gengis Khan logró construir un imperio que se extendió desde
China hasta el río Danubio.
Para garantizar
el statu quo de potencia hegemónica
mundial, el Reino Unido apeló al Tratado de Washington como un modo de
establecer límites a las principales potencias marítimas con el fin de
garantizar estabilidad global, pero el tratado en sí fue un reconocimiento
explícito de ese país de que ya no era capaz de competir con potencias
emergentes como EE.UU. a escala global y Japón a escala regional. Dentro de
este marco fue que el propio Mackinder visualizó que un entendimiento germano –
ruso, como se produjo a finales de los años veinte, constituiría una poderosa
fuerza continental que podía amenazar su posición política global. Ello empujo
aún más el entendimiento anglo-estadounidense sobre todo frente a Japón, la
guerra civil china, el expansionismo italiano y finalmente el entendimiento
germano-ruso de 1939. Aquí se circunscribe el pensamiento de Homer Lea. Este
excéntrico pensador estadounidense, consideró a inicios del siglo XX (antes del
estallido de la Primera Guerra Mundial) que el imperio británico se iba a ver
envuelto en una lucha por la supervivencia frente a Alemania y a Rusia debido a
que había entrado en una fase de decadencia evidenciada en un actuar negligente
que produjo un estado de soñolencia que, cuando lograron salir, se encontraron frente
a un nuevo mundo, “stripped and desolate” (Lea, 1912/2008)[4].
Ello se observó, en la Segunda Guerra Mundial y, posteriormente, en la Guerra
Fría.
La Segunda
Guerra Mundial debilitó aún más la posición estratégica global del Reino Unido
por las graves pérdidas sufridas. El Reino Unido hubiese sucumbido sin el apoyo
estadounidense[5], pero en
este conflicto hay un hecho que es conveniente rescatar como lo fue los
intentos de Churchill de acercar a la Unión Soviética a su país como un modo de
hacer frente al eje germano-italiano. Gracias a la perseverancia de Churchill y
de los británicos y al sacrificio soviético y la capacidad industrial
estadounidense fue que se pudo derrotar a Italia, Alemania y Japón.
Al final de la
citada guerra cambió totalmente el escenario estratégico global y ello hizo que
el estadounidense Nicolás Spykman perfeccionara la tesis de Mackinder
sintetizándola con el pensamiento mahaniano. A la tesis del heartland surgió la
del rimland como modo de realizar una
estrategia de contención al expansionismo soviético. Con ello se inició la
Guerra Fría. La tesis de Cohen (1980) centrada en la existencia de dos regiones
geoestratégicas globales se circunscriben dentro de este enfoque: una región
geoestratégica marítima y una región geoestratégica representada por la masa
continental afroeuroasiática. En esta fase histórica el Reino Unido jugó un
papel más o menos subordinado a la política exterior estadounidense frente a la
Unión Soviética y protagónico en función de sus intereses nacionales dentro de
un contexto de declive. Ello se evidenció durante la crisis del canal de Suez,
donde el país se vio obligado a acatar la voluntad estadounidense de retirar
sus fuerzas militares de Egipto una vez que no fueron capaces (junto a los
franceses) de doblegar la voluntad nacionalista existente en el país africano y
del cercano oriente.
Eso comenzaría a
cambiar con el entendimiento chino-estadounidense y la Guerra de las Malvinas. La
nueva relación chino-estadounidense permitió revertir el fracaso en Vietnam
desde la perspectiva de la estrategia de contención e hizo revalorizar el papel
del Reino Unido por su posición estratégica en el país asiático. La Guerra de
las Malvinas, aun a pesar del costo económico social le hizo recordar e los
británicos su pasado de esplendor. Posteriormente, el colapso soviético que
colocó a EE.UU. como potencia hegemónica puso en evidencia, como ya indicamos,
una debilidad estructural en ese país como lo fue la poca disposición a tolerar
bajas militares para garantizar su orden político global. Este hecho unido a la
recuperación económica británica hizo reflexionar a la élite dirigente de ese
país sobre su pasado, su presente y su futuro, por lo que comenzaron a actuar
de manera más autónoma frente a la política estadounidense. Esta autonomía no
significó que no mantuvieran intereses comunes, lo que comenzó a mostrarse es
que en esta comunidad había diferencias acerca del modo de hacer política y de
alcanzar objetivos político y militares.
Además de estos
hechos, la rápida solución de los problemas estructurales de la unificación
alemana y la necesidad rusa de ayuda económica colocó a Alemania en una
posición privilegiada en Europa oriental que puso de nuevo en la reflexión
geopolítica la tesis de Mackinder desde dos perspectiva: el entendimiento
ruso-alemán y el ruso-chino. La crisis ucraniana ha supuesto una detención del
proceso germano-ruso, pero la tensa situación en el mar de china entre China y
sus países vecinos ha enfrentado al país asiático con las potencias
occidentales y ello ha favorecido las relaciones chino-rusas.
De igual forma,
la crisis siria y la imposibilidad estadounidense, hasta ahora, de derrocar el
régimen político en el poder en ese país del cercano oriente, con la crisis de
refugiados que ha portado consigo, ha representado otro hito en el nuevo
escenario de confrontación global. Este hito se ha agravado por el intento de
golpe de estado ocurrido el 16JUL2016 en Turquía porque supone el fortalecimiento
del islamismo en ese país[6].
Este nuevo escenario caracterizado por la existencia de básicamente dos
conflictos diferentes está entrelazado por el hecho que su foco orbita en torno
al cuestionamiento del orden westfaliano vigente desde el siglo XVII (Blanco,
2016). Por una parte, están Rusia, China y EE.UU. que compiten por establecer
un nuevo equilibrio global[7]
y, por la otra, se encuentran los movimientos antiestados representados por las
empresas transnacionales, el Foro de São Paulo y el Estado islámico en todas
sus manifestaciones. La conexión de estas dos tendencias es lo que ha hecho
surgir de nuevo los movimientos nacionalistas y ha hecho reflexionar a la clase
dirigente británica a cerca de su rol en el nuevo orden global que está en
proceso de construcción.
Si bien el Brexit
afectó la relación del Reino Unido con la Europa continental, no va a afectar
la relación con Alemania. Hay que tener presente que a principios de este año
la reina británica dispensó una visita a Alemania que orbitó en torno al pasado
referéndum. Con Francia, a pesar de la rivalidad histórica entre ambos países
tampoco parece ser relevante. De ahí que, los británicos no se han mostrado tan
apurados para iniciar el proceso para establecer la nueva relación con la
Europa continental. En realidad, el país que más sale afectado del referéndum
británico es EE.UU. debido a que la Unión Europea era el mecanismo por medio
del cual los estadounidenses limitaban la capacidad de maniobra británica en
los escenarios globales. Al reducir la atadura con la Europa continental, el
Reino Unido puede entrar en el juego global en conjunto con los países cuyo
soberano continúa siendo la Reina de Inglaterra. La importancia de este hecho para
nosotros es que varios de esos países comparten frontera con Venezuela.
Al entrar el
Reino Unido a jugar un rol más global al menos con el concurso de Canadá y
Australia, el poder naval británico, gracias a la geografía, en cierta forma se
equipara al poder naval estadounidense pasando a ser, en consecuencia, un punto
de equilibrio entre la entente ruso-china y EE.UU. Ello se puede observar en el
siguiente cuadro relativo al despliegue estratégico de la Commonwealth:
Además del
triángulo conformado por Canadá, el territorio metropolitano británico y sus
posesiones en el Caribe que le permiten proyectarse en todo el hemisferio norte
atlántico, está el triángulo menor (Malvinas, Santa Helena y Gibraltar) de
puntos de apoyo que le permite proyectarse en el Atlántico sur. De igual forma
está, en primer lugar, el triángulo conformado por Australia, Diego García y
les islas Seychelles en el océano índico que le permiten proyectarse al cercano
oriente, en segundo lugar, el triángulo representado por Canadá, Australia y
Singapur que influye en el océano pacífico norte y el triángulo menor
representado por Nueva Zelanda y Oceanía. Falta determinar, por una parte, el
papel de Suráfrica e India para poder enlazar su área de proyección marítima en
el océano Atlántico y el océano Pacífico desde la perspectiva de la
Commonwealth[8]
y, por la otra, Francia (por su despliegue global) y de Japón (por su capacidad
de proyección regional) por el grado de dependencia o de independencia que
demuestren dentro de este juego. Con esta situación podemos ahora examinar los
escenarios actuales y sus tendencias.
2.
El statu quo
global actual y sus tendencias
Así como señalamos
en el parágrafo anterior el papel de Winston Churchill en tratar de incluir a
la Unión Soviética en el bando de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial,
es conveniente traer a colación otros hechos que evidencian el pragmatismo
inglés en política exterior. El antecedente de este pragmatismo lo encontramos
en el reconocimiento de la independencia estadounidense y el establecimiento de
relaciones diplomáticas luego del Tratado de París. Los otros hechos que nos
interesan destacar son: el Tratado Hay-Paucefote del año 1901, el entendimiento
anglo-soviético que precedió la perestroika en el año 1984, el entendimiento
anglo-chino con motivo de la entrega de Hong Kong a China en el año 1997.
Tratado Hay-Paucefote
fue concluido entre el Reino Unido y EE.UU. en el año 1901 con lo que el país
europeo le dio vía libre al segundo para continuar la construcción del canal de
Panamá siempre y cuando se cumpliesen una serie de condiciones que en todo caso
se resumen a la preservación de los intereses del país europeo[9].
Este acuerdo, que se firmó dentro del marco de la posición que adquirió EE.UU.
como consecuencia de su desarrollo industrial y de haber expulsado a España de
la región después de derrotarla militarmente y del debilitamiento relativo que
había sufrido el Reino Unido en la guerra Boer y de la creciente amenaza de una
guerra de gran escala en Europa[10].
Este acuerdo adquiriría una nueva dimensión en el año 1940 con el denominado Destroyers for Bases agreement cuando en
apoyo a la situación crítica en que se encontraba el Reino Unido, EE.UU. sale
de su condición de neutralidad para apoyarla abiertamente. A partir de allí el
apoyo estadounidense, en la Segunda Guerra Mundial, fue tan decisivo que marcó
el inicio del declive relativo británico, su inserción a la estructura del
conflicto este-oeste y la adopción de una estrategia británica que se denominó
“power by proxy”. En este marco fuerzas británicas se enfrentaron a unidades
militares chinas en Corea, y, en menor escala, realizaron actividades de apoyo
a las fuerzas anticomunistas en Vietnam y Afganistán, esta última, durante la
invasión soviética. De igual forma participaron en la liberación de Kuwait, en
la crisis yugoslava y la invasión de Irak del año 2003.
Con respecto al
entendimiento anglo-soviético de 1984, es de mencionar que se produjo en el marco
de recrudecimiento de la Guerra Fría. Este enfrentamiento indirecto tuvo tres
focos importantes: la subversión en Centroamérica luego del triunfo de la
revolución sandinista, la revolución islámica en Irán y la guerra de este último
país con Irak y la resistencia a la invasión soviética en Afganistán. Si bien
es cierto el incondicional apoyo que recibió el país europeo en la guerra de
las Malvinas por parte de EE.UU., hay que tener presente que en el marco del
enfrentamiento este-oeste el Reino Unido fue más objeto que sujeto de las
relaciones internacionales. Este hecho fue muy patente en la década de los años
sesenta y setenta del siglo pasado. Por ello, la apuesta británica de
liberalización de la economía tuvo como fin reformar el Estado para lograr
recuperar un rol histórico en los escenarios geopolíticos globales. De ahí se
circunscribe el entendimiento anglo-soviético. Para la clase dirigente
británica había la necesidad de que la escalada de confrontación este-oeste no
se saliera de control y de ahí la iniciativa que abrió el canal de comunicación
que posibilitó la perestroika y el glasnost.
En relación con la
entrega de Hong Kong a China, una vez que la clase dirigente británica se
percató de que no iba a ser posible postergar la entrega del dominio buscaron
adecuarse a las nuevas realidades. ¿Cuáles fueron esas nuevas realidades? En
primer lugar, EE.UU. está en un declive relativo, a pesar de poseer grandes
recursos y una alta capacidad productiva, que se ha acentuado por la dinámica
de su política interna. Algo que Lea (1912/2008) observó de los anglosajones a
principios del siglo XX. En EE.UU. han operado históricamente dos tendencias
hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial: una hacia el aislamiento y la otra
hacia el protagonismo global. Después de ese conflicto y de la Guerra Fría y
una vez que se encontraron en una situación hegemónica que ha descrito muy bien
Hardt y Negri (2004), es decir, una imperial clásica y otra que han denominado
Imperio. La primera fue derrotada después de la invasión de Irak del año 2003,
pero con el auge político de la candidatura populista de Trump pareciera cobrar
nueva fuerza. La segunda que se ajusta más al partido demócrata ha sido incapaz
de asumir un rol más decisivo en los asuntos globales y esta incapacidad parece
haber detenido el proceso de cristalización de un mercado global, más conocido
como globalización por la crisis financiera del año 2008 y los males que ha
engendrado.
En segundo
lugar, el ascenso de China se ha producido de una forma muy acelerada contando
con recursos y capacidad productiva desafiando a sus países vecinos (a Japón
por las islas Senkaku, a Filipinas, Vietnam, Indonesia por las islas Spratley y
Parecel y, con Taiwán por la unificación del país) con el agravante de que las
posesiones británicas en el Asia oriental prácticamente desaparecieron, no así
sus intereses económicos. El poder que ha alcanzado ese país asiático le ha
permitido extender sus intereses a todo el mundo. La forma en que han extendido
sus intereses ha seguido varias vías que Qiao y Wang (1999) han descrito en su obra
Unrestricted Warfare, pero siguiendo
una estrategia que recuerda el juego de “GO”, es decir, ocupando espacios vacíos.
Este proceder se explica porque ellos, aunque no descartan ningún tipo de
acción militar, tienen la creencia de que sistémicamente ya hay una situación
dada que es poco variable (en un mediano plazo) y en consecuencia apelan a
aquellos elementos que forman parte del sistema cuyos ajustes en función de
circunstancias que se presentan por la dinamicidad de las relaciones
existentes, permiten provocar cambios a largo plazo, sin amenazar la
estructura. En este contexto, Venezuela desde el año 1998 provocó un
desequilibrio de alcance regional y desde el año 2012 se convirtió en un
espacio vacío que ha sido llenado estratégicamente por la capacidad financiera
china.
En tercer lugar,
Rusia está jugando la misma posición central que jugó a inicios del siglo XX
frente a Europa occidental y EE.UU., dentro de un contexto de rápida
recuperación político-económica evidenciada en el resultado de la guerra en
Chechenia, Georgia y el reciente conflicto en Ucrania. Este país euroasiático
no ha seguido la línea estratégica china, más bien ha apelado a la política seguida
por la antigua Unión Soviética a escala global aprovechando los desequilibrios
producidos por la política estadounidense sobre todo en Irán, Libia y Siria y
por el giro a la izquierda en Iberoamérica en la primera década del siglo XXI.
En este contexto, Cuba y Nicaragua se han convertido nuevamente en importantes
aliados estratégicos. Rusia, como se sabe, es un país con importantes recursos
y una respetable capacidad productiva que le permite una apreciable capacidad
de maniobra a escala global. En este marco, Venezuela ha hecho depender la casi
totalidad de su capacidad defensiva a la tecnología rusa con la excepción de la
capacidad de proyección de la infantería de marina que es de tecnología china
pero sin una flota que haga factible esa capacidad de proyección. Este hecho
permite afirmar que económicamente Venezuela está controlada por China y
política y militarmente por Cuba y Rusia.
Y, en cuarto
lugar, la Unión Europea no ha sido capaz de crear una política exterior[11]
y militar común[12] y, como se
evidencia en el presente, ni siquiera una política económica. Esto es debido a
que hay una creciente percepción en esa Unión, sobretodo de los países más
débiles (como Grecia, Portugal, España y Hungría) de que Alemania ha logrado su estado de bienestar en
perjuicio de sus intereses. Pero, Alemania está limitada militarmente. Aún
mantiene fuerzas de ocupación británicas y estadounidense además de estar
ubicada en el centro de Europa con lo cual está limitada su capacidad de
proyección. De ahí el temor a un entendimiento germano-ruso. Italia, también
afectada por la crisis, está empeñada en el mar Mediterráneo por lo que se
capacidad de maniobra está reducida. Y Francia a pesar de poseer intereses
globales no está en capacidad de competir con China, Rusia, EE.UU. y el Reino
Unido (con Canadá y Australia), por lo que estaría obligada a coaligarse para
poder jugar un papel relevante en esa estructura multipolar de cuatro polos[13].
En este contexto, Europa occidental tiene una baja capacidad de maniobra a
pesar de poseer intereses globales. La posibilidad de obtener provecho de estos
intereses está hoy débilmente resguardada por la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN). De ahí que cada país de forma particular vele por sus
intereses y que el objetivo de la organización, a pesar de haber realizado
demostraciones de fuerza[14],
se haya reducido a mantener su cohesión.
Con este statu quo en un estudio comparativo
previo tratamos de visualizar un escenario tomando como referencia la campaña
de Siracusa durante las Guerras del Peloponeso (Blanco, 2015). En ese análisis
nos planteamos la posibilidad de repetición de una situación parecida
considerando que la base del poder estadounidense la constituye su flota de
guerra frente a dos países, Rusia y China, vistos como epirocracia. Apostar a
la flota estadounidense para mantener el actual orden en transición a escala
global, es apostar todo su poder en un medio, aunque este medio sea muy
poderoso, porque si se considera que ese medio sustenta la confianza en el
sistema económico, una fisura puede destruir la confianza, como aconteció con
Atenas, acelerando su fin. En este contexto se circunscribe el Brexit.
El Brexit en sí
mismo se explica por una ecuación que tiene entre sus elementos recursos,
capacidad militar y voluntad. En este sentido, Lea (1912/2008) señaló en
relación con el declive anglosajón la existencia de dos leyes que gobernarían
en el futuro el estallido de conflictos decisivos. Estas son:
·
Cuando los
recursos de una nación estaban en relación inversa a su poder militar, y la
capacidad militar de su competidor es proporcional a las necesidades de sus
intereses, el conflicto sobrevendrá cuando la decadencia militar de uno y las
necesidades económicas del otro alcance un punto de equilibrio.
·
Cuando la
explotación de los recursos naturales de una nación militarmente débil es
prohibitivo para las naciones militarmente fuertes, el conflicto sobrevendrá
cuando las necesidades económicas de los poderes militantes excedan sus
recursos naturales propios.
Como estas leyes
expresan en el presente como lo expresaron en el pasado la debilidad británica,
la política exterior estadounidense ya no puede garantizar sus intereses globales
frente a Rusos y Chinos y la Unión Europea mantiene su incapacidad de operar
como conjunto en asuntos globales, el Reino Unido ha optado por el despliegue
que le ofrece la Commonwealth y operar así desde esta entidad política en un
nuevo tipo de relación. Esta es la principal tendencia. Falta convencer a la
India para que forme parte de su nueva coalición. Claro esta se enfrenta a la
posición que pueda asumir Escocia e Irlanda del Norte, pero la derrota del
movimiento separatista escoceses, por el temor de perder su estado de bienestar,
es un aspecto a tener en cuenta en esta nueva reconfiguración del globo.
El punto de
apoyo sobre el cual se sustenta el Brexit es una estrecha relación del Reino
Unido con China que orbita entorno al centro financiero que es Hong Kong. Con
la crisis del 2008, el papel que jugó China para estabilizar la economía
mundial en lo concerniente al sostenimiento de la confianza del dólar
estadounidense y el rol que aun juega la libra esterlina como moneda de reserva
a escala mundial han sido los elementos sobre los cuales la elite dirigente
británica se está sustentando para convertirse en un punto de equilibrio en el
juego de ajedrez mundial. ¿Cómo se podría presentar este juego? Eso va a
depender de los resultados de las elecciones estadounidenses y de la fortaleza
de la relación chino-británica. Si gana el partido republicano el Reino Unido
va a inclinarse en su relación con China y aumentar la negociación con Rusia.
Si gana el partido demócrata va a disponer de mayor capacidad de negociación
internacional. Con respecto
a la relación chino-británica, Lea (1912/2008) señaló que
“… the interdependence of China and the British Empire
for the preservation of their political and territorial integrity in Asia that
determines the natural character of their relationship”
Homer Lea habló,
en el pasado, de una interrelación tierra y mar con respecto a China y el Reino
Unido, pero hoy en día con el crecimiento del poder naval chino, la cosa parece
diferente. De ahí que se pueda hablar, en la actualidad, de la apuesta
británica en un nuevo tipo de relación donde el segundo pueda preservar sus
intereses. El problema que se presenta, y es destacado por Lea es que la
Commonwealth es una confederación, y ella en el año 1912 era vista como una
expresión de debilidad quizás visualizando el resultado de la guerra de
secesión estadounidense, pero ¿será igual hoy en día considerando, al menos, en
el caso de Australia y Canadá que han participado en coaliciones militares de
manera seriada? La historia reciente habla en favor de la confederación. Todo
va a depender de que se desestabilicen de forma crítica regiones geopolíticas
importantes. ¿Cuáles serían estas regiones? Principalmente Venezuela y el
cercano Oriente. Ello se puede observar en el siguiente mapa del Admiraly Chart:
Como se observa,
los puntos donde se interceptan tres líneas pueden ser vistos como los lugares
de interés para el Reino Unido. Ahí se observa Venezuela. Teniendo esto
presente, en el cercano Oriente ya hay una situación de guerra, en el extremo
Oriente hay una fase de distensión que parece haberse interrumpido con la
reciente decisión de la Corte Internacional de Justicia de la Haya de favorecer
a Filipinas en su litigio marítimo con China[15]
y, las tendencias globales actuales, donde el Brexit es un ejemplo emblemático
apuntan, o parecieran apuntar, a una exacerbación de los antagonismos. Veamos
cómo sería el impacto del Brexit en Venezuela desde una perspectiva
geopolítica.
3.
Repercusiones para Venezuela
Como se sabe, nuestro
país actualmente tiene una alta dependencia económica de China. Esta
dependencia ha sido tan creciente que su última etapa la ha constituido la
entrega en concesión de gran parte de lo que se denomina el Arco
Minero al país asiático. Un espacio donde se concentran minerales
estratégicos para las finanzas internacionales (reservas de oro y diamante) y
reservas de minerales estratégicos para la producción de energías basadas en
combustibles no fósiles. No obstante, a pesar de la impensada cesión de
soberanía que ha hecho la clase dirigente socialista y nacionalista venezolana,
para los chinos, Venezuela está aún muy lejos desde una perspectiva geográfica
para que los chinos piensen en la defensa de sus intereses. Si bien, Rusia
pudiera operar desde Cuba para defender los intereses chino, los rusos están
más cerca que los chinos, pero todavía muy lejos. El Commonwealth, en cambio, está muy cerca. El juego global que está
buscando el Reino Unido, contrariamente a lo que se ha afirmado, persigue
operar con una relativa libertad de maniobra para mediar entre los intereses de
las principales potencias en pugna en escenarios de confrontación críticos.
La entente
chino-británica afecta intereses venezolanos en relación con el territorio Esequibo
y ahora el Arco-Minero. El Reino Unido no reconoce la soberanía venezolana en
importantes espacios marítimos en el mar Caribe y en el océano Atlántico y
geo-históricamente intentó penetrar al hinterland venezolano tomando como referente
el río Orinoco. Por otra parte, hasta el año 2000 EE.UU. no cuestionaba la
soberanía venezolana sobre los territorios que asumimos como nuestro al
contrario que Cuba que si apoyó al régimen guyanés durante la confrontación
este-oeste. Cuba y el Reino Unido han coincidido en intereses comunes con
respecto a Guyana, pero no es una alianza sólida. Es solida mientras los
cubanos estén en Venezuela y eso va a cambiar. El problema Esequibo va a seguir
por el interés de empresas internacionales provenientes de Canadá, China y
EE.UU. de operar en el Atlántico Meridional venezolano. Pero queda pendiente el
caso chino. La clase dirigente venezolana para evitar una mayor dependencia del
Fondo Monetario Internacional recurrió a la ayuda china. Gracias a esta acción,
los chinos comenzaron a ocupar espacios políticos vacíos dejados por EE.UU. y la
dirigencia del país[16].
En lo que
respecta a Venezuela, el espacio vacío lo comenzaron a llenar los chinos cuando
la clase dirigente socialista venezolana se comenzó a ver en la necesidad de
endeudarse y entregar concesiones petroleras y mineras, para mantenerse en el
poder. Desde esta perspectiva Venezuela se convirtió en un objeto
intercambiable de intereses globales, debido a que ha perdido gran parte del
control de los recursos del país. China, en este contexto, busca controlar los
precios de recursos estratégicos a escala global dentro de un contexto
monopólico.
El espacio vacío
llenado por los chinos gracias al endeudamiento venezolano ha generado una
debilidad para China. Esta debilidad no es crítica para el país asiático debido
a que el principal producto de exportación venezolano a China, es decir, el
petróleo no es significativo en relación con otros suplidores al país asiático
(Jones, 2014) como se evidencia en el siguiente cuadro:
Más bien, se
observa que la dependencia china de las líneas de comunicaciones marítimas
tiene un talón de Aquiles representado por el estrecho de Malaca, un espacio
controlado por el Reino Unido. Y las riquezas del Arco Minero en sí aún se encuentran en una fase potencial aunque
creemos que el interés chino no está representado en la necesidad de explotar
los recursos allí existentes debido a que los producen en su propio territorio.
El interés chino está en su necesidad de controlar, como ya indicamos, los
precios a escala mundial en condiciones monopólicas y de ejercer poder en
aquellos países que carecen de esos recursos y lo necesitan para mantener su
desarrollo industrial[17].
Esto constituye una oportunidad para el Reino Unido, debido a que ese espacio
coincide con las líneas del Admiralty
charts a pesar de encontrarnos en un contexto de gran incertidumbre. Y a su
vez constituye un fraude que se está generando por el desconocimiento de la
clase dirigente venezolana de la geopolítica mundial. Esto merece una
aclaración. La política de la clase dirigente venezolana ha obedecido a pautas
establecidas por el Foro de São Paulo, no ha obedecido a necesidades de los
venezolanos sino a lo que ellos han determinado acerca de las necesidades de
los venezolanos. Ahí está el problema. La ingenuidad de la clase dirigente
venezolana soportada por el resentimiento ha sido directamente proporcional a
sus intereses personales. Esa ha sido la gran obra cubana: alimentar el
resentimiento de unos individuos que, en nuestro territorio, heredaron las
consecuencias del conflicto este-oeste para el beneficio de la clase dirigente
isleña. La clase dirigente socialista actual luchó contra la división
internacional del trabajo que puso al país como proveedor de materias primas y
con las concesiones dadas en el Arco Minero cayeron en su propia contradicción.
Su propósito no ha sido el beneficio de los venezolanos sino mantenerse en el
poder en función de dar continuidad a un proyecto político cubano fracasado en
la propia isla caribeña y que ha servido para que unos estafadores de su propio
pueblo se mantengan en el poder. A continuación se
presenta imagen publicada por VTV
Esta realidad
permite afirmar que en un proceso de negociación de los cuatro polos de poder
mundial teniendo a Venezuela como objeto, como ocurrió en el año 1903, podría
darse un escenario donde el Reino Unido medie en la representación de los
intereses chinos en nuestro país. El fundamento para el reconocimiento
estadounidense de este hecho lo constituiría la repetición parecida de las
circunstancias que generaron las condiciones que permitieron el acuerdo Hay-Paucefote.
El otro lado de la balanza lo constituyen Rusia y Cuba. Estos dos países, y en
especial el segundo, son los que tienen el control político de Venezuela, pero
mientras Rusia tiene capacidad de maniobra, Cuba no. ¿Qué deberían hacer los
venezolanos?
Si los
venezolanos hemos llegado hasta aquí resistiendo los embates de políticas
mezquinas significa que hemos tenido entereza, constancia, valor e
inteligencia. Falta orientar estas virtudes para construir un proyecto político
que aleje las mezquindades y el resentimiento. Si todos podemos beneficiarnos
de las bondades del país ¿por qué alguien debe determinar lo que es bueno para
cada quién? En todo caso la principal función de una comunidad política es
proveer los mecanismos para que el conjunto de los miembros que la conforman
puedan determinar qué es lo más útil para lograr su propio beneficio dentro de
un contexto de comunidad. Si todos los venezolanos llegásemos a comportarnos siguiendo
este criterio, no sólo podríamos recuperar el país, sino también nos
colocaríamos en las condiciones de salir airosos frente a la tenaza representada
por la acción de esos cuatro polos de poder que nos han cercado. No es un tema
de esperar la llegada de un líder. El costo de esa espera lo hemos vivido en
estos últimos dieciséis años. Sólo hace falta pensar en Venezuela para que se autoconstituya
una organización aplanada donde cada quien se ubique en el lugar dónde pueda
ser más útil y remar hacia la misma dirección de forma armónica para maximizar
el resultado representado en un beneficio común con un mínimo esfuerzo.
Así pues, la
principal repercusión para Venezuela del Brexit es que el país va a tener que
encarar la acción política de cuatro polos de poder global que van a usar la
dinámica fluctuante de los cambios que acontecen a escala global para su propio
beneficio. Quedará para los venezolanos provocar una punto de equilibrio que
permita mediante la invocación de la autodeterminación preservar lo que para
nosotros ha sido lo más preciado: el bienestar y el progreso.
4.
Reflexión final: el día de los anglosajones.
Contrariamente a
lo indicado por Homer Lea, hace un poco más de un siglo, creemos que los
anglosajones hoy día están haciendo su apuesta final de supervivencia como
potencia hegemónica. Es posible que se hayan adormecido a finales del siglo
XIX, pero despertaron no con el fragor de las guerras del siglo XX, sino por la
impotencia de no poder realizar lo que más le apetecía desde el punto de vista
geopolítico. Los primeros síntomas de esa incapacidad se presentaron
primeramente con el tema de la Guayana Esequiba y posteriormente con el Tratado
del Golfo de Paria y el protocolo de Puerto España, pero con la dinámica de
acontecimientos actuales es posible que se hayan propuesto alcanzar aquello que
tuvieron que renunciar a finales del siglo XIX en relación con Venezuela.
En todo caso, en
esta multipolaridad de cuatro potencias, quedará para los venezolanos abducir
un punto de equilibrio que nos beneficie a todos alejando, con ello, el
conflicto.
Bibliografía
consultada.
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Disponible: http://www.cryptome.org/cuw.htm. [Consulta: 13FEB2002].
[1] Lea (1912/2008) expresó que “The security of
Australasia rests entirely upon one condition — the integrity and continuance
of the British Empire. Concomitant with its defeat and disintegration Saxon
dominion in the south Pacific comes to an end. As we have seen that even if
Canada should become independent …, the Empire might continue; but with the
loss of India… the Empire is shattered and Saxon Australasia will at that time,
or in the final political and military readjustment of the Pacific, pass under
the tenure of another race”. Como se sabe, a pesar de la perdida de
la India, los británicos pudieron mantener la unidad de la comunidad, pero fue
gracias al apoyo que le brindó EE.UU. a la defensa de Australia durante la
Segunda Guerra Mundial. Esta defensa fue sólo posible porque fue naval y esa
cultura naval es la que los australianos han desarrollado efectivamente.
[2] Lea, de igual forma afirmó: “Canada is in an
embryonic sense an United States without its revolution or republicanism” (1912/2008).
[3]
Iberoamérica en general logró mantenerse al margen del conflicto con la
excepción de Brasil quien le declaró la guerra a los aliados. Venezuela,
Argentina, Chile y Uruguay fueron los únicos países que lograron mantener su
neutralidad durante toda la guerra.
[4] En este sentido afirmó: “When we consider that
characteristic now so predominant in the nations of the Anglo-Saxon race, of
allowing individual wants to take precedence over the vital interests of
national existence, we find in it Levery source of militant immobility and
decay” (Ibíd.:08).
[5]
De igual forma es de mencionar, que ese país contó con los recursos mineros y
energético suramericano durante toda la guerra. Ver al respecto: Farage (2011).
[6]
Ello se evidencia en el hecho que, entre las primeras medidas que ha adoptado
el repuesto presidente turco están la destitución de más de 2500 jueces y la
purga de las fuerzas armadas.
[7]
Además de Francia que históricamente y aun hoy en día juega un papel global, se
pueden incluir otros países que aspiran a jugar ese mismo rol. Ellos son:
Brasil, India, Japón, Italia, Alemania y las dos Coreas. Brasil es el país más
débil de ese grupo, para alcanzar sus pretensiones requiere del apoyo
suramericano, pero en los actuales momentos es difícil por su alineación
política.
[8]
A pesar de que India se independizó del Reino Unido, su no alineamiento pone un
halo de incertidumbre a su política. De igual manera algo similar sucede con
Pakistán y Bangladés, pero en el caso de estos dos países por las tensiones que
padecen por el islam militante. Lea (1912/2008) argumentó que el más grave
error del Reino Unido fue su ignorancia de la India debido a que “Only because
India is British are the Mediterranean and Red seas, Malta, Cyprus, Egypt, the
Suez, and coasts of Asia Minor under Saxon sovereignty. For the same reason Africa is principally British as
well as Mauritius, Seychelles, and other islands of the Indian Ocean together with
Burma, the Straits Settlements, Hong kong, New Zealand, and Australia”.
[10]
Dentro de este marco fue que se produjo el Tratado de Paris que significó la
pérdida de la Guayana Esequiba; el apoyo venezolano a la independencia de Cuba
y el laudo arbitral de Madrid que significó para el país de importantes
espacios frente a Colombia y; el bloqueo ítalo-germano-británico del año 1903.
[11]
Ello se observa en el caso de la crisis de los refugiados.
[12]
Ver también al respecto: Blanco (2010).
[13]
Japón se encuentra en una situación similar a la francesa, al igual de otros
países como India, Corea del Sur y Brasil. En este sentido, Cambeses ha
insistido en la unión iberoamericana. Al efecto ha señalado que “Certamente não haverá um projeto histórico
mais ou menos autônomo para a América Latina, neste alvorecer do terceiro
milênio, sem unidade e coesão dos Estados-Membros. Ademais, é urgente e
imprescindível que transformemos a integração latino-americana em um imperativo
geopolítico, se desejamos deixar de ser considerados exóticos e marginais
espectadores no cenário internacional”.
[14]
Un ejemplo de ello lo constituyó la operación Join Caribbean Lion conducida por el Reino de los Países Bajos y realizada
frente a aguas venezolanas en el año 2006.
[15] Ver al respecto: Perlez (2016).
[16] Como para un socialista, toda actividad
humana es política, aquí lo político incluye lo económico.
[17]
China utilizó la producción de minerales Tierras
Raras para coaccionar a Japón por la disputa por las islas Senkaku.
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