https://www.instagram.com/p/BqtP746FmeR/
http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_af/issue/current
https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/518340
En Venezuela hay una
discusión acerca del destino de los militares una vez se constituya la
república. Esta discusión ha sido áspera sobre todo si se considera que tenemos
más de dos meses en una protesta que ha escalado a una rebelión ciudadana luego
de que se ha violentado de forma explícita el orden político y ha sido
reprimida por miembros de la Fuerza Armada (FA) en colaboración con grupos policiales
y paramilitares. El impedimento que han tenido los venezolanos para
reconstituir el orden político, por consiguiente, han sido los militares que
conforman la actual FA.
Así pues, esta discusión ha
orbitado acerca de su utilidad, su papel en la historia venezolana, su rol
actual y su futuro. Esta discusión no es nueva. Comenzó de forma tímida después
del año 1992 y se acentuó después del año 2002 y consecuentemente después del
año 2014. Los autores que en cierta forma han sido usados para dar fundamento a
las discusiones han sido Samuel Huntington y Amos Perlmutter, entre otros. Por
ello, vamos a examinar, en primer lugar, el análisis de Huntington-Perlmutter y
sus implicaciones en Venezuela, en segundo lugar, hacia dónde apunta en la
actualidad la discusión del ser-militar y, en tercer lugar, cuáles son sus
implicaciones para una Venezuela republicana.
Lo
militar y lo político desde la perspectiva de Huntington-Perlmutter.
Amos Perlmutter realizó una
tipología del militar siguiendo al efecto el trabajo realizado por Huntington
en el “Soldado y el Estado”. Para este autor, la profesión militar encarnada en
el cuerpo de oficiales se consolidó con la creación de centros de formación de
oficiales (Huntington, 1964). En el caso venezolano, esta profesión militar
comenzó formalmente con la creación de la Academia Militar de Matemáticas y la
Escuela Náutica entre los años 1810 y 1811 gracias a los auspicios de Lino de
Clemente y se sistematizó cuando se adoptaron los principios doctrinarios
napoleónicos del General P. Thiébault, en plena guerra de independencia.
Para Perlmutter, el militar
moderno es corporativo (en cuanto a
exclusividad), administrador (en cuanto a jerarquía) y profesional (en cuanto
al sentido de su misión). Estos tres aspectos desembocan en lo que denominó mentalidad militar. Esta mentalidad se
circunscribe a una ética que, en primer lugar, se sustenta en la creencia
pesimista en la permanencia, irracionalidad, debilidad y maldad en la
naturaleza humana, en segundo lugar, afirma la supremacía de la sociedad sobre
el individuo y la necesidad de mantener un orden, una jerarquía y una división de
sus funciones, en tercer lugar, acepta al Estado-nación como la forma más
elevada de organización política dentro de contexto de riesgo permanente de
guerra, en cuarto lugar, recalca la importancia del poder en las relaciones
internacionales y, en quinto lugar, sostiene que la guerra es un instrumento de
la política, que los militares son los servidores del Estado y que el control
civil es esencial para el profesionalismo militar. Siguiendo a Huntington
(1964) considera el empleo militar como un tipo especial de vocación basada en
la capacidad, la responsabilidad y la organización.
La
ética militar, en este sentido, tiende a ser colectivista, inclinada a la
historia, orientada hacia el poder, nacionalista, militarista, pacifista e
instrumentista en lo concerniente a cómo observa la profesión militar. Este ha
sido el patrón estándar del Éthos del ser-militar, pero lo que va a marcar la
diferencia es la relación con la política y el orden que la rige.
Esta
relación con la política es la que, al final de cuentas, va a determinar su
naturaleza. Al efecto Perlmutter desarrolló una tipología del militar que sirve
para entender el giro que se produjo en el país año 2005 con lo que se denominó
“Nueva doctrina militar venezolana”. Para este autor existen tres tipos de militares:
el profesional, el pretoriano y el revolucionario. Esta tipología se fundamenta
en unas características que se muestran en el siguiente cuadro:
Éthos
|
PROFESIONAL
|
PRETORIANO
|
REVOLUCIONARIO
|
Capacidad
|
Conocimiento
específico basado en requisitos objetivos de competencia profesional elevada
|
El
conocimiento profesional no se exige demasiado
|
Conocimiento
profesional orientado hacia valores socio-políticos
|
Adhesión
|
Al Estado
|
A cualquiera
de:
·
Nación
·
Partido
·
Institución militar
·
Estado
|
A la
tendencia del partido
|
Corporativismo
(Tipo de Autoridad)
|
Jerárquico,
con cohesión orgánica, colectivo,
racional.
|
Jerárquico,
no cohesivo, colectivo, con subordinación variable
|
Antes y
después de la revolución. Igualitario, flexible, influenciable
|
Reclutamiento
|
Limitado,
universal sólo en tiempo de guerra
|
Limitado
|
Universal
|
Ideología
|
Conservadora
|
Tradicional,
materialista, pretoriana
|
Revolucionaria,
según tendencia del partido
|
Disposición
para intervenir en política
|
Baja
|
Permanente y
continua
|
Elevada antes
y durante la revolución; baja después de ella
|
Con este cuadro, cuando se habla de profesión militar
se puede obtener una imagen de qué se entiende y cuál es el concepto de virtud
que lo determina. Esta propuesta me sirvió en el año 2004 para explicar que, a
pesar de los esfuerzos de profesionalización, las FA fue históricamente pretoriana[1].
Este pretorianismo que se remonta al año 1830 desembocó en la gestación de un
partido político militar gracias a las aspiraciones de Juan Vicente Gómez de
perpetuarse en el poder (Blanco, 2012). Este partido sufrió un proceso de
minimización después del año 1945 y resurgió en el año 1992. A partir de ese
momento la FA venezolana volvió a ser partidista e intervencionista.
Luego de los sucesos del año 2002, la clase
dirigente del país realizó una reforma militar que buscó la profesionalización
del militar mediante la vía revolucionaria. Si seguimos las categorías de
Perlmutter se buscó formar un militar revolucionario porque se tuvo la idea de
que este era más eficaz para la guerra y para una posterior
re-profesionalización (Aguana, 2015). Pero, si seguimos el proceso que siguió
la revolución rusa, esta orientación podía servir para la estabilización del
país y la recuperación económica de acuerdo con los roles de la FA en lo concerniente
a la participación activa para el desarrollo[2].
Sin embargo, el efecto fue contrario generó una mayor pretorización y
degeneración de sus fundamentos institucionales. A esto se agrega el tutelaje
cubano. La pretorización se observa en que la capacidad profesional se ha
limitado a un tipo de guerra popular para el mantenimiento del orden político y
no para garantizar la salvaguarda de los intereses del Estado. La degeneración
se produjo, por una parte, por la adhesión a una ideología encarnada en un partido
que está impulsando un proyecto político transnacional y por la otra, por el
creciente cumplimiento de roles y actividades que no se corresponden con su
naturaleza, sus funciones y sus capacidades formativas. Si observamos el cuadro
de Perlmutter, la FA venezolana, de manera general, está en un punto intermedio
entre el militar pretoriano y revolucionario, acepta el control civil encarnado
en la actual tiranía, está fielmente adherida a un partido que se hace llamar
revolucionario y trata de imponer o se ha hecho cómplice en el esfuerzo por la
fuerza una ideología y un orden político que se sale de las prácticas
estatuidas y de lo aceptado por la mayoría de la población venezolana desde el
año 2007,
La idea de virtud de la FA venezolana actual, en
este sentido, está enfocada a la preservación y profundización de la revolución.
Al respecto, Edward N. Luttwak (1995) desarrolló una tesis que denominó Toward Post-Heroic Warfare que fue
motivo de discusión en EE.UU., UK y Australia en el año 2012 debido a que
reflexionó acerca de la baja proclividad de los países de Occidente en
embarcarse en conflictos bélicos. Esta baja proclividad había fomentado el
origen de empresas de seguridad como se puede observar actualmente en Irak y
explica el surgimiento de cuerpos militares que podemos denominar
para-estatales que indican cambios notorios en la naturaleza del conflicto. Esto
nos coloca en el plano de la concepción del militar profesional puesto que
sobre él pivotea el pensamiento de este autor anglosajón en el sentido que
critica la postura de los Estados en esta fase histórica que algunos denominan postwestfaliana
y permite entender el surgimiento de ese tipo de actividades comerciales
relacionadas con la seguridad.
Ahora bien, cuando se habla en Venezuela de que
hay que re-profesionalizar y re-institucionalizar a la FA se piensa, en el
mejor de los casos, en el paradigma perlmutterano, pero este es un enfoque
moderno basado en una concepción westfaliana del Estado en un contexto de
cambios importantes en la estructura de relacionamiento de las entidades
políticas a escala global por el surgimiento de nuevos entes de acuerdo con el
derecho internacional que se ha evidenciado, por una parte, en el plano militar
en la aparición de organizaciones privadas para la defensa y la seguridad y,
por la otra, en la penalización por crímenes y terrorismo de individualidades
que incluso están sujetas al dominio de un Estado. Esto nos coloca en la
necesidad de examinar la ontología del ser militar actual en este escenario que
muchos autores lo denominan postmoderno y que nos permite afirmar que un
militar actual se encuentra en medio de dos planos cuya bisagra pareciera ser
la post-heroicidad.
La ontología
del ser militar actual.
Anders Sookermany (2013)[3]
es un oficial noruego que ha realizado una serie de estudios acerca del
ser-militar para un país que en circunstancias adversas fue arrastrado a un
conflicto como lo fue la Segunda Guerra Mundial. Esta experiencia hizo que su
país formara parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
hasta el presente. Pero en una realidad postwestfaliana se ha visto en la
necesidad de pensar acerca de qué es ser-militar para su país dentro de un
contexto postmoderno para proponer líneas de acción que le permitan a Noruega
asegurar su supervivencia como comunidad política.
El contexto postmoderno es visto por este autor
por la tendencia prevaleciente en la OTAN que apunta a la conformación de un cuerpo militar expedicionario altamente flexible, con un
marco teórico de constitución que se fundamenta en la complejidad, el
constructivismo y el contextualismo con el fin de dar respuestas eficaces a las
situaciones conflictivas como las que ha tenido que dar cuenta sobre todo en
Afganistán. Esto supone una visión holística, contextual y no escolástica y, en
lo concerniente a la adquisición de habilidades militares se orienta a la
incorporación de una potencia de acción desde el plano situacional y
experiencial. De acuerdo con estas tendencias, desde una perspectiva
ontológica, el militar postmoderno se ajusta a unas características como las que
se indicará en el siguiente cuadro:
Características
|
Militar
postmoderno
|
Paradigma militar
|
Habilidades y motivaciones a la de ser militar
profesional de una comunidad experimentada
|
Visión epistémica
|
Fenomenológico, hermenéutico y socio-cultural
(holístico e integrado)
|
Visión de la estructura de liderazgo
|
Descentralizada (basada en experiencia y
habilidades)
|
Visión de la estructura organizacional
|
Configurativa (adaptativa), es decir, bajo
constante desarrollo y formación flexible
|
Visión de la naturaleza humana y del cuerpo
|
Holística e integrada
(vivencia-potencia-en-el-mundo)
|
Visión de la estructura de habilidades
|
Situacional y contextual (basada en la
experiencia)
|
Visión del nivel de la estructura de habilidades
|
Experto
|
Visión de la comunidad militar
|
Profesional
|
Identidad
|
Militar profesional
|
Para el
pensador noruego este ser-militar-postmoderno, desde una perspectiva ontológica
debe ser construido, debido a que la estructura del ser-militar de Occidente
aun después de la guerra fría ha mantenido su naturaleza defensiva y
cognoscitivamente moderna. Si tratamos de contrastar el cuadro de Perlmutter con
el de Sookermany nos encontramos que hay solo tres ítems sobre el cual ambos
pueden pivotear desde la perspectiva de la capacidad, es decir, “visión del
nivel de la estructura de habilidades” (experto), “visión de la comunidad
militar” (profesional) e “identidad” (militar profesional). El resto son
derivaciones de la capacidad y/o relaciones con la política. Pero considera que
dadas las particularidades de su país, no se ajusta a sus intereses políticos sobre
todo en lo concerniente al despliegue de sus fuerzas militares más allá de su
territorio (o de la estructura defensiva de la organización).
En este
sentido, Sookermany está pensando en un militar que pueda defender los
intereses de su país y no lo pongan en contradicciones que lo coloquen en un
plano post-heroico y postwestfaliano. Por supuesto, este estudio no considera
los cambios que han acaecido en la comunidad internacional en estos tres
últimos años, pero el planteamiento me resulta altamente pertinente debido a
que es muy difícil pensar una FA en un país incapaz de producir sus medios para
su subsistencia. Una FA en esas circunstancias está concebida para preservar un
orden político como ha ocurrido en Venezuela al menos desde el momento en Juan
Vicente Gómez reorganizó la FA nacional en el año 1913-14. Esto lo colocó en un
plano post-heroico y postmoderno desde una perspectiva pretoriana, permitiendo
explicar desde diferentes ángulos los avatares de las relaciones
político-militares venezolanas en el siglo XX. Por supuesto que esto se
contradice con posiciones tendientes a considerar a la FA como pre-moderna,
pero, si se considera la crisis del estado-nación[4],
como ha sido observada a todo lo largo del siglo XX e inicios del siglo XXI, lo
que se observa es que la postmodernidad es un retorno a la realidad política
anterior al surgimiento del estado-nación que permite usar el término ‘pre-moderno’.
Este giro es el que permite entender la existencia de cuerpos militares leales
a un partido, cuerpos paramilitares, así como los caudillos y los empresarios
militares
Ahora, este
militar post-heroico y postmoderno apunta al establecimiento y preservación de
un orden global postwestfaliano que en los actuales momentos apunta a una
configuración multipolar centrada en cuatro países. EE.UU., Rusia, China y el
Reino Unido. Esta estructura en cierta forma preserva elementos westfalianos
que orbitan de acuerdo con un logos basado en el libre comercio y la libertad
de navegación extendida hoy al espacio aéreo y ultraterrestre y el espacio
electromagnético.
El militar
pretoriano y revolucionario, en esta configuración postmoderna, se corresponde
con una estructura de acción no occidental y anti-westfaliana. Pero en ambos
casos estamos hablando de un ser que forma parte de una estructura política que
no produce sus medios para su propia existencia como se evidencia en la actual
crisis que vive el país. Si es no-occidental y anti-westfaliana no es el
problema. El problema es que una comunidad política debe ser capaz de producir
sus medios de subsistencia y ser capaz de autosostenerse y ese no es el caso
venezolano actual. Los venezolanos estamos secuestrados por una entidad
anti-westfaliana representada por el Foro de São Paulo[5]
que usa a los militares venezolanos como una fuerza de ocupación por seguir los
dictámenes de un partido. Aquí es donde se evidencia que si era difícil definir
al militar venezolano de acuerdo con las categorías antes mencionadas, hoy en
día, dentro de un conflicto global que opone la visión post-westfaliana con
otra anti-westfaliana es mucho más problemático. En esa confrontación global,
la FA venezolana actual se comporta como una organización anti-natura y con una
tendencia altamente autoinmunitaria y por consiguiente autodestructiva.
Con este marco
referencial se puede afirmar que pensar el ser-militar venezolano en una nueva
república debe considerar estos parámetros de análisis para producir un ser que
se ajuste a la realidad constitutiva de la nueva comunidad política a construir
y evitar repetir los errores del pasado. Veámoslo a continuación.
Implicaciones para una Venezuela republicana.
Venezuela debe
ser refundada. Los militares no son especímenes injertados en la realidad
social de un país. Son producto de una realidad histórica que los ha hecho
post-heroicos y postmodernos. Ese ha sido la falla del país: haberlos mantenido
como un ente aparte y no como expresión de las necesidades de la republica que
ella define de acuerdo con su realidad. Los militares como miembros de la
sociedad venezolana deben estar sujetos al control político de la república y
ella debe determinar sus roles en cada momento de acuerdo con un diseño
político. Con ello quiero decir que la asamblea nacional y otros entes deben
cumplir su trabajo, es decir, elaborar el concepto estratégico nacional,
determinar hipótesis de conflicto y definir el tipo y medios de la FA para
acometer cualquier tipo de tareas.
Discutir si es
necesaria o no una FA es un tema que debe ser sopesado fríamente, sobre todo si
se considera que el país no tiene límites bien definidos, gran parte de su
territorio se caracteriza por su baja densidad poblacional y por su
inaccesibilidad y el conflicto sigue y seguirá siendo expresión de la política
en la escena global como hemos estado observando.
Pero hay que
tener en cuenta lo siguiente:
·
Venezuela nunca ha considerado la
conformación de cuerpos expedicionarios para operar fuera del país y si ha
considerado el envío de fuerzas de paz.
·
Si analizamos el tipo de
profesional militar, según Perlmutter, desde la perspectiva postmoderna,
pudiéramos estar considerando un empresario de seguridad que no necesitará la
república pudiéndose constituir en una amenaza.
·
Si analizamos al militar
profesional desde la perspectiva que ha caracterizado el pensamiento político
venezolano a lo largo de la historia vamos a mantener a un militar pretoriano
con todas sus consecuencias nocivas.
·
Si se analiza al militar desde la
perspectiva revolucionaria, o mejor dicho altamente politizada, vamos a tener
en principio a un individuo armado que le bastará producir una ideología para
hacerse con el poder para perjuicio de la sociedad. Eso fue lo que aconteció en
el país en la segunda mitad del siglo pasado.
Con estos parámetros se podría
pensar en definir qué es ser-militar en Venezuela en una nueva república y si
este es necesario. Siguiendo los cuadros mostrados previamente podríamos
visualizarlo de la siguiente manera:
Características
|
Militar
postmoderno
|
Nuevo Militar
venezolano
|
Paradigma militar
|
Habilidades y motivaciones a la de ser militar
profesional de una comunidad experimentada
|
Habilidades y motivaciones a la de ser militar
profesional republicano de una comunidad en proceso de desarrollo de sus
capacidades productivas.
|
Visión epistémica
|
Fenomenológico, hermenéutico y socio-cultural
(holístico e integrado)
|
Fenomenológico, hermenéutico y socio-cultural
(holístico e integrado)
|
Visión de la estructura de liderazgo
|
Descentralizada (basada en experiencia y
habilidades)
|
Mixta (centralizada y descentralizada) basada en
experiencia, conocimiento y habilidades
|
Visión de la estructura organizacional
|
Configurativa (adaptativa), es decir, bajo constante
desarrollo y formación flexible
|
Configurativa (adaptativa), es decir, bajo
constante desarrollo y formación flexible
|
Visión de la naturaleza humana y del cuerpo
|
Holística e integrada
(vivencia-potencia-en-el-mundo)
|
Holística e integrada (vivencia-potencia-en-el-mundo)
|
Visión de la estructura de habilidades
|
Situacional y contextual (basada en la
experiencia)
|
Situacional y contextual (basada en la
experiencia y el conocimiento)
|
Visión del nivel de la estructura de habilidades
|
Experto
|
Experto
|
Visión de la comunidad militar
|
Profesional
|
Profesional republicana
|
Identidad
|
Militar profesional
|
Militar profesional republicano
|
Qué significa lo mostrado. El
nuevo ser-militar venezolano debe ser objeto de una amplia discusión política
para establecer los criterios de utilidad de la república y dejen de ser un
lastre necesario. El carácter republicano que se sugiere aquí en cada uno de
los ítems apunta a que la defensa y la seguridad de la nación no dependan de un
hombre sino de un concepto deducido y desarrollado de acuerdo con la nueva
estructura normativa del Estado y de una capacidad productiva que esté en
concordancia con las necesidades de la estructura política tal como podría
pensarse desde la perspectiva noruega sin que se constituya un paradigma a ser
seguido. Por supuesto todo esto debe ser discutido. Pero para pensar en todo ello
se debe considerar que en el momento en que ocurra el cambio, todo el armamento
que se encuentra en el país debe quedar asegurado tal que se indicó en un
ensayo previo[6].
Reflexión
Final
La FA nacional tal como se
conoció convencionalmente hasta el presente no puede seguir existiendo. Pero las
circunstancias que llevaron a esta situación no son la primera vez que ocurre
en Venezuela. Desde Páez el país ha vivido un proceso de encapsulamiento
militar significativo realizado convenientemente. Ello fue posible porque la FA
no se ajustó a las necesidades de la comunidad política por la existencia de
facciones que se gestaron desde el mismo momento en que surgió Venezuela como
comunidad política con pretensiones de independencia. Esa es la realidad que
estamos viviendo hoy en día. Ello ha ocurrido porque algunos entes políticos se
han atrevido a considerar la FA como un fin y no un medio perjudicando a la
totalidad de la comunidad política. Eso suena mal debido a que donde hay una FA
hay una comunidad política indiferentemente del espacio que ocupe. El asunto
clave es la autodefinición de la comunidad política porque ello es lo que va a concebir
a la FA según sus necesidades. Eso es lo que la clase dirigente no consideró
por seguir proyectos políticos transnacionales. Este hecho nos llevó al abismo
en que nos encontramos y nos ha permitido pensar hoy en día en una salida
republicana como debió haber sido en los orígenes de la Venezuela que hoy nos
caracteriza.
Bibliografía
Consultada
AGUANA, R.
(2015). Ontología del Ser-Militar
venezolano. Caracas. UMBV, Fondo editorial Hormiguero. 42 p.
ARENDT, H.
(2004). Los Orígenes del Totalitarismo.
4° ed. Madrid. (T. G. Solana). Editorial Taurus. 618 p
BLANCO, E.
(2004). Reflexiones sobre Estrategia
marítima en la era de la Libertad de los mares. Caracas. Editorial Panapo.
376 p.
BLANCO, E.
(2012). “La Regia Marina Militare Italiana y su Participación en la Concepción
de una Estrategia de Defensa Marítima del Territorio Venezolano, 1935-1940”.
Caracas. Revista de la Armada. CGA.
[Documento en Línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2012/03/la-regia-marina-militare
italiana-y-su.html.
HUNTINGTON, S.
(1964). El Soldado y el Estado.
Buenos Aires. Círculo Militar. 507 p.
LUTTWAK, E.
(1995). “Toward Post-Heroic Warfare”. New York. Foreign
Affairs. Pp 109-122 [Documento en Línea]. Disponible: https://www.foreignaffairs.com/articles/chechnya/1995-05-01/toward-post-heroic-warfare
PERLMUTTER, A
(1982). Lo Militar y lo Político en el Mundo Moderno. Madrid. Ediciones
Ejército. 398 p.
RIVERO-BLANCO,
R (Ed.). (2013). Historia de la marina de
Guerra de Venezuela. Vida y legado del CC Ramón Díaz. Caracas. Ediciones
del autor. 276 p.
SOOKERMANY,
A. (2013). On Developing (Post)modern
Soldiers. An Inquiry into Ontological and Epistemological Foundation of
Skill-Acquisition in Age of Military Transformation. Oslo.
University of Oslo. 214 p.
TIÉBAULT, P.
(1818/1973). Manual General del Servicio
de los Estados-Mayores Generales y Divisionarios en los Ejércitos. Caracas.
Ministerio de la Defensa. Edición facsímil. 365 p.
[1] Ver al respecto: Blanco (2004).
[2] Ver al respecto: Blanco (2017). “Analogía
entre la Revolución Rusa y el fin de la República Bolivariana de Venezuela:
Escenarios Prospectivos”. Caracas. [Documento en Línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/05/analogia-entre-la-revolucion-rusa-y-el_43.html
[3] Esta autor fue considerado por el
filósofo Wolfgang Gil en las discusiones que tuvimos acerca de la filosofía de
la guerra.
[4] Ver al respecto: Arendt (2004).
[5] Ver al respecto: Blanco (2016). De la Tiranía a la Dictadura Comunal
Soberana. Caracas. [Documento en línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/05/de-la-tirania-la-dictadura-comunal.html
[6] Ver al respecto: Blanco, E.
(2017). “Empleo de la Fuerza y Transición Política: Hacia una Venezuela
Republicana”. Caracas. [Documento en Línea]. Disponible: http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/04/empleo-de-la-fuerza-y-transicion.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario